SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.16 número71El ciberacoso y su relación con el rendimiento académico índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Innovación educativa (México, DF)

versão impressa ISSN 1665-2673

Innov. educ. (Méx. DF) vol.16 no.71 México Mai./Ago. 2016

 

Presentación

La libertad comprometida o el diálogo para educar

Xicoténcatl Martínez Ruiz* 

*Instituto Politécnico Nacional


A inicios del mes de junio se publicó un prólogo breve que llamé “El otoño se disipa. Latinoamérica, educación y futuro”. En sus líneas, apenas anticipaba una preocupación compartida sobre el panorama educativo latinoamericano (Rama, 2016). Dos semanas después -el 19 de junio, en Nochixtlán, Oaxaca, México-, una de las preocupaciones de aquél prólogo se concretó: hubo una represión violenta como respuesta a los maestros que ejercían la libertad de manifestarse en las calles del estado de Oaxaca. Las manifestaciones se suscitaron en protesta contra diversos aspectos de la actual reforma educativa en México. La represión trajo consigo la pérdida de vidas humanas y fue documentada en distintos medios internacionales, como The Guardian y el diario mexicano La Jornada. Esta opresión aviva el recuerdo de las expresiones de los regímenes dictatoriales latinoamericanos. Nochixtlán nos anuncia un riesgo plausible: comprometer con la violencia el futuro de la educación. La violencia no es únicamente dar un golpe, tiene múltiples y sofisticadas formas, muchas de las cuales comprometen la dignidad y la libertad. En esa respuesta violenta a los maestros mexicanos se perfila un riesgo todavía mayor, que es anular la riqueza de la pluralidad, el diálogo y la posibilidad de que las sociedades logren transformase por medio de la educación.

En esa respuesta también subyace la negación, no en tanto movimiento dialéctico, sino como un contrasentido que compromete una de las mayores riquezas de la educación, que es la libertad. Esa libertad comprometida es, al mismo tiempo, reflejo de un riesgo enorme para el futuro de la educación en México.

Quiero reproducir una parte de ese prólogo al que me referí arriba. Una de sus ideas supone que si la educación es el reflejo de una sociedad y si buscamos mejorar la educación, entonces, las maneras de lograrlo no pueden ser la violencia ni el autismo, porque ambas revelarían un sistema cuyas partes cancelan el entendimiento y la construcción dialógica de la transformación educativa mexicana. Lo ocurrido en Nochixtlán refleja una crisis profunda en los modos de intentar llevar a cabo esa transformación educativa, lo que Paz llamó “soluciones autoritarias que gastan a la autoridad, exasperan a los pueblos y provocan estallidos” (Paz, 1985, p. 12). No perdamos de vista que es posible un cambio gradual, sin por ello frenar la evolución y el dinamismo necesarios para mejorar el sistema educativo.

Estamos frente a un tiempo en el que los académicos dedicados a la investigación educativa -que, como tal, busca mejorar la educación- y las revistas de investigación enfocadas en temas educativos -como lo es Innovación Educativa- no pueden ser indiferentes ante el escenario actual. Una de sus posibles tareas sería ofrecer razones ante la sinrazón, dar evidencias científicas ante los arrebatos, proveer conocimiento para generar las condiciones que permitan la evolución gradual de los cambios educativos, desechando la ocurrencia y la mera decisión administrativa. Transformar un sistema educativo es una tarea colectiva, por lo que no puede recaer en una sola persona, menos aún en un país donde la pluralidad, lo heterogéneo, la multiculturalidad y lo plurilingüístico son parte de su riqueza. Los investigadores y las revistas especializadas constituyen solo una porción de la tarea colectiva. La otra parte, que es vital, la forman quienes habitan las aulas: los docentes y los alumnos. No es posible transformar un sistema educativo sin escucharlos. Quienes diseñan la política educativa también participan en esta tarea colectiva, por ello, tienen que pensarla como tal, pues cada parte será vital en el diálogo que construya los mecanismos de transformación. Lo opuesto es la decisión unilateral, una suerte de imposición. Y este camino, inevitablemente, genera violencia. Octavio Paz nos dejó palabras pertinentes para este momento en un ensayo que muchos recordarán, “Hora cumplida (1929-1985)”. Las líneas de Paz, escritas para un escenario político e histórico, ahora dan luz a este horizonte de gran preocupación educativa:

¿Cómo lograremos que México se convierta en una verdadera democracia moderna? No pido (ni preveo) un cambio rápido. Deseo (y espero) un cambio gradual, una evolución. Detener esa evolución sería funesto y expondría al país a gravísimos riesgos. Las soluciones autoritarias gastan a la autoridad, exasperan a los pueblos y provocan estallidos. (Paz, 1985, p. 12)

Es claro que diversos sectores educativos en México están conscientes de la transformación educativa que requiere el país. En esa conciencia yace una verdad contundente: la transformación educativa es una construcción colectiva, no unilateral, no autoritaria, como lo expresa Paz. La tarea colectiva tiene uno de sus ejes en el diálogo, en permitir que la construcción conjunta dé paso a una transformación gradual que evoluciona y se nutre, no se impone. De lo contrario, la libertad se compromete y el futuro de la educación, también. Enseguida reproduzco las líneas del prólogo “El otoño se disipa” (Martínez Ruiz, 2016); las recupero de Mutaciones universitarias latinoamericanas (Rama, 2016, pp. 11-12).

El otoño se disipa. Latinoamérica, educación y futuro

Latinoamérica es muchas Latinoaméricas, una afirmación así parte del reconocimiento de una colectividad plural, en tensión lingüística e histórica. Latinoamérica coexiste con diversos tiempos, pero no como conflicto irremediable, sino como regreso a la inagotable tensión que subyace a esa diversidad. Nuestras relaciones con la memoria, el pasado y la patencia de este presente pueden guiar hacia dónde y cómo dirigimos el futuro de una educación adecuada a la región, sin perder de vista su pluralidad, que es riqueza e identidad frente al ritmo de los intercambios con el mundo. La riqueza de esa pluralidad no debe confundirse con la desigualdad social, económica, educativa, ese lacerante abismo que no cesa y se agudiza mientras escribo estas líneas.

Nuestra percepción de los ejercicios democráticos en América Latina y la memoria latente de los regímenes dictatoriales nos avisan del riesgo plausible de la imposición de un pensamiento homogéneo -con criterios empresariales, incisivos, sin atisbo de sabiduría- en la educación superior. Existe una historia creada por el conflicto entre la tendencia homogeneizante -que anima la existencia de ese consumidor que siempre quiere lo mismo- y la defensa de la diversidad social, creativa y libre, a la par del desarrollo humano. En consecuencia, el análisis de la educación latinoamericana no es una mera descripción, no puede serlo. Hay una presencia crítica, un instante que es historia, un camino hecho de pasado, pero también de posibilidad y fraternidad. La construcción de mejores sistemas educativos en la región nos exige aprender del error, de lo contrario, no heredaremos a los que vienen más que un lugar con enormes desigualdades, donde las tensiones y la pluralidad que nos enriquecen se volverán en su contra.

En este proceso hay una analogía que puede funcionar, la recupero de la obra de Octavio Paz: “La arquitectura es el espejo de las sociedades. Pero es un espejo que nos presenta imágenes enigmáticas que debemos descifrar” (1988, p. 465). Diríamos que la educación de cada país es el espejo de su sociedad. Nuestras sociedades son plurales, en el más amplio y constructivo sentido del término, y nuestros sistemas educativos, también. Estos últimos, al ser espejos, más que presentar enigmas, revelan con claridad irrefutable una realidad contrapuesta: miedo y anhelo de libertad, carencia y juventud, desigualdad y hambre de democracia, riqueza natural y una niñez descalza que nos espera. La realidad enigmática que “debemos descifrar” está frente a nosotros, en los ojos vívidos de un niño que, en vez de ocupar las aulas, habita un tiempo sin futuro; en los sueños de un joven que, en vez de nutrirlo, lo roen con desesperanza. ¿Qué heredaremos a los niños y jóvenes latinoamericanos sin una educación que cultive lo mejor de ellos?

En diversos análisis de la historia latinoamericana de los últimos cincuenta años se revelan contextos en los que destacan muestras de democracia que interactúan con ecos de dictaduras. Cicatrices que coexisten con memorias dolientes. Pero algo dejan en claro: que la región misma llama a ser renovada, a transitar hacia el cambio. Un cambio que busca algo merecido: la libertad en sus sociedades y en su educación. Sin embargo, en ese cambio no olvidemos el riesgo del desmantelamiento de las instituciones democráticas. La educación latinoamericana apunta hacia su valor social, ya no a secas, sino como un valor dialógico en dinamismo, cultivado por un intercambio entre el mundo y el uso avanzado -pero más humano- de la tecnología.

La tarea latinoamericana no es una sola, es múltiple. No resulta difícil ver que en esa multiplicidad hay una tarea colectiva y un anhelo que los une: la búsqueda de la democracia y de la libertad. Una tarea colectiva habitada por la posibilidad y la esperanza. Esta esperanza también nos advierte de un enorme riesgo contemporáneo, que es convertirnos en “instrumentos de nuestros instrumentos” tecnológicos (Paz, 1996, p. 18), de nuestros dispositivos móviles, o bien, de la posibilidad intencional de no ser tales instrumentos. En el corazón mismo de ese deseo intencional de no ser un instrumento está el ejercicio de la libertad.1

Referencias

Associated Press. (2016, junio 20). Violence at Mexico teachers’ protest leaves six dead, officials say. The Guardian. Recuperado de: https://www.theguardian.com/world/2016/jun/20/violence-mexico-teachers-protest-dead-oaxaca-unionLinks ]

Paz, O. (1985). Hora cumplida (1929-1985). Vuelta, 9 (103), 7-12. Recuperado de: http://www.letraslibres.com/sites/default/files/vuelta-vol9_103_02hrcmpopz.pdfLinks ]

Paz, O. (1988). México en la Obra de Octavio Paz I. El Peregrino en su patria. Historia y política de México. Madrid, ES: FCE. [ Links ]

Paz, O. (1996). Conjunciones y disyunciones. En Obras completas, 10 Ideas y costumbres II, Usos y símbolos. México: FCE. [ Links ]

Pérez Alfonso, J. (2016, junio 20). Operativo deja seis muertos en Oaxaca. La Jornada. Recuperado de: http://www.jornada.unam.mx/2016/06/20/politica/002n1polLinks ]

Martínez Ruiz, X. (2016). El otoño se disipa. Latinoamérica, educación y futuro; en Rama, C. (2016). Mutaciones universitarias latinoamericanas. Cambios en las dinámicas educativas, mercados laborales y lógicas económicas (pp. 11-19). México: IPN, Colección Paideia Siglo XXI. [ Links ]

1Prólogo, versión revisada.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons