A Ricardo Cantoral lo conocí por cerca de cuatro décadas. Aún recuerdo, con su tono de voz pausada y afable, con su cordialidad peculiar que lo caracterizaba -tenía un don que con facilidad le caía bien a la gente-, me hizo varias preguntas después de saludarnos y presentarnos, yo era la primera vez que visitaba la Sección de Matemática Educativa, en la calle de Dakota en la Colonia Nápoles, en la Ciudad de México. Ricardo a las pocas semanas presentaría su examen de grado de maestro en Ciencias, con especialidad de Matemática Educativa. Entre las principales preguntas, que aún me hacen mella, fueron: ¿qué pensaba sobre la diferencia entre matemáticas y la matemática educativa? y la otra, no menos importante, ¿qué necesitan saber las y los docentes de matemáticas para enseñar mejor, en nuestras universidades?

La conversación fue cordial, pero a su vez profunda, sin saberlo, más tarde se convertiría en un programa de investigación de gran envergadura: la Teoría Socioepistemológica de la Matemática Educativa. La cual, tiene su expresión, por un lado, en el tratamiento matemático que genera la identidad disciplinar de la matemática educativa y por otro, la impronta latinoamericanista en su historia y desarrollo contemporáneo.

Jamás olvidaré las largas conversaciones que solíamos tener en la oficina de Ricardo. Para ese entonces ya éramos profesores de lo que hoy se llama Departamento de Matemática Educativa. Esas conversaciones, sistemáticamente, tocaban temas con relación a la organización, en la obra y en la función que una disciplina debe tener, todo ello para entender el marco de referencia de la Matemática Educativa, disciplina que se estaba construyendo.

Su visión era inagotable y aguda. Atento a los puntos de inflexión de lo que se estaba construyendo en el mundo y Latinoamérica, para decidir los rumbos de la Matemática Educativa. Tres factores siempre los puso en enlace y en coordinación: la producción científica, la formación de investigadores y la vinculación entre instituciones, organizaciones, redes y grupos nacionales e internacionales. No en balde, fue el primer matemático educativo que ingresó a la Academia Mexicana de Ciencias e incentivó a que varios ingresáramos. Pero también, lideró la conformación del Comité Latinoamericano de Matemática Educativa, siendo el primer presidente. Todo esto, otorgó visibilidad a la Matemática Educativa con las otras Ciencias y generó una matemática educativa latinoamericana en contraste con la producción, en torno a la educación de matemática, en el resto del mundo.

Además, se concretó la Reunión Latinoamericana de Matemática Educativa (RELME), con un desarrollo de más de tres décadas. Estos espacios, como lo he mencionado varias veces, han sido prolíficos semilleros de iniciativas, discusiones y definiciones de la educación de la matemática en América Latina. Como resultado de estos espacios se han creado proyectos concretos de formación de recursos humanos y de desarrollo profesional docente que han nutrido la disciplina de la matemática educativa y multiplicado los espacios de conocimiento a través de redes de investigadores y docentes locales y del extranjero.

La Revista Latinoamericana de Investigación en Matemática Educativa (Relime) es, sin dudas, otro proyecto visionario de Ricardo. Me dijo: Pancho, necesitamos una revista que refleje el trabajo que hacemos en Latinoamérica pero que esté a la altura de las mejores revistas del mundo. Los que vivimos de cerca la experiencia de su construcción sabemos, al inicio, las embestidas que pasó la revista por sectores conservadores del conocimiento y los augurios equivocados de no progreso por ser una revista en el idioma español. Hoy, ha alcanzado los rankings internacionales para posesionarla en las mejores revistas del mundo, sin escatimar el principio latinoamericanista.

Aún recuerdo con agrado y emoción, la primera vez que pronunció Ricardo en público la palabra socioepistemología (socioepistemology). Fue en inglés, en una plenaria, en una ciudad de Michigan, en Estados Unidos. Un evento sobre la matemática universitaria que encabezó Ed Dubinsky. Se encontraban la mayoría de los miembros del grupo RUMEC. Me dijo, hoy iniciamos el programa de identidad latinoamericana. Lo que hacemos debe tener un nombre.

En la Teoría Socioepistemológica de la Matemática Educativa subyace un significado profundo. Expresa la síntesis de la sabiduría humana, que recoge los saberes matemáticos populares, técnicos y científicos, como marco de referencia para la enseñanza y aprendizaje de las matemáticas. Hay participantes en la construcción del conocimiento matemático que no son considerados en la epistemología que se privilegia en la matemática escolar. En ese sentido el programa socioepistemológico intenta sacar a la luz los roles de esos y esas participantes. Ricardo puso, intensamente, la atención para explicar que la humanidad es el elemento fundamental para entender con profundidad la construcción de un conocimiento, por eso hablamos de la construcción social del conocimiento matemático como complemento de la construcción axiomática de la matemática. Uno de los resultados cruciales de esa visión es haber logrado incorporar el rol del relativismo epistemológico de la matemática a las situaciones de aprendizaje y en el desarrollo profesional de la docencia de la matemática. Esta incorporación orienta el cambio epistemológico de la matemática como ejes para la nueva educación de la matemática, reconociendo la diversidad de saberes matemáticos.

Una de las sensibilidades mayores que permearon la obra científica de Ricardo y los programas que lideró: ¿Será posible el Sur? A más de uno nos tocó el corazón y nos generó con profundidad el principio latinoamericanista de la matemática educativa: participar en Europa y en Estados Unidos significa discutir y defender lo que construimos científicamente de este lado del sur.

Para terminar con este tributo a Ricardo Cantoral, no podría soslayar una expresión que caracteriza y sella su obra: ¿Por qué la matemática es como es y no de otra manera? Entender el significado de esta consigna y trabajar en torno de ella nos permitirá continuar con su legado y mantener vivo el programa latinoamericano de la matemática educativa.