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Desacatos

versión On-line ISSN 2448-5144versión impresa ISSN 1607-050X

Desacatos  no.57 Ciudad de México may./ago. 2018

 

Reseñas

Una nueva mirada a la presencia afrodescendiente en México

A New Look to the Afro-Descendant Presence in Mexico

Fernando Salmerón Castro* 

*Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Ciudad de México, México. salmeron@ciesas.edu.mx

Afrodescendientes en México. Una historia de silencio y discriminación. ., Velázquez, María Elisa; Iturralde Nieto, Gabriela. 2016. Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México:


En el breve artículo “La literatura afromexicana en el contexto del Caribe”, Joe Pereira (1995) identificó dos tendencias generales: una de autonegación y privilegio de la estética y los valores del eurocentrismo dominante, y otra de autoafirmación y aceptación de la negritud como identidad legítima y cómoda. En la revisión de la poesía y la música afromexicanas encuentra esta dualidad entre la confianza de los autores en sí mismos, asociada a su identificación con la herencia africana, y al mismo tiempo, una presencia importante de la ideología del mestizaje, anclada en un cromatismo racista y prácticas generalizadas de desvaloración y negación. Esta secesión cultural es producto de las presiones del mestizaje, encauzadas por las clases dominantes tradicionalmente eurocéntricas y un modernismo fuertemente influido por esas tendencias de raigambre racista. Como resultado de la prevalencia de este dualismo, en México hemos sido testigos de una negación conflictiva de la presencia de los descendientes de personas de origen africano en la construcción de la nación mexicana.

En el momento presente, un conjunto creciente de voces se ha sumado para asegurar el conocimiento y reconocimiento de las poblaciones afromexicanas. Todas ellas se enfrentan, sin embargo, con una falta de herramientas estadísticas, gráficas y documentales que permitan sustentar una visión incluyente de nuestra realidad nacional. De ahí la relevancia del texto, cuya segunda edición publican la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación y el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Este libro se reedita con interesantes agregados de información reciente -sobresalen los datos de la Encuesta intercensal 2015, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía-, nuevas ilustraciones y una revisión cuidadosa. Se trata de un esfuerzo interinstitucional importante por lo que este material puede hacer en el contexto de la lucha por el reconocimiento y la valoración de la población afromexicana en la construcción nacional, así como en el combate contra la discriminación y a favor de la garantía de los derechos de las poblaciones minorizadas.

Afrodescendientes en México… se compone de siete capítulos, una introducción y una serie de anexos que da contexto al análisis y permite profundizar en el conocimiento de la población afromexicana. Se trata de un volumen balanceado y de lectura ágil, como debe corresponder a un material que pretende difundir los aportes de los pueblos de origen africano a la construcción de la sociedad mexicana para el gran público.

La introducción nos sitúa, por una parte, en la presencia, poco conocida en México, de descendientes de pueblos africanos, su historia, relevancia y aportes. Por otra parte, en el hecho de que, a pesar de su importancia, han permanecido olvidados para la historia y la sociedad mexicanas. Dar a conocer esta historia y presencia resulta esencial como acto de justicia y como una forma de responder a las demandas legítimas de los pueblos afromexicanos que han sufrido olvido y discriminación. Contribuye también a llevar adelante las actividades promovidas por los colectivos afrodescendientes y los organismos internacionales a favor del reconocimiento global de las injusticias cometidas en su contra por los regímenes esclavistas y sus contribuciones a las sociedades de las que han formado parte activa desde entonces.

El primer capítulo se centra en la presencia actual de los afrodescendientes en México. Quiénes son, dónde están, por qué llegaron a esos lugares y en qué números. Podemos ver cómo sus características y diferencias se relacionan con los procesos a los que estuvieron sometidos y el contexto de cada región a la que se integraron. Los mapas e ilustraciones que acompañan el texto nos llevan a identificar con claridad las regiones que hoy tienen una presencia afromexicana reconocible, así como sus particularidades y similitudes. Este capítulo es clave en un libro que busca combatir la invisibilidad de la población afrodescendiente en México, sus recuadros y vetas de exploración ulterior dan al lector la posibilidad de explorar aspectos específicos de estas historias.

El segundo capítulo se dedica a la historia de la esclavitud y el comercio esclavista. Resulta instructivo el contraste entre distintas formas de esclavitud y trata de personas en el mundo. De manera breve pero clara, se muestra cómo las rutas comerciales consolidaron esquemas de intercambio transatlántico, en los que las personas eran vistas como una mercancía y cómo esta deshumanización condujo al desarraigo forzado de millones de africanos a lo largo de casi 400 años. De nuevo, los mapas y las ilustraciones comunican con sencillez varios aspectos de gran complejidad en las rutas del comercio inhumano de personas.

El capítulo tercero dibuja, a grandes trazos, el contexto del continente africano del que se extrajeron los pueblos esclavizados. El acento está puesto en la relevancia de las grandes civilizaciones de ese continente y la gestación de unidades territoriales diferenciadas por culturas, religiones y formas de organización política. Esto permite subrayar la diversidad de las poblaciones extraídas y también sus significativas contribuciones a las sociedades en las que se instalaron, desde las formas económicas y productivas, hasta las expresiones artísticas, culturales y de organización social. En palabras de las autoras, es claro que, con base en esa herencia, las personas africanas y sus descendientes tejieron relaciones sociales y afectivas con las poblaciones que los acogieron (p. 58). El enriquecimiento y la transformación de estas herencias múltiples y cruzadas dieron lugar a las culturas e identidades americanas de las que somos parte. Subrayar la importante herencia africana y las contribuciones de sus descendientes a sociedades como la mexicana es fundamental para recuperar una historia invisibilizada y menospreciada.

El cuarto capítulo describe el papel que desempeñaron las personas africanas en la formación de la sociedad y la cultura de la Nueva España, espacio y tiempo de la construcción de lo que hoy es México. En este ciclo, es relevante el señalamiento de las primeras personas africanas de las que se tiene noticia, por qué y cuándo llegaron los africanos esclavizados y de qué modo se incorporaron a la formación social de la colonia española. Aunque breve, no es menor la mención a las manifestaciones de resistencia al sistema esclavista, tanto en forma de rebeliones y evasiones, como en manifestaciones menores de la vida cotidiana. Todas estas cápsulas tienen referencias a otra literatura y grandes áreas de nueva investigación que merecen emprenderse.

El quinto capítulo distingue el final del periodo colonial, marcado por la Ilustración y sus consecuencias económicas, políticas e ideológicas. María Elisa Velázquez y Gabriela Iturralde Nieto subrayan los efectos de este cambio de época en la construcción del racismo basado en justificaciones pseudocientíficas: “además de las medidas para transformar la administración del Estado, se pusieron en práctica nuevas ideas sobre la sociedad, las costumbres y formas de pensar relativas a la educación, la ciencia, las modas y las diversiones” (p. 78). Estos cambios impulsados por las reformas borbónicas fortalecieron ideas raciales y prejuicios que nutrieron la organización social y cultural de la época. La selección de algunas pinturas del periodo agrega al texto gran utilidad y riqueza expositiva.

El sexto capítulo muestra de qué manera la independencia y la abolición de la esclavitud trajeron aparejados procesos de invisibilización de las personas afrodescendientes, en la medida en que el criollismo y el mestizaje fueron las ideologías que permitieron luchar por la independencia y construir la nación mexicana. A pesar del papel fundamental que desempeñaron muchos afrodescendientes en el proceso de independencia, “el nuevo proyecto de nación menospreció” su participación (p. 85). Debe sumarse a esta ideología “la invención del racismo pseudocientífico”, que pretendía dar sustento científico a la identificación de poblaciones supuestamente “biológica y espiritualmente inferiores” (p. 92), con el propósito de justificar la conquista, dominación y exterminio de estos pueblos. En este contexto, la construcción de la nación mexicana dio lugar a la formación de una ideología que excluyó a la población afrodescendiente del discurso, la historia e incluso de la composición demográfica diversificada, con escasas excepciones.

El último capítulo apunta a las consideraciones actuales sobre el racismo y su combate en México y el mundo. Una buena definición de lo que significa el racismo se acompaña de las principales acciones que existen y hemos de impulsar para combatir esta injusticia, hoy ampliamente reconocida. Velázquez e Iturralde presentan los principales avances en términos jurídicos y de desarrollo institucional, señalan la necesidad de impulsar con más fuerza las medidas específicas para combatirlo y puntean las principales contribuciones en las que todos podemos participar en términos de difusión y conocimiento en el ámbito educativo y las propias prácticas de relación interpersonal. Concuerdo plenamente con ellas en que…

para luchar en contra de la discriminación y el racismo que padecen las personas afrodescendientes es necesario combatir el silencio, la ignorancia y dar a conocer los testimonios y las experiencias de las y los miles de africanos y afrodescendientes que han contribuido a la construcción de la sociedad mexicana en el pasado y el presente (p. 115).

Justo en esta veta me parece que está la gran aportación del libro. Se trata de un material de gran utilidad para el ciclo de la comprensión intercultural: conocimiento, reconocimiento y valoración, que son los pasos básicos para adquirir una perspectiva plena del otro. No es posible comprender o valorar algo que no se conoce. Sólo a partir de establecer una noción o idea de algo o alguien es posible decidir y actuar en relación con ella. Este conocimiento debe acompañarse, sin embargo, del reconocimiento del derecho que tiene esa persona o grupo a existir y ser como es, sin olvidar que el reconocimiento de los otros reafirma nuestra propia existencia. Sólo a partir de estos elementos primarios es posible establecer juicios valorativos significativos. Difundir el conocimiento que tenemos sobre los afromexicanos es una herramienta fundamental para garantizar los derechos humanos de la diversidad cultural.

Este documento es clave para difundir el conocimiento sobre la población afromexicana, sus conocimientos, creencias, presencia social y aspiraciones. Ayuda a exponer de manera clara, concisa y amena lo que se sabe de esta historia, y la pone a disposición de un público amplio. Este proceso conduce al reconocimiento público, base de la existencia social y lo que permite pasar de la igualdad humana a la identidad de cada quien. Las personas y los grupos se definen y relacionan con otros con base en la manera en la que los identifican y definen quienes les rodean. Una perspectiva degradada, reducida, deformada, falsa o de desprecio causa daño y opresión a quienes construyen su identidad en medio de esas relaciones.

El libro nos muestra el peligro de las historias únicas o parciales a las que se han enfrentado los afromexicanos durante su devenir en el territorio mexicano. Todo grupo humano requiere identificarse como tal a partir de rasgos que considera propios y le permiten contrastar su visión del mundo con las de los otros. Nuestras percepciones sobre las personas y los grupos de personas son una construcción social. Este proceso tiende a asignar a los demás características diferenciadas y contrastantes para separarlos y distinguirlos, hacerse una idea de sus características y formarse juicios. En general, estas diferencias culturales tienden a separar a los grupos sobre la base de esas preconcepciones y prejuicios, que se alimentan del desconocimiento y las historias incompletas y parciales. Por estas razones, difundir el conocimiento sobre los colectivos que han participado en la formación de México, sus orígenes, sus contribuciones, su relevancia y sus aspiraciones, resulta indispensable en la lucha contra el racismo y la discriminación.

No puedo dejar de subrayar que se trata de un texto profusamente ilustrado, con mapas, gráficas, diagramas, fotografías y dibujos que comunican la relevancia de los temas y de la presencia afromexicana en la sociedad, la cultura y el patrimonio de México. Es claro que es un libro de interés para el público en general, que puede ser empleado como manual o libro de texto en secundaria, bachillerato y escuelas profesionales. La forma de tratar los temas de manera clara, sencilla y amena, con complementos bibliográficos de fácil acceso, lo hacen un material invaluable para la difusión y la docencia. No es menor, sin embargo, su contribución para el impulso del proyecto de conocimiento, reconocimiento y valoración de los pueblos afromexicanos, como parte de una tarea esencial para asegurar los derechos de estas comunidades.

Bibliografía

Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), 2015, Encuesta intercensal 2015. Disponible en línea: <http://www.beta.inegi.org.mx/proyectos/enchogares/especiales/intercensal/>. [ Links ]

Pereira, Joe, 1995, “La literatura afromexicana en el contexto del Caribe”, en América Negra, núm. 9, pp. 51-61. [ Links ]

Fernando Salmerón Castro. Es doctor en sociología por la Universidad de Texas, en Austin. Es maestro en antropología social por El Colegio de Michoacán y licenciado en relaciones internacionales por El Colegio de México. Es miembro de la Academia Mexicana de Ciencias. Desde 1984 se desempeña como profesor-investigador en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social. Ha realizado investigación sobre temas de antropología sociocultural; política, poder y economía; estudios urbanos y territorialidad de las ciudades medias; políticas públicas y recursos estratégicos; metodología de la investigación en ciencias sociales y sobre el campo laboral de la antropología social. Ha impulsado proyectos sobre migración y comunidades de origen mexicano en Estados Unidos, así como educación y diversidad cultural. Entre sus publicaciones recientes se encuentran las colaboraciones “Investigación científica e interculturalidad desde una perspectiva metodológica”, en Retos de la sociedad multicultural, coordinado por León Olivé (Universidad Nacional Autónoma de México/Paidós, México, 2015); “Equidad educativa: igualdad de oportunidades, de acceso, de programas y de resultados”, con Ricardo Porras, anexo 5 del informe Miradas sobre la educación en Iberoamérica 2015 (Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Madrid, 2015); “La educación indígena: fundamentos teóricos y propuestas de política pública”, en Los grandes problemas de México, vol. VII, coordinado por Alberto Arnaut y Silvia Giorguli (El Colegio de México, México, 2010).

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