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Tópicos del Seminario

On-line version ISSN 2594-0619Print version ISSN 1665-1200

Tóp. Sem  n.33 Puebla Jan./Jun. 2015

 

Inmanencia y poesía. Lecturas de Michel Deguy

 

Immanence and poetry. Readigs of Michel Deguy

 

Immanence et poésie. Lectures de Michel Deguy

 

Silvia Majerska

 

Profesora de la Universidad de París-Sorbona y de la Universidad Comenius de Bratislava (Eslovaquia). Correo electrónico: silvia.majerska@gmail.com

 

Resumen

El principio de inmanencia, fundador de la semiótica, sufre numerosas críticas por parte de las diversas disciplinas comprometidas en el terreno de la significación, y, de esta forma, se espera de la semiótica tanto que conozca los límites de su axioma como que juzgue la pertinencia de estas objeciones. Este artículo propone, conforme a dicha perspectiva, una lectura de la obra del poeta Michel Deguy, quien formula la exigencia, a la vez lógica y moral, de transformar los límites del inmanentismo en un imperativo ético. Más allá de un acercamiento subjetivista y mediante un regreso hacia la noción de convención, la poesía devela el vínculo vital entre el sentido y el espacio intersubjetivo que lo acoge y lo garantiza.

Palabras clave: poesía, ética, Michel Deguy.

 

Abstract

There exist multiple critiques of the immanence principle, which is a basis of semiotics. These critiques spring from different fields concerned with signification. In response, semiotics has to admit its own limits by appreciating congruity of these objections. In this paper, we propose to study the poetry of Michel Deguy, stating necessity of the immanence principle and considering its limits as an ethical imperative. Exceeding subjectivism and returning to notions such as agreement and convention, poetry reveals the link between signification and community of individuals who share and guarantee the signification by interaction.

Key words: poetry, ethics, Michel Deguy.

 

Résumé

Le principe d’immanence, fondateur de la sémiotique, subit de maintes critiques de la part des diverses disciplines engagées sur le terrain de la signification et la sémiotique est appelée à connaître les limites de son axiome et à juger de la pertinence de ces objections. Notre article propose conformément à cette perspective une lecture sémiotique de l’œuvre du poète Michel Deguy qui formule l’exigence à la fois logique et morale de transposer les limites de l’immanentisme en un impératif éthique. Au-delà d’une approche subjectiviste et par un retour vers la notion de convention, la poésie dévoile le lien vital entre le sens et l’espace intersubjectif qui l’accueille et le garantit.

Mots-clés: poésie, éthique, Michel Deguy.

 

Introducción

La primera definición de inmanencia del lenguaje, tal como está formulada en Saussure y Hjelmslev y retomada por Greimas, se basa en la exclusión de la noción de realidad del dominio del lenguaje verbal. Tal como justifican Courtés y Greimás, es "para descartar de la teoría semiótica toda querella metafísica"1 que la semiótica aborda el signo en función de su relación con otros signos. Postulado teórico con un objetivo metodológico, el principio de inmanencia se apoya sobre la noción de estructura, el único objeto descriptible científica y objetivamente que permite afirmar la no pertinencia de la realidad extralingüística.

Sin embargo, como explica Jean-Claude Coquet, la lingüística de la enunciación ha mostrado rápidamente los límites del repliegue del lenguaje sobre sí mismo, dividiendo dentro de la disciplina "de un lado, a aquellos que adoptan el punto de vista estático, combinatorio de Carnap, como Hjelmslev, del otro, a aquellos que están vinculados con la noción de dinámica".2 Deseamos, a partir de ciertas lecturas de poemas, examinar estas dos concepciones, en apariencia contradictorias, en su complementariedad. Pero más allá incluso de una reflexión sobre el juego entre el lenguaje (estructura abstracta) y el habla (uso individual y subjetivo), esta complementariedad invita a una triple confrontación entre el lenguaje, el habla y la lengua (uso colectivo y fenómeno social). La continuidad entre el principio de inmanencia, el uso individual y el uso colectivo, aparece de manera muy acertada en la obra del poeta y filósofo contemporáneo Michel Deguy, quien presta especial atención a la constitución colectiva del valor. Centrándose en la relación entre el principio de inmanencia y el nihilismo, esta obra se compromete con el interrogante acerca de las implicaciones de la inmanencia del lenguaje a fin de erigirlo en una necesidad moral.

 

1. Ética de la estructura

La posición del poeta Michel Deguy, elaborada y defendida en la encrucijada de la literatura y de la filosofía en su obra poética y teórica, parece, desde el punto de vista puramente estructuralista, paradógica. La inmanencia del lenguaje sigue siendo un concepto pertinente en el orden de la relación entre el lenguaje y la realidad, pero no en aquel de la relación entre el lenguaje y el sujeto. El lenguaje es, en efecto, considerado como un medio para acceder al espacio subjetivo e intersubjetivo en el que se elabora el sentido. La validez del principio de inmanencia está, pues, confirmada en tanto condición de la experiencia individual y del intercambio intersubjetivo, la articulación entre estos dos momentos que son constitutivos del núcleo mismo de lenguaje. Esta concepción está parcialmente de acuerdo con las tesis centrales del estructuralismo. El poeta, en cambio, toma distancia crítica allí donde el rechazo de la realidad objetiva adquiere un cariz nihilista. Esta distancia lo conduce hacia el camino tomado por una realidad de naturaleza subjetiva y sobre todo intersubjetiva que, en lugar de oponerse al principio de inmanencia del lenguaje, se funda sobre ella, ya que es de esa realidad de donde extrae la posibilidad de su propio advenimiento.

La continuidad entre las nociones de lenguaje, habla y lengua puede ser formulada desde el punto de vista de la noción de valor, completamente primordial en cuanto al principio de inmanencia. Para mantener la continuidad que acabamos de sugerir, parece necesario, en efecto, considerar al valor tal como lo define Saussure,* bajo un doble aspecto evocado por Jean-Marie Klinkenberg —a la vez como una forma y como una fuerza.3 Esto permite completar la acepción estructuralista del valor por una acepción más dinámica, susceptible de inscribir la concepción inmanentista del valor en un contexto de producción más vasto —aquel tomado en cuenta por la lingüística de la enunciación, la retórica, la hermenéutica o incluso la pragmática.

Ciertamente, no se puede poner en entredicho que lo propio del valor —en el sentido saussureano— sea delimitar el signo de un modo negativo, por oposición a los otros signos. Parece, sin embargo, reductor considerar el valor-forma en sí mismo y por sí mismo, porque, sacado del contexto de su producción y de su recepción, no se comprende cabalmente cómo garantiza la unidad del lenguaje manifestado a través del nivel semántico y fonético en tanto conjunto de diferencias. Si el estudio de la subjetividad, desde los trabajos de Jakobson, de Benveniste o de Kerbrat-Orecchioni —sin olvidar el momento hermenéutico de Rastier con su semántica interpretativa— muestra, en efecto, el interés por la superación del principio de inmanencia, el estudio más sistemático de la lengua y los mecanismos colectivos merecen igualmente un cuidado particular. Saussure daba a este punto una atención particular al distinguir la lengua del lenguaje y del habla y al definir la lengua como un "producto social de la facultad de lenguaje y un conjunto de convenciones necesarias, adoptadas por el cuerpo social para permitir el ejercicio de esa facultad en los individuos".4

La lengua en Saussure "no existe perfectamente más que en la masa"5 y "en virtud de una especie de contrato establecido entre los miembros de la comunidad".6 Tal convención representa en cierta medida el grado cero del lenguaje, la referencia, la norma. Como lo constata el colectivo del Grupo µ en la Retórica general, "el grado cero no es contenido en el lenguaje tal como nos es dado":7 es comunitario y extralingüístico. Saussure concluye que "no es, pues, quimérico decir que es la lengua la que hace la unidad del lenguaje".8

Tal perspectiva reenvía a un conjunto de fenómenos que ponen en escena la divisibilidad del sentido con miras a una gestión de la intersubjetividad, de los cuales sugerimos una lista no exhaustiva: la noción hjelmsleviana de la sustancia del contenido, es decir el alcance subjetivo y colectivo del signo: el pensamiento del sentido común9 englobando el estudio del estereotipo, del cliché, del lugar común; simétricamente, la lingüística de los puntos de vista10 o todavía más la argumentación tal como la reintroducen en el debate Perelman y Olbrechts-Tyteca, sin olvidar la noción de desembrague, así como la fijación lexical y la fraseología que contribuyen a pensar el borramiento de la subjetividad. Estos fenómenos y los dominios de estudio que ellos instituyen dentro de la disciplina son de naturaleza dispar, pero todos tienen el mérito de suscitar interrogantes que ponen en cuestión la pertinencia del principio de inmanencia.

 

2. Inmanencia y nihilismo

2.1. De las cosas a las palabras

Si convocamos al debate al poeta Michel Deguy, es porque su posición consiste en una sutil articulación del enfoque inmanentista del lenguaje con la necesidad de un gesto subjetivo e intersubjetivo en habla y en lengua. Sin embargo, a primera vista, Deguy parece un poeta del mundo y de las cosas. Jamás ha dejado de hablar del mundo, que ocupa un lugar primordial en su poética. No obstante, es necesario interpretar con prudencia estos términos que permiten al poeta celebrar la capacidad del lenguaje de representar lo real. Porque este último no tiene, en Deguy poeta y fenomenólogo, otro fundamento que su devenir intersubjetivo. Esto es válido para el término mundo de fuertes resonancias heideggerianas: "[…] la experiencia poética de habitar la casa conduce al pensamiento a la idea del mundo como vivienda que funda desde arriba el descenso para permitir así una verdadera edificación de una casa",11 así como para el término cosa que "no es un objeto en la objetividad fotografiable, sino manera de ver, modo teórico de ver":12 "[…] la obra humana ‘actualiza’, determina y configura, el ser como tal, el ser con, el ser-como una cosa; realiza, dice el lenguaje, es decir, la hace advenir como res en su realidad".13

Una dialéctica entre el valor conceptual y el valor intersubjetivo de aquello que el poeta designa como mundo o como cosa permite fundar un pensamiento de lo real surcado por el vínculo entre los hablantes. Más que un valor superpuesto, este último es un modo de ser del lenguaje —el único lugar de su advenir. Más allá de su mira semiótica, el lenguaje, considerado desde el punto de vista de la inmanencia de la estructura como lo hemos expuesto precedentemente, en Deguy está subordinado a la articulación entre el habla y la lengua. La estructura —ética— de las relaciones entre los hablantes se hace cargo de la estructura de las relaciones entre los signos. En otros términos, la inscripción del principio de inmanencia al interior de un espacio común, surcado por un intercambio colectivo de hablas individuales,14 incita, no a oponer, sino a cruzar el principio sincrónico y diacrónico del lenguaje. Saussure afirma, en efecto, que "todo lo que es diacrónico en la lengua lo es sólo por el habla",15 y plantea que "es la lengua lo que hace la unidad del lenguaje".16 Tal reflexión parece fundarse sobre el acto de enunciación, ella lo supera tan ampliamente pues la función simbólica del lenguaje está desdoblada por su función comunicativa.

Se trata, en el poeta, de una verdadera ecuación entre lo particular y lo universal. El poeta sale de su larga discusión con la fenomenología (especialmente con Heidegger, por ejemplo en La poesía no es única) al situar en el primer plano de su pensamiento una teoría puramente formal de la semejanza. Asignando un papel primordial a la figura poética, afirma que "la cosa se semeja semejando sus semejanzas"17 de tal manera que los objetos "comparecen para que cada uno parezca".18 El poema es, en consecuencia, "la expansión de cosas infinitas", lugar en el que pueden extenderse, expandirse, cosas no finitas; extensión, expansión ofrecida de cosas en cosas de cosas o extensión de la posibilidad sobre el mundo.19

El mundo se abre, y se vuelve a cerrar, con el lenguaje, de ahí una delimitación del objeto visible perfectamente conforme con la concepción estructuralista del lenguaje: "Es una relación, un nexo, no un elemento que salta a la vista. Pero construye: en lenguaje, en habla, en palabras. Lo visto sólo puede ser visto por un decir que abre la relación diciéndola".20

Finalmente notamos que la tensión entre el concepto de mundo, representado y vehiculizado por y en la lengua, y el de real, sustancialmente incognoscible e inasible en su totalidad, trae aparejado también el rechazo del concepto de imitación en el ámbito del arte, pues "la obra de arte produce aquello a lo que el arte se refiere, o mundo, buscando ella misma hacer mundo"21 e impone la idea del vacío que se erige como una amenaza ante el hablante.

 

2.2. Inmanencia, ¿caída libre o elevación?

Con seguridad, la tensión evocada corresponde a la negativa fundadora del principio de realidad en la semiótica saussureana y hjelmsleviana. Axioma de toda una disciplina, esta tesis también se formula como la tensión entre el mundo y lo mundano tal como se la encuentra en Georges Molinié: "Todo lo mundano es aprehensible; todo lo aprehensible es del orden de lo mundano, lo que quiere decir que sólo se aprehende lo mundano, y jamás el mundo: el mundo es efectivamente indecible".22

De modo semejante a los semióticos, el mundo poético de Deguy está obsesionado por lo innombrable, lo indescriptible, lo irrepresentable. Reiterando el mecanismo puesto en acción en la lengua, la figura poética, esta "obsesión por lo innombrable",23 consiste en "proporcionar la vida a la nada por la obra".24 De allí la reflexión planteada sobre figuras tales como perífrasis o la paráfrasis25 que delimitan una zona de sentido, pero que giran alrededor de un centro que "no existe".26 De allí también la ruptura con la concepción tradicional de las figuras como ornamento del discurso o como desvío en relación con una norma —que sería la de una realidad objetiva. Por último, también forma parte de esto el gusto del poeta por las construcciones sintácticas que circunscriben un referente ausente en la lengua, tal como lo que o que que desnuda el trabajo profundo de toda lengua, tal como una "vibración nihil / Del todo Y nada"27 [<< vibration nihile / Du tout ET rien >>]. "Locuciones prenominales" y "receptáculos vacíos"28 muy frecuentes en la escritura del poeta, estas construcciones se hacen cargo, en efecto, de lo innombrable.

La tarea del poeta será, entonces, luchar contra esta nada, a fin de evitar el silencio considerado, en una postura antiwittgensteiniana, inaceptable pues es inmoral: "lo que sucede / no es necesario decir / lo que no se puede decir… / es necesario escribirlo".29 [<< Ce qui a lieu d’être / Ne va pas sans dire / Ce qu’on ne peut pas dire… / Il faut l’écrire >>]. Tal compromiso tiene su razón de ser y su significación en la dimensión ética del lenguaje. Puesto que el principio de inmanencia atribuye a las formas verbales un carácter necesariamente arbitrario y relativo, aceptar este principio conduce ineluctablemente al nihilismo que es necesario entender en sentido filosófico como la negación de toda realidad sustancial y absoluta. La ausencia de las for­mas entraña la ausencia de valores que se supone que las formas vehiculan. Este punto crítico justifica la necesidad de inscribir el principio de inmanencia en un contexto más extenso de producción y de recepción del lenguaje. Es en este punto crítico en fin, que el pensamiento formal e inmanentista de la significación descubre su fuerza y su fragilidad. La amenaza de una caída libre en el vacío del sin-valor, tal es la cara escondida de la capacidad humana de elevación por el lenguaje, el alma misma es "el principio de elevación: el ascensor"30 [l’âme même étant << le principe d’élévation : l’ascenseur >>]. El carácter arbitrario del lenguaje frente a la realidad extralingüística despoja de su valor al lenguaje, pero es este mismo lenguaje el que queda como único motor de un intercambio intersubjetivo. Insistiendo en la identificación entre la nada en el plano de la representación y la nada en el plano de intercambio entre los hablantes, el poeta no deja de trazar las consecuencias catastróficas de la pérdida de los valores en el intercambio intersujetivo.

 

3. La inmanencia compartida

El sesgo fenomenológico del poeta Michel Deguy lo empuja a explorar más aún que las conclusiones de su posición, sus implicaciones. Frente a la evaluación realizada de la inestabilidad del sentido, llega a superar este momento desestabilizador merced al pensamiento de la partición que garantiza la unidad del lenguaje. Anunciando que "que haya mundo; que el ‘mundo exista’"; es una creencia, "señala un creer".31 El poeta confirma, en efecto, su profunda simpatía hacia una concepción retórica y pragmática de la significación. El principio de inmanencia del lenguaje está aquí enunciado, pero el debate sobre la existencia o no de lo real está desplazado hacia un debate completamente distinto. El advenir de la significación está condicionado estrictamente por el espacio intersubjetivo que se convierte en la primera referencia de toda forma semiótica.

Es en esta perspectiva que el poeta establece un acercamiento entre el ser-conjunto de las cosas, en el plano de la representación y de la percepción (tal "el ser con, el ser-como una cosa" que adviene a través de la figura de semejanza como otra cosa), y el ser-conjunto de los hombres, y esto, podríamos agregar, dentro de un ser conjunto de las cosas y los hombres. Lejos de ser una adhesión pasiva, el acuerdo tácito que da lugar al uso del código está fundado en un diálogo incesante que tiene por objeto el sistema de valores de este código. Umberto Eco habla a este respecto en Kant et l’ornithorynque de la "naturaleza contractual"32 y no conceptual de la referencia lingüística, cargada de un "fuerte componente negociable".33 La idea de una negociación profunda permite, en efecto, englobar el fenómeno de la convención, central en la tesis inmanentista del lenguaje,34 que se hace cargo de la diferencia entre lo arbitrario del signo y su operatividad (o eficacia) comunicativa.

La enunciación misma debe ser considerada, nos parece, como un acto doble —en tanto que acto individual de utilización del lenguaje, pero necesariamente condicionado por la adhesión al código colectivo y por su aceptación (o no). Todo uso de la palabra comporta ya la expresión del consentimiento y del asentimiento frente al código mismo puesto en acción en el enunciado, a fin de garantizar el papel del código como medio de comunicación. La eficacia comunicativa de un lenguaje muestra que este último puede ser considerado como el resultado de una negociación atinada de los puntos de vista y de los valores entre las subjetividades.

El contenido de este intercambio y el objeto de este dialogismo interno, constitutivo del signo en el interior de un sistema semiótico compartido, pone en ejecución el proceso de desembrague. Fenómeno inverso en relación con el embrague, sólo expone los componentes absolutamente compartidos y colectivos de una lengua dada. Como afirma Denis Bertrand en su Précis de sémiotique littéraire, el desembrague procede por la eyección, el rechazo y la negación. El rechazo del referente ocurre por el desembrague actancial, espacial y temporal que se manifiesta como la proyección de un no-yo, de un no-aquí y de un no-ahora. Este procedimiento es la condición de un discurso compartible que permita "Plantear, y así objetivar, el universo del ‘él’ (para la persona), el universo del ‘allá’ (para el espacio) y el universo del ‘entonces’ para el tiempo".35

Tal despersonalización en la lengua nutre la poética de la semejanza en Michel Deguy y toma la forma de una aproximación del sujeto con sus semejantes en la lengua, ella misma fundada sobre las relaciones de semejanza entre sus elementos:

La similitud (el ser-como) está por descubrir; hacer al prójimo [faire du prochain] pasa por el acercamiento; y la fórmula claudeliana: "El deber es para con las cosas próximas" interesa también a la poesía, poéticamente suponiendo que haya todavía cosas, decía, y se trata de la pregunta al siglo XX que termina […] Descubrir al hombre en cada uno de nosotros (entre el com-un de los mortales) es una tarea poética. Lo semejante-al-semejante, está por descubrir.36

Planteando que "lo que reúne de esta manera hace asemejarse",37 el gesto poético fundado sobre el "con-crecimiento dialélico del reunir y del semejar, del ser conjunto y de la semejanza"38 [<< concroissance diallélique du rassembler et du ressembler, de l’être ensemble et de la semblance >>] hace de la lengua un "país de adopción".39 Lo esencial de estos interrogantes puede formularse como la articulación entre el acto verbal individual y colectivo porque se trata de articular las "dos humanidades"40 del hombre o los "dos modos de la sustancia ‘humanidad’"41 —la humanidad "individualizante-individuada—", y la humanidad "común, colectiva, genérica". El poeta no duda en hablar del misterio de tal "trans-sustanciación"42 que "yace en el pasaje entre los dos estados, los dos modos, la relación de uno a otro",43 preguntándose "¿cómo pasar en primera persona del singular al plural?" y "¿cuáles son los transformadores, los conectores entre las dos sustancias, factores de la transustanciación?"

Más allá de la analogía entre la semejanza en el plano semántico, tal como está masivamente establecida en los tropos, sistemáticamente explorada por Deguy (el ser-conjunto de las cosas), y la semejanza en el plano del intercambio intersubjetivo en la lengua (el ser-conjunto de los hombres), ocurre, de manera más restringida, una analogía entre el hombre y el lenguaje. Ésta se define por consideraciones sobre la anthropomorphose** al plantear que el poema "mira con insistencia y examina lo que pide parecer como un rostro".44 

[…]
Jamás hay solo grupos de semejanzas
Muros de apariencias para el pensamiento
Que se aproxima al com-un de los mortales
Esta anthropomorphose que podría fracasar45

[...]
Il n’y a jamais que groupes de ressemblances
Faisceaux de semblants pour la pensée
Qui s’approche du comme-un des mortels
Cette anthropomorphose qui pourrait échouer46

El gesto consiste en una humanización o prosopoetización del mundo que el hombre construye a su imagen. "No nos parecemos más que al lenguaje ‘verdadero’ de cifrar una inidentificable identidad no comparable a ningún modelo registrado",47 dirá el poeta.

 

4. Hacia una semiótica de lo común

Los límites de la concepción formal e inmanentista del lenguaje surgen con más fuerza todavía de la reflexión del poeta sobre el fenómeno de la insignificancia o de decepción que engloban —a través de las nociones de ruina o de reliquia o incluso de la teoría de los restos— la inadecuación, la no coincidencia entre la experiencia y los medios de expresión susceptibles de expresarla. Es en el treno A lo que no termina [À ce qui n’en finit pas] que Deguy describe la denominación imposible y que alcanza, a propósito de la inscripción sobre la tumba, los límites de lo decible: "¿Qué frase, qué palabras, atreverse a inscribir, lapidarias, "justas?" ¿Qué oración sopesar con el otro lado del mármol, apta para equilibrar la nada […]?".48 [<< Quelle phrase, quels mots, oser inscrire, lapidaires, << justes >> ? Quelle sentence mettre en balance avec l’autre côté du marbre, apte à équilibrer le néant [...] ? >>]. Frente a la prueba del duelo, las expresiones, las locuciones, los giros ineficaces o inactuales literalmente decepcionan al poeta, este desconsolado. O si "los vivientes pagan demasiado caro esta eufemización extenuada de la muerte",49 el mismo eufemismo es delimitado como un fenómeno social y considerado en su dimensión moral: "[…] no es bueno decir la muerte. Es mejor callarla. Y evitar aproximarse a las zonas en las que se tendría algo para evitarla —para callarla. Poco a poco, se aleja. Hasta olvidar el horizonte".50

El fenómeno de eufemismo que "gira alrededor de lo indecible; disfraza lo inefable"51 devuelve la reflexión hacia las nociones centrales de desproporción y de desmesura entre la experiencia y la expresión que obstaculizan la distribución de la irreductible singularidad de la experiencia del individuo cuando "el fenómeno y el legómeno no se abarcan".52 Confrontado a la inexpresividad de los términos de tristeza o de pesadumbre, allí donde la cultura fracasa, el poeta busca saber cómo "acostumbrarse",53 busca hacer su duelo, inscribién­dose así en la reflexión propiamente socio-semiótica de Eric Landowski a propósito de las pasiones sin nombres.54

Recobramos otra vez la reflexión sobre la difícil y sin embargo indispensable conversión recíproca entre lo particular y lo universal. Como lo sugiere la fórmula mágica y paradójica —deliberadamente contradictoria— de Michel Deguy en Ouï-Dire [Sí-Decir] donde "Todo es ruina / Y la ruina / Un contorno espiritual".55 [ << Tout est ruine / Et la ruine / Un contour spirituel >>], se trata de preocuparse del devenir de la lengua en habla y del habla en la lengua. Dos perspectivas se oponen y se completan aquí: la figura poética, el principio individualizante, y el lenguaje ordinario o literal, el principio generalizante, fundado sobre la banalización y la estabilización de las unidades sintagmáticas que nos interesa aquí en la perspectiva de un pensamiento de lo común. El mecanismo de este último funciona globalmente sobre el modelo de la fijación lexical.56 Opuesta a la sintaxis libre y dando lugar a las locuciones fijas, la fijación funda los fenómenos de idiomaticidad y de fraseología.***

Sin embargo, el proceso de fijación lexical es todavía problemático en el sentido en que la fijación de una expresión dada más que cualquier otra continúa siendo una cuestión arbitraria y obedece al mecanismo de un acuerdo tácito entre los hablantes. A partir del momento en que, como constata Salah Mejri, "teóricamente, toda secuencia sintagmática libre es candidata a la fijación",57 la fijación lexical debe obedecer a la preferencia colectiva y una convención tácita sobre una expresión dada: "Cuanto más frecuente es una coocurrencia, más chances tiene de lexicalizarse. Así el empleo privilegiado anuncia la fijación inscribiéndose en la combinatoria libre".58

Finalmente, deseamos subrayar la pertinencia del pensamiento del sentido común o de la doxa que cartografía la frontera entre el conocimiento y la creencia59 entre el individuo y la comunidad. Orientada hacia los fenómenos tales como la temática, el lugar común, el cliché, el estereotipo o el fraseologismo, se interesa por diferentes modelos verbales de estabilización de la significación y deviene, en consecuencia, el indicador de validez y de operatividad de una concepción sustancial del lenguaje, extendida entre lo individual y lo colectivo.

 

Conclusión

Las preguntas que suscita la lectura de la obra del poeta contemporáneo Michel Deguy tienen el mérito de volver a someter a discusión la pertinencia del principio de inmanencia, pero sin romper radicalmente con él. Si constatamos la necesidad de una superación del plan de inmanencia del lenguaje asignándole una dimensión intersubjetiva y ética, queda por tratar la distancia entre el habla y la lengua que oponen, en el plano de la trascendencia del sujeto, lo subjetivo a lo intersubjetivo y lo individual a lo colectivo.

Así, a partir de la definición de pensamiento en Deguy en Réouverture après travaux, según la cual "pensar, en este empleo filosófico frecuentemente intransitivo, quiere decir simplemente: no pensar más que en sí mismo, salir de la pompa psíquica idiotique**** de mis ‘pensamientos’" [...]60 se ha intentado delimitar el acto de hablar como hablar sólo de sí mismo. En cuanto al equivalente de tal definición en términos propiamente lingüísticos o semióticos, debería ser asumido por numerosas perspectivas que se presentan como más que pertinentes, sin olvidar la de su posible unificación. Podrían, idealmente, enriquecer los enfoques inmanentista y subjetivista del lenguaje, pero también alentar su coexistencia nutriéndose de un debate necesario entre el lenguaje, el habla y la lengua.

 

Referencias

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Notas

Traducción de Viviana Cárdenas

* En el Curso de lingüística general el valor de un término se define esencialmente a partir de su caracter diferencial en relación con los otros términos del sistema. La relación de oposición funda la relación de solidaridad.

** En el original, tal como figura en el poema a continuación anthropomor­phose, una combinación de antropomorfismo (anthropomorphisme) y cosa (chose) [N. del T.]

*** Notamos que en su tendencia a neutralizar y a universalizar la expresión la fraseología está fundada sobre la atenuación y el borramiento del sentido figurado, propio del lenguaje poético.

**** Michel Deguy, Réouverture…, op. cit., p. 218 [Combinación innovadora de idios (gr.) propio, peculiar, y el sufijo] [N. del T.].

1 Algirdas Julien Greimas et Joseph Courtés, Sémiotique. Dictionnaire raisonné de la théorie du langage, París, Hachette Supérieur, 1993, p. 181 [Versión en español: Semiótica. Diccionario razonado de la teoría del lenguaje, trad. de Enrique Ballón Aguirre y Hermis Campodónico Carrión, Madrid, Gredos, 1982].

2 Jean-Claude Coquet, << Réalité et principe d’immanence >>. En Langages, 25e année, núm. 103, 1991, pp. 23-35.

3 Jean-Marie Klinkenberg, << Conclusions. De la valeur d’échange à la valeur éthique, en passant par la valeur de survie >>, Semen [en línea], 32/2011. Disponible en: http:/semen.revues.org/9394.

4 Ferdinand de Saussure, Cours de linguistique générale, París, Payot, 1972, p. 25 [Versión en español: Curso de lingüística general, Madrid, Alianza, 1993, trad. de Amado Alonso, p. 74]. [En adelante se consigna la página de esta edición, porque la traducción al español de las citas de este libro sigue la de Amado Alonso] [N. del T.].

5 Ibid., p. 30 [p. 78 de la versión en español] [N. del T.].

6 Ibid., p. 31 [p. 79 de la versión en español] [N. del T.].

7 Groupe µ, Rhétorique générale, París, Seuil, 1982, p. 35.

8 Ferdinand de Saussure, Cours..., op. cit., p. 27 [p. 76 de la versión en español].

9 Para citar solamente algunos autores, mencionamos los trabajos de Jean-Claude Anscombre, de Oswald Ducrot, de Ruth Amossy y de Georges-Elia Sarfati.

10 Reenviamos especialmente a los trabajos de Oswald Ducrot, en especial, Le dire et le dit, París, Minuit, 1984.

11 Michel Deguy, La poésie n´est pas seule. Court traité de poétique, París, Seuil, 1987, p. 34.

12 Ibid., p. 25.

13 Ibid., p. 65.

14 Recordemos el tema de la articulación entre lo individual y lo colectivo que para Saussure es la lengua: "es radicalmente incapaz de defenderse contra los factores que desplazan minuto a minuto la relación entre significado y significante". En Ferdinand de Saussure, Cours…, op. cit., p. 110 [p. 147 de la edición en español], forma "cuerpo con la vida de la masa social". Ibid., p. 108 [p. 145-146 de la edición en español] y que la evolución diacrónica conoce dos momentos: "1) aquél en el que ella [la innovación] surge entre los individuos: 2) aquél en el que ella se convierte en hecho de lengua, idéntico exteriormente, pero adoptado por la comunidad". Ibid., p. 137 [p. 169 de la edición en español].

15 Ibid., p. 138.

16 Ibid., p. 27.

17 Michel Deguy, La poésie..., op. cit., p. 52.

18 Ibid., p. 106.

19 Michel Deguy, La raison poétique, París, Galilée, 2000, p. 27.

20 Michel Deguy, La poésie..., op. cit., p. 107.

21 Ibid., p. 71.

22 Georges Molinié, Sémiostylistique: L’effet de l’art, París, Presses Universitaires de France, 1998, p. 9.

23 Michel Deguy, La raison..., op. cit., p. 162.

24 Ibid., p. 82.

25 Las dos figuras se convierten en el modelo mismo del pensamiento: "El alrededor de y el al lado, el girar y ir a lo largo de (contornear, aproximarse, evitar…) fundan el movimiento del pensamiento. Rodear la cosa, es siempre el programa". Michel Deguy, La raison..., op. cit., p. 167. Asimismo, figuras tales como la metáfora o la comparación devienen catacresis de lo innombrable. Ibid., p. 53.

26 Ibid., p. 160.

27 Michel Deguy, Énergie du désespoir, París, puf, 1998, p. 12.

28 Cécile Mainardi, << La déhiscence référentielle chez Michel Deguy ou l’inconnue x >>. En Yves Charnet (dir.), Le poète que je cherche à être, París, Table Ronde-Belin, 1996, p. 155.

29 Michel Deguy, << Aide Mémoire >>, Gisants, París, Gallimard, 1985, p. 131.

30 Michel Deguy, Réouverture après travaux, París, Galilée, 2007, pp. 54-55.

31 Michel Deguy, Tombeau de Du Bellay, París, Gallimard, 1973, p. 130.

32 Umberto Eco, Kant et l’ornithorynque, París, Grasset, 1999, p. 285.

33 Loc. cit.

34 "[...] Todo medio de expresión recibido de una sociedad se apoya en principio en un hábito colectivo o, lo que viene a ser lo mismo, en la convención". En Ferdinand de Saussure, Cours…, op. cit., pp. 100-101 [p. 140 de la edición en español] [N. del T.].

35 Denis Bertrand, Précis de sémiotique littéraire, París, Nathan, 2000, p. 57.

36 Michel Deguy, La raison..., op. cit., p. 35.

37 Miguel Deguy, L’énergie du..., op. cit., p. 84.

38 Michel Deguy, La poésie..., op. cit., p. 53.

39 Michel Deguy, << Etc. >>, Figurations, París, Gallimard, 1969, p. 35.

40 Cfr. especialmente en Michel Deguy, Réouverture après..., op. cit., pp. 169-173.

41 Ibid., p. 217.

42 Ibid., p. 171.

43 Ibid., p. 170.

44 Michel Deguy, L´énergie…, op. cit., p. 12. 

45 Michel Deguy, << Ce matin >>, Arrêts fréquents, Gisants. Poèmes III 1980-1995, París, Gallimard, coll. << Poésie >>, 1999, p. 167.

46 Loc. cit.

47 Michel Deguy, Tombeau de Du Bellay, op. cit., p. 44-45.

48 Michel Deguy, À ce qui nʾen finit pas : thrène, París, Seuil, 1995, p. 136. Aunque se trata de un libro sin paginación, numeramos las páginas para facilitar su lectura.

49 Ibid., p. 79.

50 Michel Deguy, La raison... op. cit., p. 169.

51 Loc. cit.

52 Michel Deguy, L’énergie... op. cit., p. 89.

53 Michel Deguy, À ce qui n’en finit..., op. cit., p. 80.

54 La expresión reenvía al mismo título de la obra. Eric Landowski, Les passions sans nom, París, PUF, 2004.

55 Michel Deguy, Ouï dire, París, Gallimard, 1966, p. 33.

56 Cfr., especialmente Salah Mejri (dir.), Le figement lexical. Cahiers de lexicologie, 2003-1, núm. 82, París, Champion, 2003; y Jean-Claude Anscombre et Salah Mejri (dir.), Le figement linguistique : la parole entravée, París, Honoré Champion, 2011.

57 Salah Mejri, << Figement, collocation et combinatoire libre >>. En Salah Mejri (dir.), Le figement linguistique..., op. cit., p. 6.

58 Ibid., p. 69.

59 El estudio de las formas que dan cuenta de la opinión común se articula alrededor de los fenómenos de objetividad y de evidencia que son muestra de una "identidad social" y de la "cognición social". En Ruth Amossy y Anne Herschberg-Pierrot, Stéréotypes et clichés. Langue, discours, société, París, Armand Colin, [1997] 2011, p. 49.

60 Ibid., p. 218.

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