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Política y gobierno

versión impresa ISSN 1665-2037

Polít. gob vol.17 no.1 Ciudad de México ene. 2010

 

Reseñas

 

Cómo la nueva potencia industrial desafía al mundo: China, S.A., de Ted C. Fishman

 

Marisela Connelly*

 

México, Arena Abierta, 2006, 460 pp.

 

* El Colegio de México.

 

El crecimiento económico de China en las últimas décadas, el alcance de sus exportaciones manufactureras, el imán de su mercado interno y la atracción que ejerce sobre todas las empresas que desean incrementar sus ganancias, han propiciado que los ojos del mundo se concentren en ese país, para tratar de escudriñar y desentrañar el secreto de su éxito.

En su libro, Fishman intenta describir, tal como dice en la introducción, lo que "está sucediendo hoy día en China, en cada fábrica y cada trabajador" (p. 39) para con ello fundamentar por qué China está logrando extender su influencia en el mundo. Recorre los lugares, ciudades y pueblos que muestran los cambios sucedidos a lo largo de los últimos treinta años y que han transformado la fisonomía de un país en proceso de urbanización; a su vez recurre a la historia reciente para contrastar el ayer socialista y el hoy reformista.

El autor describe el cambio vertiginoso de Shanghai, ciudad que antes del establecimiento del gobierno del Partido Comunista Chino en 1949 tenía un grado de sofisticación comparable con otras capitales del mundo y durante el periodo socialista se convirtió en una ciudad más. Con el auge de las reformas económicas, Shanghai se liberó poco a poco de las ataduras impuestas por el sistema socialista recobrando el glamour y el orgullo de su dialecto. En el barrio de Gubei se han establecido los empresarios chinos de ultramar, los taiwaneses, coreanos y japoneses. El Bund volvió a alojar a los mejores hoteles, restaurantes, oficinas bancarias y empresariales en los antiguos edificios remodelados, y la construcción majestuosa del área de Pudong, al otro lado del río, donde se alzan rascacielos que albergan a las grandes empresas establecidas en China.

La descripción hecha sobre el mercado de mascotas de Shanghai le da la pauta para comentar sobre la campaña maoísta de los años sesenta para erradicar algunos animales e insectos. Los resultados negativos de la puesta en práctica de las políticas del Gran Salto hacia Delante resultaron en la muerte de millones de chinos por hambruna. Fishman nos comenta sobre los restaurantes que ofrecen platillos variados, adornados con objetos maoístas como las insignias, copias del famoso Libro Rojo y prendedores con la efigie de Mao.

El autor recorre también la ciudad de Shenzhen ubicada al sur del país, lugar que antes de la década de 1980 era tierra de cultivo de arroz y después se convirtió en el orgullo del líder Deng Xiaoping, arquitecto de la reforma económica. Shenzhen adquirió una fisonomía muy parecida a la de Hong Kong. Por otro lado Pekín, la capital, está caracterizada por sus edificaciones tradicionales para vivienda, los famosos hutongs en peligro de extinción, avasallados por los nuevos rascacielos que inundan las calles. El auge urbano ha ido de la mano de la construcción de infraestructura, carreteras y puentes que comunican al país, vialidades y periféricos en las ciudades que dan cabida a los millones de autos que han dejado en el olvido el uso cotidiano de la bicicleta y contribuyen a la contaminación atmosférica.

Se adentra en el medio rural, describe de manera somera los cambios efectuados al inicio del sistema socialista en la década de 1950 con el establecimiento de cooperativas agrícolas y la manera en que se transformó a finales de los setenta al establecerse el sistema de responsabilidad familiar que liberó, mediante incentivos materiales, la energía y la productividad de los campesinos, quienes siguieron al pie de la letra la consigna de Deng Xiaoping "hacerse rico es glorioso". Aparecieron problemas como la desigualdad, cargas impositivas y explotación de funcionarios locales que propiciaron un estancamiento de las reformas rurales, por ello la atención gubernamental volvió hacia las ciudades con la consecuente ola de migraciones rurales. En los primeros años del siglo XXI, el gobierno chino puso atención a los problemas rurales que amenazaban con salirse de control, lanzando una serie de medidas para aminorar la carga del campesino.

Fishman recorre los pueblos de la provincia de Zhejiang, incluyendo Wenzhou. Se asombra por la red de financiamiento informal basado en las relaciones personales más que en las leyes, permitiendo la puesta en marcha de negocios que en poco tiempo crecen y se asocian con los mismos líderes políticos de la región y por la manera en que las empresas privadas han desplazado a las empresas estatales haciéndose cargo de la mitad de lo fabricado en China.

Para el autor, el éxito de China radica en su capacidad para incrementar la producción manufacturera usando los miles de millones de trabajadores contratados con sueldos muy bajos y largas jornadas de trabajo; el aprovechamiento de los trabajadores calificados permitiéndole adentrarse en la elaboración de productos más sofisticados; en la aportación de talento y creatividad de sus graduados en ciencias; pero también, en la forma en la que ha negociado la introducción de inversión extranjera, que le ha permitido absorber tecnología indispensable para ascender en la escala productiva. Lo mismo que el aprovechamiento de las conexiones, redes de distribución y financiamiento de la comunidad china en general y específicamente las de Hong Kong y Taiwán.

Efectivamente, la competencia china ha ido en aumento. En Estados Unidos el lamento por la pérdida de empleos en las fábricas se ha hecho cotidiano; cadenas de mercados como Wal–Mart prácticamente compran en China todo lo que venden al exterior. Pero echarle toda la culpa a China, dice el autor, no es del todo justo porque la producción de manufacturas en Estados Unidos ha ido en aumento y su conjunto es inmenso, todo ello debido al incremento de la productividad y sofisticación de la producción. Hace referencia a la competencia desleal reflejada en la facilidad con la que reproducen copias de automóviles, aparatos para DVD, computadoras, y al hecho de que los chinos comercializan sus propias marcas y a menor precio. La piratería de productos de computación y teléfonos celulares se ha extendido por toda China y en el exterior. El autor se arriesga a afirmar que: "Los sistemas de falsificación generalizados en China operan sobre el resto del mundo al modo que los ejércitos coloniales lo hicieron en otro tiempo: invadiendo hasta la médula la economía de sus víctimas..." (p. 346).

Finalmente, concluye que el poderío económico de China, el crecimiento constante de su economía, su presencia cada vez más marcada en el exterior y su diplomacia activa, la están convirtiendo en la superpotencia del siglo XXI, capaz de establecer las reglas del juego y a la que difícilmente podrán contener las otras potencias (p. 403).

En general, el libro constituye un ejemplo de la producción de manuscritos basados en la observación del autor y en fuentes periodísticas en su mayoría, que intentan explicar la realidad de China y su influencia en el mundo, describiendo lo que consideran puntos básicos del ascenso de China. No toma en cuenta que China, como país, tiene muchas facetas y además está pasando por diferentes procesos simultáneos. Es una economía que ha crecido 10 por ciento en promedio cada año desde el inicio de las reformas económicas en 1978, este crecimiento la ha llevado a colocarse dentro de las primeras economías del mundo, y en un tercer lugar después de las últimas cifras que muestran un crecimiento de 13.1 por ciento en 2007 (Renmin Ribao, 14 de enero de 2009) después de Estados Unidos y Japón. Al mismo tiempo, alberga una gran masa de pobres, principalmente en el medio rural. Los contrastes son evidentes, pues en algunos lugares se produce energía con medios rudimentarios y en otros con tecnología sofisticada. Coexisten pequeños talleres familiares de producción con enormes fábricas pertenecientes tanto a empresarios chinos como extranjeros.

China todavía continúa dentro de dos procesos de transición: de un socialismo burocrático hacia una economía de mercado y de una industrialización que la está convirtiendo en una sociedad urbana más que rural; las ideologías económica y política han cambiado y las instituciones se han rediseñado, la reforma económica gradual y la experimental han mostrado en la práctica ser el camino adecuado para lograr el desarrollo de ese país.

Su crecimiento es el resultado de la confluencia de tres factores: estructural, transicional y tradicional. La población china está en una etapa de desarrollo social en la cual el crecimiento de la fuerza de trabajo es muy rápido. La transformación del medio rural y urbano ha alcanzado un punto en el que las áreas urbanas pueden absorber las olas de trabajadores rurales. Es cierto lo que afirma Fishman, citando a Prasejit Duara (p. 83), respecto a la base creada durante el periodo socialista que proveyó de educación y habilidades a los trabajadores sobre las que el actual gobierno ha continuado.

China ha recogido los frutos de la transición de una economía socialista a una de mercado. La aceptación de la inversión extranjera, su política centrada en la exportación de manufacturas y su apertura al exterior, con su ascenso a la Organización Mundial de Comercio en 2002. Todo ello, aunado a factores estructurales como son el alto grado de ahorro interno (40%) propiciado por políticas macroeconómicas estables.

Las relaciones económicas tradicionales han revivido, no han brotado de la nada —como pudiera pensarse al leer a Fishman—, la sociedad china tiene raíces empresariales y comerciales vinculadas a la economía agrícola tradicional. Desde los primeros años de la reforma económica resurgieron con ímpetu los lazos culturales, familiares y de confianza reflejados en las transacciones comerciales, no solamente entre chinos del continente sino con los chinos de Hong Kong, Taiwán y el sureste de Asia.

El libro de Fishman no explica el porqué ni el cómo China lleva a cabo el proceso de transición de una economía de bajos recursos a una de recursos medios. No obstante, la información proporcionada resulta de interés para el lector.

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