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Política y gobierno

versión impresa ISSN 1665-2037

Polít. gob vol.24 no.2 Ciudad de México jul./dic. 2017

 

NOTAS DE INVESTIGACIÓN

Tráfico de migrantes y terrorismo: Un vínculo infundado

Migrant Smuggling and Terrorism: An Unfounded Connection

Simón Pedro Izcara Palacios* 

*Profesor de tiempo completo en la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Unidad Académica Multidisciplinaria de Ciencias, Educación y Humanidades. Centro Universitario “Adolfo López Mateos” A.P., 476, Ciudad Victoria, 87149, Tamaulipas, México. Tel: 8341 67 99 77. Correo-e: sizcara@uat.edu.mx


Resumen

La amenaza del crimen organizado transnacional constituye una de las principales preocupaciones en la arena internacional. Este artículo, sustentado en la realización de entrevistas cualitativas a 133 traficantes de migrantes que operan en la frontera México- Estados Unidos, tiene como objetivo examinar si las redes de tráfico de migrantes que operan en México conducen terroristas hasta Estados Unidos. Este artículo concluye que, aunque la mitad de los entrevistados pensaban que los terroristas podrían llegar hasta Estados Unidos utilizando las redes de tráfico de migrantes, ninguno tenía conocimiento directo sobre el paso de terroristas a través de la frontera entre México y Estados Unidos, y los datos recabados indican que es improbable que puedan establecerse alianzas entre los traficantes de migrantes mexicanos y los grupos terroristas.

Palabras clave: tráfico de migrantes; terrorismo; migración indocumentada; México; Estados Unidos

Abstract

The threat of transnational organized crime is a major concern in the international arena. This article, based on qualitative interviews with 133 migrant smugglers operating in the border between Mexico and the United States, aims to examine if migrant smuggling networks operating in Mexico carry terrorist to the United States. This paper concludes that although half of the respondents thought that the terrorists could reach the United States using migrant smuggling networks, none had direct knowledge about the passage of terrorists through the border between Mexico and the United States. Moreover, the data collected indicate that it is unlikely that Mexican migrant smugglers could stablish alliances with terrorist groups.

Keywords: migrant smuggling; terrorism; undocumented migration; Mexico; United States

Introducción

La expansión del crimen organizado transnacional ha sido descrita como el resultado de recientes cambios económicos, sociales, políticos y tecnológicos que amenazan la seguridad de los ciudadanos y de los Estados porque sus actividades se extienden desde el tráfico de migrantes al terrorismo. En una obra publicada en 1997 el senador estadounidense John Kerry afirmaba que tras el final de la Guerra Fría y la caída de la Unión Soviética el mundo se enfrentaba a una amenaza global monolítica de carácter más grave, incierta y desafiante: el crimen organizado transnacional. Para Kerry (1997, p. 20) el crimen organizado sacó provecho del derrumbamiento de las barreras políticas y económicas y una mayor permeabilidad de las fronteras; de modo que amenaza la estabilidad de las naciones a través de la incursión en actividades cada vez más diversificadas.

Con objeto de combatir esta amenaza, el 15 de noviembre de 2000 se firmó en Palermo la Convención de Naciones Unidas contra el Crimen Organizado Transnacional y los protocolos contra el tráfico de migrantes y la trata de personas, para incrementar la comunicación y cooperación entre las autoridades nacionales. El preámbulo de la Convención contra el Crimen Organizado subraya la presencia de terroristas y traficantes de migrantes, que sacan ventaja de las fronteras abiertas, el libre comercio y la tecnología, para dañar a la sociedad. Asimismo, el preámbulo del Protocolo contra el tráfico de migrantes expresa una profunda preocupación por el incremento de la participación de la delincuencia organizada en el tráfico de migrantes y otras actividades criminales.

En el discurso oficial, en los medios de comunicación y para algunos académicos, el tráfico de migrantes y el terrorismo son dos actividades relacionadas porque la primera financia a la última y facilita el transporte clandestino de terroristas (Perrin, 2013, p. 142). La idea de que el tráfico de migrantes y el terrorismo son actividades realizadas por organizaciones criminales transnacionales, que deben combatirse con los mismos instrumentos, ha tenido un profundo calado en el derecho internacional. Esta idea aparece anclada en el siguiente axioma: las organizaciones criminales transnacionales son cada vez más poderosas y diversificadas, y abarcan una extensa rama de actividades que se expanden desde el traslado irregular de migrantes hasta el terrorismo. Sin embargo, la evidencia empírica que avala esta tesis es débil y se cimienta en casos aislados. A modo de ejemplo, dos meses antes de los ataques del 11 de septiembre, un informe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) advertía de la posible relación entre traficantes de migrantes y grupos terroristas como Hamas, Hezbollah y la yihad islámica egipcia (9/11 Commission, 2004, p. 61). Asimismo, las investigaciones de los atentados en Madrid el 11 de marzo de 2004, revelaron que el grupo afiliado a Al Qaeda ligado a dichos ataques había operado una red de tráfico de migrantes y falsificación de documentos para financiar actividades terroristas y facilitar el ingreso subrepticio de sus miembros (Kyle y Koslowsky, 2011, p. 12; Perrin, 2013, p. 143). Sin embargo, los estudios sobre el tráfico de migrantes sustentados en fuentes primarias tienden a subrayar que esta actividad no aparece relacionada con el terrorismo (Zhang, 2007; Spener, 2009; Sánchez, 2016).

La hipótesis de la relación entre el tráfico de migrantes y el terrorismo ha conducido a una fortificación y militarización de las fronteras de los países. El número de agentes instalados en las fronteras para impedir que entren terroristas y armas de destrucción masiva se ha incrementado de modo geométrico y se han construido miles de kilómetros de muros. Sin embargo, se carece de estudios empíricos que analicen la relación y lazos existentes entre las redes de tráfico de migrantes y los grupos terroristas. Este artículo, sustentado en la realización de entrevistas cualitativas a 133 traficantes de migrantes que operan en la frontera México-Estados Unidos, tiene como objetivo examinar los nexos existentes entre el tráfico de migrantes y el terrorismo, y busca dar respuesta a las siguientes preguntas de investigación: a) ¿El entrevistado ha facilitado el cruce irregular a terroristas a través de la frontera entre México y Estados Unidos? b) ¿El entrevistado ha presenciado que terroristas hayan cruzado irregularmente la frontera México- Estados Unidos? c) ¿El entrevistado ha oído algún rumor sobre otros compañeros de oficio dedicados a facilitar el cruce subrepticio de terroristas a través de la frontera entre México y Estados Unidos? d) ¿El entrevistado piensa, supone o estima que a través de la frontera México-Estados Unidos puedan cruzar terroristas utilizando los mismos medios usados por los migrantes laborales?

Por otra parte, este trabajo de investigación se sustenta en las siguientes hipótesis:

  • Hipótesis 1: Las redes simples de tráfico de migrantes no transportan terroristas debido a su compromiso con los migrantes. Los traficantes involucrados en estas redes conocen los propósitos de las personas a quienes guían; de modo que sólo conducen a migrantes laborales que buscan mejores oportunidades económicas en Estados Unidos o a personas que desean reunirse con sus familiares.

  • Hipótesis 2: Las redes complejas de tráfico de migrantes pueden transportar a terroristas porque se mueven únicamente por el lucro, y los traficantes involucrados en las mismas no tienen una conexión estrecha con los migrantes ni conocen sus propósitos.

En primer lugar se examina la literatura sobre la relación entre el tráfico de migrantes y el terrorismo; más adelante se expone la metodología y se describe la muestra; a continuación se examina el relato de los entrevistados en torno a si han pasado o han visto terroristas y, finalmente, se analizan los pensamientos, suposiciones y estimaciones de los traficantes sobre el paso de terroristas a través de la frontera México-Estados Unidos.

La evidencia empírica sobre la conexión entre el tráfico de migrantes y el terrorismo

La posible asociación del tráfico de migrantes en la frontera México-Estados Unidos con el terrorismo y la amenaza de esta actividad a la seguridad nacional ha constituido para las autoridades de Estados Unidos una preocupación que ha perdurado durante más de medio siglo. Spener (2009, p. 104) señala que a mediados de la década de 1950 el coyotaje aparecía ligado a la entrada subrepticia de agentes soviéticos subversivos en territorio norteamericano, y que en la década de 1980 los coyotes1 eran vistos como potenciales facilitadores de la entrada de guerrilleros centroamericanos y terroristas de Medio Oriente. En 1985 Ronald Reagan alertó sobre la amenaza del ingreso de terroristas por la frontera suroeste, y advirtió que el comunismo podría nutrirse de la frustración experimentada por los inmigrantes de Centro y Sudamérica (Massey, 2015). Después del 11 de septiembre la reorganización del Servicio de Inmigración y Naturalización dentro del Departamento de Seguridad Nacional liga la inmigración irregular al terrorismo (Adamson, 2006, p. 195; Correa Cabrera, 2012, p. 209), y los temas migratorios se desplazan del derecho civil al penal (Menjívar y Abrego, 2012, p. 1388). Los flujos migratorios subrepticios se ligan al terrorismo y la detención de migrantes que no pueden acreditar su estancia legal en el país se contempla como una estrategia necesaria para defender la seguridad nacional (Hiemstra, 2012, p. 304).

El discurso oficial presenta a los traficantes de migrantes como un riesgo para la seguridad nacional estadounidense por sus posibles lazos con organizaciones terroristas (9/11 Commission, 2004, p. 61; HCHS, 2006, p. 28; GAO, 2010; UNODC, 2011, p. 10; Kerry, 1997, p. 20). La inmigración aparece ligada al terrorismo no porque los migrantes sean terroristas; sino porque los mayores ataques terroristas en Estados Unidos y Europa occidental han sido perpetrados por migrantes (Leiken, 2004, p. 6; Schoenholtz, 2003, p. 173). Asimismo, el negocio del tráfico de migrantes se ve como una fuente potencial de recursos económicos para las organizaciones terroristas (Van Liempt y Sersli, 2013, p. 1032; Kerry, 1997, p. 144).

En la website del Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés) se explicita que la misión prioritaria de la Patrulla Fronteriza (USBP por sus siglas en inglés) es “prevenir la entrada a los Estados Unidos de terroristas y de las armas de los terroristas, incluidas las armas de destrucción masiva” (US Department of Homeland Security). Bajo una retórica de “guerra por el control de la frontera” el número de agentes de la USBP en la frontera suroeste ascendió de 3 555 a 20 119 entre 1992 y 2009 (Haddal, 2010, p. 13), y se reclutó a personal militar entrenado para detener a enemigos combatientes armados, no a migrantes laborales. Como han apuntado Slack et al. (2016) la desconexión entre la misión de los agentes de la USBP (detener la entrada de terroristas) y sus actividades cotidianas (la detención de migrantes laborales en busca de mejores oportunidades económicas) produce una disonancia cognitiva (Festinger, 1957) que conduce a un esfuerzo por generar nuevas ideas y creencias para hacer que encajen entre sí la misión prioritaria y las actividades cotidianas de la USBP. Para lograr la armonización de estas dos cogniciones contradictorias los migrantes laborales pacíficos son equiparados con terroristas.

La única forma de cumplir su misión es a través de una aserción categórica de que los migrantes indocumentados son gente peligrosa y similares a terroristas, a pesar del amplio conocimiento de que los migrantes están motivados por factores económicos y familiares (Slack et al., 2016, p. 12).

Esto ha conducido al desarrollo de una hipersensibilidad que busca desvelar la amenaza del terrorismo en los rastros dejados por la migración irregular. En este sentido, la detención de migrantes procedentes de países islámicos es conceptualizada como la detención de terroristas. Asimismo, la violencia generada por los cárteles de la droga mexicanos, semejante a la desatada por grupos terroristas, es contemplada como una prueba de que los primeros pueden aliarse con los últimos. El discurso oficial, que describe la migración irregular como una amenaza permanente para la seguridad nacional, ha sido amplificado por los medios de comunicación estadounidenses, que presentan la violencia del narcotráfico registrada en las ciudades fronterizas mexicanas como una amenaza similar a la penetración de terroristas en territorio estadounidense (Correa Cabrera, 2012, p. 205).

La hipótesis de la relación entre el tráfico de migrantes y el terrorismo parte del axioma de la operación del tráfico de migrantes por la delincuencia organizada transnacional, y la interconexión del tráfico de migrantes con otras actividades ilícitas. De este modo se obtendrían economías de escala entre diferentes formas de crimen organizado (Sheinis, 2012, p. 75; Cornell, 2009, p. 48). Como contraste, la hipótesis de la escisión entre el tráfico de migrantes y el terrorismo parte del axioma de la ausencia de relación entre el tráfico de migrantes y el crimen organizado, y la desconexión del tráfico de migrantes de otras actividades criminales (Spener, 2009, 2011; Sánchez, 2016). Zhang (2007, p. 132) señala que no existen investigaciones empíricas sólidas sobre los nexos entre el tráfico de migrantes y el terrorismo; únicamente hay especulación, y considera poco probable que organizaciones tan diferentes con agendas tan opuestas puedan unirse. La colaboración entre estas organizaciones exigiría de una doble membresía en las mismas, lo cual es improbable porque son opuestas ideológica y operacionalmente. Las redes de tráfico de migrantes persiguen el lucro y buscan no llamar la atención, mientras que las organizaciones terroristas persiguen objetivos políticos y buscan publicitar sus actos (Zhang, 2007, p. 134, Andreas, 2015, p. 786).

Algunos trabajos académicos fundamentados en fuentes secundarias (informes oficiales y reportes policiales no publicados) y conversaciones con expertos de los departamentos de justicia y policía, concluyen que los grupos terroristas están involucrados en el tráfico de migrantes (Kaizen y Nonneman, 2007, p. 131; Cornell, 2009, p. 48; Shelley, 2010, p. 70; Sheinis, 2012, p. 73; Perrin, 2013, p. 142). Sin embargo, si se realiza un examen de esta literatura puede apreciarse que los casos que involucran a terroristas y traficantes de migrantes son casi siempre los mismos. Estos ejemplos, extraídos de informes oficiales, son citados una y otra vez; de modo que al repetirse tantas veces los mismos datos se crea la impresión de que existe una simbiosis entre traficantes de migrantes y terroristas, y que la colusión entre el tráfico de migrantes y el terrorismo es ubicua. Sin embargo, los informes oficiales hablan más de “posibles lazos” (9/11 Commission, 2004, p. 61) que de conexiones demostradas entre el tráfico de migrantes y el terrorismo.

La existencia de informes que señalan la participación de la Mara Salvatrucha o MS-13 en el negocio del tráfico de migrantes y la asociación de personas de esta organización con miembros de Al Qaeda (Cornell, 2009, p. 50); los reportes que indican que Hezbollah y los cárteles de la droga mexicanos han tenido contactos para intercambiar información (Sheinis, 2012, p. 72; Shelley, 2010, p. 72), o la existencia de redes especializadas en el transporte de migrantes de Medio Oriente (Miró y Curtis, 2003, p. 28; 9/11 Commission, 2004, p. 67; Zhang, 2007, p. 130) subrayan la hipótesis de la conexión entre el tráfico de migrantes y el terrorismo. Sin embargo, aunque en las últimas décadas han sido detenidos millones de migrantes laborales en la frontera sureste de Estados Unidos no existe conocimiento público sobre la detención de terroristas transportados por traficantes de migrantes mexicanos; de modo que se carece de evidencia empírica que asocie el tráfico de migrantes con el terrorismo (Legrain, 2009, p. 29; Zhang, 2007, p. 135; Rosenblum et al., 2013, p. 26). Si las redes de tráfico de migrantes mexicanas estuviesen colaborando con organizaciones terroristas, las autoridades migratorias estadounidenses habrían detenido durante la última década a centenares de terroristas en la frontera sureste.

Como contraste, los trabajos académicos que no derivan sus conclusiones de documentos oficiales, sino de fuentes primarias (de entrevistas con migrantes conducidos por traficantes y sobre todo del discurso de estos últimos), califican las conclusiones recogidas en estos reportes gubernamentales como dudosas, porque se derivan de opiniones negativas hacia una actividad que quiebra una de las prerrogativas de los Estados: regular el movimiento de personas por sus fronteras (Spener, 2011, p. 162). Los investigadores que derivan sus conclusiones de información sistemática recogida a través de largas conversaciones con traficantes de migrantes rechazan la existencia de vínculos entre traficantes de migrantes y terroristas porque presentan a los primeros, no como predadores ni victimizadores, sino como personas ordinarias que se ganan la vida ayudando a sus paisanos a llegar a Estados Unidos (Zhang, 2007; Spener, 2009; Sánchez, 2016). Una excepción es el trabajo de İçli et al. (2015, p. 10) quienes entrevistaron a 174 traficantes de migrantes detenidos en Estambul entre 2007 y 2013 y encontraron que 27.5 por ciento tenían antecedentes por involucramiento en actividades de narcotráfico y terrorismo. Asimismo, un trabajo anterior realizado en esa misma área hablaba de la existencia de conexiones entre traficantes y terroristas, aunque el autor afirma que únicamente entrevistó a un traficante (Narli, 2006, p. 24).

Metodología y descripción de la muestra

Debido a la naturaleza de esta investigación se utilizó una metodología cualitativa. La técnica empleada para recopilar los datos discursivos fue la entrevista cualitativa, que fue conducida con una guía. Las preguntas y temáticas incluidas en la guía tenían un carácter abierto y abordaban aspectos tales como: los factores que condujeron a que los entrevistados se involucraran en el tráfico de migrantes, las estrategias utilizadas para cruzar la frontera, su relación con los cárteles de la droga, etc. Sin embargo, también fueron incluidas algunas preguntas cerradas que pretendían capturar elementos comunes susceptibles de análisis estadístico. Todas las entrevistas fueron grabadas y transcritas. Los entrevistados fueron captados a partir de sus redes sociales, y la muestra fue construida a partir del muestreo en cadena.

Un total de 133 traficantes de migrantes2 fueron entrevistados entre los años 2011 y 2015 en diferentes municipios de Tamaulipas, Nuevo León, San Luis Potosí, Veracruz, la Ciudad de México, el Estado de México y Chiapas. Las edades de los entrevistados estaban comprendidas entre 21 y 48 años, siendo la edad media de los mismos de 36.7 años. Los entrevistados comenzaron a trabajar en este negocio entre los 16 y los 41 años de edad, y tenían una dilatada experiencia en el mismo ya que el número de años que éstos se habían dedicado a esta actividad estaba comprendido entre cuatro y 21 años, siendo la media de 9.6 años (cuadro 1).

CUADRO 1 Características de los traficantes de migrantes entrevistados 

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de las entrevistas.

De los entrevistados 58 por ciento estaba involucrado en redes simples de tráfico de migrantes y 42 por ciento en redes complejas. Las redes simples están compuestas por una célula liderada por un traficante que generalmente es ayudado por reclutadores, cuidadores de casas de seguridad, conductores, etc., y tiene un elevado grado de independencia en el manejo de la misma. Estas redes operan a pequeña escala, reclutan a los migrantes en los espacios cercanos al lugar de residencia del traficante, y éste generalmente trabaja a tiempo parcial en esta actividad, que sirve de complemento a otras rentas provenientes de actividades legales. Las redes complejas son pluricelulares. Están compuestas por dos, tres o cuatro células que forman una línea. Cada célula está liderada por un traficante que es ayudado por reclutadores, cuidadores de casas de seguridad, conductores, etc., y tiene un grado de autonomía limitado en el manejo de la misma. Además, estas redes pueden tener una o más líneas. Estas redes operan a mayor escala y disponen de la infraestructura necesaria para transportar a los migrantes atravesando las fronteras de varios países. En las redes simples los traficantes suelen participar en el proceso de reclutamiento de los migrantes, conocen las comunidades de donde éstos provienen y por qué emigran. Como contraste, las redes complejas se caracterizan por una mayor división del trabajo. Los traficantes muchas veces no participan en el reclutamiento de los migrantes, de modo que suelen desconocer sus circunstancias y por qué emigran (Izcara Palacios, 2014, p. 89).

Los entrevistados fueron informados sobre la institución que conducía la investigación y sobre los objetivos generales de la misma. Aquellos que accedieron a participar en el estudio fueron informados del carácter confidencial y anónimo de los datos recabados. Ninguno de los participantes recibió un incentivo económico por el tiempo dedicado, ya que esto hubiese elevado los gastos del estudio y podría haber influido su consentimiento.

Fueron utilizadas cuatro estrategias para lograr la cooperación de los participantes: a) se explicó a los entrevistados que el propósito de la investigación era académico y que todos los datos que revelasen en la conversación tendrían un carácter anónimo, b) se instruyó a los entrevistados para que no mencionasen nombres de personas, y no se recogió ningún dato que revelase la identidad de los interlocutores ni de otras personas aludidas en la interacción conversacional, c) redacté una guía que partía de los aspectos menos intrusivos, a los cuales los interlocutores respondían con mayor comodidad, y continuaba con aspectos cada vez más intrusivos. Además, modifiqué esta guía en sucesivas ocasiones para excluir cuestiones que quedaron saturadas o proporcionaban poca información, e incluir nuevos aspectos que emergieron del contacto con la realidad empírica. Aunque también quiero agregar que en las primeras entrevistas la cuestión en torno a los nexos entre los traficantes y los grupos terroristas quedó saturada. Las respuestas eran monótonas y no ofrecían datos significativos confiables en torno a la relación entre el tráfico de migrantes y el terrorismo. Sin embargo, se mantuvo esta línea de indagación a lo largo de las 133 entrevistas porque esperaba encontrar algún testimonio esclarecedor que permitiese apuntalar la hipótesis que sostenía la existencia de un nexo entre el tráfico de migrantes y el terrorismo. Finalmente, d) la relación discursiva con los entrevistados fue de no confrontación. No se expresaron juicios de valor sobre las respuestas obtenidas ni se forzó la búsqueda de respuestas a preguntas específicas que los entrevistados rehuían, ya que esto hubiese agrietado el clima de empatía necesario para conducir la interacción conversacional.

También es necesario destacar que la muestra estudiada presenta diferentes sesgos. En primer lugar, la muestra no es aleatoria. Además, como se aprecia en las cuadros 2, 3 y 4, 43 por ciento de los entrevistados procedía de Tamaulipas; 53 por ciento conducía a migrantes tamaulipecos, y 60 por ciento de las redes transportaba migrantes hasta Texas. Sin embargo, esto no significa que la muestra no sea representativa del sistema migratorio México-Estados Unidos, ya que los entrevistados eran originarios de casi la mitad de los estados de México; los migrantes reclutados procedían de casi 90 por ciento de los estados mexicanos y de todos los países de Centroamérica, y las redes estudiadas conducían a los migrantes hasta más de un tercio de los estados de la Unión Americana.

CUADRO 2 Lugar de procedencia de los traficantes 

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de las entrevistas.

CUADRO 3 Lugar de procedencia de los migrantes reclutados 

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de las entrevistas. El sumatorio de la cantidad es superior a 100 porque muchas de las redes reclutaban migrantes de diferentes espacios.

CUADRO 4 Lugar hasta donde las redes conducen a los migrantes 

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de las entrevistas. El sumatorio de la cantidad es superior a 133 porque algunas de las redes conducían migrantes hasta diferentes estados de la Unión Americana.

Relato de los entrevistados en torno a si han pasado o han visto terroristas

La asociación entre el tráfico de migrantes y el terrorismo es explicitada por primera vez en la Directiva 22 de Seguridad Nacional, firmada el 16 de diciembre de 2002. Dos años después, bajo la Ley de Reforma de inteligencia y prevención del terrorismo, se crea el Centro de Trata y Tráfico de Migrantes para estudiar los lazos entre el tráfico de migrantes y el movimiento de terroristas (GAO, 2010, p. 12; Aboso, 2014, p. 46). Durante el siguiente año, con la reautorización de la Ley de Protección de Víctimas de Trata de 2005, se crea un grupo de trabajo para estudiar la relación entre la trata de personas y la financiación de actividades terroristas (Rizer y Glaser, 2011, p. 70). Sin embargo, no existen datos que permitan sostener la tesis de que a través de la frontera sureste de Estados Unidos se hayan introducido armas de destrucción masiva o hayan entrado personas con el propósito de cometer actos violentos de terrorismo (Rosenblum et al., 2013, p. 26).

Los entrevistados contaban con una dilatada experiencia en el negocio del tráfico de migrantes (véase el cuadro 1). Sin embargo, manifestaban un desconocimiento sobre el paso de terroristas a través de la frontera entre México y Estados Unidos. En ninguna de las entrevistas se recabaron testimonios que indicasen que los entrevistados facilitasen, presenciasen o hubiesen oído rumores sobre redes específicas dedicadas a transportar terroristas. En primer lugar, ninguno de los entrevistados manifestó haber ayudado a terroristas a ingresar de modo subrepticio en Estados Unidos. En segundo lugar, ninguno de los entrevistados había presenciado el cruce irregular de terroristas a Estados Unidos a través de la frontera mexicana-estadounidense. Finalmente, ninguno de los entrevistados habían oído hablar de redes concretas de tráfico de migrantes que se dedicasen a facilitar el paso de terroristas hasta el país del norte (cuadro 5).

CUADRO 5 Participación de los entrevistados en el cruce irregular de terroristas a través de la frontera México-Estados Unidos 

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de las entrevistas.

Es posible inferir que sobre un tema tan espinoso como el terrorismo los entrevistados estuviesen mintiendo. Sin embargo, si ellos hubiesen estado involucrados en el cruce irregular de terroristas se hubiesen negado a responder a esta cuestión, no hubiesen accedido a ser entrevistados y no hubiesen colaborado en la captación de otros compañeros de oficio que participaron en el estudio. Este estudio se realizó durante un periodo muy prolongado y se recogió un elevado volumen de información. La consistencia de las respuestas indica que los datos recogidos presentan cierto grado de confiabilidad. Asimismo, la ausencia de testimonios que narrasen de modo creíble y en primera persona el conocimiento de los entrevistados sobre la existencia de nexos entre redes de tráfico de migrantes específicas y organizaciones terroristas concretas constituye un argumento de peso para rechazar la hipótesis de la existencia de lazos entre los traficantes de migrantes mexicanos y las organizaciones terroristas.

Pensamientos, suposiciones y estimaciones de los traficantes sobre el paso de terroristas a través de la frontera México-Estados Unidos

La respuesta que dieron los entrevistados al interrogante de si creían factible que a través de la frontera entre México y Estados Unidos pudiesen pasar terroristas utilizando los medios usados por los migrantes laborales, subrayaba su falta de conocimiento sobre este tema. El Protocolo contra el tráfico ilícito de migrantes, que es un complemento de la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional del 15 de noviembre de 2000, exigía que los países firmantes pusiesen en marcha un aparato de programas de información para concientizar a la opinión pública sobre los peligros del tráfico de migrantes debido a su vinculación con actividades como el terrorismo. Esta campaña de concientización de la opinión pública ha sido tan exitosa que los propios traficantes respondían a esta cuestión con algunos de los argumentos propagados a través de los medios de comunicación. Los entrevistados utilizaban tres líneas de argumentación para describir la relación entre el tráfico de migrantes y el terrorismo: a) 39 por ciento no creía que pasasen terroristas a Estados Unidos a través de la frontera mexicana porque nunca había visto ni oído hablar de redes involucradas en el tráfico de terroristas. b) La mitad pensaba que podrían ingresar terroristas a través de la frontera suroeste de Estados Unidos porque era muy porosa. c) 11 por ciento afirmaba que los terroristas podrían entrar a Estados Unidos haciendo uso de canales y estrategias diferentes de las utilizadas por los migrantes laborales que contratan redes de tráfico de migrantes (véase el cuadro 6).

CUADRO 6 Argumentos esgrimidos por los entrevistados sobre la relación entre el tráfico de migrantes y el terrorismo 

Argumentos en contra de la tesis del paso de terroristas a través de la frontera México-Estados Unidos

De los entrevistados 39 por ciento creía que a través de la frontera México- Estados Unidos no cruzaban terroristas hasta ese país (cuadro 6); 22 por ciento no creía que los terroristas ingresasen de modo subrepticio en Estados Unidos a través de la frontera con México porque durante su larga experiencia como traficantes de migrantes nunca habían presenciado el paso o detención de terroristas. Esto aparecía reflejado en expresiones como: “hasta horita no he visto nada” (E48); “no he visto aquí en México que pasen” (E50); “yo no he visto nada” (E55); “yo no los he visto” (E66) o “aquí yo no he llegado a ver eso” (E111). Los entrevistados utilizaban tres tipos de argumentos para subrayar que no estaban ingresando terroristas a Estados Unidos a través de la frontera sureste. Algunos argumentaban que las autoridades migratorias estadounidenses nunca permitirían el paso de terroristas. Esta idea aparecía reflejada en expresiones como: “los migras no los dejarían pasar” (E92) o “no pasan porque todo lo que pasa es descubierto, y a los terroristas no los dejarían pasar los migras” (E126). Otros señalaban que los lugares de donde procedían los terroristas estaban situados muy lejos de México. A ellos les parecía improbable que personas de Medio Oriente, que no hablaban español, hiciesen un recorrido tan largo para llegar a México, desde donde buscarían penetrar en territorio estadounidense. Como señalaba un traficante de Puebla: “no creo […] está muy lejos” (E105). Otros indicaban que todos los migrantes que cruzaban de modo irregular a Estados Unidos eran gente tranquila que se dirigía al norte en busca de mejores oportunidades económicas. Esto aparecía reflejado en expresiones como: “la gente que pasa por aquí por México es tranquila” (E107) o “yo he visto que los que llegan a pasar son ilegales que van en busca de trabajo, esos son los que pasan a Estados Unidos” (E130).

Por otra parte, 11 por ciento de los entrevistados no pensaba que por la frontera México-Estados Unidos cruzasen terroristas, pero afirmaban que ellos no podían ofrecer una respuesta fiable porque su conocimiento de la frontera era limitado. La mayor parte argumentaban que formaban parte de redes simples que ayudaban a llegar al norte a sus paisanos, o que no eran traficantes profesionales cuyos ingresos se derivasen únicamente de esta actividad. Ellos cruzaban la frontera una o muy pocas veces al año (Izcara Palacios, 2012, p. 48); por lo tanto, decían que nunca se encontrarían con terroristas que demandasen sus servicios (véase el anexo).

El control del tráfico de migrantes por los cárteles de la droga mexicanos y la imbricación entre narcotráfico y terrorismo ha sido utilizado como argumento para asociar tráfico de migrantes y terrorismo (Kaizen y Nonneman, 2007; Cornell, 2009; Shelley, 2010; Sheinis, 2012; Perrin, 2013). Después de los atentados del 11 de septiembre la Agencia Anti-drogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés) retomó el mito del “narco-terrorismo”3 o uso del narcotráfico para cumplir los objetivos de organizaciones terroristas (Hutchinson, 2002). Esto dio pie a la construcción de una única estrategia para atacar las dos mayores fuentes de inseguridad, definidas como actividades imbricadas (Mantilla Valbuena, 2008, p. 250). El temor de que los cárteles de la droga mexicanos puedan establecer alianzas con grupos terroristas aparece subrayado en el discurso oficial, y ha sido diseminado a través de los medios de comunicación (Correa Cabrera, 2012, p. 209).4 En este sentido, Sheinis (2012, p. 71) argumenta que Hezbollah y los cárteles de la droga mexicanos pueden participar de una relación simbiótica en la que los primeros adquirirían de los últimos la capacidad para mover mercancías y personas a través de la frontera, y los últimos se beneficiarían de la experiencia de los primeros en la construcción de túneles.

Sin embargo, un argumento que se repetía en algunas de las entrevistas era que por Tamaulipas no era posible que cruzaren terroristas porque los cárteles de la droga nunca permitirían el paso de personas con estas características. Según los entrevistados, la presencia de terroristas en los territorios controlados por los cárteles mexicanos sería vista por estos últimos no como una oportunidad para obtener beneficios mutuos, sino como una forma de competencia no deseada. Uno de los entrevistados señalaba: “yo creo que no es posible [que pasen terroristas], deben de ir por otras fronteras, o con papeles es como llegan a entrar a Estados Unidos, aquí hay mucha violencia, todo lo controla la delincuencia y no pasan personas que no son mexicanas o centroamericanas” (E127). Los entrevistados mencionaban que por las áreas donde la delincuencia organizada ejercía un mayor control, como el noreste de México, los terroristas no podían pasar, ya que la delincuencia organizada escrutaba de modo minucioso todos los movimientos irregulares de personas. Como consecuencia, coartarían el paso de todos aquellos que pudiesen constituir una amenaza para ellos, como los terroristas, que amenazarían la preeminencia de los grupos delictivos mexicanos en estos territorios. Por lo tanto, el filtro realizado por los cárteles de la droga dejaría pasar a los migrantes laborales latinoamericanos desarmados e inofensivos, pero impediría el paso de terroristas.

Contrario a la hipótesis subrayada por el discurso oficial (9/11 Commission, 2004; HCHS, 2006; GAO, 2010; UNODC, 2011), los medios de comunicación (Correa Cabrera, 2012) y algunos académicos (Shelley, 2010; Sheinis, 2012; Perrin, 2013), la estrategia implementada por los cárteles de eliminación de todas las posibles amenazas a su supremacía sobre los territorios que controlan constituye una barrera eficaz contra la incursión de terroristas. Los entrevistados pensaban que los terroristas únicamente podrían pasar por el lado más occidental de la frontera, donde el dominio de la delincuencia organizada no era tan robusto, y donde tendrían mayores oportunidades de pasar desapercibidos entre el enorme flujo de personas que cruzan la frontera con visas de turista. Como decía uno de los entrevistados: “tal vez lleguen a pasar [terroristas]; pero no exactamente por Tamaulipas. Lo pueden hacer por toda la frontera en otras ciudades como en Tijuana, llegan muchos turistas, y ahí sí hay más oportunidad” (E124).

Tres de los entrevistados decían que no era creíble el argumento esgrimido por el gobierno estadounidense que ligaba el tráfico de migrantes con la amenaza terrorista. Para ellos esta argumentación carecía de fundamento, y constituía un reflejo de la visión del gobierno estadounidense hacia México, a quien culpabilizaba por todos sus grandes problemas. Esto aparece reflejado en expresiones como: “el gobierno de Estados Unidos busca culpables para todo y dice que todo lo malo sucede por culpa de México” (E1); “está mal que en todo lo que les pase mal piensen que es por culpa de los mexicanos” (E2) o “El gobierno de Estados Unidos siempre culpa a México de las cosas malas que les pasan” (E109).

Por otra parte, en el cuadro 7 se aprecia una profunda escisión entre las opiniones de los traficantes que operan redes simples y los involucrados en redes complejas. Los primeros son más proclives a pensar que a través de México no cruzan terroristas, ya que el número de entrevistados que manifestaron esta opinión se elevó 22.9 por ciento por encima de la media. Como contraste, aquellos involucrados en redes complejas que afirmaban que por México no pasaban terroristas se situaban 31.5 por ciento por debajo de la media. Estos datos son congruentes con las hipótesis formuladas.

CUADRO 7 Distancia porcentual de la media de los argumentos esgrimidos por los migrantes involucrados en redes simples y complejas 

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de las entrevistas.

Argumentos a favor de la tesis del paso de terroristas a través de la frontera México-Estados Unidos

Tanto en informes gubernamentales (9/11 Commission, 2004, p. 61; HCHS, 2006, p. 28) como en algunos trabajos académicos (Sheinis, 2012, p. 73; Shelley, 2010, p. 3), el tráfico de migrantes es considerado una seria amenaza para Estados Unidos, ya que se considera lógico que los traficantes de migrantes mexicanos y los terroristas se coludan. El tráfico de migrantes es un negocio movido por el ánimo de lucro; por lo tanto, los traficantes no tendrían inconveniente en transportar terroristas del mismo modo que conducen migrantes laborales. Transportar a los primeros requiere el mismo soporte logístico que mover a los últimos. Como consecuencia, para los traficantes, que únicamente buscan obtener una ganancia, migrantes y terroristas constituirían diferentes variedades de un mismo producto.

La mitad de los entrevistados no tenía conocimiento del paso de terroristas a Estados Unidos a través de la frontera con México; sin embargo, exponían argumentos similares a los expresados en el discurso oficial y diseminados a través de los medios de comunicación, para indicar que era posible que miembros de organizaciones terroristas llegasen hasta territorio estadounidense utilizando las redes de tráfico de migrantes establecidas.

De los entrevistados 37 por ciento exponía el siguiente argumento: si los migrantes indocumentados de México y Centroamérica podían cruzar hasta Estados Unidos sin ser detenidos por las autoridades migratorias, los terroristas también podrían pasar sin ser descubiertos (véase el cuadro 6). Como afirmaba uno de los entrevistados: “no sé si sea cierto [que pasen terroristas]; pero si quieren, sí pueden pasar. Si pasamos nosotros de ilegales, por qué ellos no” (E23). Los entrevistados hacían referencia a las diferentes nacionalidades e idiomas hablados por los migrantes introducidos de modo irregular a Estados Unidos para justificar que pudiesen estar inmiscuyéndose terroristas entre las personas que transportaban las redes de tráfico de migrantes. Un traficante de Tabasco señalaba: “yo no he llegado a ver [terroristas]; pero sí, en México pasan muchas personas de muchas nacionalidades, que a veces ni español hablan, ni inglés, es que no se les entiende nada” (E114). Asimismo, 5 por ciento de los entrevistados decía que si por la frontera pasaban de modo regular armas y drogas también podían pasar terroristas. Algunos citaban el fallido operativo “rápido y furioso” que fue implementado en 2009 por la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés) para vender armas a los cárteles de la droga mexicanos y después rastrearlas e identificar a los responsables, pero no fue reportado al Congreso de Estados Unidos, e insinuaban que las autoridades estadounidenses podrían hacer lo mismo con los terroristas: los dejarían pasar para luego rastrearlos (véase el cuadro 6).

A través de la frontera sureste de Estados Unidos ha sido registrado el paso subrepticio de personas de diferentes nacionalidades, incluidos ciudadanos de países de Medio Oriente. Posiblemente ellos sean migrantes laborales en busca de mejores oportunidades económicas, como los mexicanos o centroamericanos; sin embargo, existe la sospecha de que algunos puedan ser extremistas (Zhang, 2007, p. 131). Siete entrevistados señalaban que la frontera era traspasada de modo irregular por personas de diferentes nacionalidades. Las redes de tráfico de migrantes, sobre todo las más complejas, desconocían a las personas a quienes ayudaban a cruzar la frontera, ya que atendían a cualquier cliente con capacidad para pagar las altas tarifas que cobraban. Por lo tanto, podrían estar ayudando a terroristas sin tener conocimiento de ello. El argumento que esgrimían los entrevistados era el siguiente: las redes simples son lideradas por un único traficante que conoce a sus clientes y las intenciones que éstos tienen, porque los recluta en las cercanías de la localidad donde reside para que trabajen para un empleador estadounidense o para conducirlos hasta los lugares donde residen sus familiares. Por el contrario, las redes complejas, a las que denominan “agencias de polleros”, trasladan a personas desconocidas. Por lo tanto, las primeras no introducen terroristas a Estados Unidos, porque conocen a los migrantes que transportan: saben de donde proceden y cuales son sus aspiraciones; pero las últimas sí podrían hacerlo porque desconocen quienes son sus clientes.

Un traficante que lideraba una red simple decía que él no transportaba terroristas porque conocía a todos sus clientes, pero señalaba que “sí puede ser cierto [que pasen terroristas] porque pasan muchas personas y uno, pos no los conoce. Como yo llevo gente de aquí del pueblo, gente que conozco; pero hay polleros o agencias de polleros que llevan a quien pide sus servicios, pagan y los llevan, y no preguntan nada, pagan y ya se van” (E54). Como contraste, un traficante, que era un trabajador asalariado dentro de una red compleja, afirmaba: “pasan muchas personas de muchas nacionalidades, quién sabe si serán terroristas, porque al ver a las personas no sabes qué es lo que quieran hacer” (E88). Muchos de los entrevistados afirmaban que en la frontera entre México y Estados Unidos, debido al azote de los cárteles de la droga, las redes simples habían languidecido y se habían formado nuevas redes complejas. Muchos traficantes que lideraban redes simples las abandonaron en los últimos años para trabajar como asalariados en redes complejas. Los datos de esta investigación corroboran estas aseveraciones. En los años 2011 y 2012 casi cuatro quintas partes de los entrevistados formaba parte de redes simples; como contraste, en los años 2013, 2014 y 2015 la mayor parte de los entrevistados eran trabajadores asalariados dentro de redes complejas (cuadro 8). Estos datos son indicativos de un proceso de transformación del tráfico de migrantes en el que las redes complejas han ganado el terreno perdido por las redes simples que se han desvanecido (Izcara Palacios, 2015, p. 55). Por lo tanto, aunque la muestra estudiada es intencional, no probabilística, es posible apuntar que las redes de tráfico de migrantes ahora tienen menor conocimiento de los propósitos de sus clientes que años atrás.

CUADRO 8 Clasificación de las redes de tráfico de migrantes estudiadas 

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de las entrevistas.

Finalmente, tres de los entrevistados señalaban que la corrupción constituía la principal debilidad de la seguridad fronteriza (Izcara Palacios, 2013); de modo que los terroristas podrían sacar partido de esta situación para ingresar a Estados Unidos (véase el cuadro 6). Como señalaba uno de los entrevistados: “no sé muy bien cómo se maneja eso del terrorismo, pero sí, por México pasan muchas personas que van a Estados Unidos, pasan porque es fácil de hacerlo, porque hay mucha corrupción, y mucha gente que los puede ayudar, gente del mismo gobierno, gente que los ayuda a pasar. El problema para pasar a Estados Unidos bien es el dinero, pagando todo se puede hacer, pasan muchas personas de muchos países” (E115).

Por lo tanto, aunque la mitad de los entrevistados creía posible que a través de la frontera penetrasen terroristas guiados por redes de tráfico de migrantes, ninguno ofreció datos sustanciales que permitiesen sustentar este argumento. Es decir, estas respuestas no apuntalan la hipótesis defendida por algunos académicos que señalan como lógica la simbiosis entre diferentes formas de crimen organizado para obtener economías de escala o hilar lazos de mutuo beneficio (Sheinis, 2012 y Cornell, 2009). Las respuestas de los entrevistados no indicaban que hubiese ningún tipo de contacto entre redes de tráfico de migrantes y grupos terroristas, o que se hubiesen formado o se pudiesen formar nexos de ayuda mutua entre ambos.

Por otra parte, en concordancia con las hipótesis formuladas existe una división entre las opiniones de los entrevistados implicados en redes simples y aquellos involucrados en redes complejas. Los primeros parecen menos inclinados a pensar que por la frontera México-Estados Unidos pueden pasar terroristas (véase el cuadro 7).

La tesis de las rutas diferentes para migrantes laborales y terroristas

De los entrevistados 11 por ciento creía factible que al territorio estadounidense ingresasen terroristas; pero no pensaban que éstos utilizasen los mismos canales que los migrantes laborales que se trasladaban hasta Estados Unidos (véase el cuadro 6). Según este argumento los migrantes laborales y los terroristas constituyen grupos de personas diferentes que utilizan mecanismos distintos para entrar en Estados Unidos. Los primeros son pobres y están dispuestos a sufrir penurias para transportarse; mientras que los últimos disponen de abundantes fuentes de financiación y utilizan transportes cómodos; 8 por ciento de los entrevistados señalaba que los terroristas viajaban en aviones y llegaban a Estados Unidos a través de sus aeropuertos debido a dos razones: a) disponían de recursos económicos suficientes, y b) si intentasen atravesar el territorio mexicano su fisonomía e idioma los delatarían pronto y serían detenidos. Esto aparece reflejado en expresiones como: “ellos vienen en avión, ellos vienen por su propia cuenta, ellos no ocupan pollero, van solos, o en grupos chicos; pero sin polleros” (E75); “tal vez sí lo hagan de pasar, porque puede pasar; pero por avión, porque por tierra no, pues son fáciles de identificar. Se conoce pronto a la gente que no es de aquí de México” (E78) o “sí pasan muchas personas; pero las que vienen de otros países y llegan a tener dinero, viajan en avión” (E79). Aunque, tres entrevistados afirmaban que era posible que los terroristas llegaran a Estados Unidos con documentación apócrifa a través de las aduanas fronterizas entre los dos países. Como se señalaba en una entrevista: “si [los terroristas] lo hacen [ingresan a Estados Unidos] lo harán por la puerta principal, porque dudo que quieran sufrir caminando como uno” (E26). Las expresiones “no ocupan pollero” o “dudo que quieran sufrir caminando como uno” indican que los terroristas buscarían entrar a Estados Unidos a través de los cauces oficiales con documentos apócrifos. Frente a los migrantes laborales que contratan a polleros e ingresan caminando durante días por terrenos áridos, los terroristas, a quienes los medios de comunicación presentan como personas pertenecientes a grupos bien financiados, no demandarían los servicios de traficantes de migrantes ni sufrirían caminando, viajarían en transportes regulares y tratarían de entrar al país del norte por las entradas oficiales.

Por otra parte, el cuadro 7 muestra una grieta entre las opiniones de los traficantes que operan en redes simples y aquellos empleados en redes complejas. Los segundos presentan una mayor propensión a creer que los terroristas entran en Estados Unidos usando cauces diferentes a las redes de tráfico de migrantes utilizadas por la población pobre.

Conclusión

El incremento del presupuesto destinado a proteger la frontera sureste de Estados Unidos se ha justificado a través del argumento de su vulnerabilidad al ingreso de terroristas en el país. En las dos últimas décadas el número de agentes de la Patrulla Fronteriza se ha sextuplicado y ha sido reclutado personal militar para detener tanto el ingreso de terroristas como la entrada de armas de destrucción masiva. Sin embargo, los centenares de miles de personas detenidas anualmente al intentar cruzar de modo irregular la frontera no son terroristas, sino migrantes laborales que huyen de la pobreza y buscan mejores oportunidades económicas.

Los datos recabados en esta investigación señalan que es improbable que puedan establecerse alianzas entre los traficantes mexicanos y grupos terroristas foráneos, para que miembros de estas organizaciones entren en Estados Unidos. El control que ejercen los cárteles de la droga sobre gran parte de la geografía mexicana constituye más un freno que una oportunidad para el paso de terroristas. El tránsito de migrantes irregulares constituye una copiosa fuente de ingresos para los cárteles de las drogas, que permiten que los primeros atraviesen sus territorios previo pago de un canon. Pero, estos territorios se encuentran continuamente en disputa, por lo que los migrantes que transitan por ellos son profundamente escudriñados. Aquellas personas que pueden constituir una amenaza para los cárteles porque no se adecuan al perfil de migrantes laborales no violentos corren mayor peligro de ser eliminados. Por lo tanto, los terroristas correrían graves riesgos si intentasen llegar a Estados Unidos atravesando territorios dominados por los sanguinarios cárteles de las drogas mexicanos.

Los traficantes involucrados en redes simples se inclinan más que aquellos que trabajan para redes complejas a expresar argumentos que niegan la existencia de lazos entre el tráfico de migrantes y el terrorismo. Esto es congruente con las hipótesis planteadas en este estudio. Aunque los datos de este análisis apuntan a que el nexo entre tráfico de migrantes y terrorismo es infundado. El dato que muestra de modo más tangible la ausencia de lazos entre el tráfico de migrantes y el terrorismo es que ningún fragmento de las trascripciones indicaba que alguno de los entrevistados hubiese facilitado o presenciado la entrada irregular de terroristas. La ausencia de testimonios que muestran la asociación entre el tráfico de migrantes y el terrorismo puede obedecer a dos factores: a) los entrevistados mintieron sobre este tema tan espinoso, o b) las redes de tráfico de migrantes no facilitan el cruce irregular de terroristas a Estados Unidos. El segundo factor es más factible debido a cuatro elementos.

  1. La disposición de los traficantes a ser entrevistados refuerza la credibilidad de sus testimonios, ya que si hubiesen participado en el cruce irregular de terroristas es probable que se hubiesen negado a participar en el estudio.

  2. La carencia de conocimientos específicos y categóricos narrados en primera persona sobre los lazos entre traficantes y terroristas manifiesta que no existen redes que faciliten el cruce irregular de terroristas. En caso contrario, es poco probable que ninguno de los entrevistados conociesen este hecho, o que lo hubiesen ocultado a lo largo de interacciones conversacionales tan extensas.

  3. Carece de lógica que los entrevistados mintiesen de modo sistemático sobre este tema, y no sobre otros igualmente espinosos como la involucración de antiguos compañeros de profesión, reclutados de modo voluntario o involuntario por los cárteles, en actividades como el secuestro de migrantes o el narcotráfico (Izcara Palacios, 2015a, p. 330).

  4. La adecuación de los pensamientos, suposiciones y estimaciones de los traficantes sobre esta temática con algunos de los argumentos propagados a través de los medios de comunicación, implica que la profesión de los entrevistados no les ayudó a adquirir conocimientos sustanciales sobre el paso subrepticio de terroristas a Estados Unidos. Esto refuerza la idea de que los terroristas utilizan canales diferentes a los proporcionados por las redes de tráfico de migrantes.

Por otra parte, quisiera señalar que la principal debilidad de este trabajo de investigación se encuentra en que no se puede derivar una demostración científica de que no hay una relación entre migración y terrorismo porque no hay una evidencia empírica que apoye esa relación. Quienes creen que esa relación existe se basan en premisas ideológicas y en el supuesto lógicoretórico de que es posible que esa relación exista. No se puede negar la posibilidad de que ocurra tal relación, pero todavía no se ha encontrado una evidencia empírica que la demuestre. Paradójicamente, de tal posibilidad se deriva la imposibilidad de encontrar una certeza empírica de que tal vinculación no existe. El hecho de que en este estudio no se haya encontrado una evidencia empírica que demuestre la existencia de una relación entre migración y terrorismo subraya la naturaleza ideológica de la creencia de que es posible ligar migración y terrorismo.

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1Traficantes de migrantes.

2En este texto he utilizado los vocablos “tráfico de migrantes” y “traficantes de migrantes” porque en español éstos son los términos legales equivalentes a los términos migrant smuggling y migrant smugglers, que hacen referencia al transporte voluntario de migrantes que pagan una tarifa y a los guías que los ayudan a traspasar de modo irregular la frontera de un país. Estos términos no implican el reclutamiento y transporte forzado de migrantes y los utilizo como sinónimos de vocablos como: coyotaje, coyotes o polleros.

3 Miller y Damask (1996) definen el término “narcoterrorismo” como un mito político, acuñado a comienzos de la década de 1980, basado en una visión estereotipada de la relación entre grupos insurgentes: Sendero Luminoso y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y el narcotráfico.

4Paradójicamente, el proyecto de ley introducido en abril de 2011 por Michael McCaul para incluir a los seis cárteles mexicanos más importantes en la lista de organizaciones terroristas foráneas fue rechazada, y tanto los gobiernos de Estados Unidos como de México han evitado aplicar la etiqueta de “terrorismo” para designar a estas organizaciones (Gomis, 2015, p. 12).

ANEXO. Codificación de la información de las entrevistas

Fuente: Elaboración propia.

Educación: Años de educación.

Origen: Estado de donde es originario el entrevistado

Destino: Lugar donde la red conduce a los migrantes.

Experiencia como traficante: Años: Años de experiencia como traficante de migrantes; Año de inicio. Año en que comenzaron a trabajar como traficantes; Cruces/año: Número de veces que cruza la frontera al año; Personas/cruce: Número de migrantes transportados en cada cruce.

Perfil de los migrantes: Edad: Intervalo de edad de los migrantes transportados; Mujeres: Redes que transportan mujeres; >50: Redes que transportan a personas de más de 50 años; <12: Redes que transportan a niños de menos de 12 años.

Argumento:

1.1. Nunca habían presenciado el paso de terroristas.

1.2. No tenían un conocimiento extenso de la frontera.

1.3. El gobierno de Estados Unidos busca culpabilizar a México por todos sus problemas.

1.4. Por Tamaulipas no pasan terroristas debido al control ejercido por los cárteles.

2.1. Si pasan migrantes ilegales pueden pasar terroristas.

2.2. Si pasan armas y drogas pueden pasar terroristas.

2.3. Los traficantes desconocen las intenciones de sus clientes.

2.4. Pueden pasar terroristas debido a la corrupción.

3.1. Los terroristas cruzan por los aeropuertos.

3.2. Los terroristas pasan por las aduanas fronterizas.

Recibido: 08 de Agosto de 2016; Aprobado: 23 de Enero de 2017

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