En el año 2013, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en las Américas, orientó su enfoque relacionado con los Recursos Humanos para la Salud en un esfuerzo para lograr el Acceso Universal a la Salud y la Cobertura Universal de Salud, que en conjunto se identifican como Salud universal. Los Estados miembros de la OPS/OMS aprobaron la Resolución CD52.R13 «Recursos Humanos para la Salud: Aumentar el Acceso al Personal Sanitario Capacitado en Sistemas de Salud Basados en la Atención Primaria de Salud» con el objeto de fortalecer los sistemas de salud de estos países1. En esta resolución se enuncia que los Estados miembros deben empoderar y apoyar el desarrollo de equipos multiprofesionales, así como extender el ámbito de la práctica de todos los profesionales de la salud, incluido el de los enfermeros de la práctica avanzada, hasta su máximo potencial y de acuerdo a sus competencias.
En el año 2014, la Resolución CD53/5, Rev. 2 «Estrategia para el Acceso Universal a la Salud y la Cobertura Universal de Salud» fue aprobado. En esta resolución se señalaron 4 líneas estratégicas clave: 1) la ampliación del acceso equitativo a servicios de salud, integrales, de calidad, centrados en las personas y las comunidades; 2) el fortalecimiento de la rectoría y gobernanza; 3) el aumento y el mejoramiento del financiamiento, con equidad y eficiencia, y avanzar hacia la eliminación del pago directo, y 4) fortalecer la coordinación intersectorial para abordar los determinantes sociales de la salud. Estas líneas estratégicas implican hacer un llamado para la implementación del rol de la Enfermería de Práctica Avanzada (EPA) como una herramienta accesible, costo-efectiva, y culturalmente sensitiva para apoyar la realización de estas prioridades, tanto a nivel regional como internacional.
El rol del enfermero de práctica avanzada está definido como el de «.. .un enfermero/a profesional quien ha adquirido la base de conocimiento experto, las destrezas para la toma de decisiones complejas, y las competencias clínicas para expandir la práctica, que a su vez está caracterizada por el contexto del país en el que se desenvuelve. Se recomienda un grado de maestría para el nivel de ingreso a la Enfermería de Práctica Avanzada»2.
La EPA en países tales como los Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, ha probado ser una herramienta para impulsar la atención primaria de la salud de una manera altamente costo-efectiva, sin comprometer los resultados de pacientes, con efectividad, y con seguridad y calidad3. Sin embargo, la implementación del rol de la EPA en toda su capacidad ha atravesado por diversos retos durante los pasados 50 años, para poder alcanzar el nivel de reconocimiento, autonomía, y autoridad prescriptiva que hoy en día tiene. Para países que están considerando la implementación del rol de la EPA, la colaboración internacional puede ofrecer valiosos conocimientos acerca de la investigación basada en la evidencia, así como de experiencias tangibles. También es importante considerar la preparación ante posibles retos como: la resistencia del personal médico, la inadecuada preparación de los preceptores clínicos y las limitaciones regulatorias para una práctica avanzada. Actualmente, las lecciones derivadas del desarrollo curricular, y de la formulación y regulación de políticas para la práctica, están siendo discutidas en la agenda de la OPS/OMS, con el objeto de impulsar el proceso de implementación de esta práctica en América Latina, en un tiempo significativamente menor.
Algunos países ya han dado pasos hacia la implementación del rol de la EPA en sus sistemas de salud. Chile, por ejemplo, sostuvo un simposio en abril del 2016 para integrar a participantes clave, y generar solidaridad dentro de la profesión. Uno de los más notables resultados de este encuentro fue la creación de la Red de EPA para la APS-Chile. Esta Red planea fortalecer las competencias de cabildeo, replicar simposios en las regiones Norte y Sur de Chile, y llevar a cabo un programa piloto en consorcio con el Ministerio de Salud, y los gobiernos locales y las universidades.
El impulso está aumentando a lo largo de toda la Región con cada vez mayor interés en el asunto. En abril de 2016, el Centro Colaborador OPS/OMS de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Michigan hospedó una reunión con más de 50 participantes de los Estados Unidos, Canadá, Brasil, Chile, México y Colombia. Asimismo, se continuo con el trabajo desarrollado en un encuentro previo llevado a cabo en la Universidad McMaster de Canadá, los participantes se reunieron con el objetivo de examinar las competencias nucleares necesarias para el rol de la EPA en la Atención Primaria de la Salud, esto para vislumbrar la guía sobre el desarrollo del currículo en la Región de las Américas.
Como resultado de estos encuentros, se generaron una serie de seminarios virtuales de 6 partes conducidos por el Centro Colaborador OPS/OMS de la Universidad McMaster, también identificado como el Centro Colaborador de la OMS en Enfermería de Atención Primaria y Recursos Humanos para la Salud, con el claro objetivo de informar y guiar a los enfermeros en América Latina sobre el potencial de la EPA, sus retos y facilidades para desarrollar este rol, y los marcos de trabajo sugeridos para su implementación. Esta serie de seminarios virtuales tuvo registrados a más de 523 participantes individuales de 34 países, y ha resultado ser un foro instrumental para el aprendizaje y la discusión sobre cómo fortalecer la fuerza laboral de enfermería en América Latina.
En agosto del 2016, un Grupo Técnico de Trabajo de la OPS/OMS fue comisionado para generar un documento de competencias para la EPA en la Atención Primaria de la Salud, el cual servirá como una guía para los países de América Latina y el Caribe en la implementación de la educación correspondiente, en la diferenciación del rol con respecto al enfermero/a profesional, y en la formulación de políticas que determinen el ámbito de esta práctica. En cuanto este documento sea integrado, las competencias serán difundidas a lo largo de la Región con el objeto de promover la EPA.
Por encima de todo, es importante enfatizar que las competencias para esta práctica son las bases de un currículo fuerte que pueda generar una fuerza laboral de enfermería competente, motivada, y que esté preparada para la práctica independiente. Para asegurar que los profesionales puedan lograr esto, el currículo de la EPA debe estar basado en competencias. Las competencias sirven para designar un nivel de entrada en la práctica independiente después de la graduación; esto de acuerdo con el 90% de las instituciones de los Estados Unidos con programas de EPA. La Organización Nacional de Facultades de Enfermería Profesional (National Organization of Nurse Practitioner Faculties [NONPF]) ha ofrecido sus competencias como una guía para la enfermería en América Latina, con la reserva de que estas competencias sean adaptadas y aplicadas de acuerdo a los contextos sociales, políticos y económicos específicos de cada comunidad escolar. Al usar estas guías bien establecidas y basadas en la evidencia para impulsar el rol de la EPA, se podrán enfrentar con mayor seguridad muchos de los retos esperados, incluso la necesidad de acelerar el trabajo que necesita ser completado.
En conclusión, el rol de la EPA es considerado como una valiosa oportunidad para que los enfermeros demuestren su potencial, mientras avanzan hacia una realidad con una Atención Primaria de la Salud accesible. Es igualmente importante enfatizar que, para lograr la meta de la Salud universal, los enfermeros deben fortalecer sus alianzas con otros profesionales de la salud, con organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, con cuerpos regulatorios y con grupos de apoyo. En definitiva, el rol de la EPA tendrá un drástico impacto sobre la provisión del cuidado, pero la transición a este rol es únicamente posible a través de la colaboración y coordinación efectivas dentro, y entre la enfermería y sus sectores aliados.