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Desacatos

versión On-line ISSN 2448-5144versión impresa ISSN 1607-050X

Desacatos  no.18 Ciudad de México may./ago. 2005

 

Reseñas

 

Religión y modernidad. A propósito de La religion pour mémoire, de Danièle Hervieu-Léger

 

Hugo José Suárez

 

Daniele Hervieu-Léger, 1993. La religion pour mémoire. CERF, Paris.

 

Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales, Universidad de Guanajuato. hugojosesuarez@yahoo.com

 

 

Han pasado más de diez años de la publicación del libro Religion pour mémoire de Danièle Hervieu-Léger. ¿Tiene sentido comentar un texto que no es precisamente una novedad editorial? En las páginas que siguen expondremos algunos de los contenidos de este trabajo, conscientes de que se trata de un clásico de la sociología de la religión.

Como es sabido, un clásico lo es no por su difusión coyuntural, sino por su capacidad de ruptura y apertura de nuevos horizontes teóricos en la comprensión de un determinado fenómeno, en este caso, el fenómeno religioso.

El problema: la ilusión secularizadora

El libro comienza con una reflexión sobre la teoría de la secularización que de distintas maneras había pronosticado el repliegue de la experiencia religiosa a la esfera privada. Según esta tesis, las sociedades tendrían que dirigirse, casi irremediablemente, hacia la reubicación de la religión en la vida social, privándola de un papel activo.

Esta idea tenía cierto respaldo empírico si se observaba que algunas formas de participación religiosa, particularmente institucional, se habían transformado. Así, por ejemplo, la baja participación en misas y ritos católicos, la falta de vocaciones, la poca influencia de los mandatos eclesiales, etc., serían indicadores de que la participación religiosa estaba en repliegue. La reflexión más general de esta propuesta era que la modernidad, tras la entusiasta victoria de la razón, habría tenido relativo éxito en su capacidad de suplantar las necesidades religiosas y las sociedades hoy serían menos creyentes.

Hervieu-Léger rechaza categóricamente este enfoque y plantea una pregunta que abre el debate en otra dirección: "¿La religión, de la cual se decía que estaba el margen del universo moderno, no estará en proceso de demostrar su capacidad de volver a encontrar una nueva pertinencia social, política y cultural en una modernidad en crisis?" (p. 8).

Una rápida mirada por la experiencia religiosa de ese momento le daba a la autora argumentos suficientes, tremendamente empíricos, de la capacidad de movilización y presencia de la religión en las sociedades contemporáneas, incluso las más modernas. Pero repensar el tema sociológicamente implicaba la construcción de herramientas (teóricas y metodológicas) para estudiar la religión, que permitieran analizar las nuevas formas de la creencia y cómo ésta no se ubicaba al margen de la modernidad; todo lo contrario, formaba parte de ella. Había que dirigirse, entonces, hacia la conceptualización de lo que Hervieu-Léger llamaría luego la "creencia religiosa moderna", para analizar cómo la modernidad tiene sus propios mecanismos de producción religiosa, en los cuales se dan múltiples y complejos procesos de recomposición de la creencia en el seno mismo de las sociedades occidentales.

Tamaña tarea implicaba al menos tres ejercicios intelectuales: 1. En primer lugar debía deslindarse del debate tradicional sobre la religión para construir la "modernidad religiosa" como objeto de estudio sociológico. Este trabajo, emprendido en la primera parte del texto, titulada "Un objeto incierto", implica la revisión de distintos conceptos de la sociología con la intención de romper con los círculos tradicionales de lectura y con el logro de haber transformado "la modernidad religiosa en un objeto sociológico" (p. 10). 2. Realizada la primera ruptura conceptual, había que reconstruir una definición de religión que lograra dar cuenta de la realidad contemporánea y que en su propuesta se concentrara alrededor de las nociones de "creencia" y "memoria", como veremos más adelante. En el libro, ésta es la segunda parte, titulada "Como nuestros padres creyeron...", y a la cual le pondremos mayor atención en esta breve reseña. 3. Finalmente, siguiendo la recomendación de que una buena teoría es aquella que logra dar luces para entender lo empíricamente observable, Hervieu-Léger se dio a la tarea de aplicar su definición al estudio de las sociedades modernas. En esto consiste la tercera parte del texto, titulada "El linaje sin memoria".

Tras este repaso, emprendo un breve tránsito por la reconstrucción conceptual que realiza Hervieu-Léger a partir de la creencia y la memoria.

 

La creencia en el centro del debate sobre la religión

No existe actividad humana
que no apele y suscite la
creencia (p. 147).

 

En Danièle Hervieu-Léger la creencia está en el seno de la construcción del concepto de religión. Según ella, cuando Henri Desroche decía que no se debe considerar como "religión" todo lo que se denomina a sí mismo como tal, sino más bien que todas las manifestaciones sociales pueden ser tratadas por analogía de la misma manera, autorizaba una lectura diferente del fenómeno religioso y de otros fenómenos sociales, permitiendo, a través de la "imaginación sociológica", ingresar al análisis de nuevos campos de acción. Al buscar un acercamiento fenomenológico, la autora se pregunta si ese tratamiento de "religión analógica" no abría las puertas para una nueva comprensión del problema de la "modernidad religiosa".

Para explicar el desarrollo de esta noción, la autora comienza analizando el aporte de Jean Seguy cuando hablaba de "religión metafórica". Seguy, al utilizar ese término, señalaba que el problema para la sociología moderna de la religión estaba marcado no por la delimitación de la religión, sino por la dificultad de la construcción de un "campo religioso". Por medio de la lectura crítica de Weber logra relacionar la metaforización con la producción religiosa de la modernidad, que aparece a la vez como una de sus características, merecedora de atención en el estudio.

Es así como Séguy plantea, según Hervieu-Léger, que la modernidad religiosa es una modalidad de la creencia, lo que a su entender constituye la originalidad de su enfoque, pues se piensa a "la religión del mundo moderno en la perspectiva de su recomposición global" (p. 103). De esta manera, por medio de la metaforización se comprende cómo las religiones históricas se incorporan a la cultura moderna, lo que abre nuevos horizontes analíticos.

Esta posibilidad de ver la religión como articuladora de la creencia será una piedra angular para el trabajo de Hervieu-Léger. Ella, sin embargo, precisará su conceptualización no sobre el cambio del contenido de la creencia sino sobre la mutación de sus estructuras. Define la "creencia" como "el conjunto de convicciones, individuales y colectivas, que no son relevantes en la esfera de la verificación, de la experimentación y, más ampliamente, de los modos de reconocimiento y control que caracterizan al saber, sino que más bien encuentran su razón de ser en el hecho de que dan sentido y coherencia a la experiencia subjetiva de aquellos que las poseen" (pp. 105-106).

En el momento en que se sitúa la creencia en el seno del análisis de lo religioso, es entendida como una importante dimensión de la modernidad. Así, la religión resulta una forma particular de la creencia moderna que no está condicionada estrictamente con los objetos específicos de una institución religiosa, ni con las prácticas sociales, ni con las representaciones originales del mundo, sino que en el límite está definida como un modo particular de organización y funcionamiento de la creencia. Ésta necesita cierto tipo de legitimación, que encontrará en la tradición: "nuestra hipótesis es que no existe religión que, apoyando el acto de la creencia, no invoque (de una forma que puede ser explícita, semi-explícita o enteramente implícita) a la autoridad de una tradición" (p. 110).

 

La tradición en la religión

Como nuestros padres creyeron,
y porque ellos creyeron, nosotros también
creemos (p. 118).

 

Danièle Hervieu-Léger sostiene que no hay religión que no invoque, en su manera de creer, a la autoridad de la tradición. El "testimonio del pasado" es uno de los elementos fundadores en la creencia: "Denominaremos 'religioso', en esta perspectiva, a toda forma de creencia que se justifique enteramente por una adhesión reivindicada en un linaje creyente" (p. 118). Lo que legitima la creencia es su referencia al pasado, a la tradición que la sustenta, por lo que lo religioso deviene la "modalidad particular de la creencia que apela a la autoridad legitimadora de una tradición". La religión es, en esta perspectiva, "un dispositivo ideológico, práctico y simbólico por el cual se constituye, mantiene, desarrolla y controla la conciencia (individual y colectivamente) de la pertenencia a un linaje creyente particular" (p. 119). Esta hipótesis de trabajo servirá a la autora para intentar la comprensión de las mutaciones de la religión en la modernidad.

La propuesta no implica que se quiera analizar la religión pre-moderna, sino más bien la intensión de re-articular la relación de la tradición y la religión al interior de la modernidad; no se trata de enfrentar tradición vs. modernidad, sino de entender a la primera como constitutiva y simultánea de la segunda. La tradición, por lo tanto, es aquella que otorga al pasado una autoridad trascendente, es "el conjunto de representaciones, imágenes, saberes teóricos y prácticos, comportamientos, actitudes, etc., que un grupo o una sociedad aceptan en el nombre de la continuidad necesaria entre el pasado y el presente. [. „] Lo que importa, sobre todo, es que la demostración de la continuidad sea capaz de incorporar las innovaciones y reinterpretaciones que exige el presente" (p. 127). Esto no quiere decir que la religión sea movilizadora, sino que puede funcionar de manera muy creativa cuando se articula con la memoria de grupos sociales concretos. De esta manera la religión conserva en la modernidad su potencialidad creadora.

Hervieu-Léger se plantea la pregunta de dónde surge la producción religiosa de la modernidad, y responde: "Es en el lugar o referencia imaginaria a la tradición, donde resurge la modernidad misma, cruzando las expresiones modernas de la necesidad de creer, ligada a la incertidumbre estructural de una sociedad en transformación permanente, que se constituye el espacio de producciones religiosas de la modernidad" (p. 141).

 

Religión en lo "no religioso"

Como lo hemos afirmado, la autora propone que no hay acción humana que no llame y suscite creencia, lo que implica que cada actividad genera un tipo propio de creencia según sus características específicas. Así, nos encontramos ante la posibilidad de ver el desarrollo de las creencias en distintas esferas en las cuales no se había puesto atención, como los conciertos de rock, las campañas políticas, la publicidad, las celebraciones cívicas nacionales, etc. De hecho, Michel de Certeau ya señalaba que la creencia estaba "contaminada", y que podía pasar de mito en mito, de enunciado en enunciado, de ideología en ideología.

En este nuevo enfoque la creencia religiosa no es un conjunto monolítico de dogmas y máximas morales emitidos desde una institución, sino que su flexibilidad le da la capacidad de asumir múltiples formas. Dejemos hablar a la autora: "La modernidad ha destruido los sistemas tradicionales de la creencia, pero no ha podido evacuar a la creencia. Se expresa de forma individualizada, subjetiva, dispersa y por medio de la multiplicidad de significaciones que los individuos elaboran de manera cada vez más independiente del control de las instituciones de la creencia (y en particular de las instituciones religiosas" (p. 109).

En este sentido, la creencia ya no está monopolizada por un solo generador de sentido. La característica de la modernidad sería, más bien, la fluidez hacia las distintas actividades humanas: "lo religioso moderno se inscribe enteramente bajo el signo de la fluidez y de la movilidad, en el seno de un universo cultural, político, social y económico dominado por la realidad masiva del pluralismo" (p. 239). Así, "creer" en una sociedad moderna implica la posibilidad de tener múltiples fuentes últimas de sentido, lo que conlleva el tema de la crisis institucional (creer en conjunto). Los límites de la experiencia religiosa son redefinidos en la modernidad, lo que abre caminos en distintas direcciones.

 

Palabras finales

El texto presentado en 1993, lamentablemente todavía no traducido al castellano, ha sido citado y utilizado en cientos de trabajos sobre la experiencia religiosa de hoy en la sociedad contemporánea. Seguramente su mayor aporte es la ruptura con la teoría de la secularización y la construcción de su propia conceptualización de la religión, lo que aporta aires frescos para analizar y explicar las nuevas experiencias religiosas en la sociedad moderna. Así, los distintos trabajos posteriores de Hervieu-Léger y de otros investigadores han estado dirigidos a analizar cómo la religión sigue en el centro de la explicación de la vida social.

En la última década la cuestión religiosa nos ha mostrado múltiples rostros que van desde el fanatismo terrorista hasta las peregrinaciones o conversiones pentecostales. La temprana intuición de Hervieu-Léger ha confirmado que la modernidad tiene la capacidad de crear sus propias formas de creer, y que la experiencia religiosa está lejos de reducirse a una parroquia, llena o vacía de feligreses.

 

Información sobre el autor

Hugo José Suárez. Doctor en sociología por la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica (2001). Maestría en ciencias de la religión en la Pontificia Universidade Catolica de San Pablo, Brasil. Licenciatura en sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco. Publicaciones recientes: La transformación del sentido. Sociología de las estructuras simbólicas (2003) y ¿Ser cristiano es ser de izquierda? La experiencia político-religiosa del cristianismo de liberación en Bolivia en los años 60 (2003). Redactor asociado de la revista Actes de la Recherche en Sciences Sociales del Colegio de Francia. Líneas de trabajo: sociología de la religión, sistemas simbólicos, metodología cualitativa, sociología visual. Profesor-investigador del Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales de la Universidad de Guanajuato.

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