ESTADÍSTICAS VITALES

Evolución de la mortalidad por causas accidentales en menores de 15 años. México, 2000-2013

Evolution of mortality due to accidental causes in children under 15 years of age: Mexico, 2000-2013

Sonia B. Fernández Cantón

Dirección General de Calidad y Educación, Secretaría de Salud, México D.F., México

Autor de correspondencia:
Dra. Sonia B. Fernández Cantón
Correo electrónico: sonia_fernandez@prodigy.net.mx

Fecha de recepción: 20-11-13
Fecha de aceptación: 23-11-13

Las transformaciones en el perfil epidemiológico de las defunciones de menores de 15 años han demostrado que la relevancia de las enfermedades infecciosas comunes ha pasado a segundo plano, aunque no ha desaparecido. En la actualidad, es necesario centrar la atención tanto en los padecimientos no transmisibles como en las causas externas. Muy particularmente en las causas de muerte accidental, ya que estas constituyen con frecuencia las primeras causas de muerte en niños y adolescentes. Los accidentes de tráfico de vehículo de motor, los ocurridos en el hogar (relacionados con caídas, quemaduras, envenenamientos) y los "otros accidentes" conforman el material de análisis de la presente aportación.

Considerando el año 2000 como punto de partida, durante los últimos 14 años han ocurrido anualmente, en promedio, un poco más de 4,500 defunciones accidentales en la población de menores de 15 años. Esto equivale a cerca de 64 mil muertes por estas causas. No obstante, destaca el éxito de los programas preventivos emprendidos por la Secretaría de Salud respecto de dicha problemática, ya que se observa un descenso constante y sostenido durante todo el período, que va de una tasa de mortalidad de 16.6 defunciones por cada cien mil habitantes menores de 15 años en el 2000 a una de 10.1 en 2013 (Figura 1). A nivel nacional, el porcentaje de disminución en el número de defunciones es de 47%, al pasar de 5,590 a 2,940 (cifra estimada) entre 2000 y 2013 (Cuadro 1).¹

A pesar de la notable disminución en el número de defunciones accidentales entre la población de menores de 15 años, llama la atención lo poco que ha variado el peso relativo que dichas muertes representan respecto del total de fallecimientos (incluidas todas las causas). En efecto, en el año 2000 los accidentes representaron 10.6% de las muertes totales en la población de estudio. Esta cifra aumentó ligeramente en los siguientes cuatro años, para posteriormente retomar el valor inicial y comenzar poco a poco un descenso ligeramente mayor a un punto porcentual (9.3%, según las cifras preliminares de 2012). Lo anterior denota que la disminución de la mortalidad general (para ese grupo) se ha dado prácticamente a la misma velocidad de cambio.

El análisis de la evolución de las defunciones y las tasas de mortalidad por accidentes según grupos de edad implica la consideración por un lado, de las cifras absolutas que representan el número de muertes, y por otro, del comportamiento del indicador como cifra relativa vinculada al volumen de la población expuesta al riesgo. En ese sentido, destaca particularmente el grupo de niños de 1 a 4 años (con una tasa media de 17.4 por cien mil) por una doble razón: primero, por ser quienes concentran la mayor parte de las defunciones (casi 20 mil a lo largo del período analizado), representando cerca de la tercera parte de las defunciones de menores de 15 años; y segundo, por constituir la tendencia que muestra el menor porcentaje de descenso (31% entre 2000 y 2013) (Figura 2).

Otro grupo de edad cuya relevancia amerita un análisis detenido es el de menores de un año, cuyas tasas de mortalidad son las más elevadas con respecto a los demás grupos etarios (con un valor promedio de 51.6 defunciones por cada cien mil nacimientos, y valores extremos que van de 66.6 a 38.4 defunciones por cada cien mil nacimientos). El porcentaje de disminución registrado (para el conjunto del grupo) es de 42.3% a lo largo de los 14 años.

En cuanto a la mayor velocidad de cambio, esta se dio en la población de 10 a 14 años al bajar sus tasas en 50%. Cabe mencionar que dichas tasas son las de menor magnitud (una defunción por cien mil habitantes de dicha edad) (Figura 2).

En cuanto a la clasificación de los accidentes, destacan como los más relevantes aquellos de tráfico en vehículo de motor, al agrupar cerca de la tercera parte de las muertes del período (31.3%). Le siguen los relacionados con el ahogamiento y la sumersión (13.8%), las caídas accidentales (3.7%) y los envenenamientos y accidentes relacionados con fuego, humo y llamas, con porcentajes muy similares (2.4%, aproximadamente). El 46.5% restante de las muertes corresponden a la categoría residual "otros accidentes" que agrupan múltiples causas con diferente desagregación (Figura 3). El comportamiento a lo largo del período se muestra en el Cuadro 2 (para mayor solidez de las cifras no se incluyó la estimación correspondiente a 2013).

Es importante señalar que el abordaje de este problema no es fácil, ya que el mismo contexto en el que se encuentra inmersa la población afectada es propicio para la ocurrencia de los sucesos; de tal forma, los accidentes suceden fuera del hogar (tráfico en vehículos de motor) o dentro del hogar. Lo anterior es propiciado por el uso creciente de enseres domésticos eléctricos, el aumento de sustancias químicas de limpieza, la gran cantidad de medicamentos que almacenamos, la mayor proporción de viviendas en edificios (a mayores alturas) y, con mayor frecuencia, porque hay menos adultos al cuidado de los menores.

Por último, debe tenerse en cuenta que la cifra de muertes solamente muestra una pequeña fracción de la magnitud real del problema, pues se ha calculado que "por cada niño que muere por un accidente, 45 niños requieren hospitalización, 1,300 niños son atendidos en un servicio de urgencia y 2,600 niños son tratados en su casa".

REFERENCIAS

1. Instituto Nacional de Estadística y Geografía, DGIS-SSA. Sistema Nacional de Información en Salud, Estadística de Defunciones, 2000-2011. Sistema Estadístico y Epidemiológico de las Defunciones (SEED), 2012 y 2013. Disponible en: http://www.sinais.salud.gob.mx        [ Links ]

Nota

Este artículo puede ser consultado en versión completa en: http://www.medigraphic.com/BMHIM