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Política y gobierno

versión impresa ISSN 1665-2037

Polít. gob vol.17 no.2 Ciudad de México ene. 2010

 

Reseñas

 

Legislative Voting and Accountability

 

Por John Polga–Hecimovich*1

 

de John M. Carey, Cambridge, Cambridge University Press, 2008, 199 pp.

 

* Universidad de Pittsburgh

 

Como en sus obras anteriores, en Legislative Voting and Accountability, John M. Carey hace un gran aporte teórico y empírico al estudio de las legislaturas comparadas y a los estudios democráticos en general. Con un acercamiento cualitativo y cuantitativo mixto, Carey explora la lógica de los "principales competitivos" que rigen el sistema de rendición de cuentas —accountability— legislativo, partiendo de un análisis de votaciones nominales que son escasamente utilizadas fuera de estados Unidos. Teóricamente, el libro identifica posibles balances entre la rendición de cuentas individual y la rendición de cuentas colectiva sin pretender resolverla y, dados diversos principales y niveles de transparencia, qué tipos de rendición de cuentas son probables. Empíricamente, Carey contribuye al estudio comparado de asambleas recogiendo diversos archivos de votaciones nominales —posiblemente la base de datos de votaciones nominales más amplia del mundo— y usándolas en el desarrollo de nuevos índices para medir la unidad partidista.

La base teórica del libro es que la representación política puede ocurrir a través de legisladores individualistas que operan casi independientemente de los líderes de partido, o a través de partidos políticos cohesivos o disciplinados, cuyos legisladores no se desvían de las preferencias partidistas. En ambos casos, el comportamiento del legislador está moldeado por presiones y demandas de un principal o actor, que puede ser un votante ejerciendo su voluntad a través de elecciones o un líder de partido que controla recursos y oportunidades para los rank–and–file. La presencia de varios principales implica un tradeoff necesario entre la rendición de cuentas individual y la rendición de cuentas colectiva, porque llegará el momento en que los ciudadanos y la jerarquía partidista exijan demandas no compatibles. Así, cualquier aumento en la rendición de cuentas individual implica una disminución de la rendición de cuentas colectiva inherente a los partidos políticos fuertes. Además, Carey enfatiza que este potencial problema sólo existe en contextos de alta transparencia legislativa, porque la rendición de cuentas individual primero requiere un archivo de votos en la asamblea con el que los ciudadanos pueden castigar o premiar a sus representantes.

El autor sostiene que en ausencia de la transparencia proveída por las votaciones electrónicas, una rendición de cuentas individual es imposible, lo cual implica la continuada subordinación de los diputados a su jerarquía partidista. Por eso, queda en el interés de los líderes de partido evitar la publicación de archivos de votaciones nominales. Sin embargo, la implementación de máquinas electrónicas —que reducen los costos de grabar votaciones— y la presión ejercida por ciudadanos, académicos y periodistas significan que América Latina ha experimentado una especie de auge en la disponibilidad de votaciones visibles. Desde la redemocratización de la región en las últimas décadas, diez países habían adoptado la votación electrónica,2 y a pesar de su falta de uso en algunos países, el autor y los políticos entrevistados están de acuerdo en que la introducción de la votación electrónica es un proceso unidimensional: ya introducida, la presión de los ciudadanos y de los ombudsmen legislativos hace imposible una justificación política para quitarla. Además, los datos sugieren una relación positiva entre las votaciones nominales visibles y el individualismo legislativo. En el largo plazo, la cuestión del balance entre los dos tipos de rendición de cuentas sólo aumentará.

En la tradición de David Mayhew y Richard Fennó, Carey utiliza entrevistas con diversos legisladores —más de cincuenta políticos en ocho países latinoamericanos— para proveer la base sobre la cual construye su análisis cuantitativo. Los entrevistados incluyen ex presidentes, líderes de partido, ministros de gabinete, senadores, diputados y empleados de las asambleas. Sus comentarios varían desde explicaciones técnicas de procesos cotidianos dentro de las asambleas hasta revelaciones de por qué no se utilizan máquinas electrónicas para nominales. Anclado en la historia y las entrevistas, el autor explica los factores que crean o resisten la demanda para la transparencia sobre las votaciones legislativas. La mayor parte del trabajo de campo es en Latinoamérica y sus conclusiones teóricas son ampliamente aplicables a diversos contextos institucionales y geográficos. Su selección de casos le permite enfocarse en la rendición de cuentas individual, más prevaleciente en los sistemas presidencialistas (abundantes en América Latina), aunque también basa su trabajo empírico en la región por cuestiones pragmáticas de idioma, lazos académicos y acceso.

La parte más empírica del libro recorre un análisis cuantitativo de los votos grabados en 19 países (nueve de América Latina y diez del resto del mundo). Carey utiliza el índice rice para medir la unidad de los partidos políticos, y desarrolla varias medidas propias a raíz de las votaciones nominales para comparar y contrastar la unidad de los partidos políticos e inferir varias conclusiones sobre la (in)disciplina partidista. Se aprovecha de sus cuatro principales medidas para determinar las implicaciones de una pérdida de disciplina partidista. Los índices de unidad de votación desarrollados resumen la vasta actividad legislativa a través de votaciones nominales en estadísticas relativamente sencillas, con medidas comunes, lo que hace posible la comparación de distintas asambleas, la misma asamblea en dos puntos temporales o las dos cosas.

Carey termina su análisis sometiendo a prueba siete hipótesis —tres derivadas de la lógica de los principales competitivos y cuatro derivadas de explicaciones alternativas— con un modelo jerárquico de partidos anidados en sistemas de partidos. Usando sus índices de unidad partidista con las variables dependientes, el autor utiliza cinco variables al nivel de los partidos y cinco al nivel de sistema. Los hallazgos son reveladores; las hipótesis de principales competitivos encuentran algún apoyo en sus modelos, con variables relativamente significativas. En cambio, las hipótesis basadas en explicaciones alternativas de principales no competitivos encuentran poco apoyo, con variables no significativas. La evidencia apoya la siguiente idea: casi todos los legisladores están subordinados a los líderes partidistas dentro de su asamblea y su nivel de unidad o cohesión depende en gran medida de la existencia de otros principales, con demandas competitivas, que controlan recursos para presionar a los legisladores. En breve, Carey encuentra que las reglas electorales importan y al contrario de mucha literatura, no existe un efecto del federalismo sobre la unidad de los partidos. Los hallazgos más importantes tratan del sistema de gobierno: el partido en el gobierno en un sistema parlamentario se beneficia de los recursos a su disposición para aumentar su eficacia legislativa, mientras un partido en el gobierno en un sistema presidencial sufre de una disminución de eficacia. Carey concluye que la existencia e influencia de un presidente popularmente electo puede trastornar la unidad de su partido porque representa una fuente de directivas alternativas contra los líderes partidistas dentro de la asamblea.

En fn, Legislative Voting and Accountability es un trabajo ambicioso que reconoce la tensión inherente entre la disciplina partidista, la rendición de cuentas colectiva buscada por los líderes de partidos y la rendición de cuentas individual, y la transparencia deseada por los ciudadanos. Supera una relativa escasez de datos para recopilar una base de votaciones nominales y, con el apoyo de entrevistas a varios políticos latinoamericanos, explora la dinámica entre la presencia y la frecuencia de estas votaciones y su efecto sobre la unidad de los partidos políticos. Es un libro que va más allá de los análisis de votaciones limitados a estados Unidos y una obra fundamental para el estudio comparado de las legislaturas.

 

Notas

1 Agradezco a Scott Morgenstern y Rebeca Omaña sus comentarios.

2 Esta cifra ha subido a once desde la publicación del libro, ya que la Asamblea Nacional de Ecuador instaló un sistema en 2009.

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