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Enfermería universitaria

versión On-line ISSN 2395-8421versión impresa ISSN 1665-7063

Enferm. univ vol.9 no.3 Ciudad de México jul./sep. 2012

 

Innovación para la práctica

 

La connotación de persona en situación de cronicidad

 

The connotation of person in chronicity situations

 

Rocío del Carmen Guillén Velasco •

 

• Maestra en Enfermería. Coordinadora de Educación Abierta y a Distancia SUAyED ENEO-UNAM. GRUPO DE INVESTIGACIÓN EN CRONICIDAD Y BIENESTAR.

 

Correspondencia:
Camino Viejo a Xochimilco y Viaducto,
Tlalpan, San Lorenzo Huipulco.
C.P. 14370 México, D.F.
Correo electrónico: roxy40_mx@yahoo.com.mx
.

 

Fecha de recibido: 7 abril 2012
Fecha de enviado: 30 abril 2012
Fecha de aprobado: 22 junio 2012

 

Resumen

El propósito de este ensayo es describir como se concibe a la persona desde la mirada de la corriente antropológica del personalismo que posibilite comprender su anclaje en el cuidado de enfermería en situaciones de cronicidad.

Para ello, el grupo de investigación Bienestar y Cronicidad de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia rescata el concepto persona y plantea la exigencia de superar el egoísmo individualista, el determinismo positivista y el totalitarismo muy común en los servicios de salud para asumir una actitud crítica frente a las situaciones sociales y políticas actuales que perturban valores esenciales como la dignidad o la relación interpersonal.

De la misma forma, con el desarrollo tecnológico actual, la globalización y la modificación de valores, se considera a la persona un objeto más del engranaje social lo que hace compleja la práctica del cuidado y la investigación de enfermería. Lo interesante de considerar a la persona desde la corriente del personalismo es ver cómo desde Santo Tomas de Aquino hasta finales del siglo XX, su abordaje se centra en el valor intrínseco de la persona humana para que las enfermeras la consideren desde esta perspectiva máxime si sufre una enfermedad crónica.

El trabajo está elaborado en tres partes. La introducción que precisa algunos aspectos de contexto; una segunda parte donde se revisa las posturas de varios filósofos adscritos al personalismo que ofrecen su concepto de persona y se concluye cómo en una relación de cuidado, la persona es lo más importante siempre y cuando se atienda su naturaleza humana, espiritual, libre, capaz de construir su universo; por ello también es una invitación a renovar o en el mejor de los casos, a reflexionar en el concepto persona en el actual desarrollo de la investigación en enfermería.

Palabras Clave: Persona humana, cuidado de enfermería, humanismo, personalismo.

 

Abstract

The purpose of this essay is to describe as conceived the person from the point of view of current anthropological of personalism enabling understand its anchorage in nursing care in chronic situations.

Therefore, the Chronicity and Welfare Research Group of the Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia rescues the concept person and raises the need to overcome selfishness individualistic, positivist determinism and totalitarianism common in health services to take a critical attitude address the current social and political situations that disrupt essential values such as dignity or interpersonal relationships.

Moreover, current technological development, globalization and the changing values, the person is considered an object more than the gear making complex social care practice and nursing research. Interesting thing about to consider the person from the current of personalism is see from St. Thomas Aquinas until twentieth century, his approach focuses on the intrinsic value of the human person for nurses to consider in this perspective more so if it has a chronic disease.

The work is produced in three parts. A brief introduction which attempts to clarify some aspects of context, a second part where is reviewed the positions of several philosophers about the concept person and concludes that in a relationship of care, the person is most importantly provided be heeded their nature human, spiritual, free, able to build his universe; this is also an invitation to renew or in the best of cases, to reflect the concept of person in the current development of nurse's investigation.

Key Words: Human person, nursing care, humanism, personalism.

 

Introducción

Para abordar el concepto persona se requiere hacer una reflexión acerca de la realidad cotidiana que se vive cuando existe una enfermedad crónica. En la práctica clínica la persona que necesita y recibe cuidado generalmente se le conoce como paciente -que en este trabajo la denominaremos persona-. Actualmente surge una nueva interpretación en lo que se refiere a persona con una enfermedad crónica, no solo relacionado con un diagnóstico, sino con permanecer enganchado por largo tiempo en algún servicio asistencial. Sin embargo, una persona con estas características deja de estar enfermo o de tener una enfermedad para "ser un enfermo o ser una enfermedad", llega equivocadamente a ser para los profesionales "un alzheimer", un "diabético" o un "psicótico residual".1

La persona que padece una enfermedad crónica, a pesar de llevar una terapéutica adecuada, es difícil que regrese a un estado de "normalidad"; pues está continuamente en tratamiento y raramente acusa un alivio importante; vive con su padecimiento, sus síntomas y las complicaciones que el mismo tratamiento provoca además de limitar su desarrollo y su bienestar físico, social y emocional.

Todo ello hace que exista un ataque muy fuerte a la persona portadora de enfermedad crónica; la persona es estigmatizada y el modelo médico hegemónico afianza esta situación tanto por la concepción de la enfermedad como en el trato a la persona minimizando su naturaleza humana. De ahí que algunos casos se prefiere usar el término de cliente,2 usuario o derechohabiente lo que tampoco ofrece una trato humano hacia la persona que sufre. Enfermería también ha sido seducida por este modelo de corte positivista por lo que si requiere acercarse más al cuidado a la salud, debe recuperar el concepto de persona con una percepción más filosófica en la gestión de dicho cuidado.

Desde esta postura, enfermería gestiona el cuidado para que la persona logre su mejor estado de salud, dirige la mirada a promover la vida, a buscar el bienestar como funcionamiento sistemático, orgánico, a la complementariedad de funciones, a la organización interna, a la energía, a la fuerza de aproximación entre los distintos seres vivientes3 para que logre vivir mejor con sus capacidades residuales y no sólo para la curación de la enfermedad y su prevención.

En la atención de personas que viven con una enfermedad crónica no trasmisible (ECNT), es importante la promoción de comportamientos saludables para favorecer la adaptación y la prevención de complicaciones. En este proceso es necesario identificar sus necesidades en cualquiera de sus dimensiones; procurar que se sienta bien, que logre un estado de bienestar de la mejor manera posible, entender que la salud, y sobre todo la sensación de salud, es un sentimiento complejo que está influenciado por diversos factores; donde la familia, los profesionales de la salud y la propia sociedad, son más importantes que la más sofisticada tecnología.

En este sentido, existe la percepción generalizada entre la población de que la aparatología y la ciencia médica pueden resolver muchos problemas de salud de las personas con ECNT: laboratorios, imágenes de rayos X, intervenciones quirúrgicas para diagnóstico, cirugías o tratamientos médicos en fase de investigación, que no se desconoce sus beneficios potenciales pero han sido explotados en demasía dejando a la persona enferma sin poder de decisión, a la familia a merced de las decisiones médicas encarnizadas y a la sociedad con la idea de que las instituciones de salud son las únicas vías posibles para ayudar a sobrevivir con una enfermedad crónica.

La soberbia que produce la eficacia de las nuevas tecnologías ha hecho olvidar aspectos fundamentales como el contacto físico y la esperanza, de importancia extraordinaria para el tratamiento o al menos para el consuelo de las personasa; la relación de ayuda e interpersonal que otrora fueron fuente importante de satisfacción, hoy se sustituye por técnicas sofisticadas y se deshumaniza dicha relación por un cientifismo mal entendido. Enfermería como parte del equipo de salud participa también de esta visión que se requiere modificar.

Los conceptos integrales de amar y de ser amado son componentes psicológicos fundamentales que influyen en la salud y cualquier forma de expresión es agradecida por la persona cuidada. Igualmente, hay otros factores que ayudan a conseguir el alivio y el consuelo cuando el restablecimiento de la salud completa no es posible. Así, el reconocimiento y la alabanza son elementos indispensables para el bienestar psíquico; el sentimiento de que somos aceptados y reconocidos lleva a sentimientos de seguridad y de protección importantes para mantener la autoestima y el bienestar psicológico y mental.

Mucho de esto se puede lograr si se comprende al sujeto-objeto del cuidado como persona. De ahí se considera como aspecto de esencial trascendencia para el logro y alcance de los objetivos y propósitos de salud, ver a la persona sana o enferma como sujeto de cuidado como elemento necesario, activo, responsable y capaz, cuyos comentarios, sentimientos, emociones e ideas tienen un valor incalculable para la labor del profesional de enfermería y de salud, que engrandece su labor y hace más humana la atención y la relación, y al mismo tiempo permite abordarla como una totalidad. Si se entiende así el valor de la persona, la reflexión teórica desde el personalismo permite superar la concepción de paciente en el actual modelo de la salud.

Enfermería y persona

En enfermería se alude a la persona para designar al sujeto a quien va dirigido el cuidado. Desde esta perspectiva, considerar a la persona es ponerla en el centro. Sin embargo, tanto en la práctica como en las teorías de enfermería, la concepción de persona en lo global se pierde para identificarla en cada una de forma específica y coherente con su sistema conceptual. Así la persona la describen como:

Ser, ser humano, ser social, emocional, racional, ser biopsicosocial, individuo, paciente, enfermo en el hospital que necesita asistencia o cuidado para lograr la salud, ayuda para lograr el equilibrio, para contender con la enfermedad o lograr una muerte tranquila. Consideran así mismo la parte biológica, social, simbólica, espiritual que le permite aprender, desarrollarse, autoconocerse, ser "sí mismo" y tomar decisiones. Lo que se pretende entonces en este trabajo es reflexionar sobre el concepto persona desde una mirada global que sea útil en la práctica profesional donde las teorías y modelos no restrinjan a una situación específica y mucho menos limiten la actuación profesional por la condición de cronicidad sino que forme parte de la filosofía de la práctica profesional.

La filosofía clásica considera que la persona posee dos dimensiones que son aparentemente incompatibles y se deben considerar en el proceso de cuidado: a) su irrepetibilidad o incomunicabilidad, es decir, cada persona es ella y no las demás y b) su apertura y relación con los demás, es decir, su máxima comunicabilidad, a través de la inteligencia y de la libertad, que posibilitan el conocimiento y el amor. Esta dimensión le otorga su estatuto ontológico a nivel transcendental.

Zubirí menciona que persona es el ser del hombre, es realidad en propiedad,5 lo que da a entender que la persona, a diferencia de las cosas, tiene como suyas no sólo sus propiedades sino su propia realidad. En sus palabras dice:

"Ser persona, evidentemente, no es simplemente ser una realidad inteligente y libre. Tampoco consiste en ser sujeto de sus actos. La persona puede ser sujeto pero es porque es persona, y no al revés. También suele decirse que la razón formal de la persona es la subsistencia. Pero yo no lo creo: la persona es subsistente, ciertamente, pero lo es porque es suya. La suidad es la raíz y el carácter formal de la personeidad. La personeidad es inexorablemente el carácter de una realidad subsistente en la medida en que esta realidad es suya. Y si su estructura como realidad es subjetual, entonces la persona será sujeto y podrá tener caracteres de voluntad y libertad".5

La persona se encuentra implantada en el ser "para realizarse". Esa unidad, radical e incomunicable que es la persona, se realiza a sí misma mediante la complejidad del vivir con las cosas, con los demás y consigo misma pero constitutivamente, de una forma personal. Entender así a la persona lleva a establecer una relación persona-persona con el otro, esto necesariamente es una relación humana y humanizada que se debe promover en los servicios de salud; además creer que la persona es componente clave en la relación de cuidado y en la interacción.6

Watson sostiene que ante el riesgo de deshumanización en el cuidado, a causa de la gran reestructuración administrativa de la mayoría de los sistemas de cuidado de salud en el mundo, se hace necesario el rescate del aspecto humano, espiritual y transpersonal en la práctica clínica, administrativa, educativa y de investigación por parte de los profesionales de enfermería.7

Ante este gran riesgo, rescatar el concepto personab en el cuidado humanizado de enfermería9,10,11,12 favorece la comprensión del vínculo persona-persona. Abordar a la persona desde la mirada personalista es vital. Al personalismo algunos lo ubican como filosofía13 y otros como una corriente ya que no propugna una filosofía sino que es un movimiento de acción social de tipo cristiano14 que une fuertes elementos comunitarios con la reflexión conceptual de raíz teológica sobre el sentido transcendente de la vida, orientada en sentido comunitario. El pensamiento personalista se presenta en un primer momento como alternativa genuina entre el individualismo y el colectivismo, entre una antropología individualista y una sociología colectivista, centrado en la persona, como noción moderna y cercana a otros conceptos modernos como la subjetividad o la libertad.15

Así el personalismo consiste en una matriz filosófica o en todo caso es una tendencia de pensamiento dentro de la cual son posibles matices muy diversos pero que tiene en común asumir la perspectiva creyente y la condición dialógica de la persona, es decir, la apuesta por el diálogo comunitario, como condición que hace posible la filosofía. Por tanto, asume, que persona significa mucho más que hombre, e incluso simboliza lo contrario de individuo.

El personalismo contemporáneo surge de los aportes de diversos filósofos con el objetivo de ofrecer una alternativa a dos corrientes socio-culturales dominantes entre las dos grandes guerras del siglo XX: el individualismo y el colectivismo. Por supuesto que el personalismo no nació de la nada. Hubo filósofos como Santo Tomás de Aquino -seguidor de Aristóteles-, Kant, Husserl o Scheler que sientan las bases de una filosofía centrada en la persona; posteriormente Kierkegaard y finalmente Mounier, afianza el personalismo en el pensamiento filosófico contemporáneo con los siguientes temas y perspectivas16 que merecen toda la consideración en el caso de enfermería:

1. Insalvable distinción entre cosas y personas que implica que las personas deben ser analizadas con categorías filosóficas específicas y no con categorías elaboradas para las cosas.

2. La afectividad se considera una dimensión central, autónoma y originaria que incluye un centro espiritual que se identifica con el corazón.

3. Importancia decisiva de la relación interpersonal y familiar en la configuración de la identidad personal.

4. La cualidad más excelsa de la persona no es la inteligencia sino la voluntad y el corazón, lo que implica una primacía de la acción y permite dar una relevancia filosófica al amor.

5. Recuperación de la corporeidad como dimensión esencial de la persona que, más allá del aspecto somático, posee también rasgos subjetivos y personales.

6. Existen dos modos de ser persona: hombre y mujer. La persona es una realidad dual y el carácter sexuado afecta al nivel corporal, afectivo y espiritual.

7. La persona es un sujeto social y comunitario, y su primacía ontológica está contrapesada por su deber de solidaridad.

8. Los filósofos personalistas no conciben su filosofía como un mero ejercicio académico sino que buscan la transformación de la sociedad.

9. El personalismo postula una visión trascendente de la vida que se inspira culturalmente en la tradición judeocristiana pero siempre dentro del marco filosófico.

10. El personalismo entiende que la filosofía moderna ha conducido a errores relevantes como el idealismo pero también ha aportado novedades antropológicas irrenunciables como la subjetividad, la conciencia el yo o la reivindicación de la libertad.

Teniendo en cuenta esta gran riqueza de temas y perspectivas, se pueden resaltar tres aproximaciones diferentes dentro del personalismo: a) el personalismo comunitario, que prima la dimensión social; b) el personalismo dialógico, que prima la relación interpersonal y c) el personalismo ontológico, que prima a la persona singular. En cualquier caso, la descripción que se elija, proporciona un marco muy útil para identificar de forma relativamente precisa, las filosofías personalistas que permiten establecer líneas de trabajo que se centren en la difusión de los contenidos descubiertos y propuestos por la primera generación de personalistas; que fundamenten y sistematicen los contenidos antropológicos y, por último, se apliquen en nuevos conocimientos disciplinarios como enfermería, bioética o educación.

Dejando claro que es la corriente personalista, se describirá de manera somera los contenidos descubiertos y propuestos por diversos filósofos personalistas como Santo Tomás de Aquino, Kierkegaard y Mounier como su principal representante y se anotan las ideas de otros personalistas contemporáneos que permiten centrar el concepto persona.

Precursores del personalismo

Con Santo Tomas de Aquino se inicia un recorrido acerca del concepto persona. De Aquino entiende a la persona como el ser en su perfección más alta. En el concepto de persona totalidad, la subsistencia y la espiritualidad.17

a) Totalidad. Se expresa en los pronombres personales yo y tú. La complejidad y perfección de este concepto queda bien clara al advertir que la persona es el único concepto que incluye la existencia y que no admite abstracción.

b) Subsistencia. La substancia primera es verdad es real y tiene una primacía en el tiempo, en el ser y en el proceso de conocer. La subsistencia no puede ser de otro, en otro, para otro, a no ser de modo relativo. En la incomunicabilidad del ser se apoya el principio de la alteridad. Cada sujeto personal es otro y cada sujeto personal está clausurado en su propio ser y no puede ser el otro. Cada uno es el que es y no puede ser al mismo tiempo el otro. La subsistencia es fundamento y es como el sello de clausura: la persona es sui iuris et alteri incommunicabilis. Por el nombre de persona se significa formalmente la incomunicabilidad o la individualidad subsistente en la naturaleza.

c) Espiritualidad. Implica ser espiritual. Aquí radica su dignidad en la escala del ser, su rango, su nobleza. Tiene la condición de estar presente, de tener potencias y actividades que solo competen al espíritu.

Así, ser persona implica una dignidad innata y una capacidad de dignidad que se puede conquistar en la medida en que el ser desarrolla toda la potencia que encierra en su naturaleza espiritual. La persona indica este sujeto singular, existente, subsistente, que es espíritu o participa del espíritu. La persona indica la totalidad, y por ello incluye en su unidad todas las notas del ser, las de espíritu y en el hombre las de la materia; todo lo que subsiste en este sujeto. De Aquino dice que la persona designa una cierta naturaleza con un modo de existir. La naturaleza, que incluye la persona en su concepto, es la más digna de todas, es decir la naturaleza intelectual según su género. Análogamente el modo de existir que incluye el concepto de persona, es el más digno, esto es algo que existe por sí.

Kant18 contribuye con la concepción de persona como valor absoluto, distinguiéndola radicalmente de las cosas u objetos. Establece las leyes morales que se presentan como una obligación absoluta para la voluntad a través de sus tres imperativos categóricos: a) obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda siempre valer como principio de una legislación universal; b) obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de los demás, siempre como fin, nunca simplemente como medio y c) obra de manera que la voluntad de todo ser racional pueda considerarse a sí misma, mediante su máxima, como legisladora universal.

Husserl consideraba que no se les daba a los hombres la facultad de pronunciarse sobre la esencia del saber19 y crea el método fenomenológico que parte de la concepción de que hombre es conciencia, es sujeto capaz de conocer y ente teorizante que sabe siempre en alguna medida acerca de sí mismo y de lo que pasa a su alrededor (toda la variedad del mundo ocurre frente a su conciencia). Considerar estas presencias, examinarlas, reflexionar sobre lo que muestran, en esto consiste la verdadera vida humana: en el plano del saber se realiza aquello que distingue al hombre de los demás seres con los que comparte la existencia terrenal. Este poder de darse cuenta señala muchas diferencias internas; diferencias de claridad y grados de elaboración, niveles de mayor y menor generalidad, coherencia, rigor.

Husserl aportó el método fenomenológico y a la reflexión filosófica, la vía que comprende una filosofía teorética y una filosofía práctica, constituyendo en su integridad todo un sistema de saber donde la idea es cómo aprehender la totalidad (apunta al ser) y lo radical (pretensión de apodicticidad) que tengan por objeto un conocimiento universal del mundo y del hombre con una absoluta ausencia de prejuicios, viendo finalmente en el mundo mismo la razón y teleología inmanente en él así como su principio supremo, Dios.20 Como persona -dice- tengo una voluntad universal, una dirección vital unitaria, un querer incondicionado de una capa superior, que unifica sintéticamente todas las voliciones efectivas y posibles.

Scheler por su parte, elabora su Antropología Filosófica extremadamente personalista y considera al hombre en dos sentidos: uno, con caracteres morfológicos distintos como subgrupo de los mamífero vertebrados y dos, como conjunto de cosas que se oponen al concepto de animal considerándolo singular e incomparable respecto a los demás seres vivos. Afirma que lo que lo hace hombre es un principio que se opone a toda la vida en general, incluso a la vida que habita en el hombre y que le denomina espíritu.21

Quizá lo más interesante de toda esta teoría es el esclarecimiento de las relaciones interpersonales. La idea de una comunidad con otros seres espirituales no está excluida ni mucho menos por el hecho de que toda persona es singular y hasta tiene un mundo propio. Esta comunidad es estrictamente espiritual, y su conexión con el mundo corpóreo es extrínseca.

Le otorga al espíritu una función particular de conocimiento, que como un ser espiritual consiste en su "emancipación" existencial de todo lo orgánico, es decir, su "libertad". Este ser espiritual ya no está atado a sus impulsos ni al mundo circundante, sino que está libre del mundo circunstante, abierto al mundo. Y tiene un mundo porque es capaz de objetivar es mundo. Espíritu es, por tanto, objetividad. El hombre es, por tanto, el único que, en cuanto persona, puede elevarse por encima de sí mismo -como ser vivo- y convertirlo todo, incluso a sí mismo, como objeto de conocimiento.

De aquí la concepción de persona de Scheler como un ser meramente racional, como un sujeto lógico. Persona es la concreta y esencial unidad de ser de actos de diferentes clases de esencia, que en sí antecede a todos los diferentes actos (percepción interior y exterior, querer, pensar, sentir, amar, etc.)22 Lo peculiar del ser personal es que en todo acto está toda la persona, aunque la persona no se agota, por así decirlo, en ninguno de ellos, ni tampoco en el conjunto de ellos. La persona se concreta mediante todas sus manifestaciones pero por su específico modo de ser es intemporal y necesita realizarse o desplegarse en el tiempo bajo la visión de un mundo específico.

La persona, a su vez, es la realizadora de actos intencionales (conscientes, dirigidos a una finalidad), que se hallan ligados por una unidad de sentidos. Así mismo es propio de las personas el dominio de su propia voluntad, por ello responsable (incluye los valores y la libertad de la voluntad para elegir la realización de tales valores, así como el deber y normas basados en ellos).

Esto pensaron y sintieron los precursores del personalismo. Posteriormente, las dos grandes guerras mundiales con la violencia con que se trataron los seres humanos,c perfilaron un modo diferente de entender a los objetos y a los sujetos en la vida cotidiana y en la investigación. El método científico monista basado en el positivismo lógico, rechazaba las dimensiones trascendentes de la persona por lo que surge la necesidad de una respuesta que revalorizara y defendiera su verdadera identidad. Resaltar la noción de persona, la experiencia de su ser, el encuentro con los demás, su trascendencia, subjetividad y libertad constituyeron tareas de suma importancia y laboriosidad que finalmente retomó el personalismo.

Kierkegaard23 por su parte, menciona que el hombre moderno, aturdido por el descubrimiento y la explotación del mundo, debe retornar a la conciencia de su subjetividad y de su libertad a través de la angustia.d El destinatario de ellos es el existente individual o ese individuo. Pero al dirigirse a cada individuo en particular, lo hace también a un individuo que, en cuanto tal, es aquello que todo hombre es o puede llegar a ser.24 Concibe a la persona como un ser abierto al Tú de Dios, lo cual le permitirá alcanzar su plenitud. Para ello, presenta los tres estadios fundamentales del camino de la vida, es decir, las esferas que marcan un itinerario individual:

a) Estado estético. Nivel del ser personal donde se conforma con una vida placentera exenta de dolor y de compromiso, aunque después desemboque en la nostalgia, la insatisfacción o el anhelo de vivir pasados goces;

b) Estado ético. Nivel del ser en sí donde se afirma el amplio tejido de las relaciones humanas, de la verdad y de la subjetividad manifestado por sentimiento de responsabilidad ante compromisos adoptados. Cuestión importante es su concepto de ver al otro pues amar al prójimo consiste en ponerse frente a todo hombre en actitud incondicionada25 y

c) Estado religioso. Nivel de trascendencia mediante una relación subjetiva muy personal y auténtica con Dios por medio de la fe.

Es aquí donde se encuentra una de las más importantes aportaciones de este filósofo a la alternativa personalista. La persona para Kierkegaard es tal, por estar delante de Dios, por ser existencia dialogada entre el yo humano y el Tú de Dios. El hombre es verdaderamente persona cuando sale al encuentro de Dios, que es el Trascendente, el Tú. Sólo en referencia a Él puede hablarse del ser personal del hombre.

Este individuo concreto cobra conciencia de sí mismo en la impotencia y en el quebranto, en la culpa y en la angustia. Pero es en la fe, que se sabe abierto a Dios y liberado por Dios, único en el que puede encontrar el sentido de su existencia. La existencia humana personal, significa en definitiva, una "existencia delante de Dios".

Buber26 el filósofo del diálogo dice que la persona logra realizarse mediante su ser relacional con el mundo, con los hombres y con Dios. Estas relaciones tienen como base tres conceptos que hacen referencia a cada tipo de relación: Yo, Tú y Ello. De este modo, el personalismo comprende y asume que el hombre se hace hombre sólo frente al hombre, se hace yo-sujeto frente al tú-sujeto, no frente al tú-objeto.

Su filosofía se centra en la distinción entre relaciones directas o mutuas (a las que llamó "la relación Yo-tú" o diálogo) en las que cada persona confirma a la otra como valor único y las relaciones indirectas o utilitarias, (a las que llamó "yo-él" o monólogo).

Yo y Tú, en ella elabora una teoría del diálogo, en la que se establecen tipos de relaciones entre el Yo y Tú (sujeto a objeto, sujeto a sujeto y a un otro). El ser humano necesita de estos dos tipos de relación, es decir, necesita de la relación con las cosas y con las personas. Dentro de estas relaciones, la de sujeto a sujeto permite reconocer en el otro como igual a mí (como persona). Cuando se confunde la relación de sujeto a objeto con la de sujeto a sujeto, es cuando se cosifica a la persona y deja de reconocerse como alguien igual que YO.

Dentro de los temas que menciona en su obra Yo y Tú se encuentra la persona es un ser con otros. Con esto se refiere a la relación que los seres humanos tenemos con el mundo y con las demás personas. En cuanto esto, recalca que la relación entre una persona y otra, permite la identificación propia por medio de otro que es igual. Y de dicha relación surge un nosotros es decir, una relación social.

De acuerdo con lo anterior también menciona que el ser humano es un ser de relación, un ser de encuentro que está abierto hacia los demás, y por medio de su relación con ellos, se descubre a sí mismo y al otro.

Otro punto es la reciprocidad que se da en la relación, pues como ser social y abierto al encuentro, responde al otro por medio de la palabra y el amor, creando así una sociedad con estructuras de justicia y libertad.

Personalistas contemporáneos

Mounier27 propuso un renovado concepto de persona que asumía la larga tradición que se remonta a la aparición del cristianismo pero modificada y actualizada por la asunción de muchos elementos de la filosofía moderna y por un repensamiento del mensaje antropológico cristiano. Además, definió los parámetros de lo que después se conoció como personalismo comunitario, que insiste fuertemente en la acción y ón social.

Su filosofía es siempre abierta a la penetración en la intimidad y misterio de la persona humana. Tiene una postura eticometafísica: rehúsa el modernismo y se desprende del integrismo; supera el materialismo exteriorizante y el espiritualismo cerrado. El centro de pensamiento y acción es la persona humana, fin en sí misma, pero no encerrada individualistamente, sino abierta al compromiso solidario con el otro, y ordenada a la trascendencia.

Para Mounier una persona es un ser espiritual constituido como tal por una manera de subsistencia; mantiene esta subsistencia por su adhesión a una jerarquía de valores libremente adoptados, asimilados y vividos por un compromiso responsable y una conversión constante: unifica así toda su actividad en la libertad y desarrolla, por añadidura, a impulsos de actos creadores la singularidad de su vocación27 y apunta que el hombre es persona en la medida en que no se esconde en la masa, ni se deja negar por la tecnología, ni cae en abstracciones conceptuales individualistas. El personalismo es contrario al colectivismo, donde el sujeto se convierte en número y contrario al individualismo, que nos vuelve incapaces de comunicarnos. En palabras de Mounier el individuo es la dispersión de la persona en la materia, dispersión y avaricia? 27

Afirma que la persona es libre y creadora con un principio de imprevisibilidad y la estudia en una imagen tridimensional: como vocación (dimensión espiritual hacia lo universal); como encarnación, es decir, espíritu en un cuerpo encarnado y como comunión (dimensión espiritual a lo ancho). La persona trasciende la individualidad, la conciencia y la personalidad, de ahí que el personalismo se define por un transpersonalismo: persona y comunidad son contrarios que se complementan dentro de la dialéctica del amor (existir es amar). La persona se desborda y se traspasa (trans-pasa) dentro del campo de la comunicabilidad de los valores, que la ponen en trance de una continua actividad creadora: la persona es, en definitiva, movimiento hacia un transpersonal, que lo anuncian a la vez la experiencia de la comunión y la de la valorización (personalismo).

La persona, al comunicarse, debe lograr:

1. Salir de sí mismo, esto es, luchar contra el egocentrismo, narcisismo, individualismo.

2. Comprender o situarse en el punto de vista del otro; no buscar en el otro a uno mismo, ni verlo como algo genérico, sino acoger al otro en su diferencia (empatía).

3. Tomar sobre sí mismo, asumir, en el sentido de no sólo compadecer, sino de sufrir con el dolor, el destino, la pena, la alegría y la labor de los otros;

4. Dar, sin reivindicarse, en la donación y el desinterés. De ahí el valor liberador del perdón.

5. Ser fiel, considerando la vida como una aventura creadora, que exige fidelidad a la propia persona.

Estas cinco virtudes personales pueden concretarse en el axioma: la persona se gana perdiéndose; se posee, dándose pero en comunidad y amando al prójimo. Amar a otros involucra las relaciones interpersonales y la interacción comunitaria, cuyo resultado es "reconciliar al hombre a sí mismo, exaltarle y transfigurarle". Esto deja al hombre abierto a experiencias y a la trascendencia, experiencias que no están disponibles al individuo aislado.

Maritain28 fue el primero que desarrolló técnicamente algunos temas personalistas, además de inventar parte de la terminología. Su idea central parece ser la consideración del ser humano como el más desprotegido de todos los animales que desarrolla, a través de un proceso educativo en animal de cultura (vía para su humanización). La humanización le da sentido a la conducta humana para trascender.

La noción de hombre es una persona que se gobierna a sí misma por su inteligencia y su voluntad. El hombre no existe simplemente como ser físico. Posee en sí una existencia más rica y más noble, la sobre existencia espiritual propia del conocimiento y del amor.

Nédoncelle29 declara que la persona es algo fundamental en la realidad o en las estructuras del mundo y dedica sus esfuerzos al análisis de la intimidad psíquica del ser personal y de las relaciones interpersonales. Su interés ha sido el estudio fenomenológico y filosófico de la persona, entendiendo esto último como reflexión filosófica en general, que a veces implica problemas metafísicos de la filosofía cristiana.

Utiliza un método técnicamente elaborado inductivo, que une el análisis reflexivo y la intuición, la descripción fenomenológica y la comprensión metafísica cuyo tema central es la intersubjetividad. Sus principales temas en cuanto a persona se refiere es la relación Yo-tú donde toda percepción de la persona del otro en cuanto persona implica una reciprocidad dada y querida. Para tener un yo es preciso ser querido por otro yo y, a su vez, quererle; es preciso tener una conciencia, al menos oscura, del otro y de las relaciones que unen entre sí los términos de esta red espiritual que es el hecho primitivo de la comunión de las conciencias... Otro no significa no-yo, sino voluntad de promoción del yo, transparencia del uno para el otro. Es una coincidencia de los sujetos, una doble inmanencia...Desde entonces se constituye o se revela una conciencia colegial, un nosotros.29

No hay, pues, un yo sin el nosotros y no se construye o se personaliza sino por medio del tú. La persona no está jamás completamente hecha, y tiende a personificarse, a llegar a ser más haciendo llegar a ser a otros yo. Mas esta eficiencia no llega al fondo del ser de la persona. Describe tres elementos constitutivos de la persona:

Amor. El amor es el principio de esta reciprocidad de las personas y comunión de las conciencias. Amor y persona parecen intrínsecamente unidos. En su forma completa, el amor no puede no ser personal, y la persona no puede comprenderse fuera de una red de amor entre sujetos. Es definido como una voluntad de promoción que une las conciencias en una comunidad espiritual.

Dios. La consolidación de las personas y de su reciprocidad de amor sólo puede explicarse en Dios, el "Tú" por excelencia, el único capaz de dar consistencia a las personas y salvar su continuidad. Solamente en Dios es donde el orden de las personas tiene su objeto. El "Tu" divino creador, único para todas las conciencias y persona de modo eminente, forma con toda persona un nosotros, constituyéndose "el colegio de todos los yo", fundamentado en la persona divina.

Comunidad. El personalismo de Nédondelle no conduce a ningún "colectivismo", sino más bien a que el sentimiento colectivo puede ser una preparación a la reciprocidad de las conciencias. No constituye el nosotros de la intersubjetividad, que es muy distinto del nosotros de las comunidades políticas o el de los grupos apolíticos. Más la conciencia comunitaria también se establece por un procedimiento binario, pues se llega a la formación de la comunidad por extensión de la relación entre dos amigos. No obstante, los "grupos sociales" son un riesgo para la verdadera comunión de reciprocidad. No crean nada de personal, sino sirven para transmitir algo de lo personal a otros, o también como un campo privilegiado para promover la cooperación de las personas en un trabajo de equipo.

Marcel30 sobreviviente de la Primera Guerra Mundial, es considerado como un filósofo personalista porque insistió en la revalorización de la realidad personal de cada hombre. Se dedicó a estudiar profundamente a la persona; elaboró una serie de categorías que reflejaban la espiritualidad y el mundo interior de los hombres: disponibilidad, dación, responsabilidad, compromiso, apertura, intersubjetividad, presencia, vocación, respuesta, llamada, encuentro.

Marcel hizo hincapié en que todas las realidades ya mencionadas, están impregnadas por la libertad puesto que la persona es un ser que se construye a sí mismo en el camino de la vida, pero siempre considerando un punto de referencia. De esta manera, la libertad humana no es comprensible sin la referencia a algo más grande que ella.

Una de las categorías en las que se centró fue la capacidad de recogimiento de la persona, es decir, de penetrar en su interior y con ello, de trascenderse. Es en este punto en donde se ubica el centro de su antropología; una consideración del hombre como imago Dei, como apertura y referencia a Dios, una dimensión que confiere a la persona un valor sagrado e inviolable y fundamenta de modo definitivo su dignidad.

Marcel hace una marcada diferencia entre el ser y el tener. Criticaba al hombre contemporáneo por preocuparse fundamentalmente por tener cada vez más en vez de esforzarse por ser más ya que, esto no hacía más que agravar su crisis de sentido, puesto que en las cosas nunca se puede encontrar una plenitud existencial.

Otro elemento importante dentro de su reflexión filosófica reside en el lugar que a la corporeidad humana le otorga. Rechaza toda posible visión instrumental del cuerpo humano con la afirmación "yo soy mi cuerpo", y afirma que el hombre no tiene un cuerpo, sino que es cuerpo en el sentido de que éste forma parte de su ser y de su esencia. No posee un cuerpo al igual que posee determinadas cosas, sino que se relaciona con él de un modo totalmente peculiar que, entre otras cosas, le permite poseer determinados objetos.

La temática se concluye con Wojtyla quien señala tres temas que son de gran relevancia y que muestran la presencia del enfoque personalista y fenomenológico31 de su pensamiento.

a) La persona como sujeto comunicacional

Llama a la persona sujeto y comunidad. Busca articular una teoría de la intersubjetividad que supere la noción de intersubjetividad monadológica propia de la filosofía de Husserl.

Con este esfuerzo, Wojtyla se coloca dentro de la tradición del pensamiento dialógico como Buber o Levinas y sostiene que la persona es un sujeto relacional llamado a la entrega sincera a los demás. Wojtyla insistirá en esta idea en el fundamento de la imagen y semejanza con Dios no es sólo la razón y la voluntad libre (como sostiene, entre otros, Santo Tomás de Aquino) sino la constitutiva ordenación del varón a la mujer y de la mujer al varón: el ser humano ha sido creado como "unidualidad relacional": la Revelación y la experiencia humana lo manifiestan contundentemente por igual.

b) La subjetividad de la persona, del trabajo y de la sociedad

Expone la prioridad del hombre como sujeto de la acción humana y su consecuencia metodológica: la acción como camino para entender a la persona. Utilizar la acción como vía para comprender mejor qué significa ser persona es posible debido a que toda actividad transeúnte posee una dimensión intransitiva sin la cual no puede apreciarse el actuar humano en sentido estricto. Existe no sólo una prioridad, entonces, metafísica sino propiamente praxeológica de lo humano cuando el hombre se realiza a sí mismo a través de la acción. Esta comprensión del hombre que recupera fenomenológicamente la antigua doctrina sobre el ágere y el facere se introducirá como propuesta esencial; después, afirma la prioridad del trabajo sobre el capital, y la prioridad de la dimensión subjetiva del trabajo sobre la objetiva.

La fecundidad de la prioridad praxeológica de lo humano al interior de la acción permitirá entender cómo la persona se construye a sí misma al momento de construir el mundo. Además ayudará a entender que la subjetividad de la persona se participa al ser y hacer-junto-con-otros.

Por lo que será posible hablar propiamente de que la sociedad posee «subjetividad» cuando el modo humano de la acción, es decir, la acción solidaria, se establece como dinámica estable en una comunidad. El tema de la "subjetividad social" será una de las claves para comprender la propuesta acerca de que el Estado, la democracia y el mercado sólo pueden constituirse a la altura de la dignidad humana cuando se diseñan y operan a favor de la subjetividad personal y social.

c) La norma personalista de la acción

Realiza una amplia relectura de la segunda modalidad del imperativo categórico kantiano. Para él es imposible explicar la autoteleología de la persona si ésta no es propiamente un fin. Justamente su condición de fin es la que permite entender que la persona es "digna", es decir, posee un valor absoluto incuestionable. Este valor es el fundamento y origen de la norma más importante y primaria de todas: persona est affirmanda propter seipsam (hay que afirmar a la persona por sí misma y nunca usarla como medio) y denomina a este imperativo moral: norma personalista de la acción.31

Después de esta revisión, se reconocen posiciones muy interesantes acerca de persona que cada filósofo aporta y se consideran aplicativas en el quehacer de enfermería especialmente consideramos a la persona con una ECNT. Santo Tomas de Aquino y Mounier enfatizan que la persona es espíritu o participa del espíritu, ya sea de forma total o mediante una jerarquía de valores libremente adoptados, asimilados y vividos por un compromiso responsable y una conversión constante: unifica así toda su actividad en la libertad y desarrolla, por añadidura, actos creadores singulares de su vocación.

Santo Tomas de Aquino y Wojtyla dicen que la persona posee dignidad innata, es decir, posee un valor absoluto incuestionable, se afirma por sí misma y nunca debe ser usada como medio. Aunque la dignidad es innata, la persona debe desarrollarla en función del espíritu.

Para Buber, Nédoncelle, Wojtyla y Kierkegaard consideran que persona es ser relacional Yo-Tú con el mundo, con los hombres y con Dios. Kierkegaard se orienta a ser abierto al Tú de Dios con tres estadios fundamentales: a) estético; b) ético, y c) religioso. Estos tres estadios se refieren a vivir la vida bien, ser responsable y amar al otro en actitud incondicional y trascender mediante una relación subjetiva muy personal y auténtica con Dios por medio de la fe. De este modo, la persona se hace persona sólo frente a otra, se hace yo-sujeto frente al tú-sujeto, no frente al tú-objeto. Implica una reciprocidad dada y querida que se constituye o se revela en un nosotros. Es sujeto comunicacional y relacional llamado a la entrega sincera a los demás (acción solidaria).

Maritain dice que es el más desprotegido de todos los animales y se humaniza mediante la educación La humanización le da sentido a la conducta humana para trascender. La noción de hombre es una persona que se gobierna a sí misma por su inteligencia y su voluntad. Posee en sí una existencia más rica y más noble, la sobre existencia espiritual propia del conocimiento y del amor.

Kant, Wojtyla, Mounier, Scheler y Marcel tienen una posición racional. Kant considera que la persona es radicalmente diferente de las cosas u objetos y junto a Husserl, la persona es conciencia, capaz de conocer y teorizar acerca de sí mismo y de lo que pasa a su alrededor. Wojtyla menciona que la persona es sujeto que se construye a sí mismo al momento de construir el mundo. Mounier menciona que no debe esconderse en la multitud, ni supeditarse a la tecnología, ni caer en individualismos o colectivismo, pues se convierte en números que lo vuelve incapaz de comunicarse. Scheler por su parte menciona que es un ser meramente racional, sujeto lógico, intemporal y necesita realizarse o desplegarse en el tiempo bajo la visión de un mundo especifico. Marcel es ser que se construye a sí mismo en el camino de la vida, pero siempre considerando un punto de referencia: Dios, una dimensión que confiere a la persona un valor sagrado e inviolable y fundamenta de modo definitivo su dignidad, diferencia entre el ser y el tener.

La persona enferma crónica y la enfermera

El recorrido por el pensamiento de estos filósofos, da cuenta de la riqueza que encierra la concepción de persona. Implica una dignidad innata y una capacidad de dignidad que se puede conquistar en la medida en que el ser desarrolla toda la potencia que encierra en su naturaleza espiritual. Esto es posible aplicarlo tanto a la persona cuidada como la que otorga el cuidado porque en la relación interpersonal que se crea (relación persona-persona), ambas tienen esa potencia y son transformadas.

En ese contexto, el papel de las enfermeras en el cuidado son pieza clave para superar la cosificación que se le atribuye a la persona con una enfermedad crónica y está llamada a serlo con mayores responsabilidades y atribuciones. Deben dejar atrás la idea de que son "la mano que prolonga el arte y el espíritu que humaniza la ciencia del médico" al reconocer que enfermería es por sí misma ciencia y arte de cuidar la vida y promover las potencialidades de las personas para lograr la salud en corresponsabilidad con otros profesionales, colocando siempre a la persona en el centro de su actividad profesional.

Proyectar de esta manera el cuidado, compromete a las enfermeras a asumir la salud de las personas como un activo social y político, como un bien deseable, y no sólo como ausencia de enfermedad o como control de factores de riesgo. Exige reformular la importancia esencial del cuidado en torno a la calidad de vida y el bienestar, y por tanto, entender que es con relación a la vida y la salud como se construye, se realiza y se desarrolla el cuidado y de disfrutar dicha interacción con una sensación y percepción placentera y agradable porque se establece una relación persona-persona.

 

Conclusión

El Grupo de Investigación de Cronicidad y Bienestar, considera que persona significa mucho más que hombre, e incluso simboliza lo contrario de individuo por lo que debe analizarse con categorías filosóficas específicas y no con categorías elaboradas para las cosas u objetos, esto incluye la importancia radical de la afectividad, la relación interpersonal y familiar, la voluntad y el corazón, la relevancia filosófica del amor, la importancia de la corporeidad. Incluye dos modos de ser persona: hombre y mujer como sujetos sociales y comunitarios, con el deber máximo de ser solidarios. Además la persona es singular, única e incomparable y lo que la hace humana es el espíritu como ser abierto al Tú de Dios para alcanzar la plenitud por lo tanto, es libre, creador, con un cuerpo encarnado que se sabe a sí mismo y que puede situarse en lugar de otro para comprenderlo. Tiene un valor absoluto, voluntad universal, dirección vital unitaria, un querer incondicionado y en todos los casos, es responsable de su mismidad.

Así mismo, el conocimiento del concepto persona por sí solo no garantiza el desarrollo de una actitud profesional enfocado a la persona, pues hay que sumar el conocimiento a una actitud solidaria y humanista. La aplicación de los enfoques filosóficos de la concepción de persona, permitirá a la enfermera mantener una actitud crítica y reflexiva frente a la realidad social del ser humano y sus derechos y, hacer de su práctica diaria, un medio para la visibilidad de dicha actitud, mediante la investigación y aplicación de modelos teóricos, que alimenten un cuidado con calidad y sensibilidad humana, que le reporte crecimiento como persona y profesional y generar un impacto transformador en el sistema de salud.

No es empresa poco ambiciosa reflexionar en torno a la persona y ubicarla en el centro de los debates intelectuales de esta época. Aún así, la inspiración del personalismo original impide que esta filosofía permanezca limitada a una cuestión intelectual y obliga a quienes piensan según ella, a extender su compromiso al campo práctico, tanto ético como político. En este compromiso, se entiende que la primera tarea es la hermenéutica de los textos que proponen diversas formas de construcción del concepto de persona. La pregunta queda al aire: ¿Qué concepto de persona se está dispuesto a desarrollar?

 

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Notas

a Meninger hace referencia a la sensación de felicidad como factor intrínseco del concepto de salud y Grisbog define la salud en términos de bienestar en las áreas del amor, del trabajo y de la diversión. cit por Alonso R.4.

b ** Generalmente las teóricas apuntan a consolidar los cuatro conceptos del paradigma de enfermería: persona, ambiente, salud y cuidado, que han sido identificados y aceptados universalmente a partir de la investigación de la disciplina. Marriner A. y Raile M.8

c Las formas de organización socioeconómicas imperantes en ese momento como el capitalismo, marxismo, nazismo o fascismo violentaron la dignidad y los derechos humanos más elementales.

d La angustia la entiende como el vértigo de la libertad y surge cuando el espíritu quiere poner la síntesis, la libertad fija la vista en el abismo de su propia posibilidad y echa mano a la finitud para sostenerse.

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