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Política y gobierno

versión impresa ISSN 1665-2037

Polít. gob vol.12 no.2 Ciudad de México jul./dic. 2005

 

Reseñas

Giovanni Sartori, La sociedad multiétnica: pluralismo, multiculturalismo y extranjeros, México, Taurus, 2003, 213 p.

Juan Pablo Morales García

Sartori, Giovanni. La sociedad multiétnica: pluralismo, multiculturalismo y extranjeros. México: Taurus, 2003. 213p.


Después de los atentados terroristas en Nueva York (Estados Unidos), Yakarta (Singapur) y Madrid (España), las guerras en Medio Oriente (Israel, Palestina), las guerras civiles en África (Uganda) y demás conflictos étnicos en el mundo, parece germinar la idea de que cuanto más se expande el fenómeno de la globalización tanto mayor es el impacto de lo que Samuel Huntington llamó el “choque de civilizaciones”.1 Dicho de otro modo, parece ser que una sociedad más abierta y comunicada ha generado un mayor conflicto étnico. En ese debate, la economía y las explicaciones de libre mercado han quedado limitadas, por lo que el debate parece centrase en las explicaciones étnicas y políticas. En ese contexto se inserta la obra del politólogo italiano Giovanni Sartori, La sociedad multiétnica: pluralismo, multiculturalismo y extranjeros.

El propósito de este libro es refutar una interpretación errónea que se ha hecho sobre el concepto de pluralismo y la confusión que se ha tenido con el concepto de multiculturalismo. A partir de su crítica, el autor construye una teoría sobre el pluralismo fundamentada en la tolerancia y el consenso. Para Sartori, el pluralismo queda desprovisto de valor si por él entendemos el concepto de “muchos y diferentes”, pues todas las sociedades serían de alguna manera pluralistas en la medida en que no conforman un todo indiferenciado y están compuestas por grupos, comunidades y culturas diversas. Es por ello que el autor hace un ejercicio para repensar el concepto de pluralismo e ir más allá para incorporar los rasgos que las cohesionan (tolerancia, consenso, respeto, afirmación de la diversidad, disenso y conflicto). Así, Sartori distingue tres planos de análisis: actitudinal, social y político, cuyo resultado es la concepción de comunidades pluralistas como entidades que combinan una disposición tolerante con la existencia de asociaciones voluntarias y afiliaciones múltiples. De acuerdo con este supuesto, uno de sus rasgos distintivos consiste en que las identidades lingüística, étnica o religiosa no se superponen, sino se agregan conforme a líneas de división “transversales y cruzadas” o mejor conocidas como divisiones (cleavages) (Sartori, 2003, p. 50).

Una vez definido este concepto, el autor encuentra que la diferencia fundamental entre pluralismo y multiculturalismo no sólo es conceptual sino ideológica. Por un lado, el pluralismo es una visión liberal sobre la convivencia de distintas razas, creencias y costumbres basadas en la tolerancia recíproca de cada una de ellas y dispuestas a acatar las instituciones o reglas del juego vigentes donde residen y, por otro lado, el multiculturalismo es una concepción neomarxista que sustituye la lucha de clases por una lucha contra la cultura dominante. En este sentido, el multiculturalismo es antagónico al pluralismo, puesto que rechaza el respeto recíproco y busca la separación más que la integración (Sartori, 2003, p. 68).

Ahora bien, una de las críticas más fuertes que se le puede hacer a este libro es que la distinción de tipo ideológica que hace el autor es falsa y demuestra una confusión en las raíces teóricas. Para Sartori, sólo hay dos concepciones: la liberal y la multicultural; sin embargo, ambas pertenecen a una misma rama: el liberalismo. Si marcáramos el liberalismo en un mapa unidimensional, tendríamos en el extremo derecho más “purista” y clásico del término, al estilo de John Locke, la concepción de igualdad ciudadana con los mismos derechos y obligaciones: todos los individuos son iguales para el Estado. En el centro se situaría una corriente más moderada, a la que pertenecen Sartori, John Rawls, Amartya Sen y otros autores, quienes reconocen las diferencias de lengua, raza y religión cohesionadas, una tolerancia recíproca e instituciones políticas en común.2 Y, por último, en el extremo izquierdo aparecerían los llamados autores “multiculturalistas”, al estilo de Will Kymlicka y Charles Taylor, quienes se oponen a la concepción individualista más pura y defienden la identidad como un valor. Por tanto, la tensión entre el pluralismo y el multiculturalismo no es ideológica, sino que son “ramas de un mismo árbol” llamado liberalismo; la diferencia radica en el grado de reconocimiento y en la aplicación de soluciones liberales para que los “desiguales sean tratados como iguales” y sean incorporados a una sociedad global y abierta.

En conclusión, para Sartori, una “buena sociedad” es aquella sociedad pluralista basada en la tolerancia y en el reconocimiento del valor de la diversidad, una comunidad respetuosa de las diferencias y dispuesta voluntariamente a convivir entre ellas y no separadas entre sí. Ésta es la principal distinción entre el pluralismo y el multiculturalismo. A partir de esta premisa, el autor se pregunta hasta qué punto esa sociedad pluralista concebida puede acoger a quienes la rechazan, es decir, hasta dónde una civilización con diferentes orígenes, razas y lenguas dispuestos a convivir entre sí y tolerarse mutuamente puede aceptar a quienes no quieren estar dentro de ella. Ése es el choque de civilizaciones vislumbrado por Huntington y discutido por Sartori, un mundo en tensión entre una cosmovisión occidental contemporánea sustentada en los principios democráticos y liberales y su enfrentamiento con un mundo antagónico a ese pensamiento fundamentado en la religión que es el mundo islámico. Más aún, si llevamos esa tensión al extremo, podremos encontrar la incubadora del terrorismo (Al Qaeda, ETA, Hamas y las decenas de organizaciones separatistas de Chechenia, Croacia, Singapur, etc.), lo cual, más que un asunto de pluralidad, es una historia de conflictos étnicos cuya solución no es la simple tolerancia pluralista ni el reconocimiento multiculturalista, sino una conjugación de ambas: el respeto y el reconocimiento de las distintas formas de ver el mundo.

Bibliografía

Huntington, Samuel P. El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, Madrid, Paidós, 1996. [ Links ]

Rawls, John. Teoría de la justicia, México, Fondo de Cultura Económica, 2001. [ Links ]

1Samuel P. Huntington, El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, Madrid, Paidós, 1996.

2John Rawls, Teoría de la justicia, México, Fondo de Cultura Económica, 2001.

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