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Signos históricos

versión impresa ISSN 1665-4420

Sig. his vol.14 no.27 México ene./jul. 2012

 

Artículos

 

La labor educativa en las colonias rusas del noroeste de América

 

Educational work in the Russian colony Northwest of America

 

Martha Ortega Soto*

 

Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa *mos@xanum.uam.mx

 

Recepción: 06/06/11
Aceptación: 06/10/11

 

Resumen

En este artículo se analizan las actividades educativas en las colonias rusas en América. Durante las primeras décadas, la educación que los cazadores rusos dieron a los nativos aleutianos fue informal, pues fue resultado de la convivencia entre ambos grupos. Los cazadores tenían sólo dos objetivos: habilitar traductores para facilitar sus tareas y cristianizarlos. En una segunda etapa, los colonizadores pusieron en marcha proyectos educativos cuyo propósito era integrar a los nativos a la sociedad colonial de la América rusa.

Palabras clave: educación, colonias rusas, nativos, misiones, escuelas.

 

Abstract

This article analyzes the educational activities the Russians made in their colonies in America. First, the hunters had two main objectives in the informal education which they gave to the Natives: they wanted translators who made their tasks easier and they introduced the Natives in Christianity. In a second moment Russian colonizers developed educational projects that tried to integrate Natives in the colonial society in Russian America.

Key words: education, russian colonies, native, missions, school.

 

INTRODUCCIÓN

Entre 1742 y 1867, los rusos se expandieron y mantuvieron colonias en el extremo noroeste de América. Los territorios ocupados fueron las islas Aleutianas y lo que hoy en día constituye el estado estadounidense de Alaska. Como en todo proceso colonizador, los rusos quisieron amoldar a los nativos americanos, con quienes se encontraron, al tipo de sociedad que prevalecía en los territorios marginales del imperio ruso. Éstos tenían una amplia experiencia como colonizadores, en virtud de que su propio imperio fue resultado de un largo proceso de expansión territorial e integración de nuevos pueblos a la cultura rusa. Desde el siglo XVI, su expansión a través de los Urales abrió la posibilidad de un ilimitado avance colonizador hacia el Este. Dicho avance culminó en 1741 con la llegada de los exploradores rusos al noroeste de América. A partir de 1742, los cazadores-comerciantes, llamados promyshlenniki, exploraron las islas Aleutianas con el fin de obtener pieles finas, de nutria marina principalmente, para venderlas en los mercados chino y europeo. En la década de 1780 establecieron los primeros campamentos en el continente. El proceso expansivo dio como resultado la fundación de un monopolio comercial autorizado por el gobierno zarista que recibió el nombre de Compañía Ruso-Americana. Bajo la jurisdicción de esta institución político-comercial, las colonias rusas permanecieron como territorio imperial hasta 1867 cuando el gobierno ruso las vendió a su contraparte estadounidense.

El proceso de la colonización rusa en América tuvo etapas distintas que implicaron estrategias diferentes de relación con los aborígenes. Estas estrategias dependieron no sólo de los enfoques que en distintos momentos el Estado ruso dio al objetivo de "civilizar" a los naturales, también fue el resultado de las características de los diversos pueblos americanos con quienes los rusos entraron en contacto. La educación fue el medio a través del cual los colonizadores intentaron transformar la cultura de los nativos con el fin de integrarlos a la sociedad imperial rusa. Las estrategias educativas también cambiaron de acuerdo con el desarrollo de la sociedad colonial de la América rusa, pero siempre tuvieron como propósito principal "civilizar" a los nativos. En este breve artículo analizaré los objetivos que tuvieron los colonizadores rusos al implantar métodos educativos en los territorios americanos, así como la estrategia empleada para lograrlo. Por último, examinaré la importancia de la educación de los nativos y mestizos en la sociedad de la América rusa.

 

LOS PRIMEROS AÑOS: EDUCACIÓN INFORMAL (1742-1799)

Entre 1742 y 1799, los rusos que fueron a las islas Aleutianas y a la costa de Alaska eran principalmente cazadores que habían vivido largo tiempo en Siberia, lejos de los centros educativos rusos. Es decir, la mayoría de ellos tenía una educación informal y sus capacidades estaban dedicadas a la tarea de cazador. Las propias autoridades siberianas los consideraban gente ruda y sin educación. A pesar de ello, contaban con una amplia experiencia en el trato con pueblos de recolectores y cazadores cuya cultura era muy distinta a la del pueblo ruso, no sólo la de los representantes de la élite, sino incluso la de los campesinos, el grupo con menos educación de aquella sociedad. Esta experiencia práctica les había enseñado métodos y tácticas para entablar relaciones de intercambio y sujeción con los pueblos de recolectores-cazadores, y, en algunos casos, incluso de asimilación de ellos.

Al entrar en contacto con un pueblo hasta entonces desconocido por los rusos, la primera tarea era comunicarse. Durante la expansión en Siberia habían tenido la ventaja de encontrar individuos que conocían los idiomas de las comunidades vecinas, de manera que los promyshlenniki acostumbraban llevar con ellos traductores que a su vez eran considerados rehenes. Los primeros cazadores que exploraron y explotaron las Aleutianas llevaban consigo traductores koriaks, pueblo que habitaba la península de Kamchatka. Sin embargo, éstos no lograron entender la lengua de los aleutianos. Así que los promyshlenniki optaron por capturar isleños a quienes llevaban a Kamchatka con el objetivo de conocer el aleutiano, pero, sobre todo, para enseñarles a hablar ruso.1 El fin primordial de esta acción era contar con individuos que sirvieran de puente de comunicación con los nativos aleutianos. Iniciarlos en la cultura rusa, no se limitaba a enseñarles el idioma eslavo, era necesario que estos traductores empezaran a reconocer la superioridad de dicha cultura, principio que los colonizadores consideraban incuestionable. Uno de los elementos que los rusos reconocían como fundamental en su cultura era la religión cristiana ortodoxa, rasgo distintivo respecto del resto de los pueblos europeos. Cabe recordar que el jefe de la Iglesia ortodoxa, el patriarca, tenía su sede en Moscú. Así, al mismo tiempo que se les enseñaba a los cautivos aleutianos a hablar en ruso, se les instruía en la práctica de esta religión.2 El bautizo los convertía en miembros de la comunidad cristiana y, por lo tanto, en individuos susceptibles de integrarse plenamente a la sociedad rusa.

En esta etapa la educación que los aleutianos recibían era informal, pues no se les enviaba a ninguna escuela, sino que en Kamchatka —o a veces en la mera convivencia en las islas—3 los cazadores rusos los instruían en el idioma y en el cristianismo ortodoxo. Esto era así, ya que los cautivos eran a su vez rehenes, como ya mencioné. Las comunidades aleutianas en un principio se mostraron amigables con los recién llegados, pero a medida que los rusos utilizaron las armas de fuego para obligarlos a cazar para ellos y tomaron a sus mujeres como concubinas, los aborígenes adoptaron una actitud hostil hacia los invasores. La única manera de garantizar la integridad de las partidas de promyshlenniki que acampaban en las islas, era tomando rehenes, quienes generalmente, eran niños de entre 8 y 14 años, obligados a permanecer en el campamento ruso, mientras sus padres cazaban para los promyshelnniki. Los campamentos permanecían entre 2 y 4 años en cada sitio aunque en ocasiones la estancia se prolongaba durante más tiempo. Por lo tanto, los rehenes convivían el tiempo suficiente con sus captores como para aprender el idioma, los elementos básicos de la religión y algunas de sus costumbres. Una vez que el campamento se levantaba, éstos regresaban a sus comunidades —aunque en ocasiones se les llevaba a Kamchatka—, pero en el futuro servían como traductores, difusores culturales e incluso como aliados de los rusos.4

En la década de 1770, el avance ruso en el norte del Pacífico fue conocido por otros estados europeos, los cuales se interesaron por participar de los beneficios que estos territorios estaban dando al imperio. Tras la tercera expedición de James Cook (1776-1780), los comerciantes ingleses empezaron a visitar la región y a obtener de los nativos gran cantidad de pieles finas que también vendían en el mercado chino. Por su parte, los españoles iniciaron una serie de expediciones exploratorias con el fin de precisar la ubicación de los campamentos rusos y de intentar proteger la frontera del virreinato de la Nueva España. Estos viajeros europeos obstaculizaron el control que hasta entonces habían conseguido los promyshelnniki sobre la población nativa. Así, en la siguiente década, los rusos se vieron forzados a reformar las estrategias expansivas sobre el norte del Pacífico. En primer lugar, empezaron a establecerse en el continente americano pues hasta el momento se habían conformado con explotar las Aleutianas. En segundo lugar, se diseñó un nuevo proyecto de colonización, en el cual desempeñó un destacado papel el comerciante Grigorii Ivanovich Shelijov (1747-1795).

Shelijov viajó a la isla de Kodiak en 1783 y ahí puso en práctica su proyecto. Estableció una colonia permanente en la que fundó una escuela donde se instruiría a los isleños —tanto niños como adultos— en el cristianismo ortodoxo y se les enseñaría el ruso, no sólo a hablarlo sino también a leerlo y escribirlo. Además, introdujo la enseñanza de la aritmética.5 Cuando regresó a Siberia, presentó un proyecto ante la zarina Catalina II para fundar colonias permanentes. Shelijov señalaba que con la finalidad de proteger los territorios rusos de los intrusos europeos era menester crear un monopolio comercial que organizara a los comerciantes-cazadores que hasta entonces peleaban entre sí por el control de los naturales. Además, enfatizaba que con este proyecto podría desplegarse un verdadero esfuerzo colonizador que integraría a los pueblos americanos al imperio ruso. El gobierno imperial tendría la oportunidad de "civilizar" a los aleutianos e inuit con los que hasta entonces se habían encontrado. La educación era un rubro fundamental en este proyecto. El comerciante consideraba que los mejores educadores serían misioneros ortodoxos que llegaran a la región y tuvieran a su cargo las escuelas que se establecieran. Shelijov deseaba que la instrucción no se limitara a lo religioso, aunque desde luego ésta sería un pilar en la transformación de los salvajes.

A pesar de que Shelijov recibió el apoyo de algunos funcionarios en Siberia, la zarina no autorizó la creación del monopolio comercial. Sin embargo, le permitió conservar su colonia en Kodiak y le hizo algunas concesiones. Una de ellas fue solicitar al Santo Sínodo que enviara misioneros que se hicieran cargo de la educación de los isleños.6 A pesar de las buenas intenciones de Shelijov, los primeros misioneros resultaron una carga para la colonia de Kodiak. La situación era muy precaria y la población tenía dificultades para sobrevivir. Por tanto no se les prestó el apoyo suficiente para que pudieran dedicarse por completo a su labor educativa y en muchos casos tuvieron que cultivar para sobrevivir7 mermando la instrucción escolar que debían realizar.

Para Shelijov la educación debía ir más allá de la que pudiera hacerse en los territorios ocupados; también deseaba que se seleccionara a algunos niños nativos para enviarlos a Irkutsk, la ciudad más importante de Siberia oriental. Suponía que el hecho de vivir en las aldeas rusas les enseñaría a los naturales americanos a establecerse en casas y a dejar de deambular por los alrededores. Es decir, creyó que con la convivencia con los rusos, los aleutianos tendrían más elementos para abandonar su forma de vida tradicional de pueblos recolectores-cazadores. Estos niños recibirían una instrucción formal y, una vez concluida, regresarían a sus lugares de origen8 para instruir a sus parientes.

Pese a todas las dificultades, los misioneros iniciaron su labor evangelizadora y educativa. El objetivo era instruir a los aborígenes en el cristianismo para que, a través de él, adquirieran una forma de vida "civilizada". Ello significaba que, además de bautizarse y observar los ritos ortodoxos, debían adoptar una forma de vida sedentaria, aprender a cultivar y a criar animales, constituir familias monogámicas, aprender a hablar, leer y escribir en ruso, así como a reconocer la autoridad del Zar, quien estaba representado en las colonias rusas por los promyshlenniki y los misioneros. Cabe señalar que la educación se dirigía tanto a hombres como a mujeres.9 En 1796, Iosaf reportaba al Santo Sínodo que se habían bautizado 12 000 isleños de Kodiak y se había construido una iglesia. Sin embargo, algunas fuentes señalaban que muchos de ellos habían sido convertidos a la fuerza.10 Durante ese mismo año, en un campamento en Ilyamna, Alaska, fue asesinado el Jeromonarca Juvenal (¿?). Al parecer, los aborígenes adoptaron esta actitud hostil ante la insistencia del misionero para que formaran familias monogámicas.11

La educación sistemática sugerida por Shelijov pudo organizarse cuando el zar Pablo I autorizó la fundación de la Compañía Ruso-Americana a partir de 1799.

 

LA COMPAÑÍA RUSO-AMERICANA Y LA EDUCACIÓN FORMAL, 1800-1867

Una de las tareas fundamentales de la Compañía Ruso-Americana era cristianizar a los aborígenes americanos. De acuerdo con los patrones de la época, cristianizar, significaba "civilizar" y rusificar. Por lo tanto, fundar escuelas para proporcionar instrucción a los habitantes de las colonias era una tarea que tenía que realizarse de forma obligada. La Compañía debía dedicar una partida de su presupuesto a la América rusa para establecer y mantener esas escuelas y para pagar el salario de los maestros, ya fueran misioneros o —como veremos más adelante— instructores laicos. Así, la educación de los aborígenes dejó de ser tarea de los promyshlenniki.

Desde principios del siglo XIX la Junta Directiva de la Compañía Ruso-Americana delineó la política educativa. El centro educativo por excelencia fue el puerto de Nuevo Arcángel, ubicado en la isla de Sitka, que a su vez era la capital de las colonias. Ahí se estableció una escuela y una gran biblioteca que estuvo al servicio de los colonizadores pero también de los nativos. Se organizaron escuelas para los niños y escuelas para las niñas.12

Durante este periodo apareció una importante población mestiza y la Directiva estaba especialmente preocupada por educarla. La educación de los mestizos corría por cuenta de la Compañía: a los alumnos más destacados se les enviaba a Rusia a estudiar; algunos de ellos fueron enviados a la escuela naval y después se incorporaron a la Flota Rusa al servicio de la Compañía. Asimismo, se adiestró a los mestizos como tenedores de libros, de esta manera, más tarde se incorporaron a la burocracia administrativa local. La Compañía explicité que era su intención que esta población le resultara útil no sólo a ella, sino al imperio ruso.13 Por ello, una vez que habían recibido la educación necesaria debía incorporárseles a la administración de la América rusa.14

En los primeros años del siglo XIX el éxito educativo era muy limitado. Los aborígenes seguían practicando sus creencias religiosas tradicionales; los chamanes conservaban una gran influencia sobre las comunidades, a pesar de que muchos de sus miembros habían sido bautizados y asistían a la escuela. Además, no llegaron otros misioneros, de manera que cuando se fundaba un nuevo establecimiento, aquellos salían del lugar donde habían residido para trasladarse al recién creado. Por ejemplo en 1808, Aleksandr Baranov (17461818), gobernador de la América rusa, envió al misionero de Kodiak al puerto fundado en Nuevo Arcángel. Cuando los misioneros fueron muriendo se hizo necesario que se designaran empleados laicos para encargarse de los servicios religiosos y de la instrucción. También se reclutaron maestros que enseñaran oficios que los misioneros no practicaban. Por ejemplo, para enseñar a las niñas tareas domésticas se contrató a la esposa de un empleado de la Compañía.15 Así mismo, se contrató a maestros de profesión para trabajar en la América rusa, pero también en este caso fueron pocos y cuando murieron no siempre se les sustituyó por otros. Por tanto, en virtud de la escasez de maestros, las escuelas permanecieron cerradas varias veces.16 La Compañía presionaba al Santo Sínodo para que enviara misioneros, y éste, a su vez, apelaba a la benevolencia del Zar. Una de las soluciones que se encontraron para este problema fue fundar un seminario en Kodiak al que podrían asistir mestizos y nativos, quienes, una vez ordenados ministros de culto, podrían predicar y educar a sus pueblos.17

En este segundo periodo los grupos indígenas con quienes trataban los rusos habían aumentado. Podían apreciarse ya los resultados del contacto prolongado con algunos de ellos mientras que entre las comunidades continentales existían algunas que todavía no habían recibido educación por parte de los rusos. Uno de los resultados más notables fue el aprendizaje de diversos oficios entre los aleutianos.18 Los mismos conquistadores alababan la habilidad que demostraban estos artesanos, quienes desde luego habían sido capacitados en las escuelas rusas. En cuanto a la agricultura, todos los esfuerzos fueron infructuosos, pues las condiciones climáticas de la región impidieron que las cosechas de cereales fueran abundantes19 y sólo la papa pudo cultivarse con éxito. Esto propició que los grupos indígenas conservaran su forma de subsistencia tradicional, es decir, de recolectores-cazadores. De esta manera, uno de los principales objetivos de la educación rusa no se alcanzó: transformar en sedentarios estos pueblos, pues la Compañía no pudo proporcionar jamás los abastecimientos necesarios para que la población abandonara sus actividades de subsistencia. El único pueblo sedentario fue el de los tlingit, que ya lo era desde antes de la llegada de los europeos.

Por otra parte, los nativos asistían a la escuela si lo deseaban, pues el gobierno zarista se opuso a que se les forzara a recibir la educación que en ellas se ofrecía. Por lo tanto, una importante porción de la población aborigen mantuvo sus creencias y costumbres tradicionales. Si a ello se agregan los periodos en los que las escuelas permanecieron cerradas, es claro que —a pesar de las intenciones asentadas en el papel— la educación colonial no resultó ser tan sistemática como se había planeado. Por ello, los resultados fueron magros. Algunas autoridades de la Compañía culpaban a los misioneros de este fracaso; se les criticaba, por ejemplo, que no se tomaran la molestia de aprender las lenguas indígenas para instruir a los nativos.20

Es evidente que los resultados obtenidos no se debieron sólo a las fallas que los misioneros hayan podido tener. Prueba de ello es que, en 1821, llegó a la América rusa Ioan Veniaminov, uno de los misioneros más destacados del imperio ruso. Veniaminov realizó una gran labor misionera tanto en Unalashka y Kodiak, como en Nuevo Arcángel. Estudió la lengua de los aleutianos y de los tlingit para instruirlos. Además, redactó textos en los cuales analizó la cultura de las comunidades con las que estuvo en contacto en la América rusa. Así, empezaron a darse clases en los idiomas de los propios nativos.21 En el caso de los tlingits, consiguió que algunos aceptaran estudiar ruso, pues hasta entonces se habían resistido.22 Fue tal la influencia de Veniaminov sobre los naturales, que el número de alumnos en sus escuelas, ascendía a cien. Él fue quien impulsó el desarrollo del seminario en Kodiak, mismo que en 1858 fue trasladado a Siberia. Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, los logros obtenidos en los territorios donde predicó no fueron mejores que los conseguidos en el resto de la América rusa.23

Las escuelas reportadas en 1827 se localizaban en las islas de Kodiak, Unalashka y Sitka (Nuevo Arcángel).24 Se proyectaba fundar una en Ross pero los rusos dejaron su avanzada en Alta California antes de establecerla.25 Cuando el barón Ferdinand von Wrangel (1797-1870) dejó la gobernatura de la América rusa, las escuelas habían aumentado a ocho planteles, cuatro de ellos para niñas.26 Como resultado de este esfuerzo, durante los últimos 20 años de las colonias rusas en América, la mayoría de los aleutianos que vivían en ellas sabían leer y escribir en ruso o aleutiano. En 1844 eliminaron los planteles fuera de la capital y todos los alumnos fueron reubicados en Nuevo Arcángel, donde estaban las dos únicas escuelas que se mantuvieron, una para niños y otra para niñas. El número de alumnos disminuyó y en breve no hubo más de 40 alumnos en cada una de ellas.27 Esto seguramente se debió a que los padres no deseaban alejar a sus hijos, quienes ya sólo podían asistir a la escuela de Nuevo Arcángel.

A finales de la década de 1850, los profesores que impartían cursos en las escuelas de Nuevo Arcángel fueron incorporados al Ministerio de Educación. El mantenimiento de las escuelas costaba 70 000 rublos a la Compañía Ruso-Americana. El Santo Sínodo aportaba 1 000 rublos para el mismo fin; el costo incluía, además del salario de los maestros, el mantenimiento de los edificios, los alimentos y la comida que se les daban a los alumnos.28 La mayoría de los pupilos, en aquel entonces, eran hijos de los empleados de la Compañía o huérfanos, y podían ser rusos, mestizos o nativos.29 Visitantes extranjeros apuntaban la buena organización que había en estas escuelas, pero decían que la educación que los nativos recibían los volvía prepotentes y altaneros y, por lo tanto, difíciles de controlar y someter.30

A pesar de todos estos logros, la mayoría de la población aborigen conservó en gran medida su cultura tradicional y cuando los rusos dejaron la América rusa continuaron viviendo como pueblos de cazadores-recolectores, aunque muchos de ellos hablaran ruso, consumieran papas y practicaran un cristianismo ortodoxo con fuertes influencias chamanistas.

 

CONCLUSIÓN

El objetivo primordial de la educación que los colonizadores rusos impartieron a los nativos americanos era incorporarlos al dominio del imperio ruso: hacer de estos nuevos súbditos personas que contribuyeran a generar la riqueza del Estado. Según los cánones de la época, un buen súbdito ruso era sedentario, practicaba la agricultura, aportaba tributo a los nobles, hablaba ruso y era cristiano ortodoxo. Así, desde un principio, los promyshlenniki bautizaron a los nativos, les enseñaron ruso —al menos a los rehenes— y les impusieron el pago del tributo en favor del Zar. Cuando en las colonias se fundaron poblados y se organizó la administración del territorio bajo el monopolio de la Compañía Ruso-Americana, la educación dirigida a los habitantes de las colonias —nativos y mestizos principalmente— se formalizó. Fueron fundadas escuelas cuya tarea era "civilizar" a los naturales y a los mestizos.

Sin embargo, la transformación radical de los habitantes únicamente ocurrió en casos individuales y escasos, porque la Compañía sólo era capaz de financiar la educación formal de unos cuantos habitantes y no podía forzarlos por dos razones: una era que el gobierno imperial se oponía a que se les obligara a asistir a la escuela, pero la razón fundamental era que las colonias rusas sobrevivían gracias a la explotación de las pieles finas y los cazadores eran precisamente los nativos americanos sometidos al control de la Compañía.

Así, a pesar de los esfuerzos que se hicieron en las escuelas para enseñar a los nativos a cultivar y a sedentarizarse, la misma naturaleza de las colonias impedía que esta educación tuviera éxito, en virtud de que los pueblos dominados seguían practicando la cacería. Por otra parte, la Compañía fue incapaz de contar con los alimentos suficientes para impedir que los nativos continuaran recolectando la mayor parte de su comida. En suma, los fracasos educativos se explican en razón de la realidad socioeconómica que prevaleció en la América rusa, la cual impidió que los pueblos de recolectores-cazadores del noroeste de América se transformaran en pueblos sedentarios.

 

ARCHIVOS

Archivo de la Política Exterior Rusa (AVPR)
Archivo Estatal Ruso de las Actas Antiguas (RGADA)
Archivo Histórico Estatal de Rusia (RGIA)

 

BIBLIOGRAFÍA

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Notas

1 William Coxe, Account of the Russian Discoveries Between Asia and América to which are Added, the Conquest of Siberia, and the History of the Transactions and Comerce Between Russia and China, Nueva York, University Microfilms Incorporation Ann Arbor by Argonaut Press, 1996, 456 p. (Facsimil de la edición de Londres, 1787), p. 30-31.

2 Hubert Howe Bancroft, "History of Alaska 1736-1885", en The Works of Hubert Howe Bancroft, vol. XXXIII: History of Alaska, 1730-1885, San Francisco, Albert Little, Bancroft and Company Publishers, tomo V, 1886, p. 122.

3 "Informe del comercio de la Asociación..., Doklad' Kommerts'-Kolegi...", enero de 1799, en Archivo Estatal Ruso de las Actas Antiguas (Rossiskii Gosudartsvennii Arkhiv Drevnikh Aktov en adelante RGADA), Moscú, Fondo. Vorontsor (vorontsovi)(1261), exp. 1, doc. 797, f. 9v.

4 Roza Gavrilovna Liapunova, Aleuty ochierki etnichieskoi istorii, Leningrado, Nauka, 1987, p. 59.

5 Hubert Howe Bancroft, op. cit., 1886, p. 227; Piotr Aleksandrovich Tikhmenev, A History of the Russian-American Company, traducción y edición de Richard Austin Pierce y Alton S. Donnelly, Seattle/Londres, University of Washington Press, 1978, p. 21.

6 Piotr Aleksandrovich Tikhmenev, op. cit., 1978, p. 36. Fueron enviados siete misioneros encabezados por el archimandrita Iosaf.

7 Hubert Howe Bancroft, op. cit., 1886, pp. 303-304.

8 Ibid.

9 Martin Sauer, An Account of a Geographical and Astronomical Expedition to the Northern Parts of Russia, for Ascertaining the Degrees of Latitude and Longitude of the Mouth of the River Kovima (sic); of the Whole Coast of the Tshutski, to East Cape; and of the Islands in the Eastern Ocean, Stretching to the American Coast, Performed, by Command of the Imperial Majesty Catherine the Second, Empress of all the Russias, by Commodore Joseph Billings, in the Years 1785 to 1794. The Whole Narrated from the Original Papers by Martin Sauer, Secretary of the Expediton, Londres, Printed by A. Strahan, 1802, pp. 332-352.

10 Ibid., p. 160.

11 Piotr Aleksandrovich Tikhmenev, op. cit., 1978, p. 47; Hubert Howe Bancroft, op. cit., 1886, p. 366 y 369.

12 Piotr Aleksandrovich Tikhmenev, op. cit., 1978, p. 58 y 92.

13 "Informe sobre las labores en América. Presentado por el director principal y caballero Mijail Vuldakov, en Director Venedikt Kramer, el Director Andrei Severin presentado a la Cansillería del Estado 1815", en Archivo Histórico Estatal de Rusia (Rossiskii Gosudartvennii Istoricheskii Arkhiv, en adelante RGIA), San Petersburgo, fondo 18, exp. 5, doc. 1224, 1815-1816, f. 3.

14 Frédéric Lutké, Voyage autour du Monde, executé par ordre de sa Majesté l'Empereur Nicolas 1er, sur la corvette le Séuiavine dans les années 1826,1827,1828 et 1829, partidos Frédéric Lutké, capitaine de Vaisseau, Aide-de-camp de S.M. l'Empreur, Commandant de l'Expedition, Parte histórica con un atlas, litografías de los dibujos originales de Alexandre Postels y el Baron Kittlitz, traducido del manuscrito original en ruso, revisadas por el autor y el consejero del Estado F. Boyé, 3 tomos, París, Tipografía de Firmin Diderot Freres, 1835-1836, tomo I, p. 169; Piotr Aleksandrovich Tikhmenev, op. cit., 1978, pp. 92-93 y 144.

15 Piotr Aleksandrovich Tikhmenev, op. cit., 1978, pp. 82-83 y 146; Hector Chevigny, Russian America. The Great Alaskan Venture 1741-1867, Nueva York, The Viking Press, 1966, p. 112.

16 Piotr Aleksandrovich Tikhmenev, op.cit., 1978, p.83 y 92.

17 "Informe del Sínodo a Su Gran Emperador", 25 de enero de 1811, en RGIA, fondo 797, exp. 2, doc. 5452.

18 Nikolai Nozikov, Russian Voyages Round the World, edición e introducción de Andrey Sergeyev, transcripción de Ernst y Mira Lesser, Londres, Nueva York/Melbourne/Sídney, Hutchinson and Company Publishers, 1945, p. 53.

19 Piotr Aleksandrovich Tikhmenev, op. cit., 1978, p. 83.

20 Hubert Howe Bancroft, op. cit., 1886, p. 459.

21 "Carta... Pavel Kolodeznikov'" 1 de octubre de 1834, en RGIA, fondo 797, exp. 4, 1834, doc. 16846, fs. 5-6; A.A. Istomin, "Russko-tlinkitskie kontakti (XVIII-XIX vv)", en V.A. Tashikov (redactor), Istoricheskki sudbi amerikanskikh indeitzev. Problemi indeanistiki, Moscú, Nauka, 1985, pp. 146-154, véase especialmente p. 152.

22 Fredéric Lutké, "Junta de Gobierno de la Compañía Ruso-Americana", 15 de enero de 1835, Al Departamento de Manufactura y Comercio Interior, en op. cit., 1835-1836, tomo I, p. 207.

23 "Al Sagrado Santo Sínodo", núm. 258, 15 de marzo de 1811, en RGIA, fondo 797, exp. 2, 1805, doc. 5452; Fréderic Lutké, op. cit., 1835-1836, tomo I, p. 235; Hector Chevigny, op. cit., 1966, pp. 199-201.

24 Fredéric Lutké, "Junta de Gobierno de la Compañía Ruso-Americana", 15 de enero de 1835, Al Departamento de Manufactura y Comercio Exterior, en op. cit., 1835-1836, tomo I, p. 231, en RGIA, fondo 18, exp. 5, doc. 1298, f. 3.

25 "Informe del gobernador general de la colonia de América, barón Wrangel, del 10 de abril de 1834 y la necesidad de ocupar el río Slavianka", en Archivo de la Política Exterior Rusa (Arkhiv Vneshnniia Politika Rossii, en adelante AVPR), Moscú, fondo RAK, doc. 350, fs. 3-4.

26 Hector Chevigny, op. cit., 1966, p. 198; Piotr Aleksandrovich Tikhmenev, op. cit., 1978, p. 195.

27 Piotr Aleksandrovich Tikhmenev, op. cit., 1978, pp. 388 y 496-497.

28 "El Procurador al Santo Gobernador del Sínodo", 10 de marzo de 1852, en RGIA, San Petersburgo, fondo 796, exp. 133, 1852, doc. 596, f. 3.

29 "Carta de Golovin. 20 diciembre 1860/1 enero 1861", en Basil Dmytryshyn y E.A.P. Crownhart-Vaughan (eds.), The End of Russian America, Captain P.N. Golovin's Last Report 1862, traducido con introducción y notas de Basil Dmytryshyn y E.A.P Crownhart-Vaughan, Portland, Oregon, Historical Society, 1979, pp. 100-101; Piotr Aleksandrovich Tikhmenev, op. cit., 1978, p. 390.

30 George Simpson (sir), Narrative of a Jounery Round the World During the Years 1841 and 1842. By Sir George Simpson Governor-in-Chief of the Hudson's Bay Company's Territories in North America, 2 vols., Londres, 1847, tomo I, pp. 212 y 220.

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