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Desacatos

versão On-line ISSN 2448-5144versão impressa ISSN 1607-050X

Desacatos  no.49 Ciudad de México Set./Dez. 2015

 

Esquinas

Jóvenes, socialización y pluralismo religioso en Tepalcingo, Morelos*

Youth, Socialization and Religious Pluralism in Tepalcingo, Morelos

Jorge Ariel Ramírez Pérez** 

Carla Martínez González*** 

Viridiana García Martignon**** 

**Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Cuernavaca, Morelos, México joarp75@hotmail.com

***Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-México, Distrito Federal, México carla.martinez@flacso.edu.mx

****Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México, Distrito Federal, México viridiana_martignon@yahoo.com.mx


Resumen

Mediante el análisis de entrevistas realizadas a 16 jóvenes de entre 16 y 28 años de edad, el artículo busca comprender cómo se lleva a cabo la socialización juvenil en un espacio de alto pluralismo religioso. Analizamos cómo las interacciones que establecen los jóvenes en la familia, la iglesia y la escuela son mediadas por las estructuras de plausibilidad y las redes de relaciones. Se encuentra que la pluralidad religiosa es vista como amenaza en las familias, que las iglesias socializan a los jóvenes para integrarlos en su comunidad religiosa, pero no logran controlar las relaciones de noviazgo interreligiosas. Por último, las interacciones en la escuela son mediadas de distinta manera por las estructuras de plausibilidad.

Palabras clave: pluralismo religioso; jóvenes; socialización; familia; estructuras de plausibilidad

Abstract

By analyzing interviews with 16 young people between age 16 and 28, the article seeks to understand how youth interactions occur in a space of high religious pluralism. We analyze how the interactions established by youth into family, church and school, are mediated by plausibility structures and networks of relationships. it is found that religious pluralism is seen as a threat in families, that churches socialize young people to integrate them into their religious community, but not control interfaith dating relationships. Finally, school interactions are mediated differently by plausibility structures.

Keywords: religious pluralism; youth; socialization; family; plausibility structures

Introducción

La secularización no trajo consigo una menor relevancia de la religión en la vida de las personas; por el contrario, ha dado lugar a la pluralidad religiosa. En la modernidad, con su racionalidad característica, se enseña a cuestionar las respuestas sobre el orden del mundo, pero no siempre se cuenta con explicaciones alternativas que logren la adhesión de todos. La responsabilidad o la libertad de elegir las explicaciones sobre el orden del mundo recae en el individuo. La racionalidad científica, con su implacable problematización de las respuestas conocidas, desplaza respuestas otrora asumidas como verdaderas y genera incertidumbres profundas que las personas deben resolver de manera individual (Davie, 2007).

La necesidad de contar con respuestas totales1 para conducirse en la vida, en un marco de racionalidad en el cual las respuestas ensayadas son cuestionadas, no deja más opción que hacer elecciones individuales sobre las cosmovisiones o sobre las respuestas totales que ofrecen los grupos especializados. De este modo, la pluralidad religiosa sólo es posible cuando: 1) existe un aparato crítico que cuestione las cosmovisiones; 2) no se imponga institucionalmente ninguna cosmovisión en detrimento de otra; de tal manera que 3) el individuo sea libre de elegir entre la oferta de respuestas disponible. Así, el campo religioso parece devenir en un mercado en el que las ofertas religiosas ofrecen bienes específicos a los demandantes (Davie, 2007; Higuera et al., 2009).

En México, podemos identificar un proceso de pluralización (Casillas, 1996) y diversificación religiosa (De la Torre y Gutiérrez, 2008). La pluralidad religiosa viene del asentamiento y posterior crecimiento de los grupos protestantes y de los grupos religiosos no católicos que comenzaron a arribar al territorio mexicano a finales del siglo XIX (Heaton, Knowlton y England, 2012). La diversificación ocurre dentro de los mismos grupos religiosos como efecto de las prácticas religiosas cambiantes de los miembros y los grupos sociales que va conformando la feligresía.

Los jóvenes son actores clave en los procesos de diversificación religiosa. Trabajos como los de Romero (2010) y Luengo (1993) muestran cómo los jóvenes diversifican las formas de las expresiones religiosas de las iglesias en las que participan y en las que han sido socializados. Plantean la existencia de nuevas formas o expresiones para concebir la relación con lo religioso desde el mundo juvenil. Las relaciones juveniles con las iglesias se caracterizan por un distanciamiento con la tradición y con la institución eclesial. Las concepciones religiosas de los jóvenes albergan expresiones diferenciadas, algunas incluso contradictorias en términos de los dogmas que contienen.

En esta línea de diversificación de prácticas religiosas en el interior de una misma iglesia se encuentran los trabajos de Hernández (2011) y de Semán y Gallo (2011), quienes plantean que en las iglesias pentecostales y neopentecostales la introducción de ciertos elementos musicales posibilita la atracción de nuevas generaciones de niños y jóvenes, pero también ejerce influencia sobre el ámbito más secular de la música y la cultura en general. Desde la perspectiva de las iglesias presbiterianas de Chiapas, Corpus (2011) plantea que la participación juvenil conduce a prácticas divergentes con la normatividad que establece la Iglesia, por lo regular constituida por los adultos. Se distinguen de los adultos en cuanto a que mantienen relaciones de género más equitativas, usan el español en los cultos religiosos, realizan innovaciones musicales y generan un liderazgo juvenil.

Desde una óptica orientada por la perspectiva de la secularización, Vázquez (2007) ha mostrado que, en el caso chiapaneco, la tesis de la crisis de sentido, enunciada por Peter Berger (1969), ayuda a entender por qué jóvenes evangélicos se afilian a un grupo neopentecostal como el denominado Impacto Juvenil. Ante el pluralismo religioso, las instituciones religiosas pierden influencia sobre sus fieles, los individuos eligen sus afiliaciones de acuerdo con intereses personales y con las redes de relaciones, fundamentalmente de amistad, que establecen con otros jóvenes.

Para contribuir a este campo de estudios, en este documento queremos mostrar cómo las interacciones que establecen los jóvenes en la familia, la iglesia y la escuela son mediadas parcialmente por las estructuras de plausibilidad (Berger, 1969) y las redes de relaciones entre ellos. La observación de las dinámicas de interacción en un espacio de pluralidad religiosa, como Tepalcingo, Morelos, contribuye a entender las implicaciones de la pluralidad religiosa en las relaciones de convivencia entre las personas. La relevancia de este trabajo radica en que se han documentado poco las implicaciones que tiene la pluralidad religiosa en las relaciones cotidianas entre los jóvenes mexicanos.

Realizamos entrevistas a 16 individuos de entre 16 y 28 años de edad, miembros de distintas agrupaciones religiosas: dos católicos, tres adventistas, un israelita, un pentecostal de la Iglesia Cristiana Apostólica Pentecostal (ICAP), un pentecostal de la Iglesia Jesucristo León de Judá, cinco mormones, dos testigos de Jehová y un joven sin religión. Ellos residen en la cabecera municipal y en las localidades de Ixtlilco el Grande y Zacapalco. En términos socioeconómicos, son jóvenes cuyos padres no tienen formación universitaria, excepto uno que estudió el primer año de medicina, pero no concluyó porque ingresó a la Universidad de Estudios Teológicos. Los padres de estos jóvenes se dedican a la albañilería, el trabajo agrícola y el comercio informal. Cabe mencionar que seis padres son migrantes retornados de Estados Unidos y dos de ellos no viven con sus hijos. Entre las madres, la mayoría son amas de casa. Las demás alternan el trabajo doméstico con el trabajo remunerado en el sector de comercio y servicios.

El nivel escolar mínimo entre los jóvenes es secundaria. Algunos han hecho estudios técnicos y otros cursan la preparatoria. De éstos, dos trabajan después de clases o el fin de semana y dos laboran por temporadas -durante la feria- o en vacaciones. Hay un joven con preparatoria trunca que trabaja en un invernadero. Cinco concluyeron la preparatoria y en la actualidad son trabajadores en diversas áreas: una en el servicio doméstico, otra como instructora en el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), uno trabaja con su papá como comerciante y dos como encargados de pequeños negocios locales. Tres cuentan con el nivel superior de estudios y alternan su actividad académica con temporadas laborales en el Conafe. Uno de los muchachos es normalista y está preparando su examen profesional. Las trayectorias laborales de 12 de los 16 entrevistados comenzaron durante la secundaria, motivadas por las condiciones de pobreza en sus hogares.

Ricardo Ramírez Arriola. Distrito Federal, México, 2014. 

Las entrevistas indagaban en la estructura familiar, la historia religiosa familiar, la adhesión religiosa, el grado en que sus interacciones en la escuela estaban mediadas por las afiliaciones religiosas, cómo se abordaban los temas religiosos en la escuela, las redes de relaciones que establecían y el modo en que éstas incidían en su adhesión religiosa. Con las entrevistas se construyeron relatos de vida para entender las estructuras de plausibilidad de los jóvenes como parte de un proceso que se ha construido en las interacciones familiares y en otros espacios de socialización, como la escuela y la iglesia. Las entrevistas también se analizaron con el programa Atlas-ti. Se generaron códigos organizados en tres categorías -estructuras de plausibilidad, adhesión religiosa y redes de relaciones- que actuaron como ejes de análisis, pues nos interesaba ver en qué medida las interacciones están determinadas por estructuras de plausibilidad y éstas, a su vez, por las redes de relaciones.

Dado el elevado pluralismo religioso del contexto, la variable principal que determina las relaciones de los jóvenes es la religión. Si bien tomamos en cuenta que existen otras que pueden inhibir o alentar el establecimiento de redes de relaciones sociales, durante el trabajo de campo la religión se posicionaba como la más relevante para entender las estructuras de plausibilidad y no plausibilidad en los espacios de socialización de los jóvenes en Tepalcingo. Este documento se compone de cinco secciones: la presente introducción; el primer apartado, en el que explicamos los elementos teóricos que nos guiaron al comienzo de nuestra indagación; una segunda parte, que corresponde al marco contextual, en la que se ofrecen elementos que delinean el panorama de pluralidad religiosa del municipio de Tepalcingo; la tercera sección, en la que presentamos los principales hallazgos de la investigación, y las conclusiones, en las que se expresan algunas de las ideas generales que arroja nuestro trabajo en su diálogo crítico con la perspectiva teórica que lo sustenta.

Pluralismo y socialización religiosa

Para Berger (1969), la religión tiene la capacidad de ubicar los fenómenos humanos en un marco de referencia cósmico. De esa manera, la realidad se mantiene tal como se halla definida en una colectividad humana particular. Al relacionar la realidad definida por los hombres con la realidad suprema y sagrada, las construcciones humanas, que son precarias y transitorias, adquieren una apariencia de seguridad y permanencia supremas. Todas las construcciones humanas que conforman el mundo humano son legitimadas por la religión. Ésta les confiere una apariencia de inevitabilidad, firmeza y durabilidad. La legitimación de la religión opera sobre las instituciones sociales y sobre los roles. Éstos, al ser legitimados por la religión, también adquieren la apariencia de seguridad y permanencia supremas, generadoras y legitimadoras de los significados humanos (Berger, 1969: 49-53). En suma, la religión legitima la estructura social construida por los seres humanos y lo hace de modo que la estructura toma la apariencia de ser independiente de sus acciones.

Con la religión, que le confiere un carácter sagrado al orden social y se constituye en la garantía de ese orden, los seres humanos obtienen certidumbres ontológicas acerca de la realidad del mundo, de ahí que las instituciones y los roles se mantengan sin alteraciones, pues éstas representan la amenaza del caos. En términos de Berger, el orden social que garantiza la religión constituye una estructura de plausibilidad. Cuando en una sociedad una religión detenta el monopolio para legitimar la estructura de plausibilidad, "todos los procesos sociales importantes que se producen en él confirman y vuelven a confirmar la realidad de este mundo" (Berger, 1969: 66). Cuando existe pluralismo religioso, surge la necesidad de construir y mantener subsociedades que sirvan como estructuras de plausibilidad para los sistemas religiosos desmonopolizados. Los grupos religiosos requieren constituir estructuras de plausibilidad institucionales y roles que otorguen certezas a los individuos. Es decir, los grupos religiosos se ven en la necesidad de crear contextos sociales adecuados que permitan a los individuos, miembros de estos grupos, orientarse en el mundo social.

A partir del proceso de secularización, la religión, sus símbolos e instituciones tienen menor injerencia en algunos sectores de la sociedad y la cultura, es decir, contribuyen menos en la legitimación de las estructuras de plausibilidad de la sociedad amplia. Diversas instituciones del mundo secularizado, como la política, la economía, la ciencia, el arte y la educación participan en la construcción de las estructuras de plausibilidad y éstas pierden su cariz religioso (Berger y Luckmann, 1997: 79-93; Dubet, 2013: 93-118). Las estructuras de plausibilidad son los contextos socioculturales de los sistemas de significado dentro de los cuales las creencias y significados adquieren sentido o se hacen plausibles. En este sentido, Berger considera que la historia está construida y deconstruida por las estructuras de plausibilidad, y que la pluralidad de los mundos sociales modernos implica una disminución de la credibilidad en las tradiciones religiosas. Como la religión pierde el monopolio en la ordenación del mundo y deviene en una esfera más dentro del cúmulo de instituciones sociales, da lugar al pluralismo religioso.

Las implicaciones de la secularización, que organiza la vida social mediante la participación en distintas esferas o instituciones, ahora autónomas y que reclaman legitimidad, se dejan sentir en la estructuración del orden social y en la construcción de la subjetividad. Así, el individuo moderno se enfrenta a la necesidad de definir la realidad en un contexto en el que "se siente inseguro en asuntos religiosos [debido a que hay] una gran variedad de organismos religiosos y otras entidades que pretenden definir la realidad y que compiten por su adhesión o al menos su atención, ninguna de las cuales está en condiciones de obligarlo a dar su adhesión" (Berger, 1969: 157).

En este contexto, la religión se ve orillada a espacios más bien particulares, se convierte en un asunto privado. Su principal ámbito de influencia es la institución familiar. En palabras de Berger, "sigue teniendo importancia en términos de los motivos y autointerpretaciones de la gente en esta esfera de la actividad social cotidiana" (Berger, 1969: 163). Por otro lado, si bien la religión mantiene su característica de constructora de estructuras de plausibilidad, éstas no van más allá de los ámbitos individual y familiar. Es decir, tienden a estructurar las relaciones familiares. Pero dado que hay un contexto de pluralidad religiosa y no todos los grupos religiosos estructuran del mismo modo ni con los mismos contenidos, tales estructuras de plausibilidad también son plurales, de modo que no todos los sujetos comparten las mismas ideas en torno a la familia ni al orden social, lo que da por resultado una incertidumbre en el individuo en cuanto a la estructuración de la familia por la religión. El individuo es libre de elegir entre la pluralidad de ofertas religiosas.2

¿Con qué criterios se puede elegir entre una pluralidad de ofertas religiosas? La socialización religiosa dentro de la familia y las relaciones familiares son elementos fundamentales para que el individuo interiorice las estructuras de plausibilidad construidas en las agrupaciones religiosas. Así, se suma a las otras estructuras de plausibilidad del mundo secular. Sin embargo, no sabemos cómo ocurre este proceso entre los jóvenes, cómo desde la intersección de los espacios de socialización primaria y socialización secundaria, enmarcados en contextos de pluralidad religiosa, se interiorizan las estructuras de plausibilidad.

En contextos diferentes al mexicano, diversos autores han mostrado la importancia de la dinámica familiar para que haya adhesión religiosa, pues en el seno del hogar, por medio de las prácticas religiosas y de las interacciones, se generan las disposiciones para que los hijos desarrollen ciertas adhesiones religiosas (Denton, 2012; Smith y Denton, 2005; Petts, 2009; Vázquez, 2007). De acuerdo con Smith y Denton (2005), la principal influencia social en la vida religiosa y espiritual de los adolescentes son sus padres. A partir de ésta, la red de relaciones que generan es el otro gran predictor de la vida religiosa de los jóvenes.

Ricardo Ramírez Arriola. Buenos Aires, Argentina, 2010. 

El nivel de participación religiosa de los padres es un indicador importante del nivel de participación de los hijos: a mayor participación religiosa de los padres se espera mayor participación de los hijos. Como señala Petts (2009), los jóvenes educados en una familia que provee un mensaje religioso constante, probablemente retrasarán la disminución en la participación religiosa y asistirán a los servicios religiosos con frecuencia a lo largo de la adolescencia. Los jóvenes de estas familias tienen pocas motivaciones para acercarse a otro grupo religioso, de modo que se espera que se mantengan en su congregación. También se esperaría que tiendan, en mayor medida, a establecer tanto relaciones de noviazgo como expectativas matrimoniales con parejas de su misma filiación religiosa (Petts, 2009).

En términos de las relaciones que mantienen con sus pares, estos jóvenes procedentes de familias con fuerte participación religiosa tienen pocas interacciones con jóvenes cuyos intereses son distintos a los suyos, o en todo caso, sus relaciones de amistad se encontrarán enmarcadas por las estructuras de plausibilidad que provee su identificación religiosa, entonces habrá pocas probabilidades de que realicen prácticas que vayan contra las normas que indica su religión. La mayor parte de sus actividades son vigiladas por los padres y se adecuan a la normatividad de sus iglesias. Muchas de las actividades de estos adolescentes se desarrollan en el espacio escolar, en la familia y en sus iglesias. En éstas suelen participar de manera importante en grupos juveniles organizados por las mismas iglesias (Smith y Denton, 2005).

Los jóvenes que tienen baja participación religiosa se caracterizan por vivir en senos familiares en los que la religión ocupa un espacio reducido en la vida de los padres, suelen asistir poco a la iglesia (Denton, 2012) y no participan en grupos juveniles religiosos. Los vínculos que establecen con sus grupos de amigos no suelen estar asociados con valores religiosos, es decir, las relaciones de amistad y las de noviazgo no están enmarcadas por la normatividad de su religión. Estos jóvenes evalúan de manera más libre muchas de las normas de sus congregaciones religiosas, es decir, no las siguen a pie juntillas. También en este grupo de jóvenes se encuentran aquellos cuyos padres participan en diferentes grupos religiosos y los que asisten a congregaciones que no cuentan con grupos y actividades para jóvenes. Las redes de relaciones que generan estos jóvenes son diversas y no están centradas en identificaciones religiosas (Smith y Denton, 2005).

Guiados por estos elementos teóricos sobre socialización y participación religiosa de los jóvenes -tomando en cuenta que responden a contextos particulares de estudio- analizamos los resultados de las entrevistas. A manera de hipótesis, establecemos que a partir del proceso de socialización religiosa en el espacio familiar los jóvenes interiorizan las estructuras de plausibilidad, las cuales se confrontan en otros espacios de interacción o bien con otras estructuras de plausibilidad. Mientras más firme es la interiorización de las estructuras de plausibilidad, las confrontaciones son más fuertes y viceversa.

El contexto religioso de Tepalcingo, Morelos

El municipio de Tepalcingo se caracteriza por su pluralidad religiosa. De acuerdo con datos del censo de 2010 (INEGI, 2010), en Morelos 80% de la población declaraba ser católica, 13% miembro de algún grupo religioso distinto al catolicismo y 6% sin religión. En el caso de Tepalcingo, también en 2010, 76% de la población se declaraba católica y 17% no católica. Las localidades de Ixtlilco el Grande y Zacapalco eran las que presentaban menor proporción de católicos: 45% y 40%, respectivamente. La proporción de practicantes de alguna religión distinta a la católica era de 38% en Ixtlilco el Grande y de 43% en Zacapalco. De acuerdo con información obtenida en campo, el proceso de diversificación religiosa en Tepalcingo se inició en 1877, año del primer trayecto de ferrocarril en la región, en el que viajó a la cabecera municipal el primer evangelista metodista, quien más tarde construiría la iglesia metodista y una escuela primaria. En épocas posrevolucionarias llegó al municipio la Iglesia Cristiana Universal Apostólica; ésta, hacia la década de 1980, sufriría una escisión y daría lugar a la constitución de la Iglesia Cristiana Apostólica Pentecostés, la iglesia pentecostal más importante en la localidad de Zacapalco y con gran influencia en la región.

La Iglesia de Dios arribó a la cabecera municipal en la década de 1950 y 20 años después se escindiría en tres grupos religiosos: Iglesia de Dios en México, Iglesia de Dios Israelita e Iglesia de Dios del Séptimo Día. Durante la década de 1970 haría presencia la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Más recientemente se instalaron en el municipio de Tepalcingo la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, los Testigos de Jehová y otros movimientos neopentecostales. Al considerar el crecimiento de las organizaciones religiosas, notamos que las agrupaciones protestantes y evangélicas tuvieron su mayor auge entre 1950 y 1970, mientras las agrupaciones bíblicas no evangélicas lo tuvieron a partir de la década de 1970. La Iglesia católica no ha registrado tasas de crecimiento significativas.

Estructuras de plausibilidad y redes de relaciones

Existe una estrecha relación entre las estructuras de plausibilidad y las redes de relaciones en las que se mueven los jóvenes, pues se refuerzan mutuamente. Para efectos del análisis y de acuerdo con el esquema analítico previo, distinguimos redes de relaciones en el espacio familiar, en la iglesia y en el espacio escolar. En cada uno observamos cómo suceden las interacciones guiadas por las estructuras de plausibilidad.

Relaciones familiares

En Tepalcingo encontramos distintas estructuras religiosas familiares. De acuerdo con cálculos propios realizados con información procedente de la muestra de 10% del Censo de Población y Vivienda 2010 (INEGI, 2010), encontramos que 71% de los hogares de Tepalcingo se compone de miembros que se declaran católicos. De estos hogares, 14% presentan diversidad religiosa, es decir, los miembros participan en congregaciones religiosas diferentes. Los hogares monorreligiosos representan 12% de los no católicos -todos los miembros practican la misma religión no católica-. Muchos de estos hogares se han constituido como hogares monorreligiosos no católicos con el paso del tiempo y con la acción decidida de algunos de los miembros, por lo general los jefes de hogar, que logran que todos los miembros de su familia se incorporen a su iglesia. Por último, en 3% del total de hogares de Tepalcingo todos los miembros declaran no tener alguna religión.

Es interesante notar que la diversidad religiosa que encontramos en el municipio se manifiesta también en el interior de las familias. Esto genera pautas particulares de relación entre los miembros del hogar que, entre otros aspectos, inciden en las elecciones y socializaciones religiosas de los hijos. Este contexto de pluralidad religiosa se deja sentir en las relaciones que se generan en los hogares de los jóvenes. Hay padres que conciben la pluralidad religiosa como un riesgo para sus hijos, de ahí que adopten conductas represivas cuando sus hijos que se acercan a otras iglesias por curiosidad o por invitación de amigos, novios o novias. La familia y los vecinos cercanos cuidan que los jóvenes no se alejen de su iglesia. El mundo de los adultos, sobre todo la familia y el grupo religioso, se esfuerza para que los jóvenes no se separen de la fe religiosa en la que son socializados. Las interacciones que los jóvenes establecen en otras esferas del espacio social compiten con la socialización familiar. Esta competencia busca ser dirimida en el espacio familiar, con sanciones guiadas por la monorreligiosidad deseada en el hogar ante los desvíos de las normas de relación que manifiesten los adolescentes.

Yo he ido a misa con Félix, un compañero de la escuela, porque me ha invitado. De hecho, es mejor que mis padres no se enteren, porque si se enteran me matan [risa]. No es cierto. Hace como un año una chica me dijo que si quería ser chambelán. Es mi amiga y me dijo que si quería. "¿Cómo crees?", le dije, "deja pensarlo". Le platiqué a mi mamá y me dice: "No, es pecado". Yo quise experimentar y sí salimos. Sí le dije que era de católica y dice: "Ah, ya vas a empezar". Me dijo Félix: "De todas formas Dios es el mismo, solamente que se le ve diferente", pero yo no lo veo así. Me dijo: "Ándale es una fiesta y quién sabe qué". Félix es muy amigo de la chica. Mis papás se enteraron y me dijeron que iba a estar un tiempo sin ocupar el cargo. Un tiempo me tuvieron así, como castigo. Avisaron al anciano y me llamaron traer y me dijeron que estaba mal y más en sábado. Me suspendieron un mes: ya no podía cantar, pasar a dirigir, así. No lo volvería a hacer (Carlos, 19 años, estudiante de preparatoria, adventista).

Los jóvenes establecen relaciones en el espacio más amplio de interacción con personas de otras denominaciones religiosas. Por mantener esas relaciones de amistad o noviazgo, se ven sujetos a la presión familiar, que busca socializar en una sola fe religiosa e incorporar a los hijos a una estructura de plausibilidad en la que se espera que interioricen que las relaciones familiares legítimas son monorreligiosas. Así, vemos que la interiorización de una estructura de plausibilidad, en el entorno familiar, requiere un intenso trabajo por parte de los adultos, que no está exento de tensiones entre padres e hijos, y no siempre se consigue la socialización esperada por los padres. Un entorno de gran oferta de credos religiosos genera tensiones en la socialización de las nuevas generaciones. Además, los pequeños grupos religiosos impiden que los jóvenes cuenten con un número de pares suficiente con quienes interactuar. La oferta religiosa y los grupos religiosos poco numerosos influyen para que los jóvenes prueben esa diversidad en sus relaciones de amistad y noviazgo. También influye para que los padres ejerzan una mayor vigilancia sobre las prácticas religiosas de los hijos. De esta manera, la socialización e interiorización de las formas de comprender el orden del mundo no ocurren sin problemas, sino que son forzadas y resultan en tensiones entre el espacio social y el mundo familiar.

En familias con diversidad religiosa, situación frecuente en la versión extensa de las familias, las mismas relaciones familiares se van distanciando, sobre todo cuando las religiones son incompatibles en términos doctrinales. Las relaciones con familiares de agrupaciones religiosas distintas no influyen en los jóvenes, salvo porque los cuestionamientos críticos que hacen a sus membresías religiosas los llevan a tomar posturas más firmes:

Luego nos empiezan a criticar, que nada más hablamos y hablamos y que lo que hablamos no lo representamos, que nada más hablamos de palabras y no de hechos (Carlos, 19 años, estudiante de preparatoria, adventista).

En el caso de la familia, con los católicos, nosotros tenemos casi la mayoría son católicos, entonces hay mucha diferencia. Sí llegamos a convivir, pero no tanto. Sus costumbres, tradiciones, ésa es una diferencia, porque nosotros no llevamos celebraciones de navidad, de año nuevo, cumpleaños, bautizos, xv años, que en caso de los católicos sí lo llevan a cabo (Fernanda, 21 años, precursora y trabajadora doméstica, testigo de Jehová).

Resulta interesante notar que los jóvenes limitan sus interacciones con familiares de otras agrupaciones religiosas, pero no con amistades o relaciones de noviazgo. Las fronteras, las divisiones, se marcan primero en el entorno familiar. Si esta socialización primaria es fructífera, con seguridad después se transferirá a los demás ámbitos de interacción. De manera efectiva se notará cuando hayan elegido una pareja para la formación de una nueva unión.

La "amenaza" del pluralismo religioso disminuye con una socialización eficaz, es decir, orientada a interiorizar en los hijos una estructura de plausibilidad que garantice el orden social. Se usan mecanismos diversos para que se logre esta socialización, entre otros, la monorreligiosidad en el hogar, la adhesión religiosa de los padres y los acontecimientos que vive la familia evaluados desde la estructura de plausibilidad. Uno de ellos son los milagros presenciados por la familia, que se convierten en la garantía de que se participa en la verdadera estructura de plausibilidad.

Los milagros son sucesos que dejan huellas profundas en los familiares cercanos, en particular en los jóvenes. Son parte de las experiencias religiosas que conectan al individuo con la divinidad, son la constatación de su presencia en la vida cotidiana, son la prueba de que se encuentran en el lugar correcto, por eso devienen en elementos definitorios de la interiorización de las estructuras de plausibilidad. También respaldan la potencia de la vida, pues consisten en momentos en los que la vida de alguno de los familiares se encuentra amenazada de muerte:

Mi padre estuvo 22 años pastoreando esta iglesia. Sí, entonces escuchó, bueno, ese mensaje fue recibido de parte de Dios, pero él dijo: "Bueno, mi esposa está embarazada y ahorita no tengo una economía estable como para ir a Estados Unidos, ni conozco ni nada". Entonces, ocurrió que como a los tres o cuatro meses del embarazo, si no mal recuerdo, no estoy muy seguro, pero mi hermano murió en el vientre de mi madre. Fueron al hospital y ahí les dijeron: "Su hijo tiene 11 horas muerto", y le dieron un expediente de defunción y los análisis médicos, y todo eso. De hecho, mi mamá conserva todo eso para testimonio. Cuando iban a hacerle un legrado para extraerle al bebé, ella dijo: "No, yo no quiero que me hagan eso, creo que tenemos una deuda, un saldo pendiente con Dios y creo que tenemos que atenderlo". Entonces, un tío que es un ministerio muy fuerte, o sea un ministro muy fuerte, vino y dijo: "No, recibí un mensaje de Dios y me dijo que te dijera esto: que tu hijo murió porque desobedeciste y no quisiste ir, y tienes consecuencias graves de dolor a causa de tu desobediencia, porque tú hiciste un compromiso conmigo, o bueno, con Dios, de servicio y no lo estás haciendo. Entonces dice que por eso tu hijo está muerto". Entonces mi papá se tiró al suelo y empezó a llorar y a pedir perdón. En eso, estaban aquí, porque ya se habían venido del médico, ya desahuciada la criatura, y mi mamá dijo: "No, yo no quiero, yo no quiero que me hagan el legrado". Entonces, cuando estaba llorando y en un momento luctuoso prácticamente, cuando ella siente un movimiento de su vientre muy fuerte y dio un grito bastante fuerte, como un dolor intenso, fueron al doctor otra vez y mi mamá ya lo tenía vivo otra vez (Guillermo, 22 años, estudiante del seminario, ICAP).

Ricardo Ramírez Arriola. Distrito Federal, México, 2014. 

Las familias hacen un fuerte trabajo de socialización para que los miembros más pequeños interioricen las normas de conducta y las formas de percibir el mundo sugeridas por la religión, pero no es un asunto meramente familiar, sino que requiere ser reforzado por las interacciones dentro del ámbito propiamente religioso. Veamos cómo es la socialización en el interior de la iglesia.

Relaciones en la iglesia

Una vez que los jóvenes se han adherido a una comunidad religiosa, van interiorizando las estructuras de plausibilidad que el grupo religioso provee. Esto se logra mediante mecanismos de socialización de la misma congregación. Entre los más atractivos para los jóvenes, se encuentran la música y las reuniones de convivencia:

La reunión social, sí. Ésa sí, me gusta mucho. Se pone una pantalla grande y vemos películas, se escucha música, y mientras no tenga doble sentido, escuchamos y bailamos (Berenice, 22 años, estilista, testigo de Jehová).

Ahorita no se han hecho, pero antes teníamos salidas. Nosotros nos organizábamos, nos íbamos a Chalcatzingo, que está cerca, a un balneario. Si nos juntábamos, a veces intercambiábamos programas, ellos venían y nosotros íbamos; pero ahora, como que se está dejando. También después del servicio, en la noche, una reunión, o que nos vamos a jugar a la cancha o equis cosa, ver una película (Fabiola, 19 años, trabajadora, adventista).

Esas reuniones no se realizan con meros fines de esparcimiento. Además de poner en relación a los jóvenes, las agrupaciones religiosas juveniles tienen la finalidad de que los asistentes interioricen las estructuras de plausibilidad que ofrece la congregación para enseñarlos a regular conductas en distintas fases y experiencias vitales, como el noviazgo y la relación con las drogas. En resumen, para conducir sus vidas en determinados espacios:

A veces, como ya se volvió una costumbre de ir a sentarte, dejan de ir, pero nosotros los motivamos para que ellos vuelvan a ir otra vez. Les ponemos carguitos chiquitos para que ellos puedan desempeñarlo y hacerlo más práctico, más dinámico. Así te enseñas a tomar una responsabilidad y no nada más estás esperando a que alguien te diga, o sea, "yo hago esto o aquello", o sea, más dinámico. El miércoles nos reunimos en una casa y algún pastor, alguien, habla un tema: de noviazgo, la drogadicción o equis cosa, y ya nos empieza a decir que esto, que el otro, un tipo sermón. Acabamos eso y un aperitivo chiquito, nos ponemos a contar cosas sociales. A los niños yo los atiendo, les cuento sus historias, a colorear (Carlos, 19 años, estudiante de preparatoria, adventista).

La ICAP, por su parte, organiza una gran convención de población juvenil. Es un espacio de reunión para que se conozcan los jóvenes de diferentes iglesias pentecostales. La convención, que se ameniza con música juvenil, se realiza en febrero y asisten cerca de 2 000 jóvenes:

Sí, mañana [viernes, 25 de febrero], yo creo. ¿Qué sería? Como unos 1400 o 1500; pero el día sábado, como muchos estudian, tienden a llegar el sábado, y creo que se esperan como 1700 a 2000. Porque, bueno, tenemos, en las iglesias, como que hay un estándar, un estándar de canciones, y hay unas canciones que, bueno, son más calmaditas y les gustan a los adultos y hay jóvenes que les gustan esas canciones, y viceversa, hay canciones más, un poco más "movidonas", que a los jóvenes creo que eso es lo que más los motiva, pero también hay algunos adultos que les gusta; entonces, creo que es una balanza (Guillermo, 22 años, estudiante del seminario, ICAP).

Los grupos religiosos juveniles, además, preparan a los jóvenes para que ocupen cargos en algún momento. En ese sentido, la socialización se orienta a generar estructuras cognitivas para transmitir por esa vía las estructuras de plausibilidad. La ICAP, por ejemplo, cuenta con una escuela para preparar futuros líderes religiosos y para ser más eficaz en la transmisión de las estructuras de plausibilidad.

Empezamos a tomar clases desde el 7 de febrero de 2003, y bueno, pues todavía son muchos. Hoy... mañana se suspende, pero por el evento, pero cada ocho días tenemos clases. El perfil de esta escuela es cubrir el área ética, social y teológica. Ético, mi persona, mis modales, mi educación, mis normas de higiene y todo eso; social, la convivencia, con los demás, comportamiento, conducta social; y teológica, bueno, el trato con Dios y aprender sobre la Biblia. Son las tres áreas que cubre la escuela (Guillermo, 22 años, estudiante del seminario, ICAP).

En otras congregaciones, la función de preparar a los jóvenes para que ocupen otros cargos en el futuro se hace mediante la delegación de responsabilidades evangelizadoras:

Ahorita la iglesia está separada en dos grupos. A mí me tocó un año ser líder del grupo pequeño. Lo que hacía era ir a visitar a los hermanos entre semana, ir a visitar a las personas que enfermas, ir a visitar a las personas que están faltando por cualquier problema, ir a un grupo y tratar de animarlos (Fabiola, 19 años, trabajadora, adventista).

Es necesario mencionar que las congregaciones religiosas establecen normas que regulan las relaciones de noviazgo, precisamente para asegurar la reproducción de las estructuras de plausibilidad en las nuevas uniones. Las relaciones de noviazgo que establecen los jóvenes son mediadas por las regulaciones de sus grupos religiosos. Éstas se orientan a controlar las expresiones amorosas, fundamentalmente las pasiones. Se pide que las relaciones sean públicas, en el sentido de que sean visibles a las miradas de otros, principalmente adultos. Además, buscan evitar embarazos y relaciones prematrimoniales. Asimismo, una relación de noviazgo se evalúa en términos de la probable formación de una unión en la que ambos compartan los mismos valores e identificaciones religiosas. Las regulaciones o normatividades en torno a las relaciones de noviazgo son comparadas por los jóvenes con sus experiencias previas y con las de familiares o conocidos. Por medio de esta contrastación interiorizan la norma. Es probable que cuando carecen de estas experiencias, la interiorización de las normas sea menos profunda:

Sí. No salir juntos, no estar a solas mucho tiempo, no salir de noche, no meterse a su casa demasiado tarde. Principalmente, que den a conocer su noviazgo, primero a sus padres, que sepan, para que alguien los acompañe cuando salgan. Es porque últimamente se ha dado mucho que antes de que se casen ya tienen relaciones sexuales o se van, que salieron mal. Otra cosa que siempre se ha dicho es que la carne es débil y mejor así. O sea, sí tienen su espacio, pero no demasiado tiempo (Berenice, 22 años, estilista, testigo de Jehová).

Me gustaría que mi novia fuera de la iglesia. Pensando a futuro, cuando ya esté formada la familia, los hijos ¿a dónde irían? ¿Con el padre o con la madre? Conozco el caso de un señor que era adventista, pero su esposa no y tenían varios problemas. Por ejemplo, ella quería recibir a los peregrinos y el señor quería a sus hermanos adventistas (Iván, 16 años, estudiante de preparatoria, adventista).

Yo he tenido novias que no son israelitas y pues sí, como que les da miedo cambiar de religión, porque quieren seguir siendo de la católica. Las ideas no son las mismas, la relación es un poco difícil porque: "Vamos a comer", y ella está comiendo carne de cerdo y yo no. Como que sí, sí tiene que ver mucho ( Jorge, 22 años, estudiante de la Normal Superior, israelita).

Sin embargo, dado que las congregaciones religiosas suelen ser pequeñas y están conformadas por pocas familias, las posibilidades de que los jóvenes establezcan relaciones de noviazgo dentro de sus congregaciones son pocas. El resultado es que las relaciones se establecen con parejas fuera de la congregación, muchas veces sin el conocimiento de los padres y los demás adultos, al contrario de lo que señalan las regulaciones:

Ahí, en la iglesia, te dicen "que tu novia sea de la iglesia", pero de todas formas todas son mis primas, ¿con quién? (Carlos, 19 años, estudiante de preparatoria, adventista).

Mi hermana, la menor, apenas se fue. Se fue de la casa. Era bien callada. Estábamos así, que no lo podíamos creer. Estaba yo aquí trabajando y que llega mi papá: "¿No sabes nada de Gaby?". Es que tengo una amiga que se llama Gaby. "Es que tu hermana ya no está". "¿Dónde está, a dónde se fue?". Me cayó así, entré en shock. Estaba trabajando y ya no podía trabajar. Acabé mis trabajos y ya me fui a la casa. Dejó una carta donde decía que se iba porque pensaba que no la iban a dejar tener su novio, que era de otra religión. Ella asistía al salón del reino igual que nosotros. Por eso nos cayó así, ¿por qué? Fui a ver a su amiga y ya nos dio unas referencias de Huitchila, y sí, su novio era de allá. Ya obligué a mi papá a ir a buscarla, es que no se podía quedar ahí. No estaba, se había ido a Cuautla. Pero llegamos a su casa del muchacho y su mamá, según, no sabía dónde estaba. Sus papás asisten a una religión, no sé de cuál. Al muchacho ya tenía cuatro años que lo había conocido y nosotros ni en cuenta. Es que siempre era muy reservada, muy callada. Sí bromeaba a veces, pero no de esas cosas (Berenice, 22 años, estilista testigo de Jehová).

El trabajo de socialización que se desarrolla en la familia y las iglesias es, digamos, puesto a prueba dentro de los espacios de socialización laicos, como el escolar, sin olvidar que éste también ofrece estructuras de plausibilidad. Veamos cómo interactúan los jóvenes en el espacio escolar, en un contexto de pluralidad religiosa.

Relaciones en la escuela

La escuela es el lugar en el que confluyen los jóvenes de las iglesias que conforman el panorama religioso de Tepalcingo. Allí se conocen y generan relaciones de amistad sin que medie la afiliación religiosa:

Yo tengo amigos pentecostales, adventistas del Séptimo Día y testigos de Jehová. Pero la testigo, Rosita, respeta mucho, como que no se mete. Pero el pentecostal y el adventista, nos llevamos con ellos (Félix, 19 años, estudiante de preparatoria y trabajador, católico).

También tengo de otras, tengo una amiga que es testigo y otra pentecostal (Fabiola, 19 años, trabajadora, adventista).

Yo voy a la feria de Tepalcingo con mis otros amigos del Colegio de Bachilleres y con los que iban a la "secu" conmigo (Iván, 16 años, estudiante de preparatoria, adventista).

Una de las condiciones para que surja la amistad entre jóvenes de diferentes grupos religiosos es no mencionar con frecuencia e insistencia temas de religión, aunque sí es importante dejar claro qué tipo de actividades pueden realizar, cuáles no y los días en los que pueden compartir tiempo y actividades:

Hasta ahorita con amigos de todas [las religiones], porque casi no tocamos esos puntos, casi no. Mis mejores amigos son católicos (Iván, 16 años, estudiante de preparatoria, adventista).

Me llevo bien con mis amigos que son de otra religión, hicimos amistad. Soy muy sociable, puedo hacer amigos, no importa. No importa que sean de otra, lo importante es que nos llevemos bien, conversemos, relacionarme más (Carlos, 19 años, estudiante de preparatoria, adventista).

Dejar en claro lo que les está permitido es producto de aprendizajes, de experiencias propias o de otros. Los consejos de los padres desde temprana edad, cuando se es parte de una familia monorreligiosa, son fundamentales para que los jóvenes establezcan los límites de lo permitido con sus amigos de la escuela. Si la interiorización de las estructuras de plausibilidad transmitidas en el hogar no se ha logrado, entonces existe una disposición en el joven a probar otras conductas. El resultado es un desvío de la conducta esperada, lo que es sancionado por los padres:

Estuve en Bachilleres, pero me dieron de baja al final del primer semestre. Es que el ambiente, al momento de que es diferente al de la secundaria, como que me causó un shock. No sé, de que dejaban mucha tarea, luego era de un día para otro y me daba flojera. "La hago en la clase" y no me daba tiempo. Además, me iba de pinta y pues ya, me dieron de baja y me salí. Perdí un año y mi mamá me dijo: "¿Quieres estudiar otra vez?". Yo le dije: "Es que no sé, si voy a volver a hacer lo mismo, mejor no". Dice: "No, espera que estés en el campo y verás". En ese año no trabajé ni hice nada, nomás me la pasé encerrado porque me daba pena y vergüenza estar en la calle (Carlos, 19 años, estudiante de preparatoria, adventista).

Nosotros respetamos las creencias de las personas. En este caso, en la Iglesia católica yo tengo amigos, es normal. Yo tengo un amigo y es de tal, no por eso, es la misma amistad. Sí se discute un poco, ahora sí, a saber, como cualquier padre de familia, que las amistades, porque hay veces que las personas que no asisten a la iglesia, incluso ni a la católica, y son personas mejores, incluso mejor que las que no asisten a ninguna secta religiosa ( Jorge, 22 años, estudiante de la Normal Superior, israelita).

No obstante, siempre que los jóvenes encuentran la oportunidad de invitar a sus amigos a sus congregaciones religiosas, lo hacen. También asisten cuando sus amistades les invitan, como una forma de conocer y por retribuir la confianza y la amistad, aunque esto sólo se hace cuando las estructuras de plausibilidad recién comienzan a interiorizarse. No sucede lo mismo cuando se encuentran muy consolidadas:

Sí, he asistido con los Testigos de Jehová, pero esa amiga era muy acercada a mí y ella fue la que me empezó a invitar a ir. Sí me gustó un tiempo, pero fue por mis papás, que me prohibieron, que dejé de asistir (Félix, 19 años, estudiante de preparatoria y trabajador, católico).

El espacio escolar también implica las dinámicas dentro del salón de clase. Los profesores suelen guiar discusiones sobre temas religiosos. Allí, las posturas religiosas se hacen explícitas. En esos debates, los jóvenes manifiestan sus posicionamientos religiosos. No son discusiones tersas, dejan ver la incompatibilidad de las estructuras de plausibilidad, pero pueden ser desplegadas por los jóvenes porque ya han sido interiorizadas:

Hemos tenido muchas, porque luego atacan mucho, hasta con groserías sobre el Papa. Perdón la palabra, pero dicen: "Ese güey que vino". Yo sí me enojo, les digo: "Respeta". Me he enojado, pero luego me contento, es un debate (Félix, 19 años, estudiante de preparatoria y trabajador, católico).

Unos que no son de aquí, por ejemplo, en el colegio hay unos que son de Jona, que son acólitos y en una ocasión le dijeron a uno que no es católico: "¿Y tu iglesia cuándo se fundó?". No la reconocen (Iván, 16 años, estudiante de preparatoria, adventista).

Sí, en filosofía sí salen muchas cosas: que Dios no existe, que Dios es sólo un ser imaginario (Carlos, 19 años, estudiante de preparatoria, adventista).

Cabe señalar que hay ocasiones en que la institución escolar, en tanto busca normalizar las conductas de los individuos, ejerce prácticas de exclusión y discriminación contra aquellos estudiantes cuyas estructuras de plausibilidad entran en conflicto con las suyas. Éste es el caso de las agrupaciones religiosas que no veneran ningún símbolo material. Las estructuras de plausibilidad distintas entran en conflicto por medio de prácticas específicas como mecanismos socializadores que la institución escolar demanda a los estudiantes, pero que forman parte de las prácticas rechazadas por algunos credos religiosos. Ante las prácticas de exclusión de la institución escolar, a los estudiantes no les queda más opción que soportar incólumes las estigmatizaciones y exclusiones:

Entonces, a veces llegaban, en el caso mío, me llegaron a golpear; calificaciones, obviamente me las bajaban, principalmente por eso, por no saludar a la bandera y por no participar en cosas patrióticas que tenían que ver con la bandera o festividades y celebraciones que no tenían nada que ver con la escuela, pues vamos a aprender. Eso no fue problema para mí, porque contaba con la ayuda de alguien, alguien especial que yo llamó Jehová Dios, aparte de los ancianos de la congregación. Eso me ayudó a que yo pudiese terminar la primaria. Los seis años, los seis años fueron los más difíciles para mí. En la secundaria había jóvenes que decían: "¿Por qué no saludas a la bandera?". Nosotros empezamos a explicarles: "Fíjate que en la Biblia dice esto y esto acerca de los ídolos". Eso era algo que a los jóvenes les impresionaba, cómo es que nosotros nos hacíamos fuertes para que nosotros pudiésemos seguir estudiando. Entonces, de una u otra manera nos teníamos que poner al tiro, como dicen muchos, para que nuestras calificaciones no fueran tan bajas y pudiéramos terminar nuestro ciclo escolar (Fernanda, 21 años, testigo de Jehová).

Una vez, en la primaria, el director dijo -iba a ser la celebración del Día de Muertos-: "Es una celebración mexicana y todas esas religiones que dicen que no, vinieron quién sabe de dónde y quién sabe qué" (Iván, 16 años, estudiante de preparatoria, adventista).

Ricardo Ramírez Arriola. Distrito Federal, México, 2014. 

Es notorio que en las interacciones que establecen los jóvenes entre ellos hay una mayor flexibilidad para acoplar elementos de las diferentes estructuras de plausibilidad provenientes de sus socializaciones primarias. En contraste, cuando la institución demanda el cumplimiento de determinadas conductas que buscan socializar a los individuos para hacerlos miembros de la sociedad más amplia, las estructuras de plausibilidad entran en conflicto. Dichos conflictos se materializan en relaciones desiguales en las que los jóvenes padecen el encuentro de las distintas concepciones del mundo: la institución escolar, que transmite la estructura de plausibilidad del Estado, impone sus estructuras de plausibilidad sobre los jóvenes. Las tensiones se manifiestan en aquellos jóvenes que participan en religiones cuyas formas de comprender el mundo y de actuar difieren de las de la institución escolar, de las del Estado. Así, parece que se intersectan tres fuentes de construcción de las estructuras de plausibilidad: la pública u oficial, la religiosa-familiar y la que generan los jóvenes en sus espacios de relaciones y amistad. Las dos primeras fuentes se oponen cuando parten de principios organizadores divergentes y la tercera se opone a la segunda. La tercera es generada por los mismos jóvenes, es la fuente de diversificación de las prácticas religiosas y de flexibilización de las estructuras de plausibilidad.

Conclusiones

En este documento, de acuerdo con Berger (1969), nos propusimos ver cómo las estructuras de plausibilidad, en un contexto de pluralismo religioso, median las interacciones en los espacios familiar, de la iglesia y de la escuela. Según su planteamiento, el ámbito de influencia de la religión es la institución familiar; la elección religiosa es un asunto individual mediado por la socialización religiosa familiar. Siguiendo a Denton (2012), Smith y Denton (2005), Petts (2009) y Vázquez (2007), supusimos que en el seno familiar se generan las dinámicas que permiten la interiorización de las estructuras de plausibilidad. De ahí derivamos la hipótesis en la que planteamos que la socialización religiosa incide en la interiorización de las estructuras de plausibilidad religiosa, y por esta vía, en las redes de relaciones y en las interacciones en los espacios de interacción familiar, religioso y escolar. Supusimos, además, que las interacciones tendrían un cariz de confrontación cuando las normatividades religiosas estuvieran plenamente interiorizadas en la conciencia del joven.

Nuestros hallazgos nos llevan a formular que la socialización religiosa en el ámbito familiar no es mecánica ni directa. Las relaciones esperadas no se encuentran en todos los casos, es decir, no necesariamente a mayor participación religiosa de los padres, mayor interiorización de las estructuras de plausibilidad en los jóvenes y mayor nivel de confrontación de las estructuras de plausibilidad en otros espacios de interacción. Carlos Garma (2007) concluyó que hay jóvenes que a pesar de haber crecido en una familia religiosa -en particular, de líderes religiosos- y haber interiorizado las estructuras de plausibilidad religiosas, también se enfrentan en la vida cotidiana a estructuras de plausibilidad no religiosas, por lo que son jóvenes que no viven conforme a las estructuras religiosas. De tal forma, se configura un escenario en el que los jóvenes pueden vivir, o no, según su estructura de plausibilidad, ya sea religiosa o secular. Hay jóvenes que proceden de familias con fuerte participación religiosa y que viven de acuerdo con su estructura de plausibilidad religiosa, pero hay otros que no lo hacen.

En nuestro caso, encontramos que las relaciones de amistad no necesariamente son filtradas por las estructuras de plausibilidad. Debido a las relaciones de amistad que se generan en un espacio de pluralidad religiosa, los jóvenes flexibilizan los filtros religiosos. En otras palabras, la aún inmadura constitución de las estructuras de plausibilidad es influida por las interacciones de amistad y noviazgo. La gran oferta religiosa, el tamaño reducido de las congregaciones religiosas, así como la obligatoriedad del sistema educativo y el inconcluso proceso de constitución de las estructuras de plausibilidad, confluyen para que los jóvenes flexibilicen o amolden sus concepciones de lo religioso en sus interacciones. Así, las estructuras de plausibilidad no son constituidas en su totalidad por lo religioso. Las concepciones del orden del mundo son diversas, construidas por los sujetos que incorporan elementos variados de la realidad social en la que viven: de la cultura escolar, de la cosmovisión moderna y secularizada, de lo religioso y de las síntesis que hacen los jóvenes a partir de experiencias vitales en los espacios religioso, familiar y escolar.

La socialización religiosa familiar no determina de manera plena las concepciones de lo religioso ni de las relaciones sociales en general que han de guiar las conductas de los jóvenes. Sin embargo, sí tiene un ámbito de influencia: en las relaciones que los jóvenes establecen con los miembros de la familia extensa bajo una dirección de principios doctrinales. A mayor distancia de los principios doctrinales entre las distintas religiones, menor posibilidad de establecer interacciones. En tanto que el ámbito familiar es más íntimo y las interacciones son más intensas, las probabilidades de conflicto tienden a incrementarse, de modo que las interacciones tienden a disminuir para evitarlo. Como los jóvenes son menores de edad y viven con la familia nuclear, y ésta, además, se caracteriza por tener una estructura vertical, en el ámbito de la familia extensa sí se generan distanciamientos en las relaciones entre familiares que profesan distintas religiones. Por este motivo, la pluralidad religiosa es vista como amenaza en aquellas familias en las que los padres realizan un trabajo intenso de socialización religiosa. Esta "amenaza" se enfrenta por medio de distanciamientos respecto de los familiares que son miembros de una congregación distinta, recomendaciones a los hijos y castigos a quienes se acercan a otras religiones por curiosidad o invitación de amigos.

Respecto a las interacciones en las iglesias, encontramos que promueven mecanismos de socialización atractivos para los jóvenes, como eventos musicales, deportivos y reuniones de convivencia. Estos encuentros son un espacio para transmitir mensajes bíblicos y enseñanzas morales. Las agrupaciones de jóvenes, por su parte, cumplen las funciones de integrar a este sector a la estructura de su iglesia y de preparar a los futuros líderes religiosos mediante la delegación de responsabilidades en cargos de dirección de grupos. Estos mecanismos de socialización no logran constituir una estructura de plausibilidad que organice toda la concepción del orden del mundo desde el ángulo religioso. Las experiencias previas y las que se viven en otros espacios de interacción de alguna manera son traídas al espacio religioso, como advierten otros autores que han buscado comprender las prácticas religiosas juveniles (Romero, 2010; Luengo, 1993; Hernández, 2011; Semán y Gallo, 2011; Corpus, 2011).

Los mecanismos de socialización religiosa también configuran la deseabilidad de los tipos de noviazgo con fines de formación de hogares monorreligiosos. Por estas mediaciones, los jóvenes interiorizan la normatividad de su religión; sin embargo, eligen asumir sólo ciertos elementos, por las condiciones estructurales. Por ejemplo, cuando, no obstante las fuertes recomendaciones que les hacen los miembros de sus congregaciones, el reducido tamaño de la congregación impide a los jóvenes cumplir las normas. También se identifican los casos de jóvenes que al estar en contacto con otras estructuras de plausibilidad no religiosas optan por tener noviazgos no recomendados por su religión.

Las interacciones en la escuela son mediadas de manera parcial por las estructuras de plausibilidad religiosa. Las relaciones de amistad no condicionan la amistad entre los jóvenes, sino los espacios y tiempos de convivencia. Éstos son negociados tras explicar la participación religiosa y su normatividad. La confrontación de las estructuras de plausibilidad, tanto religiosas como no religiosas, sólo se hace evidente en ciertas ocasiones en los salones de clase, cuando hay debates sobre temas religiosos. En esas ocasiones no hay negociaciones, se explican y se manifiestan las formas de entender el mundo.

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*Este documento forma parte del proyecto "Mudar de credo en contextos migratorios. La relación entre el cambio religioso y la migración internacional en Morelos", del Programa de Apoyo a Proyectos de investigación e innovación tecnológica de la Universidad Nacional Autónoma de México (PAPIIT-UNAM, 303410-3), desarrollado de 2010 a 2012, a cargo de Liliana Rivera Sánchez, investigadora del Centro Regional de investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM.

1Explicaciones de amplio alcance para comprender el sentido de la vida. Pueden referirse a tres ámbitos: individual, social y natural.

2"La situación pluralista multiplica el número de estructuras de plausibilidad que compiten entre sí. Por su propia naturaleza, relativiza sus contenidos religiosos. Más específicamente los contenidos religiosos son desobjetivados, esto es, despojados de su rango de realidad objetiva, dada por supuesta en la conciencia. Se subjetivizan en un doble sentido: su realidad se convierte en un asunto privado, esto es, pierde la cualidad de plausibilidad intersubjetiva evidente por sí sola: así, en verdad, no se puede hablar más acerca de religión. y su realidad, en la medida en que aún es mantenida por el individuo, es aprehendida como arraigada en la conciencia del individuo, no en facticidades del mundo externo: la religión ya no se refiere al cosmos o la historia, sino a Existenz individual o a la psicología [...] La desmonopolización de la religión es un proceso socioestructural tanto como psicosocial. La religión ya no legitima el mundo. En cambio diferentes grupos religiosos tratan, por diferentes medios, de mantener sus submundos particulares frente a una pluralidad de submundos rivales. Concomitantemente, esta pluralidad de legitimaciones religiosas es internalizada en la conciencia como una pluralidad de posibilidades entre las que es posible elegir" (Berger, 1969: 184-185)

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