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Política y gobierno

versión impresa ISSN 1665-2037

Polít. gob vol.18 no.2 Ciudad de México ene. 2011

 

Reseñas

 

Kirk A. Hawkins, Venezuela's Chavismo and Populism in Comparative Perspective

 

Por Cristóbal Rovira Kaltwasser*

 

Nueva York, Cambridge University Press, 2010,290 pp.

 

* Social Science Research Center Berlin (WZB)

 

¿Cómo se puede comprender y estudiar el populismo tanto en Venezuela como en otros países de América Latina? Esta es la pregunta fundamental del libro de Kirk Hawkins, la cual es respondida no sólo elaborando una novedosa metodología para medir el discurso populista, sino también mediante un pulcro análisis del surgimiento y desarrollo del régimen político comandado por Hugo Chávez. En este sentido, se trata de una obra que hace un gran aporte para al menos dos áreas de investigación. Por un lado, el análisis del populismo y la elaboración de una conceptualización que allana el camino para estudios comparados; por otro lado, la interpretación de la situación contemporánea de Venezuela y de las causas que llevaron a la irrupción del chavismo.

Si bien es cierto que el populismo es un fenómeno ampliamente debatido en América Latina y sobre el cual existe escaso consenso, Hawkins propone un novedoso concepto y método de análisis que sirven para enriquecer una serie de discusiones. Su perspectiva sigue una línea de investigación trazada por autores como Ernesto Laclau1 y Garlos de la Torre,2 quienes han definido el populismo como un discurso político caracterizado por una división monista y maniquea entre las élites y el pueblo. El trabajo de Hawkins puede ser enmarcado dentro de esta tradición intelectual, aunque se diferencia en un aspecto central: la elaboración de una metodología cuantitativa para medir la presencia o el nivel de la ideología populista en discursos de líderes políticos. Esta metodología se basa en el sistema de gradación holística (holistic grading, bastante común en el sistema de educación norteamericano y se sustenta en el análisis de un texto entendido como una composición compleja que es más que la sumatoria de sus partes.

En términos simples, la metodología propuesta por Hawkins sigue tres pasos.3 Primero, se diseña una guía con el objetivo de identificar y graduar la presencia de la ideología populista en un discurso político. Segundo, se entrena a un conjunto de personas en el uso de la guía arriba indicada, de modo que éstas se familiaricen con el método y sean capaces de fijar valores en función de un texto considerado como prototípico. Tercero, se procede a evaluar un conjunto de discursos y así se llega a una medición sobre el grado de presencia de la ideología populista en diversos líderes políticos. Cabe destacar que los resultados obtenidos no sólo son metodológicamente convincentes, sino que también sirven para determinar con precisión si un actor político puede ser categorizado como populista o no. Así, por ejemplo, mientras Hugo Chávez y Evo Morales muestran altos índices de populismo, Lula da Silva o Vicente Fox obtienen un valor próximo a cero.

Desde este ángulo, el populismo es concebido como una ideología o cosmovisión que puede ser defendida tanto por actores políticos (por ejemplo, Chávez y las minorías de poder que están junto a él) como por amplios sectores de la sociedad (por ejemplo, el electorado chavista). Cabe destacar que esta noción de populismo se diferencia explícitamente de otras definiciones, particularmente de la desarrollada por Kurt Weyland.4 Según este último, el populismo debe ser concebido como "una estrategia política mediante la cual un líder personalista intenta ejercer o ejerce poder gubernamental basado en el apoyo directo, no mediado y no institucionalizado de un gran número de seguidores desorganizados" (p. 14). Por el contrario, Hawkins enfatiza que el populismo no guarda relación directa con cierto tipo de aspectos institucionales, sino que se trata más bien de una ideología que dependiendo del contexto puede tomar variadas formas institucionales.

No en vano, el discurso populista puede posibilitar la formación de un movimiento top-down (por ejemplo, Hugo Chávez) o bottom-up (por ejemplo, Evo Morales).

Más allá de esta contribución conceptual y metodológica, el libro de Hawkins desarrolla una sólida argumentación respecto a la emergencia y evolución del chavismo. El surgimiento de este último es entendido no tanto como el resultado del colapso del sistema de partidos y de una crisis de la economía rentista, sino también, y sobre todo, como el producto de una demanda por la recuperación de la promesa democrática. En las palabras del autor: "el rechazo del sistema de partidos tradicional y la apuesta por un movimiento fueron respuestas calculadas a inquietudes normativas, particularmente a la crisis de legitimidad originada en el colapso del estado de derecho y la corrupción percibida del sistema político" (p. 94, cursivas en el original). Visto así, la creciente deslegitimación del régimen político venezolano terminó por allanar el camino para la irrupción de un movimiento que antes que nada busca redimir al pueblo. No en vano, Hawkins remarca el carácter cuasi religioso del chavismo, en tanto se trata de un movimiento que ha configurado una verdadera cosmovisión basada en una distinción entre el bien (el pueblo) y el mal (las élites).

Por otra parte, la evolución del chavismo se estudia en función de los intentos de institucionalización del movimiento, los cuales guardan directa relación con las reacciones y estrategias de la oposición. En efecto, Hawkins demuestra que el frustrado golpe de Estado de 2002 y la huelga general de la compañía estatal, Petróleos de Venezuela (PDVSA), que ocurrió en 2002 y 2003 provocaron una radicalización del gobierno de Chávez. Ambos hitos pavimentaron el camino para la formación de las llamadas misiones sociales. Tal como demuestra detalladamente el capítulo séptimo del libro, estas últimas empezaron a tomar forma en el año 2003 y deben ser entendidas menos como maquinarias clientelares que como políticas mi generis de superación de la pobreza que, sobre todo, buscan dignificar el mundo popular.

Además, Hawkins dedica un capítulo entero al análisis de las causas del populismo. Sin duda alguna, este es uno de los capítulos más ambiciosos del libro, ya que intenta poner a prueba la validez empírica de las distintas explicaciones sobre el surgimiento del populismo en una perspectiva comparada. Con este objetivo, él hace una somera síntesis de distintas teorías y luego ofrece análisis cuantitativos para demostrar el grado de plausibilidad de cada una de ellas. Con base en este análisis, llega a la conclusión de que uno de los factores más decisivos es la existencia, ampliamente extendida, de corrupción y una violación sistemática del estado de derecho. Si bien este argumento es plausible, cabe preguntarse si el análisis ofrecido hace justicia a las distintas explicaciones sobre el surgimiento del populismo. Mal que mal, el populismo también está presente en países como Francia (Jean-Marie Le Pen) y Holanda (Geert Wilders), vale decir, en sociedades europeas con bajos niveles de corrupción y con un sólido estado de derecho.

Por último, cabe indicar que uno de los aspectos más sugerentes del libro es la interpretación que se ofrece sobre la ambivalente relación entre populismo y democracia. En consonancia con la perspectiva desarrollada por Gas Mudde5 sobre el populismo en Europa, Hawkins plantea que el populismo no representa per se un desafío para la democracia. El punto es más bien que el populismo entra en conflicto con la democracia liberal, es decir, con un tipo particular de orden político que se caracteriza por el respeto de las minorías y la existencia de mecanismos de división de poderes. En otras palabras, el populismo puede ser concebido como una suerte de exceso democrático, en tanto se sustenta en una lógica mayoritaria y, por lo tanto, no permite que ningún poder esté sobre el principio de la soberanía popular (vox populi, vox dei).

A modo de conclusión, resulta pertinente decir que el libro de Kirk Hawkins es una lectura obligatoria para todos los interesados en el tema del populismo y en la situación contemporánea de Venezuela. Sin duda alguna, se trata de una de las mejores obras que desde un punto de vista comparado tratan de definir y teorizar el fenómeno del populismo. De hecho, los conceptos y metodologías desarrollados marcan un verdadero punto de inflexión en el estudio del chavismo, en particular, y del populismo latinoamericano, en general.

 

Notas

1 Ernesto Laclau, Politics and Ideology in Marxist Theory. Capitalism-Fascism-Populism, Londres, New Left Books;         [ Links ] Ernesto Laclau, On Populist Reason, Londres, Verso, 2005.         [ Links ]

2 Carlos de la Torre, Populist Seduction in Latin America: The Ecuadorian Experience, Athens, Ohio University Press, 2000.         [ Links ]

3 Quienes tengan particular interés en la metodología en cuestión pueden consultar el capítulo tercero del libro, así como también el artículo del autor Kirk Hawkins, "Is Chavez Populist? Measuring Populist Discourse in Comparative Perspective", en Comparative Political Studies, 24 (6), 2009, pp. 1137-60.         [ Links ]

4 Kurt Weyland, "Clarifying a Contested Concept. Populism in the Study of Latin American Politics", Comparative Politics, 34 (1), 2001, pp. 1-22.         [ Links ]

5 Cas Mudde, "The Populist Zeitgeist", Government & Opposition, 39 (4), 2004, pp. 541-563;         [ Links ] Cas Mudde, Populist Radical Right Parties in Europe, Nueva York, Cambridge University Press, 2007.         [ Links ]

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