SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.11 número33Activistas, académicos y juristas frente a la reforma laboralOrganizaciones no lucrativas: visión de su trayectoria en México índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Espiral (Guadalajara)

versión impresa ISSN 1665-0565

Espiral (Guadalaj.) vol.11 no.33 Guadalajara may./ago. 2005

 

Reseñas

 

En busca de la seguridad perdida

 

Carlos Massé Narváez*

 

*El Colegio Mexiquense, A. C.

 

El libro de Nelson Arteaga no podría aparecer en mejor momento, por cuanto alude al entorno de reclamo social frente a las autoridades encargadas de la aplicación de la justicia en nuestro país, aunque no sólo en él. Se trata de un reclamo cada vez más fuerte en nuestros países, debido al desarrollo reciente de las democracias latinoamericanas en cuanto a la alternancia en el poder, a pesar de que sean sólo democracias formales. No es nada nuevo señalar el incremento de la criminalidad en el mundo. No sólo hay evidencias de que el modelo de desarrollo neoliberal globalizador únicamente beneficia al monopolio, sino que en ese proceso la economía informal aparece como recurso de sobrevivencia para las masas. Esta economía informal también puede ser considerada ilegal, aun cuando se dedica a la producción de bienes y servicios. Frente a la impotencia de un Estado reducido y controlado por la ultraderecha, el mercado abre también sus puertas al alza de la criminalidad.

La oferta de empleo es mínima y lo que de ella se obtiene como salario es paupérrimo. Al lado, emerge una oferta de criminalidad sin precedente. Asesinatos de mujeres —en apariencia, inexplicables—, piratería, droga y secuestro. No existe una política de Estado eficaz y medianamente creíble que la combata. Apenas hace unos días, en estados del centro del país, se llevó a cabo un operativo contra la delincuencia que resultó poco convincente. Lo que la sociedad quiere ver es cómo se propone que se "reconviertan" las instituciones mafiosas del Estado en instituciones que realicen las actividades para la que fueron creadas. Cito al autor:

La fuerza del crimen organizado a escala global está en su capacidad para conservar sus raíces étnicas, culturales y territoriales que se engarzan con un nuevo tipo de estrategia racional y cultural de ascenso social, económico y simbólico —en particular entre los jóvenes— que tiene una gran aceptación en una cultura meritocrática en la que el Estado no puede ofrecer sino desempleo, ocupación a tiempo parcial, informalidad, estructuras de trabajo flexible y salarios devaluados.

El mundo del crimen el organizado experimenta transformaciones culturales profundas y ocasiona la estructuración de una sociabilidad radicalmente nueva: conformada por una especie de nihilismo que expresa la desesperanza de una sociedad que ofrece menos expectativas, así como la reproducción constante de las relaciones de exclusión.

Arteaga ha puesto el dedo en la llaga. Como buen sociólogo, se adelantó a estudiar lo que se estaba gestando (como proceso que se multiplicaba por la adición de nuevos factores o del desdoblamiento de los mismos). Deductivamente, alude a efectos de la globalización económica y su impacto en las sociedades latinoamericanas (otro nivel descendente), para aterrizar en cómo nuestro país cambió de configuración territorial: del medio rural marginal, al medio urbano excluido. La exclusión del empleo, de los servicios más elementales de una vida digna: el derecho a la educación, el derecho a la salud (ambos servicios públicos). El cambio en el modo de producir está finiquitando los pocos resabios del Estado de bienestar, tal como lo exige el capitalismo actual. Todo ello y más introduce el autor para respaldar sus tesis centrales al respecto de la pérdida de legitimidad del Estado como instancia para resolver los problemas sociales relativos a la violencia. En cambio, el propio Estado se encuentra en la perspectiva de reacomodo frente a una situación que parece estar escapándosele de las manos, algo para lo que no estaba preparado. El hecho de que el Estado incremente su personal de seguridad o destine a ello más recursos no representa una solución al problema central de la inseguridad y la violencia. Es una salida que busca la legitimación de su existencia frente a un problema que parece ya no estar en sus manos resolver. Demagógicamente emprende acciones y dicta estrategias que le permitan relanzar una novedosa forma de control social.

El libro de Nelson Arteaga —y esto hay que resaltarlo— fue publicado por la Universidad que lo albergó como estudiante (específicamente en el Centro de Estudios Iberoamericanos "Mario Benedetti" de la Universidad de Alicante), lo cual no es usual ni frecuente. Posee, además, el mérito de un enfoque sociológico abarcador. Investiga en el marco de factores estructurales, sin descuidar la especificidad de los ámbitos de abordaje. Con ello va tejiendo una delicada construcción de conocimiento que no se ciñe al mero ámbito de la violencia per se: va y viene del nivel estructural a lo específico concreto, con el objetivo de explicar y comprender a la violencia.

Procede de manera sistemática —pero nunca tediosa— en la indagación de cómo se llega a la violencia directa. Respeta y aclara las limitaciones temporales y conceptuales de su análisis y prevé los riesgos de una posible interpretación sesgada del arribo de esta violencia directa. También hace un recuento de los enfoques sobre la violencia y cómo el propio Estado se "recompone" a partir de los cambios que devienen de la instrumentación de las políticas públicas con respecto de ella. Como se podrá apreciar en el libro, las medidas recientemente adoptadas por el Estado mexicano están muy lejos de siquiera pretender un entendimiento cabal del problema de la violencia como malestar social.

Uno de los méritos de este libro es la contribución analítica del autor en términos de explicar cómo es que la violencia se instaura y crece peligrosamente. Para ello construye la categoría de distancia social, que permite focalizar los efectos de la diferencia social en el entendimiento "moral", como zona inestable y variable, que refleja la desigualdad y la fragilidad de la identidad social:

[... ] mientras que la frustración, el miedo y la ansiedad son elementos que potencian la agresividad [... ] Cuando la dinámica de la violencia ha sido puesta en marcha, la distancia social se acentúa, con lo que el ciclo vuelve a comenzar profundizando el miedo y expandiendo los recursos disponibles para enfrentarla, paradójicamente, con más violencia.

Un análisis detallado del proceso de globalización económica lleva de la mano al lector a entender las condiciones estructurales del nuevo escenario de la violencia. El agotamiento del taylorismo y su paso al fordismo como procesos perecederos del capitalismo de la posguerra. De ahí se pasó a la visión "monetarista": baja de los salarios, crecimiento con desempleo, desmantelamiento del Estado benefactor y cierre de los créditos fueron políticas para salvar a las grandes empresas. No se previó, o no se quiso ver, los nefastos efectos sociales que ello conllevaría. Así como en nuestros países no se anticipó que la adopción de los modelos taylorista y fordista implicaba la depredación ecológica de nuestros ríos y cuencas, sin contar la contaminación causada por el consumismo desbocado de las clases pudientes.

En el apartado "Violencia y globalización", Arteaga nos deja ver cómo el incremento de la violencia viene aparejado con la globalización económica:

[... ] el crimen organizado utiliza, al igual que hace el mundo de los negocios y las empresas la globalización del mercado financiero para desarrollarse y reproducirse [...] de tal suerte que su acción repercute como nunca antes en las relaciones económicas y políticas internacionales [... ] explota todos los desequilibrios económicos, políticos y sociales por todo el mundo.

El ámbito de acción del crimen organizado es inimaginable, va más allá del tráfico de drogas, armas y automóviles y el contrabando de casi cualquier cosa:

[... ] incluidos material radioactivo, órganos humanos e inmigrantes ilegales; prostitución; juego; usura; secuestro; fraude y extorsión; falsificación de objetos, billetes bancarios, documentos financieros, tarjetas de crédito y carnés de identidad; asesinos de alquiler; tráfico de información delicada, tecnología u objetos de arte; ventas internacionales de objetos robados; o incluso vertidos de basura ilegales de un país en otro.

La colusión de intereses entre la política y las actividades ilegales de la mafia resulta un componente esencial de la economía mundial, el lubricante indispensable de un buen funcionamiento del capitalismo.

Al analizar el asunto de la violencia en México, Arteaga hace un recorrido al que llamamos "crisis tras crisis" (tal parece ser nuestra historia contemporánea). Cuando la desigualdad y la diferencia se ahondan aparece la distancia social (yo añadiría la relevancia que otorgan los medios de comunicación —a través de la imagen— a la individualidad por encima de la comunidad) entre grupos y clases, con lo que se crean barreras para que los individuos reconozcan en el Otro a un par igual. Aquí la distancia social sirve como mecanismo facilitador de la violencia directa en sus diferentes expresiones.

Si a estas condiciones que favorecen la presencia de la violencia se les suma la insatisfacción y la incertidumbre que ha generado en millones de mexicanos la caída de los ingresos y el claro deterioro de las condiciones de vida [... ] la frustración y el miedo son elementos que potencian la agresividad, la cual puede materializarse una vez que las personas o los grupos sociales establecen la violencia como una estrategia para acceder a los recursos a los cuales consideren que tiene derecho. Esta dinámica vuelve a cada uno de los mexicanos en objeto y sujeto potencialmente portadores de la violencia directa y reflejan el proceso de cambio de un estado de precarización en estrategias de agresión, las cuales, no sólo se circunscriben a la esfera de la economía, sino también de la política y la cultura.

En seguida, el autor explica cómo se da este trasfondo analítico en el actuar de grupos sociales concretos; así como sus diversas interpretaciones del porqué del incremento de la violencia, el alza de la criminalidad y cómo han de combatirse. En ambos casos, el punto de vista de estos grupos, y también el del gobierno, se centra en que la violencia ha de enfrentarse con más violencia.

Este análisis permite a nuestro autor explicar, con base en el análisis de las políticas gubernamentales y las leyes recientes en la materia, cómo emergen los ganadores de este gris panorama nacional. Aunque no utiliza el término "patrimonialismo", su análisis muestra que los cuerpos policíacos se ven beneficiados con el punto de vista gubernamental pero también con el privado. La salida propuesta desde el gobierno del ex presidente Zedillo Ponce de León hasta el gobierno actual (La Jornada, 14 de julio de 2004) ha sido el incremento al presupuesto para seguridad pública. Resulta de sumo interés el análisis de Arteaga en este punto, toda vez que explica una serie de ambigüedades en la ley: la confusión conceptual y hermenéutica de hechos y conceptos es lo que impera en leyes y reglamentos, que son el resultado de la pobreza intelectual de sus autores.

El populismo punitivo es otra interesante categoría de análisis del autor. Considera que mediante un discurso que presenta al Estado como el redentor de los desprotegidos —aunado a las promesas irrealizables hechas al pueblo, al lado de un llamado a la armonía, al respeto entre ciudadanos— se fortalecerá la unidad moral y el consenso social sobre el problema particular de la violencia, con lo que se reduciría el crimen. Todo lo cual podría satisfacer a un sector particular del electorado.

Pero el libro no termina ahí: el autor nos ofrece un ejemplo, el caso del Distrito Federal, como laboratorio de "políticas" para enfrentar la violencia y el crimen organizado.

En busca de la legitimidad. Seguridad pública y populismo punitivo en México, 1990-2000 nos ofrece una visión muy acabada de las causas estructurales, así como de los factores que inciden directa e indirectamente en el proceso de incremento de la violencia y el nuevo papel que tiene el crimen organizado en la etapa actual del capitalismo.

 

Nota

Arteaga Botello, Nelson, En busca de la legitimidad. Seguridad pública y populismo punitivo en México, 1990-2000, CEMAB, Alicante, España, 2004, 206 pp.         [ Links ]

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons