SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.13 número37Cadenas, redes y actores de la agroindustria en el contexto de la globalización: El aporte de los enfoques contemporáneos del desarrollo regionalBiodiversidad y conocimiento local: del discurso a la práctica basada en el territorio índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Espiral (Guadalajara)

versión impresa ISSN 1665-0565

Espiral (Guadalaj.) vol.13 no.37 Guadalajara sep./dic. 2006

 

Sociedad

 

La izquierda y la emergencia del movimiento piquetero en la Argentina. Análisis de un caso testigo1

 

José Daniel Benclowicz*

 

* Historiador. Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Argentina. jd.benclowicz@gmail.com

 

Fecha de recepción: 17 de febrero de 2006.
Fecha de aceptación: 19 de mayo de 2006.

 

Resumen

En mayo de 1997 se produjo el primer gran corte de ruta de Tartagal y General Mosconi, provincia de Salta, Argentina. Las comunidades de ambas localidades sostuvieron un estado de asamblea permanente, negociando directamente con los representantes del gobierno provincial y desconociendo a los intendentes y demás autoridades locales. El desarrollo de esta lucha favoreció la deliberación de los desempleados, la visualización de sus propios intereses como grupo y el surgimiento de un nuevo conjunto de identificaciones en torno a la figura del trabajador desocupado-piquetero. Tanto en este como en la mayoría de los casos, distintos sectores de izquierda cumplieron una importante función en la conformación y el desarrollo del movimiento piquetero.

Palabras clave: Desocupados, movimiento piquetero, actores de izquierda, luchas sociales, identidades emergentes.

 

Introducción

Las localidades de Tartagal y General Mosconi pertenecen al departamento de General San Martín, ubicado en el norte de la provincia de Salta, sobre la ruta nacional núm. 34, a apenas nueve kilómetros de distancia la una de la otra. En esta región, considerada como una de las "cunas" del movimiento piquetero o de trabajadores desocupados, maduraron experiencias de lucha, organización política y económica alternativas que pueden ser consideradas como las más radicalizadas de las últimas décadas en la Argentina, y que influyeron decisivamente en la conformación y orientación de numerosas agrupaciones piqueteras en todo el país. Los piqueteros del norte de Salta impulsaron y encabezaron formas de democracia directa que desplazaron al poder político local y transfirieron la capacidad de decisión y acción a asambleas populares en las que participó el conjunto de la comunidad. Esas puebladas masivas forzaron el retiro de las fuerzas represivas y la aceptación —aunque no siempre el cumplimiento— de las demandas de los manifestantes. Como consecuencia de esas luchas, las organizaciones de trabajadores desocupados lograron controlar recursos económicos, a partir de los cuales implementaron distintos proyectos y modalidades de autogestión. Por otra parte, las estructuras sindicales locales tradicionales fueron desplazadas en ciertos momentos por las agrupaciones piqueteras, que se convirtieron en el eje de referencia de buena parte de los trabajadores.2

Resulta bastante conocido el hecho de que durante la década de 1990 las políticas neoliberales impulsadas por el gobierno de Carlos S. Menem provocaron un vertiginoso crecimiento de la pobreza y del desempleo en la Argentina. Ese es el marco en el cual se produjo la emergencia del movimiento piquetero, conformado esencialmente por trabajadores desocupados. Sin embargo, todo ese proceso de organización y radicalización, en el que se expandieron nuevas identidades e identificaciones políticas, no surgió en el vacío como mera reacción ante la desocupación y el crecimiento de la miseria. El análisis empírico de la emergencia del movimiento de trabajadores desocupados de Tartagal-Mosconi muestra que la intervención de actores de izquierda desempeñó un papel central en el desarrollo de los acontecimientos. A su vez, en otras regiones parece haberse desplegado una actuación similar. Ese, junto al análisis de otros factores que confluyeron para dar vida al proceso en cuestión, es el tema de este artículo.

 

La hegemonía neoliberal

Hacia mediados de 1989, Carlos Menem se hizo cargo del gobierno en un el marco de una profunda crisis económica y social,3 y contaba con un fuerte respaldo del conjunto de la sociedad. Las condiciones de vida de los sectores populares se habían deteriorado como consecuencia de la inflación monetaria producida durante el gobierno de Raúl R. Alfonsín, y Menem era el representante del partido que había cosechado tradicionalmente el apoyo de la mayor parte de los trabajadores. En ese contexto, y bajo el auspicio del carismático líder peronista, se instaló un clima de ideas tendiente a la hegemonía del neoliberalismo, y las medidas inspiradas en esa corriente se presentaron como la única alternativa de cambio social.4 En otras palabras, el nuevo régimen se instaló en el marco de la crisis y el fracaso de los discursos y las políticas económicas anteriores. Eso no significa, como veremos en seguida, que no haya habido luchas contra las medidas de corte neoliberal, pero el consentimiento de muchos sectores, incluida buena parte del movimiento obrero, generó las condiciones de posibilidad para alterar drásticamente las relaciones de fuerza entre el capital y el trabajo. Esa alteración se concretó a través de un ambicioso programa de "reformas estructurales", de inspiración neoliberal, que incluyó la venta de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) a varios consorcios internacionales. Esa medida fue sin duda la que tuvo mayor impacto en Tartagal y General Mosconi. La función multiplicadora de YPF en la región en cuanto a encadenamientos productivos era de tal centralidad que, según los cálculos oficiales, por cada puesto de trabajo directo en la actividad petrolera se generaban trece puestos indirectos.5 El proceso de privatización de la empresa estatal se inició en 1990, con una política de despidos y "retiros voluntarios" masivos. Hacia 1991, en Tartagal y Mosconi habían sido desvinculados entre 2,400 y 3,500 trabajadores de un modo u otro, lo que representaba 90% del personal (El Tribuno, 9/5/1997, "El origen de la crisis"; Aguilar y Vázquez, 1998, 2000; Svampa y Pereyra, 2003). Al año siguiente, se privatizaron los yacimientos, las destilerías y las plantas de YPF.6

 

Antecedentes del primer gran corte de ruta

Tras una débil oposición, el sindicato del sector, SUPE,7 colaboró abiertamente con el proceso de privatización (véase, por ejemplo, Clarín, 6/1/1992, "El sindicato de petroleros estatales decidió subirse a la vereda de las privatizaciones"), lo que dificultó la organización de los trabajadores que se oponían a la concreción de esa medida. Sin embargo, durante 1991 se produjo un conjunto de movilizaciones y asambleas multitudinarias en Mosconi, las que culminaron con la convocatoria a uno de los primeros cortes de ruta en la historia de la región.8 Si bien esta lucha no logró frenar la privatización, impuso indemnizaciones por encima de las que se pagaron en otras regiones:

[...] Porque en sede central, por ejemplo, las indemnizaciones tuvieron un monto que era igual al 100% del sueldo en actividad por año de servicio. Aquí, después de un montón de movilizaciones, de asambleas populares que se hicieron —hubo una de 10 mil personas, otra como de 3 mil o 4 mil personas, con todos los funcionarios provinciales, que fue la que convoca al corte de ruta por primera vez, y que conduce a la huelga en YPF—, se logra aquí el 150% del salario en actividad (docente, miembro de la comisión negociadora del corte de 1997, entrevista de agosto de 2000, en Lapegna, 2000: 44).

Esa experiencia resulta relevante por varios motivos. En primer lugar, porque constituye un importante antecedente, que permanece en la memoria colectiva aportando herramientas organizativas que nutren el corte de ruta-pueblada de 1997:

En la asamblea se decidió ir al corte y ahí fuimos y empezamos el corte [se refiere a 1997]. Fue el 7 de mayo. Por supuesto que las expectativas que teníamos nos superaron. Nosotros lo llamábamos un triunfo si podíamos juntar mil, mil quinientas personas; con el antecedente de lo que había sido o querido ser el corte de ruta cuando fue por la no privatización de YPF (entrevista a ex-concejal, actual ama de casa, de agosto de 2000, en Lapegna, 2000: 45).

Segundo, porque cuestiona la imagen de absoluta inacción de los trabajadores ante el avance privatizador. Tercero, porque delinea un curso de acción en el cual sectores del movimiento obrero dirigen una lucha que involucra a distintos grupos sociales, hecho que se repetirá más adelante. Finalmente, al igual que en los cortes subsiguientes, la lucha fue encabezada por sectores independientes de los aparatos políticos y sindicales tradicionales, y entre los líderes de la protesta aparecen militantes de sectores de izquierda:

[...] existían cuadros obreros, con una gran experiencia combativa, que habían encabezado la lucha contra la privatización de YPF, en septiembre/octubre de 1991. Entonces, en una Asamblea Popular en Mosconi, que reunía 4,000 compañeros, César Perico Raineri, militante del PO [Partido Obrero], mocionó la realización de un corte de ruta. Esta moción fue aprobada y se marchó desde el Complejo Deportivo de Mosconi hacia la ruta (Oviedo, 2001: 53).

 

Una respuesta colectiva a la desocupación

Como se apuntó, los efectos de la privatización, sumados a los de las políticas que la acompañaron —flexibilidad laboral, reforma del Estado, liberalización del comercio exterior—9 provocaron un drástico aumento del desempleo en la Argentina. En el Departamento de General San Martín10 se pasó de una tasa de 6.2% en 1991, antes de la privatización, a un índice de 33.7% en 2001, lo que implica un aumento de más de 540% de la desocupación. Comparada con la media provincial —que pasa de 6% a 29.2%—, la tasa de General San Martín se ubica 4.5 puntos por encima. En ese contexto, hacia 1996 surgió la UTD (Unión General de Trabajadores Desocupados) de Mosconi, la principal agrupación piquetera de esa localidad. Uno de sus fundadores más destacados fue Juan Nievas, ex-trabajador y delegado de YPF y ex-militante del Partido Comunista (PC).11 Al poco tiempo de su creación, la UTD impulsó la toma del Concejo Deliberante de Mosconi:

En 1996 ya una vez que estábamos constituidos, tomamos el Concejo, ocho personas de Mosconi, 23 días, lo transformamos a ese Concejo en un comedor para niños y ancianos... Y por lo menos la comida la tenían asegurada y bueno, a partir de ahí se fueron enterando, mucha gente que se solidarizaba, porque estábamos nosotros adentro del Concejo [...] Vino mucha gente del gobierno: senadores, diputados [...] Entonces, logramos que el gobierno reconozca que hay desocupación (miembro fundador de la ÜTD, entrevista de agosto de 2000, en Lapegna, 2000: 46, 47).

A raíz de esa acción, el gobierno debió reconocer a la UTD como interlocutor válido y otorgar ayuda social para descomprimir la situación. A su vez, la UTD se fortaleció doblemente por el reconocimiento de las autoridades y la solidaridad y la participación activa de la población, duramente golpeada por la desocupación; ese hecho permitió sostener la ocupación por 23 días.

Todo ese proceso aportó elementos para la realización del primer gran corte-pueblada de la zona, en mayo de 1997. A su vez, otros acontecimientos, producidos fuera de Salta, fueron creando las condiciones de posibilidad de esa acción. Durante la segunda mitad de la década de 1990 se produjo un progresivo deterioro de la hegemonía ideológica del neoliberalismo, en relación con el sistemático empeoramiento de la situación social. En ese contexto, comenzó a desencadenarse un nuevo ciclo de protestas en todo el país.12 En junio de 1996 y marzo de 1997 se produjeron en Cutral-Có y Plaza Huincul, provincia de Neuquén, los primeros grandes cortes de ruta-pueblada, hechos novedosos en el país, que tuvieron amplia repercusión. Al igual que Tartagal y General Mosconi, esos pueblos del sur de la Argentina habían sido esencialmente petroleros y, al igual que en las localidades norteñas, la población se vio gravemente afectada con la privatización de YPF. El impacto mediático de esas acciones de lucha, pero fundamentalmente el hecho de que resultaron conducentes para forzar al gobierno a conceder parte de los reclamos,13 no pasó inadvertido en Tartagal-Mosconi. En ese sentido, el testimonio de uno de los protagonistas del corte-pueblada de 1997 resulta elocuente:

[...] creo que Cutral-Có fue... una enseñanza para todo el país. Y en el '97 nosotros nos animamos gracias a lo que sucedió en Cutral-Có [...] incluso el empresariado local, [...] se prendieron en el corte porque estaban admirados de lo que hizo Cutral-Có. Era muy nuevito lo que había sucedido y es como que nos impulsó a... fue como una luz donde nosotros fuimos y nos aferramos. Una posibilidad de lucha, se abrió un nuevo campo de lucha. De protesta [...] Y mucha gente acá actuó empujada por esa sensación que le produjo Cutral-Có [...] fue un espejo donde nosotros nos miramos y dijimos "es válido" (entrevista a dirigente de la ÜTD, agosto de 2000, en Barbeta y Lapegna, 2001: 239).

 

El desarrollo de la crisis de hegemonía

Los acontecimientos de Neuquén se conjugaron con la experiencia previa del corte de 1991, la toma del Concejo Deliberante en 1996 y con un estado de movilización creciente en Tartagal-Mosconi desde principios de 1997. En enero de ese año se organizó una importante movilización que reclamaba —y lograba— la liberación de los dirigentes de la UTD, que habían sido detenidos como consecuencia de la ocupación del Consejo Deliberante de 1996 (Oviedo, 2001). Hacia el mes de marzo se vivía un clima de descontento generalizado entre los trabajadores municipales de Mosconi, a quienes la comuna adeudaba tres meses de sueldo. Por último, tras una serie de cortes de energía eléctrica, se conformó una Comisión de Vecinos, con representantes de los medios locales de comunicación, de los comerciantes y de los barrios pobres de Tartagal (Barbetta y Lapegna, 2001: 240) para protestar contra la empresa de energía, que había sido privatizada recientemente. La Comisión convocó a una asamblea, donde se resolvió realizar un apagón de protesta, y se discutió la necesidad de la realización de obras de infraestructura, entre otros reclamos. De este modo fue creciendo un clima de deliberación y descontento general donde confluían los reclamos de distintos sectores afectados por la crisis social y económica que alcanzó al conjunto social de la región poco después de la privatización de YPF. Finalmente, el 7 de mayo se realizó un nuevo apagón, tras lo cual se reunió una asamblea en la plaza San Martín de Tartagal que resolvió interrumpir esa misma noche el tránsito de la ruta núm. 34, a la altura de General Mosconi, cerca de las refinerías de petróleo.14

Según consta en el diario salteño El Tribuno, en la asamblea participaron activamente dirigentes sindicales y políticos de izquierda, y periodistas de medios locales: "[...] se realizó una asamblea donde hablaron, entre otros, los periodistas Marcelo Jerez y Claudio Sotelo, el dirigente político César Rainieri, del Partido Obrero, y la delegada docente Rosana Franchi de Escolarisi" (El Tribuno, 9/5/97). Pero la protesta contó con el apoyo de prácticamente todos los sectores de la zona, que intervinieron activamente en el conflicto:

En la mañana de ayer [por el 8/5/97] por radios y un canal de cable se anuncia que una empresa de transporte, Ferrer Hnos., ponía a disposición colectivos para trasladar a manifestantes hasta el corte de General Mosconi. Por la tarde el número de manifestantes alcanza casi las cuatro mil personas. Se pliegan estudiantes secundarios y terciarios, con gran apoyo de los medios de comunicación locales (El Tribuno, 9/5/97).

La misma edición del citado periódico registra la participación de los desocupados, que reclamaban trabajo, y la intervención como líder destacado de Juan Nievas, quien, como se mencionó, era un señalado dirigente de la UTD. En la edición del 14/5/1997 aparecen los nombres de los delegados designados por la asamblea, quienes conformaron una comisión negociadora para dialogar con las autoridades; entre ellos figuran Juan Nievas y César Raineri. Otro de los delegados electos fue José Barraza, quien, al igual que Nievas, había sido trabajador estatal, delegado sindical y exmiembro del PC; luego del corte se vinculó al PO y organizó el agrupamiento piquetero de ese partido, la Coordinadora de Trabajadores Desocupados de Tartagal-Polo Obrero (CTD-PO) (entrevista del autor a José Barraza, junio de 2005). Como se puede ver, la influencia de la izquierda se evidencia no sólo en el tipo de acciones que se emprenden, sino en los propios actores intervinientes, quienes tienen una participación destacada en el movimiento en general y como referentes de los trabajadores desocupados en particular.15 Los reclamos y demás referentes que van apareciendo dan cuenta a su vez de la participación de trabajadores municipales, aborígenes, comerciantes y empresarios, entre otros sectores. A continuación analizaremos el desenvolvimiento del corte-pueblada detalladamente.

 

La emergencia de un nuevo actor social y el papel de la izquierda

Desde los comienzos del corte, los distintos sectores se dispusieron en el espacio de una manera particular, que tradujo visualmente los antagonismos sociales que persistían al interior del movimiento de protesta. En efecto, el corte se organizó en dos piquetes diferentes, cada uno con una composición social bien determinada: el piquete sur, ubicado en la primera línea de avance de las fuerzas represivas, compuesto fundamentalmente por trabajadores desocupados y ocupados; el piquete norte, integrado por comerciantes, empresarios y docentes, entre otros.16 La confluencia de miles de trabajadores desocupados en el piquete sur y el desarrollo de un proceso de deliberación popular en el que participaron los actores ya mencionados, posibilitaron la visualización de la comunidad de problemas e intereses al interior de este bloque social, lo que le permitió constituirse como tal subjetivamente. La dinámica que se desenvuelve es análoga a la que describe E. P. Thompson en La formación de la clase obrera en Inglaterra (1989), en el sentido de que es la capacidad de los propios trabajadores desocupados de percibir y articular sus intereses comunes la que los constituye como actor social.

Así, podemos considerar este confluir en el mismo piquete como una instancia fundacional del movimiento piquetero de Tartagal-Mosconi, en el que la vivencia de la desocupación y de las carencias cotidianas trasciende definitivamente el plano subjetivo individual para asumir un carácter colectivo, en el que los propios protagonistas se reconocen y asumen una actitud combativa. Esto mismo les permitió diferenciarse de otros sectores que participaban de la protesta, con los que compartían reivindicaciones coyunturales, pero cuyos reclamos implicaban intereses ajenos y, en algunos casos, opuestos a los suyos propios.17 Por otra parte, la conformación del piquete de trabajadores desocupados como un bloque combativo, dispuesto a enfrentarse a las fuerzas represivas en defensa de la protesta, los legitimó ante el conjunto de la comunidad, que salió en su defensa más adelante, cuando los cortes impulsados por las organizaciones de trabajadores desocupados fueron reprimidos.

Atendiendo al desarrollo de la protesta de 1997 en su conjunto, advertimos que el periodista Marcelo Jerez, que aparece inicialmente como el referente principal de la protesta, rápidamente pasó a compartir (a disputar) ese lugar con varios actores, que representaban a diferentes sectores. Ese desplazamiento tiene que ver con las características que fue asumiendo la protesta, que se convirtió en una verdadera pueblada. Desde el comienzo del corte hasta su levantamiento, el 14 de mayo al mediodía, el funcionamiento del sistema representativo fue abolido de hecho por las asambleas populares masivas realizadas en la ruta. Estas instancias de deliberación popular se asumieron soberanas en la práctica, desconociendo a los representantes municipales electos mediante el sufragio. Además, los delegados que se fueron eligiendo a los efectos de dialogar con los gobiernos nacional y provincial eran revocables, y debían someter las propuestas de las autoridades a la consideración de las asambleas, que podían aceptarlas o rechazarlas:

De las asambleas participan todos los sectores, desde los representantes de los periodistas de las radios FM de la zona hasta los de las siete comunidades aborígenes [...] no existe un líder definido como en las jornadas anteriores, donde actuaba como principal vocero Marcelino Jerez. Ahora, Jerez comparte un poder relativo con otras quince a diecinueve personas que representan a los sectores involucrados, pero todas las decisiones pasan indefectiblemente por las asambleas, que ayer se realizaron con una concurrencia que, en algunos momentos, superó las dos mil personas (El Tribuno, II/5/I997).

El desarrollo del mecanismo asambleario y la creciente influencia de los sectores de izquierda y de trabajadores desocupados impulsaron la ampliación y la radicalización de las demandas. El 11 de mayo una asamblea realizada en el piquete sur votó un pliego de reclamos que tenía siete hojas de extensión, frente a las tres del petitorio original: "El nuevo petitorio —en su 'versión de mínima', como fue presentado— tiene siete hojas de extensión e incluye dos proyectos de ley. La asamblea se desarrolló en el piquete Sur, ubicado en el recodo de la ruta que lleva a General Mosconi e incluyó a unas dos mil personas [...]" (El Tribuno, 12/5/97). Los reclamos más destacados en los medios periodísticos, además de la demanda de puestos de trabajo, fueron: la creación de un fondo de reparación histórica de regalías petroleras; la creación de una zona franca en General Mosconi; la cancelación de las deudas con empleados y proveedores de los municipios; el equipamiento de los hospitales públicos; la cobertura social para los desocupados; la ampliación del presupuesto para comedores escolares; la creación de planes de financiación para las deudas impositivas y bancarias; la construcción de viviendas económicas en los barrios humildes del departamento; la suspensión en el departamento de la ley federal de educación; la implementación de cursos gratuitos de perfeccionamiento para los docentes desocupados; el otorgamiento de tierras a las comunidades aborígenes; la instalación de una planta de gas envasado en Aguaray; la construcción del dique Itiyuro II; la realización de obras de infraestructura y mejoras en rutas y puentes del departamento; la solución del problema del suministro de energía eléctrica. Por otra parte, a partir de ese día los cortes se multiplicaron por todo el departamento de General San Martín, interrumpiendo el tránsito al sur de Tartagal y hasta la frontera con Bolivia y en los pasos vecinales,18 y el gremio docente declaró la huelga general en el departamento.

Todo este proceso, en el que participó activamente la burguesía local, nos muestra una profunda crisis de hegemonía, que permitió el avance de una amplia alianza de clases sobre el orden político instituido. En ese contexto, se visualiza la presencia de una identificación colectiva vinculada a lo local, capaz de oponerse como bloque a otro, constituido simultáneamente por el Estado nacional, el provincial, y las empresas petroleras multinacionales.19 A su vez, el debilitamiento de la identidad peronista de los trabajadores, a raíz de la profunda crisis social provocada por las medidas implementadas por el gobierno de ese signo político, favoreció la influencia de actores políticos vinculados a la izquierda con una inserción de larga data en el núcleo de relaciones sociales locales. Esa influencia contribuyó a que la identificación colectiva emergente fuese decodificada y cobrase sentido en función de la identidad vinculada a la pertenencia social, que tendió a fortificarse a lo largo de la pueblada. De ahí que la crisis de dominación que se abrió con esta protesta diese lugar a su vez a una disputa sin saldo por la dirección del corte entre los trabajadores desocupados y los sectores medios y empresarios, hecho que no pasó inadvertido para muchos de sus protagonistas. Ya a comienzos del corte, sectores empresarios declararon a los medios periodísticos que la protesta "nos había sobrepasado". (El Tribuno, 9/5/1997, "La protesta nos sobrepasó").

Ahora bien: el papel central de la izquierda y de actores con experiencia sindical en el proceso de conformación del movimiento de trabajadores desocupados no es una particularidad de las localidades de Tartagal-Mosconi, sino aparece, con características similares, en el conjunto del movimiento. De hecho, la casi totalidad de las numerosas expresiones de este "movimiento de movimientos", está orientada por distintos partidos y grupos de izquierda. En la actualidad, es posible distinguir entre un sector "oficialista", que apoya e integra el gobierno de Néstor Kirchner, y otro "radical" que comprende a la mayor parte de las organizaciones y de militantes piqueteros, que impugna no sólo las políticas económicas del gobierno, sino también el propio orden social imperante. En este último sector intervienen diferentes tendencias trotskistas, maoístas, comunistas, autonomistas, libertarias. Pero incluso en el sector oficialista participan corrientes de izquierda vinculadas al nacionalismo popular. En suma, es posible afirmar que la izquierda desempeñó un papel central en la emergencia y el desarrollo del movimiento de trabajadores desocupados.

 

Alcances de los reclamos del movimiento de trabajadores desocupados

El martes 13 de mayo, luego de que las autoridades provinciales se hicieran presentes en la zona, los empresarios y comerciantes lograron la satisfacción de parte de sus demandas, y se retiraron del corte.20 Pero la medida no se levantó: los trabajadores desocupados reforzaron sus reclamos sectoriales en torno a la obtención de trabajo estable, rechazando los ofrecimientos del gobierno de planes "Trabajar"21 y subsidios de desempleo; en su lugar, reclamaban "[...] la creación de 5,000 puestos de trabajo de 400 pesos cada uno, con una duración de tres años, más los adicionales correspondientes a salario familiar y obra social" (El Tribuno, 12/5/1997). Finalmente, en un marco signado por las constantes amenazas de represión, el día 14, y tras una sustancial mejora en la oferta del gobierno —inicialmente, se ofrecieron 1,000 planes "Trabajar" y 1,000 subsidios de desempleo de 220 pesos cada uno, en el acuerdo firmado se establece el otorgamiento de 1,000 fondos de desempleo de 220 pesos por un año; 3,000 planes "Trabajar" por un año y 1,000 por seis meses, de 220 pesos; y 1,400 puestos permanentes en petroleras privadas—, los trabajadores desocupados levantaron el corte definitivamente. Sin embargo, las redes sociales que surgieron o se fortalecieron en el corte-pueblada de 1997 difieren su acción hasta la actualidad: durante los años subsiguientes, el movimiento de desocupados avanzó en su organización e influencia, manteniendo los principales reclamos generales de 1997, y adoptando el corte de ruta y el de acceso a las empresas petroleras22 como principal método de lucha.

En ese sentido, es posible pensar que el movimiento de desocupados y los mecanismos de democracia directa desplazaron en ese momento al Estado en algunas de sus funciones, y que los piqueteros fueron visualizados como un eje de referencia de parte de la comunidad. Las iniciativas de lucha, la tendencia a favorecer la participación popular, y el propio carácter del reclamo de trabajo estable, principal reivindicación levantada por los piqueteros de Tartagal-Mosconi,23 favoreció ese desarrollo. El carácter estructural de la desocupación en la Argentina actual excluye la posibilidad de dar una respuesta positiva a esa demanda dentro de los marcos del sistema. Por eso la lucha sistemática en función de su satisfacción excede el ámbito sectorial y se ubica en el plano de los intereses del conjunto de las clases explotadas. En esta línea, la insistencia de los trabajadores desocupados de Tartagal-Mosconi en torno a este reclamo, que resulta justo y legítimo dentro del orden de ideas dominante, y la repercusión de sus experiencias de lucha en todo el país, contienen un elevado potencial subversivo, teniendo en cuenta la profundidad de las transformaciones sociales y políticas necesarias para satisfacerlo. Como es sabido, la propia Constitución Nacional garantiza, en el artículo 14, el derecho a trabajar. Los reclamos de los desocupados adquieren especial fuerza al insertarse en la contradicción existente entre el marco legal y el material, dada la inexistencia de ese derecho en la práctica.

 

A modo de conclusión

A lo largo de este trabajo procuramos dar cuenta de los antecedentes y el desarrollo del primer gran corte de ruta de Tartagal y General Mosconi, el cual, según consideramos, influyó decisivamente en la conformación del movimiento piquetero de la zona. La privatización de YPF, impulsada por un gobierno de signo peronista y apoyada por la dirección del sindicato petrolero, abrió el campo a la intervención de sectores de izquierda en la lucha contra la venta de la empresa estatal.

Más adelante, cuando el impacto de la privatización y del conjunto de medidas de reestructuración económica implementadas durante la primera mitad de la década de 1990 empezó a sentirse en la zona, los trabajadores desocupados protagonizaron un proceso organizativo que se evidenció en su participación como bloque en el corte-pueblada de 1997. El carácter multisectorial de la protesta no disolvió las identidades de clase, sino las puso de relieve en la propia disposición de los actores en el espacio. Este confluir en el mismo piquete, sumado a la intervención de sectores de izquierda y con experiencia sindical previa, favoreció la deliberación de los desempleados, la visualización de sus propios intereses como grupo y el surgimiento de un nuevo conjunto de identificaciones en torno a la figura del trabajador desocupado-piquetero. Ese papel de la izquierda en el proceso de conformación del movimiento de trabajadores desocupados no es privativo de las localidades de Tartagal-Mosconi, sino aparece también, con características similares, en el conjunto del movimiento, y contribuyó a generar un importante nivel combatividad y organización que no ha dejado de desarrollarse hasta el día de hoy. Esto se ve reflejado en la repetición del corte y de las asambleas populares como método en distintas regiones, en los sucesivos choques con las fuerzas represivas en defensa de las protestas, y el constante reclamo de trabajo genuino dirigido simultáneamente al poder económico y al político.

No obstante, es posible afirmar que durante los últimos años se produjo un desgaste de la legitimidad del corte de ruta como método de lucha y del movimiento piquetero en todo el país. Para explicar esa tendencia, contraria a la que se desarrolló al principio, resulta imprescindible tener en cuenta el accionar sostenido de los representantes del poder económico y político, quienes, a pesar de verse completamente superados en varias oportunidades, nunca dejaron de trabajar en función de contrarrestar el inédito desafío que se les presentaba. Los medios de comunicación provinciales y nacionales intervinieron de manera sistemática para minar la legitimidad del movimiento piquetero.24 En Tartagal y en Mosconi, sin embargo, ese desgaste es relativo: no resulta sencillo divorciar el movimiento piquetero del resto de la sociedad, en virtud de los múltiples vínculos sociales existentes entre ambos. A su vez, la persistencia de la desocupación masiva y de la indigencia, junto al recuerdo de la etapa previa al avance neoliberal, inciden notablemente en el nivel de la conciencia de amplios sectores, que coinciden en señalar que la raíz de los cortes de ruta y del movimiento piquetero es la falta de trabajo y la miseria, con lo que demuestran un nivel de comprensión y tolerancia hacia el movimiento piquetero ausente en otras regiones.

 

Bibliografía

Aguilar, María Á. y Estela Vázquez, "Flexibilización salvaje en la selva chaco-oranense. El caso de Orán y Tartagal (Salta), Realidad Económica, núm. 153, Buenos Aires, 1998.         [ Links ]

----------, "De YPF a la ruta: un acercamiento a Tartagal", en Marta Panaia, Susana Aparicio y Carlos Zurita (ed.), Trabajo y población en el Noroeste argentino, Buenos Aires, La Colmena, 2000.         [ Links ]

Barbetta, Pablo y Lapegna, Pablo, "Cuando la protesta toma forma: los cortes de ruta en el norte salteño", en La protesta social en la Argentina. Transformaciones económicas y crisis social, Buenos Aires, Alianza, 2001.         [ Links ]

Benclowicz, José D., "Democracia directa, autogestión y contrahegemonía en el norte argentino: elementos para el estudio del movimiento piquetero de Tartagal-Mosconi", en Revista de la Escuela de Antropología, vol. IX, (FHA-Un. Nac. de Rosario), Rosario, 2004.         [ Links ]

----------, "Las 'reformas estructurales' y la conformación del movimiento de trabajadores desocupados. Aproximación al caso de Tartagal-Mosconi", en Revista de la Escuela de Antropología, vol. XI (FHA-Un. Nac. de Rosario), Rosario, 2005.         [ Links ]

Lapegna, Pablo, "Actores heterogéneos y nuevas formas de protesta: los cortes de ruta de Tartagal-General Mosconi, Salta", informe de beca Ubacyt, mimeo, 2000.         [ Links ]

Oviedo, Luis, Una historia del movimiento piquetero, Buenos Aires, Rumbos, 2001.         [ Links ]

Schaumberg, Heike, "Imaginarios generacionales de lucha y trabajo en Gral. E. Mosconi, Salta", ponencia presentada en las II Jornadas de Antropología Social (Inst. de Cs. Antropológicas, FFyL, UBA), mimeo, 2004.         [ Links ]

Secretaría de Empleo, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación, "Localidades de Tartagal y General Mosconi. Situación económica-social", mimeo, 2000.         [ Links ]

Svampa, Maristella y Sebastián Pereyra, Entre la ruta y el barrio, Buenos Aires, Biblos, 2003.         [ Links ]

Thompson Edward P., La formación de la clase obrera en Inglaterra, Barcelona, Crítica, 1989.         [ Links ]

 

Fuentes primarias

Diario Clarín, de difusión a escala nacional.

Diario El Tribuno, de difusión en el ámbito de la provincia de Salta.

Entrevistas realizadas por el autor.

Estadísticas del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).

Estadísticas de la Secretaría de Empleo, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación.

 

Notas

1. Este trabajo fue elaborado gracias a la contribución del Programa Regional de Becas del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). El trabajo forma parte de los resultados del proyecto "Potencialidades del movimiento piquetero para el desarrollo de una alternativa al orden político-social imperante en la Argentina. El caso de Tartagal-Mosconi", que fue premiado con una beca de investigación en el concurso "Partidos, movimientos y alternativas políticas en América Latina y el Caribe", convocado en 2004 en el marco del programa de becas CLACSO-Asdi para investigadores júnior de América Latina y el Caribe.

2. Distintos aspectos de este proceso han sido desarrollados en Aguilar y Vázquez (1998, 2000), Lapegna (2000), Oviedo (2001), Barbeta y Lapegna (2001), Svampa y Pereyra (2003) y Benclowicz (2004, 2005), entre otros.

3. Entre mayo y junio de 1989, la hiperinflación —que llegó a 200%—, el desabastecimiento y algunos saqueos a centros comerciales se desarrollaron con gran velocidad; el presidente radical Raúl Alfonsin, desprestigiado y superado por los acontecimientos, debió entregar el poder seis meses antes de lo previsto (en juliode 1989) al presidente electo Carlos Menem, del partido justicialista.

4. Por otra parte, para explicar el consenso logrado por el menemismo es necesario tener en cuenta la coerción ejercida durante la última dictadura militar, que golpeó duramente a los sectores internos y externos del peronismo que impugnaban no sólo las políticas neoliberales, sino también el propio orden capitalista.

5. Los datos corresponden a un informe de la Secretaría de Empleo, dependiente del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (2000), y están calculados sobre la base del año 1995, es decir, después de la privatización de YPF.

6. Los yacimientos y las plantas se distribuyeron entre varias compañías petroleras multinacionales: Pluspetrol, Parquer Dilling, Seperbol, Texaco y Tecpetrol. El control de la destilería de Mosconi fue asumido por Refinor.

7. Sindicato Único de Trabajadores Petroleros.

8. El primer corte se habría producido en 1985, para exigir la continuidad de un proyecto de instalación de una planta petroquímica en la zona, que aseguraba la creación de nuevas fuentes de trabajo (véase Schaumberg, 2004).

9. Un análisis del impacto de estas medidas en la zona puede encontrarse en Aguilar y Vázquez (1998, 2000).

10. En Tartagal y Mosconi habita más de la mitad de la población del departamento. Este dato se desprende del censo de 2001 ; los índices de desempleo corresponden a los censos de 1991 y 2001, respectivamente, del INDEC.

11. Más adelante Nievas se vinculó a la CCC (Corriente Clasista y Combativa), central sindical orientada por el PCR (Partido Comunista Revolucionario).

12. Entre los principales antecedentes se pueden mencionar la primera Marcha Federal, realizada en 1994, el Santiagueñazo, estallido popular en Santiago del Estero que terminó con la intervención de los tres poderes de esa provincia, y las luchas encabezadas en la provincia de Jujuy por el Perro Santillán, dirigente del Frente de Gremios Estatales y militante de la CCC y del PRC.

13. Tras el corte de 1996, muchas de las concesiones comprometidas por los gobiernos nacional y provincial fueron incumplidas, hecho que motivó el nuevo corte de 1997. Sin embargo, el incipiente movimiento surgido en esta zona fue finalmente cooptado por las instancias del poder local y desactivado. Así, a pesar de las similitudes estructurales con las localidades de Tartagal y Mosconi, en este caso el proceso histórico siguió un curso diferente.

14. Dos días antes de esa asamblea, un periodista local y una concejal del Frepaso (Frente País Solidario, de centroizquierda, partido integrante de la Alianza, junto a la UCR) habían iniciado una huelga de hambre, en protesta por la falta de respuestas a los reclamos por parte de las autoridades.

15. Hay otros militantes que no son figuras públicas como las que mencionamos y que formaron parte de la comisión negociadora de 1997; decidimos no consignar sus nombres por razones de seguridad. De cualquier manera, consideramos que los datos aportados hasta el momento resultan suficientes para mostrar la intervención de distintas corrientes de izquierda en la organización y el desarrollo de la protesta, así como la representatividad de sus dirigentes.

16. La bibliografía, los artículos periodísticos y los testimonios sobre este hecho resultan totalmente coincidentes.

17. Distintos sectores empresariales reclamaron "exenciones impositivas y reducción de los aportes patronales" (El Tribuno, II/5/I997); esto último perjudica directamente a los trabajadores, por afectar su salario indirecto. Por su parte, el sector maderero, que se caracteriza por las condiciones de superexplotación que rigen la actividad, participó activamente de la protesta, pidiendo "exenciones impositivas, combustible barato y entrega de tierras fiscales a los productores" (El Tribuno, II/5/I997).

18. Las localidades vecinas de Aguaray, Salvador Mazza y Cornejo, ubicadas al igual que Tartagal y General Mosconi sobre la ruta nacional núm. 34, se sumaron al corte. Según Oviedo (2001: 54) "Unos cien piquetes controlaban todos los accesos."

19. Varios autores sugieren que el planteo de la "reparación histórica", levantado por los manifestantes, apunta simultáneamente a las compañías petroleras multinacionales, que transfieren las ganancias percibidas fuera de la región, y a losgobiernos nacional y provincial, responsables políticos de la desestructuración económica y quienes redistribuyen la renta petrolera obtenida en la zona. En los hechos, los tres actores son identificados como un bloque al que se oponen las reivindicaciones locales.

20. Comerciantes y empresarios deudores del Banco Nación e Hipotecario Nacional obtuvieron una amplia refinanciación; los sectores maderero y agropecuario obtuvieron créditos y tierras fiscales (estatales) para la explotación (Clarín 15/5/1997).

21. Los planes "Trabajar" del gobierno nacional, al igual que otros programas similares a escala provincial, consistían hacia I997 en el otorgamiento de una ayuda de aproximadamente 200 pesos a cambio de una contraprestación laboral, que generalmente consistía en realizar tareas de asistencia municipal o comunitaria.

22. Esta forma de protesta, que se generalizó en la zona a partir del año 2000, consiste en la instalación de piquetes en los accesos de las empresas que impiden la entrada y la salida de materias primas, equipo y producción.

23. Tanto los referentes de la ÜTD como del Partido Obrero han insistido permanentemente sobre este punto.

24. Este tema excede las posibilidades del presente trabajo, y merece una investigación específica.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons