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Política y gobierno

versión impresa ISSN 1665-2037

Polít. gob vol.22 no.1 Ciudad de México ene./jun. 2015

 

Notas de investigación

 

Determinantes individuales, socio-culturales y político-institucionales de la independencia partidista

 

Individual, Socio-cultural and Political-institutional Determinants of the Partisan Independence

 

Benjamín (Benny) Temkin Yedwab* y Gerardo Isaac Cisneros Yescas**

 

 

* Profesor-investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede académica México. Carretera Picacho-Ajusco 377, Héroes de Padierna, 14200, México, D.F. Tel: 30 00 02 00, ext. 245. Correo electrónico: temkin@flacso.edu.mx.

** Candidato a doctor en Ciencias Sociales con mención en Ciencia Política en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede académica México, Carretera Picacho-Ajusco 377, Héroes de Padierna, 14200, México, D.F. Tel. 22 32 41 03. Correo electrónico: gerardo.cisneros@flacso.edu.mx.

 

Artículo recibido el 7 de abril de 2014.
Aceptado para su publicación el 13 de agosto de 2014.

 

Resumen

Se analizan los factores determinantes de la independencia partidista tomando como estudio de caso a México y su variación estatal. A través de un modelo probit instrumental se encuentra que al controlar la posible causalidad inversa entre la independencia partidaria y la mala evaluación del desempeño del gobierno, esta última resulta ser, por mucho, el mejor predictor de la no identificación con un partido político en detrimento de variables culturales, de modernización y político-institucionales.

Palabras clave: independencia partidista, identificación partidista, desempeño del gobierno, modernización, competencia partidista, número efectivo de partidos, post-materialismo.

 

Abstract

The determinant factors of partisan independence are analyzed using the case of Mexico and the variation between its 32 federal entities. Through an instrumental probit model, it transpires that when controlling for the possible inverse causality between partisan independence and a negative evaluation of government performance, this last variable, provides, by far, the strongest prediction of lack of identification with any political party in detriment of cultural, modernization or political-institutional variables.

Key words: partisan independence, partisan identification, government performance, modernization, party competition, effective number of parties, post-materialism.

 

Introducción

El estudio de los votantes sin identificación partidista no ha sido tan sistemático ni tan intenso como las investigaciones que abordan a los electores que sí manifiestan una identificación con algún partido político.1 Pocos trabajos se han enfocado en los factores que determinan la independencia partidista —una excepción notable es Dalton (1984 y 2013)— concentrándose principalmente en los múltiples e importantes efectos de esta variable y no en las causas que la producen. Ante ello, el propósito de este artículo es contribuir a la escasa literatura especializada que analiza los factores determinantes de la independencia partidista.

La revisión de la literatura sobre la identificación partidista sugiere que existen diferentes perspectivas que explican el surgimiento de la misma, infiriéndose a partir de ello las causas de su contraparte, es decir, de la independencia partidaria. En este trabajo se comentarán dichas perspectivas y se evaluarán empíricamente a partir del estudio del caso mexicano en perspectiva comparada.

 

Perspectivas sobre la independencia partidista

En 1960 en la Universidad de Michigan se dio un paso trascendental en los estudios electorales con el surgimiento del concepto de identificación partidista. En el libro The American Voter, que dio origen a dicha noción, la identificación partidista fue concebida como "la orientación afectiva del individuo hacia un grupo-objeto en su ambiente" (Campbell, et al., 1960).

Se sostenía que esta adhesión era persistente en el tiempo y permitía explicar el comportamiento político de una persona, que era moldeado por la identificación con un partido político producto de la socialización durante la niñez y la adolescencia (Campbell, et al., 1960). Originalmente esta noción fue conceptualizada como básicamente inamovible o, al menos, muy estable (Campbell, et al., 1960) asumiéndose su virtual inmunidad a cambios políticos y económicos, excepto bajo circunstancias realmente extraordinarias. Así, de origen, se concibió como una variable exógena que afecta a la política pero que se ve poco afectada por ella (Holmberg, 2007). En ese sentido, la identificación partidista no se considera una opinión sino una identidad (Green et al., 2002).

Posteriormente, surgieron discusiones sobre si la identificación partidista tenía básicamente un carácter afectivo o si más bien se trata de un fenómeno cognitivo. De hecho, con el paso del tiempo, crecientemente se consideró la identidad partidista como "afinidad", "preferencia" o "pertenencia", todas asociadas más con la racionalidad del elector que con la emoción (Burden y Klofstad, 2005).

Sumado a lo anterior, también se conceptualizó como un atajo eficiente de información e interpretación que permitía a los ciudadanos usar sus simpatías partidistas para decidir qué políticas y candidatos apoyar, siendo la principal fuente movilizadora de los partidos (Dalton, 2007). Sin embargo, algunos autores como Green et.al. (2002) señalan que la cercanía a un partido, por sí misma, no funciona propiamente como un atajo informativo, ya que los estudios muestran que los electores identificados con cualquier partido político simplemente suelen estar más informados en comparación con los que no se identifican con ninguno.2

En general, de la propuesta de la escuela de Michigan se concluye que lo importante para explicar la decisión electoral es la identificación partidista. Su utilidad, de acuerdo con Arzheimer y Evans (2008), descansa en que ésta es diferente de la simple intención de voto, pues tiene un impacto sustancial en los electores y es suficientemente estable en los niveles individual y agregado.

Ahora bien, ante el planteamiento original de la identificación partidista surgieron diferentes críticas. Una de las objeciones principales acentuó la importancia de los factores cognitivos y de las evaluaciones retrospectivas como elementos formativos detrás de la identificación partidista. Para Fiorina (1981), dicho concepto no era una identidad ni una variable exógena ajena a los sucesos políticos; en su lugar, existía un peso promedio de las evaluaciones retrospectivas de los partidos —un "registro" de la reacción de los sucesos políticos y económicos del pasado— "que hacia variar o modificaba la identificación partidista de los individuos" (Fiorina, 1981, p. 97).

Así, aunque las personas son socializadas relativamente temprano para apoyar a un partido político en particular, cada evento político posterior podía mover la cuenta de una manera u otra haciendo que la inclinación o apoyo a dicho partido pudiese cambiar de una elección a otra, siendo entonces la identificación partidista una variable endógena y no exógena como lo habían planteado los académicos de la escuela de Michigan (Fiorina, 1981, p. 90). Desde esta perspectiva se señala entonces que la identificación partidista es una variable influida por distintos factores tanto en el corto como en el largo plazo, principalmente debido a la evaluación del desempeño del gobierno en distintos ámbitos.

El carácter de esas evaluaciones conducirá a una mayor o menor identificación con un partido político específico, asumiéndose la posibilidad de que afecte de igual manera a la independencia partidista al ser su contraparte. De esta forma, se está frente a una postura que enfatiza el aspecto racional de la cercanía (o ausencia de la misma), a un partido político en específico. La expectativa que se desprende de lo anterior es que en la medida en que el individuo evalúe negativamente el desempeño del gobierno, mayor será su propensión a no identificarse con ningún partido político.

El señalamiento anterior se desprende de la afirmación de Fiorina (1981, p. 96) que enfatiza que "cuanto más partidista sea un individuo, menos sensible será su partidismo a la realización de una evaluación retrospectiva". De esta manera, se asume aquí que los independientes, a diferencia de los identificados, serán más propensos a realizar juicios acerca del desempeño de los partidos y del gobierno.

El modelo del principal-agente (Miller, 2005) sirve para explicar esta relación, ya que asume que los individuos y los políticos se encuentran en una relación en la que el bienestar del principal, es decir del elector, se encuentra afectado por las acciones del agente (el político) y por el ambiente en el que las acciones se realizan. Dado que el principal no tiene la posibilidad de observar las condiciones en las cuales se toman las decisiones ni las características personales del agente, el principal evaluará los resultados limitándose a la observación de los resultados de las acciones tomadas por el agente (Salazar y Temkin, 2007).

Dadas estas circunstancias, el individuo evaluará el desempeño del gobierno en función de los resultados observados de las decisiones tomadas por el agente, lo cual repercutirá en la cercanía y apoyo del principal a un partido político. En otras palabras, afectará su independencia o identificación partidaria, de tal manera que cuanto más negativa sea su evaluación del desempeño del gobierno, existirá una mayor propensión a no identificarse con un partido político.

Cabe destacar el problema de causalidad inversa, al que se le ha dedicado nula atención y que se encuentra implícito en los argumentos señalados, principalmente en la propuesta de Fiorina (1981). Al considerar la identificación partidista como una variable endógena que se ve afectada por la evaluación retrospectiva del desempeño, y que al mismo tiempo moldea el tipo de evaluación que se realiza, aparece nítido el problema de causalidad recíproca entre ambas variables. Ante esta situación, Fiorina (1981) propone el uso de estudios tipo panel, pero se limita a incluir la evaluación del desempeño del gobierno simplemente como variable independiente de la identificación partidista, haciendo caso omiso de la posibilidad de que la identificación actúe a su vez como determinante de la evaluación del desempeño.

Como menciona Holmberg (2007, p. 562), la causalidad recíproca es un problema potencial en este planteamiento, pues si bien la identificación partidista configura comportamientos, actitudes y percepciones, la identidad se encuentra moldeada a partir de esos mismos factores; por lo tanto, queda por resolver el problema de causalidad mutua entre ambas variables (identificación partidista y evaluación retrospectiva), cuestión que se indaga en este trabajo y se evaluará en el análisis empírico posterior.

Una postura adicional acerca de la identificación partidista señala que algunas de las actitudes y valores que determinan la independencia partidista están asociadas con el cambio generacional y de mentalidad de los individuos. Esta escuela se apoya en la premisas de la teoría de la modernización y enfatiza la distinción entre individuos materialistas y posmaterialistas (Inglehart, 1977). El argumento señala que "el desarrollo económico está asociado con valores cada vez más racionales, tolerantes y seculares" (Inglehart y Carballo, 2008, p. 18).

Asimismo, se ha encontrado que este proceso cultural también conduce al debilitamiento en el apoyo hacia los partidos políticos, debido a que los electores tienen más fuentes de información para ejercer sus decisiones independientemente del vínculo partidista (Dalton, 1984), volviéndolos menos tradicionales y más conscientes de su condición individual (Inglehart, 1977). Por estas razones, se sugiere como expectativa de análisis que los individuos con valores posmaterialistas serán más propensos a ser independientes, mientras que los materialistas a estar identificados con un partido, dado que estos últimos dependen del lazo tradicional con un partido político.

En el mismo sentido, pero desde una visión sociológica, un creciente número de investigadores ha argumentado que la modernización y la concomitante movilidad cognitiva causan que la identificación partidista sea menos funcional para los votantes, produciendo un declinamiento del partidismo en las democracias occidentales (Shively, 1979; Dalton, 1984; Dalton y Wattenberg, 2000). La propuesta sugiere que el desalineamiento partidista y el crecimiento del número de votantes sin identidad partidaria se deben al continuo proceso de modernización en las democracias avanzadas, pues aunque muchos votantes continúan tomando como base de sus decisiones las claves emanadas de los partidos, esa necesidad ha ido declinando a medida que las habilidades políticas de los electores se han incrementado y los costos para adquirir información han decrecido (Dalton, 1984). La movilidad cognitiva es un índice que adiciona la escolaridad y el interés en la política. Con esa medición se ha encontrado que en las democracias avanzadas más de un tercio de los electores están movilizados cognitivamente (Dalton, 1984).

De lo anterior se esperaría observar que al aumentar el índice de desarrollo de los estados se incremente el número de electores independientes y, siguiendo esta misma teoría, al incrementarse la escolaridad de los individuos debería observarse una mayor propensión a la independencia partidista en ellos.

Por lo dicho hasta ahora, la identificación partidista y por supuesto la independencia partidaria se ven influidas por factores individuales, culturales y sociales. Sin embargo, la política también juega un papel importante en su conformación.

Norris (2003) sugiere que la escuela de Michigan concentró su atención en las preferencias de voto a nivel individual, más que en el contexto político-institucional. Para la autora, es importante reconocer que "existen distintos niveles de identificación partidista de acuerdo con el tipo de sistema electoral y de partidos" (Norris, 2003, p. 121). Señala que "las investigaciones sobre comportamiento electoral basadas en estudios de una sola nación se enfocan sobre las actitudes y comportamientos a nivel individual, dando por sentado el contexto de las reglas electorales y las disposiciones constitucionales más amplias que operan dentro de cada país" (Norris, 2003).

Hallazgos desde esta perspectiva señalan que el Número Efectivo de Partidos (NEP) tiene una relación positiva con la independencia partidista (Curino y Hino, 2012). Se sugiere que al existir un número creciente de partidos se incrementan las posibilidades de que se produzca una mayor independencia partidaria, debido a que los electores, al tener mayores opciones de identificación, se vuelven menos leales y por lo tanto pueden cambiar su preferencia de un partido a otro con mayor facilidad, dado el creciente número de opciones políticas existentes. Como señalan Dalton y Weldon, (2007), la identidad e independencia partidista se pueden desarrollar en la medida en que el sistema de partidos genere las condiciones para promover esos lazos.

En suma, de lo planteado hasta ahora se derivan varias hipótesis acerca del efecto que tienen distintas variables individuales, socio-culturales y político-institucionales sobre la formación de la independencia partidista:

a) Se espera observar, desde una perspectiva racional, que cuando el elector evalúa que el desempeño del gobierno3 ha empeorado, habrá mayores posibilidades de ser independiente.

b) Desde una perspectiva culturalista se espera que cuando los electores sostienen valores posmateriales, producto de la modernización, tendrán mayor propensión a ser independientes.

c) Partiendo de un enfoque institucional, se asume que cuando el número efectivo de partidos sea mayor, aumentarán las posibilidades de independencia partidista, dado que la abundancia de partidos políticos genera menor lealtad hacia alguno de ellos.

d) Finalmente, en relación con los factores de modernización se observará que cuanto más escolarizado sea el elector, mayor probabilidad habrá de ser independiente y, en los estados del país con mayor Índice de Desarrollo Humano existirá una mayor propensión a la independencia partidista.

 

La independencia partidista en México

El número de electores no identificados con un partido político en México representa, según distintas mediciones, más de un tercio del total del electorado. Como se observa en el cuadro 1, las encuestas postelectorales del Comparative Study of Electoral Systems (CSES) señalan que la independencia partidista promedio de 1997 a 2012 en México es de 49.02 por ciento, teniendo sus puntos más altos en 1997 y 2012, cuando alcanzó más de 55 por ciento, mientras que los años con menor porcentaje de independientes fueron 2006 y 2009 cuando dicho número fue algo menor a 44 por ciento.

De lo anterior es destacable que a escala nacional más de un tercio del electorado y más de la mitad en algunos casos, se declaran independientes de los partidos políticos.4 A pesar de las diferencias en los porcentajes, se utilizaron los resultados de Parametría pues coinciden con algunas otras mediciones como las de Moreno (2009) y Estrada (2006) que reportan que un tercio del electorado se declara independiente de los partidos políticos. Asimismo, la encuesta de Parametría tiene la virtud de proporcionar datos estadísticamente representativos sobre identificación partidista para cada uno de los estados del país, información que no había sido reportada en ninguna otra investigación.

Los datos acerca de la independencia partidista a nivel estatal en México muestran un alto nivel de variabilidad. Como se observa en la gráfica 1, el rango de variación de la independencia partidista es de más de 30 por ciento, tomando en cuenta la entidad con la mayor proporción de electores independientes (Guanajuato) y la de menor (Yucatán).

¿Qué explica la variación de 30 puntos porcentuales del estado con mayor número de independientes y el de menor porcentaje? ¿Qué factores determinan que un elector sea independiente en ambos estados y cómo explicar de manera general dicho margen de variación?

Hasta hoy, las investigaciones en México sobre los independientes se han centrado sobre todo en caracterizaciones de este grupo de electores en el área nacional, desde dos perspectivas de análisis. La primera, parte de los supuestos de la teoría de la identificación partidista (Campbell, et al., 1960; Keith et al., 1992; Magleby et al., 2010) y señala que la alta escolarización, la apatía hacia la política y la poca participación en las elecciones suelen ser características fundamentales del elector independiente mexicano (Estrada, 2006; Moreno, 2003 y 2009). Una segunda perspectiva, desde la teoría de la movilidad cognitiva (Shively 1979; Dalton 1984; Dalton y Wattenberg 2000), no desconoce la caracterización señalada, sino que la complejiza y confirma el surgimiento de un nuevo grupo escolarizado y con alto interés en los asuntos políticos, pero sin identificación partidista como podría asumirse (Temkin et al., 2008).

 

Datos y variables

La base de datos con la que se trabajó fue la encuesta de Parametría representativa para todas las entidades de la República, realizada en marzo de 2013. La operacionalización de las variables se realizó como sigue: para la independencia partidista se utilizó la pregunta sobre identificación con algún partido político, la cual señalaba "Sin importar por quién ha votado en el pasado, ¿con cuál partido se identifica usted más?" Los electores que respondieron "Ninguno" fueron clasificados como independientes. La distribución de esta variable fue la que se mostró párrafos arriba.

Los estadísticos descriptivos de las variables independientes son los que se presentan en el cuadro 2.

Sobre las variables explicativas o independientes, el índice de la evaluación del desempeño del gobierno (cuadro 3) tuvo un tratamiento especial, pues, además de ser la variable de interés en este estudio, presentó un problema particular debido a la posibilidad de causalidad inversa por parte de la variable dependiente. Lo anterior significa que no es posible descartar prima facie que la independencia partidista provoque una evaluación negativa del desempeño y que, a su vez, ésta conduzca a la no identificación con un partido político.

Para confrontar el problema de la posible causalidad inversa, se recurrió a una variable instrumental a través de la cual se trató de aislar el efecto de la evaluación del desempeño del gobierno por medio de una variable que sólo estuviera relacionada con la independencia partidista a través de la evaluación del desempeño y no de otra manera. Dicha variable fue la evaluación de la economía personal (cuadro 4) debido a que los requisitos básicos de las variables instrumentales son que a) no estén correlacionadas con el error de la variable dependiente y b) que estén relacionadas con la variable independiente de interés (Alejo, 2013).5

En el diagrama 1 se presenta explícitamente la relación entre las variables mencionadas. Se observa que el efecto de la evaluación de la economía personal tiene un impacto directo en el índice de evaluación del desempeño del gobierno y sólo a través de éste se presenta un efecto en la independencia partidista. De esta manera, el impacto causal de la evaluación de la economía personal sobre la no identificación se produce a través de la evaluación del desempeño y no directamente.6

Con respecto a las demás variables independientes, el posmaterialismo se operacionalizó a través de los valores seculares, los cuales fueron medidos con la variable de pertenencia a alguna religión.7 El número efectivo de partidos —variable institucional— se calculó a través del índice de Laakso y Taagepera (1979) tomando como referencia los resultados de la última elección de gobernador para cada entidad federativa a través de la fórmula NEP = 1/Σni=1 S2i 8.

Respecto a la escolaridad, los electores sin estudios fueron la categoría de referencia, la cual fue codificada como cero, la escolaridad primaria se codificó como uno, la secundaria como dos, la preparatoria como tres y la universidad y posgrado como cuatro. Por su parte el índice de Desarrollo Humano (IDH) fue tomado de los cálculos realizados por el PNUD (2012).8

Con la base de datos así construida se realizó el análisis estadístico que consistió en diferentes modelos probit con variables instrumentales para verificar con mayor firmeza los hallazgos empíricos. En el siguiente apartado se presentan los resultados y su respectiva interpretación.

 

Resultados y discusión

En el cuadro 5 se muestran los resultados del análisis realizado para verificar las expectativas planteadas. Los análisis de regresión probit (PROBIT) y el modelo probit instrumental (IVPROBIT), respectivamente, incluyeron clusters por entidad federativa para controlar el error asociado con cada uno de los estados,9 dando como resultado lo siguiente:10 se observa que las asociaciones de las variables independientes con la variable dependiente en ambos modelos siempre se dan en el mismo sentido. De igual manera, la significancia estadística de las variables permanece constante en los dos casos, resaltando con ello la fortaleza de los resultados encontrados. La principal diferencia que se presenta en los modelos de regresión ocurre al momento de introducir la variable instrumental que controla el efecto de la causalidad inversa. Cuando se realiza dicha introducción el coeficiente de asociación entre la evaluación del desempeño del gobierno y la independencia partidista cobra mayor fuerza explicativa en detrimento de los valores seculares. De esta manera, en el modelo IVPROBIT la fuerza del índice de evaluación del desempeño incrementa su impacto en la variable dependiente sin que por ello se modifique el sentido de su asociación.11

Tomando como base los resultados de este último modelo (IVPROBIT), se encuentra que el porcentaje de clasificación correcta es de 67.71, con 90.16 por ciento del grupo de peso normal correctamente clasificado (especificidad) y sólo 17.89 por ciento del grupo con bajo peso clasificado correctamente (sensibilidad). La clasificación es sensible a los tamaños relativos de cada grupo de componentes y siempre a favor de la clasificación del grupo más grande.12

Ahora bien, en cuanto a los hallazgos se observa que al descartar un sentido de la causalidad recíproca, el índice de evaluación del desempeño muestra una asociación positiva con la variable dependiente, lo cual significa que cuando la evaluación del desempeño empeora existe una mayor propensión individual a la independencia partidista, confirmando la expectativa planteada previamente. Este resultado es de suma importancia pues, aun controlando la causalidad inversa, se observa que la evaluación del desempeño es un predictor con bastante fortaleza de la independencia partidista. Este hallazgo salda, al menos para el caso de México, la cuenta pendiente señalada por Holmberg (2007) acerca de la discusión en torno a la relación causal recíproca entre la identificación partidista y la evaluación del desempeño del gobierno.

En lo que concierne a los valores seculares, se manifiesta una relación positiva con la independencia partidista, lo cual quiere decir que cuando el individuo mantiene valores seculares hay una mayor propensión a no identificarse con un partido político, confirmándose con esto la asociación esperada.

En relación con la variable institucional, el número efectivo de partidos (NEP) resultó significativo y acorde con lo esperado, mostrando que cuando se incrementa el número de partidos en los estados del país existe mayor probabilidad de ser independiente en esa entidad.13

Respecto a las variables de modernización, los hallazgos muestran que en contraste con los electores sin estudios, los de escolaridad primaria son menos propensos a la independencia partidista, mientras que los universitarios tienen una mayor propensión a ser independientes. Las categorías secundaria y preparatoria no fueron significativas. Por otro lado, el Índice de Desarrollo Humano no tuvo relación significativa con la variable dependiente. De este grupo de variables, la categoría de universitarios es la que predice con mayor fuerza la independencia partidista14.

Ahora bien, una interpretación más sustantiva de los resultados muestra el impacto de cada una de las variables a partir del cálculo del efecto marginal en la variable dependiente, dejando el resto de las variables en su valor medio. Lo que se observa en la gráfica 2 es que la evaluación del desempeño del gobierno es la variable con el mayor efecto marginal en la independencia partidista, pues cuando la evaluación del desempeño pasa de su valor mínimo al máximo, la no identificación con algún partido se incrementa en 53.31 por ciento, mostrando la fortaleza de su repercusión.

Por otro lado, la variable de secularización, el número efectivo de partidos (NEP) y la escolaridad respectivamente, también tuvieron un efecto marginal positivo en la variable dependiente.

El NEP mostró que al pasar de su mínimo a su máximo nivel incrementó la posibilidad de ser independiente en 12.91 por ciento, lo mismo ocurrió con la escolaridad, que incrementó la posibilidad en 11.56 por ciento. Finalmente los valores seculares también tuvieron un efecto marginal positivo al incrementar en 10.87 por ciento la posibilidad de independencia partidista.

Con estos datos se observa que la evaluación del desempeño del gobierno es la variable que mejor predice la independencia partidista en México, siendo el componente racional el que se encuentra detrás de este tipo de evaluación y el que con mayor firmeza determina la ausencia de identificación partidista en las entidades federativas del país.

Para concluir, al principio de este documento se expusieron diferentes perspectivas de las cuales se plantearon distintos factores como generadores de la independencia partidista. Como se pudo observar en los resultados, los cuatro enfoques que se evaluaron empíricamente mostraron tener un impacto sobre la independencia partidaria.

Tanto la perspectiva racional, cultural, sociológica como la político-institucional contribuyen a la explicación de los niveles diferenciales de la independencia partidista en las distintas entidades del país y las hipótesis planteadas en este trabajo se comprobaron empíricamente.

Desde la perspectiva racional se observó que al descartar la causalidad inversa, cuando se evalúa que el desempeño del gobierno ha empeorado existen mayores posibilidades de ser independiente, lo cual abona en favor del argumento de una identificación partidista racional basada en la evaluación del trabajo de las autoridades. Por otro lado, desde una visión culturalista, también se verificó que cuando se sostienen valores posmateriales, producto de la modernización, existe una tendencia a no identificarse con ningún partido político. En relación con el enfoque institucional se pudo observar que los estados con mayor número efectivo de partidos tendieron a incrementar las posibilidades de independencia partidista, dado que la abundancia de partidos políticos puede generar menor lealtad hacia ellos. Finalmente, en relación con los factores de modernización, se observó que cuando el individuo posee mayor escolarización existe mayor probabilidad de que sea independiente.

El hallazgo más importante fue que de los cuatro enfoques puestos a prueba, la perspectiva racional es la que muestra la mayor capacidad explicativa en la generación de independencia partidista al aumentar en más de 50 por ciento la probabilidad de ser independiente al pasar de su mínimo a su máximo valor, evidenciando de manera clara cómo el componente evaluativo-racional impulsa fuertemente a los individuos a sentirse cercanos o distantes de los partidos políticos. Lo anterior es evidencia de que el desempeño del gobierno no repercute solamente en el decremento o incremento de los partidarios de un instituto político en particular sino de todos los partidos en general.15

Por último, se hace hincapié en la necesidad de realizar más estudios que retomen la independencia partidista como variable dependiente, dado que en la literatura se le trata generalmente como variable explicativa, pero no se profundiza en los factores que la producen. Asimismo, también se confirma la pertinencia y necesidad de realizar más trabajos comparativos que permitan poner a prueba variables no sólo de tipo individual sino contextuales, como se ha realizado en este estudio.

 

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Notas

Los autores agradecen los comentarios y sugerencias de los miembros del seminario politológico de Flacso-México, y en particular el apoyo generoso del doctor Rodrigo Salazar Elena. Asimismo, se agradece a Francisco Abundis y a Diana Penagos de la empresa Parametría por la amable facilitación de los datos con los que se trabajó en este artículo.

1 Los trabajos que han abordado el estudio de los electores sin identificación partidista en México son de Temkin et. al. (2008) y Estrada (2006), ambos desde distintas perspectivas. Por otro lado, algunos de los trabajos que han tratado la identificación partidista de los electores mexicanos son los siguientes: Moreno (2003, 2009); Moreno y Méndez (2007); Guardado (2009) y Salazar (2011).

2 Moreno (2003) sostiene que en México el vínculo partidista es un predictor importante tanto de la participación como del voto, de las opiniones sobre los candidatos y los políticos, de la aprobación sobre el trabajo de los gobernantes y, en general, de varias actitudes y formas de conducta individual.

3 Para la medición de la evaluación del desempeño del gobierno se utilizó una variable compuesta que adicionó la evaluación del desempeño del gobierno federal con la evaluación del desempeño del gobierno estatal generando un índice de siete puntos. Se procedió de esta manera debido a que se asume que ambas evaluaciones son importantes para la conformación de la independencia partidista, de ahí la pertinencia del tratamiento de ambos niveles de gobierno. Las preguntas que se suman son: 1) en general, ¿usted aprueba o desaprueba la forma en que realiza su trabajo el presidente de la República Enrique Peña Nieto?, y 2) en general, ¿usted aprueba o desaprueba la forma en que [...] realiza su trabajo el gobernador del Estado? Resulta importante señalar que en este trabajo, la percepción del desempeño no se refiere particularmente a la percepción del estado de la economía.

4 La pregunta que utiliza el CSES para localizar a los individuos con esta característica se refiere a si los electores se piensan cercanos a algún partido político en particular. A diferencia de los datos del CSES, el resultado de la encuesta Parametría es más modesto, pues en 2013 el porcentaje de votantes independientes alcanzó cerca de 35.4 por ciento de los electores, 15 puntos porcentuales menos de lo reportado en promedio por el CSES. Cabe resaltar que Parametría utiliza una pregunta diferente a la utilizada por el CSES pues, el cuestionamiento de la encuestadora mexicana señala: "Sin importar por quién ha votado en el pasado, ¿con cuál partido se identifica usted más?". Quizá ésta sea una de las razones por las cuales el porcentaje de electores independientes registrado por Parametría es menor en comparación con el reportado por el Comparative Studies of Electoral Systems.

5 La evaluación de la economía personal tiene una correlación significativa y positiva con la variable independiente de interés, lo cual significa que cuando la evaluación de la economía personal empeora, aumenta la desaprobación del desempeño del gobierno. La R de la correlación es relativamente alta pues el coeficiente es de 0.23. Respecto a la relación entre la variable dependiente y la variable instrumental, se encuentra que la asociación es significativa pero muy cercana a cero pues, el coeficiente de la relación es de 0.07. Asimismo, se encuentra que esta asociación es nula en la mayoría de los estados: Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Colima, Distrito Federal, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Nuevo León, Oaxaca, Quintana Roo, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas y Veracruz. Los resultados pueden solicitarse a los autores. Asimismo, en una investigación en curso realizada por Temkin y Cisneros sobre los determinantes de la independencia partidista en América Latina, se utiliza como variable instrumental de la evaluación del desempeño del gobierno la percepción de inseguridad. Los resultados son más robustos y fortalecen ampliamente los hallazgos de esta investigación. El documento puede solicitarse a los autores.

6 Para proceder con dicha variable, primero se calculó el impacto de la evaluación de la economía personal sobre el índice de evaluación del desempeño. Posteriormente los valores predichos de la relación señalada se asociaron con la variable dependiente, aislando de esta manera la correlación con el error de la variable dependiente y descartando la causalidad inversa en el sentido estipulado, es decir de la evaluación del desempeño del gobierno a la independencia partidista.

7 Es destacable que sólo 8.5 por ciento de los encuestados reportaron no pertenecer a ninguna teligión.

8 Entte las vatiables de control incluidas, se introdujo la variable partido en el gobierno, pues se considera que el partido que gobierna el estado afecta directamente una de las variables independientes principales: el índice de evaluación del desempeño del gobierno estatal y federal. La codificación de la variable partido en el gobierno se operacionalizó de la siguiente manera. Los estados donde gobierna el Partido Revolucionario Institucional (PRI) fueron la categoría de referencia. Así, las entidades gobernadas por el PRI fueron codificadas como cero, los estados donde gobierna el Partido Acción Nacional (PAN) como uno, en donde gobierna el Partido de la Revolución Democrática (PRD) como dos y, finalmente, donde es gobierno la alianza PRD-PAN como tres. Además se incluyeron el género, la edad y la clase social también como variables de control. Se puede destacar que en la primera muestra 49 por ciento de los encuestados fueron hombres, que la edad promedio fue de 44 años en un rango que varió de los 18 a los 99 años. Se incluye la edad debido a que, como señala Batista (2012), la socialización en el curso de la vida parece ser una de las más importantes razones por la que las personas simpatizan con los partidos, así, el partidismo podría variar por edad. Finalmente, la variable clase social se organizó en cuatro categorías, siendo la clase social baja la categoría de referencia y codificada como cero, la clase media baja se codificó como uno, la media-media como dos y la media alta y alta como tres. Esta variable se utilizó como un control proxy de ingreso, ya que con esta última se perdía más de un tercio de la información.

9 Se utilizan errores robustos agrupados en cluster para cada uno de los estados del país debido a cuatro razones: 1) Se reconoce el hecho de que los términos de error entre los individuos de un mismo estado están muy correlacionados y, por lo tanto, no agruparlos en cluster podría generar una mala estimación y socavar la Habilidad de los coeficientes. 2) Se considera que los individuos pertenecientes a un determinado estado del país comparten criterios acerca de la evaluación del desempeño de los gobiernos estatal y federal, por lo cual, mediante esta técnica, se obtiene cohesión al interior del grupo, siendo cada uno de los estados distintos entre sí. Ante esto, el error estándar se reduce, ya que no se toman en cuenta todos los individuos de manera general sino agrupados por estado, produciendo beneficios en la estimación del error dado que la correlación entre los estados es menor. 3) El índice de evaluación del desempeño construido en este análisis adiciona tanto la evaluación del desempeño federal como estatal, por lo que es necesario agrupar a los individuos por entidad, dado que sus respuestas a ambas preguntas pueden estar altamente correlacionadas. 4) Las características contextúales de los estados, tales como el partido que gobierna la entidad, el número efectivo de partidos o el índice de desarrollo humano, pueden tener un efecto distinto para los individuos de cada uno de los estados, dado que cada uno de estos indicadores varía por entidad federativa.

10 Adicionalmente se hizo una prueba de comparación de modelos y se encontró que el modelo con clusters tiene un mejor ajuste que el modelo que no los considera, ya que el Akaike Information Criterion (AIC) y el Bayesian Information Criterion (BIC) fueron de 50215.05 y de 50477.68 respectivamente para el modelo sin clusters, mientras que para el modelo con clusters los resultados del AIC y el BIC fueron menores 50205.05 y 504321.2, mostrando con ello que este último modelo se ajusta mejor a los datos.

11 La especificación formal del modelo instrumental es la siguiente: y1i= y2iβ+ x1iγ+iu donde i=1,..., N, y1i es un 1xp vector de variables endógenas, x1i es un 1xk1 vector de variables exógenas y iu el término de error.

12 La tabla completa de clasificación correcta no se presenta en el artículo pero puede solicitarse a los autores. Adicionalmente, se realizó el test de endogeneidad de Wald, el cual fue significativo estadísticamente, mostrando la existencia de endogeneidad, haciendo pertinente la prueba instrumental que se lleva acabo en este artículo (no se incluyó el test de Hausman debido a que éste no se puede aplicar cuando existen clusters en el modelo). Asimismo, se realizó otra prueba de postestimación para evaluar la consistencia del modelo. El test realizado fue el Receiving Operating Caracteristic (ROO), que evalúa el área que se forma debajo de la curva a partir de los resultados, y se utiliza como una medida de la capacidad de predicción. Un modelo sin poder predictivo tiene un área de 0.5; un modelo perfecto tiene un área de 1. Para el caso del modelo IVPROBIT el resultado fue 0.61, lo cual refuerza el buen ajuste del modelo utilizado. Las pruebas de postestimación del modelo presentado se realizaron a partir de los comandos permitidos por Stata 11. Los autores agradecen en particular los comentarios de uno de los dictaminadores de este trabajo, pues sus consideraciones resultaron muy útiles para los modelos presentados.

13 En otros modelos se consideró también la variable competencia partidista, la cual fue medida a partir de los resultados de la última elección de gobernador para cada entidad federativa a través del índice de Pedersen. Al introducir esta variable su relación no resultó significativa estadísticamente, pero se descartó del modelo por problemas de colinealidad con el número efectivo de partidos.

14 De las variables de control, se encontró que en comparación con los estados donde gobierna el PRI, cuando la entidad es gobernada por la alianza PRD-PAN existe mayor posibilidad de que los electores sean independientes. Este resultado es importante pues da indicios acerca del triunfo de estos partidos en las entidades federativas respectivas dada la condición de independencia de los electores. Sin embargo, en donde gobierna sólo el PRD o el PAN respectivamente, no se encontró relación significativa con la existencia de electores independientes. La variable de género tuvo relación significativa con la variable dependiente, mostrando que cuando se es hombre disminuye la posibilidad de ser independiente. La edad forjó una relación negativa pero no significativa estadísticamente. Finalmente, las tres categorías de clase social (media-baja, media-media, media-alta y alta) en relación con la categoría de clase baja y forjaron una asociación negativa con la independencia partidaria, lo cual quiere decir que cuando existe cualquiera de estas condiciones hay menor posibilidad de ser independiente.

15 Dicho hallazgo se pudo obtener debido a que fue posible controlar la causalidad inversa entre el desempeño del gobierno y la independencia partidista, gracias al uso de una variable instrumental como la evaluación de la economía personal, descartándose una direccionalidad en el sentido señalado.

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