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Desacatos

versión On-line ISSN 2448-5144versión impresa ISSN 1607-050X

Desacatos  no.22 Ciudad de México sep./dic. 2006

 

Reseñas

 

Nuevas búsquedas hacia el estudio de la escritura maya

 

Argelia Segovia

 

Edmundo López De La Rosa Y Patricia Martel, 2001. La escritura en uooh. Una propuesta metodológica para el estudio de la escritura prehispánica maya-yucateca. Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 187 pp.

 

Pasante de la licenciatura en historia por la Universidad Nacional Autónoma de México, México-Distrito Federal. yeya666_2@hotmail.com

 

 

Acerca de los textos mayas se ha escrito mucho y, al parecer, los conocemos bien. Sin embargo, cada día salen a la luz inscripciones en monumentos que rompen con la lógica que los estudiosos han establecido para su desciframiento hasta el momento. Estas nuevas aunque constantes problemáticas han obligado a los mayistas a buscar y habilitar nuevos caminos científicos y metodológicos que sean útiles para la interpretación de estos antiguos documentos.

Las perspectivas y disciplinas por medio de las cuales se pretende ahondar en este saber son múltiples y variadas. Las propuestas no han sido pocas, la abundancia de las mismas revela la complejidad y pluralidad característica de los diferentes objetos de estudio, así como la amplia gama de cuestionamientos que se pretenden resolver desde diferentes campos del conocimiento.

Un sistema por demás novedoso para el estudio de los textos mayas yucatecos es el que se expone en el libro titulado La escritura en uooh. Una propuesta metodológica para el estudio de la escritura maya-yucateca. Interesados en descubrir las estructuras y los significados que resguardan los antiguos textos maya-yucatecos, sean prehispánicos o coloniales, los autores logran explicar, de manera clara, los pilares teóricos y multidisciplinarios en los cuales se sustenta una investigación de tal envergadura.

La investigación se divide en dos partes: la primera está dedicada a ilustrar al lector acerca del método propuesto, mientras que la segunda es la aplicación del mismo a un ejemplo en particular. Este estudio se basa, a su vez, en dos vértices fundamentales. El primero es el reconocimiento de que los textos, como lenguaje, son una trama, un tejido que se construye a partir de un conjunto de elementos significantes que poseen vínculos internos e intrínsecos entre ellos. Se reconoce, por lo tanto, que las unidades visuales mínimas de significado de cualquier escrito son la letra y la palabra. El segundo vértice reconoce el dinamismo del texto y el principio de comunicación que existió entre éste y los individuos, es decir, la idea de que debió existir un receptor, uno o varios usuarios que estaban en posesión del código de referencia, lo que le daba un carácter de exclusividad. Se trata de un lenguaje dirigido a sujetos especializados que conocían la naturaleza suprasegmental del mismo.

Los autores aceptan que existió una tradición maya prehispánica que, por diferentes medios y circunstancias, se transmitió y conservó hasta la época de la Colonia española, lo que permitió su pervivencia formal. Tal argumento admite que en este proceso histórico de larga duración se desvirtuó la forma original de los enunciados vernáculos más tempranos, pues la escritura alfabética, medio con el cual se recopilaron muchas ideas nativas durante el siglo XVI, destruyó el diálogo existente entre el emisor y el receptor, al igual como la transformación de las circunstancias espacio-temporales de enunciación obligaron a que las expresiones orales y escritas se reestructuraran de acuerdo con los nuevos determinismos de su forma gráfica. Sin embargo, muchas de estas expresiones conservaron su carácter formal, lo que las hace accesibles en la actualidad, pero con otro tipo de diálogo.

Es así como surge la pregunta: ¿cuáles son los procesos por los que alguien se puede convertir en usuario eficiente de un lenguaje escrito especializado? Para hacer frente a esta interrogante, los autores recurren a un método multidisciplinario, apoyándose en teorías del aprendizaje, del lenguaje y, sobre todo, en un fuerte pilar semiótico que, en una primera instancia, permite emprender un estudio que parte del documento primario para después explicarlo en sí mismo, es decir, de acuerdo con todos los recursos de forma, significado y función que se requieren para lograr la comunicación del texto.

Pero, ¿qué eran la letra y la palabra para los creadores de estos milenarios textos? La respuesta, al contrario de lo que se pudiera pensar, no es fácil. Resulta indispensable reconstruir el contexto preciso que envuelve al significado y la connotación que estos elementos tenían para sus creadores a partir de la revisión historiográfica de los diferentes escritos disponibles en la actualidad, como diccionarios y relaciones (por ejemplo, las Relaciones geográficas del siglo XVI),1 pues éstos son más cercanos a nuestro propio bagaje cultural occidental. A partir de la información en ellos recogida se inicia la formación del significado de la palabra, partícula indispensable para la formación de la trama textual.

Uooh, explican los autores, en lengua maya yucateca significa letra o carácter. El uooh es un elemento mínimo del cual se desprende un ejercicio de asociación semántica con formas de la realidad por parte del usuario y que se manifiesta en un plano visual y plástico. Después los autores hacen una exposición clara acerca de los diferentes tipos de función del lenguaje y de su representación material, con el fin de argumentar que el sistema de escritura maya se apoyó en grafemas que funcionaron como logogramas escritos. Éstos constituían un lenguaje especializado, capaz de ser leído por un grupo selecto, conocedor de los códigos necesarios para su entendimiento. Con esta afirmación, los autores aluden al lenguaje de zuyua.

Una vez esclarecidos estos problemas iniciales que atañen directamente a la comprensión de los textos mayas y a la explicación de los términos fundamentales para la elaboración de los mismos, los autores se proponen demostrar la eficacia de su procedimiento a partir del estudio de un caso específico: el texto jeroglífico prehispánico que está inscrito en dos jambas y un dintel del marco de acceso que comunica a los cuartos 1 y 2 de la estructura 35 de Sisilá, Campeche, la cual funcionó entre el periodo Clásico tardío y terminal.

El camino más viable para la interpretación de este conjunto glífico, como también lo afirmó Joaquín Galarza, es partir del reconocimiento de los elementos primarios del escrito con el propósito de formar una serie de 206 i conceptos semióticos que permitan acercarnos de manera fiel a la idea expresada por cada parte, es decir, desconstruir el objeto para hallar sus formas profundas y su relación con la realidad a la que perteneció.

El acercamiento del usuario a un monumento, por ejemplo, era de carácter visual. Lo apropiado para comenzar a familiarizarse con el monumento o texto es realizar una ficha técnica. La copia de las formas y figuras de este monumento en un dibujo permite al espectador descubrir detalles que, a simple vista, pudieron haber sido ignorados. La descripción del sitio en el cual se encuentra el monumento, su contexto arqueológico, así como un dibujo fiel del mismo, son condiciones indispensables para crear un medio propicio para su estudio. La reunión de estos datos debe ser detallada e incluir la ubicación del sitio, el soporte material del monumento y su estado de conservación.

A manera de manual, para que resulte útil a cualquier consultante iniciado en esta labor inquisitiva, se agrega un esbozo general a propósito de las técnicas que permiten obtener un buen dibujo de la pieza, al igual que la explicación de los convencionalismos propios de las reproducciones de imagen a línea.

Una vez obtenida la ficha, el paso siguiente indispensable es la formación de un glosario de los elementos mínimos del texto con significado, que son los uoohoob (plural del sustantivo uooh), y su identificación dentro de su propio contexto. Para lograrlo es necesario conocer la idea original que de éstos se tenía y el entorno dentro del cual funcionaban. Dado que nuestro propio saber occidental de las cosas puede conducirnos a una postura semántica más acorde con una visión cultural moderna que con la de los creadores indígenas, se recurre a una herramienta convincente, capaz de permitirnos una aproximación cercana a las divisiones y taxonomías de los mayas prehispánicos de ese tiempo: se trata de la lingüística, esa disciplina que permite vislumbrar los recovecos y cambios que han sufrido las lenguas a través de la historia y, por lo tanto, la manera de estructurar los componentes de la vida cotidiana en los espacios de la representación.

El trabajo de Cristina Álvarez, Diccionario etnolingüístico del idioma maya-yucateco colonial, constituyó un apoyo importante en este eslabón de la interpretación al permitir el establecimiento de un vínculo estrecho y confiable con las posibles clasificaciones funcionales en esos tiempos. Esta etapa se enriquece con la inclusión de subcampos semánticos sugeridos por los estudios de Ramón Arzápalo Marín, a partir de los cuales se definieron las siguientes secciones relacionadas con el mundo físico: astronomía, metereología, cronología, geografía (orografía, tierra), hidrografía y botánica, así como un apartado especializado en el "aprovechamiento de los recursos".

Con el dibujo y la ficha técnica es posible emprender el reconocimiento de las partículas mínimas con significado, es decir, el uooh. Ya con los campos semánticos identificados es necesario indagar en las fuentes primarias coloniales para disponer de una mayor riqueza de significación y referencia. La apariencia de algunos uoohoob escritos en el arco de Sisilá es abstracta y peculiar, por lo que se recurre a un método comparativo y de evolución estilística para su interpretación, como en todo lenguaje visual. En este punto es necesario cotejar los glifos de Sisilá con otros monumentos que arrojen luz acerca de su significado y el contexto al cual se refieren. Sólo después de este proceso es posible brindar la transcripción, reconstrucción y traducción de los mismos, es decir, ubicar cada elemento constitutivo en un contexto de significancia dado y determinar su alusión a la realidad.

La puerta de Sisilá está construida por dos jambas y un dintel, lo que revela la importancia discursiva del número tres, asociado con la forma axial de los textos esotéricos y su construcción poética.

Ya en posesión del sentido simbólico de cada uooh gracias al ejercicio anterior y después de haber determinar un significado aproximado, se puede hacer el intento de dar un orden secuencial a la lectura, último objetivo de la propuesta metodológica. La correspondencia entre estructura y contenido de los textos es intrínseca: el contenido resalta su carácter ritual, mientras que la estructura brinda elementos de codificación. Al hacer la revisión de cada uno de estos elementos se descubre que el texto posee una manera particular de ser leído: de abajo hacia arriba en sentido de las manecillas del reloj. El soporte que permite esta afirmación es la forma ascendente en que es representada la numeración vigesimal en los monumentos, a partir de la cual se realizaban los cálculos mayas, es decir, las medidas del tiempo y la codificación ritualizada.

Una vez determinado lo anterior, se aborda el análisis literario del texto, que incluye la lectura de cada uooh. La interpretación del texto de Sisilá demuestra que las frases que lo conforman presentan una semejanza importante con frases de la oralidad maya recogidas por documentos coloniales. Los autores se basan en la estructura formularia que muestran, por ejemplo, los textos curativos recopilados en caracteres latinos a partir de un original en lengua maya yucateca de finales del siglo XVI, conocido con el título de El ritual de los bacabes.

Después de poner en claro el vínculo de semejanza que crea el lenguaje ritual entre ambas fuentes, es posible llevar a cabo un ejercicio comparativo, de tal suerte que, con toda la precaución requerida, se utiliza el texto del siglo XVI para reconstruir una serie de elementos glíficos que se encuentran dañados en el marco de Sisilá. Dado que la estructura es semejante, no es aventurado pensar que pueden seguir una secuencia poética similar en la formación de frases, así como en su cantidad silábica, ritmo y sonoridad. Tras la elaboración de una reconstrucción posible, se ofrece una interpretación lineal del texto. Para concluir la investigación se sugiere determinar el contexto histórico-arqueológico del monumento en el cual se inserta el texto de Sisilá.

Al terminar la revisión de este ensayo, el lector se habrá dado cuenta de la importancia del uso de este método rigurosamente científico para obtener otros resultados en el estudio de los textos mayas. Con base en una postura multidisciplinaria, los autores logran captar la esencia material del texto al cual se alude. Si bien podría parecer que la extrapolación de fuentes —una de carácter mesoamericano y otra colonial de tradición indígena— podría producir un resultado erróneo del planteamiento, el desarrollo del mismo revela que la memoria colectiva no retiene más de lo que es socialmente útil, y esta es la razón directa por la cual es posible que existan paralelismos formularios entre dos fuentes de diferente contexto.

La oralidad que acompañaba en contrapunto discursivo al texto de Sisilá y que conserva su existencia colectiva tenía una función primordial, ritual y poética por excelencia: relatar o describir la mitificación de lo vivido, un fin pragmático que probablemente se transformó durante el proceso de occidentalización que sufrieron las comunidades indígenas. Resabios de este saber se sintetizaron en la forma alfabética; la pérdida o el cambio de los mecanismos socioculturales provocaron ausencia o transvaloración de conceptos. Sin embargo, la evidencia sutil de su existencia, así como su continuidad social, quedaron plasmadas en dos textos aparentemente distintos, fruto de dos tiempos diferentes.

Contrario a la idea de particularidad, el uso de un solo monumento se prefiere para evitar la propagación de generalizaciones y para tratar de aproximarse con mayor precisión al texto correspondiente, con el fin de encontrar analogías culturales dentro de un corpus más amplio. Ésta es una propuesta, una invitación a seguir otro camino para dar respuesta a grandes dudas arraigadas en el transcurso de los años. Como afirman los autores con acierto, se trata de una búsqueda válida dentro del campo de la investigación.

 

Nota

1 Relaciones geográficas del siglo XVI, Instituto de Investigaciones Antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, núms. 1-9, 1982-1987.         [ Links ]

 

Información sobre la autora:

Argelia Segovia Liga. Pasante de la carrera en historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ha participado en diferentes foros estudiantiles de discusión y congresos nacionales e internacionales con el tema de la investigación sobre nuevas metodologías para el estudio del arte prehispánico. Organizadora entre los años 2001 y 2003 de eventos especiales en la Facultad de Filosofía y Letras sobre arte precolombino. Fue miembro del Comité Organizador del Congreso Internacional de Mayistas en 2003 y miembro activo en seminarios de estudio del fenómeno migratorio México-Estados Unidos. En 2004 participó en el programa de intercambio de la UNAM con la Universidad de California.Actualmente prepara su tesis sobre el estudio de un monumento de Tikal, Guatemala.

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