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Espiral (Guadalajara)

versión impresa ISSN 1665-0565

Espiral (Guadalaj.) vol.12 no.36 Guadalajara may./ago. 2006

 

Sociedad

 

Mezcala: encuentros y desencuentros de una comunidad

 

Adriana Hernández García*

 

* Profesora-investigadora del Centro de Estudios de Desarrollo Sustentable del Centro Universitario de la Ciénega, Universidad de Guadalajara. México. adrianahg2004@yahoo.com.mx

 

Fecha de recepción: 18 de marzo de 2005.
Fecha de aceptación: 14 de octubre 2005.

 

Resumen

El desarrollo de la Cuenca Lerma-Chapala-Santiago en el siglo XX provocó importantes cambios con el surgimiento de grandes centros urbanos y la generación de corredores o parques industriales. Sin embargo, el desarrollo generó mayores desigualdades económicas entre las poblaciones urbanas y las rurales, así como efectos de contaminación del medio ambiente y escasez de los recursos naturales. En este trabajo se presentan los puntos de encuentros locales, la historia, identidad y simbolismos que mantienen una visión de la vida comunal; los desencuentros frente al desarrollo aplicado en la localidad; los cambios en los patrones de cultivo y de la pesca, así como la migración como uno de los principales efectos del cambio.

Palabras clave: Desarrollo urbano-industrial, cuenca, desarrollo sustentable, localidades rurales, medio ambiente.

 

Introducción

Los cambios económicos ocurridos en México a finales del siglo XIX y durante el siglo XX transformaron un paisaje nacional, fundamentalmente rural, en construcción de regiones urbanas e industriales. En la actualidad se pueden observar distintos entornos; por una parte, ciudades urbano-industriales y a la vez demandantes de recursos y, en otro extremo, localidades rurales proveedoras de recursos naturales y humanos con un desarrollo económico casi nulo. La Cuenca Lerma-Chapala-Santiago es un ejemplo de éxito en términos de la aplicación del modelo de desarrollo económico. Sin embargo, también son relevantes los efectos ambientales ocasionados en la flora y en la fauna, además del deterioro en la calidad del agua y el poco interés en conservarlos.

El presente estudio forma parte de la investigación de maestría realizada entre 1998 y 2000. Trata sobre el pueblo de Mezcala, localizado en la ribera del lago de Chapala, que a su vez pertenece a la Cuenca Lerma-Chapala-Santiago. Por su ubicación, Mezcala muestra rasgos paradójicos, pues pertenece a una zona que históricamente se ha identificado como turística, como lo es el lago de Chapala y, por otra parte, esta localidad se mantiene aislada y sus actividades económicas principales son la agricultura y la pesca. El aislamiento ha generado también situaciones de resistencia local frente a la dinámica desarrollista exterior que, por diversas razones, ha mantenido al margen a sus habitantes y les ha permitido conservar su identidad y cultura local.

En la era de la globalización es pertinente reflexionar acerca de los cambios económicos, sociales y culturales a los que se enfrentan las localidades rurales, donde las tradiciones, las identidades y costumbres se encuentran con la dependencia económica, social y cultural del exterior. El caso de Mezcala ofrece rasgos particulares de resistencia de lo local a la inserción global.

Este artículo se compone de tres apartados principales y una conclusión final. En el primer apartado se presentan aspectos generales de la Cuenca Lerma-Chapala-Santiago en el marco del modelo modernizador del siglo XX y algunos efectos ambientales en el lago de Chapala y en los pueblos ribereños. Un segundo apartado aborda el caso de Mezcala y los cambios económicos y sociales generados a partir de la crisis ambiental del lago. En el tercer apartado se presentan los puntos de encuentro que permanecen y mantienen unido a este pueblo indígena. El apartado de conclusiones presenta una reflexión sobre cómo el modelo de desarrollo económico impulsado en el siglo XX ha generado mayores desigualdades. Y, de igual manera, los actuales puntos de encuentro entre los habitantes de Mezcala por medio de formas locales de identidad y simbolismo.

 

El desarrollo económico de urbanización y cuencas hidrológicas. El caso de la Cuenca Lerma-Chapala-Santiago

En el siglo XX, y particularmente después de la Segunda Guerra Mundial, se generaron estudios acerca de la evolución de la humanidad. Rostow abordó el origen, desarrollo y objetivo de las naciones y señala que, mediante un proceso ascendente, los países llegan a un desarrollo evolutivo ideal (Rostow, 1960). A partir del concepto de desarrollo se construyó el desarrollo económico que vino a transformar a las naciones.

A finales del siglo XX McMichael planteó que el desarrollo económico ocasionó que los Estados independientes se unieran en una comunidad mundial y se encaminaran hacia ello con éxito (McMichael, 1996). Sin embargo, no ocurrió así en todos los países. En el caso de las naciones en vías de desarrollo, éstas no han logrado realizar este salto evolutivo que se pretendía; a partir de la década de 1980 han sufrido en el camino la pérdida de biodiversidad y la degradación extensiva de sus recursos naturales. México llevó a cabo políticas gubernamentales hacia el desarrollo y modernidad durante la segunda mitad del siglo XX que privilegiaron el crecimiento de grandes ciudades y regiones, sobre la base de localidades rurales con formas de organización interna principalmente de autoconsumo y regímenes internos propios.

El desarrollo generó mayores desigualdades entre países pobres y países ricos, así como entre la comunidad nacional, que sigue diferenciada entre una élite afluente de la población y la gran cantidad de población pobre. Y divisiones entre países desarrollados y subdesarrollados. Y, a su vez, al interior de los mismos países subdesarrollados se generaron regiones con mayor impulso hacia la industrialización a cambio de otras que se convirtieron en proveedoras de recursos humanos y naturales. En México, la industrialización de ciudades como el Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey generó una mayor utilización de recursos como el agua y la tierra, así como de desechos industriales poco regulados (Bennett, 1995). En el caso de la Cuenca Lerma-Chapala-Santiago, la aplicación del desarrollo así planteado generó políticas de industrialización alentadas por los gobiernos federales y de los estados de México, Querétaro, Guanajuato, Michoacán y Jalisco, que provocaron la sobreutilización del agua en la misma cuenca.

A finales del siglo XX el concepto de desarrollo quedó corto frente a la realidad de las dificultades del proceso mismo de desarrollo y los límites que impone el ambiente. De tal manera que en diversas partes del mundo se comienza la reflexión acerca del futuro mundial con relación al indicador ambiental. En el año de 1987 se dio a conocer el concepto de desarrollo sustentable en el Informe Brundtland, en el que se refiere a este tipo de desarrollo como aquel que satisface las necesidades actuales de la población sin socavar la base de recursos necesarios para que las próximas generaciones puedan satisfacer sus propias necesidades a partir de los recursos naturales. Además, intenta proponer un principio de justicia y equidad en las estrategias de desarrollo sustentable (Urquidi, 1996: 47-69). El Informe Brundtland es una continuación de esfuerzos previos por entender mejor la relación del desarrollo económico y el medio ambiente, que empezaron a formalizarse desde la Conferencia de Estocolmo de 1972 sobre medio ambiente humano y desarrollo (Strong, 1996).

El nuevo paradigma que aborda el desarrollo sustentable tiene que ver con el uso o explotación de recursos naturales, la contaminación de los mismos y la viabilidad misma del sistema económico social actual para el futuro mediato (Bifani, 1997). Al respecto, presenta los presupuestos básicos del desarrollo sustentable de la siguiente forma:

El reto fundamental que enfrenta la comunidad humana en esta etapa de la historia es el de controlar su impacto en las condiciones que hacen posible la vida en la Tierra; ello en razón de que el impacto del comportamiento humano en el ambiente, en la fracción de minuto de la historia mundial que ha transcurrido desde la Revolución industrial hasta la fecha, ha alcanzado niveles que están alterando la capacidad del planeta de albergar vida (Strong, 1994: 19).

En México el desarrollo sustentable se ha encontrado con una crisis ambiental en los bosques, ríos, lagos, mares, aire, suelo, entre otros. El agua es escasa, las formas en que se utiliza no son eficientes y se desperdicia mucho; pareciera que para los usuarios es un recurso infinito (Brañes, 1994). Respecto a las formas de uso y gestión del agua, Luis Aboites señala que el proceso de centralización-federalización del manejo de los recursos hidráulicos se llevó a cabo en la construcción y desarrollo del proceso general de fortalecimiento del poder público en México a finales del siglo XIX y durante el XX (Aboites, 1997). Este proceso requirió que usuarios tuvieran derecho al recurso cuando el Estado lo permitiera. Y en la reconceptualización del significado en el uso del recurso agua, la prioridad del Estado fue controlar el manejo del recurso.

El proceso del desarrollo en México se puede observar desde diversas vertientes y, para el caso que nos ocupa, el impulso de centros urbanos y el control del agua generaron desniveles de crecimiento en el país. En el cuadro anterior se puede observar el crecimiento poblacional de las tres ciudades más grandes de México, en tiempos diversos; a partir de 1940 trae consigo la multiplicación de requerimientos para su subsistencia. Bennett señala que en los cambios en el manejo, la administración y usos del agua en México locales y federales, fueron las ciudades las principales beneficiadas (Bennett, 1995: 8).

La Cuenca Lerma-Chapala-Santiago nace en el Estado de México y recorre los estados de Querétaro, Guanajuato, Michoacán, hasta llegar a Jalisco, al lago de Chapala y posteriormente hacia Guadalajara y el estado de Nayarit. En el caso de los primeros cinco estados, éstos forman parte de lo que se llama la región Occidente de México, donde el crecimiento industrial, porcícola, ganadero y agroindustrial se generó con mayor éxito.

Estudios realizados a finales de los años ochenta sobre la calidad del agua de la Cuenca Lerma, señalan que el río presenta en sus orígenes una calidad física aceptable, pero al incorporarse las descargas urbano-industriales del Lerma-Toluca, los deterioraba al grado de clasificarlo como fuertemente contaminado. En Salamanca volvía a quedar fuertemente contaminado en el tramo comprendido entre la salida de la ciudad hasta la incorporación del Río Turbio; después se deterioraba aún más; no obstante, al recibir las aguas residuales de La Piedad volvía a clasificarse como fuertemente contaminado; la calidad mejoraba un poco después de recibir los afluentes del río Duero y se mantenía con estas características hasta su incorporación al lago de Chapala (Ciatec, 1999).

 

El lago de Chapala

Una de las obras con que se recibió el siglo XX para Chapala fue el desecamiento de más de 50 mil hectáreas por parte del terrateniente Manuel Cuesta Gallardo, quien logró que el entonces presidente de México, Porfirio Díaz, consiguiera del Congreso Federal el decreto con la autorización para el desecamiento. Entre los años 1904 y 1909 Chapala perdió más de 560 km2 para dar así origen a la Ciénega de Chapala (Contreras, 1998: 84). Boehm señala cómo el desecamiento de la Ciénega de Chapala formaba "uno de los proyectos más viejos del país, que obedecen a estas necesidades de modernización" (Boehm, 1983: 106).

Diversos cambios se generaron, como: la migración masiva de los ejidatarios de la Ciénega, a quienes afectó la suspensión de agua para riego; la pérdida actual del lago de su función reguladora del clima; y la dotación de agua a las poblaciones aledañas y a la ciudad de Guadalajara. Boehm señala que "el mantenimiento artificial de un orden desequilibrado sólo retiene el proceso y deteriora los medios humanos y naturales necesarios para implementar otras alternativas" (Bohem, 1998: 81-124).

Actualmente, el intenso y acelerado desarrollo industrial que aprovecha el agua, genera un caudal de 44 m3 por segundo de aguas residuales municipales. Hay 560 industrias identificadas que generan 2.4 m3 por segundo de aguas residuales que descargan directamente en el río Lerma. Los contaminantes más comúnmente vertidos son bacterias patógenas, materia orgánica, grasas, aceites y detergentes, y las mezcladas con aguas industriales contienen además metales pesados y sales orgánicas sintéticas (Ciateq, 1999).

El lago de Chapala es el más grande en México. De forma natural, es el punto de llegada de las aguas de la Cuenca Lerma. En sus riberas se han establecido pueblos desde tiempos ancestrales. Sin embargo, como ya se comentó en párrafos anteriores, en diversas ocasiones ha corrido el peligro de la desecación debido a los planes de los gobiernos estatales y federales. En el caso de la Ciénega de Michoacán, la desecación se llevó a cabo a principios del siglo XX y en Jalisco las propuestas de desecación no han tenido igual éxito.

Los municipios ribereños de Chapala son Poncitlán, Ocotlán, Jamay, La Barca, Tizapán el Alto, Tuxcueca y Jocotepec. Las principales actividades de los pueblos ribereños son la pesca para venta y autoconsumo, así como la agricultura de riego directo del lago y de temporal. Y, por su belleza, el lago también invita a realizar visita a turistas nacionales y extranjeros. Sin embargo, en años recientes y debido a los cambios ambientales, estas economías se han visto en graves peligros.

El desarrollo en los pueblos ribereños del lago de Chapala ha sido diverso debido a dos aspectos importantes: la vocación natural de cada uno de ellos, y el impulso económico que han realizado agentes internos y externos. En el caso de las localidades como Chapala, Jocotepec, Ajijic y Jamay, se han visto "beneficiadas" por el turismo nacional e internacional, llegando en momentos a pasar sobre las poblaciones locales para hacer más "agradable" la vida a los visitantes o nuevos pobladores. En el caso de la comunidad de Ajijic, se llevó a cabo la venta de terrenos a extranjeros a costa de la pérdida de tierras por parte de los ejidatarios hacia la década de 1980 (Talavera: 1982).

Las cabeceras municipales de Ocotlán, Poncitlán y La Barca han generado un crecimiento y desarrollo urbano e industrial. En el caso de Poncitlán se han dejado de lado los propios pueblos ribereños a su suerte como Mezcala y San Pedro Itzicán.

Cuadro 2

El crecimiento demográfico de los pueblos ribereños desde finales de los años ochenta hasta el 2000 confirma que los de mayor población, Poncitlán, Ocotlán, Chapala y Jocotepec, son los que han aumentado a partir de centros urbanos e industriales y del turismo. El resto de pueblos han crecido en menor grado y esto se debe a que incluso llegan a expulsar a las nuevas generaciones, al tener pocas posibilidades de ingresos económicos en la agricultura y la pesca, principales actividades económicas.

 

Recapitulación

Es necesaria la construcción de nuevos paradigmas que superen la visión de un desarrollo que no incluye el impacto ambiental y que procuren el desarrollo sustentable, en los pueblos y localidades rurales de la Cuenca Lerma-Cha-pala-Santiago y el lago de Chapala, que son los primeros afectados por la degradación ambiental ocasionada, y a la vez ignorados. Las políticas del desarrollo rural locales han provocado la expulsión de familias completas hacia el exterior y generan más expectativas de mejoramiento económico fuera de la localidad que dentro de la misma.

La disminución del lago entre los años ochenta y noventa ha sido una de las más graves, debido a que se han perdido cantidad y especies de peces. Mezcala, como uno de los pueblos ribereños, ha vivido muy de cerca los diferentes momentos del lago, desde épocas de auge donde se le llamaba el "mar chapálico". Los habitantes señalan que, debido a los cambios, el agua ya no sirve para lavar, bañarse, pasear, pescar, tareas cotidianas de otros tiempos. Y las causas que encuentran consisten en que las aguas son utilizadas por las fábricas, los puerqueros de La Piedad y sobre todo por la ciudad de Guadalajara.

Los beneficios económicos que ha traído el lago, no han llegado a los pueblos ribereños. El desarrollo y la política federalizada han dejado sin voz ni participación a los pueblos de la ribera de Chapala y sin los beneficios del desarrollo. En las diversas comisiones de Cuenca, sea la federal, la estatal o las municipales, no figuran representantes de los pueblos ribereños; las discusiones y decisiones se resuelven a nivel de la administración pública y no de los habitantes.

O, como diría el señor José: "esa agua que se llevan nos hace falta".1

 

Historia de la localidad de Mezcala

Mezcala se localiza en la ribera norte del lago de Chapala. Para llegar al pueblo, se atraviesa el municipio de Chapala, donde se encuentra una carretera que recorre los pueblos de Tlachichilco del Carmen, San Juan Tecomatlán, San Nicolás, Ojo de agua y, finalmente, Mezcala. La mayoría de los habitantes se denominan indígenas. Lo indígena se vive en las fiestas, la historia, las costumbres, los misterios de la cueva del toro, las pinturas rupestres y artesanía precolombina como ollitas de barro dedicadas al rey Tlaloc, encontradas en las tierras de siembra, en las casas y en la ribera del lago. También lo indígena se vive desde la organización comunal de la tierra y su defensa. Como las tradiciones y simbolismos históricos que se recrean una y otra vez para mantener y reforzar una misma "comunidad moral", lo que fortalece los lazos de unión.

Existen diversos hechos que marcaron a Mezcala y a San Pedro Itzicán con el resto de pueblos ribereños; ambos mantuvieron su forma de organización comunal anterior a la ocupación española y que prevalece hasta nuestros días y, por otro lado, su participación en la guerra de Independencia. En lo que se refiere a la organización comunal, el aislamiento es causado por la dificultad de caminos y el poco acceso a otras poblaciones, así como por la calidad del suelo —que en Mezcala se compone principalmente de roca volcánica, lo que hace difícil el uso de herramientas de siembra—, junto con lo que se podría llamar poco interés por parte de los españoles en vivir en este pueblo; por ende, no hubo un mestizaje como tal.

En el siglo XIX, durante la Guerra de Independencia, los pobladores de Mezcala se vieron involucrados como actores principales convocados por el presbítero Marcos Castellanos, entre quienes se encontraban José Santana y J. Encarnación Rosas, por mencionar algunos de los heroicos combatientes. La defensa de la isla de Mezcala ha sido reseñada por incontables autores. Se señala que entre 1812 y 1817 en Mezcala o Mexcala se registró un levantamiento de indígenas de la región para rebelarse contra Fernando VII y la Corona, de forma que en 1817 se les otorgaron tierras y se les eximió del pago de impuestos (Botello, 1987). Hecho relevante que ningún otro pueblo indígena de la región pudo lograr con los soldados realistas, es decir, no fue una rendición incondicional la que llevó a los indígenas de Mezcala a conciliar el fin, sino una posición de ventaja relativa respecto de su contraparte española.

Para ilustrar los acontecimientos ya descritos, a continuación se transcriben dos citas publicadas por el diario El Informador (De la Torre, 1985) de la ciudad de Guadalajara con el relato de lo sucedido:

1 de noviembre de 1812. Vence la guerrilla de J. Encarnación Rosas que encabeza a los insurgentes de la ribera de Chapala, a las fuerzas realistas de José Antonio Serrato, en San Pedro Itzicán, poblado cercano a La Barca. Inicialmente el triunfo pareció inclinarse hacia los realistas que pusieron en retirada a los insurgentes más la actitud de la gente de Serrato que al entrar al pueblo incendian las casa y cometen tales excesos, que obliga a los guerrilleros en huida, a regresar y unirse a los habitantes de San Pedro Itzicán que antes no habían participado en la lucha, para acometer con fuerza a sus enemigos, hasta hacerlos correr.

3 de noviembre de 1812. Tras una serie de rápidas victorias anteriores J. Encarnación Rosas y su lugarteniente José Santana, también nativo de la región Chapalica, derrotan hoy en cruenta batalla a los jefes realistas Rafael Hernández y José Antonio Serrato, comandantes de Poncitlán y La Barca, respectivamente, aunque el encuentro [...]

La autonomía en la organización interna se generó a partir de la cédula real expedida por Nuño de Guzmán, que permitió a los pobladores mantener su territorio y costumbres locales. Esta forma de trato hacia los indígenas de Mezcala no fue única; en el caso de San Pedro Itzicán, pueblo vecino, también mantuvo la propiedad comunal y la identidad indígena, a diferencia del resto de los pueblos de la ribera.

En el siglo XVII, Mezcala presentó una querella legal para defender un mayor derecho respecto de las tierras conocidas como "del comal". En el acta notarial número 45 se otorga el título a los indios de Mezcala de un sitio de ganado mayor en el puerto y de El Comal, jurisdicción de Poncitlán. Se trata de una petición de entrega de documentos para que se les respeten sus tierras que habían tenido desde tiempos de sus antepasados, señalando los linderos con la hacienda de La Higuera.

El juicio se realizó entre los pobladores de Mezcala contra Francisco Casillas y otros habitantes de la zona. Habiendo comprobado que los indígenas tenían mayor derecho, se les otorgó la real cédula por parte de Luis de Nolasco, virrey de la Nueva España (fojas 7 y 8 de la cédula), donde se ordena que se "restituyan todas las tierras que cualesquier persona tienen y poseen en esas provincias sin títulos legítimos" (foja 8 de la cédula). Inició el 30 de julio de 1686 y terminó con fecha 9 de junio de 1688. En este caso se presenta una resolución favorable para los indígenas de Mezcala en contra del señor Francisco Casillas y otros, quienes habían estado metiendo su ganado en los ojos de agua y tierras de los naturales.

La seguridad de sus tierras mantuvo en Mezcala una autonomía de organización comunal y cultural. Mientras que en pueblos como Poncitlán, Ocotlán y Chapala, así como en la Ciénega de Chapala, se introdujeron las haciendas y desarrollaron cambios hacia el beneficio de la Colonia, al encontrarse a las orillas de los caminos reales para que los españoles se establecieran y formaran un nuevo grupo económico y social, cambiando así la estructura anterior. El siglo XX traería nuevos cambios importantes a la zona, como el desuso de la figura de la hacienda, la introducción de nuevos mercados regionales y los cambios en los patrones de cultivo.

Otro momento clave en la historia local fue el de los arreglos posrevolucionarios. En los años posteriores a la Revolución e inicios del reparto de tierras a ejidos, se desarrolló un movimiento de solicitantes, personas que no tenían tierras propias y querían convertirse en productores propios. Mezcala, por su parte, contaba con tierra suficiente para no preocuparse por solicitar más. Sin embargo, hubo varios grupos de solicitantes que pedían tierras para Casa Blanca, San Miguel, propiedades de Mezcala y, debido a que la comunidad no cubría la totalidad de sus terrenos con cultivos, la Secretaría de la Reforma Agraria otorgó a los solicitantes terrenos de Mezcala durante las décadas de 1930 a 1950, disminuyendo las propiedades comunales indígenas.

Para los años sesenta, un grupo de comuneros de Mezcala comenzó a tramitar una titulación de bienes comunales antes de que les quitaran más terrenos. En 1971 el gobierno federal les otorgó 3,602.2 hectáreas mediante el reconocimiento y titulación de bienes comunales2 a 408 comuneros. Actualmente viven aproximadamente 100 comuneros con voz y voto en las asambleas, ya que los títulos no se heredan, y esperan a que llegue lo que ellos llaman "la nueva depuración del censo básico" para que se puedan elegir nuevos comuneros.

El sistema comunal en Mezcala tuvo un cambio importante en cuanto a la organización. Antes de 1971 se consideraba a todos como comuneros; el representante y su comitiva la integraban "los ancianos".3 A partir de la nueva dotación de tierras en los setenta las reglas cambiaron, aunque se siguió respetando a los mayores como comuneros pero, en la medida en que han ido muriendo, ahora son una minoría los comuneros legales y la gran mayoría de los habitantes pueden solicitar tierras pero no votar por nuevos representantes o sobre la tenencia y organización de la tierra actual. Sin embargo, esta organización se mantiene fuerte respecto a la organización y "reglas" internas de litigios, y en numerosas ocasiones los comuneros resuelven conflictos relativos a los asuntos de la tierra.

 

Encuentros locales: mitología y religión

La población de Mezcala mantiene actualmente una riqueza cultural en relación con su pasado indígena. El aislamiento impuesto desde fuera y tal vez desde la propia población local, permitió que su visión del mundo permaneciera a pesar del proceso de evangelización que se vivió a sus alrededores. Se puede inferir que la autonomía en sus tierras generó cierta autonomía en relación con el aspecto religioso. Entre 1791 y 1793, un suceso que relata el visitador de la Nueva Galicia respecto a la iglesia de la localidad, señor José Menéndez Valdez, parece resaltar la fuerza interna de los pobladores frente a las nuevas formas de evangelización propuesta por la Iglesia católica:

[...] lo más admirable, de esta Parroquia, es que no se halla depósito en ella, a causa de la resistencia que han formado los indios, para que dentro del lugar no puedan vivir gentes de razón, por lo que y por no exponer el Divinísimo a las contingencias que en años anteriores padeció la Iglesia con un voraz incendio, sin tener quién ocurriera a socorrerla (De la Torre, 1985: 40).

Este hecho indica el nivel de organización que él llama hacia la protección de la que considera su parroquia, incluido hacia los frailes franciscanos, quienes eran los de razón. Hasta años recientes resultaba complicado entrar en los territorios de Mezcala. En los habitantes existe aún la sensación de quienes van a ser obligados a cambiar; tal actitud no se generó de forma fortuita, sino que la resistencia que reflejan hacia lo "externo" tiene su ingrediente de razón. La resistencia ha permitido a Mezcala defender sus creencias, sus significados internos y sus formas propias de organización.

Sobre la visión del mundo, y particularmente hacia el lago, doña Brana señala que para Dios nada es fortuito y los hombres no podrían explicarnos los misterios que operan en el mundo del lago. Por tanto, me relató la explicación o leyenda sobre el nacimiento de la laguna de la siguiente manera:

Cuentan una historia de un hombre rico que era malo de veras y era dueño del terreno que abarca la laguna. Un día Nuestro Señor se vistió de viejecito y fue a la casa de ese hombre a pedirle un taco y le abrió su sirvienta, que era buena, y le dio un taco sin que su patrón se diera cuenta y al otro día el viejecito otra vez fue a pedir un taco y ya el hombre se enojó y le dijo a su criada que le dijera que lo corriera, que no le iba a hacer nada y ya ella cuando lo iba a despedir le llevaba su taco en una jarra de agua tapándole. Al tercer día que va el viejecito y el patrón le dijo a la criada que lo dejara entrar, ella le dijo "dice mi patrón que entre pero mejor váyase". Ya el viejito entró y el patrón lo agarró a patadas y golpes, lo dejó todo golpeado y ya lo corrió. La criada le dijo "le dije que se fuera, pero no me hizo caso, ya sabía que le iba a pegar, porque es malo mi patrón"; el viejecito le dijo "yo ya sabía lo que me iba a hacer, tú, si tienes familia, salte hoy en la noche porque va a pasar algo y no volteen aunque oigan ruidos ni nada". Ya en la noche salieron la señora con su viejo para el cerro y que empiezan a oír ruidos fuertes, feos y voltearon y dicen que se volvieron rocas y ya al otro día de tanta lluvia que cayó los terrenos del viejo malo se llenaron todos de agua y ésa es la laguna de Chapala. Dicen que en la laguna hay un burbujeo y sale agua de un nacimiento y dicen que ahí hay un animal adentro y que los bagres eran los puercos del señor y las carpas el dinero que él tenía, porque las carpas tienen unas escamas grandes y de color amarillo como las monedas de oro. Es un encanto del Señor lo de la laguna.4

La historia del origen del lago contada por doña Brana es un ejemplo de la visión local de la vida, de la concepción del bien y del mal, así como del castigo de Dios a los ricos malos que trataban mal a los viejos indígenas, entre otros elementos. Entre las interpretaciones de tal relato nos queda claro que Chapala existe no por los hombres, sino por la divinidad, quien dotó de recursos como agua, peces y demás fauna acuática a los indígenas para que pudieran sobrevivir sin ser explotados. Un mensaje implícito es que hay un orden social que está balanceado y que la naturaleza está orientada a apuntalar tal orden social.

La fuerza de esta tradición oral radica en la posibilidad del misterio para mantenerse y dar razón de ser o sentido de la vida a la cultura local. Por eso, para los lugareños el lago es el medio de su historia y todas sus costumbres se relacionan con el mismo. Como pude corroborar, existen varias historias y cuentos orales que se van trasmitiendo de unos a otros, pero lo que les da sentido a estas historias no es su fundamento científico o axiomático, sino la fortaleza y condición de identidad que aportan para imaginar, vivir y sentir la condición de ribereño que se relaciona con su pueblo-lago.

La cultura se refleja en la importancia que se les da a los mayores, a las tradiciones, a las fiestas, así como a los lugares simbólicos, a los petroglifos y a "la Vieja y el Viejo", los guardianes del lago a los que todavía en los años noventa sirvieron de punto de referencia para los lugareños. Y actualmente la cosmovisión religiosa se ha transformado en su creencia en la Virgen de Zapopan, quien visita el poblado en diversas ocasiones cada año y a quien acuden para pedirle que llueva y que mejore las condiciones del lago.

La Vieja y el Viejo son rocas volcánicas. La Vieja mide aproximadamente 30 metros de altura, es de forma semicircular y simula una mujer muy robusta sentada; la gente de Mezcala dice que se pueden ver su cabeza y su gran estómago. El Viejo se encuentra cerca de la Vieja, pero en otro cerrito de enfrente, es más pequeño, mide aproximadamente unos tres o cuatro metros, de forma delgada, pareciera un tronco de árbol en forma de estaca clavada sobre el gran cerro. Para llegar a la Vieja y el Viejo es necesario subir unos 500 metros sobre el cerro que va hacia El Mexicano; como diría don Pablo, se encuentran hacia arriba del barrio de la cantería de Mezcala.

Los habitantes de Mezcala comentan que tiempo atrás acostumbraban pedir agua a la Vieja y el Viejo en peregrinación en años en que no llovía mucho. Salía gente de la iglesia con santos y velas rumbo al cerro, iban descalzos y llevaban agua en bules. En el trayecto iban cantando y rezando a la Vieja y el Viejo. Al llegar, los hombres bañaban a la vieja con el agua de los bules, mientras le seguían cantando y rezando; las mujeres, abajo, al mismo tiempo le gritaban: "¡Santa María de Soyatlán, queremos agua!" Posteriormente bajaban a toda prisa porque antes de que llegaran al poblado, llovía, llovía con ganas; no hay quien desmienta este hecho. Según don Esiquio Santiago: "para ellos esa piedra era Santa María de la Asunción de Mezcalan".5

A pesar de que esta costumbre ya no se practica6 expresamente porque los sacerdotes católicos la prohibieron, la creencia en los guardianes se vive aún en Mezcala. Es posible que las familias ya no realicen peregrinaciones por lluvia, pero aún se dan paseos de "visita" a la Vieja y el Viejo de forma constante. Y en forma paralela a la prohibición de rezar a la Vieja y el Viejo, aparece la Virgen de Zapopan como la nueva protectora del lago de Chapala, traída por la iglesia de Guadalajara para los pueblos de la ribera de Chapala. La fe de los habitantes de Mezcala por la Virgen de Zapopan se da en los rituales de recibimiento que se le hacen una o dos ocasiones por año, en que la Virgen los visita.

La organización de la fiesta por barrios, de los adornos de la calle, la música, la comida, para quienes acompañan a la virgen y el arreglo del templo, son realizados con alegría y gozo. La Virgen recorre las principales calles del pueblo en medio de vías tapizadas de adornos blancos y azules arriba de las casas y confeti. Toca música el mejor grupo local del momento. Se realizan rituales como misas, rosarios, cantos y oraciones casi durante todo el tiempo en que la Virgen visita el pueblo. Mientras, afuera del templo, en el atrio, hay fiesta, con puestos de comida y dulces para los niños.

La Virgen de Zapopan hoy representa la posibilidad que los habitantes de Mezcala tienen para solicitar favores, mejoras económicas, milagros por alguna enfermedad, trabajo, salud, educación y, sobre todo, el mantener un vínculo con lo sagrado que hoy representa la Virgen para ellos.

Un rasgo elemental sobre la fe que existía para la Vieja y el Viejo, ahora existe para la Virgen de Zapopan. Sobre todo, encontramos que la población de Mezcala hasta hace unos años mantenía sus rituales prehispánicos como parte del sentido comunitario. La coincidencia entre lo sagrado de los símbolos culturales locales y las solicitudes actuales ante la Virgen de Zapopan, representan para los indígenas de Mezcala tal vez distintas formas de poder creer y recrear una fe local.

Mezcala sigue siendo en muchos sentidos una comunidad indígena que se distingue por su tradición en la relación hombre-naturaleza y su visión mítico-religiosa basada en misterios. Los códigos y significaciones por estar acostumbrados a convivir con los guardianes simbólicos del lago del tipo de la "Vieja y el Viejo".

En relación con el lago de Chapala, los habitantes de Mezcala perciben que a su alrededor se hace mucha alharaca. Ellos sienten que un acompañante cercano se les está alejando y enfermando. El problema es que las aguas que llegan de lejos ahora se las llevan cada vez más lejos y dejan a los habitantes con terrenos desprotegidos que les pueden ser despojados. De esa manera, el mezcalense resiente la pérdida del principal proveedor y ángel de la guarda que impedía que sus antepasados indígenas fueran sobreexplotados. Ante el futuro incierto, se ciudadanizan en un mundo global adonde emigran para enfrentar una diversidad de intereses con los que es difícil compatibilizar.

 

Desencuentros locales: tenencia de la tierra, pesca y migración

En años recientes se realizó la construcción de la carretera intermunicipal entre Chapala, Poncitlán y Ocotlán. Una parte importante de población la recibió con júbilo, porque ya no estarían aislados y con poca proyección al exterior por la pobre comunicación que aportaba la brecha de terracería. Sin embargo, las propuestas que han llegado a la localidad son de compra de tierras para la apertura del turismo que hasta hoy llega a Chapala. El desarrollo y la modernidad prometen a Mezcala la inserción a los poblados que atraen turismo, pero a costa de la pérdida de su territorio y de su forma comunal local de organización de la tierra.

Las posibilidades futuras de desarrollo local se encuentran con una actualidad económica poco halagadora. En los años cincuenta los programas agrícolas de los gobiernos federales y locales impulsaron el uso indiscriminado de agroquímicos y fertilizantes con una intención de lograr mayor productividad agrícola. Esta forma de manejo de los recursos modificó el patrón económico-cultural, forzando a la tierra a producir; como consecuencia, se ha vuelto más infértil.

La agricultura actualmente es una actividad poco rentable en términos económicos, en la mayoría de los casos. Quienes tienen oportunidad de contar con tierras cercanas al lago de Chapala pueden producir con mayor facilidad principalmente chayote, maíz y otros vegetales. Ello ocasiona en la mayoría de los campesinos en Mezcala la pérdida de fe en la producción agrícola. Sumado a lo anterior, el marco jurídico agrario, que hasta 1992 tenía como prioridad la protección de la propiedad de los campesinos, se reformó, al ser modificado el Artículo 27 constitucional donde se permite la apertura de las comunidades rurales a inversiones externas y la venta de terrenos de los ejidos y comunidades agrarias.

 

La organización comunal

La organización interna de Mezcala es comunal. Tradicionalmente, en Mezcala gobernaban los ancianos; sin embargo, a partir del censo agrario de los años setenta, en que se dotaron únicamente 408 títulos agrarios, las reglas internas cambiaron. Las decisiones internas las votan: el presidente de los comuneros, la mesa directiva y los dueños de títulos comunales únicamente. Hay 408 comuneros vivos con voz y voto, y ellos controlan y deciden por el resto de la comunidad, quienes no tienen derechos comunales. Hacia el interior existen la propiedad comunal y la privada. La propiedad privada la tienen los dueños de terrenos principalmente para casas y partes bajas del pueblo, es decir, en la zona urbana donde todos son dueños de sus terrenos, ya sea por herencia de sus familiares (generalmente sus padres) o por compra a los dueños originales, etc. La propiedad comunal se observa en las partes de los cerros, de los lotes de siembra, cuando un comunero7 solicita a la asamblea o al representante comunal un terreno.

La oficina de bienes comunales atiende dos días a la semana, miércoles y sábados; en ella de 10 a 2 de la tarde se encuentran el representante, el tesorero y el secretario de la comunidad. A la oficina asisten todas las personas que tengan algún "litigio"8 con sus tierras, lo que puede ser desde donaciones, herencias, conflictos de linderos, conflictos por tierras, solicitudes de terrenos del cerro, pago de cuotas anuales (cuatro pesos por año), entre otros. La oficina cuenta con tres escritorios, cuatro máquinas de escribir manuales, dos archiveros de madera que sostienen los más de 30 libros de actas de asambleas y otros "litigios" de la comunidad de Mezcala; también hay alrededor sillas en las que la gente que espera y litiga se puede sentar.9

La forma ordinaria de solucionar los litigios es mediante la costumbre oral, es decir, que la ley agraria, civil o penal no se utiliza a menos que el problema lo determine ante otras autoridades. La máxima autoridad es la asamblea, en ella se toman las decisiones determinantes para la comunidad, se resuelven conflictos graves, se eligen representantes cada tercer año y se decide por cuál partido se va a votar en las siguientes elecciones.

Sobre la organización comunal existen diversas opiniones, por ejemplo doña Sara, quien es hija de comunero, a pesar de eso no tiene parcelas de siembra; cuenta la forma anterior de organización comunal para solicitar tierra:

Antes de que les dotaran, éranos los anteriores, las autoridades elegían a quién le daban las tierras. El pueblo cambiaba a los representantes antes. Había votación en la plaza, llena de pueblo, todo el pueblo votaba por los representantes. Ahora ya no, si no están censados10 no pueden votar, los únicos que votan son los censados. No es justo porque a todos les piden cuota y ya no pueden elegir a los representantes. Para pedir tierras ahora, se pueden pedir del cerro para arriba [...] en el cerro somos libres de sembrar. En el cerro de enfrente. Del pie del cerro para arriba sí semos libres de sembrar.11

Los cambios en la organización comunal han dejado a la mayoría de la población sin derecho a la tierra, uno de los principales recursos económicos con que cuenta la localidad. Los cambios jurídicos ocasionaron que un grupo de comuneros tomaran las riendas y el control del suelo. A pesar de que los hijos de comuneros pueden solicitar tierras comunales, éstas están formadas por suelos pedregosos, donde es casi imposible hacer producir. Estos cambios culturales en la organización comunal han traído consecuencias graves para los habitantes de Mezcala, además de pocas posibilidades económicas de subsistencia.

 

La pesca

Otra de las transformaciones locales con mayor repercusión se ha efectuado respecto de la pesca en Mezcala. Uno de los privilegios de ser vecino del lago ha sido recibir los alimentos que éste proveía a los habitantes. Salir a pescar representa una actividad económica y de autoconsumo alimentario. Sin embargo, este patrón también se transformó durante el siglo XX. La actividad pesquera se convirtió en un medio económico de tal suerte que llegó el momento en que se llegaban a pescar cientos de kilos por día en todos los pueblos de la ribera. A la vez que no se respetaban los tiempos de reproducción o "vedas", las prácticas de pesca artesanal en que se capturaban peces de todos tamaños fueron algunos de los factores que influyeron para que poco a poco las especies se agotaran.

Paré señala que en el caso de Chapala existe una "actividad pesquera insuficientemente planificada" debido a las necesidades de desarrollo de distintas regiones y los intereses convergentes o contradictorios de los distintos sectores sociales (Paré, 1989: 10). Ello por la realización de prácticas de pesca inadecuadas por parte de los pescadores ribereños, junto con un modelo de "desarrollo regional" impulsado por el gobierno de Jalisco en los años setenta, donde privilegiaban la creación de corredores industriales y un desarrollo agrícola en La Barca y Sahuayo, Michoacán, con una producción de granos, maíz, trigo, sorgo, cártamo, entre otros. Al respecto, la autora previene entonces sobre los peligros de este desarrollo, cuando subraya que los pescadores y campesinos pobres de la región optaron entonces por sobreexplotar los recursos del lago y los terrenos cerriles, deforestándolos y azolvando el lago.

La organización pesquera del lago de Chapala fue impulsada por las instancias de gobierno, de manera que los pescadores debían estar inscritos en las cooperativas, pagar cuotas y aparentemente "estar organizados". A pesar de la existencia de una organización de pescadores, para 1986 la Delegación de Pesca en Jalisco tenía registrados 2,474 pescadores en todo el lago: 1,575 organizados y 900 libres. Sin embargo, las organización y las cooperativas no garantizaban a los pescadores mejores condiciones o recursos para tal actividad. Esta institución funcionaba para "otorgar" permisos de pesca y recibir las aportaciones, más que para representarlos.

A diferencia de lo sucedido en el lago de Chapala, encontramos ejemplos de cooperativas de pescadores que integraban una fuerza local y municipal fuerte, tal es el caso de los pescadores de Baja California en el Mar de Cortés (Chenaut, 1985) y de la Laguna de Tamiahua (Sada, 1984) donde las luchas internas y la existencia de grupos de poder en los años ochenta dieron como resultado una "solidez y madurez política a las cooperativas y al municipio en el manejo de los asuntos internos y ante otras instancias institucionales de carácter nacional" (Sada, 1984).

En las diferentes organizaciones de pescadores influyen diferentes variables para poder llegar a la consolidación y defensa de los intereses. Una organización de pescadores que se preocupe poco o tenga poca información sobre la situación de contaminación y pérdida de especies piscícolas, podrá mantener esta actividad económica y su propia organización frente a los retos que implican los cambios tecnológicos y de mercado. La fortaleza en las organizaciones pesqueras se encuentra en una organización interna sólida, de manera que no sea posible perder su medio económico de subsistencia.

 

Migración

La situación del lago de Chapala, así como los ciclos cambiantes en la pesca, generan poca seguridad en dicha actividad, de forma que tienen que salir en épocas de poca pesca. La pobreza de la tierra, así como la poca certidumbre de poder adquirir tierras buenas de siembra, hacen que arriesgarse a esquivar a la "migra" en Estados Unidos sea más atractivo y posible. El crecimiento de población que emigra es un desequilibrio que contrasta con el aumento en la cantidad de tierras de siembra, lo que genera la expulsión de miembros de la comunidad.

La emigración es otro efecto de los cambios recientes en Mezcala. La emigración se ha dado principalmente hacia Chapala, Ixtlahuacán de los Membrillos y la ciudad de Guadalajara, para emplearse en actividades de albañilería, trabajo doméstico y jardinería, los cuales les permiten regresar cada fin de semana, o bien salir y regresar a diario.

El proceso de emigración al exterior es hacia Estados Unidos. Ésta se ha dado desde los años cuarenta por medio de contratos que llevaba a cabo el gobierno de EU a los campos de fresa en California, principalmente. Los llevaban en trenes con cobija, comida y asientos pagados; ya en la frontera los cambiaban a trenes de EU y de ahí a los campos. A partir de 1980 la emigración local de Mezcala se ha incrementado debido a varias razones: los primeros emigrantes se han llevado a su familia; la situación económica ha hecho que las familias envíen a sus miembros a ganar dólares; los migrantes regresan y cuentan maravillas de Estados Unidos y atraen a sus familiares y coterráneos a aventurarse en las ganancias de dólares.

Desde los aspectos culturales, la emigración ha traído diversos cambios en la localidad, que muestran una adaptación a la vida del norte en Mezcala, de manera que ha permeado la forma de hablar, de vestir, de percibir el mundo de los habitantes de la localidad, primordialmente entre los jóvenes y niños. La posibilidad de que familiares envíen dinero para la construcción de las casas habitación, la compra de un terreno agrícola o de construcción de vivienda, para los casos de emergencia como enfermedades imprevistas, aunado a la cooperación para la fiesta principal de agosto, "día de la Virgen de la Asunción", son ejemplos de cómo la localidad se encuentra inserta dentro de un movimiento de interconexión entre lo local y lo internacional en este caso. La interdependencia cotidiana que se vive en Mezcala hacia los ingresos económicos que se envían desde el país del norte resulta ahora indispensable para la economía local.

Los cambios en la localidad se dan también en el aspecto cultural. Es común ahora ver bandas de jóvenes vestidos estilo "cholo" de Los Ángeles, como la población misma lo señala; esto, junto con la proliferación de drogas como la mariguana, inhalantes como el tíner, pegamento de tipo industrial VH2000, y la cocaína, entre los más señalados. Existe una preocupación de los padres al respecto, ya que sus hijos que han conocido el norte, regresan y no quieren trabajar en el campo, algunos ya no se pueden regresar y viven una recreación del estilo norteño en Mezcala. Se da también la inconformidad desde los niños, ya que ahora su ideal de vida es crecer para irse al otro lado.

 

Conclusiones

El modelo de desarrollo aplicado en la Cuenca Lerma-Chapala-Santiago generó el surgimiento de ciudades medianas y grandes como polos económicos en los estados de México, Querétaro, Michoacán, Guanajuato y Jalisco. Sin embargo, dejó de lado a las poblaciones rurales, las privó de sus derechos igualitarios al acceso de recursos y de la búsqueda de alternativas económicas desde sus localidades. Realizando, además, una expulsión de campesinos a los centros urbanos y al extranjero.

El desarrollo resultó en términos económicos, no así desde el ambiental. La contaminación ocasionada en los ríos y lago de Chapala no tiene precedentes, ni soluciones viables hasta la actualidad. El enfoque del desarrollo sustentable como nuevo paradigma de desarrollo consciente de la escasez, contaminación y agotamiento de los recursos, propone nuevas formas de desarrollo y a la vez de conservación de los recursos locales, estatales, nacionales y mundiales. Desde este enfoque, las localidades pueden llevar a cabo decisiones y participación social, ya sea en la recuperación de formas más respetuosas de relación con el lago de Chapala, como en alternativas sustentables viables desde los ámbitos locales.

La localidad de Mezcala ha permanecido culturalmente aislada a partir de que en diversas ocasiones históricas se ha visto amenazada desde el ámbito civil o eclesiástico a integrarse a la cultura nacional y perder su propia identidad. La resistencia, como una forma de vida, en Mezcala les permite en la actualidad conservar rasgos importantes de identidad, simbolismos, cultura y vida comunitaria.

Un rasgo elemental sobre la fe que existía para La Vieja y el Viejo, ahora existe para la Virgen de Zapopan. Sobre todo, encontramos que la población de Mezcala hasta hace unos años mantenía sus rituales prehispánicos como parte del sentido comunitario. La coincidencia entre lo sagrado de los símbolos culturales locales y las solicitudes actuales ante la Virgen de Zapopan, representan para los indígenas de Mezcala tal vez distintas formas de poder creer y recrear una fe local.

Una fuerza propiamente organizada en defensa del lago no existe en Mezcala; existen otras formas de unión y otras maneras de demostrar la inconformidad por el lago: la forma de organización entre los diferentes barrios para la coordinación y celebración de las fiestas religiosas y cívicas de cada año, los grupos gremiales de pescadores y de comuneros, los partidistas, como priistas y panistas que se disputan el agente municipal cada tres años. La apariencia de desorganización local supone interpretar que no existe en los mezcalenses un discurso propiamente en pro del lago.

La inexistencia de formas culturales puras de las localidades se repite en Mezcala. Por una parte, se encuentran las formas de resistencia local a los cambios externos de control; sin embargo, desde lo interno también se dan pugnas fuertes entre grupos de control y gobierno entre los habitantes. Esta situación tensa deja a los pobladores con pocas propuestas frente a los cambios externos, que invitan a la población a vender sus tierras y su identidad.

El estudio de la localidad de Mezcala es un ejemplo de lo que prevalece en este tipo de localidades pequeñas y aisladas del desarrollo en el estado de Jalisco y de los polos económicos. A estas localidades se les recuerda por las ocasiones en que rememoran eventos históricos como la lucha insurgente de la isla de Mezcala en el bicentenario de la Independencia organizada para celebrarse en 2010 en esta zona del país, o bien desde los "antepasados indígenas", que poco se recuerdan.

Indudablemente se están gestando acciones desde los pobladores afectados por las políticas del agua y la urbanización, como en el caso de los habitantes de Atenco, Estado de México, quienes defendieron sus derechos sobre la construcción de un nuevo aeropuerto para la ciudad de México. De igual manera, la defensa de los pobladores por sus tierras y derechos en la construcción de la presa Arcediano en Jalisco, originando nuevos estudios de factibilidad donde la sustentabilidad sea un parámetro de pertinencia del mismo. O el caso de la presa que se propone construir sobre las aguas del río Verde en los altos de Jalisco. De igual manera, las mujeres del río Cutzamala que defienden su derecho al uso del agua sobre la presa del mismo nombre.

La participación social parece ir construyendo en México líneas de encuentro frente a la problemática ambiental y, sobre todo, en el uso y gestión del agua. Las acciones emprendidas por actores locales presentan la posibilidad de construir nuevas formas de administración del agua desde otras voces afectadas. Este escenario nacional puede ofrecer soluciones sustentables y democráticas en la construcción de nuevas políticas en la gestión y uso del agua.

 

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Notas

1. Datos de campo del periodo 1999-2000 durante el trabajo de campo para la elaboración de la tesis de maestría en CIESAS Occidente. Entrevista al señor José López, habitante de Mezcala.

2. Copia de la resolución presidencial emitida en 1971.

3. Plática con don Esiquio S., encargado del museo comunitario sobre los sistemas de organización en Mezcala, diciembre de 1999.

4. Entrevista con doña Brana G., habitante de la localidad, febrero de 2000.

5. Entrevista con don Esiquio Santiago, septiembre de 1999.

6. "Antes iban a pedirle agua a la vieja y el viejo de la historia, pero ya se acabó eso también porque los padres nos regañan, dicen que no nos creamos de la piedra, que no es Dios. Hay un Dios y a ése hay que pedirle, venerarlo, rezarle nomás a él." Entrevista con doña Brana, enero de 2000.

7. Por comunero se entiende a uno de los 408 comuneros del censo básico de 1971, a un hijo o cualquiera nacido en Mezcala (señor Santiago de la Cruz Velásquez).

8. Por litigio en Mezcala se refiere a cualquier asunto de tierras que se trate en la oficina de bienes comunales.

9. Datos de campo, 1999 y 2000.

10. Censados son los que integran el censo básico y quienes son comuneros con voz y voto.

11. Datos de campo, noviembre de 1999.

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