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Boletín médico del Hospital Infantil de México

versión impresa ISSN 1665-1146

Bol. Med. Hosp. Infant. Mex. vol.68 no.3 México may./jun. 2011

 

Artículo original

 

Bullying en alumnos de secundaria. Características generales y factores asociados al riesgo

 

Bullying in junior high school students. General characteristics and associated risk factors

 

Víctor Manuel Joffre-Velázquez,1,2 Gerardo García-Maldonado,1,2 Atenógenes H. Saldívar-González,1 Gerardo Martínez-Perales,1 Dolores Lin-Ochoa,1 Sandra Quintanar-Martínez,1 Alejandra Villasana-Guerra,1

 

1 Departamento de Investigación, Facultad de Medicina Dr. Alberto Romo Caballero, Universidad Autónoma de Tamaulipas

2 Departamento de Investigación Clínica, Hospital Psiquiátrico de Tampico, Secretaria de Salud, Tampico, Tamaulipas, México

 

Autor de correspondencia:
Dr. Gerardo García Maldonado
Correo electrónico: ggarciamaldonado@gmail.com

 

Fecha de recepción: 12-08-10
Fecha de aceptación: 14-12-10

 

Resumen

Introducción. El bullying es una conducta de hostigamiento físico y/o psicológico entre los alumnos en un plantel escolar. En México 25% de los alumnos ha sufrido violencia en sus escuelas. El objetivo de este trabajo fue determinar prevalencia del bullying y explorar las variables asociadas con el riesgo de esta conducta.

Métodos. Mediante la resolución de un cuestionario autoaplicable se seleccionaron alumnos de entre la población de una misma secundaria pública, hombres y mujeres, con base en la presencia o la ausencia del rol de víctima, agresor o víctima-agresor. Para el análisis estadístico se aplicaron las pruebas X2 y regresión logística.

Resultados. De un grupo de 688 alumnos con una media de edad de 13.62 ± 0.96 años se identificaron 20.5% víctimas, 13.1% agresores y 27.4% víctimas-agresores. Los factores de riesgo relevantes para las víctimas fueron: tener algún defecto físico (X2 = 21.59, p = 0.000, OR 2.86, IC 95% 1.82-4.50), los padres consideran normal el problema (X2 = 30.23, p = 0.000, OR 5.79, IC 95% 2.92-11.47); para los agresores: preferir programas televisivos violentos (X2 = 10.38, p = 0.001, OR 2.22, IC 95% 1.36-3.62), tener amigos que pertenezcan a pandillas (X2 = 31.78, p = 0.000, OR 4.05, IC 95% 2.45-6.71); para las víctimas-agresores destaca la combinación de factores inherentes a ambos grupos por separado.

Conclusiones. El bullying en la escuela es una conducta prevalente y los factores asociados al riesgo son diversos.

Palabras clave: bullying, víctima, agresor, víctima-agresor, intimidación, escuela.

 

Abstract

Background. Bullying is physical harassment and/or psychological abuse among students at school. In Mexico, up to 25% of the students have experienced violence at school. The objective of this study was to determine the prevalence of bullying and to explore associated risk factors.

Methods. Students of both genders from a junior high school were included and selected from the same population, based on the presence of being a victim, aggressor or victim-aggressor role according to self-reported questionnaire responses; X2 and logistical regression statistics were applied.

Results. Six hundred eighty eight students with a mean age of 13.62 ± 0.96 years were included; 20.5% victims, 13.1% aggressors and 27.4% victims-aggressors were identified. Major risk factors for victims were "have a physical defect" (X2 = 21.59, p = 0.000, OR 2.86, 95% CI 1.82-4.50) and "parents considering bullying a normal problem" (X2 = 30.23, p = 0.000, OR 5.79, 95% CI 2.92-11.47); for aggressors: "preference for violent television programs" (X2 = 10.38, p = 0.001, OR 2.22, 95% CI 1.36-3.62) and "friends who belongs to gangs" (X2 = 31.78, p = 0.000, OR 4.05, 95% CI 2.45-6.71); victims-aggressors present a highlighted combination of risks factors from both roles.

Conclusions. There is a high prevalence of bullying at school with a variety of associated risk factors.

Keywords: bullying, victim, aggressor, victim-aggressor, harassment, school.

 

 

INTRODUCCIÓN

El bullying es un tipo de violencia presente en el ámbito escolar; tiene como actores a los propios alumnos e implica la presencia de conductas de intimidación, acoso, burla, amenaza, descalificación o insultos de unos alumnos (agresores, acosadores) contra otros (víctimas). Sin embargo, en algunas ocasiones un mismo alumno puede ser la víctima y el agresor.1-5 Dan Olweus, que ha sido citado por diversos autores,2 definió este fenómeno como un conjunto de comportamientos físicos y/o verbales que un alumno, de forma hostil y abusando de un poder real o ficticio, dirige contra otro de forma repetida con intención de causar daño.3 En el bullying, a diferencia de otros tipos de violencia, no media una provocación por parte de la víctima, además de que existe un desequilibrio de poder entre los participantes. Las modalidades del bullying y los criterios para identificar el fenómeno son diversos (Cuadro I). No siempre se presentan todos los elementos de manera conjunta y las razones por las que este fenómeno se presenta de una u otra manera aún no han sido identificadas. Estudios en Europa han demostrado el alto porcentaje de alumnos involucrados en este fenómeno.6 En el caso de México, en Guadalajara se reportó que hasta 68% de los alumnos encuestados habían sido intimidados en algún momento.7 Un estudio realizado con más de un millón de estudiantes de secundaria, de diversas ciudades en Brasil y también en el Distrito Federal, México, documentó que 83.4% había mencionado la existencia de bullying en su escuela.8 De los reportes publicados recientemente sobresale el de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) del 2006 que documentó que prácticamente la cuarta parte de los encuestados habían sido víctimas de bullying en algún momento,9 mientras que la Secretaría de Educación Pública (SEP), en colaboración con la UNICEF en el 2009, reportaron entre otras cosas que 43.2% del personal docente sabía de la presencia de bullying en sus escuelas.10

Dentro de los aspectos que más se han estudiado destacan la variabilidad de los lugares en el interior del plantel educativo donde se produce la intimidación y la falta de apoyo de los compañeros no involucrados.11-13 Con respecto a los padres, se ha abordado más lo referente a sus respuestas o actitudes al enterarse del problema; los resultados son diversos pero el rango varía desde la indiferencia hasta la sobreprotección.14

En cuanto a los factores asociados al riesgo para el rol de víctima se han documentado diversas circunstancias. Chui-Betancur y Chambi-Grande14 y Menesini y cols.15 señalan la ausencia de uno de los progenitores como elemento sobresaliente ya que, desde su perspectiva, ésta no favorece el adecuado reforzamiento de la autoestima ni la adaptación interpersonal. El hecho de que los padres y los maestros reaccionen indiferentemente o hagan caso omiso a su problema, de acuerdo a la percepción de las víctimas, constituye otro factor asociado en la continuidad de este rol.16-19 Para algunos expertos la presencia de algún defecto físico constituye un elemento preponderante de riesgo,20,21 al igual que factores como la raza, el color de la piel o las creencias religiosas.22

En contraste, para el grupo de agresores un factor asociado relevante es la inclinación a querer demostrar fuerza y agresividad.23,24 Sin embargo, se han descrito otros elementos que están más relacionados con el entorno social en el que el menor puede estar inmerso (por sus circunstancias familiares o económicas), como el caso de tener amigos o conocidos que pertenezcan a pandillas o grupos delictivos o, en el peor de los casos, que el menor mismo forme parte de alguno.25,26 También mostrar mayor gusto por programas televisivos y juegos de video violentos implica riesgo.27-30 Al igual que en las víctimas, aunque evidentemente con otros efectos emocionales, afectivos y conductuales, sobresale también como riesgo el hecho de vivir con sólo un progenitor, que además no logre estructurar disciplina, normas y valores.16,17 La percepción de los agresores, de que sus padres y sus maestros reaccionan de manera permisiva ante su conducta agresiva, constituye un incentivo para el reforzamiento de esta conducta (Cuadro II).31,32 En cuanto a los menores que indistintamente son víctimas y agresores, hasta el momento no se han identificado factores asociados que sean específicos para esta modalidad;33 sin embargo, pueden presentar simultáneamente circunstancias que son inherentes al rol de víctima y al de agresor. En algunos estudios se han señalado la poca sociabilidad, la violencia intrafamiliar, el rechazo familiar y el vandalismo como factores asociados a este doble rol.33,34 Finalmente, diversos trabajos han demostrado que el género masculino es un factor de riesgo más para el desarrollo de este fenómeno en cualquiera de las tres variantes mencionadas.35-38

Considerando lo prevalente y grave de este problema en los planteles educativos de nuestro país y basados en hallazgos científicos que reportan complicaciones en la salud mental de los participantes y considerando que no conocemos que haya información al respecto en el estado de Tamaulipas, se efectuó este estudio en la zona sur de la entidad.

Los objetivos de este trabajo fueron: 1) reportar la prevalencia del bullying; 2) describir diversas características inherentes a este fenómeno; 3) explorar la relación de los agresores, las víctimas y las víctimas-agresores con algunas variables que, según la bibliografía, son probables circunstancias asociadas al riesgo y, si existe alguna relación, 4) establecer el índice o magnitud de la misma.

 

MÉTODOS

Muestra

La población total fueron 786 estudiantes del turno matutino de una escuela secundaria pública localizada en el municipio de Ciudad Madero, en la zona sur del estado de Tamaulipas; matriculados en el ciclo escolar 2009-2010 y cuyo rango de edad fue desde 11 hasta 16 años. Sin embargo, la muestra de participantes estuvo conformada solamente por 688 alumnos; de esta muestra final 350 fueron del sexo masculino (50.9%) y 338 del femenino (49.1%), prácticamente una relación 1:1. Alumnos de primer año: 35.9%, de segundo: 34.8% y de tercero: 29.3%. Este plantel cuenta con 6 grupos por cada grado.

El proyecto fue revisado y aprobado por los comités de ética de la Facultad de Medicina de Tampico, de la Universidad Autónoma de Tamaulipas y del Hospital Psiquiátrico de Tampico (sedes de adscripción de los investigadores) después de certificar que se apegaba a los lineamientos de la Ley General de Salud en materia de Investigación para la Salud en Seres Humanos de nuestro país y a la Declaración de Helsinki. Asimismo, se obtuvo el dictamen de aprobación por parte de las autoridades del plantel. Todos los alumnos participantes firmaron un consentimiento informado.

 

Instrumento

Se utilizó el cuestionario conocido como CIMEI (Concepciones sobre Intimidación y Maltrato entre Iguales). Este instrumento fue adaptado y validado al español por Avilés en 1999.39 El análisis de consistencia interna del instrumento se efectuó mediante el alfa de Cronbach, que permitió valorar los coeficientes de Habilidad de las variables integradas en cada uno de los ítems y fue de 0.8278. Para la validez de contenido se llevó a cabo un análisis de los componentes principales del instrumento con el propósito de analizar la estructura subyacente de los datos, utilizando el método de escalamiento óptimo de componentes principales no lineales (Princalps). La validez de contenido fue de 8.612.4,39 Este cuestionario es un instrumento autoaplicable y que permite conocer las impresiones relativas a la conducta de acoso o maltrato en el medio escolar. Consta de tres secciones con 42 ítems en total. La primera sección está dirigida a alumnos, la segunda a padres de familia y la última a maestros. En esta investigación sólo se reporta la información proporcionada por los alumnos. Para este grupo etario el cuestionario se compone de 12 ítems con respuestas descriptivas de opción múltiple. El cuestionario se concibió a partir de seis dimensiones teóricas que exploran lo siguiente: la situación del alumnado, los perfiles de las víctimas, las condiciones de las intimidaciones, los perfiles de los agresores, los perfiles de los observadores y las propuestas de solución.

Los 12 ítems del instrumento formulados específicamente para los alumnos se integran de la siguiente manera:

• Formas de intimidación (ítem 1)

• Lugares donde se produce el acoso o maltrato y quién trata de evitarlo (ítems 4, 6)

• Impresiones de la víctima (ítems 2, 3, 5, 8)

• Impresiones del agresor (ítems 7, 9)

• Impresiones de los observadores (ítems 10, 11)

• Propuestas de salida del problema (ítem 12)

Las definiciones operacionales se estructuraron de la siguiente manera:

a) La definición de bullying fue la utilizada por Olweus en sus trabajos.2,3

b) Se definió el rol de víctima cuando el participante señalaba cualquiera de las respuestas de los ítems 2, 3, 5 y 8, a excepción de la primera opción de cada uno de estos ítems (Nunca, Nadie me ha intimidado nunca, Nadie me intimida, Nadie me ha intimidado alguna vez, respectivamente).

c) Se definió como agresor al alumno que optara por cualquier opción de respuesta a las preguntas 7 y 9 a excepción de la primera (Nunca me meto con nadie y No he intimidado a nadie, respectivamente).

d) Para considerar el rol de víctima-agresor, se tomó en cuenta que el participante contestara simultáneamente ítems inherentes al papel de víctima y agresor de acuerdo a las premisas establecidas con anterioridad.

e) Se definió que un alumno se comportaba como observador si contestaba cualquier opción de respuesta de los ítems 10 y 11 y que hubiera contestado la primera opción de respuesta de las preguntas 2, 3, 5, 8, 7 y 9. Finalmente, se administró una hoja de recolección de datos con una estructura dicotómica (Si/presente-No/ausente).

 

Procedimiento

Días antes se efectuó una reunión informativa con los directivos de la escuela para señalarles los propósitos del estudio y acordar la fecha y la hora para el trabajo operativo dentro del plantel. Los alumnos que aceptaron participar lo hicieron de forma voluntaria y anónima. Toda la información proporcionada por los estudiantes se manejó de forma confidencial. Los encuestadores, capacitados y entrenados previamente, se presentaron en el aula de cada uno de los grupos de primero, segundo y tercer grado, para hacer contacto con los alumnos y explicarles los pormenores de la investigación. Siempre se contó con el apoyo de los profesores que en ese momento estaban dando su clase. Se puso especial cuidado en que los encuestadores supieran transmitir las instrucciones y las observaciones que garantizaran a los alumnos la confidencialidad y el absoluto anonimato de sus respuestas. Antes de repartir los cuestionarios se solicitó que los estudiantes entregaran el consentimiento escrito firmado por ellos mismos. Se integró, de manera complementaria, un grupo de coordinadores para el trabajo de campo que tuvieron la tarea de detectar cuestionarios con respuestas incompletas; si era el caso, solicitaban al participante en ese momento que completara las respuestas faltantes. Nueve alumnos se negaron a hacerlo (7 hombres y 2 mujeres). El tiempo promedio para contestar el instrumento fue de 12 minutos.

 

Análisis estadístico

En este estudio transversal se abren dos brazos, uno de involucrados y otro de observadores. Los involucrados son víctimas-agresores, víctimas o agresores; estos tres grupos se analizaron por separado respecto del grupo de observadores. La decisión de utilizar a los observadores como grupo control permitió que estos representaran a la población que no desarrolló el evento en estudio. Se consideró también que este grupo corresponde a la subpoblación de individuos que está en riesgo de desarrollar el evento y, en caso de que lo desarrollaran, quedarían incluidos dentro de la población de involucrados. Una vez seleccionados los involucrados y los observadores se comparó la exposición relativa de cada grupo con factores que, de acuerdo con la bibliografía, tienen relevancia para el desarrollo de bullying.

Para el análisis de la información se utilizó estadística descriptiva: X2 para la relación de variables categóricas. Para probar la hipótesis acerca de los factores asociados al riesgo y su correlación con los grupos de involucrados se efectuó un análisis de regresión logística calculando el rango de probabilidades (OR) con intervalos de confianza de 95% (IC 95%). Se consideró un nivel de significación estadística cuando p ≤ 0.05. Para el análisis se dicotomizaron los tres grupos de involucrados con valores (0-1), al igual que los factores asociados al riesgo considerados para este estudio. Se utilizó el paquete estadístico SPSS® versión 14.0.

 

RESULTADOS

Variables sociodemográficas

En cuanto a la edad se documentó una media de 13.62 ± 0.96 años. Por grado escolar se calculó una media de edad de 12.68 ± 0.54 años para alumnos de primero; 13.71 ± 0.57 para alumnos de segundo y de 14.66 ± 0.52 para los de tercero. Por género la media fue de 13.67 ± 0.96 y 13.57 ± 0.57 para varones y mujeres, respectivamente. Como se esperaba 99.9% de la muestra eran originarios del estado de Tamaulipas, predominando los que tenían su residencia en el municipio de Ciudad Madero (61.4%), seguidos de los que residían en Tampico y Altamira (34 y 4.4%, respectivamente).

 

Prevalencia del bullying

De la muestra evaluada 20.5% constituyeron el grupo de víctimas, 13.1% el de agresores y 27.4% el de las víctimas-agresores. En el cuadro III se aprecia con detalle la distribución de estos tres grupos por género y por grado escolar.

 

Riesgos generales

En cuanto a los riesgos 21.9% de los estudiantes refirió vivir únicamente con su madre, 2.9% con su padre y 2.9% con otras personas; en contraste, 72.2% refirió vivir con ambos padres. Por otra parte, 40.2% de los alumnos refirió tener amigos que pertenecen a pandillas, 20.3% perteneció a pandillas alguna vez y 9.3% pertenecía en ese momento a una pandilla. Se documentó que 4.7% había sido expulsado alguna vez de la escuela, que 22.5% había estado bajo tratamiento psicológico en algún momento y que 40.2% gustaba de ver programas televisivos con contenido violento. Se logró también recabar la siguiente información: 28.1% consideró tener algún defecto físico, 90.9% manifestó que son más agresivos los hombres y 79.7% estimó que los hombres son más burlones en comparación con las mujeres.

Los participantes mencionaron que, en los últimos tres meses, los problemas de acoso o maltrato se dan prácticamente todos los días (40.1%). Se reportó que las personas a las que más recurren los alumnos cuando son victimizados son: a otro compañero (18.1%), a la familia (7.5%) y a los profesores (1.8%); sin embargo, 13.3% considera que el problema no se comenta. En opinión de los estudiantes el profesorado del sexo masculino es el que más interviene para evitar el acoso o el maltrato; sin embargo, 17.2% de alumnos señaló que lo más habitual es que nadie intervenga y 29.2% contestó que la solución a estas circunstancias debe recaer en el profesorado, en general.

 

Formas de acoso o maltrato

Entre las formas más frecuentes de maltrato entre compañeros documentamos que los insultos y los apodos predominan en 40.9% de los casos; las burlas y humillaciones en 16.5%. El daño físico directo a través de empujones, golpes, patadas y otras acciones se encontró en 15.9%; entre las modalidades menos frecuentes de acoso o maltrato hallamos las siguientes: amenazas y chantajes (1.8%), rechazo y aislamiento (4.1%) y generar rumores o hablar mal de alguien (4.7%). Cabe destacar que 15.6% de los participantes encuentran que hay casos de maltrato con dos o más modalidades sobre una misma persona.

 

Percepción sobre la reacción parental

Para la mayoría de los alumnos (18.9%) la reacción más común de los padres cuyos hijos son víctimas de bullying es la de hablar con el maestro; sin embargo, hay quienes consideran que la respuesta habitual de los progenitores es decirles a sus hijos que esas circunstancias son normales (3.7%), que regresen la agresión (3.5%), no les hacen caso (2.1%) o no les creen (0.4%).

 

Lugar donde predomina el acoso o maltrato

Con respecto a los lugares donde se suelen producir las intimidaciones encontramos que 22.1% ocurre en el aula cuando no se encuentra el profesor, 6.5% aún en presencia del maestro, 5.2% en la entrada principal del plantel, 2.7% en la vía pública, 1.9% en los pasillos de la escuela, 1.3% en los baños y 0.6% en el patio durante el tiempo de descanso. Vale la pena mencionar que 59.4% de los alumnos respondió con más de dos opciones en este rubro.

 

Factores asociados al riesgo para el rol de víctima

Las variables "expulsión de la escuela alguna vez" [X2 = 0.196, p = 0.658, OR = 0.78, IC 95% (0.27-2.28)] y "considerar a la escuela segura" [X2 = 3.03, p = 0.082, OR = 0.68, IC 95% (0.45-1.04)] no constituyeron factores asociados al riesgo. El resto de los factores considerados sí fueron de riesgo al tener un OR > 1; sin embargo, solamente cinco tuvieron significación estadística (Cuadro IV). De estos, al menos tres están relacionados con la reacción de los padres al enterarse del problema. El riesgo más elevado fue para los casos en los que los padres opinan que es normal que ocurran estas circunstancias [X2 = 30.23, p = 0.000, OR = 5.79, IC 95% (2.92-11.47)]. Otra variable asociada importante fue la que se relaciona con el hecho de tener un defecto físico [X2 = 21.59, p = 0.000, OR = 2.86, IC 95% (1.82-4.50)].

 

Factores asociados al riesgo para el rol de agresor

Considerar que se tiene algún defecto físico [X2 = 0.03, p = 0.854, OR = 0.94, IC 95% (0.51-1.70)] y que los padres no consideran que realmente sucede este problema [X2 = 0.000,p = 0.995, OR = 0.99, IC 95% (0.10-9.66)] no constituyeron elementos de riesgo para este grupo al tener un OR < 1. Dentro de las variables restantes, solamente cinco alcanzaron significación estadística. Sobresalieron con un OR > 4 aquellos factores donde los alumnos están relacionados con pandillas (Cuadro IV).

Factores asociados al riesgo para el rol de víctima-agresor

Con respecto a este grupo los factores relacionados al fenómeno de pandillerismo, así como el gusto por programas televisivos con contenido violento, demostrar dentro de la escuela que se es el más fuerte y considerar que se tiene un defecto físico fueron los que tuvieron relevancia estadística significativa y que además tuvieron un OR > 2. Destaca lo relacionado a tener vínculos con pandillas: "pertenecer a pandillas alguna vez" [X2 = 17.07, p = 0.000, OR = 2.80, IC 95% (1.69-4.62)], "pertenecer a pandillas actualmente" [X2 = 6.39, p = 0.011, OR = 2.46, IC 95% (1.20-5.06)] y "tener amigos que pertenezcan a una pandilla" [x2 = 20.56, p = 0.000, OR = 2.46, IC 95% (1.66-6.65)] (Cuadro V).

 

DISCUSIÓN

Tradicionalmente, hablar de situaciones violentas en los contextos escolares se ha interpretado como referirse a las peleas entre los alumnos, los robos o el maltrato a las instalaciones. Sin embargo, las situaciones violentas también incluyen fenómenos de acoso o maltrato entre los estudiantes que dan lugar, por decir lo menos, a casos de menores que se rehúsan a ir al colegio sin motivo aparente o que fingen dolencias físicas que justifiquen ante sus padres la no asistencia antes de confesar que están siendo víctimas de intimidación. Nuestro estudio concuerda con lo que ya se ha señalado en otros estudios10-12,35 acerca de la prevalencia de este problema. Hemos documentado una alta presencia de alumnos involucrados directamente en el bullying (20.5% víctimas, 13.1% agresores y 27.4% víctimas-agresores).

Al realizar la diferenciación por grado escolar, observamos que el rol de víctima es más común en los alumnos de primer año; para el caso de los agresores, se documentó que este papel es más frecuente en alumnos de segundo. Este último dato podría ser inexacto, pues una amplia proporción de alumnos de tercer año no se encontraban en el plantel el día de la recolección de datos. En el caso de los participantes que se desempeñaban como víctimas-agresores la mayoría pertenecía al segundo año. La mayor cantidad de víctimas en los alumnos de primero no es inusual si consideramos que los de reciente ingreso a un plantel escolar son el grupo más vulnerable. Con respecto al género es notable el predominio del sexo masculino en los tres roles, tal como se señala en otros trabajos.35-38 Sin embargo, el involucramiento del sexo femenino es cada vez más frecuente. No es inusual, en esta zona del estado, conocer casos de bullying con consecuencias graves donde están involucradas alumnas de enseñanza media básica. En la población estudiada, la modalidad de maltrato o agresión más frecuente fue insultar o poner apodos; sin embargo, en más de 15% de los casos predomina la agresión física directa, como lo reportan otros autores,5,8 aunque hay situaciones donde sobresalen dos o más modalidades de acoso. Paredes y cols.11 y Contreras12 señalan que los lugares dentro del plantel escolar donde se producen las agresiones son muy diversos. En este trabajo documentamos que el lugar más común es el aula en ausencia del maestro, lo cual habla de la dificultad, en algunos casos, para establecer el orden y la disciplina; sin embargo, lo más grave es cuando sucede en presencia del profesor. Aun cuando la percepción de la mayoría de los alumnos es que los padres, al enterarse de que su hijo es víctima de maltrato, tratan de hablar con los maestros, una proporción de menores considera que sus familiares no muestran interés en apoyarlos o ayudarlos. Esta circunstancia impacta en la autoestima de las víctimas y se ha vinculado con depresión, la ansiedad y con intentos de suicidio.40,41 Por el contrario, en el caso del agresor esto estimula la continuidad de sus acciones al no tener elementos de contención externa o autocontrol, lo que finalmente también repercute en el desarrollo de su personalidad y adaptación.2,40,42 En los tres grupos, víctimas, agresores y víctimas-agresores, observamos algunas variables que muestran un OR < 1, lo que refleja que la exposición (variable de riesgo) está asociada de manera inversa con el evento (bullying); esto es, que la exposición disminuye la posibilidad de desarrollar el evento. Para las víctimas, si bien el OR más alto fue para la variable "los padres opinan que es normal que ocurran estos problemas" y, a pesar de que el valor se encuentra dentro del intervalo de confianza, el resultado deberá tomarse con reserva, ya que este intervalo es muy amplio y por ende poco preciso, lo que puede deberse al poco poder del estudio para esta variable en particular. Esto no sucede para la variable "considerar que se tiene algún defecto físico", donde el intervalo de confianza no es amplio, por lo que el efecto del azar no es muy elevado. Otros reportes han señalado la relevancia de esta variable en el rol de víctima.10,20 Para los agresores, la mayoría de los factores asociados al riesgo considerados fueron relevantes, aunque no todos con significación estadística, lo que es consistente con lo reportado por otros estudios.24,27 Con referencia a los menores con el rol de víctima-agresor se reitera que es un grupo en el que los estudios son limitados, pero destaca la combinación de factores asociados al riesgo inherentes al rol de uno y otro por separado. Algunos aspectos no fueron considerados en este trabajo (violencia intrafamiliar, rechazo familiar, falta de expresión afectiva hacia el menor y dificultades en la interacción social con sus pares),37,38 pero convendría explorarlos en otra oportunidad ya que también se reporta su importancia para los involucrados con un rol mixto.

En conclusión, es innegable la presencia de bullying en el plantel escolar pues más de la mitad de la población está involucrada en el problema, ya sea como víctima, como agresor o como víctima-agresor. Como se esperaba, la proporción de víctimas, sobre todo en el primer año de secundaria, y la de agresores en grados superiores es relevante, pero la presencia de alumnos con un rol de víctima-agresor es sobresaliente. En cualquiera de los roles presentes en el fenómeno de bullying predomina el sexo masculino, aunque en algunas circunstancias las diferencias con el sexo femenino no son considerables. Las variables asociadas al riesgo estudiadas fueron diversas, pero de entre las más importantes para las víctimas encontramos el tener algún defecto físico o considerar como indiferentes las respuestas de los padres al problema. En el caso de los agresores fueron relevantes las circunstancias relacionadas con el pandillerismo y la preferencia por programas televisivos con alto contenido de violencia. Para las víctimas-agresores los hallazgos fueron una combinación de las variables encontradas en las otras dos modalidades de participación.

El bullying es un problema real, de actualidad y con un serio potencial para generar secuelas en la calidad de vida de los involucrados, sea cual sea el papel representado. Se considera necesario explorar otros factores asociados al riesgo pero, sobre todo, identificar aquéllos que son más críticos en la génesis de este fenómeno. Es fundamental que los educadores, los padres de familia, las autoridades escolares y los propios alumnos, en conjunto, aprendan a prevenir este problema.

 

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