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LiminaR

versão On-line ISSN 2007-8900versão impressa ISSN 1665-8027

LiminaR vol.9 no.2 San Cristóbal de las Casas Dez. 2011

 

Reseñas

 

Vázquez Olivera, Mario (2010), Chiapas, años decisivos. Independencia, unión a México y Primera República Federal

 

María Dolores Palomo Infante

 

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México: UNICACH, Colección Selva Negra.

 

CIESAS-Sureste.

 

Desde luego, el autor no pudo tener más acierto con el título del libro: Chiapas, años decisivos...; porque efectivamente, no ha habido otro periodo más importante en la vida del estado y más definitorio de su destino y carácter que los años de la Independencia, la unión a México y la Primera República Federal, que, dicho sea de paso, es el subtítulo de este libro.

El acierto del título no es el único; podemos enumerar varios, muchos; pero mencionaré sólo algunos, sobre todo aquellos que personalmente me parecen de mayor utilidad para la academia y el avance del conocimiento sobre la historia del estado. Y ese sería, precisamente, su gran aporte. Ahora que acaba de pasar el año del Bicentenario todos hemos participado en mayor o menor medida en varias reuniones académicas y hemos escrito artículos, ponencias o ensayos acerca de la Independencia. Pero no hemos hablado suficientemente sobre la Independencia de Chiapas, sino sólo sobre sus consecuencias, a veces de muchos años después; pese a los numerosos trabajos sobre la región, pocos han incursionado en este escabroso tema, probablemente debido a la dificultad de encontrar información. Hay muy pocos estudios, en efecto, sobre el periodo que abarca el libro de Mario Vázquez, lo que impide no sólo conocer los hechos del momento, sino también comprender las repercusiones posteriores en el desarrollo de la historia política. Una historia política que es la que tuvo más cambios, la más vertiginosa. Y es que supone un gran reto conocer esta etapa temprana, pues son muchas las dificultades, y una de las más importantes es la falta de documentación.

Otro acierto es que el autor ha superado los esquemas interpretativos de otros trabajos que fueron escritos anteriormente sobre este periodo; éstos últimos eran lineales, con poca interpretación y reflexión sobre los hechos en sí mismos. El libro Chiapas, años deásivos... se esfuerza por mostrar exactamente eso: por qué son años decisivos para la historia del estado, desde el punto de vista político, sí, pero también estableciendo relaciones con elementos sociales y económicos que permiten comprender la razón de los procesos. Los trabajos que contiene el libro son propositivos, los que sin duda marcarán para muchos de nosotros, investigadores y estudiantes, un camino importante a seguir, y para el resto de los lectores, el gusto ameno por conocer una parte de la historia de Chiapas desde otra perspectiva.

Otro acierto es que siendo un libro tan diverso por su carácter colectivo, es tan sólido y homogéneo en su propósito como uno de autor único. Esto lo comento porque los diferentes capítulos de que se compone, son trabajos que están publicados en diferentes revistas y libros, pero en su conjunto conforman un excelente texto para conocer la historia política del estado desde diferentes perspectivas, actores, instituciones y procesos tan complejos. A lo largo del libro hay algunos pasajes o procesos de la historia de Chiapas, Centroamérica o México que se repiten, por ser capítulos escritos de forma independiente cada uno de ellos. Sin embargo, su lectura no resulta repetitiva, pues están perfectamente encuadrados en una dinámica discursiva.

Otro acierto que resulta muy interesante es que el libro mira hacia Centroamérica; lo cual es lógico, ya que por referirse a los primeros años tras la Independencia, la impronta guatemalteca estaba aún muy presente; además, se aprecia que el autor gusta del análisis de esta región, por medio de referencias a un pasado que muchos hemos olvidado y que a veces pareciera que no nos interesa rescatar.

Muchos más aciertos los podremos apreciar a continuación, en la breve presentación del contenido de los capítulos del libro que a continuación expongo, la que pondrá de manifiesto la novedad de los temas y su tratamiento.

El primer capítulo "La participación en las Cortes españolas y el despertar autonomista de Chiapas, 1813-1821", está escrito en colaboración con Amanda Úrsula Torres Freyermuth, que promete convertirse en una excelente historiadora en un futuro no muy lejano. Basándose en las representaciones de Mariano Robles y Fernando Antonio Dávila, diputados por Chiapas en las Cortes de Cádiz, el trabajo examina las expresiones que denotan las aspiraciones de autonomía de las élites chiapanecas, contextualizando el análisis en las circunstancias particulares del momento.

Desde hace tiempo me he preguntado cuál fue el carácter del liberalismo chiapaneco, el de sus élites. Desde la Constitución de Cádiz de 1812, parecía que habían quedado asentados los principios liberales en varios aspectos. Por ejemplo, los gobiernos deberían basarse en la representación y la elección para su conformación, por lo que se regularon las formas fundamentales de los gobiernos central, provincial y local; esta legislación definió algo tan importante en los tiempos liberales como fue el concepto de ciudadanía y organizó la administración de justicia, el sistema fiscal, las milicias nacionales y la instrucción pública, todo bajo los nuevos conceptos. Sin embargo, siempre me he cuestionado qué tantas "libertades" estaban dispuestas a aceptar o a dar las "élites" chiapanecas. Este trabajo nos ofrece muchos elementos para poder reflexionar sobre ello, al analizar las circunstancias en que se produjo la participación de los diputados en las cortes.

El capítulo nos aporta varias reflexiones; una de ellas, con la que inicia y que da sentido al resto, es que la reestructuración territorial de finales del siglo XVIII, es decir, la creación de la figura de la Intendencia, había otorgado una mayor importancia a Ciudad Real y sus élites, lo que hizo que se enfrentaran a los insurgentes en 1812 y que mantuvieran aún en 1821 su lealtad a la Corona. Con ello se relaciona el carácter conservador de las élites sancristobalenses, la particular participación de los diputados chiapanecos en las cortes y la poca influencia que tuvo la Constitución Gaditana en Chiapas.

En relación con la representación de Chiapas en las cortes, se describe el proceso y los avatares de la designación de diputados y la posición conservadora y contrastante de Robles, que se expresa en las divergencias entre su Memoria y la presentación de solicitudes que hace para el desarrollo de la provincia.

En las Instrucciones de 1820 a Fernando Antonio Dávila, expedidas una vez restituida la Constitución, pero que nunca se pusieron en práctica, se denota un énfasis más autonomista, con solicitudes que son exigencias y que manifiestan ya el propósito de desintegrar el Reino de Guatemala, lo que dio inicio a un largo proceso que duraría hasta 1824 en lo que respecta a Chiapas y algunos años más, con respecto a la Federación Centroamericana.

El capítulo "El plan de Iguala y la independencia de Centroamérica" cambia la visión tradicional sobre muchas cosas. Siempre hemos leído sobre la independencia y Chiapas viendo los acontecimientos desde el lado chiapaneco. Este capítulo lo muestra de forma global, desde otro enfoque que pone de relieve la complejidad del proceso; un juego de relaciones políticas y de decisiones de los diferentes países que habían pertenecido al Reino de Guatemala para decidir de qué forma se independizarían y encarrilarían su futuro cercano.

El autor muestra cómo, a pesar de que el plan de Iguala buscaba la anexión de todo el territorio a México, la posición de las diferentes provincias no fue unánime, ni la de sus políticos; en contraparte, se acordó el "Plan Pacífico de Independencia para la Provincia de Guatemala" que, unido a diferentes circunstancias, hizo que se declarara la Independencia alejándose de México, y con la intención guatemalteca de la unidad de Centroamérica. Pero Chiapas no parecía estar de acuerdo con este plan. De acuerdo a la opinión de Mario Vázquez, lo que les había unido hasta ahora era la autoridad española y ahora ésta no estaba. Desde fuera se identificaba a las autoridades de la audiencia con los comerciantes guatemaltecos que eran odiados, y una vez independientes, amenazaban con monopolizar el poder, por lo que muchas provincias se adhirieron al Plan de Iguala y rechazaron la "oferta" de Guatemala. El autor considera la disgregación de las provincias de la antigua audiencia no sólo como una "revancha contra los aristócratas chapines y una manifestación del celo autonomista de los dirigentes provincianos", sino también como "expresión de complejos procesos de conformación hegemónica en distintos niveles" (p. 52.)

Sin embargo, en un primer momento algunas regiones apoyaron la unión de Centroamérica, como El Salvador, y algunas cabeceras de Nicaragua y Honduras; es decir, "tanto el centro neurálgico como las áreas más ricas y pobladas del Reino" (p. 53), lo que muestra que la adhesión al Plan de Iguala no fue unánime. Incluso, cuando más tarde Guatemala lo aceptó, El Salvador desconoció a Guatemala en la posibilidad de decidir sobre su destino.

En el capítulo "Un remedo de antiguos atenienses. Los ayuntamientos de Chiapas en la proclamación de la Independencia y la unión a México", el autor muestra cómo estas instituciones, de origen gaditano, proclaman la Independencia, rigen los destinos del estado tras Iturbide y deciden finalmente la anexión a México (p. 67). Los califica como los artífices de la "redefinición de los vínculos políticos de la provincia hacia adentro y hacia fuera" (p. 68).

En el primer aspecto, es decir, la Declaración de Independencia, destaca el diverso pero a la vez sólido y unánime protagonismo de los tres principales ayuntamientos del estado: Comitán, Tuxtla y San Cristóbal.

Para comprender un poco más al chiapaneco de hoy, es imprescindible la lectura muy consciente del apartado "Razones y pretextos del mexicanismo chiapaneco", y así podemos entender cómo, a través de las razones expuestas por el autor, se pudo hacer que una región que, cultural y políticamente, a lo largo de su historia estuvo más cercana a Guatemala, renunció a esa relación en su momento y actualmente casi se podría decir que da la espalda a la región centroamericana.

El análisis continúa cronológicamente para explicar cómo y en qué dirección actuaron los ayuntamientos para resolver la situación de indefinición sobre su futuro cercano, porque se manejaron varias opciones, incluso la posibilidad de una "Chiapas libre".

Me interesa mucho resaltar de este capítulo la centralidad que Mario Vázquez le da al análisis de los ayuntamientos; llega a la conclusión de que su instalación:

dotó de instrumentos de expresión a las élites territoriales; les permitió formalizar su preeminencia social, dándole a su liderazgo o influencia política sobre determinadas regiones un carácter institucional, que incluso en ciertos momentos llegó a reclamar una potestad soberana. Asimismo, equiparó la jerarquía de las cabeceras de partido, poniéndolas en plano de igualdad, para efectos de la representación política, con la capital de la provincia (p. 80).

Sin embargo, también se muestra en su análisis el interesante juego y rejuego de posiciones o correlaciones de fuerzas que se intercambiaron entre los ayuntamientos de las diferentes cabeceras, particularmente entre San Cristóbal, Tuxtla y Comitán. Como resultado de este proceso quedó establecida una regionalización y sus áreas de influencia que, si bien ya existía anteriormente, en estos momentos se consolidó por completo (p. 92).

En el capítulo "Naciones y fronteras. Intereses de Estado en la cuestión de Chiapas y el Soconusco" el autor incide sobre la importancia que tenía para los Estados nacionales establecer una estructura territorial: "deslindar un espacio propio y organizarlo según las pautas administrativas y políticas que pudiera establecer cada uno" (p. 93), estableciendo criterios que tendrían una gran trascendencia posteriormente. Mario Vázquez nos hace reflexionar sobre la relación entre la delimitación territorial y los referentes identitarios de la nacionalidad, lo que nos hace pensar en lo excluyente que se convirtieron estos sistemas liberales que desconocieron, como ya había sucedido desde la Colonia, otros criterios identitarios, y que homogeneizaron bajo una misma nación diversidades cuyos efectos se dejan sentir hasta la actualidad. Pero además, el proyecto territorial inicial de México sólo nos muestra cómo era el imaginario de las élites mexicanas, ya que nunca se pudo materializar en un gran imperio; y confirma cómo los mexicanos examinaron la potencial debilidad y vulnerabilidad de la frontera Sur y miraron a Chiapas con objetivos estratégicos en mente, en un clima de incertidumbre y debate sobre dónde se establecería la frontera Sur, que también incluía el asunto de la larga y complicada disputa por el Soconusco.

A raíz de todos estos procesos podemos observar una especie de juego de fuerzas entre mexicanos, guatemaltecos y chiapanecos, que arriesgaban sus intereses y desarrollaban sus estrategias para conseguir el mejor resultado para sus fines. En consecuencia, Mario Vázquez habla de la existencia de una "frontera imprecisa, donde siempre encontraron asilo y complicidad disidentes y facciosos de Chiapas y Guatemala, pues antiguas amistades y lazos políticos pesaban más que los prejuicios nacionales, facilitando alianzas y contubernios de este tipo allende los linderos" (p. 112). Leyendo esta reflexión, regreso al viejo dilema que la historiografía ha difundido acerca de las relaciones políticas e ideológicas de la Chiapas decimonónica: ¿acaso no serían también las amistades y los lazos familiares los que prevalecieron en las relaciones sociales y políticas en Chiapas más que la clásica división que artificialmente hacemos entre conservadores y liberales? Esta pregunta no es sólo mía, sino que cada vez va ganando más fuerza entre quiénes investigamos estos temas.

Un asunto que retoma este capítulo y que resulta interesante para nosotros es la información y análisis que ofrece el autor acerca de la Federación Centroamericana. Desde este lado, y como una muestra más del olvido al que Chiapas se ha querido avocar de su pasado, es la patente falta de estudios y atención teórica dedicados a la historia de los vecinos países; historia que se dio en unos momentos en que la mexicanidad de Chiapas aún no se había consolidado.

En el último capítulo de este libro, el autor inicia con la advertencia de que el conocimiento de Chiapas durante el periodo de la Primera República Federal se encuentra estancado en la información que nos proporcionaron hace ya muchos años López Gutiérrez y Trens, entre otros, autores importantes, sin lugar a dudas, pero enfatizando al mismo tiempo la poca cantidad de trabajos basados en información de archivo. Este capítulo puede considerarse una provocación, intenta hacernos reaccionar como historiadores y mostrarnos el camino a seguir: faltan biografías, estudios socioeconómicos, y los pocos estudios de historia política, son los que ha hecho el autor. Señala dos características de Chiapas en este periodo: su valor estratégico para México y la debilidad económica y política de las élites, lo que provocó "falta de cohesión, inestabilidad y debilidad, particularmente con respecto a su posición con el contexto nacional, que se entrometió mucho más de lo que en Chiapas hubieren deseado, y que determinó la correlación de fuerzas políticas en el estado" (p. 120).

El primer asunto que había que después de la anexión a México fue la organización administrativa, económica y jurídica del estado, función para la que el poder legislativo tuvo un gran peso. Iniciativas en el orden fiscal, la privatización de tierras, regulación del sistema laboral, instalación de ayuntamientos, creación de divisiones jurídico-territoriales y acciones para mejorar la actividad económica del estado, fueron algunas de las actuaciones inmediatas.

Hubo otros elementos importantes que señala Mario Vázquez en este capítulo, como la importancia de la aparición de la prensa, la presencia de escoceses y yorkinos, que a la postre condicionó el reflejo de las divisiones políticas e ideológicas nacionales en Chiapas y la propia, turbulenta y conflictiva evolución política del estado, acompañadas por un clima de decadencia social y económica que regularmente quedaba reflejado en las memorias de gobierno. En definitiva, pinta un panorama bastante dinámico en estos primeros años de vida independiente del estado.

En general, y para terminar, quisiera recalcar las dos grandes virtudes del libro: la profundización que hace en la historia política de los inicios de Chiapas como estado, y las sugerentes proposiciones que hace para continuar avanzando en el conocimiento de dicha historia. Ambos aspectos hacen que este libro sea de indispensable lectura para quienes pretendan iniciar una investigación de este periodo.

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