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Desacatos

versión On-line ISSN 2448-5144versión impresa ISSN 1607-050X

Desacatos  no.43 Ciudad de México sep./dic. 2013

 

Saberes y razones

 

Conocer y comprender al otro: la comunicación intercultural de Al-Qaeda

 

Knowing and Understanding the Other: Intercultural Communication of Al-Qaeda

 

Evelyn Norma Castro Méndez

 

El Colegio de México, Distrito Federal, México evelyn1309@yahoo.com.mx.

 

Recepción: 8 de marzo de 2012
Aceptación: 21 de febrero de 2013

 

Resumen

La red islamista Al-Qaeda es una de las organizaciones más conocidas en el mundo occidental. En este artículo se presentan los resultados de un análisis discursivo realizado a los mensajes emitidos por la red en el marco de los atentados contra Estados Unidos (2001), Madrid (2004) y Londres (2005), con el fin de responder a las siguientes preguntas: ¿cuál fue el propósito de estos mensajes y qué nos dicen de sus emisores? Al estudiar estos procesos de comunicación intercultural se obtendrán elementos para conocer y comprender al otro más allá de los estereotipos mediáticos que se han construido en su entorno.

Palabras clave: análisis del discurso, islamismo, Al-Qaeda, terrorismo, comunicación intercultural.

 

Abstract

Al-Qaeda is one of the best known Islamic organizations in Occidental world. In this paper we present the results of a discourse analysis applied to the texts released following attacks on the United States (2001), Madrid (2004), and London (2005), with the purpose of answering the following two questions: ¿which were the purposes of these messages and what do they reveal about their communicators? We consider that studying these processes of intercultural communication may be able to provide us keys to know and understand the other, far beyond the media stereotypes that have been formulated.

Keywords: analysis discourse, Islamism, Al-Qaeda, terrorism, intercultural communication.

 

INTRODUCCIÓN

La globalización, los movimientos migratorios y las nuevas tecnologías de comunicación han favorecido que las personas entren en contacto con diferentes mundos culturales, personas y situaciones que van más allá de sus fronteras nacionales. Actualmente, interactuamos con mayor facilidad y frecuencia con hombres y mujeres provenientes de otras culturas, ya sea por experiencia personal o a través de los medios de comunicación. La cultura, entendida como el patrón de significados incorporados a las formas simbólicas —acciones, enunciados y objetos significativos de diversos tipos—, en función de las cuales los individuos se comunican entre sí y comparten sus experiencias, concepciones y creencias (Thompson, 1998: 197), se ha convertido en una práctica social colectiva cada vez más influyente en las relaciones internacionales, incluso fue considerada en las prioridades de la agenda internacional (Montiel, 2010: 88) por ser un elemento estratégico de primer orden y uno de los más influyentes al actuar en el campo de las conciencias y las conductas. Las relaciones entre el mundo islámico y Occidente se han caracterizado por el desconocimiento mutuo y la simplificación de realidades (Peña, 2007: 40), que obligan a replantear las percepciones que se tienen acerca del otro, ya que por lo general se sustentan en discursos construidos con base en estereotipos que se alimentan de ideas erróneas en el imaginario social. Marc Augé afirma:

el hombre es un animal simbólico, necesita establecer con otras personas una relación de lenguaje y de pensamiento. Cuando el lenguaje es sustituido o subvertido por imágenes o estereotipos, la relación simbólica deja de ser posible y aparece la violencia (Augé, 2002: 37).

Las respuestas a las interrogantes generadas a partir de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos cometidos por la red islamista Al-Qaeda

—que se traduce del árabe como "la base"— se buscaron en la esfera cultural, como si efectivamente el pronóstico del choque de civilizaciones se hubiera cumplido y los factores económicos, sociales y políticos para explicar lo ocurrido hubieran jugado un papel secundario. Los subsecuentes atentados perpetrados por la red en Madrid en 2004 y en Londres en 2005 contribuyeron a reforzar la islamofobia, al fortalecerse el estereotipo de que el mundo islámico es intolerante y fanático de sus creencias religiosas, sin que se considerara su riqueza cultural e histórica. A su vez, la reacción que tuvieron Estados Unidos y sus aliados endureció el antiamericanismo. La idea del choque de civilizaciones creada por Samuel P. Huntington es defendida bajo una debatible premisa de que las civilizaciones y las culturas están basadas en la religión. No es así. Además, la palabra musulmán tiene un profundo significado político, en virtud de que no alude a una religión universal, sino a una especie de grupo neoétnico definido en oposición a Occidente (Roy, 2004: 328-332).

En 2011 las manifestaciones de inconformidad social suscitadas en la región de Medio Oriente, a partir de la revuelta en Túnez, y posteriormente en Egipto, Argelia, Libia, Yemen, Marruecos, Irán y Siria, entre otros países, pusieron al descubierto ante el mundo que la religión juega un importante rol en la vida cotidiana de estas sociedades, pero que la población recurre a medidas extremas cuando enfrenta expresiones de abuso de poder, regímenes dictatoriales, pobreza, rezago, injusticia, desempleo, desigualdad social, etcétera, lo que desvanece el fantasma del fanatismo irracional. De acuerdo con el Pew Research Center (PRC, 2011), en el año 2000, 23.4% de la población mundial profesaba la religión islámica y los pronósticos indicaban que para 2030 esta cifra podría llegar a 26.4%. Esto significa que a esa fecha más de una cuarta parte de los habitantes del planeta serán musulmanes. Numéricamente, el Islam es la segunda religión más importante después del cristianismo y es la de mayor crecimiento en la actualidad. Estos datos demográficos reflejan la necesidad de conocer y reconocer a este núcleo poblacional, en la búsqueda de una mejor convivencia humana. El Islam es una religión y una forma de vida, no una ideología política y los islamistas son aquellos activistas políticos o sociales islámicos (Esposito, 2003: 194) que han utilizado sus creencias para alcanzar fines profanos, es decir, no sólo debaten cuestiones teológicas, sino que defienden una doctrina política. El islamismo es una expresión de la lucha de poder contra el Estado, un Estado que es omnipotente por una parte, pero incompetente y dependiente por otra (Ayubi, 2000: 312). En el mundo musulmán se calcula que el islamismo representa 10% o 15% del total de la población islámica (Kushner, 2003: 230), por lo cual no debe ser considerado representativo de la comunidad islámica.

Monastir, Túnez, 2013

El Islam y el islamismo no son monolíticos y requieren comprenderse en su diversidad. Hacer generalizaciones del Islam y los musulmanes es difícil, pues difieren en su composición social y económica, además de que sus integrantes tienen opciones políticas e ideológicas propias (Sierra, 2002: 24). En las fuentes islámicas se habla muy poco de cómo formar nuevos Estados, gobernar y dirigir organizaciones. De hecho, es limitado lo que puede considerarse específicamente político, debido a que existe una variedad de interpretaciones (Ayubi, 2000: 19). Asimismo, cada organización islamista tiene un perfil específico, busca objetivos particulares mediante estrategias divergentes en contextos únicos. No todos los islamismos son violentos y no todos los musulmanes aprueban esta vía para conseguir sus fines. El terrorismo concebido como el ejercicio de la violencia política que afecta a civiles inocentes es un término difícil de aplicar en virtud de que del héroe al villano sólo hay un paso. Es una categoría subjetiva que se asigna según la postura que se asume frente a quienes incurren en este tipo de actos. Laqueur afirma que el terrorismo:

ha llegado a abarcar una gama tan amplia de variedades de actividad violenta que debería ser sustituido por otro término. Si esto no se ha producido aún, la única razón es que nadie ha ideado hasta la fecha un término o unos términos mejores con los que sustituirlo (Laqueur, 2001: 30).

Las acciones terroristas atribuidas a Al-Qaeda en Nueva York, Madrid y Londres estuvieron acompañadas de la consecutiva emisión de comunicados. Las versiones originales de los textos fueron escritas en árabe y para ser difundidos en el contexto occidental tuvieron que ser traducidos al inglés, francés, español u otros idiomas. Estos comunicados ocuparon importantes espacios en la prensa internacional y local y en diferentes portales electrónicos.1 En el caso de la ciudad de México, sólo La Jornada publicó de manera íntegra los comunicados de 2001 y 2004. Milenio Diario, Reforma, Excélsior y El Universal únicamente difundieron extractos. El mensaje de 2005 no tuvo una difusión literal en ninguno de estos espacios, pero sí se publicó en el periódico español El País, que también circula en México. La difusión en otros idiomas le interesa a la red debido a su interés por obtener un mayor número de seguidores en otras partes del mundo. En una entrevista, Manuel Torres, especialista en islamismo en internet, apunta que Al-Qaeda ha difundido propaganda en español en sus páginas y foros electrónicos desde 2007 de manera sistemática. Refiere que Al-Qaeda busca adquirir mayor influencia entre los ciudadanos latinoamericanos, con especial interés en aquellos que han emigrado a Estados Unidos (Baquero, 2008).

A pesar de que los textos que analizamos están mediados por la traducción, lo cual supone cierta distorsión en función de que una lengua no sólo es un medio de comunicación, sino que implica una cosmovisión, una forma de estructurar el pensamiento y transmitirlo al otro, son las versiones que llegan a Occidente y que pueden ser leídas en un código accesible para el lector occidental. El ruido mayor en la comunicación intercultural es el problema del sentido, ya que una palabra puede tener un significado distinto en función del contexto en el que es recibida. si bien estos comunicados están en español, varios de los conceptos que se mencionan requieren ser explicados a la luz del contexto sociocultural, político e incluso religioso en el que fueron concebidos y en la situación particular de recepción en que tuvieron lugar, es decir, en situaciones de violencia política. Estas diferencias socioculturales no son barreras insalvables, se pueden librar por medio de un férreo deseo y habilidad para comprender al otro. En opinión de Edward Said, los estudiosos occidentales del islamismo no han considerado su desorientación respecto del Islam como algo saludable o como una actitud que implique una mejor comprensión de su propia cultura. Por el contrario:

[sólo ha sido útil para] intensificar el sentimiento que tenían de superioridad de la cultura europea, y su antipatía se extendió a todo Oriente, del cual el Islam se consideraba como un representante degradado (y normalmente muy peligroso) (Said, 2004: 345).

Edgar Montiel agrega a este respecto:

El fin de una dialéctica de las culturas no es la confrontación o el choque de culturas, como algunos pretenden, sino la elaboración de un consenso fecundo entre los pueblos que participan en este diálogo (Montiel, 2010: 120).

En este artículo interesa estudiar esos tres comunicados bajo la metodología del análisis del discurso con el propósito de responder a las siguientes preguntas: ¿cuál fue el propósito de estos mensajes?, ¿qué nos dicen de sus emisores? Partimos de la hipótesis de que la cosmovisión de Al-Qaeda tiene sustento en referentes religiosos e históricos relevantes para la comunidad islámica, tendientes a legitimar los actos violentos que anteceden a estos mensajes: concientizar y buscar el apoyo de los musulmanes para sus acciones, y mantener una presencia amenazante frente a sus adversarios. En la primera parte se ofrece un panorama sintético del perfil de la organización con el fin de conocer al emisor; en la segunda se presenta el esquema de pensamiento de la red con base en la identificación de los actores y acciones discursivas, y en la tercera se discurre acerca de los objetivos de los mensajes con base en la teoría de los actos de habla. En los últimos dos apartados se ofrece una explicación del modelo metodológico a seguir. Este estudio no pretende justificar las acciones de la red, porque la violencia jamás tendrá sustento. Como señala Eva Salgado, el análisis del discurso es una puerta de entrada a un conocimiento más amplio: el de las circunstancias políticas y sociales que rodean su emisión (Salgado, 2003: 9).

 

¿QUÉ ES AL-QAEDA?

Al-Qaeda es una de las organizaciones terroristas más conocidas en la actualidad, aunque en ocasiones se le toma como una producción hollywoodense, producto de la imaginación que responde a los intereses de Estados Unidos (Dornbierer, 2005), y otras veces se afirma que la agrupación se ha debilitado al grado de que sólo se mantiene vigente como ideología y como una marca que vende —bench-marketing—, detrás de la cual se escudan grupos islamistas minoritarios (Reinares, 2007: 35). Su surgimiento se ubica en el contexto de la guerra de Afganistán contra la Unión Soviética (1979-1989), cuando musulmanes árabes —principalmente de Egipto, Arabia Saudita, Yemen y Argelia— se trasladaron a Afganistán para participar en lo que creían era una yihad2 contra la ocupación soviética y el "imperio diabólico" del ateísmo soviético (Al-Zayyat, 2004: 23).

Al-Qaeda fue fundada en 1988 como un movimiento panislámico que contaba con la cooperación activa de los Estados Unidos a través de Pakistán, con el propósito de expandir y fortalecer el movimiento de resistencia contra las fuerzas soviéticas en Afganistán. Los combatientes recibieron entrenamiento de primer nivel. De hecho, Osama Bin Laden se convirtió en un colaborador de la Central Intelligence Agency (CIA). En este encuentro los combatientes tuvieron la oportunidad de aprender acerca de los movimientos islamistas de otros países y de forjar vínculos tácticos e ideológicos que les serían de gran utilidad en el futuro. Se calcula que entre 1982 y 1992 unos 35 000 radicales musulmanes de 43 países musulmanes de Medio Oriente, África del Norte y Oriental, Asia Central y del Extremo Oriente tuvieron su bautismo de fuego con los mu-yahidín3 afganos (Rashid, 2001: 200).

Como en la guerra nadie llevaba el control del nombre de los combatientes ni el lugar al que eran destinados, si habían sido heridos o muertos, Bin Laden decidió llevar con su comandante militar, Abu Ubaydah al Banshiri, un registro de quienes pasaban por los albergues militares. A esa nómina se le conoció como Al-Qaeda: el registro, la base o la lista (Napoleoni, 2003: 256). Al concluir la guerra entre Afganistán y la Unión Soviética, la CIA abrigaba la esperanza de que los muyahidines simplemente desaparecieran de Afganistán por falta de financia-miento, lo que fue un error mortal de los mentores estadounidenses y saudíes, quienes también respaldaron la iniciativa de entrenar a este grupo (Núñez, 2004: 230). Tras la invasión de Kuwait por parte de Iraq en 1991, Bin Laden solicitó a la familia saudí su autorización para que organizara la defensa del reino y constituyera una fuerza de veteranos de guerra afganos para luchar ante un eventual ataque iraquí. El rey Fadh prefirió invitar a los estadounidenses, lo que ofendió profundamente a Bin Laden, quien se distanció de la monarquía saudí por haber permitido la entrada de 20 000 soldados de Estados Unidos a la Tierra Santa del Islam después de la liberación de Kuwait (Núñez, 2004: 231). Bin Laden se trasladó a Sudán y después a Afganistán, donde estableció alianza con los talibanes a fin de organizar bases armadas de islamistas que combatieran a Estados Unidos.

En 1998, Bin Laden conformó el Frente Islámico Mundial de la Yihad contra los Judíos y Cruzados. Se constituyó como una coalición de líderes islamistas y organizaciones que operaban al nivel del Estado (Mishal y Rosenthal, 2005: 279). La red optó por la violencia para alcanzar sus fines: la concientización del mundo musulmán a efecto de que pudieran recuperar el esplendor perdido tras la disolución del Califato (1922). De 1998 a 2001, Al-Qaeda diseñó su estilo de actuación y organización en red: conglomerado de células conectadas entre sí de manera clandestina, que responde a un esquema descentralizado que minimiza el impacto de la destrucción individual de las células en la organización (McAllister, 2004: 302). Hasta el 2 de mayo de 2011 la agrupación era dirigida por Bin Laden, posteriormente el egipcio Aymán al-Zawahirí asumió el cargo. Los objetivos de ataque de la red han sido funcionarios locales, instalaciones civiles —vías de transporte terrestre, embajadas, World Trade Centers, sinagogas, mezquitas, iglesias cristianas, centros turísticos, discotecas, buques petroleros, hospitales, hoteles, zonas residenciales, sedes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), bancos, consulados— y militares —buques, cuarteles, unidades de transporte, soldados y policías, instalaciones de servicios de seguridad y el Pentágono— en países musulmanes y no musulmanes afines a las políticas de Estados Unidos.

Luego de que Bin Laden perdiera su base en Afganistán por el derrocamiento del régimen radical talibán a finales de 2001, Al-Qaeda se ha descentralizado y se ha diseminado en más de 60 países (Salvatierra, 2004). Algunas versiones afirman que la organización también cuenta con representantes y redes en América Latina (US House of Representatives, 2006: 21). Pese a que sus actividades violentas más difundidas han sido las cometidas contra gobiernos occidentales —Estados Unidos, España y Gran Bretaña—, el mayor número de ataques ha sido en países islámicos, donde también se ha registrado un mayor número de decesos. La organización se posiciona como antioccidental y antijudía, pero también como antimusulmana, ya que trastoca los principios y valores de su religión, los adapta a su conveniencia, realiza atentados contra comunidades islámicas chiitas, lo cual está prohibido en el Islam porque implica agredir a los hermanos en la fe, y su accionar ha perjudicado severamente la concepción que se tiene de ser musulmán. Todo aquel que ha tenido la desgracia de contrariar o combatir a Al-Qaeda queda estigmatizado como un infiel y es condenado a muerte. Así, poblaciones enteras se han convertido en blanco de guerra, como los civiles chiíes en Iraq (Filiu, 2007: 9-13). Estos efectos explican el rechazo que la red, integrada por musulmanes de la corriente suní, tiene entre la comunidad musulmana y algunos grupos islamistas (Al-Zayyat, 2004: 173).

Douz, Túnez, 2013

 

EL ESQUEMA DE PENSAMIENTO DE AL-QAEDA

Desde su fundación Al-Qaeda se ha preocupado por tener una política de comunicación sustentada en el uso de internet, el otorgamiento selectivo de entrevistas y el envío de textos y videos a medios impresos y electrónicos. Las estrategias de comunicación de la red son de carácter verbal, palpable en los comunicados, y no verbal, visible en los actos de violencia contra objetivos militares y civiles, pues estos hechos también llevan implícito un mensaje. La mayoría de sus materiales discursivos están en árabe, y también han sido traducidos al inglés, francés, español y otros idiomas. En esta ocasión analizaremos tres comunicados. El primero fue emitido horas después de iniciados los ataques de la fuerza multinacional encabezada por Estados Unidos contra Afganistán el 7 de octubre de 2001, en respuesta al atentado de Al-Qaeda contra las Torres Gemelas y el Pentágono el 11 de septiembre de 2001 (9/11), y en búsqueda de Bin Laden. Hay que destacar que en este mensaje la agrupación no se responsabiliza del 9/11, pero sí expresa cierto apoyo a los autores. El segundo mensaje apareció el 11 de marzo de 2004, fecha en la que seguidores de la red cometieron atentados en Madrid. A las 21:30 horas la sede en Londres del periódico Al Quds Al Arabi recibió una carta de las Brigadas de Abu Hafs Al-Masri, en la que a nombre de Al-Qaeda afirman estar detrás de los atentados, ocurridos tres días antes de las elecciones en las que los españoles elegirían a su nuevo presidente, el Congreso de los Diputados y el Senado. El jueves 7 de julio de 2005 la ciudad de Londres fue víctima de una cadena de atentados. Una persona de nombre Nur al-Iman subió a un fórum de internet llamado The Castle —Al-Qal'a/ Qal3ah, que se traduce como "ciudadela" o "castillo"— un comunicado en el que la autodenominada "Organización Secreta de Al-Qaeda en Europa" reivindicaba los ataques, según informó el diario alemán Der Spiegel, aunque El País publicó que se difundió en la página web Elaf. Por la noche, el canciller británico, Jack Straw, confirmó que los atentados tenían el sello de Al-Qaeda. Dos días después las Brigadas de Abu Hafs Al-Masri (El Mundo, 9 de julio de 2005) asumieron también la responsabilidad de los mismos. En ese momento Gran Bretaña era titular de la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea. Un día antes la capital británica había sido electa como sede olímpica para 2012 y dos días antes dio inicio el juicio contra el Imán extremista de origen egipcio Abu Hamza Al-Masri.4

Estos textos pueden ser considerados como discursos políticos, en función de que tienen lugar en la escena política internacional, en la que se gesta una lucha de intereses que incide en la correlación de fuerzas mundial. Si bien estos mensajes no son emitidos desde los lugares institucionales, provienen de una disidencia que busca incidir en las relaciones de poder predominantes y por ello tienen una intención política (Giménez, 1981: 127). Por responder a un juego de poder en los discursos políticos, pueden detectarse cinco tipos de acciones discursivas (Salgado, 2003: 37-99): 1) autoconstrucción del hablante —¿qué dice el hablante de sí mismo y cómo se presenta ante los demás?—; 2) construcción de interlocutores —¿a quién se dirige el hablante?—; 3) construcción de adversarios —¿quién es el enemigo?—; 4) construcción del referente —¿cuáles son los temas y qué se dice de éstos?—, y 5) informar o el referente sin adornos —enunciados que no encajan en las cuatro acciones anteriores—. Nuestro estudio se orienta a identificar estas acciones y actores discursivos en los tres comunicados, a fin de elucidar la manera en que Al-Qaeda construye su cosmovisión del mundo. Sin embargo, para llevar a cabo esta operación es necesario partir de la búsqueda del significado. En los textos se habla de fieles, infieles, hipócritas, cruzados y apóstatas, conceptos religiosos que necesitan ser comprendidos en su contexto. Como se mencionó, las diferencias socioculturales afectan la fluidez del proceso de comunicación con el otro, pero una vez que se investigan e interpretan estos términos desconocidos o poco claros los resultados son enriquecedores en tanto que obtenemos elementos para comprender lo que la red ha querido dar a conocer al mundo.

La transmisión del pensamiento político en un lenguaje religioso no es una situación particular del Islam, ya que la separación de la filosofía —y la acción social— de la religión es una práctica reciente y específicamente europea (Ayubi, 2000: 48). Tanto gobernantes como gobernados compiten por utilizar el capital simbólico y cultural de la religión, la cual puede utilizarse como herramienta para preservar el statu quo, como catalizador para el cambio y fuerza de choque para la revolución (Ayubi, 2000: 96-97). Investigar el significado de estos conceptos nos permite descubrir que estamos frente a los principales actores discursivos mencionados en los comunicados. Y una vez que se les caracteriza es posible esquematizar la ideología de la red respecto de la correlación de fuerzas que permea el escenario internacional. Además, nos ayuda a observar que Al-Qaeda actúa bajo parámetros que no tienen que ver únicamente con asuntos de credo o valores religiosos, sino con alianzas políticas y formas de actuación política en el contexto mundial y regional de Medio Oriente. La definición y caracterización de los actores discursivos que se logró construir fue la siguiente:

Fieles (Al-Mu'minün). Si bien se refiere a los creyentes del Islam, para Al-Qaeda no todos son verdaderos musulmanes: descalifica a chiitas, hipócritas y apóstatas. En contraste, los seguidores de la red representan a los verdaderos creyentes, por ser los defensores del Islam, que apoyan y participan en la yihad, para quienes con certeza está reservado el acceso al Paraíso.5 En la categoría de fieles también se ubican los musulmanes que son víctimas de los infieles, por ejemplo, iraquíes, afganos y palestinos, así como los musulmanes de Cachemira y el resto de la umma —comunidad— en general, que no ostenta posiciones de poder en sus respectivos países.

Infieles (bufará' significa "infieles". Takfïr remite a la acción de considerar apóstata a un creyente). Si bien este concepto se aplica a los no creyentes, Al-Qaeda utiliza la idea de takfïr para descalificar a las personalidades y comunidades musulmanas que rechazan sus imposiciones y asegurar que viven en yahiliya —época de ignorancia, preislámica—. Abraza una larga tradición rigorista en la cual el mismo descreimiento es un acto de agresión que justifica la más dura reacción militar. Esta "infidelidad" para ellos equivale a un acto de apostasía y paganismo, que merece por tanto la pena de muerte (Filiu, 2007: 10). Infieles también son los aliados de Estados Unidos, como Israel, Gran Bretaña, España, etc., a algunos de los cuales se les denomina asimismo cruzados. Para Bin Laden fue una blasfemia que el ejército de los "infieles" profanara Tierra Santa —Arabia Saudí— al instalar bases militares en 1991. Para él el mundo estaba dividido en dos campos: "creyentes e infieles". Esta visión intolerante sólo opera en agrupaciones islamistas extremistas, contrariamente a lo que se piensa en la época de esplendor del mundo islámico: "la sociedad musulmana fue mucho más tolerante hacia sus comunidades no musulmanas de lo que fue la Europa cristiana" (Sierra, 2002: 68). Por ello, la postura de Al-Qaeda no necesariamente es compartida por la mayoría de los musulmanes, quienes por lo general no son extremistas.

Cruzados. Es un término constantemente utilizado por los islamistas, dadas sus poderosas resonancias históricas. Remite a uno de los hitos de la historia del mundo musulmán: las Cruzadas, una serie de ocho expediciones militares encabezadas por la Iglesia Católica para recuperar Tierra Santa, aunque detrás figuraban intereses expansionistas europeos, que proyectaron la imagen de un Islam amenazado por un cristianismo que conduce a una "guerra de religiones" con el propósito de conquistar las almas y también las tierras de los musulmanes. Para Al-Qaeda, los occidentales, los estadounidenses, los europeos, etc., encajan perfectamente en el concepto de cruzado.

Apóstatas. Son aquellos que reniegan de su fe o se alejan del Islam. De esta manera, son apóstatas aquellas naciones que no han obedecido los principios islámicos y se han convertido en regímenes laicos y oligárquicos, como sería el caso de Turquía, Egipto, Siria, Iraq, Túnez y Argelia, donde la red ha cometido atentados. Al denunciar que sus autoridades han renegado de su fe, instan a los musulmanes a unirse a su yihad para destruir a los gobiernos que impiden la prosperidad de la sociedad musulmana. El Islam establece que no se puede hacer tratos con los apóstatas y que éstos tampoco pueden ser perdonados por ninguna instancia humana (De Aristegui, 2004: 128). El islamismo radical recurre de manera insistente a esta acusación para justificar sus acciones, pese a que el Islam prohíbe expresamente matar a otros musulmanes, a fin de evitar la calamidad más temida por el profeta: la fitna, la discordia o sedición. Con frecuencia sunníes y chiíes son despreciados en el discurso puritano de Bin Laden que ve herejes en todas partes, además de que emprender una yihad contra otros musulmanes sería un absurdo.

Hipócritas (Munâfiqîn). Son aquellos que aparentan lo que no son, como los regímenes musulmanes de Arabia Saudita, Jordania, Egipto, Yemen, Pakistán, etc., en virtud de los acuerdos que mantienen con los infieles —Estados Unidos—, sin apegarse a los preceptos del Islam, y por ello se les debe combatir. Este calificativo se aplica también a los Imanes musulmanes que contribuyen a mantener a dichos regímenes en el poder y desisten de fungir como verdaderos guías de la umma. Bin Laden justifica su lucha contra regímenes musulmanes hipócritas y apóstatas con base en que la opresión representa una guerra declarada contra la población civil, por eso considera justo combatir al opresor, incluso si es un musulmán, en función de que se ha alejado de los preceptos islámicos (Liberti, 1995: 151).

Con base en esta identificación de las acciones y actores discursivos procederemos a elucidar el esquema de pensamiento que rige la ideología de la red. En el ala positiva se ubican los miembros de la red y sus aliados como buenos y verdaderos musulmanes, en tanto que del lado contrario están sus enemigos, entre los que se incluyen infieles, cruzados, hipócritas y apóstatas. También se observa un terreno neutral en el que estarían los ciudadanos del resto del mundo musulmán y occidental, que si bien no son aliados de Al-Qaeda tampoco se les puede considerar enemigos, por lo que representan un polo atractivo para allegarse su apoyo.6

Gráfica 1

En el mundo islámico el hecho de que el Estado se haya apropiado de la religión en sentido genérico deja a la oposición la tarea más difícil: la construcción de "otros" islames —el Islam "verdadero", el "Islam auténtico", etc.— por la vía de la resistencia (Ayubi, 2000: 312). El capital simbólico común ha sido oscurecido o reducido a rígidos paradigmas por teologías basadas en el sistema de creyentes y no creyentes, aunque en diferentes grados según el involucramiento individual, eventos históricos, diferencias culturales y contextos intelectuales (Arkoun, 2006: 305). No obstante, el análisis discursivo vislumbra que la cosmovisión de la red va más allá del terreno religioso, al evidenciar las asimetrías y las alianzas políticas y económicas mundiales. Más que guiarnos a un escenario de choque de civilizaciones, nos plantea el riesgo de una polarización de intereses y juegos de poder en la relación Occidente-Medio Oriente. Algunos expertos en Medio Oriente han afirmado que más que imponer su religión, Al-Qaeda ha buscado reislamizar a los musulmanes, que hagan conciencia respecto de quienes son los verdaderos responsables del rezago en el mundo islámico y alentar su movilización con el propósito de mejorar sus condiciones de vida. En estos mensajes, más que rechazar la cultura occidental, la red se opone a la política exterior de Estados Unidos y de sus aliados.

 

¿QUÉ FINES PERSIGUE AL-QAEDA EN SU DISCURSO?

Cuando una persona emite un mensaje verbal, ya sea de manera oral o escrita, hace cosas con palabras. Cuando un juez dice "queda usted en libertad", no sólo dice algo, sino que retira una sentencia a alguien, lo libera. John Austin (1962) plantea que el lenguaje tiene una función performativa: los seres humanos hacemos algo cuando nos comunicamos. Dice van Dijk: "Las acciones son la clase de cosas que las personas hacen" (van Dijk, 2000: 28). La comprensión de la acción presupone que atribuyamos intenciones, planes o propósitos a los hablantes. El lenguaje y el habla suponen algo más que una representación del mundo, también se utilizan para realizar acciones sociales. La función performativa del lenguaje visibiliza la acción implícita en el acto de hablar o escribir. Austin distingue tres actos de habla: locutivo, ilocutivo y perlocutivo:

El acto locutivo es el que se realiza por el simple hecho de decir algo. El acto ilocutivo es el que se realiza al decir algo. El acto perlocutivo es el que se realiza por haber dicho algo, es decir, se refiere a los efectos producidos (Salgado, 2003: 55).

La frase "Elisa, dame la bolsa" es un acto locutivo por el simple hecho de enunciar algo, el acto ilocutivo es lo que se hace al hablar, claramente se observa que se trata de una orden, y el perlocutivo es el efecto que se produce. Tal vez Elisa se levante y entregue la bolsa o se mantenga inmune. John Searle, discípulo de Austin, ahondó en el estudio de la fuerza ilocutiva de un acto de comunicación en función de que de ésta depende en gran parte del éxito de la misma. Si quiero anunciar algo conviene plantear un acto expositivo y no una orden. La construcción discursiva depende de su objetivo, los participantes y las circunstancias en que se emite. Searle alude a cinco categorías de actos de habla ilocutivos (Blum-Kulka, 2000: 72-74 y Villa, 2011):

Actos asertivos, expositivos o representativos: son actos mediante los cuales es posible esclarecer razones, conducir argumentaciones y exponer concepciones y proyectos. En esta categoría tenemos actos como: afirmar, describir, informar, definir, pensar, referir, creer, citar, admitir, objetar, deducir, explicar, concluir, ilustrar, anunciar, insistir, etcétera.

Actos directivos: el hablante trata de lograr que el destinatario realice algo específico, que cumpla una orden. Encontramos actos como: ordenar, pedir, preguntar, invitar, votar, elegir, despedir, multar, excomulgar, prohibir, recomendar, exigir, aconsejar, encargar, etcétera.

Actos compromisorios o comisivos: el emisor manifiesta su compromiso de realizar una determinada acción, para lo cual aprovecha los actos de: jurar, apostar, prometer, suscribir, consentir, asegurar, garantizar, ofrecer, etcétera.

Actos declarativos o veredictivos: el emisor produce cambios en el mundo en virtud de la autoridad que le ha sido otorgada, por eso puede: condenar, valorar, calcular, reconocer, interpretar, dictaminar, fallar, rendirse, bautizar, casar, inaugurar, dictar sentencia, contratar, vetar, levantar una sesión, declarar la guerra, despedir, etcétera.

Actos expresivos: el emisor manifiesta un estado psicológico y anímico respecto de algo: saludar, felicitar, lamentar, agradecer, complacerse, perdonar, insultar, etcétera.

Al identificar estos actos de habla en los tres comunicados referidos, se detectó que la principal acción discursiva es la declarativa. La organización se encarga de enjuiciar, condenar, valorar, denunciar y diferenciar la realidad del mundo musulmán.7 Lo que interesa al emisor es dar a conocer al mundo la ideología de Al-Qaeda, difundir su punto de vista, frente a la corriente de desprestigio que enfrenta por la condena mundial a los actos terroristas contra algunos gobiernos occidentales. Las frases: "pero no entendiste el mensaje", "ahora ponemos los puntos sobre las íes" y "esperamos que entiendas el mensaje" resumen el objetivo de la red al difundir los textos a los medios de comunicación, es decir aclarar qué es lo que persiguen a través del terrorismo.

Sus mensajes son una crítica directa a la política exterior estadounidense, al mencionar que los atentados generan la condena mundial; sin embargo, no hay voces que se levanten para exigir justicia para los cientos de niños que han muerto a causa del bloqueo contra Iraq, para los miles de civiles asesinados por las intervenciones militares de Estados Unidos en Medio Oriente o por los efectos de la bomba atómica en Japón. La agrupación busca aclarar que han sido objeto de intervenciones y despojos, y que el mundo ha vivido engañado por las explicaciones que ha brindado Occidente. Por ello desarrolla una reflexión distante de lo comúnmente conocido. En segundo y tercer lugar tenemos que el emisor recurre a los actos expresivos y directivos. Hay una fuerte carga emotiva8 en sus mensajes al denunciar los agravios y traumáticos acontecimientos históricos que han enfrentado los musulmanes a partir de la disolución del Califato, en los que se han visto expuestos a la injerencia de las naciones europeas y de Estados Unidos, y ante los cuales han padecido la falta de apoyo de la comunidad internacional. Tratan temas sensibles para el mundo islámico, como el conflicto árabe-israelí, que utilizan a manera de bandera política en la búsqueda de mayores seguidores.

Los emisores presentan el terrorismo como una medida última a la que tuvieron que recurrir en defensa de "la sangre, el honor y la santidad musulmanes", porque desde hace 80 años miles de musulmanes han muerto sin que la comunidad internacional haya protestado por este hecho. A través de la redundancia insiste en que al receptor le quede claro que no se trata de asesinar por asesinar. Al-Qaeda es puntual al señalar que castigan a Estados Unidos y sus aliados por su política exterior en los países musulmanes, con el propósito de legitimar los actos violentos en los que incurren, lo cual les permite emitir órdenes a sus seguidores de próximos blancos de ataque, a los musulmanes de recurrir a la acción como parte de una estrategia defensiva de su religión, a las naciones islámicas afines a Occidente a cumplir los preceptos de su fe y a los infieles a que salgan de su territorio.

Existen diez órdenes,9 nueve van dirigidas a los musulmanes y se plantean como si fueran mandatos extraídos del Corán. Si bien son versos que están contenidos en el libro sagrado islámico, no incluyen la contraparte que refiere que la paz es el bien mayor. A los civiles occidentales se les ordena que mantengan la presión sobre sus gobiernos para que desistan de la llamada guerra contra el terrorismo, que a su entender es una guerra contra el Islam. Finalmente, a sus hermanos de fe se les manda alegrarse por el triunfo de sus acciones. Lo que la red exige es la salida de las tropas estadounidenses de Arabia Saudí, la instauración de la paz en Palestina, la disolución de la alianza contra el Islam y la guerra contra el terrorismo, el cese de la intromisión de Occidente en el mundo musulmán, la suspensión de las muertes de musulmanes sunnitas en Iraq, la liberación de sus presos y el retiro de las fuerzas armadas enemigas de Iraq y Afganistán, peticiones a las que Occidente no dio importancia sino hasta que fue sometido a la presión de los atentados.

También es indispensable considerar los actos pseudoperformativos. Eliseo Verón puntualiza que los verdaderos actos performativos son fenómenos excepcionales, ya que en el proceso de la comunicación la intención juega un papel relevante como condición de la ejecución del acto (Verón, 1988: 177). Es decir, se quedan al nivel de posibilidad y no de la acción, por ello alude a los actos pseudoperformativos, que a diferencia de los performativos se mantienen en un terreno especulativo. Precisa que los pseudoperformativos son más numerosos y abarcan "actos de lenguaje" como aconsejar, advertir, amenazar, afirmar, ordenar, suplicar, solicitar, apreciar, exhortar y prometer (Verón, 1988: 181), mismos que se circunscriben al terreno de los anhelos.

Los efectos de los actos pseudoperformativos pueden ser los más diversos, por ejemplo, la expresión "yo prometo" puede servir para comprometerse con alguien, pero para ello hace falta que se trate de algo que: a) sea hecho por quien habla y b) que éste tenga la posibilidad de hacer. Si el ilocutor considera que se satisfacen ambas condiciones, puede interpretar el "yo prometo" del locutor como un compromiso (Verón, 1988: 184). Sin duda, la probabilidad de que B haga una interpretación y no otra depende en gran parte de las reglas, no convencionales, que rigen el tipo de intercambio en que están comprometidos A y B (Verón, 1988: 206). Por ejemplo, no puedo prometer que te heredaré una casa si ni siquiera soy dueño de la propiedad. Los actos pseudoperformativos son útiles para este estudio en función de que Al-Qaeda también deambula en el terreno de la intención, principalmente en el rubro de las amenazas, por lo que para complementar la respuesta sobre el objetivo de los discursos conviene identificar las acciones de: 1) aclarar, 2) denunciar, 3) advertir o amenazar y 4) ordenar.

Es significativo que sean las denuncias/aclaraciones10 las que ocupen el lugar preponderante —24 menciones— y no las advertencias/amenazas —15 menciones—,11 como se esperaría de una de las agrupaciones islamistas más violentas. Este resultado coincide con el predominio de los actos declarativos ya citados. La organización buscaba a toda costa ofrecer un marco argumentativo que aclarara las razones de sus acciones, generara conciencia entre los musulmanes y demeritara a sus oponentes. Las advertencias/amenazas12 se dirigieron contra Estados Unidos y sus aliados: España, Gran Bretaña, Italia, Japón, Dinamarca, Yemen y Pakistán, así como a todos los gobiernos "cruzados" y "otros", pero igualmente contra los chiitas en Iraq, lo que corrobora que Al-Qaeda también es una amenaza para el mundo musulmán al fomentar un conflicto sectario que va en contra de lo establecido por el Corán.

Cuando la red utiliza la amenaza menciona acontecimientos contemporáneos —la instalación de bases militares en Arabia Saudí, el conflicto palestino, el apoyo incondicional a las invasiones de Afganistán e Iraq por parte de los aliados de Estados Unidos, entre los cuales ubica a Pakistán y Yemen— y algunos históricos que remiten a la pérdida del Al-Andalus, a las connotaciones del término "cruzados" y al hecho de que el atentado contra España se debe a un "viejo ajuste de cuentas". Este paralelismo refleja que es en la época de la modernidad cuando se han fortalecido las asimetrías entre las potencias occidentales y Medio Oriente, por lo cual el terrorismo parece emerger como una táctica necesaria, que se utiliza a manera de esquema defensivo, debido al desequilibrio de poder existente.

 

CONCLUSIONES

El discurso de Al-Qaeda es utilizado por la red como un instrumento de difusión de su ideología al explicarle al mundo quiénes son y cuáles son sus objetivos. Su principal preocupación es aclarar los motivos que respaldan los actos de violencia política en que incurren. El trasfondo religioso juega un papel secundario, ya que se enfoca en reclamar una serie de agravios históricos que el mundo islámico ha enfrentado en los últimos 80 años y ante los cuales la comunidad internacional no se ha pronunciado. Estos reclamos le sirven para legitimar los actos violentos que anteceden a estos mensajes. Su ideología se sustenta en un lenguaje religioso: infieles, hipócritas, fieles, cruzados, etc., pero su significado va más allá del terreno de la fe. Obedece a las alianzas políticas y económicas que convergen en el mundo musulmán con las potencias occidentales de Europa y Estados Unidos. La organización Al-Qaeda es explícita al señalar que los actos terroristas son una revancha en contra de Estados Unidos y sus aliados por su política exterior en los países islámicos, además de que sus mensajes presentan una crítica puntual contra los regímenes prooccidentales del mundo musulmán.

Al despojar al discurso de su halo de misticismo y religión, en estos discursos los temas de tensión en la relación Occidente-mundo musulmán no son las diferencias culturales, sino las asimetrías en la relación política y económica. Los ciudadanos de países musulmanes se enfrentan a un discurso altamente persuasivo, atractivo, inclusivo, familiar, sintético y tendencioso respecto de los principales agravios que como umma han enfrentado en su interacción con el mundo occidental, los cuales ponen el dedo en la llaga de su devenir histórico. No se trata sólo de convocar a la comunidad de correligionarios en defensa de sus creencias, sino de concientizar a los musulmanes en la búsqueda de victorias políticas e ideológicas a largo plazo. El terrorismo es el medio al que la red recurrió para detener la hegemonía de Occidente en el mundo musulmán; más aun, es una de las consecuencias de la frustración que experimenta la población musulmana frente a sus propios mandatarios en el Medio Oriente.

Luego de los atentados contra naciones occidentales, Estados Unidos reubicó las bases militares instaladas en Arabia Saudí y se retiraron las tropas inglesas (2009), italianas (2006), españolas (2004), danesas (2007) y japonesas (2008) de Iraq. En Afganistán, las fuerzas militares —con excepción de Japón— permanecieron de 2001 a 2011 como parte del International Security Assistance Force (ISAF). Ese año se suscitó la llamada "revuelta árabe". Todo ello nos hace ponderar: ¿quién ganó la guerra contra el terrorismo? A través de sus discursos Al-Qaeda buscó que la población musulmana tomara conciencia acerca de su realidad, al identificar a Estados Unidos y a sus aliados occidentales e islámicos como los responsables de las problemáticas que enfrentan, así como al advertir la pertinencia de dejar la pasividad. No podemos asegurar que estos mensajes hayan influido en las revueltas árabes de 2011, pero sí los consideramos un antecedente importante, ya que reflejan el hartazgo que experimentó un grupo minoritario frente a sus condiciones de vida y en tanto que explican las razones por las cuales optaron por la violencia política.

Los mensajes resumen el problema de Medio Oriente y las consecuencias del fracaso de los modelos económicos y políticos impuestos en la zona por las potencias occidentales, al defender por un lado la democracia y los derechos humanos y por el otro sostener a gobiernos despóticos y aprovecharse de los recursos geoestratégicos de la región. El análisis del discurso ayuda a conocer al otro y nos acerca a su entorno, sus creencias, su historia y su lengua, para comprobar que en la comunicación intercultural es posible hacer a un lado los prejuicios y observar que hay puntos de coincidencia comprensibles, como la injusticia, el despojo, la pobreza y el abuso de poder, y que las expresiones radicales que realiza una minoría no representan a la totalidad, por el contrario, las denuncias presentadas por Al-Qaeda deberían convertirse en una autocrítica productiva para el sistema occidental. Estados Unidos y sus aliados han incurrido en errores que han influido en la radicalización y desestabilización de la zona, por lo que a partir del conocimiento del otro es posible conocer más de nosotros mismos.

 

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NOTAS

1 Un ejemplo de ello es la búsqueda en Google de la frase "Juro por Dios que Estados Unidos.. " con la cual inicia el comunicado emitido en el marco de los atentados de Nueva York, que arrojó un total de 196 resultados (1 de enero de 2013).

2 La traducción del término yihad es "esfuerzo", no obstante, como en inglés se habla de una holly war, en español se conoce como "guerra santa". El Corán, libro sagrado de los musulmanes, establece que hay dos tipos de yihad: la mayor tiene que ver con la lucha interna que tiene cada persona con los deseos de su carne, y la menor, que es de tipo defensivo al ser agredida la umma —comunidad—, señala que el bien mayor es pugnar por la primera y ser pacientes y tolerantes y que en caso de una guerra se debe dar un trato digno al enemigo.

3 Se denomina así a los combatientes que dan a su lucha una dimensión religiosa.

4 Su nombre real es Mustafa Kamel (Alejandría, 15 de abril de 1958). Fue detenido el 26 de octubre de 2004. El clérigo cumple una pena de siete años de prisión en Gran Bretaña por fomentar el odio racial e incitar a sus seguidores a matar a los no creyentes. Es uno de los imanes más respetados por las redes europeas de Al-Qaeda (Yitzhak, 2008; Wikipedia, 2013, y Merlos, 2006: 42).

5 En la Sura 23, que trata de las bienaventuranzas de los creyentes, se menciona que ellos heredarán el Paraíso en el que estarán eternamente, mientras que los infieles no prosperarán.

6 Incluso en el segundo mensaje afirman: "Los pueblos de los aliados de Estados Unidos deben forzar a sus gobiernos a terminar esa alianza en la guerra contra el terrorismo, que significa guerra contra el Islam".

7 Por ejemplo: "esto no es un crimen de guerra", "yo digo que estos acontecimientos han dividido al mundo entero en dos campos: el campo de los fieles y el de los infieles" y "yo declaro y creo que no hay más profeta que Mahoma", etcétera.

8 "América prueba ahora sólo una copia de lo que nosotros hemos probado", "la hipocresía levantó la cabeza llorando a esos asesinos que jugaron con la sangre, el honor y la santidad musulmanes" y "gracia y gratitud a Alá", etcétera.

9 "Aviso a las naciones no se acerquen a las instalaciones civiles o militares de los cruzados americanos o sus aliados", "alegraos, nación del Islam; alegraos, nación de los árabes" y "a los que cometen agresiones contra ti, debes hacerles lo mismo", etcétera.

10 "Apoyaron al carnicero [EE UU] frente a la víctima, al opresor frente al niño inocente", "La gente en Japón —acontecimiento mundial— cientos de miles de personas fueron asesinadas" y "esto no es un crimen [al referirse a la matanza de iraquíes]", entre otras.

11 "Y decimos a los que matan a ulemas musulmanes sunníes en Iraq que levanten las manos o de lo contrario.. etcétera.

12 Por ejemplo, "Juro a Alá que América no vivirá en paz antes de que la paz reine en Palestina y antes de que todo el ejército de infieles abandone la tierra de Mohammad, que la paz sea con él" y "¿quién te protegerá de nosotros, a Gran Bretaña, a Italia, a Japón y a otros?"y demás.

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