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Signos históricos

versão impressa ISSN 1665-4420

Sig. his vol.11 no.21 México Jan./Jun. 2009

 

Artículos

 

De la Revolución mexicana a la Revolución mundial. Actores políticos michoacanos y la Internacional Comunista en México

 

From the Mexican Revolution to the worldwide Revolution. Politicians from Michoacan and the international Communist in México

 

Verónica Oikión Solano*

 

El Colegio de Michoacán. * voikion@colmich.edu.mx

 

Recepción: 06/07/09.
Aceptación: 03/12/09.

 

RESUMEN

Este artículo estudia a los grupos radicalizados de la clase media ilustrada, obreros y campesinos de Michoacán, quienes construyeron relaciones y contactos con el Partido Comunista Mexicano desde su fundación en 1919, y crearon un puente con la Tercera Internacional Comunista a partir de las experiencias de lucha de clases y de la inserción e impacto en el proceso revolucionario de 1910, alentando con su acción política la difusión del comunismo en México. También propone una nueva mirada del accionar de los grupos michoacanos que, enraizados en la conflagración revolucionaria de 1910, se radicalizaron y optaron por asumir posiciones ideológicas que los vincularon con la prometida Revolución mundial a través de las directrices programáticas de la Comintern y su sección mexicana.

Palabras clave: Revolución mexicana, Partido Comunista Mexicano, Partido Socialista Michoacano, Tercera Internacional Comunista, Mugiquismo.

 

ABSTRACT

The body of this article focuses on the radical groups that emerged among the educated middle classes, workers and peasants in Michoacán, built relations and contacts with the Mexican Communist Party after its founding in 1919, and created a bridge with the Third Communist International based on their experiences in the class struggle and their insertion in, and impact on, the revolutionary process of 1910; political actions that spurred the spread of communism in Mexico. The essay proposes a new perspective on the actions of groups in Michoacán whose roots in the revolutionary conflagration of 1910 led them to adopt a more radical stance and espouse ideological positions that linked them to the promised worldwide revolution through the programmatic directives of the Comintern and its Mexican section.

Keywords: Mexican Revolution, Mexican Communist Party, Michoacan Socialist Party, mugiquismo, Third International Communist.

 

LAS POSIBILIDADES DE LA INVESTIGACIÓN

Ésta investigación parte de la idea de que en 1917 grupos radicalizados de la clase media ilustrada, así como obreros y campesinos, construyeron un puente de contacto con la Revolución bolchevique a partir de las experiencias de lucha de clases y de la inserción e impacto en el proceso revolucionario de 1910, alentando así la difusión del comunismo en México.1

Si se coloca dicha tesis en perspectiva regional, para darle un vuelco al espejo de la historia, se podría profundizar en el grado de imbricación que tuvo el Partido Comunista Mexicano2 (PCM), luego de su fundación en 1919, con movimientos sociales en algunas regiones del país, en donde contó con más seguidores y tuvo más influencia como: Veracruz, Yucatán y Michoacán. En la actualidad, dentro de la historiografía mexicana persisten lagunas acerca de la reconstrucción del impacto del comunismo en distintas regiones del país. Barry Carr ha planteado, como un desafío para los estudiosos del comunismo en México, "la necesidad de rastrear las peculiaridades de la inserción del comunismo mexicano en diferentes regiones o ciudades".3

Desde este enfoque, las posibilidades de la investigación se multiplican al abrirse nuevas ventanas para calibrar hasta dónde hubo encuentros y desencuentros políticos entre los comunistas y los radicalizados procesos locales de movilización social, obrera y campesina, y cómo respondieron éstos ante las directrices y los acuerdos de la Tercera Internacional Comunista (IC) (Comintern) que concebida como el ariete a escala mundial para la destrucción del capitalismo, se fue transformando con el tiempo (luego de clausurarse la posibilidad de la revolución en el ámbito europeo) en un instrumento de la Unión Soviética para alentar la influencia comunista en distintos países del orbe.

En este artículo el reto es trascender un análisis limitado entre el PCM y la Comintern, que eventualmente puede quedar restringido a una historia de los comunistas vista sólo "como una serie de incidentes en que el partido responde pasivamente a las directivas de la IC". Para evitar esta visión estrecha, Carr sugiere la exploración de las coyunturas que pueden validar o no la correspondencia de intereses y/o los vericuetos y zigzagueos entre la Comintern y las dirigencias nacionales comunistas; precisamente "en cada entorno nacional y temporal".4 Por tanto, propongo una nueva mirada del accionar de los grupos mi–choacanos que, enraizados en la conflagración revolucionaria de 1910, se radicalizaron y optaron por asumir posiciones ideológicas que los vincularon con la prometida Revolución mundial a través de las directrices programáticas de la Comintern y su sección mexicana. En el insistente arraigo de un movimiento comunista en México, sobre todo entre 1919 y 1929, se desvela la radicalidad del movimiento social michoacano, cuyo bagaje cultural y político, y su tradición revolucionaria (afincados en las luchas libertarias y socializantes del siglo XIX) fueron también resignificados y asimilados por la experiencia militante comunista en la entidad.

En el texto abordo el caso específico de Michoacán, porque sus actores políticos han sido examinados en diversos estudios en el marco convulso de la revolución en la entidad, primordialmente a través del historiar de los grupos políticos que, luego de la etapa más álgida del periodo revolucionario, alcanzaron el control y el poder político. Por su parte, el movimiento social en el contexto de la Revolución mexicana ha sido tratado en la historiografía michoacana con un enfoque regional, pero no se han explorado con mayor profundidad las posibilidades que ofrece su conexión con otros actores internos y externos, vinculados directamente con la inserción del movimiento comunista en México.

La propuesta aquí planteada intenta dar una nueva explicación de por qué algunos grupos michoacanos buscaron con insistencia construir un puente de contacto con el PCM. También se precisan los términos de esas relaciones mediadas por los intereses de la IC, y que repercutieron tanto al interior del partido y sus dirigentes, como en las acciones políticas de la corriente radical en Michoacán, sobre todo porque en ese abigarrado proceso político e ideológico fueron relevantes las líneas programáticas de la Comintern, a la cual estaba adscrito el PCM como su sección mexicana. Esta trabazón de relaciones y su impronta es lo que me interesa destacar, pues se dio en el contexto de un país que salía de la etapa virulenta de la revolución, y con un panorama internacional de conflicto europeo al término de la primera Guerra Mundial. En el centro de todo ello pretendía influir la Revolución bolchevique, que anunciaba a diestra y siniestra el inminente arribo de la Revolución mundial.

En esta tesitura, pretendo abonar algunos elementos de análisis en la compleja edificación de "una nueva historia de la IC en las Américas [que] sigue siendo deseable y posible", según lo ha expresado Ricardo Melgar Bao,5 y que conlleva, desde la perspectiva regional, historiar cómo y por qué actores políticos michoacanos tuvieron un papel destacado en los primeros años constitutivos del PCM.

 

LOS PROLEGÓMENOS DE LA LUCHA POLÍTICA EN MICHOACÁN

Esta historia inicia con el telón de fondo de las luchas sociales de grupos campesinos, obreros e intelectuales que contaban con una experiencia previa y un bagaje reivindicativo que venía desde el Porfiriato (socialismo, anarcosindicalismo, magonismo, racionalismo,6 etcétera), y que desembocó y se transmutó, con el aval del proceso revolucionario desencadenado en 1910, en demandas muy sentidas que finalmente se encauzaron desde la oposición de izquierda bajo las banderas del Partido Socialista Michoacano (PSM), fundado en la primavera de 1917 por Isaac Arriaga,7 de cara a la contienda electoral por la gubernatura. El partido aglutinó en su seno a líderes obreros, intelectuales y estudiantes que iniciaron, de esa manera, su militancia social,8 acrecentando así su conciencia política bajo la influencia de lo que llegaba a sus oídos, como la gesta libertaria de la Revolución rusa. La única mujer del grupo fue la inquieta profesora María Refugio García Martínez.

En Michoacán, la construcción del nuevo partido tuvo "un papel muy importante en el movimiento revolucionario al convertirse en el elemento político determinante para la orientación clasista en las luchas de los obreros y campesinos".9 Toda vez que: "El ejemplo de la Revolución de Octubre en Rusia, encabezada por Lenin, sirvió de estímulo para que los elementos de la izquierda en Michoacán organizaran ese Primer Partido Clasista".10

El programa del partido michoacano11 resumía el núcleo del articulado radical de la Constitución de 1917. De acuerdo con Eduardo Nava, el programa del PSM "recogía y sintetizaba la vertiente más radical de la Revolución Mexicana y buscaba enlazarla con un proyecto socialista de sociedad",12 mediante la sensible reivindicación del derecho de los mexicanos a la rebelión, y subrayando al mismo tiempo la exigencia del internacionalismo proletario. Significativamente, el PSM, todavía con resabios anarquistas, proponía en su programa máximo la "Supresión del Estado como entidad política".13

Aunque el conocimiento de las tesis marxistas era prácticamente nulo por su origen más bien anarcosindicalista a través de la Casa del Obrero Mundial (COM) y

[...] por las tesis de la "acción múltiple" de [Juan] Tudó y [Luis] Morones, [estos grupos] habían desarrollado una política de organización sindical y agraria y comenzaban a incursionar en el electoralismo vinculados a caudillos regionales populistas.14

En el caso de Michoacán, una vez promulgada la constitución se redobló el impulso de la organización sindical, y a sus miembros se les calificó de socialistas, pero "decir socialista a un trabajador significaba que era un renegado de la Iglesia, un bandido que deseaba apoderarse de los bienes de su amo, un individuo sin conciencia y un proscrito".15

Sin embargo, los socialistas michoacanos encontraron refugio en Morelia, en la COM, donde "disponían de los órganos indispensables para hacer oír sus quejas o sus peticiones ante las autoridades".16 En la vanguardia de este proyecto de avanzada social se encontraba el general Francisco J. Múgica Velázquez, formado en las ideas magonistas, y revolucionario de la primera hora maderista y diputado constituyente, quien cohesionó con vocación caudillista en torno a su programa político a intelectuales, profesores y estudiantes provenientes del ala izquierda nicolaita universitaria, a grupos agraristas, sindicalistas y líderes locales, como fueron los casos del propio Isaac Arriaga (presidente del PSM), Luis Mora Tovar, Miguel Ángel Quintero y Alberto Coria, entre muchos otros, los cuales traían tras de sí los vientos de cambio de la Revolución en Michoacán, al lanzar al propio Múgica como su candidato a la gubernatura en ese año de 1917. El grupo compartía experiencias muy concretas en la lucha social a través de la COM, los Batallones Rojos,17 el sindicalismo cromista alentado por la recién constituida Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), la agitación en el campo con la mira en el reparto agrario, sus declaradas posturas anticlericales y su activismo social frente a la labor sediciosa del clero político.

Muestra de ese activismo político fueron María Refugio García18 y el abogado Miguel Reyes, quienes en la región oriente del estado buscaron constituir el PSM en el distrito de Zitácuaro "con el apoyo de los agraristas de las comunidades" de la región.19

Por su parte, el general Múgica, dentro de ese espacio de expresión social, pretendió llegar a la gubernatura del estado contendiendo contra Pascual Ortiz Rubio, quien con el apoyo de Venustiano Carranza ganó las elecciones de manera fraudulenta. Múgica se convirtió en el candidato malogrado del PSM, y sus seguidores, ante el acoso gubernamental, llevaron a cabo una diáspora hacia Veracruz, donde Carranza lo designó administrador de la Aduana Marítima de Veracruz, posteriormente, en la Ciudad de México, lo nombró jefe del Departamento de Aprovisionamientos Generales de la Nación.20 Los mugiquistas continuaron el trabajo político del PSM, porque buscaban contender, de nueva cuenta, en las elecciones de 1920.

 

EL PUENTE CON LA REVOLUCIÓN MUNDIAL

Primo Tapia de la Cruz, nacido en la comunidad de Naranja, cercana a Zacapu, se sumó al proyecto mugiquista de reivindicación social. Tapia había viajado a Estados Unidos, y en Los Ángeles, California, estuvo influido por el pensamiento revolucionario de los hermanos Flores Magón. En 1919 inició en Nebraska la organización anarcosindicalista de la International Workers of the World (IWW). En este momento, Tapia ya era conocido como líder wobblie. Gracias a ese bagaje ideológico, al año siguiente que regresó a México se convirtió en líder agrarista de la región de Zacapu, y junto con sus huestes campesinas y sindicalistas —entre quienes destacaban Apolinar Martínez Múgica, Alfonso Soria, Nicolás Ballesteros, Fidencio Reséndiz y Justino Chávez— emprendió una lucha histórica por la tierra.21

La alianza entre Múgica y Primo Tapia —ambos líderes carismáticos— configuró el tejido de una red social y política que a la postre se convertiría en el medio para transmitir el activismo comunista. Por tanto, esta conjunción de actores políticos y sociales dio como resultado los primeros balbuceos del comunismo en la entidad.

El detonante de este entramado surgió a partir de la celebración del primer Congreso Nacional Socialista, convocado por José Allen, además de otros combativos socialistas y anarcosindicalistas, en la Ciudad de México, del 25 de agosto al 4 de septiembre de 1919; lugar donde se constituyó el Partido Socialista Mexicano (PSM),22 integrado por sindicalistas, anarquistas, socialistas y comunistas. Entre estos últimos destacaban el hindú Manabendra Nat Roy (quien había viajado a México con la supuesta intención de promover la independencia de la India bajo el coloniaje británico) y Charles Phillips, alias Frank Seaman. En el programa de acción adoptado por el congreso se hizo explícita su intención de nombrar delegados propietarios y suplentes a la Tercera Internacional Comunista, cuya declaración de principios establecía, de manera mecanicista, la fundación de un partido con el carácter de socialista revolucionario, que llevaría a cabo proselitismo y adoctrinamiento político entre sectores laborales y agrícolas, así como en el ámbito municipal, buscando "la unificación de la masa" para preparar "en el momento oportuno", la asunción del proletariado a la dirigencia revolucionaria.23

Su primer comité, surgido del congreso, estuvo integrado por cinco miembros: José Allen, secretario general, Francisco Cervantes López, secretario del exterior, y Fortino B. Serrano Ortiz, secretario del interior. También formaron parte del comité, a nombre del Partido Socialista Michoacano, Miguel Ángel Quintero, como secretario tesorero, y el abogado zitacuarense Miguel Reyes, como secretario de actas.24 A través de la inserción del partido michoacano en el PSM, su dirigencia y sus integrantes se aproximaron a la militancia comunista.

Luego de un primer periodo de incertidumbre —con tendencias centrifugadas en su seno— que demostró la poca consistencia y la poca coherencia de las acciones del recién constituido partido, en cuyo interior prevalecían divisiones,25 rivalidades internas y acusaciones de todo tipo, finalmente, el lunes 24 de noviembre, en una reunión restringida,

[...] puestos de acuerdo Roy y Allen, se hizo la proposición de cambiar el nombre del Partido, llamándolo para lo sucesivo: "Partido Comunista Mexicano" [...]. En el número 6 de "El Soviet", se publicó el Manifiesto por el cual se declaraba la creación del 'Partido Comunista Mexicano'.

Mijail Borodin —el emisario de Lenin—, quien llegó a México en octubre del mismo año, como representante del buró de la IC, registró al Partido "como el único en México, proletario y revolucionario, afiliado y seguro de ser reconocido por la Tercera Internacional".26

En la fundación y organización del PCM predominaron militantes extranjeros, lo cual seguramente se relaciona con la decisión política de la IC de que al constituir secciones nacionales en los distintos países del orbe con delegados enviados por su Comité Ejecutivo (CEIC), se afianzaba cada vez más su propia estructura concebida como partido mundial, es decir, como el órgano político máximo cuya misión era, en esencia, llevar a todos los rincones del planeta la Revolución bolchevique. Pero también con un cierto sentido dogmático por no entender las condiciones particulares del contexto nacional de cada país y querer forzar la realidad local con miras a desembocar necesariamente en los muy anunciados procesos revolucionarios, y, al mismo tiempo, con un análisis distorsionado de la realidad y una concepción mecanicista del mundo al establecer que los mexicanos per se, y su clase trabajadora, no tenían la capacidad de llevar a cabo la revolución proletaria. En 1920 la Comintern acordó transformar a México en el núcleo central para irradiar las luces fundacionales de las organizaciones sindicales comunistas en el resto de América Latina, con miras a integrarlas a la Internacional Sindical Roja, cuya creación se preveía un año después, en julio de 1921.27

Los comunistas de dentro y de fuera del país poco entendieron que se perfilaba la institucionalización del Estado, producto de la Revolución mexicana, pues las nuevas condiciones impuestas por el proceso revolucionario atraían a distintos núcleos de la población, desde intelectuales hasta políticos progresistas, quienes veían en sus postulados la inminente cristalización de sus demandas de reforma social, agraria y política. Estas expectativas se tradujeron en expresiones políticas que hablaban de

[...] la lucha de clases, de la revolución, de la emancipación de la clase obrera [...] un general declaró que aquí en México eran tan revolucionarios como los bolcheviques rusos, que aquí también habían hecho la revolución, pero —a diferencia de Rusia— no habían impuesto una dictadura a los trabajadores.28

Por otro lado, la IC no tenía duda de que en México existía la posibilidad real para desembocar en una pronta revolución y en la dictadura del proletariado, porque desde su perspectiva se presentaba una oportunidad única para "canalizar el ímpetu social desatado por la Revolución mexicana hacia la construcción de un movimiento comunista ligado a la Tercera Internacional".29 Pero en el otro sentido, en la realidad se constató que la propaganda, la organización y el trabajo político del partido entre la clase trabajadora, fue un interminable arar en el desierto, y que su repercusión y actividad estuvieron bastante acotadas, con muchas bajas en todos sentidos. Para el periodo de fundación y sus primeros diez años de actividad, el impacto del PCM se mantuvo realmente limitado para algunas zonas del país y ciertos sectores laborales.

Los dirigentes extranjeros del PCM, que a instancias de la IC desarrollaron tareas de propaganda y agitación política, casi siempre las realizaron sin el conocimiento de la idiosincrasia de los mexicanos y su clase trabajadora. Desde su punto de vista:

Los obreros y peones mexicanos son revolucionarios en el sentido de que no se amedrentan frente a la lucha [...] Pero carecen de conciencia y comprensión de los objetivos, por lo que fueron engañados por los líderes "revolucionarios", [...] Consecuentemente, la gran tarea es organizativa y educativa, desarrollando la conciencia y comprensión de las masas, creando un partido comunista que los dirija y organice. El periodo de las revoluciones ha concluido, nos encontramos en el periodo de la organización revolucionaria previa a la lucha y revolución comunistas.30

Tampoco tenían gran conocimiento de la historia de México como nación, ni de cómo la facción triunfante se disponía a institucionalizar la Revolución mexicana, ya que ganaba consenso y legitimidad a través de la recién promulgada Constitución de 1917.31 Este desconocimiento de la compleja realidad mexicana,32 más el dogmatismo en sus consignas y planteamientos, no les fueron de gran ayuda en la insistencia por imponer la dictadura del proletariado, cuya perspectiva venía de la Unión Soviética, exactamente del Comité Ejecutivo de la IC (el cual se convirtió en otro ministerio de Relaciones Exteriores). Pese a sus reiterados esfuerzos de propaganda y agitación, no lograron despertar el entusiasmo de las masas, quienes además nunca se aprestaron a enrolarse en la tan anunciada Revolución mundial.

Desde esta perspectiva desproporcionada, los delegados de la IC aseveraban que el Partido Comunista, "con organización de masas", sería puntal y decisivo

[...] para el desarrollo del movimiento en Cuba y América Central y también inevitablemente deberá ejercer una gran influencia en Sudamérica, ya que México está amenazado directamente por el imperialismo norteamericano y las luchas revolucionarias de las masas mexicanas inspirarán decisivamente al movimiento de todas las Américas.33

De esta manera, la intrincada y frágil fundación del PCM nos conduce por una ruta sinuosa para entender sus activos y pasivos, sus alcances y limitacionés, tanto ideológicos como de febril militancia, donde destacaron Alejo Lens, seudónimo del obrero mexicano José Allen (mecánico de los Establecimientos Fabriles y Militares); el muy controvertido primer secretario general del PCM y su encubierto e increíble papel de agente informante de la embajada de Estados Unidos en México; así como el hindú Manabendra Nath Roy y su esposa estadounidense Evelyn Trent (militante feminista);34 el taciturno japonés Sen Katayama,35 el suizo Edgard Woog alias Alfred Stirner; los estadounidenses (llamados slackers, es decir, "débiles, flojos, perezosos, huidizos" que no aceptaron, "por motivos de conciencia",36 enlistarse en el ejército de Estados Unidos para combatir en el frente europeo); Charles Francis Phillips, alias Frank Seaman o Jesús Ramírez, junto con su esposa rusa Natasha Alexandrovna Mikhailova; Linn A. E. Gale, Herman P. Levine conocido como Martin Paley; Louis Fraina, alias Thompson o Carter, su esposa rusa Esther Nesvishskaya; el ruso Mijail Borodin, cuyo nombre real era Mijail Markovich Gruzenberg; entre otros, sobre todo los anarquistas españoles Sebastián San Vicente y José Rubio; los mexicanos José C. Valadés, Alfonso Santibañez, Manuel Díaz Ramírez y Rafael Carrillo. La labor de los comunistas estaba envuelta en una atmósfera clandestina que realzaba sus atributos como actores políticos empeñados en tareas y acciones de organización partidaria, propagandística y hasta de espionaje político.37

 

EL ENCUENTRO DE DOS PARADIGMAS

A partir de 1919, en el refundado PCM quedaron fuera varios de los elementos que en primera instancia se habían afiliado al Partido Socialista Mexicano, que en ese momento se encontraba escindido en tres grupos,38 lo que también nos habla de la poca consistencia del proyecto político del nuevo partido.

En esa coyuntura de refundación un tanto precaria, el PCM tuvo como interlocutores a dos revolucionarios connotados surgidos del carrancismo. José Allen, por intermediación de la profesora Elena Torres,39 tuvo una entrevista con Felipe Carrillo Puerto40 y Francisco J. Múgica, quienes también establecieron conexiones con Frank Seaman y Roy a través del enlace comunista de Refugio García y la profesora guerrerense Estela Carrasco.41 A propósito de estos encuentros, Múgica y Carrillo Puerto tuvieron un acercamiento con Borodin durante su breve estadía en México.42

De hecho, a instancias de Borodin y antes de su regreso a Moscú, se había estipulado la creación del Buró Comunista Latinoamericano el 9 de diciembre de 1919 —que procuraría impulsar grupos comunistas en la región—, con la intervención de varios activistas y militantes, entre los que figuraron Múgica y Carrillo Puerto,43 con el pretendido y desorbitado objetivo de "fomentar el movimiento revolucionario sobre todo el Continente".44

En este significativo encuentro entre comunistas e ideólogos surgidos de la revolución, Allen calificó a Carrillo de "entusiasta admirador del comunismo, aunque sin conocer las teorías Marxistas". Además, en un informe elaborado por Seaman sobre las organizaciones obreras en México, se consideraba que las Ligas de Resistencia establecidas por Carrillo a través del Partido Socialista de Yucatán, "son realmente potenciales soviets". Sólo faltaban las armas y municiones para continuar la organización y control de los campos henequeneros con miras a profundizar el proceso revolucionario, según lo expresado por Carrillo Puerto a Frank Seaman en un tono de desmedido optimismo.45

Con respecto al general Múgica, Allen lo evocó como "líder de los socialistas de Michoacán, hombre de mayores convicciones, aunque con resabios de refor–mismo".46 Por su parte, Seaman fue cauteloso en sus apreciaciones al considerar que la fuerza del Partido Socialista Michoacano carecía de "todo apoyo público" (lo cual no era totalmente cierto como lo veremos más adelante); en contraposición con el Partido Socialista de Yucatán, que mantenía "una gran membresía".47

El encuentro entre los emisarios de la IC y los revolucionarios mexicanos había logrado aproximar dos visiones del mundo —la comunista y el ala más radical de la revolución— que proponían, cada una desde su atalaya revolucionaria, trascendentales cambios al orden establecido. Esta esfera de las ideas repercutió sintomáticamente en el activismo político y en el proceso de radicalización de los actores michoacanos, quienes también supusieron un soporte para el arraigo del comunismo en México.

En 1920, Allen aseguró que a partir del precario funcionamiento del Buró Latinoamericano,48 Múgica y Carrillo Puerto lo habían instado a reorganizarlo, "conforme a bases que se firmaron por todos los componentes". Allen reconoció ante Múgica y Carrillo Puerto la necesidad de refundar y reconstruir el PCM —que a esas alturas languidecía—, así como también revitalizar el Buró.49 Tanto Múgica como Carrillo Puerto suscribieron un documento de apoyo para la reorganización del partido, en espera de que las nuevas condiciones políticas fortalecieran al movimiento comunista. Inclusive, Carrillo Puerto, según la versión de Allen, sugería aprovechar la coyuntura política que daría al traste con el gobierno de Carranza, debido a que Obregón, Calles y de la Huerta estarían de acuerdo con la organización comunista, aunque esta apreciación careciera de sustento alguno.50

En medio de la revuelta aguaprietista que defenestró al presidente Carranza en mayo de 1920, el Buró político del PCM tomó la decisión de que sus bases militantes se desplazaran de la Ciudad de México hacia distintos destinos en el interior del país, con el fin de no ser presas del levantamiento e instigar en favor del partido51 en medio de esa coyuntura de efervescencia social, es decir:

[...] "adueñarse" de la situación y convertirla en movimiento social, conforme a las Bases hechas. Carrillo se fue para Zacatecas; Elena Torres para Orizaba y Veracruz, donde se reunió con Ramírez [Manuel Díaz Ramírez]; Múgica, con María del Refugio García y Estela Carrasco, más otro yucateco recomendado por Carrillo, se fueron a Michoacán.52

En este contexto, Múgica alentó a sus bases para adherirse al PCM, a través de las redes establecidas entre el general michoacano y la dirigencia comunista. Algunos de sus cercanos colaboradores, como Refugio García, sirvieron de enlaces entre el revolucionario constituyente y el PCM y los delegados de la IC.53

Aún así, en el transcurso de la coyuntura de la rebelión, de manera controversial, hubo adhesiones públicas al obregonismo por parte del propio Múgica y de Carrillo Puerto,54 quienes —desde su posición en el ala radical— no deseaban estar al margen del bloque revolucionario que acababa de tomar el poder. De hecho, el Partido Socialista Michoacano ratificó la radicalidad de su programa ideológico,55 e hizo público su pronunciamiento en favor de la candidatura obregonista,56 que le abriría posibilidades políticas para el ascenso de su líder al gobierno de Michoacán, con un proyecto revolucionario, creando base social de apoyo.57

En el nuevo escenario político, con el gobierno interino encabezado por Adolfo de la Huerta, y luego de múltiples obstáculos, el general Múgica llegó en septiembre de 1920 a la gubernatura de Michoacán, que fue más bien breve y llena de conflictos,58 que se vieron agudizados luego de que el general Obregón ascendiera a la Presidencia de la República el 1 de diciembre de 1920, quien de manera constante, obstaculizó los intentos de Múgica por ejercer soberanamente el poder en su estado natal.

 

DEL ENTUSIASMO A LA FRUSTRACIÓN: LOS BOLCHEVIQUES DE LA IC EN MORELIA.

Unos meses después, en febrero de 1921 y luego de que la dirigencia del PCM intentara aprovechar las nuevas condiciones políticas, se llevó a cabo "un pleno ampliado del Comité Nacional del Partido que decidió substituir a su secretario general por un secretariado de tres miembros en el que Allen compartió el poder con Manuel Díaz Ramírez y el dirigente de la Juventud Comunista José C. Valadés".59

También se tomó el acuerdo para la realización del congreso sindical que constituyó la Confederación General de Trabajadores (CGT), en febrero de 1921, la cual contó con la participación de organizaciones comunistas, anarcosindicalistas y sindicalistas revolucionarias.

Con la llegada de Sen Katayama y Louis Fraina60 se reorganizó el aparato sindical del partido, llamado Buró Mexicano de la Internacional Roja de Sindicatos y Uniones de Trabajadores. Uno de sus propósitos era que sus miembros iniciaran "una serie de viajes por el país para fortalecer los nexos entre los grupos sindicales y extender la organización radical". Hacia la zona de Atlixco partió San Vicente; Rubio y Paley llegarían a Tampico y Monterrey, "y Seaman organizó su presencia en un mitin en Morelia para el 8 de mayo".61

Entre tanto, el 1 de mayo la nueva central sindical cegetista organizó el evento conmemorativo en la Ciudad de México, con la participación de Paley, Phillips, Rubio y Quintero, donde se hicieron graves cargos a la administración obregonista.62 La situación en Michoacán no era menos tensa, pues también se desencadenaron fuertes fricciones internas entre los grupos locales con poder económico y el gobierno mugiquista.

Un conflicto que tuvo sobre todo una repercusión extraordinaria: Seaman, su esposa Natasha, San Vicente y José Allen habían sido enviados por Katayama a Morelia para asistir a los actos conmemorativos del 1 de mayo, que se llevaron a cabo siete días después, y que por primera vez en Michoacán se realizaron mediante una manifestación y un homenaje en el Teatro Ocampo y en los locales sindicales. Entre los oradores figuraron Guillermo Palacios63 y Sebastián San Vicente. Hubo una velada luctuosa en la Casa del Obrero Mundial para recordar a los mártires de Chicago, con las intervenciones de José Álvarez y Gasca (militante del PSM), Juan Ascencio64 y Othón Sosa,65 quienes se pronunciaron en favor del "exterminio de la burguesía y del imperialismo" y de "un sistema colectivo de producción y la socialización de la tierra y las industrias". La excitación de las organizaciones sindicales que gritaban "¡Viva la revolución social!" desembocó en la colocación de banderas rojinegras en algunos templos de la capital michoacana, y a su paso por la catedral destruyeron una imagen de la guadalupana, según la versión de los católicos. La jerarquía eclesiástica incitó al pueblo a condenar el acto en un ambiente enrarecido y de confrontación, y convocó a una manifestación de desagravio llevada a cabo el 12 de mayo. Diversas asociaciones afiliadas a la Iglesia salieron a las calles ese día con un "espíritu de provocación y de manifiesta rebeldía contra las autoridades locales", pues llevaban consigo "estandartes religiosos y cartelones con leyendas injuriosas para los 'socialistas' o 'bolcheviques'".

Por su parte, militantes del Partido Socialista se congregaron para salirles al paso a los grupos católicos que iban en manifestación. Ante el inminente choque entre ambos bandos, el inspector general de policía, Vicente Coyt, que no había logrado apaciguar los ánimos de unos y otros, pidió la intervención del dirigente del PSM, quien a la sazón era el presidente de la Comisión Local Agraria. Al intentar dialogar con los manifestantes católicos, Isaac Arriaga fue baleado y murió instantáneamente. Su asesinato desencadenó un feroz enfren–tamiento, con saldo de muertos y heridos.

Este acontecimiento tuvo enormes repercusiones, no sólo en el ámbito local, sino también en el gobierno federal y en la Cámara de Diputados (con discursos incendiarios por parte de Carrillo Puerto y Soto y Gama), y sobre todo causó un enorme descontento y desazón entre los grupos obreros. El cadáver de Arriaga fue trasladado a la Ciudad de México, donde recibió un homenaje en la Federación de Sindicatos Obreros del Distrito Federal (cromista), con la intervención del michoacano Nicolás Ballesteros —delegado de la Casa del Obrero Mundial y los sindicatos de Morelia— y las alocuciones de José Gutiérrez, Guillermo Palacios, Luis N. Morones, Pioquinto Roldán, Diego Morales y Felipe Carrillo Puerto. Enardecidos los ánimos, un grupo numeroso de alrededor de 300 obreros penetró en la Cámara de Diputados el 13 de mayo portando un lábaro rojinegro y exigiendo castigo a los responsables del asesinato de Arriaga, lo que ahondó más las rencillas políticas entre los grupos parlamentarios.

El presidente Obregón hizo declaraciones el 15 de mayo sobre los sucesos trágicos de Morelia y los acontecimientos relacionados con la Cámara de Diputados. Aunque formalmente consignó los hechos a la Procuraduría General de la Nación, en realidad pasó a la ofensiva contra sectores que le eran adversos tanto en su gobierno como en el congreso, y acabó por golpear al sindicalismo revolucionario dando la orden de expulsión, acusando de bolcheviques, a Sebastián San Vicente, José Rubio, Frank Seaman, su esposa Natasha, Jorge A. Sánchez (periodista hondureño), José Rubio, Walter Fortmayer, Martin Paley, Linn Gale, Karl Limon, e inclusive a José Allen, aún siendo mexicano.66

Según la versión de Allen, una comisión del partido abogó por ellos en entrevista con Obregón, quien en un tono demagógico les señaló que:

[...] si los trabajadores mexicanos querían hacer la revolución social, él, respetuoso de la voluntad del pueblo, no podría oponerse; pero que en lo que nunca transigiría, sería en que elementos extranjeros se mezclaran en la política del país; que él era nacionalista y quería que el pueblo mexicano lo fuera, aún al hacer la revolución de los trabajadores.67

A causa de este golpe orquestado desde el gobierno de Obregón, el gobernador Múgica perdió capacidad de mando, y reiteradamente se vio asediado por las fuerzas federales que respondían a los intereses obregonistas (encubriendo al asesino de Arriaga), y por el clero político y los grupos oligárquicos locales, quienes se opusieron de diversas maneras a su proyecto social, generando así un ambiente de intensa polarización. Por su parte, el Partido Socialista Michoacano intentó poner dique y freno a esa embestida mediante la instalación de los llamados Grupos Rojos, a través de una junta organizadora encabezada por Rodrigo Méndez, D. E. Sánchez y Juan Ascencio, quienes estaban dispuestos al enfrentamiento armado directo,68 y aunque esta experiencia fue efímera, se expresó como germen de una estructura integrada por trabajadores armados en defensa de un gobierno popular.

Por supuesto que la resolución presidencial afectó directamente al PCM, cuya frágil estructura partidaria se quebró. Así lo reconocía el propio Katayama ante el Comité Ejecutivo de la IC: "Dos partidos comunistas antagónicos desaparecieron como sombras con la deportación de sus respectivos líderes. Así que el esfuerzo que realicé para unificar los dos partidos comunistas resultó un completo desperdicio".69

A pesar de todo, el hecho de que varios militantes del PCM se encontraran en la capital michoacana refuerza el argumento de que Múgica, como gobernador de Michoacán, prolongaba el vínculo con los dirigentes del partido, ofreciéndoles un espacio para la propaganda política de sus militantes,70 quienes también fortalecían las relaciones entabladas con los círculos mugiquistas y sindicalistas en la entidad.71

 

LA COMUNISTA Y LOS COMUNISTAS DE LA LOCAL EN MICHOACÁN

La construcción del Partido Comunista en la entidad está vinculada a la lucha histórica por la tierra en la región de Pátzcuaro, y sobre todo en la ciénega de Zacapu, bajo el liderazgo agrarista de Primo Tapia, quien junto con otros representantes de las comunidades de la región se dio a la tarea de constituir, en noviembre de 1921, el Sindicato de Comunidades Agrarias de Naranja, Tiríndaro y Tarejero, con el objetivo de iniciar "el proceso de la organización social del campesinado", cuyo interés era luchar por la propiedad colectiva de la tierra.72 Este fue sólo el primer paso para la creación, en diciembre de 1922, de la Liga de Comunidades y Sindicatos Agraristas de Michoacán, sobre la base social ofrecida por la Federación de Sindicatos de Obreros y Campesinos de la Región Michoacana, que era una organización sindical adherida a la CROM. Tapia fue electo secretario general de la Liga, erigida como la organización agrarista que tenía como fin la destrucción del latifundismo.73

Como ya se ha dicho, la alianza entre Múgica y Primo Tapia fue determinante en este impulso de organización social, agraria74 y política;75 y por esa razón, durante la gubernatura mugiquista —no por simple coincidencia—, buena parte de la pléyade de dirigentes y militantes del Partido Socialista Michoacano, muy cercanos a Múgica como Juan Ascencio, Othón Sosa, Luis Mora Tovar, Miguel Ángel Quintero y Alberto Coria, entre otros, formaron parte de los grupos que confluyeron en la fundación del Partido Comunista en Michoacán. Además, con base en los aportes documentales de Arnulfo Embriz, se sabe que el Comité Nacional del PCM, a través de Manuel Díaz Ramírez, incentivó la organización de la Juventud Comunista en Morelia a partir de 1922.

Un año antes, en 1921, Edgar Woog, alias Alfred Stirner, en su calidad de delegado de la Internacional Comunista de la Juventud, fue el comisionado en México para desempeñar un papel significativo en la construcción de vínculos con jóvenes comunistas.76 El antecedente fue la tarea iniciada por la Asociación de Jóvenes Comunistas, fundada en enero de 1920 por Fernando Torres y José C. Valadés, quien luego de algunos problemas al interior de la organización, logró junto con Alfred Stirner "publicar un manifiesto convocando a la Juventud Obrera a organizar la Juventud Comunista", el cual a principios de 1921 se transformó en la Federación de Jóvenes Comunistas.77 Por la relación establecida entre Stirner y Refugio García,78 fue la manera en que se construyeron los elementos que coadyuvaron a la constitución del Partido en Michoacán.

Cabe mencionar además que en agosto de 1921, luego de la debacle de mayo, Katayama tenía el firme propósito de que a partir de la Juventud Comunista, a cuyos miembros conceptuaba como "bien disciplinados y en su mayoría son buenos trabajadores", reconstituiría "nuestro futuro Partido Comunista de México".79 Con la salida de Katayama de México, a finales de octubre de 1921, Louis Fraina tomó la estafeta en la reorganización del partido con el impulso del Primer Congreso del PCM realizado en diciembre,80 al que acudió el michoacano Alfonso Soria81 —mugiquista y sindicalista— como delegado del Partido Socialista Michoacano, así como otros jóvenes y militantes comunistas de distintos puntos del país. La idea era fortalecer el contacto con la Juventud Comunista para "comenzar el verdadero trabajo —la formación de núcleos— e impulsar nuestro trabajo a través de los Comités Organizativos del Partido".82 Esta determinación por reforzar la estructura de la Juventud Comunista83 se relaciona directamente con la forma en que el Partido en Michoacán se constituyó al surgir "de la unión de la Juventud Comunista y los elementos de izquierda de la Liga, con el fin de que educaran y organizaran a los sectores obreros y campesinos más avanzados políticamente, para lograr una visión más orgánica de la lucha del proletariado".84 El trabajo político del núcleo comunista encabezado por Primo Tapia85 y Alfonso Soria86 construyó el partido en Michoacán. Sin duda, el activismo de la profesora García fue fundamental en la integración de grupos agraristas y sindicalistas que respondieron a dicha movilización. Así queda de manifiesto en una carta dirigida por Refugio García al gobernador Múgica fechada en Zitácuaro el 14 de octubre de 1921 "Le ruego ordene me envíen la Ley del Trabajo, así como la Ley de Elecciones Municipales, pues ya procedo a reorganizar a los agraristas a fin de tenerlos prevenidos para las elecciones que ya se acercan".87

Taibo II menciona que Cuca García, efectivamente, fue un factor relevante en la organización social "apoyando al gobernador Múgica", y en la agitación dentro del medio laboral magisterial donde se desenvolvía, pues éste ponía el acento en la movilización agrarista por la reivindicación del reparto agrario en la zona de Zitácuaro.88

La nueva organización comunista surgió al imbricarse y fundirse los grupos del Partido Socialista Michoacano y de la Liga de Comunidades.89 Esa confluencia comunista y agrarista le imprimió su peculiar orientación al PCM en Michoacán,90 ya que alrededor de unos catorce miembros fueron los fundadores de la Local Comunista en Morelia, entre quienes se encontraban Alfonso Soria, Fidencio Reséndiz, Nicolás Ballesteros, Gabino Alcaraz, Juan Chávez, Primo Tapia, Othón Sosa, Enrique Soria, Apolinar Martínez Múgica y el profesor Miguel Arroyo de la Parra.91

Todo apunta a que Refugio García era la única mujer con militancia comunista en Michoacán.92 Entre 1919 y 1925 se contabilizaron sólo siete mujeres comunistas en todo el país, una de ellas era García, a quien Valadés describe así: "Cuca tenía dotes de organizadora y ciertos aires de sufragista inglesa".93 Por su parte, Justino Bermúdez afirma que Refugio era "digna y esforzada obrerista que siempre ha puesto sus actividades al servicio del proletariado, leal defensora de las Instituciones y muy estimable compañera con quien compartimos las miserias y los sufrimientos de la contienda política".94 Coincide con ellos Apolinar Martínez Múgica, quien confirma que era una "dinámica luchadora".95 La profesora García con sus ideas y sus acciones en pro de los derechos políticos de la mujer, influyó también en la agitación social y agraria de las mujeres de las comunidades integradas a la Liga; por ejemplo, la organización de sindicatos femeninos en las comunidades agrarias, las llamadas Ligas femeniles, auspiciadas por Primo Tapia e Ignacio C. Villegas, quienes apoyaron con acciones y discursos muy combativos la lucha social contra el clero político y el alcoholismo, y en favor del reparto agrario.96 Tapia convalidó la posición de García en favor de las acciones políticas de las mujeres con el fin de concretar demandas agrarias, económicas y sociales; pero también para sufragar y alcanzar plenamente sus derechos de ciudadanía.97

En marzo de 1923,98 la local Comunista en Morelia se puso en marcha para dar a conocer el manifiesto de su comité organizador "A los trabajadores del campo y de la ciudad", en junio de ese año, suscrito por Fidencio Reséndiz, secretario del interior; Juan Chávez, tesorero, y Primo Tapia,99 secretario de propaganda;100 junto con buena dosis de idealismo y romanticismo social, los comunistas michoacanos emprendieron su cruzada social influidos por la Revolución rusa a la que consideraban "como una vibrante clarinada que al repercutir en los corazones proletarios, los alentaría para no seguir considerándose siervos a perpetuidad, sino Hombres —con mayúscula—, con derechos y deberes".101

Su comité hizo un llamado a los trabajadores michoacanos para "integrar el Partido Comunista, en cuyo programa están sintetizados los anhelos del proletariado revolucionario". A partir de esta convocatoria el nuevo partido aglutinaría a jóvenes obreros de las zonas urbanas de la entidad, principalmente de Morelia, Uruapan y Tlalpujahua, a grupos campesinos, sobre todo de las regiones de Morelia, Zacapu, Pátzcuaro y Zitácuaro, dándose a la tarea de "ampliar y consolidar las bases de apoyo a la lucha [social] a través de la Liga de Comunidades Agrarias que presentaba un trente a favor de la dotación de ejidos a las comunidades".102 En los hechos ya se estaba repartiendo la tierra.103 Se sabe que Primo Tapia, acompañado de Lázaro Cárdenas,104 jefe de las Operaciones Militares en el estado en julio de 1923, entregó tierras a campesinos en Huiramba y Puruándiro.105

Por otro lado, con propósitos en un tono extremadamente radical (a diferencia incluso de las líneas partidistas del Comité Nacional e incluso del CEIC que propugnaban por un cierto viraje hacia la derecha),106 la Local Comunista argumentaba que era la hora del "derrumbe del estado burgués o capitalista", para dar paso a la nueva sociedad, cuya construcción estaría en manos de "un partido comunista unificado y centralizado" (como reflejo de la línea partidista del Frente Único, y adelantando un paso a la consigna de la bolchevización establecida después por el Tercer Congreso del Partido),107 que se fundaría mediante la vía ultra radical "de la insurrección armada del proletariado" (con la expectativa que ofrecía el eventual levantamiento militar en contra del gobierno obregonista), cuyas bases de apoyo estarían ubicadas en las organizaciones sindicales, y hasta en el ejército, en el cual debería penetrar (haciendo entrismo) con "soldados revolucionarios, listos y resueltos para que en el día del encuentro con el pueblo, pasen de lado de los obreros y lleven consigo todo el regimiento".

Por su parte, los agraristas deberían comprender que el objetivo de la lucha no sólo era por la tierra, sino para derrocar a la burguesía, pues "mientras ella siga en el poder la emancipación de los trabajadores es imposible". Al mismo tiempo el agrarismo, visto como táctica comunista, debería ser "un arma, que esgrimida revolucionaria e inteligentemente por el proletariado, da golpes mortales al sistema capitalista".108

Esta última determinación significaba, a decir de Taibo II, una postura muy relevante que pasó inadvertida para el Comité Nacional del Partido, enfocado insistentemente en las movilizaciones obreras de acuerdo con las pautas de la IC. La dirigencia comunista tardaría tres meses en darse cuenta de lo que ocurrió en Michoacán "cuando la repetición del fenómeno, ahora en Veracruz, puso al Partido ante el hecho consumado de tener que revisar sus proposiciones respecto a cuál era el sector social donde debían concentrar sus esfuerzos".109

 

REBELIÓN Y REPRESIÓN

Las bases sociales del comunismo y del mugiquismo110 —de capa caída luego de la licencia a la que se vio obligado a solicitar el gobernador Múgica en marzo de 1922 por las fuertes presiones internas y externas— se enfrentaron de golpe con la rebelión delahuertista a finales de 1923, cuando una política errática y poco definida por parte del PCM111 —que apostaba por un levantamiento generalizado— precipitó una situación que le fue más bien desfavorable, sobre todo porque "los últimos meses de 1923 fueron vividos por los comunistas mexicanos en un marco grisáceo, donde por ningún lado aparecían alternativas que los sacaran del marasmo".112 El Comité Nacional privilegió el pragmatismo frente a las disyuntivas que planteaba la rebelión delahuertista.113 Otro factor que también redundó en la confusión de los comunistas en Michoacán y en otros puntos del país, fue la integración a la revuelta por parte de militares de tendencia progresista (Rafael Buelna, Manuel M. Diéguez, Salvador Alvarado, entre otros), al lado de miembros de la oficialidad militar con posición conservadora y en alianza con grupos oligárquicos terratenientes.

En Michoacán las corrientes políticas y las organizaciones sociales tuvieron respuestas ambivalentes frente a la rebelión. Algunos mugiquistas se mantuvieron leales al gobierno, otros dieron muestras de simpatizar con el delahuer–tismo. El mismo Múgica no hizo presencia abierta ni mostró un liderazgo efectivo, mientras que los comunistas michoacanos también vacilaron frente a la rebelión. "Agraristas y comunistas se vieron en serias dificultades para presentar un verdadero frente de batalla"; por lo que de improviso se hallaron "entre dos filos", "de un lado se encontraban los delahuertistas y del otro, el Estado represor". Finalmente, su dirección política encabezada por Tapia combatió contra "guardias blancas estradistas" en la región de la ciénega de Zacapu, y después en la región de La Piedad, junto con Alfonso Soria. A raíz de esta situación, la consigna del Comité Nacional del PCM aconsejaba que los comunistas combatientes al lado del gobierno buscasen la "posibilidad de quedar con las armas en la mano, en calidad de 'defensas' o algo así, hay que aceptarlas desde luego, teniendo siempre como punto de vista el armamento del mayor número posible de trabajadores".114

El levantamiento, el acoso y la represión lograron fracturar a los comunistas, máxime cuando éstos exhibían como objetivo primordial la toma del poder mediante la insurrección armada del proletariado. Finalmente, la rebelión provocó desorganización y crisis interna en el Partido.115

 

LOS LÍMITES

Por el contrario, en el gobierno federal aplastada la rebelión, se fortaleció la candidatura presidencial de Calles, quien ofreció al PCM promover sus propuestas de carácter social, además del acceso a espacios políticos siempre y cuando no le estorbasen en el ejercicio de su poder.116 En contraste, una vez que Calles asumió la presidencia de la República, los detentadores del poder económico y los terratenientes en Michoacán renovaron fuerzas dentro de un escenario favorable a sus intereses, pues contaban con el amparo de los gobiernos locales.

A finales de 1924, el ambiente enrarecido en la entidad —aunado a la ausencia de una línea definida del Comité Nacional Comunista y con graves problemas internos— desembocó en una seria parálisis del partido en Michoacán, amén del continuo acoso que sufrían los comunistas por parte de caciques y de la Jefatura de Operaciones Militares en la entidad.

Para profundizar aún más los problemas que arrastraba la Local Comunista en Morelia, el dogmatismo prevaleció en octubre de 1924, al expulsar del seno del Partido Socialista Michoacano —controlado por los comunistas— a siete activistas acusándolos de hacer proselitismo en favor de la central sindical cromista; por cuya causa fueron expulsados Fidencio Reséndiz, Othón Sosa y Gabriel Rosales, del PCM y Nicolás Ballesteros, Pedro Coria, Simón L. Díaz y Maximiliano Silva (compañeros de Tapia y Soria) de la Federación de Sindicatos de Obreros y Campesinos.117

Un mes después, y con el objetivo de remontar esta situación desfavorable para el Partido en Michoacán, se llevó a cabo el 6 de noviembre en Morelia la segunda Convención de la Liga de Comunidades y Sindicatos Agraristas118 con la asistencia de 184 delegados campesinos,119 la significativa participación de miembros del Comité Nacional del Partido,120 y la presencia de Úrsulo Galván, dirigente de la Liga de Comunidades Agrarias de Veracruz. La reelección de la dirigencia de la Liga encabezada por Primo Tapia fue un punto en favor del propio Partido;121 al igual que la elección de Tapia, propuesto por Úrsulo Galván como delegado al Consejo Campesino Internacional de la Internacional Campesina.122 Todo apuntaba al objetivo de fortalecer los vínculos del partido con las ligas agraristas para la edificación de una Liga Nacional Agraria con influencia comunista;123 que se tomó por acuerdo en el Tercer Congreso Nacional del Partido, realizado en abril de 1925, quedando constituida, un año después la Liga Nacional Campesina.

También en el Tercer Congreso se expusieron las deficiencias del gobierno local en el apoyo de los grupos campesinos michoacanos, y se acordó "no más ayuda gubernamental, independencia absoluta de tales controles",124 lo que repercutió negativamente en la organización campesina en la entidad, que vio nulificados los apoyos provenientes del gobierno. La dirigencia comunista se pronunció igualmente por ampliar su radio de acción hacia las Ligas de Comunidades en otros estados, y por el "frente único con la clase obrera y campesina". Al mismo tiempo, otra tarea primordial fue "la bolchevización del partido", cuya estrategia impediría, desde su punto de vista, desaparecer como organización política o que el gobierno lo declarase ilegal. A partir de esta estrategia se organizó el partido a través de células comunistas en los centros laborales, con la decidida intención de conseguir una estructura centralizada: "un partido monolítico de una sola pieza",125 que en la discordante realidad nunca se consiguió.

 

ELGOLPE FINAL

Correlativamente en Michoacán, luego de la realización de la Segunda Convención Agraria, se recrudeció la ola represiva, provocando un retroceso en el esfuerzo de años en la construcción comunista de un frente campesino luego del asedio constante sufrido por las comunidades agrarias.126

Desde 1923,127 entre finales de 1924 y a lo largo de 1925 —sobre todo por su reelección como dirigente comunista de la Liga—, Primo Tapia estuvo en la mira del gobierno máxime cuando participó activamente en el Tercer Congreso del Partido, y además suscribió en Morelia un "Manifiesto al Proletariado"128 el 7 de noviembre de 1925 —en ocasión del octavo aniversario de la Revolución bolchevique— con pronunciamientos acusatorios en contra del gobierno federal, de los prominentes hacendados Noriega de la región de Zacapu y de los terratenientes de la hacienda de Queréndaro, a los cuales sentenciaba que: "Los capitalistas y terratenientes nacionales y extranjeros tienen en el Imperialismo Norte —Americano una poderosa protección para burlar las leyes del País", y exigiendo reparación de daños "En nombre de la Justicia y de los miles de campesinos sacrificados en 15 años de revolución".129

Ante este llamado a cuentas por parte de las dirigencias de izquierda, el presidente Calles le exigió a Luis Méndez, presidente de la Comisión Local Agraria, su intervención para neutralizar "el ascendiente de Primo entre los campesinos".130 Como no pudo conseguir dicho objetivo, en vista de que Méndez le atestiguara categóricamente que "ni yo ni nadie es capaz de contrarrestar la influencia que Primo Tapia tiene en una buena parte del Estado",131 Calles expidió la orden de arresto bajo los cargos de estradista y bandolero, luego de que Juan C. de la Cruz y Rodrigo Méndez, antiguo miembro del Partido Socialista Michoacano, y ambos exmilitantes de la Liga, lo acusaran de haber asesinado a ejidatarios de Tarejero.132

Tapia fue detenido junto con dos compañeros suyos por el jefe de Operaciones Militares, el general Juan Espinosa y Córdova. Antes de ser fusilado entre el 26 y el 27 de abril de 1926 se le torturó.133 Con su asesinato y las ejecuciones de otros de sus correligionarios, el gobierno de Calles "destruyó más fácilmente la organización campesina: sus miembros fueron rápidamente perseguidos y dispersados".134 Estas acciones frenaron de forma brutal a la oposición comunista en Michoacán, y abrieron un claro proceso de institucionalización por parte de los gobiernos emanados de la revolución.135 De esta manera, se cerró el primer ciclo del comunismo en la entidad que había pugnado con mística revolucionaria por la destrucción del capitalismo envuelto en las banderas de la Internacional Comunista: "¡Por la Causa Obrera y Campesina, hasta el triunfo del Proletariado!", pero que también había construido —afincado en los postulados más radicales de la revolución— la utopía revolucionaria por "¡Tierra, Libertad y Justicia!"

 

CONSIDERACIONES FINALES

En suma, se podría destacar la confluencia, integración y praxis político ideológica de los mugiquistas–comunistas en su ala más radical en Michoacán, y que en la compleja realidad de esos años no siempre estuvieron empatadas con las directivas de los delegados de la Comintern en México y con los acuerdos del Comité Nacional del Partido. No siempre unos y otros avanzaron por la misma ruta y con un mismo objetivo. Seguramente se concretarán otras investigaciones para dilucidar hasta dónde el movimiento comunista logró insertarse e imbricarse en los ritmos y las necesidades más apremiantes del contexto local.

También subrayo que las redes establecidas entre el Partido Socialista Michoacano, la Liga de Comunidades y Sindicatos Agraristas y el PCM, así como el impacto en sus bases militantes, son un buen ejemplo de la hibridación y entrelazamiento de las ideas radicales de la Revolución mexicana —especialmente del ideario mugiquista— con el bagaje ideológico de los comunistas (ambos con sustratos y resabios socialistas, magonistas y anarcosindicalistas) que exaltaban la nueva era de la Revolución bolchevique, a través de la influencia directa de la IC que pretendía poner en marcha en tierras mexicanas, la revolución mundial.

Aunque la insurrección a escala planetaria nunca estalló, los procesos políticos, agrarios y sociales que se desencadenaron en Michoacán lograron que los actores comprometidos en la construcción del socialismo pusieran las bases de un proyecto incluyente a través de una red de alianzas por la reivindicación de derechos sociales, agrarios y políticos en favor de amplios sectores de la población. El alcance social de la movilización fue inédito, por primera vez núcleos obreros, campesinos y de clase media en Michoacán —aunque fuesen muy delimitados— se formaron una conciencia de clase. Subyacía en ellos y en sus líderes una fuerte convicción de que en tierras michoacanas se podría construir un proyecto revolucionario semejante a "La Revolución Rusa, el más formidable intento que se ha llevado a cabo para terminar definitivamente con la milenaria explotación del hombre por el hombre".136

Pero factores internos y externos frustraron la revolución social en Michoacán preconizada por los mugiquistas–comunistas, sobre todo por su debilidad frente al Estado, su falta de unidad orgánica, sus contradicciones internas y su incapacidad ideológica para extender, entusiasmar e involucrar a las masas en su proyecto político. Finalmente, los comunistas arribaron en condiciones difíciles hacia finales de la década de 1920, sobre todo por la represión y las restricciones sociales y agrarias impuestas por el callismo y los gobiernos del maximato. También el liderazgo original del general Múgica se había deteriorado a causa de inconsistencias e indecisiones políticas, y él mismo se encontraba en una situación inestable, alejado de Michoacán, y diezmada su base social frente al poder del Estado. En distintos momentos, además, hubo deslealtades, oportunismo, tensiones, desacuerdos y polarización entre los propios mugiquistas (su ala más radical y el grupo liberal más moderado) que no presentaron un frente homogéneo y con fuerza política.

Por último, en la obcecada construcción de la sección de la Internacional Comunista en México, paradójicamente, el puñado de comunistas mexicanos nunca vio llegar la Revolución mundial, pero en cambio sí fue interpelado ideológicamente por la Oposición de Izquierda Internacional, que salió de su propio seno, y que a partir de 1929, bajo el liderazgo de León Trotsky, el gran estratega de la Revolución bolchevique, dio paso a una nueva era en la historia del comunismo mundial, la era de la Cuarta Internacional Comunista, que cerró el ciclo de los primeros avatares de la Tercera Internacional en México (con un PCM golpeado y enviado a la clandestinidad por un gobierno de la revolución); y que desde luego conmovió también las ansias libertarias de los comunistas michoacanos de la primera hora,137 quienes con renovadas expectativas se conectaron en esa coyuntura con el programa social de Lázaro Cárdenas, el nuevo dirigente de Michoacán, quien en su voluntad de gobernar, dentro de su proyecto político entrelazó la herencia de la corriente más radical de la Revolución mexicana con la impronta dejada por la Revolución bolchevique en México.

 

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NOTAS

1 Daniela Spenser, en Los primeros tropiezos de la Internacional Comunista en México, México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 2009, p. 14; enmarca adecuadamente esta idea: "cuando la Revolución Bolchevique irrumpió en 1917, en México los obreros y artesanos tenían ya varias generaciones de experiencia de lucha de los oprimidos contra los opresores, en defensa de sus intereses contra el ultraje de los patrones, en la solidaridad de clase, la organización de huelgas— ganadas y perdidas, en la resistencia y en el debate sobre cómo terminar la explotación de los trabajadores y en la práctica de una incipiente solidaridad internacional".

2 Para fines del presente estudio se hará referencia al Partido Comunista Mexicano (PCM), sin menoscabo de las distintas denominaciones que adquirió el partido durante el periodo 1919 a 1929.

3 Barry Carr, "Hacia una historia de los comunismos mexicanos: desafíos y sugerencias", en Elvira Concheiro, Massimo Modonesi y Horacio Crespo (coords.), El Comunismo: otras miradas desde América Latina, México, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades– Universidad Nacional Autónoma de México, 2007, p. 523.

4 Ibid., p. 522.

5 Ricardo Melgar Bao, "Redes y representaciones cominternistas: el Buró Latinoamericano (1919–1921)", en Universum, núm. 16, 2001, p. 375.

6 El pedagogo español Francisco Ferrer Guardia fue el fundador de la Liga Internacional para la Educación Racionalista, que tuvo cierto impacto en círculos obreros e intelectuales.

7 Eduardo Nava configura en breves líneas la estatura de dirigente social que tuvo Isaac Arriaga: "La vida de Isaac Arriaga, estudiante y profesor del Colegio de San Nicolás, activista político, revolucionario, médico sanador de los males de la desigual e injusta sociedad procreada por el régimen porfirista, fundador del Partido Socialista, diputado federal y funcionario del gobierno de Francisco J. Múgica, es uno de los legados más vivos y vigentes del nicolaicismo moderno". Eduardo Nava Hernandez, Isaac Arriaga. El humanismo militante, Morelia, Archivo Histórico de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1999, p. 7.

8 Apolinar Martínez Múgica enlista a los miembros del PSM: Juan Ascencio, Nicolás Ballesteros, Federico García, Othón Sosa, José Martínez, José Valdovinos Garza, Lamberto Moreno, Antonio Navarrete, Miguel A. Quintero, Guillermo Iturbide, José García, Enrique M. Ramos, Alberto Coria, Alberto Bremauntz, Arturo Soto Reyes, J. Jesús Ramírez, Miguel Mora y María Refugio García. Véase Apolinar Martínez Múgica, Isaac Arriaga. Revolucionario Nicolaita, Morelia, Centro de Estudios Sobre la Cultura Nicolaita–Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1982, p. 112.

9 Gerardo Sánchez Díaz, "El movimiento socialista y la lucha agraria en Michoacán, 1917–1926", en Ángel Gutiérrez, J. Napoleón Guzmán y Gerardo Sánchez, La cuestión Agraria: Revolución y Contrarrevolución en Michoacán (Tres ensayos), Morelia, Coordinación de la División de Ciencias y Humanidades–Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1984, p. 43.

10 Alberto Bremauntz, Setenta años de mi vida. Memorias y anécdotas, México, Ediciones Jurídico Sociales, 1968, p. 59.

11 Apolinar Martínez Múgica, op. cit., 1982, pp. 113–115.

12 Eduardo Nava Hernández, op. cit., 1999, p. 43, y el apéndice 1 con las "Bases generales del Partido Socialista Michoacano", pp. 97–99. Nava explica que el nicolaita Isaac Arriaga fue el autor de la Declaración de Principios del PSM. El programa mínimo del PSM pretendía: la dotación agraria, las reivindicaciones laborales señaladas en el artículo 123, el establecimiento de la educación pública, gratuita y obligatoria —según el artículo tercero constitucional—, sobre todo mediante la creación de escuelas racionalistas para el sector obrero, así como la eliminación del alcoholismo en la sociedad y la protección de los derechos de las mujeres.

13 Que era el punto 7 del Programa Máximo. Ibid., p. 99.

14 Paco Ignacio Taibo II, Bolshevikis. Historia narrativa de los orígenes del comunismo en México (1919–1925), México, Joaquín Mortiz, 1986, p. 37. El español Juan Tudó introdujo en el país la táctica de lucha denominada acción múltiple, que integraba las acciones sindicales de resistencia, las de enfrentamiento directo y las de tipo político. Según Bremauntz: "era una combinación de la táctica anarco–sindicalista con la seguida por el Socialismo", en Panorama Social de las Revoluciones de México, México, Ediciones Jurídico Sociales, 1960, p. 213.

15 Pablo G. Macías, Aula Nobilis. Monografía del Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo, México, Ediciones Vanguardia Nicolaita, 1940, p. 400.

16 Ibid.

17 Los Batallones Rojos se organizaron a partir del pacto firmado entre la COM y Venustiano Carranza, quien se comprometió a mejorar las condiciones de los trabajadores a cambio de que éstos tomaran las armas en favor del constitucionalismo. Véase Raúl Mejía Zúñiga, La Revolución Mexicana, México, Tizoc, 1973, p. 209.

18 De acuerdo con Valdovinos Garza, Refugio García resultó una "inquieta y combativa muchacha que desde entonces se entregó de todo corazón a la causa proletaria". Véase José Valdovinos Garza, Tres capítulos de la política michioacana, México, Ediciones Casa de Michoacán, 1960, p. 29.

19 Ramón Alonso Pérez Escutia, La Revolución en el oriente de Michoacán, 1900–1920, Morelia, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo/H. Ayuntamientos Constitucionales del Oriente de Michoacán/Morevallado Editores, 2005, pp. 288 y 296.

20 En mayo de 1918, Carranza le extendió el nombramiento a Múgica. Véase Armando de María y Campos, Múgica. Crónica biográfica, México, Compañía de Ediciones Populares, 1939, pp. 132–133.

21 Véase Paul Friedrich, Revuelta agraria en una aldea mexicana, México, Centro de Estudios Históricos del Agrarismo en México/ Fondo de Cultura Económica, 1981, pp. 81–95.

22 Archivo Estatal Ruso de Historia Social y Política (en adelante RGASPI por sus siglas en ruso), Documento 1. Declaración de Principios aceptados por el Primer Congreso Nacional Socialista, celebrado en México, del 25 de agosto al 4 de septiembre de 1919, Fondo 495, reg. 108, exp. 8, f. 1, en Daniela Spenser y Rina Ortiz Peralta, La Internacional Comunista en México: los primeros tropiezos. Documentos, 1919–1922, México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 2006, Fuentes y Documentos, pp. 47–49. En el punto 1 de su Declaración el PSM definía "que el Socialismo significa la posesión y dirección comunista de todos los medios de producción, distribución y cambio". También reconocía la lucha de clases debido a la explotación capitalista.

23 RGASPI, Documento 2. Programa de Acción Adoptado por el Primer Congreso Nacional Socialista, 4 de septiembre de 1919, Fondo 495, reg. 108, exp. 8, ff. 1v, 2 y 2v, en ibid., pp. 50–54.

24 Veáse la lista de firmantes en RGASPI, Documento 1. Declaración de Principios aceptados por el Primer Congreso Nacional Socialista, celebrado en México, del 25 de agosto al 4 de septiembre de 1919, Fondo 495, reg. 108, exp. 8, f. 1, en ibid., pp. 47–49.

25 "La unidad del Partido Socialista fue efímera, el 7 de septiembre, a sólo tres días de terminado el Congreso, Linn A. E. Gale rompió con el PSM y fundó el Partido Comunista de México, en el que nombró secretario general a Adolfo Santibáñez y a Gale como delegado al Congreso de la IC", véase en Paco Ignacio Taibo II y Rogelio Vizcaíno, Memoria Roja. Luchas sindicales de los años 20, México, Ediciones Leega/Jucar, 1984, p. 13.

26 RGASPI, Documento 89. José Allen, "El Movimiento Comunista en México", 1919–1922, Fondo 495, reg. 108, exp. 25, ff. 1533, en Daniela Spenser y Rina Ortiz Peralta, op. cit., 2006, pp. 365–368. Cinco días después de la fundación formal del PCM, Allen dirigió una comunicación a Angélica Balabanova, secretaria general de la IC, para informarle del cambio de nombre del partido y su adhesión a la Tercera Internacional "convocada por Moscow a iniciativa del Partido Comunista de Rusia". Véase RGASPI, Documento 5. Informe de José Allen a Angélica A. Balabanova, secretaria general de la Tercera Internacional, 29 de noviembre de 1919, Fondo 495, reg. 108, exp. 3, ff. 1–2, en ibid., pp. 69–70.

27 Daniela Spenser, op. cit., 2009, p. 124.

28 RGASPI, Documento 68. Sen Katayama a la Internacional Sindical Roja, sin fecha, Fondo 495, reg. 18, exp. 66, ff. 350–354, en Daniela Spenser y Rina Ortiz Peralta, op. cit., 2006, pp. 250–256.

29 Daniela Spenser, "México radical, dique al impacto del comunismo soviético", en capítulo 1, en ibid., pp. 31–36. Spenser agrega que "este arrebato del radicalismo desde el poder fue momentáneo, pero por lo pronto despojaba a los comunistas de su bandera y al flamante partido, de adherentes".

30 RGASPI, Documento 50. Sen Katayama al Comintern, México, 5 de septiembre de 1921, Fondo 495, reg. 18, exp. 66, ff. 98–103, en Daniela Spencer y Rina Ortiz Peralta, op. cit., 2006, pp. 193–201.

31 Por ejemplo, Sen Katayama tenía la convicción de que los obreros y campesinos mexicanos "Han tenido suficiente experiencia en el pasado inmediato. Están desilusionados de la pasada experiencia revolucionaria. Fueron burlados por los líderes revolucionarios quienes los engañaron con falsas promesas y los pisotearon una vez que obtuvieron el poder, gracias a la misma revolución. Sin embargo, este mismo hecho nos da una buena razón para hacer propaganda de la revolución social en el futuro. Fácilmente podemos señalar a los obreros y campesinos la verdadera diferencia entre la revolución política y la revolución social y convencerlos de la inutilidad de luchar por revoluciones políticas como hicieron en el pasado [...]. Aunque la Revolución bolchevique rusa es bien conocida entre los obreros y campesinos [¿?] el principio comunista no ha sido comprendido aún", en RGASPI, Documento 49. Sen Katayama al Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, México, 24 de agosto de 1921, Fondo 521, reg. 1, exp. 17, ff. 96–101, en ibid., pp. 186–192.

32 Katayama pretendía enlazar la teoría y la praxis comunista a la realidad mexicana, y buscaba "expresar el comunismo en términos de la historia, condiciones y desarrollo mexicanos. Así pues, estamos tratando de producir una literatura comunista mexicana". Véase RGASPI, Documento 50. Sen Katayama al Comintern, en ibid. Aunque era japonés, sólo se comunicaba con sus camaradas en inglés, pues no hablaba español.

33 Ibid.,en su testimonio, José C. Valadés afirma que efectivamente Sen Katayama "creía muy cercana e inevitable la revolución mundial". Véase José C. Valadés, Memorias de un joven rebelde, Culiacán, Universidad Autónoma de Sinaloa, 1986, tomo II, p. 112.

34 Véase el testimonio de Evelyn Trent "Berlín, México, Los Roy", en Mauricio Tenorio Trillo, El Urbanista, México, Fondo de Cultura Económica, 2004, pp. 61–85. Ahí Trent menciona que con una carta de presentación entregada a David Jordan Starr, presidente de la Universidad de Stanford, los Roy llegaron a México en el verano de 1918 con la intención de presentarse en Yucatán ante Salvador Alvarado, aunque nunca fueron, pues se quedaron en la Ciudad de México donde contactaron rápidamente con estadounidenses que huían del reclutamiento militar, junto con pacifistas y socialistas: "En los cafés de chinos de las calles de Dolores e Independencia planeábamos la revolución y discutíamos el porvenir de la revolución rusa y el papel de los Estados Unidos en la guerra", ibid., pp. 66–67. Evelyn Trent y otras mujeres de vanguardia impulsaron la reivindicación y emancipación de la mujer en todos los órdenes. Trent estaba influenciada por el feminismo sufragista anglosajón, y se conectó con las propuestas feministas de origen anarcosindicalista a través de Elena Torres, Estela Carrasco y Refugio García, quienes impulsaron el Consejo Feminista Mexicano adherido al PCM en octubre de 1919.

35 Katayama estuvo en México entre el 1 de abril y el 28 de octubre de 1921 con el objetivo de reorganizar al PCM y darle consistencia a la Oficina Mexicana de la Internacional Sindical Roja, en adelante PROFINTERN por sus siglas en ruso, en esta tarea contó, a sugerencia de Seaman, con José Rubio, anarquista español (del comité ejecutivo de la Confederación General de Trabajadores, recién creada en febrero de 1921), así como con Martin Paley (editor del Obrero Industrial, órgano de la oficina mexicana de la IWW), y el joven comunista José Valadés, quien tuvo la tarea de editar El trabajador, el periódico del Buró. Véase RGASPI, Documento 79. Sen Katayama a la Oficina Mexicana de la Internacional Sindical Roja, México, 16 de septiembre de 1921, Fondo 495, reg. 18, exp. 66, f. 106, en Daniela Spenser y Rina Ortiz Peralta, op. cit., 2006, p. 299.

36 Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, p. 24.

37 Daniela Spenser, op. cit., 2009, passim.

38 Paco Ignacio Taibo II y Rogelio Vizcaíno, op. cit., 1984, p. 17.

39 Elena Torres, maestra rural cercana a Felipe Carrillo Puerto, era militante del Partido Socialista de Yucatán. A través de su amistad con Trent, se incorporó a la militancia comunista. Véase Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, p. 63.

40 A partir de 1919, Salvador Alvarado, revolucionario del ala radical, patrocinó El Heraldo deMéxicopara impulsar su candidatura presidencial. Ese espacio periodístico les ofreció su página en inglés a los delegados de IC para la difusión de sus ideas. Alvarado y Carrillo Puerto impulsaron un proyecto de avanzada y de reivindicación social en Yucatán a través del Partido Socialista Yucateco, fundado en 1916, que contó con bases sociales magisteriales y obreras, pero sobre todo con las ligas de resistencia en el área rural.

41 Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, p. 64.

42 Las referencias hablan de una entrevista entre el enviado de Lenin, el presidente Carranza e Hilario Medina, secretario de Relaciones Exteriores. No se concretó ningún acuerdo comercial ni el establecimiento de relaciones diplomáticas. A partir de esa entrevista, Borodin constató que no había hostilidad por parte del gobierno carrancista, pero sí cierta actitud cautelosa frente a una posible relación con la Unión Soviética. Véase ibid., pp. 51 Taibo II, cita en la p. 52 a José Valadés, Memorias de un joven rebelde, 2 vols. [original mecanoescrito]: "Borodin trabó contacto con otros dos mexicanos que lo conocieron en su verdadera personalidad: Felipe Carrillo Puerto, al que le propuso que vendiera henequén a la Rusia Soviética, y el general Francisco Múgica".

43 En el Buró Latinoamericano se ubicaron Elena Torres, "el sindicalista ácrata peruano Leopoldo Urmachea, el slacker Martin Brewster, José Allen y Felipe Carrillo Puerto", en Paco Ignacio Taibo II y Rogelio Vizcaíno, op. cit., 1984, p. 16. Taibo II agrega a la lista a Antonio Ruiz, dirigente del sindicato panadero del Valle de México. Fue significativa la incorporación de nuevos militantes al PCM, sobre todo del grupo de Carrillo Puerto, "dentro del que se contaban Roberto Haberman y Agustín Franco junto con Elena Torres y otros miembros destacados de la inteligencia del Partido Socialista Yucateco", Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1984, p. 63.

44 RGASPI, Documento 5. "Informe de José Allen a Angélica A. Balabanova...", en Daniela Spenser y Rina Ortiz Peralta, op. cit., 2006, pp. 69–70.

45 RGASPI, Documento 6. "Informe de Charles Phillips sobre las organizaciones obreras en México, México, 1 de diciembre de 1919", Fondo 495, reg. 108, exp. 4, ff. 1–2, en ibid., pp. 71–76, quienes aseguran que "Lo más probable es que Borodin le encargó a Phillips hacer ese estudio".

46 RGASPI, Documento 89. José Allen, "El Movimiento Comunista en México, 1919–1922", Fondo 495, reg. 108, exp. 25, ff. 1533, en ibid., pp. 77–82.

47 RGASPI, Documento 7. Charles Phillips, alias Jesús Ramírez, "Partidos Socialistas en México y el desarrollo del Partido Comunista", Madrid, 18 de enero de 1920, Fondo 495, reg. 108, exp. 4, ff. 5–8, en ibid., pp. 77–82.

48 Según Melgar Bao, "La crisis del Buró Latinoamericano revelaba por un lado la propia del PCM en el difícil periodo de transición política nacional del carrancismo al obregonismo, así como la vulnerabilidad de los nexos cominternistas entre los Estados Unidos, México y América Latina. Por ello el CEIC impulsó un reajuste de su dirección, estableciendo un puente entre la presencia norteamericana y la oriental. La llegada a México del veterano comunista japonés Sen Katayama de manera paralela al arribo de los norteamericanos Louis C. Fraina y Charles Phillips, apuntaba a lograr la unificación de los comunistas mexicanos, reorganizar el Buró Latinoamericano de la IC y montar una oficina de propaganda continental de la Internacional Sindical Roja (ISR)". Véase Ricardo Melgar Bao, op. cit., 2001, pp. 386–387.

49 Esta situación de inestabilidad y de división partidista se prolongó por un periodo largo. En abril de 1921, cuando Katayama ya se encontraba en la Ciudad de México, constató que "Respecto a los Partidos Comunistas —el así llamado de Gale y el de Roy— ninguno puede ser considerado un verdadero partido. Ambos constan de un puñado de hombres. Ambos tienen escasos camaradas útiles. El camarada Ramírez contó tres en su partido. Sin embargo, los dos partidos existen de nombre, de modo que estoy tratando de empezar de nuevo bajo una sola denominación". Véase RGASPI, Documento 35. Sen Katayama a Mijail Kobetzky [por breve tiempo fue secretario de la IC], México, 22 de abril de 1921, Fondo 521, reg. 1, exp. 17, ff. 2–4, en Daniela Spenser y Rina Ortiz Peralta, op. cit., 2006, pp. 152–154.

50 RGASPI, Documento 89. José Allen, "El Movimiento Comunista en México, 1919–1922", Fondo 495, reg. 108, exp. 25, ff. 1533, en ibid., pp. 358–390.

51 Mediante los informes de Borodin y Roy remitidos al Comité Ejecutivo de la IC, se le instaba al envío de experimentados delegados "con el objeto de 'convertir a los vulgares generales mexicanos al comunismo'. Tales informes [...] vaticinaban el derrocamiento del presidente Carranza, previendo que en la guerra civil que se avecinaba, los comunistas pudiesen aprovechar un entendimiento con los generales de uno y otro bando y constituir con los mismos un nuevo cuerpo político bajo la dirección del comunismo ofreciendo para ello los recursos pecuniarios de la Rusia Soviet". Véase José C. Valadés, op. cit., 1986, tomo II, p. 119.

52 RGASPI, Documento 89. José Allen, "El Movimiento Comunista en México, 1919–1922", en Daniela Spenser y Rina Ortiz Peralta, op. cit., 2006, pp. 358–390.

53 Hubo comunicación fluida mediante el establecimiento de correspondencia. Spenser cita una misiva de Refugio García a Alfred Stirner, Zitácuaro, 6 de septiembre de 1922, véase RGASPI, Fondo 495, reg. 108, exp. 22, f. 18, en Daniela Spencer, op. cit., 2009, p. 253. Stirner fue el delegado que representó a México en el Congreso Internacional de la Juventud realizado en Alemania en 1921.

54 Paco Ignacio Taibo II confirma que Carrillo Puerto se alejó cada vez más del PCM y de la IC luego de sus compromisos políticos con los gobiernos de la revolución, debido a su actividad sindical cromista y su relación cercana con el Grupo Acción Moronista. Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, p. 359, nota 9.

55 Con motivo de la campaña mugiquista, y para refrendar los principios políticos sustentados por el Partido Socialista Michoacano, su agrupación —con residencia en la Ciudad de México— dio a conocer en febrero de 1919 sus BasesGeneralescon un programa mínimo donde destacaba la dotación de ejidos, la efectividad del artículo 123 constitucional, la aplicación del tercero sobre la educación pública y otras cuestiones sociales, principalmente las referidas a "la creación y fomento de sociedades feministas", así como el reconocimiento de los derechos políticos de la mujer. Sobresalía también la voluntad de "Establecer y estrechar relaciones entre el Proletariado Mundial", así como "Tomar parte muy activa en todas las contiendas políticas, hasta lograr que los puestos públicos estén ocupados por representantes de las clases trabajadoras". También reiteraba su postura en favor de que se reconociera el derecho del pueblo a la rebelión. Véase el programa en Justino Bermúdez y Cortés, Verdades,...No adulación. Callismoy obregonismo revolucionarios, s.l.e., 1935, pp. 80–81.

56 Véase la campaña obregonista en Michoacán, tratada con amplitud, en Eduardo Nomelí Mijangos Díaz, La Revolucióny el Poder Político en Michoacán, 1910–1920, Morelia, Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1997, pp. 230 y ss. Para conocer un testimonio relevante sobre la campaña mugiquista para la gubernatura, consúltese a Justino Bermúdez y Cortés, op. cit., 1935, pp. 74–76.

57 Bermúdez organizó Agrupaciones Socialistaslocales en los alrededores del lago de Pátzcuaro, con el fin de apoyar las candidaturas de Múgica y Obregón, en ibid., pp. 127–128.

58 Héctor Ceballos Garibay agrega que "El proyecto político radical que Múgica llevó a la práctica en tan sólo dieciocho meses se topó con enemigos formidables: los remanentes de la burocracia porfirista local, las compañías madereras extranjeras, el alto clero de Morelia, la oligarquía terrateniente, el servilismo al Presidente de los sucesivos Jefes Militares de la zona, y la violación sistemática de la soberanía estatal por parte de Obregón". Héctor Ceballos Garibay, FranciscoJ. Múgica. Crónica Política de un rebelde, México, Ediciones Coyoacán, 2002, p. 83.

59 Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, p. 110. Valadés menciona que "la Revolución Rusa estaba en nuestros nervios. La creíamos incomparable, superior a la mexicana. Amábamos a nuestro pueblo. Sin embargo, nos parecía que la elevación de sus héroes surgida con el obregonismo anunciaba días todavía más trágicos e inconducentes que los pasados, para México". Percepción que desde luego se confirmó con la realidad. Véase José C. Valadés, op. cit., 1986, tomo II, p. 77.

60 Convocados Allen, Stirner y Valadés por Seaman, en "un café de chinos de la calle de Dolores", explicó que "dos delegados especiales de la Tercera Internacional" habían llegado al país. "Tales individuos se llamaban Sen Katayama y Louis C. Fraina. Aquél famoso militante socialista japonés; éste, organizador y caudillo del Partido Comunista de Estados Unidos. ¿Qué hacer con ellos?", en ibid., 1986, tomo II, pp. 105–106.

61 Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, p. 121.

62 Ibid., p. 122.

63 Guillermo Palacios llegó a Morelia en 1915, procedente de Veracruz con la finalidad de establecer la Casa del Obrero Mundial, junto con Hilarión Muñiz, José T. Vidales y Enrique Huesca. Véase Verónica Oikión Solano, El Constitucionalismo en Michoacán. El periodo de los gobiernos militares, 1914–1917, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1992, pp. 385–387.

64 Juan Ascencio Abundis, de oficio zapatero, con ideas socialistas, miembro de la Casa del Obrero Mundial, vocal del PSM de 1917 a 1918, y su presidente en 1921, miembro de la Junta Organizadora de los Grupos Rojos que en ese mismo año se constituyó para apoyar la política del gobierno mugiquista, fundó la colonia socialista en Morelia para obreros y empleados de diversos oficios y en 1922 se le nombró presidente municipal de Morelia. Véanse Verónica Oikión Solano, Los hombres del poder en Michoacán, 1924–1962, Zamora, El Colegio de Michoacán/ Instituto de Investigaciones Históricas–Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2004, p. 76; y Jorge G. Hernández Soria, "Las Personas de la Confederación", Morelia, Facultad de Historia–Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 2007, pp. 15–16. Documento proporcionado por el autor. Avance de Investigación.

65 Othón Sosa, obrero, organizador de la Casa del Obrero Mundial, miembro fundador del PSM en 1917, buen orador revolucionario y dirigente cromista. Verónica Oikión, op. cit., 2004, p. 76.

66 Sen Katayama envió una carta a la IC el 26 de mayo de 1921 en donde señalaba que él estaba a salvo, pero que Jesús Ramírez (Charles Phillips) había sido arrestado el 16 de mayo, y que "los camaradas que enviamos al interior como propagandistas fueron aprehendidos y tememos que algunos de ellos ya hayan sido deportados. Ahora en total hay entre 12 y 14 arrestados [...] Uno tras otro, los sindicatos afiliados a la I.S.R. protestan vigorosamente contra la deportación de los camaradas". RGASPI, Documento 41, Sen Katayama a la IC, México, 26 de mayo de 1921, Fondo 521, reg. 1, exp. 17, f. 15, en Daniela Spenser y Rina Ortiz, op. cit., 2006, pp. 167–168. Pablo G. Macias, op. cit., 1940, pp. 404–419. Taibo II añade el nombre del estadounidense A. Sortmary, de la IWW, y señala que Jorge Sánchez era de nacionalidad colombiana y Karl Limon alemán anarquista. Véase Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, p. 125.

67 RGASPI, Documento 89. José Allen, "El movimiento comunista en México, 1919–1922", en Daniela Spenser y Rina Ortiz Peralta, op. cit., 2006, p. 382.

68 Bermúdez fue comisionado para encabezar un Grupo Rojo junto con J. Guadalupe Ángel, J. Jesús Martínez, Esteban Rangel y José Orós, quienes aseguraban que "Todos ellos, inclusive el suscrito, se encuentran perfectamente armados y municionados y listos para cualquier emergencia". Véase Justino Bermúdez y Cortés, op. cit., 1935, pp. 208–209.

69 RGASPI, Documento 49. Sen Katayama al CEIC, México, 24 de agosto de 1921, Fondo 521, reg. 1, exp. 17, ff. 96–101, en Daniela Spenser y Rina Ortiz, op. cit., 2006, pp. 186–192. En el primer periodo de la organización comunista coexistieron el Partido Comunista Mexicano y el Partido Comunista de México, este último bajo el liderazgo de Linn Gale.

70 En marzo de 1921, en dos informes de un agente de la embajada estadounidense se afirmaba que gobernadores, políticos y militares, entre ellos Múgica, Adalberto Tejeda y Heriberto Jara, a través de la celebración del Congreso Obrero celebrado en Pachuca, estimulaban a las masas a "su incorporación a la lucha política armada [¿?]". A decir del informante, "lo que se ha intentado en este Congreso ha sido estimular de manera particular al elemento agrícola para organizar una revolución de carácter socialista. El dinero para los gastos del Congreso y para la propaganda, ha sido proporcionado por Calles, Jara, de la Huerta, Tejeda y otros". Archivos Nacionales de Washington (en adelante ANW), Documento 57. Informe sobre las actividades políticas, radicales y obreras a la embajada de los Estados Unidos, México, 18 de marzo de 1921, Record Group 165, caja 2291; y Documento 58. Informe sobre las actividades políticas, radicales y obreras a la embajada de los Estados Unidos, México, 18 de marzo de 1921, Record Group 165, caja 2291, en ibid., pp. 225–228.

71 Se sabe que por esas fechas, Sen Katayama y la Oficina Mexicana de la Internacional Sindical Roja (ISR) habían enviado camaradasa distintos centros laborales en provincia "para que realizaran tareas de propaganda y organización de la ISR. Este es el primer paso que da el movimiento para hacer algo fuera de la ciudad de México". RGASPI, Documento 64. Informe de Katayama probablemente dirigido al Comintern, México, 14 de mayo de 1921, Fondo 495, reg. 18, exp. 66, f. 337, en ibid., pp. 241–244.

72 Cfr., Arnulfo Embriz Osorio, "Primo Tapia: cien años de su nacimiento", en La Revolución en Michoacán, 1900–1926, Morelia, Departamento de Historia–Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1987, p. 120.

73 Ibid., pp. 122–123; Arnulfo Embriz Osorio, La Liga de Comunidades y Sindicatos Agraristas de Michoacán. Práctica Político–Sindical 1919–1929, México, Centro de Estudios Históricos del Agrarismo en México, 1984, p. 124; Arnulfo Embriz Osorio y José Napoleón Guzmán Ávila, "La prolongación de la lucha revolucionaria en el sector laboral", en Historia General de Michoacán siglo XX, Morelia, Instituto Michoacano de Cultura del Gobierno del Estado de Michoacán, 1989, capítulo IV, tomo IV, pp.80–81; y Apolinar Martínez Múgica, Primo Tapia. Semblanza de un revolucionario, Morelia, Ediciones del Gobierno de Michoacán, 1976, pp. 110–116.

74 El gobierno mugiquista logró, pese a tantos obstáculos, entregar 22 918 hectáreas. En su informe al congreso del Estado, el gobernador Múgica aseguró que "El problema agrario es uno de aquellos a los que ha consagrado mayor actividad la actual Administración, a consecuencia de que el agrarismo se encuentra rodeado de una muralla casi indestructible formada por los clericales y latifundistas con el apoyo del militarismo". Citado en Justino Bermúdez y Cortés, op. cit., 1935, p. 172.

75 Embriz asegura que "Múgica [...] permitió algunas ventajas al movimiento campesino, como fue haberles proporcionado algunas armas para su protección de las acciones de los terratenientes y la promoción anticlerical". Véase Arnulfo Embriz, op. cit., 1984, p. 108. A la muerte de Arriaga, Justino Bermúdez y Cortés fue nombrado por el gobernador Múgica, presidente de la Comisión Local Agraria, cuyas cartas credenciales aseguraban su perfil agrarista, destacando que había sufrido "persecuciones de parte de gobiernos pretéritos, con motivo de sus arraigados ideales sobre el reparto de la tierra". Dicha información apareció en el periódico 123, Morelia, 10 de junio de 1921, citado en Justino Bermúdez y Cortés, op. cit., 1935, p. 66. El proceder de Bermúdez al frente de la CLA fue muy cuestionado por los terratenientes michoacanos, pero no arredró frente a ellos, y reiteró al pueblo de Michoacán que tenía la obligación "de coadyuvar, apoyar y sostener toda resolución que en cuestión agraria dicten las autoridades competentes, pues de lo contrario faltaría a los ofrecimientos y a las promesas que como soldado ha hecho al pueblo que lo ha seguido". Ibid., p. 194.

76 Rina Ortiz Peralta, "Presentación", en Daniela Spenser y Rina Ortiz Peralta, op. cit., 2006, p. 18. Edgar Woog, alias Alfred Stirner, llegó a México a finales de 1919 para fundar la sección mexicana de las Juventudes Comunistas: "A partir de 1922 era un alto funcionario del Comintern en Moscú. Stirner permaneció siempre en estrecho contacto con los comunistas mexicanos y entabló una relación de amistad con varios mexicanos". RGASPI, Documento 12. José Allen a Edgard Woog, México, 29 de abril de 1920, Fondo 495, reg. 108, exp. 3, ff. 4–10, en ibid., p. 98.

77 RGASPI, Documento 40. "Informe sobre las Juventudes Comunistas", sin fecha, Fondo 495, reg. 18, exp. 65, ff. 142–144, en ibid., pp. 164–166. El 30 de julio de 1921 se llevó a cabo el congreso convocado por los jóvenes comunistas, asegurando su adhesión a la CGT y a la IC de los jóvenes, y ratificando su línea antiparlamentaria, así como los acuerdos contra el servicio militar y el envío de militantes propagandistas a las zonas agrarias y el fortalecimiento del aparato comunista entre jóvenes obreros. Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, p. 129.

78 Daniela Spenser, op. cit., 2009, p. 253, quien cita la misiva enviada por Refugio García a Alfred Stirner, Zitácuaro, 6 de septiembre de 1922, RGASPI, Fondo 495, reg. 108, exp. 22, f. 18. José Valdovinos Garza, en op. cit., 1960, p. 29, afirma que: "Los imperativos femeninos y sus convicciones socialistas la llevaron [a Refugio García] más tarde a contraer matrimonio libre con una 'célula' del Partido Comunista. Se fue a vivir con su camarada al 'Paraíso del Proletariado', de donde regresó tiempo después, ya sin su célula, a seguir luchando por la causa de nuestros modestos socialistas criollos". Probablemente Stirner haya sido la pareja de García.

79 RGASPI, Documento 49. Sen Katayama al CEIC México, 24 de agosto de 1921, en Daniela Spencer y Rina Ortiz Peralta, op. cit., 2006, p. 188. Sen Katayama confirmó en septiembre de 1921 que "Con el arresto de los camaradas activos a mediados de mayo (incluido Seaman y antes Gale) y su deportación de México como agitadores extranjeros, nuestro trabajo temporalmente se desintegró por completo [...] Los arrestos y deportaciones sirvieron para un fin útil: revelaron la verdadera situación aquí, la verdad completa que no se dio en Moscú el año pasado, ni a la agencia de aquí tampoco. No había aquí un verdadero Partido Comunista, a pesar de la existencia de dos 'Partidos Comunistas' [...]. Así, después de consultarlo con los camaradas de la Juventud, decidimos hacer de la Federación de la Juventud Comunista el punto de partida para la organización de un Partido Comunista". Véase RGASPI, Documento 49. Sen Katayama al CEIC, México, 5 de septiembre de 1921, Fondo 495, reg. 18, exp. 66, ff. 98–103, en Daniela Spenser y Rina Ortiz Peralta, Ibid., pp. 193–201.

80 Alejandro Gálvez asevera que las resoluciones tomadas en el congreso pusieron en evidencia "la debilidad de sus análisis" al exhortar al proletariado a no sumarse a la acción social hasta que el partido considerase el momento oportuno para "aprovechar el motín político, transformándolo en revolución proletaria". José C. Valadés, Revolución social o motín político, México, Biblioteca del Partido Comunista, 1922, p. 3. El partido también recomendó la abstención en los procesos políticos electorales. Véase Alejandro Gálvez, "La sección mexicana de la Internacional Comunista y el movimiento obrero (19191943)", en Iztapalapa, año 3, núm. 6, enero–junio, 1982, p. 246.

80 Alfonso Soria Flores, de oficio carpintero y de ahí al trabajo de escultura en madera. Junto con su hermano Enrique se formó en las ideas anarcosindicalistas. Miembro de la Casa del Obrero Mundial, cromista, mugiquista y sindicalista. Al lado de Tapia, inspiró los Estatutos de la Liga de Comunidades, y en su accionar comunista le refrendó lealtad a Tapia hasta su muerte. Fue un dirigente y organizador nato; trabajó de cerca con el general Lázaro Cárdenas en su proyecto de la CRMDT; y en 1935 llegó a ser el secretario general del comité estatal del PCM. Véanse Jorge G. Hernández Soria, op. cit., 2007, pp. 27–30; y Verónica Oikión, op. cit., 2004, p. 189.

82 RGASPI, Documento 87. Sen Katayama al Comintern, Moscú, 10 de enero de 1922, Fondo 495, reg. 18, exp. 66, ff. 211–214, en Daniela Spenser y Rina Ortiz, op. cit., 2006, pp. 333–340. Véase Óscar de Pablo, Diccionario de Izquierdistas mexicanos, p. 34, versión preliminar proporcionada por el autor.

83 Se sabe que en Michoacán "Una de las prioridades que tuvo la Juventud Comunista de Morelia fue la integración de sus cuadros al programa de cooperativas agrícolas, implementado por la Secretaría de Fomento. En este programa se intentaba la modernización de la agricultura campesina, pero era el pretexto que los comunistas tenían para penetrar en las comunidades rurales, realizando una labor de proselitismo, difundiendo sus ideas en el campo". Arnulfo Embriz, op. cit., 1984, p. 127.

84 Ibid., p. 125.

85 Tapia se incorporó probablemente a la JC en octubre de 1921. Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, p. 191.

86 Alfonso Soria fue quien llevó la propaganda y difusión de los textos comunistas.

87 Documento 54. H. Zitácuaro, a 14 de octubre de 1921. Carta remitida por Cuca García al gobernador Múgica, reproducida en Javier Moctezuma Barragán (estudio introductorio y selección), Francisco J. Múgica. Un romántico rebelde, México, Fondo de Cultura Económica, 2001, pp. 205–206.

88 Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, p. 189. Véase también Verónica Oikión, "María Refugio García, mujer y revolución", en Legajos, núm. 1, julio–septiembre, 2009, pp. 78–96.

88 Taibo II afirma que hasta 1923 el núcleo comunista michoacano "difícilmente podía distinguirse del ala izquierda del Partido Socialista Michoacano", en Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, p. 366, nota 129.

90 Barry Carr, La izquierda mexicana a través delsigloXX, México, Era, 1996, p. 46. Carr asegura que el PCM fue el primer partido comunista en América Latina que logró "crearse fuertes bases en el campesinado. A los tres años de su fundación (19221923) había establecido vínculos con combativos movimientos campesinos regionales, particularmente las ligas campesinas de Veracruz y Michoacán".

91 Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, p. 209.

92 Las investigaciones de Jorge G. Hernández Soria han revelado que otras mujeres al menos habían tenido antecedentes de cercanía con la Casa del Obrero Mundial, sobre todo de apoyo logístico y de carácter cultural, como fueron los casos de Elisa Ascencio Abundis, cuñada de Alfonso Soria; la media hermana de éste, Juana Meza Flores, y sus sobrinas Amalia y Alicia Soria, "quienes participan en las obras de teatro que organiza la Casa", en op. cit., 2007, p. 28.

93 José C. Valadés, "Múgica en el Partido Comunista", citado en Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, p. 334, nota 110.

94 Justino Bermúdez y Cortés, op. cit., 1935, p. 45.

95 Apolinar Martínez Múgica, op. cit., 1976, p. 58.

96 Véase Arnulfo Embriz Osorio y Ricardo León García, Documentos para la historia del agrarismo en Michoacán, México, Centro de Estudios Históricos del Agrarismo en México, 1982, pp. 119 y ss. Dichas ligas llegaron a organizar el Primer Congreso de Sindicatos Femeninos Agrarios de la Región Michoacana en la comunidad de Villa Jiménez el 1 de mayo de 1924.

97 En las cartas enviadas por Tapia a Martínez Múgica el 1 y 23 de septiembre de 1923, le comunicaba cómo en algunos pueblos que había visitado exigió "que metieran a las mujeres a la lucha, porque mientras esto no suceda, las mujeres no estarán de hecho con los agraristas. Naranja cuenta con un Sindicato de 60 mujeres; Villa Jiménez agremió a 23 más; Tarejero organizó 96 el domingo pasado y en Zacapu ya los traigo locos con la coronela, comprometiéndose formalmente a fundar un Sindicato antes de un mes [...] En Naranja [...] el sindicato de mujeres está más fuerte que el de los compañeros y funciona con más brío, jamás habíamos tenido organización tan uniforme. A la mujer ya se le puede hablar con toda confianza, como a cualquier luchador; ya no se deja embaucar por los hombres de sotana". Añadía también que en Uruapan "Hablé con los compañeros indios de aquel pueblo, hasta convencerlos de que la organización de la mujer es indispensable en estos momentos porque va atravesando el proletariado mundial, y que de no organizarse la mujer fracasaríamos". Véanse las cartas en Apolinar Martínez Múgica, op. cit., pp. 218–219 y 221–223. Martínez Múgica agrega que "Primo Tapia en la lucha antifeudal, puso todo su empeño en organizar sindicalmente a 'la esclava del esclavo', como decía de la mujer campesina, antes desligada por completo de la lucha agraria". En esta tónica menciona que "El sufragio fue un medio para lograr ese resultado [que el gobierno de Múgica fuese un jalón de la Revolución en Michoacán]. Y contribuyeron decididamente con su esfuerzo propagandista dos mujeres abnegadas: Estela Carrasco y Cuca García", Apolinar Martínez Múgica, op. cit., 1976, pp. 107–108; y Jorge G. Hernández Soria, op. cit., 2007, p. 48.

98 La fundación de la Local Comunista fue encabezada por Alfonso Soria. Véase Óscar de Pablo, op. cit., p. 34.

99 Embriz enfatiza en que Tapia trascendiera como secretario de propaganda de la Local Comunista, y al mismo tiempo se desempeñara como secretario general de la Liga de Comunidades: "La habilidad política de Tapia, fortalecida por su identidad con obreros y campesinos, sobre todo tarascos, permitió al partido penetrar y proponer sus programas, dependiendo de la composición social y étnica del medio rural y urbano, ampliando los frentes de lucha". Véase Arnulfo Embriz Osorio, op. cit., 1984, p. 128.

100 Véase Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista (en adelante CEMOS), Archivo del Partido Comunista Mexicano (en adelante APCM), caja 15, f. 1, en Arnulfo Embriz Osorio y Ricardo León García, op. cit., pp. 129–133. Taibo II asegura que "El nacimiento de la local de Michoacán y su primer manifiesto, ponían en evidencia la inconsistencia y fragmentación política del PC de M. En estos momentos, el partido manejaba tres líneas agrarias: la de la Local de Michoacán, que era una versión bastante elemental de la línea del I Congreso del PC (1921), la del Comité Nacional que se reflejaba en los acuerdos del II Congreso (abril de 1923) y la de la dirección de la Liga de Comunidades Agrarias en Veracruz que estaba por el reparto y la legalidad". Paco Ignacio Taibo II, op. cit, 1986, p. 209.

101 Apolinar Martínez Múgica, op. cit., 1976, p. 62.

102 Arnulfo Embriz, op. cit., 1984, p. 130.

103 Apolinar Martínez Múgica, op. cit., 1976, pp. 211–214, transcribe una carta que le fue enviada por Tapia en julio de 1923, quien se encontraba en Morelia, mientras Martínez Múgica se trasladaba a Estados Unidos. En el manuscrito Tapia expresa que "la cuestión agraria sigue en marcha, aunque paulatinamente".

104 Lázaro Cárdenas y Primo Tapia recorrieron distintos puntos de la geografía michoacana, lo que habla de intereses comunes en la configuración de un proyecto agrario. Tapia menciona que "Con el compañero Cárdenas he podido conseguir muchas cosas: me ha ofrecido que inmediatamente que llegue su gente, nos quitará a todos los capitanes que les gusta 'la vendimia'", en la carta reproducida por ibid., citada supra, p. 213. Resulta significativa esta relación entre Tapia y Cárdenas, porque nos habla de que éste último también estuvo muy cercano a la red político social construida por el mugiquismo y su ala más radical, cuyo ambiente de ideas socialistas y agraristas también influyó a Cárdenas en sus acciones políticas posteriores. Por esta relación es que, con toda seguridad, Cárdenas estuvo atento a la fundación del Partido Comunista en Michoacán.

105 Unos meses después, en septiembre de ese año, Tapia volvió a escribirle a su amigo Martínez Múgica para enterarlo sobre los avances del reparto agrario: "Los expedientes de Naranja, Tiríndaro, Tarejero y Villa Jiménez ya salieron a revisión ayer, y como antes de que pasara el ingeniero Monterde a los pueblos citados, fuero yo a prepararlos, nos dio el resultado que apetecíamos, y el mismo Monterde se comprometió solemnemente que para el mes de octubre estarían en posesión de sus ejidos". Ibid., pp. 219–220. Posteriormente, en carta fechada el 19 de diciembre de 1925, Tapia se refirió a la posesión definitiva de las tierras para los pueblos de Naranja, Tiríndaro y Tarejero que se efectuó en marzo de 1924. Ibid., p. 226. Dichas dotaciones ejidales fueron finalmente otorgadas por la voluntad política del presidente de la Comisión Agraria Local, el mugiquista Luis Mora Tovar en el gobierno de Enrique Ramírez.

106 En agosto de 1923, el Comité Ejecutivo de la III Internacional (CEIC) remitió una larga carta al Comité Nacional que "presionaba al partido hacia un viraje a la derecha en el terreno sindical, lo invitaba a profundizar en la línea electoral (por más condiciones que pusiera) y proponía al partido intervenir en la campaña presidencial apoyando a Calles condicionalmente". Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, pp. 214–218.

107 "La consigna de la bolchevización era traducida así por Wolfe [Bertram Wolfe, secretario de prensa y propaganda del Partido] de los acuerdos del V Congreso [de la IC]: 'Partido centralizado, sin fracciones ni grupos, de ideología unificada, voluntad única'". Citado en ibid., p. 292.

108 Véase el manifiesto, en CEMOS. Desde la perspectiva de Gerardo Sánchez, el manifiesto de los comunistas michoacanos propuso "un amplio programa de agitación para el reencauzamiento de las fuerzas proletarias, en la lucha agraria y laboral, despertando el espíritu de la solidaridad internacional, de esa forma para Primo Tapia y sus compañeros la lucha por la tierra y su explotación colectiva era la etapa inicial para la construcción del socialismo en México", en "El movimiento socialista y la lucha agraria en Michoacán, 1917–1926", op. cit., 1984, p. 66.

109 Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, p. 192.

110 El Partido Agrarista Michoacano, afiliado al Partido Socialista Michoacano y ligado al Partido Nacional Agrarista (cuyo presidente era Antonio Díaz Soto y Gama), fue presidido por Justino Bermúdez, quien dio a conocer un "Manifiesto a los campesinos del Estado" donde auguraba que "La verdadera revolución sobrevendrá, tarde o temprano, es cierto; pero esa sí tendrá empujes avasalladores y perspectivas sublimes, esa será la REVOLUCIÓN SOCIAL [...]. Y se repetirá en cada uno de los Países del Globo Terráqueo el gesto de la Rusia exasperada, matando a la burguesía y al capitalismo, únicos responsables de la bancarrota de la humanidad presente". Justino Bermúdez y Cortés, op. cit., 1935, pp. 224–225 y 255–256.

111 De acuerdo con la percepción de Taibo II en relación con los comunistas, "si bien tenían una cierta influencia en el movimiento campesino [...], orgánicamente su posición estaba prendida con alfileres". Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, p. 218.

112 Ibid., p. 220.

113 Ibid., pp. 222–223. Taibo II transcribe las consideraciones hechas al interior del Comité Nacional del Partido: "Dado que Obregón perdió a los generales, podemos obtener de él que arme a los trabajadores y campesinos, y en estados como Michoacán y Veracruz, las comunidades agrarias están bajo nuestro liderazgo. Ésta es la oportunidad de hacer al Partido Comunista independiente [sic] de todos los subsidios [...]. Hasta la víspera de la revuelta nada se precisó, y cuando estalló no había criterio unificado en el comité de entonces".

114 Véase Carta de Rosendo Gómez Lorenzo, secretario nacional del PCM a Alfonso Soria, México, 9 de marzo de 1924, en Arnulfo Embriz y Ricardo León, op. cit., 1982, p. 133; Arnulfo Embriz, op. cit., 1984, pp. 132–133; y Veronica Oikión, op. cit., 2004, pp. 52–56.

115 Barry Carr, op. cit., 1996, pp. 50 y 53–54.

116 Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, p. 235.

117 Ibid., p. 260.

118 Entre los puntos tratados se insistía en reforzar la organización campesina con miras a "lograr la tecnificación de la agricultura, la formación de cooperativas y comunidades de producción, la unificación de los organismos y centros campesinos en los niveles regionales y nacional, hasta buscar la relación con organismos campesinos de otros países". Arnulfo Embriz, op. cit., 1984, p. 114.

119 Apolinar Martínez Múgica, op. cit., 1976, p. 174.

120 Arnulfo Embriz, op. cit., 1984, p. 138. Como representantes fraternales de la Local Comunista, estuvieron presentes Luis Mora Tovar, Luis Méndez y Alfonso Soria. Asistió Rafael Carrillo, secretario general del PC. Véase también Apolinar Martínez Múgica, op. cit., 1976, pp. 162–185, quien hace un largo y pormenorizado recuento de la convención.

121 Tapia, secretario general; Justino Chávez, secretario del interior y José Solórzano, tesorero.

122 Apolinar Martínez Múgica, op. cit., 1976, p.180; y Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, p. 263.

123 Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, p. 266.

124 Embriz cita los acuerdos del Tercer Congreso Nacional del Partido Comunista. Arnulfo Embriz, op. cit., 1984, p. 141.

125 Paco Ignacio Taibo II, op. cit., 1986, pp. 289–292.

126 Arnulfo Embriz Osorio, op. cit., 1984, pp. 114 y 140. Embriz se refiere a los asaltos, las persecuciones y los asesinatos de que fueron objeto los campesinos de la región de Zacapu. Por ejemplo, menciona que en Morelia los miembros de la Local fueron blanco de las persecuciones ordenadas por Calles. Martínez Múgica también da cuenta pormenorizada de numerosas ejecuciones, abusos, agravios y maniobras de terratenientes y guardias blancas a su servicio, en distintos puntos del territorio michoacano.

126 En la carta enviada por Tapia a Martínez Múgica, fechada en Morelia el 1 de septiembre de 1923, le asegura que "El Gobernador [Sidronio Sánchez Pineda] mandó aprehenderme a Puruándiro por conducto del Juzgado Segundo de lo Penal de este lugar, por pesar en mi contra el delito de ser un hombre sedicioso y de andar soliviantando el ánimo de los indios contra el Gobierno actual". Véase en Apolinar Martínez Múgica, op. cit., 1976, p. 220.

126 Véase ibid., pp. 231–243. Los firmantes del manifiesto eran, por el Sindicato de la Liga de Comunidades y Sindicatos Agraristas del Estado, el secretario general, Primo Tapia; por el Comité de la Federación de Sindicatos, el secretario general, Domingo Calderón; por el Comité del Partido Socialista Revolucionario, el vicepresidente Rafael Coria.

129 Véase la parte final del Manifiesto en ibid., pp. 242–243.

130 Arnulfo Embriz, op. cit., 1987, pp. 131–132; y Apolinar Martínez Múgica, op. cit., 1976, pp. 149–154.

131 Apolinar Martínez Múgica, op. cit., 1976, p. 152.

132 La disputa por el control local de la región de Zacapu eliminó la vieja amistad entre ellos y Primo Tapia. El 6 de abril de 1926 salió precipitadamente de Zacapu su presidente municipal acompañado de la gendarmería y el jefe de la guarnición militar hacia Tarejero, donde se tuvo conocimiento de un enfrentamiento entre miembros de esa comunidad, en disputa por la tierra. Véase Archivo General de la Nación (en adelante AGN) Sufragio Efectivo, tomo I, núm. 2, Pátzcuaro, 11 de abril de 1926, p. 3, Fondo Dirección General de Gobierno (FDGG), serie Partidos Políticos, caja 8, exp. 2.312(13).43. "En la hacienda de La Huerta cercana a Morelia, el presidente Calles dio a Juan Espinosa y Córdova la imperativa orden de fusilar a Primo, después de haberlo entrevistado el diputado local Rodrigo Méndez y Juan C. de la Cruz con una comisión femenil de Tarejero". Apolinar Martínez Múgica, op. cit., 1976, pp. 104 y 250.

133 Ibid., pp. 246 y 247.

134 Arnulfo Embriz, op. cit., 1987, p. 133; y Arnulfo Embriz y José Napoleón Guzmán, op. cit., 1989, p. 84; y Apolinar Martínez Múgica, op. cit., 1976, pp. 246–247.

135 Véanse Verónica Oikión, "El hálito rojo en Michoacán: la larga ruta de los desencuentros con el poder, 1923–1968", ponencia presentada en el Coloquio Internacional El Comunismo: otras miradas desde América Latina, Ciudad de México, 7–11 noviembre de 2005; y op. cit., 2004, pp. 75–80.

136 Apolinar Martínez Múgica, op. cit.,1976, p. 141.

137 La Oposición de Izquierda Internacional fue la tendencia trotskista antiburocrática gestada en el seno de la III Internacional. En México, la OI dentro del PCM tuvo un pequeño baluarte encabezado por el comunista cubano Julio Antonio Mella y Russell Blackwell, alias Rosalío Negrete. Con el asesinato de Mella se desintegró el núcleo, pero Blackwell hizo entrismo con posiciones trotskistas al interior del PCM, y entre 1929 y 1930 configuró un pequeñísimo grupo. La ola represiva del gobierno durante la rebelión escobarista expulsó a Blackwell y a Abraham Golod (trotskista ruso ucraniano). El mexicano Manuel Rodríguez continuó con la organización trotskista, apoyado por Manuel Fernández Grandizo, enviado por la OI española. Mientras que Negrete y Golod le hacían llegar documentos trotskistas desde Nueva York. Negrete, por su parte, hacía labor de convencimiento para ganar para la causa de la OI a militantes comunistas, como fue el caso del michoacano Gabino Alcaraz, quien estuvo recibiendo en Morelia correspondencia de Negrete explicándole "los puntos de vista de la OCI que lucha internacionalmente juntamente con el camarada León Trotsky y la Oposición Comunista rusa, por una línea leninista". Olivia Gall, Trotsky en México y la vida política en el periodo de Cárdenas, 1937–1940, México, Era, 1991, pp. 46 y ss. En noviembre de 1933 apareció el primer número de Izquierda, boletín publicado por los trotskistas mexicanos, el cual se presentaba como el órgano de la Oposición Comunista de Izquierda en México.

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