SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.22 número2El espacio ideológico subnacional mexicano según juicios de expertosEnfoques recientes para el análisis del cambio institucional: La teoría distribucional del cambio gradual índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Política y gobierno

versión impresa ISSN 1665-2037

Polít. gob vol.22 no.2 Ciudad de México jul./dic. 2015

 

Notas de investigación

 

La nacionalización de los partidos y sistemas de partidos en América Latina. Concepto, medición y reciente desarrollo de su estudio en la región

 

Nationalization of Parties and Party Systems in Latin America: Concept, Measurement and Recent Development in the Region

 

Tomáš Došek*

 

* Estudiante de doctorado en Ciencia Política en el Instituto de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Av. Vicuña Mackenna 4860, Macul, Santiago, Chile. Tel. (56) 223 54 78 15. Correo-e: tomdosek@gmail.com.

 

Artículo recibido el 17 de abril de 2014.
Aceptado para su publicación el 9 de enero de 2015.

 

Resumen

El objetivo de este artículo es contribuir a la creciente literatura sobre la nacionalización de los partidos políticos y los sistemas de partidos, para aclarar su terminología y evaluar tres índices propuestos para la medición del fenómeno recientemente usados en América Latina. Se argumenta que pese a la confusión terminológica, la nacionalización debería definirse como la homogeneidad de los apoyos electorales en el territorio y que una medida adecuada debería tomar en cuenta cuatro elementos: presencia del partido a lo largo del país, el número de unidades subnacionales donde se mide, su magnitud y el tamaño del partido. La revisión de la literatura sobre América Latina revela que se necesitan más estudios de la evolución en el tiempo, las explicaciones de sus cambios y variables centradas en los partidos.

Palabras clave: nacionalización, índices de medición, partidos políticos, sistemas de partidos, congruencia, América Latina.

 

Abstract

The goal of this article is to contribute to a burgeoning comparative literature about nationalization of party competition (political parties and party systems), clarifying its terminology and evaluating three different indices of measurement of this phenomenon and used recently in Latin America. This paper argues that despite the confusion in the terminology, the term nationalization should be understood as homogeneity of electoral support across the territory and that a proper measure of nationalization should take into account four basic elements: party presence across the country, number of subnational units where it is measured, its magnitude and the size of the party. The revision of the literature dedicated to Latin American countries reveals that more case studies of long-term evolution of party systems and explanation of its changes and party-centred variables are necessary.

Key words: nationalization, indices of nationalization, political parties, party systems, congruence, Latin America.

 

Introducción

La problemática de la nacionalización de los sistemas de partidos se ha instalado en el debate politológico en los últimos quince años. Originalmente, los estudios analizaban sobre todo la realidad política estadounidense, donde se ha estudiado en los últimos 40 años y, en menor medida, la europea. Las obras de Caramani (2004) y Chhibber y Kollman (2004) pueden considerarse como hitos de esa cada vez más rica discusión. Desde ese momento, se han propuesto nuevas fórmulas de cómo medir la nacionalización. Sin embargo, a pesar del interesante desarrollo de esta literatura, no existe consenso aún acerca de qué es la nacionalización, qué es lo que mide, cómo hacerlo y qué datos usar al intentar establecer el nivel de la nacionalización de los sistemas de partidos y de cada uno de los partidos.

El objetivo de este trabajo es contribuir a este debate en el campo teórico-metodológico. Para ello, se revisa la literatura existente hasta el momento sobre el tema, se discuten las diferentes aproximaciones al concepto de la nacionalización, sus debilidades y aspectos importantes y, con base en una serie de criterios teóricos, se evalúan las diferentes propuestas de medición de la nacionalización de partidos políticos y sistemas de partidos. Por último, el artículo observa los recientes avances en el estudio de la nacionalización en América Latina.

El presente estudio examina tres medidas o índices de nacionalización de los partidos y sistemas de partidos propuestos por los siguientes autores: Rose y Urwin (1975), Jones y Mainwaring (2003), Moenius y Kasuya (2004) y Kasuya y Moenius (2008) y sus modificaciones, propuestas posteriormente por otros autores.1 En general, estos trabajos emplean los datos electorales de Europa o Estados Unidos. Con la excepción del artículo de Jones y Mainwaring (2003), los demás trabajos se concentran en los sistemas de partidos de Europa Occidental o Estados Unidos (Caramani, 2004; Chhibber y Kollman, 2004; Lago y Montero, 2010), más India (Chhibber y Koll-man, 1998 y 2004). No obstante, recientemente algunos de estos índices han sido aplicados a América Latina por otros autores, como se muestra en la última parte de este trabajo.

La problemática de la nacionalización de los partidos y sistemas de partidos es compleja y abarca al menos tres grandes áreas: la conceptualización y medición de la nacionalización, sus causas y sus consecuencias (poco estudiadas).2 Este trabajo se centra en la primera de ellas y pretende aportar tanto en la revisión de la discusión teórica sobre la nacionalización como en el examen de medidas del fenómeno seleccionadas, propuestas hasta hoy, intentado mostrar sus ventajas y deficiencias. Se considera importante este esfuerzo, ya que, siguiendo la lógica expuesta por Munck y Verkuilen (2002) y Anduiza et al. (2009), la conceptualización tiene que preceder a la propuesta de la medición del fenómeno. En la misma línea de argumentación, King et al. (1994) argumentan que la descripción (en este caso la medición de la nacionalización) es una condición necesaria para el análisis de sus consecuencias. Además, diferencias en la conceptualización implican distintas maneras de medición de la nacionalización. Asimismo, la unificación de la terminología y la conceptualización facilitan la comparación.

La estructura del trabajo es la siguiente. Primero se revisa la discusión teórica sobre la nacionalización, con especial atención en los distintos significados del concepto. Después, se comparan tres diferentes fórmulas de medición, sus características básicas, las ventajas y deficiencias que tienen. La tercera parte examina los recientes avances en la investigación de la nacionalización en América Latina. Por último, se concluye con una breve evaluación del estado del arte y el esbozo de una futura agenda de investigación.

 

Discusión teórica

El uso de nacionalización para el análisis de partidos y de sistemas de partidos

La nacionalización de los partidos políticos y los sistemas de partidos ha estado fuera del foco de los politólogos durante gran parte del desarrollo de la política comparada. Incluso el Handbook of Party Politics editado por Katz y Crotty (2006) no incluye la cuestión.3 En Estados Unidos, los trabajos de Key (1949), Elmer E. Schattschneider (1960) y Donald E. Stokes (1965; 1967) han sido fundacionales. En Europa, las investigaciones de Rokkan (Lipset y Rokkan, 1967; Rokkan et al., 1970; Rokkan y Urwin, 1982 y 1983), Rose y Urwin (1975) y Caramani (2004), entre otros, han ayudado a entender la problemática de la distribución territorial del poder, los clivajes en la sociedad y el surgimiento de los partidos políticos.

Los estudios sobre los sistemas de partidos europeos contemplan que la nacionalización de la política implica un "salto" desde la política, los partidos, votantes (Rose y Urwin, 1975, p. 40) y asuntos locales hacia una dinámica en la cual prevalecen los temas nacionales, los partidos tienen mayor alcance e influencia en (casi) todo el territorio nacional y los votantes tienden a homogeneizarse (Schattschneider, 1960; Kawato, 1987). Este proceso es resultado de la incrementada movilidad social y espacial, la formación del Estado nacional y el desarrollo de las tecnologías de comunicación (Caramani, 2005, pp. 302-305). Este proceso de nacionalización política en el nivel sistémico se reflejó en los patrones de la competencia partidista, esto es, a nivel de partidos políticos y sistemas de partidos.

En una perspectiva histórica, se puede sostener que la noción de nacionalización ha tenido en la investigación estadounidense básicamente dos significados. En primer lugar y en consonancia con el uso del término en este trabajo, autores como Schattschneider (1960) o Sundquist (1973) observaban la homogeneidad del apoyo electoral de los partidos, sobre todo el Demócrata, en el territorio del país intentando medir la diferencia en las ganancias de votos a escala nacional y los resultados en los respectivos estados (Schattschneider, 1960).4 En segundo lugar, por nacionalización se ha entendido la homogeneidad del cambio electoral entre unas y otras elecciones —cambio electoral (electoral swing) (Morgenstern et al., 2009). Stokes (1965; 1967) fue uno de los primeros que apuntaron en esta dimensión de la competencia partidista. Katz (1973) retomó esa línea de investigación ofreciendo fórmulas concretas para la medición del cambio electoral.

Los estudios posteriores se inscribieron en una u otra línea, o combinaron las dos, distinguiendo claramente entre ellas (Claggett et al., 1984;5 Kawato, 1987). Kawato (1987, pp. 1236-1238) advertía que la nacionalización en el primer sentido remite a la "homogeneidad del electorado" y es la medida de la "configuración del voto dentro del periodo analizado" y que para captar el cambio entre las elecciones —swing o cambio— se usa el promedio y la varianza.

 

Debate actual y los tres significados del concepto

El debate contemporáneo ha revivido la discusión sobre el significado del término nacionalización pero no ha llegado a ningún consenso sobre su contenido. Por eso existe cierta confusión respecto a la definición de los términos básicos que se usan en este campo de estudio. En este sentido, sufre algunas de las falencias y debilidades más comunes de las ciencias sociales: el de la ambigüedad, el de la vaguedad y el del conocimiento general (Bachelard, 2011). Además, puede adquirir varias "dimensiones", "aspectos", "componentes" o "características", en función del criterio de cada investigador. El debate se da en torno del significado del término. Actualmente, existe una gran variedad de definiciones diferentes que dan contenido al término, que enfrenta el obstáculo del conocimiento general (todos tienen una idea más o menos vaga de lo que significa el término nacionalización aunque no utilicen todos los mismos indicadores para medirla ni partan de los mismos supuestos) (Bachelard, 2011).

La mayoría de los autores atribuyen a la noción de nacionalización alguna combinación de uno o más de los tres sentidos básicos (cuadro 1). Primero y más tradicionalmente, la nacionalización supone la homogeneidad del apoyo electoral de los partidos entre las unidades del territorio (Jones y Mainwaring, 2003; Caramani, 2004; Lago y Montero, 2010; Vasselai, 2009, entre otros).6 Por lo tanto, en un sistema de partidos altamente nacionalizado, "la proporción de votos de los partidos más importantes no difiere mucho entre las provincias" (Jones y Mainwaring, 2003, p. 1). La nacionalización del sistema de partidos se refiere más al "resultado" que al "proceso" y refleja la "estructura"7 del sistema (Lago y Montero, 2010, p. 7).8 Esto es resultado de un proceso que disminuye la importancia de temas de importancia local en detrimento de los temas nacionales y se reduce el significado de los clivajes territoriales reforzándose los funcionales (Caramani, 2004, p. 31). De manera concomitante, el electorado se torna nacionalizado (Schattschneider, 1960; Clagget et al., 1984; Caramani, 2004).

Los autores que se aproximan al tema de la nacionalización desde una perspectiva socio-estructural, más europea, normalmente siguen a Lipset y Rokkan (1967) y la cuestión de los clivajes sociales, tomando los partidos políticos como elementos básicos para la medición de la nacionalización, para luego proceder a la agregación de la medida a nivel de sistemas de partidos, y normalmente conciben este concepto como la homogeneidad de los apoyos electoral en el territorio (p.ej., Jones y Mainwaring, 2003; Caramani, 2004; Bochsler, 2010a).

En cambio, los estudiosos que parten de Cox (1997 y 1999) y la tradición institucional, más estadounidense, utilizan medidas basadas en el número efectivo de partidos en el sistema y en cada distrito (unidad subnacional) y, por lo tanto, carecen de la información sobre la nacionalización de los partidos políticos en el sistema. Estos autores denominan el fenómeno como "inflación partidista" (Moenius y Kasuya, 2004; Kasuya y Moenius, 2008), "agregación partidista" (Chhibber y Kollman, 1998; 2004), "vínculo partidista" (Cox, 1999), entre otros, y se centran en la coordinación estratégica de los votantes y de la élite partidista en el ámbito nacional y subnacional y los incentivos para coordinarse (y unirse bajo la misma etiqueta partidista) entre las unidades subnacionales.

Segundo, recientemente algunos autores (Leiras, 2010; Schakel, 2013a) han propuesto que los niveles de semejanza de las características de la competencia electoral entre los distintos niveles constituye la dimensión vertical de nacionalización.9 Normalmente, esto se refiere a las diferencia en los resultados electorales en las elecciones nacionales y subnacionales (intermedias o locales) y en qué medida los partidos políticos participan en la competencia, es decir en estos procesos en ambos niveles. De manera más general y analizando los sistemas federales, Gibson y Suárez-Cao (2010) incorporaron este aspecto en la medida de congruencia tanto a nivel horizontal como a nivel vertical.

Tercero, la homogeneidad del cambio (inter)electoral (electoral swing) de unas elecciones a otras entre las distintas unidades subnacionales ha sido considerada como una dimensión de la nacionalización (Brady, 1985; Alemán y Kellam, 2008; Morgenstern et al., 2009, entre otros). En este sentido, Morgenstern et al. (2009) identificaron esta dimensión como "nacionalización dinámica".10 Ésta se analiza independientemente de si el partido está nacionalizado en el primer sentido del concepto (Alemán y Kellam, 2008, p. 195), es decir, el partido puede estar poco nacionalizado estáticamente pero altamente nacionalizado en lo que concierne a la homogeneidad de los cambios electorales entre las unidades subnacionales en el tiempo.11

 

Organización de los conceptos: nuevas propuestas

Este trabajo sugiere organizar los conceptos básicos que se utilizan en la literatura sobre la nacionalización, clarificar la ambigüedad del término, así como de sus dimensiones. Jones y Mainwaring (2003), Caramani (2004) o Lago y Montero (2010) sostienen que el concepto de nacionalización debería estar reservado por razones prácticas (comparación en el tiempo) para su uso en el sentido de la nacionalización horizontal. Las dos tradiciones arriba mencionadas son más bien complementarias y captan una parte diferente de la realidad. Ciertamente, estas dos aproximaciones han sugerido diversas explicaciones de la nacionalización, la primera enfatiza la estructura social y las divisiones étnicas y la segunda, la descentralización y los sistemas electorales. Actualmente, los que intentan explicar los niveles de nacionalización empíricamente toman estas posibles explicaciones como base para los modelos estadísticos.

Pese a que ambas aproximaciones intentan comprender la misma realidad y tienen el mismo objetivo básico —ver en qué medida la competencia partidista en el territorio sigue los mismos patrones—, hay una importante diferencia con relación a la medición del fenómeno. Ésta se origina en la unidad de análisis que toma. La primera aproximación analiza principalmente la nacionalización de los partidos políticos y sólo posteriormente, por medio de la agregación, la nacionalización de los sistemas de partidos.

En cambio, la segunda aproximación se centra en los sistemas de partidos en diferentes niveles de agregación. En este sentido, la mayoría de los autores dentro de esta tradición (Cox, 1999; Chhibber y Kollman, 1998; 2004; Moenius and Kasuya, 2004) emplean la clásica formula de Laakso y Taagepera (1979) de número efectivo de partidos (NEP).12 Además, implícitamente asumen que el NEP tiene valores más altos en el nivel nacional que en el subnacional. Bochsler (2010a) demuestra empíricamente que esta suposición no siempre es verdad.13 Además, en el caso de que se utilice el promedio del NEP a escala subnacional, este método puede obviar importantes diferencias entre las unidades subnacionales y sesgar los resultados finales.

En el mismo sentido, utilizar este índice no permite identificar los partidos que participan en la competición, en qué área y nivel y qué partidos causan el incremento o la disminución del NEP.14 Sin embargo, esta manera de medir la nacionalización ayuda a detectar la unidad subnacional que (contribuye a) "inflar" la competencia a escala nacional. Curiosamente, además, los autores que trabajan con el marco de esta aproximación y con este tipo de medidas (basada en NEP) se refieren a los partidos políticos e infieren sobre su comportamiento pese a trabajar con una medida sistémica lo cual puede ser confuso y podría conducir a cierto tipo de falacia ecológica.

La segunda acepción identificada en la literatura se ha desarrollado de manera limitada. La idea básica supone observar las dinámicas electorales en distintos tipos de elecciones en el mismo momento (o mismo ciclo): nacional y subnacional; disímiles patrones de votación en ambos niveles o la presencia de diferentes actores en ambas arenas. Más que una segunda dimensión de la nacionalización, esta cuestión ha sido analizado por una creciente literatura sobre sistemas de partidos multinivel (Deschouwer, 2003 y 2006; Hopkin, 2003; Swenden y Maddens, 2009; Suárez Cao y Freidenberg, 2010; Detterbeck, 2012; Schakel, 2013a; Došek y Freidenberg, 2013; Freidenberg y Suárez-Cao, 2014) y definida como congruencia de partidos y sistemas de partidos (Gibson y Suárez-Cao, 2010). Originalmente se han estudiado sobre todo los países federales (Gibson y Suárez-Cao, 2010), pero las investigaciones han expandido a los países formalmente unitarios tanto en Europa (Swenden y Maddens, 2009; Detterbeck, 2012; Schakel, 2013a) como en América Latina (Freidenberg y Suárez-Cao, 2014).

Con respecto al tercer significado, la comparación de largo plazo tiene como condición sine qua non la igual organización de los distritos electorales en el tiempo, lo cual se vuelve muy difícil de asegurar (Caramani, 2004, p. 59). Éste es especialmente el caso de los países latinoamericanos donde nueve países de 18 han cambiado los distritos electorales en las últimas décadas (Polga-Hecimovich, 2013). En el mismo sentido, se requeriría la similitud de las reglas electorales, lo cual tampoco se ha dado en todos los casos. Asimismo, se necesita una mayor estabilidad de los actores políticos que participan en los dos procesos consecutivos y sus alianzas electorales.

Así, pese a que es teóricamente plausible concebir la nacionalización de esta manera, medirla en la práctica es más bien difícil y está condicionada por la estabilidad en la organización de los distritos electorales o unidades subnacionales. Asimismo, incluso trabajos que analizan la evolución de la nacionalización en América Latina desde una perspectiva de largo plazo (Polga-Hecimovich, 2013) han preferido medir el cambio entre las elecciones a través del cambio en los valores de un indicador de la nacionalización horizontal.15

Por lo tanto, y en consonancia con varios especialistas (Jones y Mainwaring, 2003; Caramani, 2004; Lago y Montero, 2010; Bochsler, 2010a), en este estudio el término nacionalización de la competencia partidista se define como la homogeneidad del apoyo electoral en el territorio por razones tanto prácticas (nacionalización dinámica) como teóricas (nacionalización vertical, esto es, congruencia). Para los objetivos de medición del fenómeno se deberían tomar en cuenta el número de los distritos electorales o unidades subnacionales, su peso (sea en términos del padrón electoral o la magnitud del distrito), y el tamaño de los partidos. Asimismo, al momento de calcular la nacionalización del sistema de partidos, el peso relativo de cada partido debería servir para su ponderación.

Esta conceptualización se refiere tanto a los partidos como a los sistemas de partidos.16 Para estos últimos, se sugiere operacionalizar la nacionalización ponderando el nivel de nacionalización de los partidos por su porcentaje en la votación a escala nacional (Jones y Mainwaring, 2003; Vasselai, 2009; Bochsler, 2010a). Obviamente, el estudio de la nacionalización de los sistemas de partidos no debería estar limitado al ámbito nacional, dado que los partidos y sistemas de partidos no son necesariamente nacionalizados a escala local por el solo hecho de que estén nacionalizados a escala nacional pese a la presencia de los mismos actores (Schakel, 2013a; Došek, 2014). Con todo, el estudio de los sistemas de partidos debería adoptar la perspectiva multinivel (Došek y Freidenberg, 2013).

Estos dos conceptos —la nacionalización de los partidos y los sistemas de partidos en diferentes niveles y la congruencia entre los distintos niveles de competencia del sistema de partidos—17 son vistas como dos características complementarias que ayudan a entender tanto la dinámica de los partidos políticos como del sistema de partidos. Al mismo tiempo, éstos son analizados desde una perspectiva multinivel, ya que ésta ayuda a entender cómo son los vínculos, las internaciones y (patrones) de la cooperación política entre los dos niveles y a lo largo del territorio del sistema, aparte de los diferentes escenarios donde compiten.18

 

Por qué medir la nacionalización y qué criterios debería cumplir una medida adecuada

La problemática de la nacionalización está estrechamente vinculada con los temas de la distribución territorial de poder y la descentralización de los sistemas políticos (Gibson, 2004; Del Campo, 2007; Falleti, 2010; Harbers, 2010; Leiras, 2010). Varios autores han sugerido que los cambios en el nivel de nacionalización de los sistemas de partidos son una consecuencia, entre otros factores, de la descentralización política y fiscal (Chhibber y Kollman, 1998 y 2004; Harbers, 2010; Leiras, 2010). Esta explicación ha encontrado algún sustento empírico en América Latina (Harbers, 2010), pero ha sido menos exitosa para explicar la nacionalización de los sistemas de partidos en Europa Occidental (Lago y Lago, 2010) y en Europa Central y del Este (Bochsler, 2010b) y ha sido recientemente refinada por Simón (2013b), quien argumenta que sus efectos están condicionados por la importancia de las etiquetas partidistas, lo cual a su vez se deriva del tipo de sistema electoral que se utiliza en el país. Otros autores han subrayado la importancia de los sistemas electorales (Cox, 1999), los clivajes sociales y las divisiones étnicas (Bochsler, 2010b), así como los patrones de la democratización y los conflictos armados (Alfaro-Redondo, 2011).

Los estudios comparados han subrayado la importancia de la nacionalización como variable independiente a pesar de que el área ha sido todavía poco estudiada. Jones y Mainwaring (2003) han planteado algunas de las posibles consecuencias sobre la representación política, las carreras legislativas y las relaciones entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo, el tipo de políticas públicas o la consolidación de la democracia y la estabilidad. Por su parte, Alemán y Kellam (2008) mencionan sus efectos para las estrategias que los partidos desarrollan al momento de elegir los tópicos que van a utilizar en una campaña electoral. Empíricamente, Hicken et al. (2010) analizan el impacto de la nacionalización sobre el proceso de toma de decisión y las políticas públicas y Castañeda-Angarita (2013) y Crisp et al. (2013) se enfocan en la relación entre la nacionalización del sistema de partidos y el tipo de gastos gubernamentales (direccionado o no direccionado).

Así, teniendo en cuenta la discusión anterior, el objetivo de este apartado es analizar y evaluar tres medidas que se suelen utilizar para la medición de la nacionalización de los partidos y sistemas de partidos latinoamericanos respecto de una serie de criterios expuestos más adelante.19 Para subrayar sus ventajas y las deficiencias teórico-metodológicas, éstas se contrastan con otras medidas propuestas para el análisis de la nacionalización. La revisión de la literatura existente sobre el tema permite no sólo entender qué conciben los distintos autores por nacionalización de partidos y sistemas de partidos sino también examinar cómo se construyen los índices, qué miden exactamente y qué información toman en cuenta.

En primer lugar, se entiende la nacionalización del sistema de partidos como al nivel de homogeneidad del apoyo recibido por los partidos que compiten en ese sistema a lo largo del territorio. Se elige esta definición, ya que se considera a los partidos políticos como partes indispensables de los sistemas de partidos (Sartori, 1976) y evita el problema de la falacia ecológica. En el siguiente paso, se suman los valores de nacionalización que obtienen los partidos en el sistema para obtener el valor total20 para el sistema de partidos. Al mismo tiempo, estos valores deberían oscilar en unos límites claramente establecidos para una más fácil interpretación del índice.

En segundo lugar, tomando los partidos políticos como punto de partida, las medidas deberían establecer claramente qué partidos se incluyen en la medición, si existe algún umbral de porcentaje de votos tanto a escala regional como nacional necesario para ser incluidos en la medición21 o si se incluyen todos los partidos independientemente del tamaño de sus apoyos.22

En tercer lugar, es recomendable contemplar el apoyo electoral de los distintos partidos, ya que la mera presencia en la competencia, que ha sido objeto de medición en los llamados índices de cobertura (es decir, si el partido presenta candidatos en un distrito dado),23 no da suficiente información sobre la presencia y la homogeneidad del apoyo de los distintos partidos, de acuerdo con la definición de nacionalización arriba mencionada. La cobertura muestra la homogeneidad de la presencia sin tener en cuenta los resultados y la fuerza electoral del partido.

En cuarto lugar, el índice debe tener en cuenta el tamaño de los distritos o la unidad subnacional,24 expresado como la magnitud del mismo o su peso poblacional en el momento de calcularla. Es más, dado que existen diferencias importantes en el tamaño de los distritos tanto entre los diferentes países como dentro de cada país, es posible usar la magnitud de la población para ponderar el resultado electoral que obtienen los partidos en los distritos.25 Es importante dado que no es lo mismo ganar cinco por ciento en un distrito que asigna veinte escaños que en un distrito que asigna sólo dos.26

Si se toman en cuenta los distritos electorales, es preferible contemplar el número de los escaños y no el porcentaje de votantes, ya que es de mayor importancia para los partidos al momento de tomar la decisión de si participar en la contienda en un distrito dado (Lago y Montero, 2010). Al mismo tiempo, esto genera problemas con la accesibilidad de los datos y quizá de manera más importante con el número de las unidades subnacionales o distritos electorales que se deberían tomar en cuenta al momento de construir el índice.

En quinto lugar, la medida debería ser inmune con respecto al número de unidades subnacionales donde se mide la nacionalización. Esto debería permitir comparar países cuya dimensión es significativamente diferente entre sí y cuyo número de unidades subnacionales es diferente.27 No obstante, debería también quedar claro en qué nivel de competencia se calculan las mediciones, ya que esto influye en los resultados que se obtienen. En otras palabras, a menor nivel de agregación (p. ej. municipio) y más refinados los datos, más precisa es la medición y en gran parte de los casos menor grado de nacionalización de los sistemas de partidos (Bochsler, 2010a).

 

La nacionalización de los sistemas de partidos según Rose y Urwin

Rose y Urwin (1975) fueron de los primeros en proponer una elaborada y concreta manera de medir la nacionalización. De hecho, en su estudio propusieron tres medidas/índices del mismo fenómeno. Los autores analizaban hasta qué punto se reflejan las diferencias regionales en la esfera política, medida por la dispersión del voto a nivel de partidos entre las regiones. Sus medidas las aplicaron a una muestra de 19 países en dos ocasiones para cada país en el periodo entre 1945 y 1973.

Las tres medidas/índices son las siguientes. En primer lugar, los autores calculan la desviación típica, la medida más simple y más básica. En segundo lugar, se emplea el índice de variación, que es en realidad la desviación media.28 En tercer lugar y más importante, se propone el índice de la desigualdad regional acumulada (cumulative regional inequality). Esta se obtiene sustrayendo la proporción de votos (ti) como porcentaje del voto nacional (T) de la proporción de los votantes registrados en una unidad subnacional (pi) con respecto al total nacional (P), sumando los valores absolutos de los resultados y dividido entre dos.

Este último índice parte de la idea de que debería haber cierta correspondencia entre el porcentaje de los votos ganados y el porcentaje esperado según la proporción de la población en el padrón electoral en cada unidad subnacional. El índice fue utilizado también por Pachano (2004),29 quien lo usó para medir la (des)nacionalización del sistema de partidos en Ecuador y, más importante, por Vasselai (2009),30 quien lo modificó sustrayendo el valor de uno para que el índice sea intuitivo y, así, mayores valores significarán mayor nacionalización.

El índice presenta varios puntos fuertes.31 En primer lugar, adquiere valores entre cero y uno. En segundo lugar, los autores claramente estipulan qué partidos incluyen y cuáles quedan fuera de la medición, trazando el umbral en cinco por ciento a escala nacional o diez por ciento a escala regional. En tercer lugar, Rose y Urwin también discuten ampliamente el tema del número de unidades regionales subnacionales que se toman en cuenta para la medición, inclinándose por las unidades territoriales más que por los distritos electorales. Esto da cuenta de la preferencia de un enfoque que parte de las regiones territoriales más que de unidades político-electorales.

Sin embargo, no queda claro cómo se obtiene el valor del índice del sistema de partidos (país en elecciones), ya que está diseñada para los partidos políticos. Vasselai (2009) ofrece un posible remedio de manera que se use el mismo procedimiento que en el caso de Jones y Mainwaring (2003), es decir, ponderar los valores adquiridos por partidos por la proporción de los votos a escala nacional. Rose y Urwin (1975) ponderan los apoyos por el tamaño de la unidad regional expresado en la proporción de los votantes qué se encuentran en el distrito dado. Tampoco queda explícito qué datos se emplean para los cálculos. De igual manera, no se toma en cuenta el número de las regiones en cada país ni el tamaño del partido.

 

La nacionalización de los partidos y de los sistemas de partidos según Jones y Mainwaring

El artículo de Jones y Mainwaring (2003) fue uno de los primeros que retomó el debate sobre la nacionalización de los sistemas de partidos, proponiendo una nueva manera para medirla. Además, los autores aplicaron su medida de nacionalización de los partidos y sistemas de partidos a 17 países americanos. El índice parte del coeficiente de Gini (Gi), un índice de desigualdad normalmente utilizado en economía y adaptado para la medición de la nacionalización.

Jones y Mainwaring ajustan su uso para la medición de la nacionalización de los partidos y los sistemas de partidos.32 Los autores conciben la nacionalización como la homogeneidad de los apoyos electorales hacia los partidos. El índice de nacionalización de partidos (PNS, por sus siglas en inglés) adquiere valores entre cero y uno, donde los valores más altos indican mayor nacionalización. De hecho, los autores restan el propio cálculo (PNS) de uno para obtener este resultado. Por lo tanto, el índice tiene un claro límite tanto máximo como mínimo y es intuitivo. Para obtener el valor de la nacionalización del sistema de partidos se calculan primero los valores de los partidos y, después, éstos se multiplican por la proporción del "voto nacional válido del partido" (Jones y Mainwaring, 2003, p. 4).

Sin embargo, este índice no toma en cuenta el diverso número de las unidades nacionales ni la dimensión del distrito, tampoco informa del número de votantes ni de la magnitud del distrito (Bochsler, 2010a). Además, los resultados electorales se agregan en diferentes niveles institucionales y, por lo tanto, sustancialmente puede que capten distinta dinámica política.

A pesar de estas deficiencias, el índice sigue siendo uno de los más utilizados y mide precisamente lo que se contempla en el primer significado de la nacionalización en este trabajo. Asimismo, fue retomado y refinado por Bochsler (2010a), quien introdujo en él la ponderación por el tamaño del distrito (número de votantes) y resolvió el problema del número de los distritos.33 Estas modificaciones mejoran su rendimiento, producen resultados menos sesgados y lo han convertido en uno de los índices más usados para medir la nacionalización. En ese sentido, varios autores lo han utilizado en el contexto latinoamericano (Batlle y Puyana, 2011; Sagarzazu, 2011; Eichorst y Polga-Hecimovich, 2013; Došek, 2014).

 

La nacionalización de los sistemas de partidos según Moenius y Kasuya

Moenius y Kasuya publicaron dos artículos sobre la nacionalización de los sistemas de partidos. En ambos (Moenius y Kasuya, 2004; Kasuya y Moenius, 2008) propusieron nuevas formas para medir el fenómeno. No obstante, las dos medidas respondieron a diferente manera de entender qué es la nacionalización.

En su primer trabajo (Moenius y Kasuya, 2004), inspirado en el trabajo de Cox (1999), los autores proponen una medida del "vínculo partidista entre los distritos" (Moenius y Kasuya, 2004, p. 543); ésta mide "el grado en que los partidos ganan de manera uniforme votos entre los distritos".34 La medida que proponen mide la diferencia entre los sistemas subnacionales y el nacional, utilizando el número efectivo de partidos (NEP), y sigue los planteamientos de medidas similares de Chhibber y Kollman (1998)35 y Cox (1999).36 Básicamente, se trata de medir la "inflación" en el sistema de partidos, es decir, el aumento del NEP desde la escala subnacional hacia el ámbito nacional, ponderando por el peso de los distritos expresado en la proporción de sus votos en el nivel nacional (véase Kasuya y Moenius, 2008, pp. 129-130, para los detalles de la ecuación).

Sin embargo, la nueva medida no parte de los partidos políticos como elementos fundamentales de la medición, sino que intenta captar las diferencias en el sistema de partidos a través del NEP. Además, esta medida no tiene límite superior.

En su segundo trabajo Kasuya y Moenius (2008) definen la nacionalización (anteriormente denominada como el vínculo partidista) igual que en su primer trabajo (Moenius y Kasuya, 2004), es decir, partiendo de la inflación ponderada (Iw), intentaron refinar su medida añadiéndole otra dimensión llamada "dispersión" (Kasuya y Moenius, 2008, p. 2). En realidad, esta última es la que permite medir la nacionalización tal como es concebida en el presenté trabajo. La medida de la dispersión es el coeficiente de variación (CV) multiplicado por la curtosis (k). Sin embargo, el coeficiente de variación se calcula a partir de los valores de la inflación ponderada y los valores de curtosis son determinados más o menos arbitrariamente (Lago y Montero, 2010).

Sin embargo, ni la nueva medida parte de los partidos, ni tiene el límite de arriba y, además, es bastante difícil de calcular. Los autores tampoco indican qué partidos se incluyen en la medición y en qué nivel.37 Finalmente, miden la nacionalización para los 27 países incluidos en su análisis. Además, la medida de dispersión toma en cuenta la magnitud de los distritos sólo indirectamente a través de la inflación ponderada y no es intuitiva, ya que menores valores significan mayor grado de nacionalización. Ciertamente, Lago y Montero (2010) sostienen que esta medida rinde mejores y más reales resultados que la medida anterior de los mismos autores (Moenius y Kasuya, 2004).38

 

El desarrollo reciente del estudio de la nacionalización en América Latina

En América Latina, los partidos políticos y los sistemas de partidos se han estudiado desde distintas perspectivas. Algunos autores se han enfocado en la organización partidista (Alcántara y Freidenberg, 2003; Freidenberg y Levitsky, 2007, Levitsky, 2003), la coherencia ideológica (Ruiz Rodríguez, 2007; Kitschelt et al, 2010) y la dimensión y posiciones ideológicas (Coppedge, 1998; Alcántara, 2006; Altman et al, 2009; Kitschelt et al, 2010). Otros han enfatizado los problemas de la fragmentación de los sistemas de partidos y la formación de las coaliciones en los contextos multipartidistas presidencialistas (Mainwaring, 1993 y 1999; Coppedge, 1997; Altman, 2000; Chasquetti, 2008). Desde una perspectiva más sintética, Mainwaring y Scully (1995) y Mainwaring y Torcal (2006), y luego Payne (2006) siguiendo a los primeros, han evaluado la institucionalización de los sistemas de partidos (véase también Luna y Altman, 2011). Aun otros autores han analizado la volatilidad electoral (Roberts y Wibbels, 1999; Mainwaring y Zoco, 2007), la representación política (Hagopian, 1998; Luna y Zechmeister, 2005; Luna, 2007; Kitschelt et al, 2010), la crisis de los sistemas de partidos (Mainwaring et al, 2008) y su colapso (Seawright, 2012; Morgan, 2012).39

Sólo recientemente se ha incluido la cuestión de la nacionalización (Jones y Mainwaring, 2003; Calvo y Escolar, 2005)40 y el grado de la congruencia entre los distintos niveles institucionales donde compiten los partidos políticos en el estudio de los sistemas de partidos en América Latina.

Estas investigaciones sí superan los dos supuestos implícitos presentes en el estudio, que son: la competencia es homogénea en el territorio y la competencia a escala nacional se refleja en las dinámicas y estructuras de los patrones locales del sistema de partidos (Gibson y Suárez-Cao, 2010; Suárez-Cao y Freidenberg, 2014). Estos primeros trabajos empíricos evidencian una gran diversidad en los patrones de competencia partidista en el territorio y entre los niveles que resultan en los variados niveles de nacionalización y congruencia.

 

Concepto y mediciones: propuestas a partir de los casos latinoamericanos

Concepto

En América Latina, el estudio de la nacionalización ha definido el concepto, a grandes rasgos, de dos maneras diferentes. Los autores que trabajan desde Estados Unidos han preferido la conceptualización con dos dimensiones (estática y dinámicas), en consonancia con la tradición norteamericana (Morgenstern et al., 2009; Morgenstern et al., 2014a; Alemán y Kellam, 2008; Mustillo y Mustillo, 2012). Por su parte, los especialistas latinoamericanistas que trabajan desde América Latina y Europa tienden a concebir la nacionalización de acuerdo con la definición de este artículo, esto es, como la homogeneidad de los apoyos electorales (Pachano, 2004; Batlle, 2009; Vasselai, 2009; Harbers, 2010; Batlle y Puyana, 2011; Tanaka y Guibert, 2011; Došek, 2014).41

Las excepciones parciales las constituyen autores como Jones y Mainwaring (2003), que trabajan desde Estados Unidos y en su estudio comparado pionero conciben la nacionalización en términos estáticos. Por su parte, Leiras (2010; 2013) toma en cuenta tres dimensiones y concibe la horizontal en términos de inflación o agregación. Asimismo, Sagarzazu (2011) describe la nacionalización del sistema de partidos venezolano en términos de homogeneidad de los apoyos electorales, trabajando desde Estados Unidos y Europa. Por último, varios autores conciben la nacionalización como bidimensional pero analizan solo la estática (Polga-Hecimovich, 2013; Alfaro-Redondo, 2010 y 2011; Castañeda-Angarita, 2013).

Los autores que estudian los sistemas de partidos de América Latina han sugerido la posible existencia de otras dimensiones de nacionalización. Calvo y Leiras (2012) propusieron agregarle a la nacionalización del sistema de partidos una nueva dimensión, la nacionalización de la colaboración legislativa. Sin embargo, parecería recomendable analizar los dos fenómenos por separado y no subsumir de manera estricta el comportamiento legislativo de los parlamentarios al sistema de partidos y al comportamiento de los electores. Pese a que los autores abogan por tratar las dos dimensiones como teórica y empíricamente distintas, esto convertiría la nacionalización del comportamiento legislativo ya en una cuarta dimensión haciendo aún más complejo el concepto y más difícil de analizar en su conjunto.42

Asimismo, el estudio de la nacionalización de los sistemas de partidos de Argentina y Ecuador, los países en donde más se ha trabajado el fenómeno en América Latina (véanse para Ecuador Pachano, 2004, 2008a y 2008b; Freidenberg y Alcántara, 2001; Freidenberg, 2014; Eichorst y Polga-Hecimovich, 2013; Polga-Hecimovich, 2014, y para Argentina Calvo y Escolar, 2005; Suárez-Cao, 2011; Abal Medina, 2011; Calvo y Leiras, 2012; Leiras, 2010 y 2013), ofrecen dos contribuciones teórico-conceptuales.43

Por un lado, Calvo y Escolar (2005), Suárez-Cao (2011) y Abal Medina (2011) sostienen que Argentina, un país federal, ha vivido un proceso de desnacionalización (territorialización) de su sistema de partidos.44 Los primeros dos autores sostienen que este fenómeno, denominado "tesis Anti-Rokkan" se expresa en que la competencia partidista en el país tiende a territorializarse (desnacionalizarse), es decir, existen cada vez más diferencias importantes en el comportamiento de los votantes en el territorio (Calvo y Escolar, 2005). Este proceso fue catalizado por la descentralización y las reformas electorales y se manifestó en una creciente importancia de la política provincial, una mayor fragmentación partidaria de la competencia y una importante personalización de la política. Por su parte, el trabajo de Abal Medina (2011) llama la atención sobre las diferencias de los sistemas electorales nacionales y provinciales y la descentralización (fiscal y administrativa) como causas del proceso de desnacionalización del sistema de partidos argentinos. Sin embargo, estos autores se refieren a lo que aquí se ha denominado como (in)congruencia.

Por otro lado, Ecuador, un país unitario, es ejemplo de un país que contrariamente a la teoría europea nunca llegó a nacionalizarse y siempre registró heterogeneidad territorial en los resultados electorales con partidos fuertemente arraigados en ciertas regiones o provincias (Pachano, 1996; Freidenberg y Alcántara, 2001; Freidenberg, 2003).45 En los últimos años, este proceso ha manifestado cambios en relación con la consolidación de Alianza País como el partido predominante del sistema, con apoyos distribuidos mucho más homogéneamente en el territorio (Freidenberg, 2014; Eichorst y Polga-Hecimovich, 2013 o Polga-Hecimovich, 2014). Sin embargo, los demás partidos se mantienen fuertes sólo en algunas zonas del país (pese a que la legislación electoral les ha exigido presentar candidaturas en todo el país). En este sentido, Pachano (2008b) sostiene que existen sistemas subnacionales que se han forjados a través del caciquismo, el clientelismo o el corporativismo. Asimismo, surge la pregunta de en qué medida el personalismo ha favorecido la nacionalización de los apoyos hacia el partido en el gobierno y hasta qué punto es sostenible en el tiempo y dependiente del liderazgo del presidente Rafael Correa.46

Medición

De manera paralela a la conceptualización, se puede observar también una división respecto de la medición del fenómeno. Los autores que trabajan desde la academia estadounidense, recurren con frecuencia a medidas estadísticas más complejas basadas en modelos de componentes de varianza (Morgenstern y Potthoff, 2005; Morgenstern y Swindle, 2005; Morgenstern et al, 2009; Mustillo y Mustillo, 2012; Polga-Hecimovich, 2014; Morgenstern et al., 2014a; Morgenstern et al., 2014b; Lupu, en prensa) y calculan simultáneamente los valores para ambas dimensiones, la estática y la dinámica, que remiten a los modelos propuestos por Stokes (1965 y 1967) y desarrollados por Bartels (1998).47

Los autores que trabajan desde América Latina y Europa recurren a la medición a través de los índices basados en el índice de Gini, propuestos por Jones y Mainwaring (2003) y desarrollado por Bochsler (2010a), y el índice de Rose y Urwin (1975) para medir los niveles de nacionalización entendida como el grado de homogeneidad (Jones y Mainwaring, 2003; Harbers, 2010; Batlle y Puyana, 2011; Sagarzazu 2011; Došek, 2014; Pachano, 2004; Vasselai, 2009).

Los trabajos aquí revisados presentan básicamente dos excepciones. Por un lado, algunos autores conciben la nacionalización como bidimensional y miden sólo una de las dimensiones, la de homogeneidad de los apoyos electorales (Alfaro-Redondo, 2010 y 2011; Castañeda-Angarita, 2013; Polga-Hecimovich 2013), o utilizan el índice de Bochsler para medir la dimensión estática (Morgenstern et al, 2014b; Polga-Hecimovich, 2014). Por otro lado, Leiras (2010 y 2013) concibe las tres dimensiones (la estática en términos de inflación), pero mide sólo esta última con la medida propuesta por Moenius y Kasuya (2004) y Kasuya y Moenius (2008).

Las mediciones de nacionalización se han empleado en América Latina también de manera alternativa. Tanaka y Guibert (2011) calculan la nacionalización de los partidos políticos (movimientos regionales) para las elecciones subnacionales y dentro de cada región, proponiendo así un índice de regionalización (adaptando el índice de nacionalización para la escala regional)48 para medir la distribución de los apoyos de los movimientos regionales49 dentro de sus respectivas regiones. Los hallazgos muestran que la homogeneidad de la distribución es relativamente alta y que, por lo tanto, los movimientos regionales alcanzan altos niveles de "regionalización" (nacionalización) dentro de cada región.

Por su parte, Došek (2014), empleando el índice de Bochsler (2010a), analiza la nacionalización de los partidos políticos en Uruguay, un país unitario con partidos muy centralizados, calculando los valores del fenómeno tanto a escala nacional como subnacional.50 Los resultados demuestran que los niveles de nacionalización no son necesariamente similares (más bajos a nivel subnacional) y refuerzan la necesidad planteada por algunos autores respecto de la necesidad de superar el enfoque nacional en la ciencia política (Swenden y Maddens, 2009; Vergara, 2011; Jeffery y Schakel, 2013; Došek y Freidenberg, 2013; Schakel, 2013a; Freidenberg y Suárez-Cao, 2014).

 

Principales hallazgos: causas y consecuencias de la nacionalización en América Latina

El trabajo pionero de Jones y Mainwaring (2003) midió la nacionalización en la región de manera comparada. Los autores hicieron un mayor aporte al calcular los niveles de nacionalización para 14 países latinoamericanos desde las transiciones51 o elecciones inaugurales hasta aproximadamente los comienzos de la década de 2000. Sin embargo, estos autores no dieron el paso siguiente para explicar los niveles de nacionalización, aunque esbozaron algunas posibles hipótesis al respecto sobre el rol negativo de la estructura federal del Estado, la fragmentación del sistema de partidos y la volatilidad electoral para el nivel de nacionalización de los sistemas.

Para las consecuencias trazaron algunas hipótesis sobre las posibles áreas en las que los niveles de nacionalización podrían tener efecto (carreras legislativas, relaciones ejecutivo-legislativo, estrategias de partidos políticos, políticas públicas e incluso la consolidación de la democracia en las nuevas democracias), pero no pusieron empíricamente estas relaciones teóricas a prueba.

Causas

Los estudios empíricos de nacionalización en América Latina han avanzado más en la medición de los niveles de la nacionalización que en la identificación de las causas y las consecuencias de este fenómeno. Actualmente, se dispone de varios estudios de caso tanto para países formalmente unitarios como para los federales o descentralizados, en los que se emplean los diferentes índices para conocer los niveles de nacionalización de los partidos y los sistemas de partidos y se proponen algunas explicaciones tentativas.

Las posibles explicaciones abarcan diferentes tipos de factores planteados por la literatura comparada hasta el momento y relacionados con los niveles de descentralización, reformas institucionales o variables estructurales y sociodemográficas. En primer lugar, se han puesto a prueba las variables relacionadas con la descentralización en sus diversas dimensiones (administrativa, fiscal y política) planteadas por los primeros estudios sobre el tema (Chhibber y Kollman, 1998 y 2004, Jones y Mainwaring, 2003; Caramani, 2004).

En este sentido, existen tanto trabajos cuantitativos como cualitativos sobre los efectos de la descentralización. Harbers (2010) analiza las consecuencias de la descentralización en los niveles de la nacionalización de sistemas de partidos en 16 países latinoamericanos y, utilizando el índice de Jones y Mainwaring (2003), encuentra que la descentralización fiscal y política conduce a menores niveles de nacionalización (o desnacionalización) de los sistemas de partidos. La misma autora menciona también la congruencia al hablar de los efectos de la descentralización sin conceptualizar ni dedicar más tiempo a ella. En todo caso, la desnacionalización sería consecuencia del surgimiento de nuevos actores a escala subnacional que entran posteriormente en la competencia nacional.

En la misma línea, Leiras (2010) se centra sólo en los países formalmente federales (Argentina, Brasil, México), más Colombia y Bolivia, en las últimas dos décadas. Utilizando el índice de Moenius y Kasuya (2004), intenta explicar los niveles de nacionalización de una serie de variables similares a las empleadas por Harbers (2010). El autor halla que la relación entre descentralización y desnacionalización no se da automáticamente sino que está condicionada por la disponibilidad de la información, el comportamiento de los votantes y las decisiones estratégicas de los partidos políticos, pero también por las reglas institucionales.52

Los trabajos de carácter más cualitativo dan cuenta también de los efectos de la descentralización sobre la nacionalización de los partidos políticos (sus estrategias y organización interna) ofreciendo así posibles pistas de los mecanismos causales de cómo se vinculan los dos fenómenos. Vergara (2011) analiza cómo los partidos peruanos y bolivianos han enfrentado los recientes procesos de descentralización y los disímiles resultados de este esfuerzo y mayores éxitos de los partidos bolivianos, sobre todo el Movimiento al Socialismo (mas), que se deben principalmente al papel de las ideas políticas y la densidad política y social. Vergara (2011) además resalta la necesidad de los estudios de nacionalización en el nivel subnacional del gobierno, reflejando así la experiencia peruana donde los partidos tradicionales están perdiendo cada vez más poder en detrimento de los movimientos regionales.

Por su parte, Dargent y Muñoz (2011) se centran en la experiencia de la descentralización en Colombia y sus efectos sobre los partidos colombianos. En ese contexto, las reformas descentralizadoras y del sistema electoral (dirigidas a mejorar la calidad de la democracia en el país) han repercutido negativamente sobre los partidos tradicionales y su capacidad de agregación, al desincentivar la lealtad de los políticos locales (municipales) hacia ellos (sobre todo los que tenían bajo capital ideacional). Dargent y Muñoz (2011) argumentan que como consecuencia de este proceso, el sistema de partidos colombiano se ha ido desinstitucionalizando.

El mismo caso de Colombia es utilizado por Batlle y Puyana (2011) para mostrar la evolución de la nacionalización de los partidos políticos y el sistema en Colombia en las últimas tres décadas. Los autores dan cuenta de un proceso tanto de nacionalización como de desnacionalización y renacionalización del sistema colombiano de partidos en los últimos treinta años (Batlle y Puyana, 2011). Utilizando el índice estandarizado de Bochsler (2010a),53 ponen en evidencia cómo ha disminuido la nacionalización del sistema colombiano tras la reforma constitucional de 1991, que provocó una mayor fragmentación partidista del sistema. Asimismo, la nueva reforma de 2003, que tuvo como principal objetivo reducir la fragmentación del sistema, ayudó a la renacionalización del sistema. Sus cálculos además revelan cómo el Partido Conservador ha sufrido un proceso de desnacionalización mucho más grave que el Partido Liberal (es decir, los efectos no son automáticos y tienen efectos diferidos sobre los partidos).54

Por lo tanto, y contrariamente a la evolución en Europa, el proceso de nacionalización no es ni lineal ni estable, sino que se trata más bien de tendencias reversibles, condicionadas por acontecimientos significativos, como reformas institucionales o crisis de partidos. En este sentido el aporte a la teoría es doble. Por un lado, en América Latina es posible encontrar sistemas que nunca llegaron a nacionalizarse (Ecuador) y no parecen seguir esta tendencia y, por el otro, la nacionalización puede ser vista como un proceso (reversible) más que un resultado, es decir, una estructura estable de un sistema de partidos,55 tal como demuestran los casos de Colombia, Argentina, Perú o Venezuela.56

Aparte de las variables de descentralización e institucionales, los casos latinoamericanos muestran también la importancia de factores estructurales y otros vinculados con el formato y las dinámicas de los sistemas de partidos. En ese sentido, Batlle (2009) revisa los niveles de nacionalización de los sistemas de partidos en Ecuador, Perú y Honduras y pone a prueba la explicación a partir las reglas electorales, la fragmentación del sistema de partidos y clivajes regionales. La autora concluye que, por un lado, la fragmentación supone una variable explicativa de manera consistente, y que, por otro, los bajos niveles de nacionalización en los dos países andinos se deben a los fuertes clivajes regionales.

En los casos de América Central, Alfaro-Redondo (2010) utiliza el índice de Jones y Mainwaring (2003) para medir los niveles de nacionalización de partidos políticos57 en seis países centroamericanos y explicarlos por medio de un conjunto de variables independientes como Leiras (2010) y Harbers (2010) y encuentra que las variables explicativas significativas son la fragmentación política, la ideología y la heterogeneidad etnolingüística.58 Así, tanto Batlle (2009) como Alfaro-Redondo confirman la importancia de la fragmentación del sistema de partidos sobre la nacionalización planteada en términos teóricos por Jones y Mainwaring (2003).

Consecuencias

Sólo recientemente algunos trabajos han empleado la nacionalización como variable independiente, y han analizado las consecuencias de la nacionalización de los sistemas de partidos (de los gobiernos) sobre el tipo de políticas públicas que se llevan a cabo. En este sentido, tanto Hicken et al. (2010) como Castañeda-Angarita (2013) analizan el tipo de políticas públicas universales o direccionadas y su relación con la nacionalización del sistema de partidos. Hicken y coautores (2010) utilizan el índice de fragmentación del sistema de partidos (Cox, 1999) y argumentan que bajos niveles de nacionalización tienden a las políticas de tipo pork-barrel en detrimento de las de alcance nacional; los autores lo muestran en el caso de las políticas de salud.

Por su parte, Castañeda-Angarita (2013) emplea la medición de nacionalización propuesta por Morgenstern et al. (2009) y compara su rendimiento con los índices de Kasuya y Moenius (2008), Jones y Mainwaring (2003) y la medición sugerida por Alemán y Kellam (2008); subraya también la importancia de la combinación de la nacionalización con el tamaño de la coalición gubernamental para el tipo de políticas implementadas.

Con todo, este tipo de estudios es todavía incipiente (Hicken et al., 2010, Castañeda-Angarita, 2013; Calvo y Leiras, 2012) y se enfocan sobre todo en la articulación de políticas públicas, su enfoque e implementación. Queda mucho trabajo empírico sobre las implicaciones y las consecuencias de los niveles de nacionalización sobre la estructura interna de los partidos, las estrategias electorales o los vínculos con los votantes.

Balance

En suma, el estudio de la nacionalización de partidos políticos y sistemas de partidos en América Latina registra cada vez más estudios empíricos diacrónicos, la mayoría de ellos orientados hacia los casos de estudio más que a trabajos comparativos. Estas investigaciones dan cuenta de la utilidad del concepto y de su medición para captar los cambios en los sistemas de partidos y los resultados de los partidos individuales (véanse Calvo y Escolar, 2005; Batlle y Puyana, 2011; Sagarzazu, 2011; Lupu, en prensa).

Asimismo, los factores que explican los distintos niveles de nacionalización en América Latina se pueden agrupar en tres grandes apartados: la descentralización, las reglas institucionales y la heterogeneidad social y étnica y los clivajes. Queda por explorar más sobre las estrategias y decisiones de los partidos mismos y los fenómenos de fuertes liderazgos personales y de baluartes electorales tradicionales y cómo se condicionan las posibles causas entre sí.

 

Conclusiones

La literatura comparada no ha llegado a un consenso sobre cómo conceptualizar la nacionalización de los partidos políticos y los sistemas de partidos. En este trabajo se sugiere que esta sea entendida como homogeneidad del apoyo electoral en el territorio (entre las distintas unidades subnacionales) y que al momento de medirla se debe tomar en cuenta el tamaño del partido y de las unidades subnacionales y el número de estas últimas en el sistema. Esta conceptualización responde tanto a razones prácticas (nacionalización dinámica) como a razones teóricas (nacionalización vertical, i.e., congruencia).

Al mismo tiempo, este artículo aboga por la inclusión de la nacionalización y la congruencia en el análisis de los partidos y sistemas de partidos como una herramienta necesaria para la comprensión de las dinámicas del comportamiento electoral (tanto de las élites como de los votantes), de la descentralización y sus consecuencias, la organización partidista, la emergencia de nuevo actores, las estrategias partidistas y el diseño de las políticas públicas. Nacionalización y congruencia deberían estar incluidas en cualquier descripción comparativa de partidos y sistemas de partidos de la misma manera que lo han sido la volatilidad electoral, el número de partidos (fragmentación) o la polarización, ya que permiten capturar la dinámica y las interacciones tanto en la dimensión horizontal como en la vertical.

Un índice de nacionalización debería partir de los partidos individuales (es allí donde comienza el interés teórico), dejar claro qué partidos se incluyen en el análisis y cómo se obtiene el valor de nacionalización de los sistemas de partidos; se debería justificar la selección del índice. Dado que se entiende, según la definición empleada en este estudio, por la nacionalización la homogeneidad de los apoyos a lo largo del territorio, el índice no debería tomar en cuenta sólo si el partido está presente en la competencia (cobertura), sino también cuál es su resultado en la elección (fuerza electoral). Por último, el índice debería considerar el número de las unidades subnacionales (sean distritos electorales u otros),59 la dimensión de estas unidades y el tamaño del partido en cuestión.

De las tres medidas/índices revisadas en este estudio, el índice de Bochsler (2010a), que parte de y refina el propuesto por Jones y Mainwaring (2003), parece ser el más adecuado y más utilizado (por ahora). Es intuitivo, tiene un claro rango de posibles valores y la manera de obtener los valores de la nacionalización de los sistemas de partidos es simple y clara.60 Más aún, resuelve el problema del tamaño de los distritos y su número. Esto se refleja también en su frecuente uso para los países latinoamericanos.

Recientemente se han publicado varias investigaciones interesantes sobre la nacionalización (y también la congruencia) y su foco se ha trasladado progresivamente hacia el análisis de las consecuencias de los niveles de nacionalización de los partidos políticos y los sistemas de partidos, el área menos explorada de los estudios de nacionalización. No obstante, es importante tener claro qué se entiende por nacionalización, cómo se define y cómo medirla, ya que estas cuestiones y las respuestas condicionan los resultados que se obtienen.

En este sentido cabe resaltar la necesidad de establecer un mayor diálogo con la literatura sobre nacionalización en Europa Central y del Este (Ishiyama, 2002; Meleshevich, 2006; Bochsler, 2010b; Tiemann, 2012) y las diferentes perspectivas y aproximaciones existentes en la literatura que ofrecen las posibles explicaciones de la nacionalización, esto es, los más institucionalistas y los más socioestructuralistas, y también la interacción entre ambas aproximaciones y las variables que plantean. En el futuro se debería enfatizar el estudio de las variables partidistas en las explicaciones (pero también las consecuencias) de la nacionalización.

Una futura agenda del estudio sobre nacionalización en América Latina se debería centrar en algunos de los temas que no han recibido suficiente atención en la literatura especializada. Pese a que existen algunos estudios de caso sobre los países latinoamericanos, todavía se necesita saber más sobre los procesos de nacionalización, su evolución, los cambios y su explicación; estas investigaciones se pueden enfocar tanto en los sistemas políticos multinivel en general (Escolar, 2011) como en los partidos y sistemas de partidos en particular. Dado que varios países han sufrido una crisis del sistema de partidos, reformas electorales, procesos descentralizadores y la emergencia de nuevos partidos, se necesita saber más sobre la relación de estos fenómenos con la nacionalización en cada caso. Estas aproximaciones pueden perfectamente combinar los métodos cuantitativos y cualitativos.

Además, futuros estudios se deberían enfocar más en los partidos políticos, tanto los tradicionales como los desafiantes o nuevos liderazgos. Respecto de los primeros se debería indagar sobre la existencia de posibles baluartes regionales y cómo se han generado éstos. Con relación a los segundos, se debería estudiar cómo surgen, en qué nivel de competencia (nacional o subnacional) y cómo construyen sus bases electorales en el territorio, cuáles son sus estrategias y limitaciones y cómo se refleja esto en la organización partidista.

 

Referencias bibliográficas

Abal Medina, Juan Manuel (comp.) (2011), La política partidaria en Argentina ¿Hacia la desnacionalización del sistema departidos?, Buenos Aires, Prometeo.         [ Links ]

Alcántara, Manuel (ed.) (2006), Políticos y políticas en América Latina, Madrid, Fundación Carolina / Siglo XXI.         [ Links ]

Alcántara, Manuel y Flavia Freidenberg (eds.) (2003), Partidos políticos de América Latina: Cono Sur, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca.         [ Links ]

Alemán, Eduardo y Marisa Kellam (2008), "The Nationalization of Electoral Change in the Americas", Electoral Studies, 27(2), pp. 193-212.         [ Links ]

Alfaro-Redondo, Ronald (2010), "Explaining Party Nationalization in New Democracies: Central America (1980-2010)", tesis, Nueva York, Columbia University.         [ Links ]

---------- (2011), "Political Conflict and Democratization Patterns: Effects on Party Nationalization in Latin America", Anuario del Centro de Investigaciones y Estudios Políticos, vol. 2, pp. 22-44.         [ Links ]

Altman, David (2000), "The Politics of Coalition Formation and Survival in Multiparty Presidential Democracies: The Case of Uruguay (1989-1999)", Party Politics, 6(3), pp. 259-283.         [ Links ]

Altman, David et al. (2009) "Partidos y sistemas de partidos en América Latina: Aproximaciones desde la encuesta a expertos 2009", Ciencia Política, 29(3), pp. 775-798.         [ Links ]

Anduiza Perea, Eva et al. (2009), Metodología de la ciencia política, Madrid, Centro de Investigaciones Sociológicas.         [ Links ]

Bachelard, Gaston (2011), La formación del espíritu científico: Contribución a un psicoanálisis del conocimiento objetivo, Buenos Aires, Siglo XXI.         [ Links ]

Bartels, Larry M. (1998), "Electoral Continuity and Change, 1868-1996", Electoral Studies, 17(3), pp. 301-326.         [ Links ]

Batlle, Margarita (2009), "Distribución territorial de los apoyos electorales en América Latina. Los casos de Ecuador, Perú y Honduras (1979-2006)", Análisis Político, 67, pp. 3-20.         [ Links ]

Batlle, Margarita y Jennifer Cyr (2014), "El sistema de partidos multinivel: El cambio hacia la incongruencia y el predominio de nuevos partidos en Perú (1980-2011)", en Flavia Freidenberg y Julieta Suárez-Cao (eds.), Territorio y poder: Nuevos actores y competencia política en los sistemas de partidos multinivel en América Latina, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca.         [ Links ]

Batlle, Margarita y José Ricardo Puyana V. (2011), "El nivel de nacionalización del sistema de partidos colombiano: Una mirada a partir de las elecciones legislativas de 2010", Colombia Internacional, 74, pp. 27-57.         [ Links ]

Bochsler, Daniel (2010a), "Measuring Party Nationalization: A New Gini-based Indicator that Corrects for the Number of Units", Electoral Studies, 29(1), pp. 155-168.         [ Links ]

---------- (2010b), "The Nationalisation of Post-Communist Party Systems", Europe-Asia Studies, 62(5), pp. 807-827.         [ Links ]

Brady, David W. (1985), "A Reevaluation of Realignments in American Politics: Evidence from the House of Representatives", American Political Science Review, 79(1), pp. 28-49.         [ Links ]

Calvo, Ernesto y Marcelo Escolar (2005), La nueva política de partidos en la Argentina: Crisis política, realineamientos partidarios y reforma electoral, Buenos Aires, Prometeo.         [ Links ]

Calvo, Ernesto y Marcelo Leiras (2012), "The Nationalization of Legislative Collaboration: Territory, Partisanship and Policymaking in Argentina", Revista Iberoamericana de Estudos Legislativos, 1(2), pp. 2-19.         [ Links ]

Caramani, Daniele (2004), The Nationalisation of Politics: The Formation of National Electorates and Party Systems in Western Europe, Cambridge, Cambridge University Press.         [ Links ]

---------- (2005), "The Formation of National Party Systems in Europe: A Comparative-Historical Analysis", Scandinavian Political Studies, 28(4), pp. 295-322.         [ Links ]

Castañeda-Angarita, Néstor (2013), "Party System Nationalization, Presidential Coalitions, and Government Spending", Electoral Studies, 32(4), pp. 783-794.         [ Links ]

Chasquetti, Daniel (2008), Democracia, presidencialismo y partidos políticos en América Latina: Evaluando la "difícil combinación", Montevideo, Instituto de Ciencia Política.         [ Links ]

Chhibber, Pradeep y Ken Kollman (1998), "Party Aggregation and the Number of Parties in India and the United States", American Political Science Review, 92(2), pp. 329-342.         [ Links ]

Chhibber, Pradeep y Ken Kollman (2004), The Formation of National Party Systems: Federalism and Party Competition in Canada, Great Britain, India, and the United States, Princeton, Princeton University Press.         [ Links ]

Clagget, William et al. (1984), "Nationalization of the American Electorate", American Political Science Review, 78(1), pp. 77-91.         [ Links ]

Coppedge, Michael (1997), "District Magnitude, Economic Performance, and Party-System Fregmentation in Five Latin American Countries", Comparative Political Studies, 30(2), pp. 156-185.         [ Links ]

---------- (1998), "The Dynamic Diversity of Latin American Party Systems", Party Politics, 4(4), pp. 547-568.         [ Links ]

Cox, Gary W. (1997), Making Votes Count: Strategic Coordination in the World's Electoral Systems, Cambridge, Cambridge University Press.         [ Links ]

---------- (1999), "Electoral Rules and Electoral Coordination", Annual Review of Political Science, 2, pp. 145-161.         [ Links ]

Crisp, Brian F. et al. (2013), "Party-System Nationalization and the Scope of Public Policy: The Importance of Cross-District Constituency Similarity", Comparative Political Studies, 46(4), pp. 431-456.         [ Links ]

Dargent, Eduardo y Paula Muñoz (2011), "Democracy against Parties? Party System Deinstitutionalization in Colombia", Journal of Politics in Latin America, 3(2), pp. 43-71.         [ Links ]

Del Campo, Esther (2007), Democratización y descentralización en Bolivia, Madrid, Catarata.         [ Links ]

Deschouwer, Kris (2003), "Political Parties in Multi-Layered Systems", European Urban and Regional Studies, 10(3), pp. 213-226.         [ Links ]

---------- (2006), "Political Parties as Multi-level Organizations", en Richard Katz y William Crotty (eds.), Handbook of Party Politics, Londres, Sage, pp. 291-300.         [ Links ]

Detterbeck, Klaus (2012), Multi-Level Party Politics in Western Europe, Basingstoke, Palgrave Macmillan.         [ Links ]

Dix, Robert (1989), "Cleavage Structure and Party Systems in Latin America", Comparative Politics, 22(1), pp. 23-37.         [ Links ]

Došek, Tomáš (2014), "Sistema de partidos multinivel en Uruguay (1984-2010)", en Flavia Freidenberg y Julieta Suárez-Cao (eds.), Territorio y poder: Nuevos actores y competencia política en los sistemas de partidos multinivel en América Latina, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, pp. 291-338.         [ Links ]

Došek, Tomáš y Flavia Freidenberg (2013), "La congruencia de los partidos y los sistemas de partidos multinivel en América Latina: Conceptualización y evaluación de algunas herramientas de medición", Politai: Revista de Ciencia Política, 7, pp. 161-178.         [ Links ]

Dunleavy, Patrick y Francois Boucek (2003), "Constructing the Number of Parties", Party Politics, 9(3), pp. 291-315.         [ Links ]

Eichorst, Jason y John Polga-Hecimovich (2013), "Party Nationalization after the 2013 Ecuadorian Legislative and Presidential Elections", Blog The Monkey Cage, 14 de marzo de 2013, disponible en: http://themonkeycage.org/2013/03/14/party-nationalization-after-the-2013-ecuadorian-legislative-and-presidential-election/ [fecha de consulta: 17 de abril de 2013]         [ Links ].

Escolar, Marcelo (2001), "La posibilidad del gerrymandering político: Estabilidad y concentración geográfica del voto partidario", en Ernesto Calvo y Juan Manuel Abal Medina (eds.), El federalismo electoral argentino: Sobrerrepresentación, reforma política y gobierno dividido en la Argentina, Buenos Aires, Eudeba, pp. 155-198.         [ Links ]

---------- (2011), "Nacionalización, comunidad cívica y coordinación electoral: Problemas para la integración del sistema político en Estados democráticos multinivel", Revista SAAP, 5(2), pp. 263-304.         [ Links ]

Fabre, Elodie (2011), "Measuring Party Organization: The Vertical Dimension of the Multilevel Organization of Statewide Parties in Spain and the UK", Party Politics, 17(3), pp. 343-363.         [ Links ]

Falleti, Tulia (2010), Decentralization and Subnational Politics in Latin America, Cambridge, Cambridge University Press.         [ Links ]

Freidenberg, Flavia (2003), Jama, caleta y camello, Quito, Corporación Editora Nacional.         [ Links ]

---------- (2014), "Un país con mil reinos: Predominio de nuevos actores e incongruencia multinivel en Ecuador (1978-2013)", en Flavia Freidenberg y Julieta Suárez-Cao (eds.), Territorio y poder: Nuevos actores y competencia política en los sistemas de partidos multinivel en América Latina, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, pp. 181-221.         [ Links ]

Freidenberg, Flavia y Manuel Alcántara (2001), "Cuestión regional y política en Ecuador: Partidos de vocación nacional y apoyo regional", América Latina Hoy, Revista de Ciencias Sociales, 27, pp. 123-152.         [ Links ]

Freidenberg, Flavia y Steven Levitsky (2007), "Organización informal de los partidos en América Latina", Desarrollo Económico, 46(184), pp. 539-568.         [ Links ]

Freidenberg, Flavia y Julieta Suárez-Cao (eds.) (2014), Territorio y Poder: Nuevos actores y competencia política en los sistemas de partidos multinivel en América Latina, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca.         [ Links ]

Gibson, Edward (ed.) (2004), Federalism and Democracy in Latin America, Baltimore, Johns Hopkins University Press.         [ Links ]

Gibson, Edward y Julieta Suárez-Cao (2010), "Federalized Party Systems: Theory and Practice", Comparative Politics, 43(1), pp. 21-39.         [ Links ]

Hagopian, Frances (1998), "Democracy and Political Representation in Latin America in the 1990s: Pause, Reorganization, or Decline?", en Felipe Agüero y Jeffrey Stark (eds.), Fault Lines of Democracy in Post-Transitional Latin America, Boulder, North-South Center Press, pp. 99-143.         [ Links ]

Harbers, Imke (2010), "Decentralization and the Development of Nationalized Party Systems in New Democracies: Evidence from Latin America", Comparative Political Studies, 43(5), pp. 606-627.         [ Links ]

Hearl, Derek J. et al. (1996), "Distinctiveness of Regional Voting: A Comparative Analysis across the European Community (1979-1993)", Electoral Studies, 15(2), pp. 167-182.         [ Links ]

Hicken, Allen et al. (2010), "Party System Nationalization and the Provision of Public Health Services", vola Comparative Politics Workshop Papers, Los Ángeles, University of California.         [ Links ]

Hopkin, Jonathan (2003), "Political Decentralization, Electoral Change and Party Organizational Adaptation. A Framework for Analysis", European Urban and Regional Studies, 10(3), pp. 227-237.         [ Links ]

---------- (2009), "Party Matters: Devolution and Party Politics in Britain and Spain", Party Politics, 15(2), pp. 179-198.         [ Links ]

Ishiyama, John T. (2002), "Regionalism and the Nationalization of the Legislative Vote in Post-communist Russian politics", Communist and Post-Communist Studies, 35(2), pp. 155-168.         [ Links ]

Jeffery, Charlie y Arjan H. Schakel (2013), "Editorial: Towards a Regional Political Science", Regional Studies, (47)3, pp. 299-302.         [ Links ]

Jones, Mark P. y Scott Mainwaring (2003), "The Nationalization of Parties and Party Systems: An Empirical Measure and an Application to the Americas", Party Politics, 9(2), pp. 139-166.         [ Links ]

Kasuya, Yuko y Johannes Moenius (2008), "The Nationalisation of Party Systems: Conceptual Issues and Alternative District-Focused Measures", Electoral Studies, 27(1), pp. 126-135.         [ Links ]

Katz, Richard (1973), "The Attribution of Variance in Electoral Returns: An Alternative Measurement Technique", American Political Science Review, 67(3), pp. 817-828.         [ Links ]

Katz, Richard y William Crotty (eds.) (2006), Handbook of Party Politics, Londres, Sage.         [ Links ]

Kawato, Sadafumi (1987), "Nationalisation and Partisan Realignment in Congressional Elections", American Political Science Review, 81(4), pp. 1235-1250.         [ Links ]

Key, V.O. (1949) Southern Politics in State and Nation, Knoxville, University of Tennessee Press.         [ Links ]

King, Gary et al. (1994), Designing Social Inquiry: Scientific Inference in Qualitative Research, Princeton, Princeton University Press.         [ Links ]

Kitschelt, Herbert et al. (2010), Latin American Party Systems, Cambridge, Cambridge University Press.         [ Links ]

Kouba, Karel (2007), "Prostorová analyza českého stranického systému. Institucionalizace a prostorové režimy", Sociologicky Casopis, 43(5), pp. 1017-1037.         [ Links ]

Laakso, Markku y Rain Taagepera (1979), "Effective Number of Parties: A Measure with Applications to West Europe", Comparative Political Studies, 12(1), pp. 3-27.         [ Links ]

Lago, Ignacio y José Ramon Montero (2010), "The Nationalisation of Party Systems Revisited: A New Measure Based on Parties' Entry Decisions, Electoral Results, and District Magnitude", trabajo presentado en el Encuentro Anual de la Canadian Political Science Association, Montreal.         [ Links ]

Lago, Ignacio y Santiago Lago (2010), "Decentralization and Nationalization of Party Systems", International Studies Program Working Paper, Georgia, Georgia State University.         [ Links ]

Lee, Adrian (1988), "The Persistence of Difference: Electoral Change in Cornwall", trabajo presentado en Political Studies Association Conference, Plymouth.         [ Links ]

Leiras, Marcelo (2007), Todos los caballos del Rey. La integración de los partidos políticos y el gobierno democrático de la Argentina, 1995-2003, Buenos Aires, Prometeo.         [ Links ]

---------- (2010), "Los procesos de descentralización y la nacionalización de los sistemas de partidos en América Latina", Política y Gobierno, XVII(2), pp. 205-241.         [ Links ]

---------- (2013), "Los procesos de descentralización y la nacionalización de los sistemas de partidos en América Latina", en Tulia Falleti, Lucas González y Martín Lardone (eds.), El federalismo argentino en perspectiva comparada, Buenos Aires, educa, pp. 23-69.         [ Links ]

Levitsky, Steven (2003), Transforming Labor-Based Parties in Latin America: Argentine Peronism in Comparative Perspective, Nueva York, Cambridge University Press.         [ Links ]

Linek, Lukás y Pat Lyons (2010), "Party System Nationalization and Non-Uniform Vote Switching: Evidence from the Czech Republic", Czech Sociological Review, 46(3), pp. 375-399.         [ Links ]

Lipset, Seymour M. y Stein Rokkan (1967), "Cleavage Structures, Party Systems, and Voter Alignments: An Introduction", en Seymour M. Lipset y Stein Rokkan (eds.), Party Systems and Voter Alignments: Cross-national Perspectives, Nueva York, Free Press, pp. 1-64.         [ Links ]

Luna, Juan Pablo (2007), "Representación política en América Latina: El estado de la cuestión y una propuesta de agenda", Política y gobierno, XIV(2), pp. 391-435.         [ Links ]

---------- (2010), "Segmented Party-Voter Linkages in Latin America: The Case of the UDI", Journal of Latin American Studies, 42(2), pp. 325-356.         [ Links ]

Luna, Juan Pablo y David Altman (2011), "Uprooted but Stable: Chilean Parties and the Concept of Party System Institutionalization", Latin American Politics and Society, 53(2), pp. 1-28.         [ Links ]

Luna, Juan Pablo y Elizabeth Zechmeister (2005), "Political Representation in Latin America: A Study of Elite-Mass Congruence in Nine Countries", Comparative Political Studies, 38(4), pp. 388-416.         [ Links ]

Lupu, Noam (en prensa), "La política partidaria en Argentina ¿Hacia la desnacionalización del sistema de partidos?", en Mariano Torcal (ed.), Institucionalización de los sistemas de partidos en América Latina, Barcelona, Anthropos.         [ Links ]

Mainwaring, Scott (1993), "Presidentialism, Multipartism, and Democracy: The Difficult Combination", Comparative Political Studies, 26(2), pp. 198-228.         [ Links ]

---------- (1999), Rethinking Party Systems in the Third Wave of Democratization: The Case of Brazil, Stanford, Stanford University Press.         [ Links ]

Mainwaring, Scott y Timothy R. Scully (eds.) (1995), Building Democratic Institutions: Party Systems in Latin America, Stanford, Stanford University Press.         [ Links ]

Mainwaring, Scott y Mariano Torcal (2006), "Party System Institutionalization and Party System Theory after the Third Wave of Democratization", en Richard Katz y William Crotty (eds.), Handbook of Party Politics, Londres, Sage, pp. 204-227.         [ Links ]

Mainwaring, Scott y Edurne Zoco (2007), "Secuencias políticas y estabilización de la competencia partidista: Volatilidad electoral en viejas y nuevas democracias", América Latina Hoy, Revista de Ciencias Sociales, 46, pp. 147-171.         [ Links ]

Mainwaring, Scott et al. (eds.) (2008), La crisis de la representación democrática en los países andinos, Bogotá, Norma.         [ Links ]

Mélendez, Carlos (2008), "Los efectos no esperados de la reforma política: Lecciones del caso peruano (2001-2006)", trabajo presentado en el I Congreso Colombiano de Ciencia Política, Bogotá         [ Links ].

Meleshevich, Andrey (2006), "Geographical Patterns of Party Support in the Baltic States, Russia, and Ukraine", European Urban and Regional Studies, 13(2), pp. 113-129.         [ Links ]

Moenius, Johannes y Yuko Kasuya (2004), "Measuring Party Linkage across Districts: Some Party System Inflation Indices and Their Properties", Party Politics, 10(5), pp. 543-564.         [ Links ]

Morgan, Jana (2012), Bankrupt Representation and Party System Collapse, University Park, Pennsylvania State University Press.         [ Links ]

Morgenstern, Scott et al. (2009), "Party Nationalization and Institutions", The Journal of Politics, 71(4), pp. 1322-1341.         [ Links ]

Morgenstern, Scott et al. (2014a), "Seven Imperatives for Improving the Measurement of Party Nationalization with Evidence from Chile", Electoral Studies, 33(1), pp. 186-199.         [ Links ]

Morgenstern, Scott et al. (2014b). "Ni Chicha ni Limoná: Party Nationalization in Pre- and Post-Authoritarian Chile", Party Politics, 20(5), pp. 751-766.         [ Links ]

Morgenstern, Scott y Richard F. Potthoff (2005), "The Components of Elections: District Heterogeneity, District-time Effects, and Volatility", Electoral Studies, 24(1), pp. 17-40.         [ Links ]

Morgenstern, Scott y Stephen M. Swindle (2005), "Are Politics Local? An Analysis of Voting Patterns in 23 Democracies", Comparative Political Studies, 38(2), pp. 143-170.         [ Links ]

Munck, Gerardo y Jay Verkuilen (2002), "Conceptualizing and Measuring Democracy: Evaluating Alternative Indices", Comparative Political Studies, 35(1), pp. 5-34.         [ Links ]

Mustillo, Thomas y Sarah Mustillo (2012), "Party Nationalization in a Multilevel Context: Where's the Variance?", Electoral Studies, 31(2), pp. 422-433.         [ Links ]

Pachano, Simón (1996), Democracia sin sociedad, Quito, Ildis.         [ Links ]

---------- (2004), "El territorio de los partidos: Ecuador, 1979-2002", en Rafael Roncagliolo (ed.), Partidos políticos en la Región Andina: Entre la crisis y el cambio, Estocolmo, idea Internacional, pp. 71-91.         [ Links ]

---------- (2008a), "Ecuador: La provincialización de la política", en Scott Mainwaring et al. (eds.), La crisis de la representación democrática en los países andinos, Bogotá, Norma, pp. 163-208.         [ Links ]

---------- (2008b), "Sistemas subnacionales de partidos en el Ecuador", en Fernando Carrión y Brigitta Villaronga (comps.), Descentralizar: Un derrotero a seguir, Quito, Flacso Ecuador, pp. 145-162.         [ Links ]

Payne, Mark (2006), "Sistemas de partidos y gobernabilidad democrática", en Mark Payne et al., La política importa: Democracia y desarrollo en América Latina, Washington, Banco Interamericano de Desarrollo, pp. 165-196.         [ Links ]

Payne, Mark et al. (2006), La política importa: Democracia y desarrollo en América Latina, Washington, Banco Interamericano de Desarrollo.         [ Links ]

Polga-Hecimovich, John (2013), "Thinking Strategically: A Theory of Party (De-)Nationalization, with Evidence from Latin America", trabajo presentado en el VII Congreso Latinoamericano de Ciencia Política, Bogotá         [ Links ].

---------- (2014), "¿Hacia una superación del cleavage regional? La nacionalización de los partidos políticos ecuatorianos desde el retorno a la democracia", América Latina Hoy, 67, pp. 91-118.         [ Links ]

Roberts, Kenneth (2012), "Parties, Party Systems, and Political Representation", en Peter Kingstone y Deborah J. Yashar (eds.), Routledge Handbook of Latin American Politics, Nueva York, Routledge, pp. 48-60.         [ Links ]

Roberts, Kenneth y Erik Wibbels (1999), "Party Systems and Electoral Volatility in Latin America: A Test of Economic, Institutional, and Structural Explanations", American Political Science Review, 93(3), pp. 575-590.         [ Links ]

Rokkan, Stein y Derek Urwin (1982), The Politics of Territorial Identity: Studies in European Regionalism, Londres, Sage.         [ Links ]

Rokkan, Stein y Derek Urwin (1983), Economy, Territory, Identity: Politics of West European Peripheries, Londres, Sage.         [ Links ]

Rokkan, Stein et al. (1970), Citizens, Elections, Parties: Approaches to the Comparative Study of the Processes of Development, Nueva York, David McKay Co.         [ Links ]

Romero Ballivián, Salvador (2003), Geografía Electoralde Bolivia, La Paz, Fundemos/Fundación Hanns Seidel.         [ Links ]

---------- (comp.) (2007), Atlas Electoral Latinoamericano, La Paz, Corte Nacional Electoral.         [ Links ]

Rose, Richard y Derek Urwin (1975), Regional Differentiation and Political Unity in Western Nations, Beverly Hills, Sage.         [ Links ]

Ruiz Rodíguez, Leticia (2007), Partidos y coherencia: Parlamentarios en América Latina, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.         [ Links ]

Sagarzazu, Iñaki (2011), "Nación versus región: Las tensiones del sistema de partidos venezolano postcolapso", América Latina Hoy, Revista de Ciencias Sociales, 58, pp. 121-142.         [ Links ]

Sagarzazu, Iñaki y Jennifer Cyr (2014), "Sistemas de partido multinivel y el colapso del sistema de partidos en Venezuela", en Flavia Freidenberg y Julieta Suárez-Cao (eds.), Territorio y poder: Nuevos actores y competencia política en los sistemas de partidos multinivel en América Latina, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, pp. 339-365.         [ Links ]

Sartori, Giovanni (1976), Parties and Party Systems: A Framework for Analysis, Cambridge, Cambridge University Press.         [ Links ]

Schakel, Arjan H. (2013a), "Nationalisation of Multilevel Party Systems: A Conceptual and Empirical Analysis", European Journal of Political Research, 52 (12), pp. 212-236.         [ Links ]

---------- (2013b), "Congruence Between Regional and National Elections", Comparative Political Studies, 46(5), pp. 631-662.         [ Links ]

Schattschneider, Elmer E. (1960), The Semi-Sovereign People: A Realist's View of Democracy in America, Nueva York, Holt, Rinehart y Winston.         [ Links ]

Seawright, Jason (2012), Party-System Collapse: The Roots of Crisis in Peru and Venezuela, Stanford, Stanford University Press.         [ Links ]

Simón, Pablo (2013a), "La nacionalización electoral de los partidos políticos en España", Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 141, pp. 171-186.         [ Links ]

---------- (2013b), "The Combined Impact of Decentralisation and Personalism on the Nationalisation of Party Systems", Political Studies, 61(s1), pp. 196-216.         [ Links ]

Sonnleitner, Willibald (dir.) (2006), Explorando los territorios del voto: Hacia un atlas electoral de Centroamérica, Guatemala, Centre d'Etudes Mexicaines et Centraméricaines/Institut des Hautes Études de l'Amérique Latine/Banco Interamericano de Desarrollo.         [ Links ]

Stepan, Alfred C. (1999), "Federalism and Democracy: Beyond the US Model", Journal of Democracy, 10(4), pp. 19-34.         [ Links ]

Stokes, Donald E. (1965), "A Variance Components Model of Political Effects", en John M. Claunch y Joseph L. Berndt (eds.), Mathematical Applications in Political Science, Dallas, Arnold Foundation, pp. 61-85.         [ Links ]

---------- (1967), "Parties and the Nationalisation of Electoral Forces", en William N. Chambers y Walter D. Burnham, The American Party Systems: Stages of Political Development, Oxford, Oxford University Press, pp. 182-202.         [ Links ]

Suárez-Cao, Julieta (2011), "¿Federal en teoría pero unitaria en la práctica? Una discusión sobre el federalismo y la provincialización de la política en Argentina", Revista SAAP, 5(2), pp. 305-321.         [ Links ]

Suárez-Cao, Julieta y Flavia Freidenberg (2014), "Sistemas de partidos multinivel y democracia: Nueva tipología de partidos y sistemas de partidos en América Latina", en Flavia Freidenberg y Julieta Suárez-Cao (eds.), Territorio y poder: Nuevos actores y competencia política en los sistemas de partidos multinivel en América Latina, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, pp. 11-42.         [ Links ]

Sundquist, James L. (1973). Dynamics of Party System. Alignment and Realignment of Political Parties in the United States, Washington, D.C., Brookings Institution.         [ Links ]

Swenden, Wilfried y Bart Maddens (2009), "Introduction Territorial Party Politics in Western Europe: A Framework for Analysis", en Wilfried Swenden y Bart Maddens (eds.), Territorial Party Politics in Western Europe, Houndmills, Basingstoke, Hampshire, Palgrave Macmillan, pp. 1-30.         [ Links ]

Tanaka, Martín y Yamilé Guibert (2011), "Entre la evaporación de los partidos y la debilidad de los movimientos regionales: Una mirada a las elecciones regionales y municipales desde las provincias, 2002-2006-2010", en Ana María Rodríguez y Omar Coronel (eds.), El nuevo poder en las regiones: Análisis de las elecciones regionales y municipales 2010, Lima, Perú Debate/Departamento de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú, pp. 18-28.         [ Links ]

Thorlakson, Lori (2006), "Party Systems in Multi-level Contexts", en Dan Hough y Charlie Jeffery (eds.), Devolution and Electoral Politics, Manchester, Manchester University Press, pp. 37-52.         [ Links ]

---------- (2007), "An Institutional Explanation of Party System Congruence: Evidence from Six Federations", European Journal of Political Research, 46 (1), pp. 69-95.         [ Links ]

---------- (2013), "Measuring Vertical Integration in Parties with Multi-level Systems Data", Party Politics, 19(5), pp. 713-734.         [ Links ]

Tiemann, Guido (2012), "The Nationalization of Political Parties and Party Systems in Post-communist Eastern Europe", Communist and Post-Communist Studies, 45(1-2), pp. 77-89.         [ Links ]

Tuesta, Fernando (2012), "Qué difícil es representar en el Perú: Nuevas estructuras con pobres horizontes", trabajo presentado en el LIV Congreso Internacional de Americanistas, Viena.         [ Links ]

Vasselai, Fabricio (2009), "Comparing the Nationalization of Party Systems in 43 Democracies", trabajo presentado en el XXXIII Encuentro Anual de ANPOCS, Sao Paulo.         [ Links ]

Vergara, Alberto (2011), "United by Discord, Divided by Consensus: National and Sub-national Articulation in Bolivia and Peru, 2000-2010", Journal of Politics in Latin America, 3(3), pp. 65-93.         [ Links ]

Wolinetz, Steven (2006), "Party System and Party System Types", en Richard Katz y William Crotty (eds.), Handbook of Party Politics, Londres, Sage, pp. 51-62.         [ Links ]

 

Notas

El autor agradece a Flavia Freidenberg, Marcelo Escolar y dos evaluadores anónimos de Política y gobierno por sus valiosos comentarios que permitieron mejorar sustantivamente el artículo. Asimismo, agradece al Núcleo Milenio para el Estudio de la Estatalidad y la Democracia en América Latina (RS130002), desarrollado con aportes de la Iniciativa Científica Milenio del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo de Chile. Una versión previa del mismo fue publicada en inglés como Documento de Trabajo por la Universidad de Hradec Králové (República Checa).

1 Véanse Bochsler (2010a) y Morgenstern et al. (2014a) para un estudio similar que incluye virtualmente todas las medidas o índices disponibles en la literatura especializada. En cambio, aquí se revisan de manera detallada sólo tres, que se han retomado y aplicado en América Latina. Asimismo, se discute en profundidad la conceptualización del término nacionalización en la mayoría de los estudios actuales. Además, la última parte se dedica a los principales hallazgos de la literatura latinoamericana en el tema de la nacionalización. Quizá el único trabajo que desarrolle la discusión desde América Latina sea Batlle (2009). Sin embargo, el artículo ya se encuentra desactualizado por el boom de la literatura sobre nacionalización en los últimos años y es también más limitado en el alcance de los trabajos incluidos.

2 Para una breve revisión de las posibles causas y consecuencias de la nacionalización, véase la segunda parte.

3 Wolinetz (2006) sólo menciona que el tema existe en la literatura estadounidense, pero no profundiza en él. La cuestión tampoco aparece en los trabajos de Mainwaring y Scully (1995) ni Kitschelt et al. (2010).

4 Schattschneider (1960) medía la diferencia entre 50 por ciento y los resultados en los diferentes estados.

5 Estos autores usaban el término también en un tercer sentido. Se trataba de cuáles temas (issues) influyen más en los ciudadanos en el momento de votar, si los nacionales o los locales.

6 Kasuya y Moenius (2008, p. 127) llaman "dispersión" a la contribución heterogénea del número efectivo de partidos de cada unidad subnacional a la inflación del sistema de partidos a nivel nacional.

7 Alemán y Kellam (2008, p. 195) la definen como "configuración".

8 Esta visión parece más adecuada para Europa, ya Batlle y Puyana (2011) plantean para Colombia que esta tendencia no es ni lineal ni estable y es altamente dependiente de la legislación electoral de cada país, entre otros factores.

9 Thorlakson (2006) se refiere a esta dimensión como "congruencia vertical". Véase Došek y Freidenberg (2013) sobre el concepto del sistema de partidos multinivel y la congruencia. No obstante, en otro trabajo, Schakel (2013b) recurre también al término "congruencia".

10 En contraposición a la "nacionalización estática" (Morgenstern et al., 2009, p. 1322). La combinación de altos valores de las dos supone un partido altamente nacionalizado. Según los propios autores, esta modalidad es "poco probable" (Morgenstern et al., 2009, p. 1326).

11 Cabe recordar que la nacionalización de los partidos no presupone la nacionalización programática de los partidos. En otras palabras, el partido puede tener distintas estrategias y temas programáticos para los votantes a lo largo del territorio (véase Lago y Lago, 2010). Esto puede estar relacionado también con una combinación de estrategias clientelistas y programáticas. Véase Luna (2010) para este último punto.

12 Algunos de los aspectos problemáticos de esta medida se revisan en Dunleavy y Boucek (2003).

13 Con esa medida calculan los promedios del NEP en el ámbito subnacional y los niveles altos y bajos se pueden cancelar. Por eso, el NEP promedio subnacional puede resultar similar al NEP nacional, no porque sean en realidad similares sino sólo debido al efecto de cancelación (Bochsler, 2010a, pp. 159-160).

14 Además, Jones y Mainwaring (2003) argumentan, siguiendo a Sartori (1976), que la nacionalización del sistema de partidos es un aspecto importante independientemente del número efectivo de partidos y la polarización. Así, la medición de la nacionalización utilizando los NEP y su comparación entre los diferentes niveles del sistema de partidos puede contribuir con información adicional.

15 La otra solución adoptada por algunos autores es quitar los distritos con las fronteras modificadas del análisis (Polga-Hecimovich, 2014).

16 En este trabajo, el sistema de partidos se concibe en términos de "sistema de partidos 'multinivel'" (Swenden y Maddens, 2009, véanse también Gibson y Suárez-Cao, 2010 y Suárez-Cao y Freidenberg, 2014). No obstante, las partes del sistema no son vistas como sistemas (sistema nacional, subsistemas subnacionales) sino como niveles de competición electoral. Esto, por un lado, evita problemas terminológicos y, por el otro, busca poner énfasis en las interacciones e influencias entre los niveles y las diferentes unidades subnacionales.

17 La discusión sobre la dimensión vertical (entre niveles) de los partidos políticos ha adoptado el término "integración vertical". Para mayores detalles véanse los trabajos de Deschouwer (2006), Thorlakson (2013), Fabre (2011) y Došek y Freidenberg (2013).

18 Esta perspectiva puede ser útil, ya que puede haber importantes diferencias en la composición y patrones de competencia en el nivel nacional y subnacional y los NEP ayudan a entender en qué parte del territorio existen estas diferencias. Así, se contempla la lógica multinivel, que requiere un análisis en distintos niveles institucionales.

19 La mayoría de éstos proviene de la literatura existente.

20 Existen varias posibilidades pero la más aconsejable parece ser la de Jones y Mainwaring (2003, p. 4), que pondera la nacionalización de los partidos por su peso electoral a escala nacional. De manera similar procede Vasselai (2009).

21 De acuerdo con Rose y Urwin (1975), éste podría ser cinco por ciento a escala nacional o diez por ciento en el ámbito local.

22 La nacionalización no es necesariamente el objetivo de todos los partidos ni es irreversible. Debería quedar claro qué partidos se incluyen y por qué, si se debería tratar sólo de partidos de alcance nacional (state-wide parties) y qué criterios utilizar para identificarlos. Esto es especialmente importante para calcular la nacionalización del sistema de partidos.

23 Véase el trabajo de Caramani (2004), entre otros.

24 La selección entre los dos depende de los objetivos de la investigación.

25 Thorlakson (2007, p. 79) ofrece un argumento distinto, que sostiene que "para controlar por los efectos mecánicos del sistema electoral" es aconsejable ponderar los distritos por el peso de la población. Autores como Rose y Urwin (1975) o Pachano (2004) ponderan los resultados electorales por el porcentaje de la población nacional ubicada en el distrito o región. De ponderarlos de esta manera, es necesario indicar de manera clara qué dato se emplea, ya que existe una significativa diferencia entre el número total habitantes, los ciudadanos en la edad de votar, los que realmente acuden a las urnas o los votos válidos en una elección.

26 Esta cuestión es complicada por la desproporcionalidad entre el porcentaje de votantes y escaños. Aquí se presupone ausencia de un fuerte malapportionment.

27 Por ejemplo en el caso de México, el país se divide en 32 estados y en Costa Rica en siete provincias. Más aún, a nivel municipal México tiene más de 2 500 municipios y Costa Rica 470.

28 Ésta se calcula como la suma de valores absolutos de los restos de las ganancias de los partidos en cada distrito o región (unidad subnacional) con respecto al promedio del apoyo electoral a nivel de los distritos divido entre el número de los distritos.

29 El autor lo denomina índice de distribución territorial (IDT).

30 Vasselai (2009) aplicó la medida a una muestra de 372 elecciones de 43 países tanto desarrollados como en vías de desarrollo.

31 A pesar de eso, es descartado por ser "menos conocido y menos usado" (Jones y Mainwaring, 2003, p. 21)

32 El índice está basado en la idea de correspondencia entre la propoción acumulada de votos en cada unidad subnacional (X ) y la proporción acumulada que corresponde a cada una de estas unidades como parte de su número total (Y ).

33 El primero de los problemas se resuelve ponderando por el número de los votantes en el distrito y el segundo eligiendo diez unidades en cada país al azar para la medición de la nacionalización (Bochsler, 2010a, p. 161-164). No obstante, el índice ha recibido una importante crítica en el sentido de que "los pesos tienen impacto diferenciado sobre los partidos políticos dependiendo del nivel de su nacionalización estática" (Morgenstern et al., 2014a).

34 Aunque se trata de distinta terminología, los propios autores sostiene que se trata de los índices que Jones y Mainwaring consideran como "nacionalización" (Moenius y Kasuya, 2004, p. 545, nota a pie 2).

35 Estos autores miden la "agregación partidista" D como la diferencia entre el número efectivo de partidos (NEP) a nivel nacional y el NEP promedio a nivel subnacional, restando el segundo del primero y suponiendo que el primero es más grande (Chhibber y Kollman, 1998, pp. 329-332).

36 Cox mide la "inflación del sistema de partidos nacional" (de ahí la implícita suposición sobre el mayor NEP a escala nacional) como el valor absoluto del resto entre el NEP a escala nacional y el NEP promedio a escala subnacional dividido entre el NEP a nivel nacional.

37 En la nota 5 Kasuya y Moenius (2008) sostienen que la medida puede ser usada a escala de cualquier unidad subnacional.

38 Su medida de inflación ponderada es utilizada por Leiras (2010 y 2013) para los casos latinoamericanos.

39 Véase Roberts (2012) o Luna (2007) para una revisión más completa.

40 Algunas investigaciones anteriores han estudiado los patrones de la competencia partidaria en el territorio desde la perspectiva de la geografía electoral (Romero Ballivián, 2003 y 2007; Escolar, 2001; Sonnleinter, 2006).

41 Ya antes de los primeros estudios preocupados explícitamente por la "nacionalización", algunos autores (Pachano, 1996; Freidenberg y Alcántara, 2001) analizaron heterogeneidad de los apoyos electorales en el territorio, sus explicaciones y consecuencias. Estos trabajos no disponían de ningún índice o medida concreta y se limitaban a casos nacionales.

42Además, de similar manera se podría pensar en la nacionalización de la organización partidista o la nacionalización programática, que también representan temas relacionados pero conceptualmente diferentes. En ese sentido, Mustillo y Mustillo identifican dos dimensiones adicionales, aunque todavía no tienen una conceptualización teórica para ellas. Éstas están vinculadas con la variación relacionada sólo en algunos casos (partidos) con el sistema y con la consolidación de los partidos políticos de los efectos fanning in (de concentración o centrípetos) y fanning out (de dispersión o centrífugos), así como con la variación sistemática del cambio entre los distritos (Mustillo y Mustillo, 2012, pp. 423-428).

43 Aparte de estos dos elementos, Gibson y Suárez-Cao (2010) y Freidenberg y Suárez-Cao (2014) han trabajado sobre el debate teórico con resultados empíricos para los casos latinoamericanos con el concepto de congruencia de los sistemas de partidos, concebidos en términos multinivel (véase también Došek y Freidenberg, 2013). Esto se refiere básicamente al grado de semejanzas o diferencias entre diferentes niveles de competencia (nacional y subnacionales) dentro de un mismo sistema de partidos.

44 En el contexto europeo las tendencias de desnacionalización han sido discutidas sólo recientemente y en forma mucho más limitada que en el contexto latinoamericano. Como ejemplo sirve la polémica sobre la evolución del sistemas de partidos español entre Hopkin (2009), que plantea la idea de su desnacionalización, y Simón (2013a), que sostiene y muestra empíricamente que las tendencias desnacionalizadoras no se dieron en España.

45 Lógicamente, para poder plantear la idea de desnacionalización de un sistema, el mismo debió estar nacionalizacido previamente.

46 Véase Polga-Hecimovich (2014) para más detalles al respecto. Un caso parecido ofrece Sagarzazu (2011) al analizar el caso de Venezuela en los últimos 25 años y evidenciar la creciente desnacionalización de los partidos tradicionales (Acción Democrática y Comité de Organización Política Electoral Independiente) a partir de 1993. Contrariamente, el liderazgo de Hugo Chávez (Nicolás Maduro) cuenta con apoyo muy homogéneamente distribuido en el territorio, esto es, altamente nacionalizado.

47 Alemán y Kellam (2008) utilizan modelos basados en regresión aparentemente no relacionada (seemingly unrelated regression) y simulaciones estadísticas. Por su parte, Mustillo y Mustillo (2012) recurren a la medición a través de modelos jerárquicos.

48 La terminología quizá no sea la más afortunada dado que por un partido regionalizado se entendería más bien un partido con una importante concentración de voto en una determinada región. Sin embargo, los autores se refieren sólo a los movimientos regionales y a la "nacionalización" de sus apoyos en una región. Por lo tanto, sería difícil aplicar este mismo índice a partidos formalmente nacionales que compiten en las elecciones regionales. Véase también el trabajo de Sagarzazu y Cyr (2014) sobre Venezuela.

49 Los partidos regionales se denominan por ley y se conocen popularmente como "movimientos regionales".

50 Véase Sagarzazu (2011) para la misma aproximación al caso venezolano, un país formalmente federal.

51 En países que no vivieron las dictaduras militares, como Costa Rica o Venezuela, los cálculos están disponible a partir de la década de 1980.

52 Véase Simón (2013b) para un argumento posterior en el mismo sentido del efecto condicionado de la descentralización sobre la nacionalización por el personalismo (sistemas electorales que fomentan voto personalista) en los países de Europa Occidental.

53 Los autores comparan el índice de Bochsler (2010a) con el original de Jones y Mainwaring (2003) y evidencian cómo el índice de Bochsler entrega valores menores (Batlle y Puyana, 2011).

54 De manera parecida, Došek (2014) da cuenta de cómo repercutieron dos hechos importantes —la reforma constitucional (político-electoral) de 1996 y el colapso del Partido Colorado en las elecciones nacionales de 2004 y subnacionales de 2005— sobre los niveles de nacionalización y cómo estos niveles difieren dependiendo del tipo de elecciones en las que se mide la nacionalización.

55 Esto ciertamente puede deberse a la juventud y más corta experiencia de los países latinoamericanos con la competencia partidista estable e ininterrumpida.

56 Véanse los trabajos de (Meléndez, 2008), Tuesta (2012) y Batlle y Cyr (2014) para el caso peruano y Sagarzazu (2011) para Venezuela que presentan la evidencia empírica sobre la (des) nacionalización de los respectivos sistemas de partidos.

57 El autor no procede a agregar los valores de partidos individuales a nivel de sistemas de partidos. Sin embargo, al observar los valores, concluye que los sistemas más nacionalizados son los de Costa Rica, Honduras y El Salvador.

58 Véase también Alfaro-Redondo (2011), donde se utilizan también variables a nivel de país para explicar la nacionalización de los partidos y para subrayar el peso de los patrones de democratización y la influencia de los conflictos armados.

59 En todo caso, debería indicar claramente con qué unidades subnacionales cuenta para los cálculos y según qué lógica se eligen.

60 Sobre todo debido a la existencia de un macro para Excel en la página web personal de Bochsler (www.bochsler.eu).

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons