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Política y gobierno

versión impresa ISSN 1665-2037

Polít. gob vol.16 no.2 Ciudad de México ene. 2009

 

Reseñas

 

Presidential Impeachment and the New Political Instability in Latin America, de Aníbal Pérez–Liñán

 

Andrés Mejía Acosta*

 

Nueva York, Cambridge University Press, 2007, 241 pp.

 

* IDS, Universidad de Sussex, UK.

 

Hay pocos libros de ciencia política comparada que hacen un aporte fundamental a la disciplina, ya sea porque sintetizan el conocimiento existente para proponer una nueva teoría, o porque identifican y adelantan una nueva agenda de investigación futura. El libro Presidential Impeachment and the New Political Instability in Latin America, de Aníbal Pérez–Liñán, contribuye a la disciplina en ambos sentidos. Teóricamente, analiza cómo varios presidentes en América Latina enfrentaron graves crisis políticas, que en algunos casos condujeron a la terminación prematura de su mandato entre 1992 y 2004, sin que dichos impasses afectaran la continuidad democrática del régimen. No sólo estos conflictos evitaron una intervención –explícita– de los militares, con el objetivo de remover a presidentes impopulares y restablecer el orden político como ocurriera en décadas pasadas, sino que en la mayoría de los casos dichos conflictos se resolvieron a través de la figura constitucional del juicio político al presidente (impeachment). Este libro propone que el patrón de "crisis sin ruptura democrática" marca una nueva etapa en el estudio del presidencialismo comparado en América Latina, pues cuestiona la premisa comúnmente aceptada de que las formas extremas de conflicto entre poderes estaban destinadas a atentar contra la estabilidad de la democracia.

El argumento de Pérez–Liñán es conciso y elegante. La probabilidad de un juicio político resulta de la convergencia de al menos cuatro factores, analizados detalladamente en capítulos separados: a) una reducida influencia militar, b) una mayor capacidad de los medios de comunicación masiva para investigar y documentar casos de corrupción o el uso indebido del poder presidencial, c) una reacción y protesta generalizada de diversos sectores sociales, y d) un congreso con capacidad para conformar una mayoría de oposición para proceder con el juicio político y la eventual remoción del presidente. El análisis se concentra en seis casos de crisis donde se contempló el uso de un juicio al presidente para resolver un conflicto político. En tres de ellos, el resultado del juicio provocó una terminación del mandato presidencial porque el presidente fue censurado por el congreso (Brasil en 1992) o porque el presidente renunció para evitar un resultado obvio (Venezuela en 1993, Paraguay en 1999). En otros casos, el presidente logró desactivar un posible juicio político (Colombia en 1996), el Congreso absolvió al presidente (Paraguay en 2002) o el Congreso interpretó la Constitución para remover al presidente sin necesidad de un juicio político (Ecuador en 1997).

En su enfoque inicial, el libro analiza las crisis presidenciales en América Latina entre 1950 y 2004 (58 en total), entendidas como episodios de extremo conflicto entre los poderes de Estado, en los cuales "un poder electo (busca) disolver a otro para alterar su composición" (p. 44). Así definido, la premisa inicial es estudiar la motivación de un poder del gobierno (el Ejecutivo o el Legislativo) para desestabilizar el orden político. El capítulo ofrece una clara y rigurosa tipología de las crisis en función de las condiciones que condujeron o no a un rompimiento del régimen democrático, para luego centrarse en aquellos casos en los cuales las crisis evitaron un rompimiento del orden constitucional. En cuanto a la metodología, Pérez–Liñán propone estudiar cada administración de gobierno como unidad de análisis, lo cual permite multiplicar el número de casos para su estudio mientras se conservan otras variables de control propias de cada país.

Los siguientes dos capítulos del libro exploran el fenómeno –relativamente nuevo en América Latina– del escándalo como un arma política para desacreditar el Poder Ejecutivo. Por un lado, Pérez–Liñán advierte y documenta como los medios de comunicación han mejorado su capacidad para investigar casos de uso indebido del poder público. Esto se debe a la presencia de cuatro factores: democratización, liberalización de los medios de comunicación, mayor desarrollo tecnológico y mayor profesionalización de los comunicadores sociales. La evidencia empírica es menos contundente que en otros capítulos y en el caso de los procesos de liberalización de medios, los ejemplos provienen de países que no tuvieron crisis presidenciales (México y Chile). Para una futura investigación se hace necesario distinguir con mayor precisión en qué momento los medios de comunicación recurren al escándalo como genuino acto de transparencia para combatir la corrupción o lo usan como simple arma de chantaje político.

El siguiente capítulo ofrece un sofisticado análisis de los factores que confluyen para movilizar a la opinión ciudadana en contra de la gestión presidencial cuando estalla un escándalo. El análisis propone un ingenioso índice de escándalos (p. 93) para medir la frecuencia e intensidad con que aparecieron las acusaciones en contra del presidente, su familia y sus colaboradores cercanos. Otros factores que precipitaron las crisis presidenciales incluyeron la adopción de reformas económicas de corte neoliberal, el pobre desempeño macroeconómico y la erosión de la popularidad presidencial. Si bien estos factores están intrínsecamente relacionados entre sí, Pérez–Liñán demuestra, tanto en términos cualitativos como cuantitativos, que hay un claro vínculo causal entre el pobre desempeño económico, la presencia de escándalos y el consiguiente descontento popular de diversos sectores sociales para acelerar el proceso de enjuiciamiento político. El uso de variables instrumentales (pp. 114–122) es especialmente valioso para demostrar que la aparición de escándalos políticos es más probable cuando la popularidad del presidente está mermando, lo cual a su vez puede acelerar el ciclo de crisis política. A futuro, valdría la pena investigar si los movimientos ciudadanos instigadores de las caídas presidenciales fueron efectivamente apolíticos, dado que algunos de sus principales líderes reaparecieron como candidatos presidenciales –exitosos– en elecciones posteriores en Ecuador en 1998, 2002 y 2006, y en Bolivia en 2006.

El Poder Legislativo ha cumplido un papel decisivo para permitir o bloquear el procedimiento legal del juicio al presidente en todos los casos de crisis analizados. Pérez–Liñán explica que esta novedosa posibilidad "cuasi parlamentaria" del Congreso para terminar prematuramente el mandato presidencial se hace presente cuando este último ha perdido el apoyo de su "escudo legislativo". La fortaleza del escudo legislativo está determinada por balance de poder entre el presidente y el Congreso, la composición y disciplina de los partidos en el Congreso, el umbral constitucional requerido para la interpelación y otros factores del contexto político, como el calendario electoral. En su parte empírica, el modelo presenta un análisis probabilístico de la inclinación de los legisladores para votar a favor o en contra del presidente en cada uno de sus países.

El capítulo final del libro analiza casos adicionales de "crisis sin ruptura" para proponer la existencia de un nuevo patrón de inestabilidad en América Latina. El análisis recurre al uso del método cualitativo comparado (matrices booleanas y fuzzy sets) para verificar la influencia de los cuatro factores explicativos desarrollados en el libro sobre otras caídas presidenciales. Los resultados confirman que una reducida presencia militar, la presencia de escándalos y movilizaciones populares y la debilidad del escudo legislativo son factores que contribuyen a explicar la presencia de juicios políticos y la eventual remoción de los presidentes.

El libro de Pérez–Liñán será un referente obligado para el estudio de la democracia en América Latina en tres sentidos. Teóricamente, el estudio de las crisis sin ruptura plantea un desafío conceptual tanto para quienes idealizan las remociones presidenciales como una reivindicación del poder popular, así como para sus más activos críticos. La evidencia contemporánea ilustra que las movilizaciones populares no sólo han fracasado en su intento de mejorar el equilibrio y la cooperación entre poderes del Estado especialmente en Bolivia, Ecuador y Venezuela, sino que han fortalecido líderes políticos con una cuestionable vocación democrática para la rendición de cuentas. Para el estudio del presidencialismo comparado, este libro propone un nuevo conjunto de preguntas para explorar las motivaciones, las estrategias, los faccionalismos y las contradicciones del más influyente actor político en cada país.

Metodológicamente ofrece una excelente selección de datos inéditos, así como una clara discusión de técnicas cuantitativas y cualitativas de investigación para motivar a las nuevas generaciones de investigadores a profundizar en el estudio comparado de la democracia en América Latina.

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