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Desacatos

versión On-line ISSN 2448-5144versión impresa ISSN 1607-050X

Desacatos  no.32 Ciudad de México ene./abr. 2010

 

Reseña

 

La influenza de 1918, un padecimiento que regresa

 

The 1918 influenza, a disease that comes back

 

Claudia Patricia Pardo Hernández*

 

Marciano Netzahualcoyotzi Méndez, 2003 La epidemia de gripe de 1918 en Tlaxcala Departamento de Filosofía y Letras, Universidad de Tlaxcala, México, 212 pp.

 

* Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, Distrito Federal, México.

 

Seis años antes de que la influenza regresara a estas tierras, Marciano Netzahualcoyotzi Méndez publicó una minuciosa investigación sobre la mal llamada "influenza española" de 1918, derivada de su tesis para obtener el grado de maestro en historia por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Este tema, si bien era recordado por los investigadores interesados en las epidemias que han asolado a la humanidad, para el resto de los lectores era visto como un evento curioso y poco estudiado. Bastó la contingencia sanitaria que vivimos en abril–mayo de este año por la influenza A (H1N1) para que los medios de información indagaran entre los médicos e historiadores los antecedentes de este flagelo. El año de 1918 se recuerda como el de la primera gran pandemia de gripe que sufriera el siglo XX; en este contexto es pertinente conocer el libro de Netzahualcoyotzi Méndez que estudia la influenza de 1918.

En esta obra, de actualidad por lo antes dicho, el autor emprende un meticuloso estudio sobre la gran epidemia de influenza en el territorio de Tlaxcala. Su principal fuente es una "considerable cantidad de información documental", misma que permite sustentar su investigación de forma sólida y coherente. El texto está integrado por cinco apartados y un apéndice con datos por demás relevantes.

Para los neófitos de la medicina, en la breve introducción se presenta un panorama de la enfermedad, de su etiología y sus mecanismos de transmisión. Netzahualcoyotzi utiliza la metodología de la historia demográfica y social, así como, la medicina social para analizar sus abundantes fuentes primarias. El texto se va desenvolviendo de lo general a lo particular y de la macro–región a la región de estudio, Tlaxcala.

En la primera parte, el autor, después de una muy breve mención de algunas de las epidemias que se sucedieron en la Nueva España, se centra en las condiciones de los servicios de salud nacionales durante el Porfiriato y en los problemas que generaron las epidemias desde 1877 hasta 1918. No olvida mencionar las instituciones encargadas de la salud pública, el Consejo Superior de Salubridad y la Beneficencia Pública, así como las medidas legales más importantes tomadas en la época.

El periodo revolucionario no pasa desapercibido, y pese a que todo se trastocó como consecuencia de la revuelta, finalmente, con la Constitución de 1917 se dio un importante avance en materia de salud pública, justo antes de que se presentara la pandemia. No obstante, el estado de Tlaxcala, por los múltiples cambios políticos derivados del movimiento revolucionario, vio mermado su sistema de salud pública, lo cual se reflejó durante la epidemia de 1918. El libro presenta también un análisis de la infraestructura hospitalaria y el personal médico del estado entre 1887 y 1918.

El origen de la influenza, su expansión por el mundo, la llegada al continente americano, a México y, finalmente, a Tlaxcala, es parte de lo abordado en otro apartado. A partir de un estudio muy minucioso hecho por médicos españoles y de aquellos emprendidos por médicos mexicanos, Netzahualcoyotzi compara los procedimientos y aplicaciones sanitarias de ambos países, así como sus resultados. En este mismo apartado, el autor traza la ruta de la enfermedad desde su llegada al territorio nacional hasta su arribo a Tlaxcala, y su expansión en el estado, "ayudada" por las vías de comunicación. Correlaciona la geografía tlaxcalteca con la expansión de la epidemia y con las redes de transporte. La información hemerográfica fue indispensable para la reconstrucción del camino y las fechas de contagio de la influenza.

En el tercer apartado, el autor expone la sintomatología de la enfermedad, principalmente con base en los casos españoles y los que se reportaron en la ciudad de México. Falta la sintomatología de los enfermos de Tlaxcala, pero ese dato no se encontró y tal vez no exista, ya que Netzahualcoyotzi aclara que sólo trabajó con las noticias de defunciones y los libros de los registros civiles. Asimismo, describe las terapias alópatas y homeópatas que se utilizaron en la ciudad de México para combatir el mal. Destaca las medidas profilácticas para evitar la propagación de la enfermedad en algunos estados, y en especial el caso de Tlaxcala, con sus particularidades: mal funcionamiento de sus hospitales, escaso número de profesionales de la medicina y gran cantidad de gente pobre que no tenía acceso a o no estaba acostumbrada a las consultas médicas.

En el cuarto capítulo se exponen las consecuencias de la influenza en Tlaxcala. A partir de un extenso trabajo cuantitativo, Netzahualcoyotzi estudia con exhaustividad a la población por distritos y municipios. Resultan importantes los datos sobre población que maneja, desde el número de habitantes por distrito, el número de trabajadores y las principales actividades productivas sacadas del censo de 1910, pues servirán para comparar las secuelas de la influenza.

El autor fecha entre octubre y diciembre de 1918 el inicio y el final de la epidemia en cada uno de los distritos tlaxcaltecas. También determina el número de fallecidos por sexo y municipio, dimensionándolo con una serie de mapas y cuadros que completan el análisis. No obstante, falta un mapa que indique la localización de las diferentes ciudades y pueblos mencionados. Una serie de gráficas presenta el índice de mortalidad de octubre a diciembre en cada uno de los seis distritos y muestra las etapas por las que pasó la enfermedad: contagio, inicio, etapa intensiva y retiro.

No todos los sectores sociales de la población y todos los distritos sufrieron los mismos efectos; la enfermedad tuvo un comportamiento dieferenciado; Netzahualcoyotzi detalla los distintos grupos sociales que se distinguieron por el uso de la medicina tradicional de curanderos y de la medicina alopática y la homeopática, practicadas por médicos profesionales. También da cuenta de las medidas adoptadas por la sanidad pública para combatir el flagelo en el estado. Finalmente, narra el combate popular contra la epidemia por medio de la fe católica, las procesiones y misas como una alternativa ante el contagio de cientos de personas.

Las conclusiones y los datos que aportan los apéndices son importantes, y es de destacar el trabajo de investigación en diferentes archivos, hemerotecas y bibliotecas realizado por el autor, el cual creemos será ampliado en su investigación actual, así como la bibliografía complementaria. Los trabajos de investigación histórica que implican un amplio análisis cuantitativo son menos frecuentes de lo que quisiéramos, debido a que la recolección de datos exige más tiempo y paciencia, requiere verificar la pertinencia de los mismos, hacer las bases de datos y obtener los resultados, las más de las veces, en cuadros y gráficas que hay que analizar, comparar y completar con otro tipo de información que contextualice el problema estudiado. El trabajo de Marciano Netzahualcoyotzi Méndez tiene gran mérito, no sólo por la pertinencia y originalidad del tema, sino también por el gran esfuerzo que implica una investigación de este tipo.

Para contar con un panorama más extenso de la epidemia de influenza de 1918 es necesario que se emprendan más investigaciones monográficas como la que nos ocupa, con el fin de poder hacer comparaciones y llegar a tener una perspectiva más general de lo que sucedió en la República, así como para entender y enfrentar mejor la situación actual.

Octubre 2009

 

Información sobre el autor

Profesora–investigadora del Instituto de Investigaciones Doctor José María Luis Mora, adscrita al Área de Historia y Estudios Urbanos y Regionales. Licenciada y maestra en historia por la UAM–Iztapalapa, doctora en historia moderna y contemporánea por la Universidad del País Vasco. Sus líneas de investigación son la estructura social y familiar de la población de Puebla de los Ángeles de finales del siglo XVIII a mediados del siglo XIX, y el movimiento marítimo y comercial del puerto de San Blas desde su fundación hasta 1821. Ha publicado el libro Inmigrantes y comercio. Los españoles y su estructura social en la ciudad de México en 1848 (Cuadernos de Historia Empresarial, UAM, 2008) y numerosos capítulos de libros y artículos en revistas académicas.

 

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