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Desacatos

versão On-line ISSN 2448-5144versão impressa ISSN 1607-050X

Desacatos  no.49 Ciudad de México Set./Dez. 2015

 

Reseñas

Democracia, libertad y autonomía: las encrucijadas de "los de abajo"

Democracy, Liberty and Autonomy: Crossroads of Those Who Are Below

Germán Petersen Cortés* 

*El Colegio de México, Distrito Federal, México gpetersen@colmex.mx

En busca de la libertad de los de abajo: La demoeleuthería. ., Alonso, Carlos; Alonso, Jorge. 2015. Universidad de Guadalajara, Guadalajara: 487p.


El término democracia es uno de los más debatidos en las ciencias sociales. Quienes quieren evitar el debate, la definen etimológicamente, es decir, como poder o gobierno del pueblo: demos, pueblo, y kratos, poder o gobierno. Cuando se define así a la democracia, suele pensarse que tiene un carácter normativo, es decir, que está orientada al bien. Éste es el supuesto que Alonso y Alonso cuestionan. El argumento central del libro es que la democracia, aun definida etimológicamente, no se orienta al bien, pues la inclusión del término poder o gobierno supone que unos deben mandar y otros obedecer. Los autores exponen que es necesario pensar opciones para el término democracia y sus implicaciones prácticas. En específico, argumentan que el kratos de democracia debe ser sustituido por eleuthería, libertad, para dar lugar al término demoeleuthería, es decir, "libertad popular o libertad de los de abajo" (p. 60). De acuerdo con los autores, la demoeleuthería implica, en términos prácticos, "discernir, dialogar, discutir, debatir para llegar a decisiones entre todos donde nadie someta y nadie se deje someter" (p. 60). Demoeleuthería es, pues, construir autonomía desde abajo: que todos decidan el destino de todos.

Alonso y Alonso advierten que la demoeleuthería no surge de la mera reflexión teórica sino de la experiencia de movimientos sociales y comunidades. Así, se plantea una discusión normativa, pero no desde la filosofía política, sino desde las prácticas de colectivos que han hecho de la autonomía el puntal de su organización. La obra lleva hasta sus últimas consecuencias aquel antiguo y actual principio metodológico de que primero están las acciones -en este caso, la demoeleuthería como realidad- y luego, modeladas por las acciones, las ideas -la demoeleuthería como concepto-. Los autores en ningún momento ocultan sus enormes acuerdos con los colectivos que, a su juicio, han puesto en práctica la demoeleuthería. Incluso hay pasajes en los que el libro adopta un tono militante. Sin embargo, al parejo de mostrar estas posiciones, Alonso y Alonso no abandonan un aire de duda ante sus hallazgos como investigadores y ante las claridades de los movimientos y comunidades demoeleuthéricos. Dicho de otra manera, en lugar de zanjar discusiones, exponen ambivalencias, encrucijadas y tensiones tanto de su proceso de investigación como de los colectivos que estudian.

El libro se estructura en tres secciones: la primera discute conceptos centrales del trabajo y analiza la literatura existente sobre democracia de los de abajo; la siguiente recupera las experiencias de movimientos y comunidades latinoamericanos que, a juicio de los autores, encarnan el impulso autonómico y libertario de la demoeleuthería, y la última expone un amplio estudio de caso sobre el movimiento zapatista, considerado por Alonso y Alonso como una experiencia demoeleuthérica que ha inspirado a muchas otras.

En la primera parte, los autores demuestran un enorme dominio de los debates sobre democracia de los de abajo. A grandes rasgos, sostienen que hay tres elementos cardinales en la discusión: Estado, capitalismo y democracia. Aañaden un cuarto elemento, que suele excluirse de los debates científicosociales pues se considera propio de la filosofía: la libertad. En un inicio, analizan la libertad desde diversas disciplinas -literatura, psicología, filosofía, teoría política, teoría social, sociología, antropología, teología-, luego la insertan en el debate sobre Estado, capitalismo y democracia, y posteriormente exponen los impactos teóricos y prácticos que tendría el hecho de sustituir el poder como elemento intrínseco de la democracia, por la libertad.

En la segunda sección, describen distintas expresiones de demoeleuthería en Latinoamérica. Demuestran que hay colectivos demoeleuthéricos tanto en países en los que gobierna la derecha -por ejemplo, los indígenas en Colombia- como donde gobierna la izquierda -a lo que llaman demoeleuthería "deslavada" en Brasil y Uruguay y "consolidada" en Venezuela y Cuba-. Yendo más lejos, apuntan que experiencias de demoeleuthería también están presentes en países en los que gobiernan personajes emanados de los movimientos sociales. Citan los casos de Ecuador, donde estos movimientos se han enfrentado al presidente Correa por concesiones otorgadas a mineras, y Bolivia, donde grupos demoeleuthéricos que en su momento apoyaron al presidente Morales se han convertido en sus críticos por las posiciones del mandatario ante los conflictos ambientales. Los autores subrayan que una proporción significativa de los movimientos y comunidades demoeleuthéricos en Latinoamérica son indígenas, aunque otros no.

También en la segunda sección se profundiza en el caso mexicano. Alonso y Alonso advierten que a lo largo de los últimos años las agresiones contra los de abajo han escalado. Señalan como ejemplos la tolerancia hacia los monopolios, la impunidad de las mineras a cielo abierto, los saldos de la lucha contra el narcotráfico. En contraste, han surgido distintas experiencias demoeleuthéricas, como policías comunitarias, radios comunitarias, y desde luego, el zapatismo.

En el último apartado se presenta una reconstrucción de la experiencia zapatista desde sus inicios hasta la actualidad. Alonso y Alonso consideran que el zapatismo, "sin ser un modelo, se ha convertido en una inspiración de muchos agrupamientos que están buscando otra forma de vida respetuosa de la naturaleza y de la dignidad humana" (p. 13). Los autores comienzan relatando las negociaciones que dieron pie a los Acuerdos de San Andrés, así como la relación del zapatismo con organizaciones de la sociedad civil y algunas instituciones internacionales. Posteriormente, explican en qué sentido la Ley Indígena aprobada en 2001 fue considerada un agravio por el movimiento, en tanto no reconocía la autonomía que pedían. A raíz de esto, argumentan, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) calló durante un tiempo y luego volvió a tomar visibilidad, sobre todo con la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y la Otra Campaña, que incluyó un recorrido del subcomandante Marcos por el país en 2006.

Durante el sexenio de Calderón, el EZLN transitó hacia una nueva etapa: tomar postura ante la violencia en México y expresar su solidaridad con movimientos comprometidos con la paz, sobre todo el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Al cumplir 20 años de su surgimiento, en 2014 el EZLN emprendió actividades para reflexionar sobre el camino andado. Al mismo tiempo, fue víctima de agresiones armadas, por las que recibió muestras de solidaridad. Uno de los momentos de mayor impacto simbólico en el marco de su vigésimo aniversario fue la desaparición de la figura de Marcos y el surgimiento, en su lugar, de Galeano.

Alonso y Alonso señalan que, al parejo de las múltiples actividades de relevancia nacional que ha impulsado el EZLN desde hace 20 años, se ha ocupado de construir y proteger la autonomía del movimiento y de sus comunidades, en un esquema demoeleuthérico en el que todos mandan y todos obedecen. Los autores sostienen que la búsqueda zapatista de la demoeleuthería ha tenido ciertos íconos en los que ha quedado claramente representada, como la Escuelita Zapatista. Según documenta el libro, la apuesta por la libertad ha llevado al zapatismo a enfrentar agresiones, tanto en sus comunidades como hacia sus aliados en Chiapas, sobre todo a manos del Estado.

Uno de las principales atributos analíticos de En busca de la libertad de los de abajo es la capacidad de los autores para observar los márgenes de la política y distinguir las experiencias que ahí se gestan. Mientras la mayoría de los estudiosos de la política colocan su mirada en el amplio acuerdo en torno al Estado, el capitalismo y la democracia, Alonso y Alonso trascienden lo hegemónico y centran su análisis en el ascenso de nuevas formas de libertarismo que construyen autonomía desde abajo y se niegan a establecer relaciones de poder entre ellas. Al analizar la aproximación de los autores a los colectivos demoeleuthéricos, es inevitable recordar aquello que Boaventura de Sousa Santos llama "sociología de las ausencias", enfocada en las alternativas creadas desde abajo que, justamente por su marginalidad, pasan por alto a quienes sólo se ocupan de lo evidente.

El libro también puede leerse de manera estratégica. Los autores exponen las consecuencias que ha tenido para los demoeleuthéricos construir autonomía, libertad y democracia desde abajo. Así, ofrecen ejemplos a otros movimientos sobre las consecuencias prácticas de la demoeleuthería. Dicho en otros términos, el libro plantea el proceso y las consecuencias de luchas emancipatorias, anticapitalistas y antiestatistas que se basan en el supuesto de que "la transformación social se producirá a partir de lo social en el cotidiano rechazo a la producción capitalista y no por medio de la conquista del poder estatal" (p. 82). Dejan a elección de los interesados en construir alternativas democráticas seguir o no este camino.

Otra de las virtudes del libro son sus dos capítulos de cierre, de muy buena factura. El primero es una mirada de conjunto a lo planteado, en un claro -y exitoso- intento de síntesis. El segundo -"Meseta"- busca relacionar las conclusiones del trabajo con la literatura más abstracta, filosófica, sobre democracia y libertad. Lo único que puede criticárseles es su brevedad. El potencial de la discusión es enorme y ahí apenas se esboza.

El libro también tiene debilidades y deja huecos que hacen surgir críticas y cuestionamientos. En primer lugar, está poco argumentada la manera específica en que se conecta la experiencia zapatista con los otros movimientos demoeleuthéricos. Los autores señalan, de manera abstracta, que las comunidades y movimientos demoeleuthéricos se "inspiran" en el zapatismo, pero nunca clarifican en qué consiste esta inspiración ni los mecanismos específicos a partir de los cuales se materializó. En consecuencia, la segunda sección del libro, referida a colectivos demoeleuthéricos en Latinoamérica, y la tercera, el estudio de caso sobre el zapatismo, no aparecen explícitamente conectadas. Quizá los autores suponen que es evidente la conexión entre el zapatismo y otras expresiones demoeleuthéricas, pero para muchos lectores seguramente no lo es, ergo, debería argumentarse.

Otro cuestionamiento que podría hacerse a los autores es por qué solo discuten con pensadores con los que tienen grandes semejanzas ideológicas, políticas y metodológicas, como Holloway, Santos, y sobre todo, Zibecchi. Como ya se dijo, la afinidad de los autores con las comunidades y los movimientos demoeleuthéricos no les impide exponer ambivalencias, encrucijadas y tensiones. Sin embargo, limitarse a citar autores con los que tienen amplios acuerdos conduce a Alonso y Alonso a evitar discutir con otros con quienes no comparten supuestos básicos y menos con quienes son críticos de los movimientos. Una pregunta que queda en el aire es qué alternativas políticas les quedan a aquellas personas y colectivos que carecen de las condiciones materiales para dejar de depender del Estado y construir su propia autonomía. En este sentido, parecería que la demoeleuthería sólo es posible cuando las condiciones mínimas de subsistencia están aseguradas. Con frecuencia, los de más abajo entre los de abajo no pueden asegurar tales condiciones por sí mismos, por lo que dependen del Estado para sobrevivir, y en consecuencia, tienen cerrado el camino a la autonomía.

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