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Innovación educativa (México, DF)

versión impresa ISSN 1665-2673

Innov. educ. (Méx. DF) vol.16 no.72 México sep./dic. 2016

 

Editorial

Editorial

Claudio M. Amescua García* 

*Centro de Ciencias de la Atmósfera, Universidad Nacional Autónoma de México. Revista Internacional de Contaminación Ambiental. Editor Ejecutivo


En este texto para el número 72 de Innovación Educativa, cuya sección temática está dedicada a la Pertinencia y futuro de las revistas académicas, revisaremos dos aspectos que ayudan a explicar las condiciones actuales de las revistas académicas y, desde allí, plantear algunas alternativas para su futuro. Se presenta una visión general latinoamericana del tema, pero en particular hay un enfoque en los casos mexicanos. El primer aspecto se refiere a la evolución de las revistas, destacando sus condiciones antes y después del uso de la Internet; en el segundo, hablando en general, se relacionan las políticas científicas de los gobiernos y sus efectos en el desarrollo y reconocimiento de las publicaciones de la región.

En general, las revistas académicas latinoamericanas iniciaron una nueva época al colocar sus primeros números en Internet hacia el final de la década de los años 90. Antes de esto las condiciones para la impresión y distribución en papel eran muy precarias y limitadas. Gran parte de los tirajes, que podían superar los mil ejemplares, quedaban en los almacenes por falta de presupuesto para los envíos por correo postal. La venta de suscripciones tampoco era una opción, entre otras cosas, por la ausencia de personal que se encargara de este proceso; así, nunca pudo crearse una tradición de negocios, aunque en esto seguramente intervinieron otras cuestiones de tipo sociológico que sería importante estudiar. Muchas de las revistas se producían con un equipo formado por no más de dos personas dedicadas de tiempo parcial, situación que aún ocurre en muchos casos. La mejor y casi única opción para darse a conocer fueron las bibliotecas. De esta manera, la edición y publicación de una revista académica en América Latina fue y, en muchos casos, sigue siéndolo, un acto de heroísmo al que se entregaban sólo unos cuantos, tal vez herederos de alguna tradición quijotesca. A pesar de esas condiciones y para contribuir a su superación, se crean proyectos como BIREME (OPS/OMS ¿desatar?) (1967), CLASE (1975), Periódica (1978) y Latindex (1997) que iniciaron un trabajo de recopilación y sistematización de la producción científica latinoamericana.

En contraste, antes de la Internet el negocio de las grandes editoriales comerciales, principalmente europeas y norteamericanas, ya era muy exitoso tanto en la cantidad de títulos producidos como en el número de ejemplares, vendidos, desde luego. Así, la posibilidad de publicar en Internet abrió para las publicaciones latinoamericanas la oportunidad de darse a conocer de manera amplia, a costos relativamente bajos. Hacia el final de la década de los 90 a muy pocos editores latinoamericanos se les ocurrió que utilizando la red podrían crear modelos de negocios comerciales para sus revistas. De esta manera se fue construyendo un estilo de publicar apoyado casi en su totalidad por fondos públicos, sin costo para los autores ni para los lectores. Es importante aclarar que, a pesar de las facilidades y ventajas que ofrece la Internet, la mayoría de las revistas, de manera individual, no tenían los recursos tecnológicos necesarios e inmediatos para colocar sus contenidos en línea o, si podían hacerlo, para darles la visibilidad necesaria. Así, como continuación de los esfuerzos latinoamericanos iniciados en 1967, en 1998, después de un periodo de planeación y preparación, Brasil pone en línea, con acceso abierto y gratuito, la colección de revistas SciELO. En 2003 el proyecto RedALyC, auspiciado por la Universidad Autónoma del Estado de México, inició también su colección de revistas latinoamericanas y del Caribe en acceso abierto y gratuito.

De forma paralela, como una reacción a la hegemonía y excesos de las editoriales comerciales europeas y norteamericanas, en 2002 se hace pública la Iniciativa de Acceso Abierto de Budapest que promueve el acceso libre y gratuito a la literatura científica a nivel mundial. Como concreción de este movimiento en 2003 surge el Directory of Open Access Journals (DOAJ) que pretende agrupar a todas las revistas de acceso abierto del mundo. Además del DOAJ se crean otras iniciativas para promover el acceso abierto que van definiendo las características deseables de esta modalidad, como por ejemplo el proyecto Sherpa-Romeo, el Open Access Spectrum Evaluation Tool o el HowOpenIsIt? de PLoS. No es lugar para analizar con detalle cada una de éstas, pero en resumen se puede destacar que el acceso abierto, que en este momento podríamos llamar “europeo” por su origen, se caracteriza por enfatizar que lo publicado debe estar disponible sin ninguna restricción y además sugiere fuertemente que los autores de los artículos científicos deben ser los propietarios exclusivos de los derechos de sus trabajos. Asimismo, recomienda a las revistas buscar fuentes de financiamiento alternas para disminuir costos e, idealmente, no cobrar ni a los autores ni a sus instituciones por publicar.

Considerando lo hasta aquí expuesto es claro que América Latina es pionera en el acceso abierto a la información científica y que las propuestas e ideales expuestos en la Iniciativa de Budapest son una realidad en esta región con una excepción, la de los derechos de autor. ¿Por qué en América Latina las revistas retienen los derechos de autor? ¿Qué implica esto? ¿Es correcto que así sea? ¿Cuáles pueden ser las razones? Es obvio que a una revista comercial le interese conservar los derechos de autor, de otro modo ¿cómo conseguiría generar ganancias? ¿Con qué fin, entonces, quieren las revistas latinoamericanas conservar los derechos si no buscan ganancias económicas? Aunque hace falta un análisis formal, algunas de las razones que se han escuchado son: las revistas tienen ese derecho puesto que han invertido para la producción de la versión final del artículo; en los casos de muchos autores de instituciones latinoamericanas éstas y sus revistas conservan los derechos por cuestiones contractuales; es una forma de proteger la integridad de los artículos; si el autor tiene la totalidad de los derechos existe la posibilidad de lucro, lo cual sería incorrecto porque el financiamiento es público. Para centrar este tema se puede plantear otra pregunta. Si la revista conserva los derechos, pero permite descargar y generar un archivo personal y la reproducción total o parcial, siempre y cuando en todos los casos sea sin fines de lucro ¿se está coartando el acceso abierto? Para que América Latina lograra ser pionera en el acceso abierto se conjuntaron varios factores. En primer lugar el desarrollo de la Internet, en segundo la existencia de revistas y el interés de los editores y sus instituciones por darlas a conocer y, finalmente, el factor que aglutinó los dos anteriores e hizo realidad el acceso abierto en esta región: la operación de SciELO, RedALyC y Latindex.

Vistas las cosas desde esta perspectiva global todo parece pertinente y de mucho éxito. Sin embargo, las condiciones locales y regionales de las revistas latinoamericanas en sus comunidades científicas, a pesar de los grandes progresos que se han tenido, distan mucho de ser las deseables. Por ejemplo, las revistas nuevas o en desarrollo pueden enfrentar problemas de financiamiento que dificulten la posibilidad de contar con infraestructura y equipo de cómputo adecuados, así como el lograr integrar un equipo editorial con personas capacitadas. Las revistas consolidadas, de las que en México hay ejemplos, algunas con reconocimiento internacional inclusive, pueden haber superado los problemas anteriores, pero aún están luchando por obtener el reconocimiento de sus comunidades y de las instituciones responsables de las políticas científicas en sus países. Por un lado, se sabe que los latinoamericanos, tal vez en especial los mexicanos, citan poco a sus colegas y menos si estos publican en revistas de la región, lo que puede tener relación con la institucionalización de la ciencia en los países latinoamericanos que se inició apenas hacia el final de la década de los años 60 y que utilizó como modelo a Europa y los Estados Unidos de América (EUA). Se podría creer que esto ha cambiado, pero nada más alejado de la realidad como lo demuestran los sistemas de estímulos a la productividad académica que, entre otras cosas, premian la publicación en revistas europeas y norteamericanas y castigan la que ocurre en las revistas latinoamericanas. Así, las políticas científicas en relación con las revistas son contradictorias. Por un lado hay diversos programas de apoyo financiero, pero por otro, como se acaba de mencionar, se le quita valor a lo publicado en ellas y al mismo tiempo se pretende que se conviertan en revistas de “primer mundo”, que se ubiquen en los primeros dos cuartiles de Scopus y Web of Science. Para agravar más la situación, el embate de las grandes editoriales comerciales por conquistar el “mercado latinoamericano” está creciendo con fuerza y a veces hasta cuenta con el apoyo de algunas de las grandes instituciones de educación superior de América Latina. Asimismo, al menos las políticas científicas gubernamentales de Brasil, Colombia y México parecen enfocarse cada vez más en utilizar los parámetros y sistemas de evaluación de esa región del mundo tan admirada por muchos, conformada por Europa y Norteamérica.

Ante esta situación ¿qué acciones pueden tomar los editores y los miembros de las comunidades científicas interesados en cambiar el estado de las cosas? Antes de presentar algunas ideas es importante destacar que, a pesar de las críticas expresadas arriba, la creación de sistemas gubernamentales para normar y dar apoyo a las revistas ha tenido resultados positivos ya que muchas de ellas han mejorado y formalizado aspectos básicos de presentación, organización y funcionamiento. Así, los editores no sólo deben estar siempre atentos para que esos logros se conserven, sino también estar al día con los cambios tecnológicos y de los procesos editoriales. Las posibilidades para tener éxito en la lucha por el reconocimiento crecen en función de la eficiencia, la rectitud y el compromiso con que se lleva una revista. Sin embargo, para América Latina esto no es suficiente, porque las políticas gubernamentales generales y las posturas de muchos integrantes de las comunidades científicas retrasan y obstaculizan no sólo el desarrollo de sus revistas, sino también las posibilidades de que esta región evolucione de acuerdo con sus características históricas propias, para convertirse en un interlocutor científico válido de Europa y los EUA, o las otras regiones del mundo.

Las ideas que puedan expresarse y ayuden a caminar hacia un ideal deben consensuarse para poder ser aplicadas, sin embargo, aún antes de alcanzar acuerdos globales el trabajo debe iniciarse. En el caso de las revistas académicas, algunas ideas con las que se puede comenzar son las siguientes:

  • Fomentar a nivel de las leyes generales y reglamentos particulares, que los investigadores y académicos latinoamericanos publiquen en las revistas de la región.

  • Continuar con el apoyo a las revistas existentes y apoyar la creación de nuevos títulos.

  • Consolidar e institucionalizar el modelo latinoamericano de publicación para que continúe siendo abierto y gratuito para autores y lectores.

  • Hacer conscientes a los estudiantes de la existencia de las revistas latinoamericanas y entrenarlos para que las utilicen como fuente de información y como opción para publicar sus trabajos cuando llegue el momento de hacerlo.

  • Apoyar la creación de redes de directores y editores de revistas con alcance regional.

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