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Espiral (Guadalajara)

versión impresa ISSN 1665-0565

Espiral (Guadalaj.) vol.29 no.83 Guadalajara ene./abr. 2022  Epub 26-Sep-2022

 

Reseñas

Las nuevas caras de la derecha

Carlos Labastida Salinas1  , Maestrante en Sociología Política
http://orcid.org/0000-0003-3026-2848

1Maestrante en Sociología Política por el Instituto de Investigaciones Dr. José Marí Luis Mora. Correo electrónico: carloslab93@gmail.com

Traverso, Enzo. 2018. Las nuevas caras de la derecha. Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 160p.


En el libro reseñado se expone un conjunto de conversaciones sostenidas entre el historiador italiano Enzo Traverso y el antropólogo francés Régis Meyran a lo largo del año 2016. Dichas conversaciones estuvieron motivadas, por un lado, por el ascenso y el fortalecimiento de múltiples movimientos que podrían caracterizarse como de extrema derecha en distintos países, principalmente en Europa y Estados Unidos; y, por otro, por la poca claridad y las limitaciones de nuestro vocabulario para caracterizar y comprender dichos movimientos como parte de las configuraciones políticas emergentes en el presente siglo XXI. Específicamente, la ambigüedad y la laxitud con la que se emplean conceptos como fascismo para caracterizar cualquier tipo de extremismo.

De esta manera, el objetivo principal de Traverso es discutir y analizar estos movimientos y actores identificados como de derecha extrema para trazar con claridad su génesis, sus peculiaridades y las afinidades o diferencias que pudieran existir entre ellos y, así, poder ubicarlos con mayor precisión en el espectro político contemporáneo. La tarea no es sencilla, pues este conjunto de movimientos es sumamente heterogéneo, plural y diverso en sus orígenes, sus objetivos, sus estrategias y sus dinámicas, llegando incluso a ser contradictorios entre ellos. Así, si bien la situación del Frente Nacional en Francia es la que mayor atención recibe a lo largo del libro, ésta se pone en discusión y comparación con una multiplicidad de actores y movimientos que incluyen, entro otros, a Donald Trump y su victoria en 2016, los fascismos clásicos y los neofascismos, el antisemitismo del siglo XX y la judeofobia contemporánea, así como el caso del autodenominado Estado Islámico y la islamofobia que impera actualmente en el continente europeo.

Lo anterior, con la intención de poder identificar de manera clara las convergencias y divergencias existentes entre estos distintos fenómenos y situar a las derechas extremas emergentes en su momento histórico particular: los inicios del siglo XXI, cuando “la ideología del mercado es la religión política de nuestro tiempo” (p. 143) y aquellas divisiones que estructuraron el siglo XX -como la oposición entre fascismo y comunismo- han desaparecido, lo que ha permitido a las derechas dirigirse y reivindicar los intereses de las clases populares. Estos movimientos, entonces, aparecen como una reacción a esta ideología de mercado en la cual el individuo se encuentra obligado a organizar su vida de modo empresarial. Son reaccionarios porque quieren recuperar las utopías desaparecidas: rechazan la globalización para volver a una concepción estrecha de la soberanía nacional.

Dicho lo anterior, en lo que sigue se abordarán brevemente tres de las que se considera son algunas de las contribuciones más importantes del presente libro -el cual consta de cuatro capítulos y cuenta con un prefacio escrito por el autor específicamente para la edición castellana- y que hacen valiosa su lectura.

1. La primera de ellas es la manera en que Traverso muestra cómo realizar un esclarecedor y efectivo análisis para caracterizar, estudiar y comparar distintos tipos de fenómenos históricos. Su intención de poder distinguir a las extremas derechas europeas de otros fenómenos contemporáneos y, también, de encontrar las rupturas y continuidades existentes entre dichos movimientos y los que podrían considerarse sus antecesores directos -los fascismos clásicos-, proviene de su inquietud por el hecho de que en el discurso tanto académico como cotidiano se agrupen y se homogenicen una gran variedad de fenómenos y movimientos -pasados y presentes- muy diferentes entre sí, sin mayor reparo en las particularidades y contextos de cada uno de ellos.

De esta manera nos muestra las virtudes que tienen las comparaciones históricas para darle sentido e interpretar nuestra realidad presente, pero también nos advierte de sus limitaciones: mediante ellas se pueden establecer analogías, pero nunca homologías. Tener esto en cuenta evitará que tracemos continuidades allí donde no existen, a pesar de que parezcan tentadoras por su parecido o por el hecho de involucrar a actores sociales específicos. Así, Traverso invita a evitar los facilismos en el análisis y las comparaciones, haciendo el llamado a siempre contextualizar el fenómeno que se busca estudiar, pues todo ocurre en un momento y en un lugar específicos, y no en otros. Sólo poniendo cuidadosa atención tanto a las particularidades como a las generalidades, estaremos en condiciones de caracterizar nuestro presente de una forma que sea más inteligible y adecuada.

2. Traverso adopta el término de posfascismo para caracterizar a estos movimientos emergentes porque considera que se ha abusado del de fascismo, pues este último ha sido utilizado indistintamente para hablar de cualquier grupo de derecha o de cualquier extremismo, lo que vuelve problemática su comprensión y resulta ser más un obstáculo que un elemento esclarecedor. En este sentido, el posfascisimo designa al conjunto de rasgos compartidos por las nuevas derechas radicales europeas: “una mezcla de autoritarismo, nacionalismo, conservadurismo, populismo, xenofobia, islamofobia y desprecio del pluralismo” (pp. 11 y 12). Si bien se trata de una tendencia heterogénea que reúne corrientes diversas y cuya genealogía histórica puede variar en forma considerable, puede afirmarse que, de forma general, son movimientos que surgen para poner en entredicho -desde la derecha- los poderes establecidos y, hasta cierto punto, la propia globalización económica. Además, debe resaltarse que son fenómenos transitorios que aún se encuentran en vías de formación y cristalización, por lo que suelen ser inestables, con la posibilidad de radicalizarse, de mutar o, incluso, de adoptar posturas o elementos que no son propios de su matriz: el fascismo clásico de la primera mitad del siglo XX.

A diferencia de los neofascismos -los cuales reivindican directamente sus raíces y sus vínculos con el fascismo clásico-, estos posfascismos se han emancipado de estas raíces, aunque conservan ciertas de sus características centrales; por lo que resulta imposible comprenderlos sin relacionarlos con ellos. De esta manera, debemos situarlos en su régimen de historicidad específico para poder dar cuenta de las rupturas y continuidades que guardan con dicha matriz de origen. Entre las continuidades encontramos sus reclamos por el restablecimiento de las soberanías nacionales, la adopción de formas de proteccionismo económico y la construcción negativa de figuras de alteridad que son señaladas como amenaza a una identidad nacional, con lo que justifican e impulsan propuestas de políticas autoritarias y nacionalistas en temas como la seguridad, la educación, la migración, la laicidad, etc. Conservan, pues, las recetas políticamente reaccionarias y regresivas.

En cuanto a las rupturas, a diferencia de la fortaleza y solidez de los valores de los fascismos de la década de 1930, al posfascismo lo explica: “su contenido ideológico fluctuante, inestable, a menudo contradictorio, en el cual se mezclan filosofías políticas y antinómicas” (p. 19); lo que no es sino el reflejo del momento histórico presente, pues la extrema derecha, si no quiere quedar marginada del mapa político y quiere ser parte del juego institucional, está obligada a adaptarse y a “incorporar elementos del lenguaje y prácticas sociales por completo distintas que no pertenecen a su código genético” (p. 45).

3. El tercer y último punto atañe a la cuestión misma de la distinción entre la izquierda y la derecha como código de orientación en el campo político. Más allá de enfocarse en las discusiones en torno a la vigencia de este código, Traverso perfila cuáles son los ejes centrales sobre los que operan los actores que se posicionan de uno u otro lado: mientras las demandas de izquierda abogan por la inclusión y el reconocimiento de los derechos de las minorías, la derecha plantea las suyas en términos de exclusión y restricciones. Lo anterior es ejemplificado mediante los casos de la reivindicación de las identidades (multiculturalismo vs. nacionalismo), del laicismo (neutralidad del Estado respecto a la libertad de culto vs. obligación de adoptar una postura antirreligiosa) y del feminismo (libertad de la mujer sobre su vestimenta vs. prohibición absoluta del uso del velo islámico). De esta manera, si bien a lo largo de la obra no encontramos una definición explícita de qué se pueda entender hoy en día por derecha o por izquierda, el autor sí muestra las directrices por las que, tradicionalmente, se ha movido y por lo que ha luchado cada una de ellas.

Dicho lo anterior, nos encontramos ante un libro cuya virtud principal radica en su pertinencia. Si bien es en Europa y en Estados Unidos donde más sólidamente arraigadas se encuentran estas tendencias regresivas impulsadas por las derechas extremas, este fenómeno no es ajeno a otras regiones del mundo, la latinoamericana incluida. La fuerza que han adquirido estos movimientos en sus múltiples formas y variaciones, así como la rápida radicalización por la que han atravesado varios de ellos, debe ser motivo de alerta en todas aquellas regiones donde pudieran parecer impotentes y marginales.

El caso de Trump es ilustrador en este sentido. Al hablar sobre su victoria en 2016, Traverso asegura que si bien su estilo comparte algunos rasgos de los posfascismos europeos, no podemos reducir todo un movimiento a la personalidad de un líder político. Así, afirma que Trump “no es el jefe de un movimiento de masas, es una estrella de las pantallas de televisión [... ] No amenaza con hacer marchar a sus camisas negras (o pardas) sobre Washington, simplemente porque detrás de él no hay tropas organizadas” (p. 31). Sin embargo, Traverso se toma en serio su propia afirmación sobre la inestabilidad y fluctuación de estas nuevas derechas que tienen la capacidad de radicalizarse rápidamente, pues líneas más adelante matiza: “lo cierto es que Trump es una mina flotante, imprevisible e incontrolable” (p. 32). De modo que lo ocurrido en torno al proceso electoral estadounidense de 2020 que tuvo como culmen el llamado asalto al Capitolio en enero de 2021 es una muestra de esta peligrosa radicalización y transformación característica de las nuevas derechas, lo cual nos advierte de la necesidad de comprender no sólo qué son, sino de dónde vienen, qué buscan y cómo actúan.

Por ello, si bien el objetivo principal del libro es caracterizar a las derechas emergentes, no debe perderse de vista que éstas son el síntoma y la respuesta de una parte de la población a los efectos de las políticas centradas en el mercado. En este sentido, si bien Traverso asume una postura ética y política al condenar y rechazar las demandas de estos movimientos basadas en la exclusión y el odio, en ningún momento cae en una narrativa de buenos contra malos. Muestra, más bien, cómo su génesis y su auge son tan sólo respuestas reaccionarias de ciertos sectores sociales ante la falta de horizontes, la impotencia y la desesperanza: “mientras la ley del mercado domine al planeta, los perdedores siempre serán la inmensa mayoría, y esto seguirá alimentando el nacionalismo y la xenofobia” (p. 56).

Escrito con un estilo claro y fluido, este libro se vuelve de lectura prácticamente obligada para toda persona que busque comprender o darle sentido a las nuevas configuraciones políticas que han surgido en los inicios de este siglo XXI, producto de sus propias particularidades históricas. De la mano de uno de los pensadores más relevantes de nuestros tiempos, nos brinda claridad sobre dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos.

Recibido: 27 de Junio de 2021; Aprobado: 22 de Octubre de 2021

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