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Desacatos

versão On-line ISSN 2448-5144versão impressa ISSN 1607-050X

Desacatos  no.17 Ciudad de México Jan./Abr. 2005

 

Testimonio

 

Mujeres abortan, hombres también. Voces de sus protagonistas*

 

Alma Osiris Degante Sánchez

 

Pasante de licenciatura en antropología social, Universidad Veracruzana. siriso08@hotmail.com

 

La práctica del aborto es un problema de justicia social y de salud pública que afecta a mujeres en edad reproductiva. Se estima que de 43 millones de abortos que tienen lugar cada año en el mundo, 90% se practican bajo condiciones insalubres, principalmente en el caso de mujeres de escasos recursos. Sin embargo, en este fenómeno se involucran mujeres de distintas condiciones económicas y sociales que forman parte de diversos sectores: rurales, urbanos, profesionistas, amas de casa, solteras y estudiantes. El embarazo entre adolescentes ha llegado a ser un problema a causa de las altas cifras que se ven reflejadas cada año en el mundo en 15 millones de partos de mujeres jóvenes. En México, la Secretaría de Salud registra 300 mil embarazos anuales en adolescentes, de los cuales no se sabe su fin debido a que el aborto se considera ilícito y punible, por lo que se desconoce la verdadera cifra de embarazos interrumpidos.

En nuestro país es difícil conocer el número real de abortos; sin embargo, el Consejo Nacional de Población (Conapo) afirma que cada año se realizan 220 mil en condiciones inseguras; por su parte, el Instituto Nacional de Perinatología indica que el número de interrupciones de embarazos alcanzan los 850 mil casos al año y el Instituto Alan Guttmacher reconoce 565 mil en el mismo periodo.

De esta manera, surge el interés por analizar la práctica del aborto en el contexto juvenil con la investigación titulada Percepción del aborto inducido en estudiantes universitarios1 que estoy llevando a cabo en una facultad de la Universidad Veracruzana situada en la ciudad de Xalapa,2 dado que los embarazos entre universitarios(as) son frecuentes por no utilizar los métodos anticonceptivos que ayudan a su prevención.

El objetivo de este estudio consiste en descubrir las percepciones y emociones que manifiestan hombres y mujeres ante la interrupción de un embarazo no deseado. Su importancia radica en el interés por destacar la participación masculina ante el aborto y demostrar que forma parte de este fenómeno social al momento de rechazar o afrontar el embarazo de su pareja.

Los datos obtenidos en esta investigación revelan, a través de una encuesta aplicada a 69% de estudiantes de una sola carrera universitaria, que las mujeres tuvieron su primera relación sexual a los 17 años en contraste con los varones que iniciaron a los quince. En relación con el embarazo se contabilizó 22% de casos, de los cuales 14% son mujeres y 8% varones.

Por otra parte, de 61% que mantiene relaciones sexuales, 21% no hace uso de algún método anticonceptivo, exponiéndose a un embarazo no deseado y/o planeado que puede ser interrumpido; el mismo riesgo corren los que sólo se previenen a través de métodos naturales como el ritmo y el coito interrumpido.

El aborto inducido representó 10% del universo estudiado, es decir que de cada nueve mujeres una ha abortado a la edad de 19 años en el momento en que su pareja tenía 22; en lo que respecta a los varones, de cada doce, uno lo ha vivido con alguna de sus parejas a la edad de 22 años cuando éstas tenían 21. Asimismo, los(as) encuestados(as) manifestaron que sus abortos fueron realizados durante las primeras cuatro y seis semanas de gestación (19%), efectuados por personal médico y enfermeras(os) ( 48%) con un costo de cinco mil pesos en promedio; y la técnica más empleada fue el legrado (41%) y en segundo lugar, la dosis de pastillas (22%).

Gran parte de estos casos expresó que la decisión fue tomada de manera conjunta, dando y recibiendo apoyo de la pareja bajo distintas formas. Algunos(as) aseguran que este suceso les permitió tener mayor comunicación, para otros(as) fue motivo de separación, o bien, evadieron sus sentimientos ante lo sucedido y no volvieron a hablar del tema.

Las emociones que se derivan de un aborto pueden ser diversas y contradictorias, mientras que para algunos(as) representa una sensación de alivio, para otros(as) significa miedo, tristeza, culpa y/o depresión, o bien, se presentan ambos sentimientos de manera inseparable, lo que provoca un choque emocional. Cabe mencionar que a los hombres se les ha otorgado un papel "secundario" en esta problemática, al no poseer la capacidad intrauterina para dar vida, sin embargo, hay quienes ignoran el embarazo y el aborto de su pareja, quienes lo sufren, lo lloran y otros que comparten el dolor y el malestar.

Los testimonios que aquí se presentan tienen el propósito de mostrar las emociones que sintieron un hombre y una mujer después de haber interrumpido el embarazo. En estos relatos nos comparten los motivos que los orillaron a tomar esa decisión, sus miedos, angustias, carencia de recursos y sentimientos de alivio. También nos brindan su opinión con respecto a la condición legal, ética y moral del fenómeno del aborto.

 

CRISTINA: YO Y SÓLO YO TENGO EL DERECHO A DECIDIR**

El aborto que tuve fue porque estaba muy chava, tal vez no lo expresé en ese momento, pero sentí que no estaba preparada ni emocional, ni psicológicamente para ser mamá, además de que no lo quería. Desde que me enteré que estaba embarazada no quise tenerlo y traté de abortarlo por diferentes medios, pero no se pudo hasta que se lo comenté a mi mamá, ella me llevó con un doctor y en la clínica todo fue muy bonito.

Desde que empecé a tener relaciones sexuales, que fue a los 13 años, llevé una vida muy caótica. Realmente era muy inexperta y no me cuidaba con nada; mi pareja me llevaba cuatro años y también era muy menso, todavía andábamos preguntándonos qué onda con esta vida y no nos cuidábamos. De hecho tuve varias dudas antes del embarazo, me fui a hacer análisis como unas tres veces, pero cuando me enteré... fue muy chistoso, porque fui a hacerme los exámenes puesto que tenía la duda, pero en el fondo sabía que estaba embarazada, es una sensación bien extraña. Eso de tener un hijo es algo que se siente mucho y cuando me dieron los resultados positivos me sentí bastante mal, a pesar de que ya lo sabía y lo sentía, fue impactante para mí y no sabía qué hacer.

Mi chavo me acompañó y siempre se portó bien, fue muy lindo, estaba conmigo, me quería mucho y me apoyó, pero los dos andábamos igual de jodidos. Él me dijo que lo que yo quisiera, que se quería casar conmigo y si yo lo quería tener me apoyaría y si tampoco lo quería de todas formas iba a ver qué onda.

No quise decirle a mi mamá desde un principio, por todo el rollo que implica eso, sentía que la iba a defraudar y por eso intenté todo lo clásico que te dicen los amigos: "métete esto, toma esto, come esto", y me metí pastillas, tés, mi novio me puso unas inyecciones como a los tres meses. Te digo que me metí hasta lo que no, pero nunca se pudo hacer nada y así transcurrió bastante tiempo; de hecho, el legrado me lo hice a los cinco meses.

Llegó un momento en el que ya estaba muy desesperada y mi novio también puesto que ya me estaba saliendo la panza. Él me dijo que le iba a confiar todo a mi mamá y un día fue a hablar con ella para decirle que quería casarse conmigo, ya estaba pidiendo la mano. Por supuesto, yo le dije a mi mamá que no era cierto, que era un mentiroso, que todo lo estaba inventando y le negué mi embarazo.

Me dio miedo verme casada y tener que lavarle los calzones a ese güey, se me hacía muy nefasto, todavía se me hace nefasto. Además, estaba muy temerosa por cómo reaccionaría mi mamá y toda la familia. En ese momento mi mamá me creyó; obviamente terminé con mi novio y se quedó odiándome mientras yo seguía embarazada, pero no sabía qué hacer.

Imagen 1

Mi mamá ya se estaba dando cuenta de que mi panza estaba creciendo, que estaba engordando, y un día, buscando entre mis cosas, encontró mi diario donde lo tenía escrito. Habló conmigo y me dijo que estaba muy sentida porque no le había dicho nada, que no le había tenido confianza; me dijo que si yo quería tenerlo iba a salir adelante y si no, de todas formas me apoyaría.

Yo sabía que no quería tenerlo; además, se me habían bajado las defensas por tantas cosas que me había metido, así que tomé antibióticos porque toda una semana estuve enferma y pensaba que si yo tenía ese hijo me iba a salir todo deforme porque también andaba yo en el desmadre: tomaba, fumaba, me metía madres y no era muy buena idea tenerlo, así que le dije a mi mamá que no lo quería.

Yo creía que mi mamá esperaba mucho de mí, tal vez que siguiera estudiando, que fuera la niña bien portada, aplicada, estudiosa y decente, sobre todo. Aunque mi madre siempre ha tenido una mente abierta, yo creo que a final de cuenta, como madre, no puede desligarse de todo eso. Recuerdo que muchas veces la escuché decirle a una tía: "Si vas con el novio, usas condón", y mi mamá se los regalaba. Yo estaba más chica, pero cuando se trataba de hablarme de eso, ella prefería evadir el asunto. Entonces, a partir de ahí, creí muchas ideas acerca de nuestra relación, tal vez tenga que ver con lo que dice la televisión, pero me pude dar cuenta que no es tan terrible, no se acaba el mundo. Yo decía: "No me va a entender, me va a correr de la casa, voy a andar sin dinero, dónde voy a vivir, si tengo al chamaco cómo lo voy a mantener" Tuve una serie de conflictos que yo misma inventé.

Mi mamá anduvo muy triste cuando se enteró porque nunca se lo dije y no le tuve confianza para platicarlo, pero a la vez estaba muy preocupada porque no quería que me pasara algo grave; y me dijo: "No hay bronca". En ese momento me pregunté: "¿Cómo pude pasarme la vida sufriendo?", porque el lapso del embarazo fue terrible y en los últimos dos meses, cuando me acostaba por las noches lloraba, pero ni siquiera podía hacerlo fuerte porque mi prima dormía al lado mío y era una carga muy pesada que también tenía que ver con toda mi historia. Yo siempre había sido una chamaca bien portada, bien tranquila, le hacía caso a la gente, decían que era yo muy madura, bien quietecita, era la niña que todo mundo quería, y sabía que esto iba a ser el lamento de todos al preguntarse: "¿Qué hicimos, en qué fallamos?" Pero me di cuenta que no era así, que no hay nada tan grave en este mundo que no tenga solución, obviamente, depende de la familia y, en este caso, mi mamá tiene una mente muy abierta.

Muchas veces creo que se trataba de repetir esquemas, mi mamá se embarazó de mí a los 17 años y ella me decía: "No quieras parecerte a mí, yo te pude criar pero fue difícil." Y fue cierto, incluso lo hablé con mi psicóloga y creo que muchas veces fue inconsciente querer hacer lo mismo que ella. En el tiempo que yo estuve embarazada, ella también tenía dos meses [de embarazo], fue una cosa media extraña con mi madre, que ha sido el eje rector de mi vida. Yo creía cosas distintas de lo que mi mamá esperaba de mí, estaba yo totalmente equivocada porque al final de cuentas es mi madre, me quiere, respeta mis errores y defectos, y precisamente con el aborto pude darme cuenta que también la puedo cagar.

Mi mamá me llevó con un doctor que es muy conocido y que a eso se dedica, prácticamente de eso vive. Tiene un consultorio para recibir a las personas, que la mayoría acuden a él para hacerse un aborto. El ambiente es muy frío, tampoco quería que llegaran y me abrazaran, pero de repente se acercó y me preguntó: "¿Cuántos meses tienes? Te recomiendo que te tomes esto y unas pastillas en la vagina", ahora no logro recordar el nombre del medicamento. Me dijo que en uno o dos días empezaría a sentir contracciones y que de inmediato me llevaran al hospital que me había indicado; efectivamente, a los dos días empecé a sentir que estaba pariendo chayotes, me llevaron y al llegar al hospital todo fue muy rápido.

La clínica donde me atendieron era chica y blanca, tiene una sala de espera donde están los familiares, con dos filas de sillas y una recepción. Cuando llegué me senté a esperar un rato a que viniera la camilla por mí, me subieron y de lo único que me acuerdo es del pasillo, me metieron a un cuarto que tenía dos camas, estaban dos doctores y la enfermera. Me acuerdo que a mi mamá le hicieron firmar unos papeles diciendo que había llegado con hemorragia, y así fue, porque ya había expulsado el producto, que por cierto era bastante grande. Posteriormente me pusieron anestesia y como a las tres o cuatro horas desperté y me fui a mi casa.

En realidad no fue tan dramático; fue agresivo para mi cuerpo y me recomendaron que tuviera reposo, pero fue muy leve, fueron como tres días de descanso y después ya caminaba, podía salir pero no podía tener esfuerzos ni nada de eso; sin embargo, fue bastante rápida la recuperación. Aunque sí fue muy loco ya que cuando mi tía habló con este médico, él ya no me quería hacer el legrado porque ya era muy riesgoso por el tiempo que tenía de embarazo y por eso le salió carito el asunto a mi mamá, pero estuvo muy bien hecho. Mi mamá pagó seis mil pesos hace cinco años, un poco más de cinco, porque yo tenía 14 años, apenas iba a cumplir 15.

Tenía puesto un pañal para adulto porque empecé a sentir contracciones a media noche, ya eran como las doce cuando me paré al baño y empecé a pujar con el pañal puesto. Son unos dolores impresionantes, imagino que tener un hijo en forma ha de ser terrible, pero hice fuerzas y salió el feto, lo traía sostenido en el pañal, de ahí un amigo de mi mamá nos llevó al hospital porque ella estaba muy nerviosa de que me fuera yo a morir, fue todo un drama.

Mi abuela, que estaba ahí, no se había dado cuenta de que estaba embarazada pero en ese momento se dio color y se quedó bien preocupada; también una prima que estaba viviendo en ese tiempo con nosotras. Llegamos al hospital y me acuerdo que cuando me dejaron acostada en la camilla yo tenía abierto el pañal donde estaba el feto y me incliné para verlo. Era una cosa toda morada y bastante grande; después me pusieron la anestesia.

No sabía por qué me estaba doliendo tanto; yo había pensado que iba a ser menos doloroso el asunto, aunque en realidad fueron contracciones de parto y me dio mucho miedo el sentimiento de tener hijos, pero en ese momento yo no sabía ni qué hacer. Estaba tratando de expulsarlo porque esperaba que en cuanto saliera esa cosa se iba a parar el dolor y al momento que salió significó un alivio, sabía que todo el rollo emocional: la carga, la presión y todo lo que ahí se envuelve se estaba yendo junto con el dolor físico.

En ese momento fue muy agradable sentir que pararon las contracciones porque era lo único que me hacía sentir dolor, me decían que no me moviera, pero yo sentía fuerzas para seguir caminando, bajé las escaleras de un edificio, caminamos al coche y estaba yo bien, dentro de lo que cabe estaba bien.

En el momento que vi al feto fue preguntarme: "¿Y si lo hubiera tenido?" Al otro día, y hasta la fecha, digo que fue bueno lo que hice, a veces sí llega ese rollo de decir: "Esto pudo haber sido un hijo", pero tampoco, no tuve ningún sentimiento de culpa, no hay remordimientos de conciencia, sino todo lo contrario, fue la mejor decisión que pude haber tomado en ese momento y fue muy bueno haber recibido el apoyo de mi madre porque sé que hay familias o personas muy estrictas al respecto.

Cuando estaba en la camilla yo tenía al feto, quería verlo porque era una curiosidad inmensa por ser la primera vez que vería un feto; me repuse para verlo y me dije: "Esto pudo haber sido mi hijo", me volví a acostar y perdí noción. Fue como una película, cuando empiezas a ver a los doctores que están hablando y que se pierde noción de todo, ya para cuando me levanté todo estaba limpio, como si no hubiera pasado nada. No tengo ni la menor idea, ni tampoco pregunté, sobre lo que se le hizo al producto.

El trato de los médicos fue muy burocrático. Llegamos y le dieron a mi mamá un papel para que lo firmara, de ahí me subieron, me acostaron y en realidad no había mayor contacto, sólo recuerdo cuando me dijeron: "Aspira profundo" para la anestesia y ya nunca más me dijeron nada. Cada quien haciendo su chamba y así como entramos salimos; estaba la enfermera en recepción totalmente indiferente, yo creo que también es parte de la ilegalidad, nadie quiere saber de nada y por eso se da un trato muy impersonal. Creo que también deben tener algún prejuicio, pueden estar en contra, pero sacan un buen de lana ahí y se da un juego de doble moral.

A mí me impresiona este médico; sé que recibe mucho dinero porque son bastantes los abortos que practica. No sé si este rollo de realizar abortos conduzca a las personas a ser frías, obviamente tiene mucho que ver con la sensibilidad con la que se encuentre en ese momento, uno quisiera que la apapacharan, se necesita de mucho cariño, apapachos y comprensión, pero también es medio cursi por la situación en la que se presentan las cosas y estas personas ya estarán acostumbradas a practicarlos. La pregunta que me hago mucho es si lo hacen por dinero o porque realmente respeten a una mujer por sus decisiones; yo creo que es más por conveniencia que por creer en el aborto.

He tenido contacto con otras personas que también los han efectuado; de hecho, la tía que me llevó con este médico me lo pudo haber practicado, pero como era algo muy cercano, iba a ser muy fuerte para ella, por eso me mandó con otro. Mi tía tenía otras amigas que también han realizado abortos y el trato es totalmente distinto, no sé si porque son mujeres, pero el ambiente es más cálido, no existe preocupación porque sabe uno que todo va a estar bien, nadie va a recriminar nada, se vuelve totalmente opuesto a la experiencia que yo tuve en ese momento; y pienso que la mayoría de las personas que se dedican a esto lo hacen por dinero.

Embarazarme muy joven implicó un proceso de madurez muy fuerte, fue pasar de la pubertad a la... bueno, tampoco es que sea ya toda una señora madura, pero sí fue un proceso de aprendizaje muy denso, no fue traumático pero sí fue fuerte, sobre todo en la relación que yo vivía con mi mamá, entre nosotras no había buena comunicación, pero una vez que pasó el aborto nos hicimos más amigas, más confidentes, y a partir de eso yo puedo hablar con mi mamá ya no como una niña sino como una persona que acababa de tener un aborto.

Después de todo lo que sucedió acudí al psicólogo a recibir terapias, mi tía tiene un grupo de mujeres en donde dan pláticas y fue así como fui canalizando todas las ideas que me ayudaron a madurar mucho, es algo que si bien no todas deberían de pasar, las que lo pasan deberían sacarle algo bueno. Tengo amigas que se han hecho abortos y cargan una culpabilidad que les origina muchos problemas. Cuando puedo hablo con ellas para que traten de verlo un poco más natural, como su propia decisión, como su derecho para decidir sobre su cuerpo.

A partir de esa experiencia tuve que reconocer que la sexualidad está a flor de piel y eso me implicó un autoconocimiento al explorar mi cuerpo, porque empecé mi sexualidad con los ojos cerrados, yo no sabía nada y con este rollo empecé a ir al doctor, a tomar anticonceptivos, pero tardé en comprender que necesitaba usar condón. Al principio decía: "Tomo pastillas o me inyecto", pero la vida sexual que llevo es bastante promiscua y tengo que usar condón porque si no lo hago me da sida o una mamada de ésas.

Fue un proceso de madurez que se aceleró bastante; me ayudó a saber que tengo que ser responsable de mí misma, aunque en ese momento mi mamá estuvo para ayudarme, pero tenía sentimiento de culpa por haberle fallado. Por eso no podía decir nada porque estaba la presión de mi familia y de la sociedad, de que estaba muy chica, que les había fallado; pero también fue una experiencia de crecimiento personal y emocional porque he tratado de que vayan de la mano.

Yo creo que una de las cosas más maravillosas de eso fue que me di cuenta que yo y sólo yo tengo el derecho de decidir cuándo ser madre y cuándo no; y a pesar de que este chavo me dijo: "Yo te apoyo", y todo el cariño que había de por medio, yo no estaba preparada. Me di cuenta que es mía la decisión de tener o no un hijo, y no me importaría volverme hacer otro aborto si en este momento quedara embarazada. El aborto es una práctica súper natural y, aparte, es nuestro derecho y nuestra libertad de decisión.

Antes de que pasara todo eso, recuerdo en una que otra plática con mis amigas que desde ese entonces ya tenía la idea de que el aborto no era malo, pero esa opinión no estaba muy madura y ahora estoy muy firme en lo que pienso. De hecho, a mis amigas que han estado embarazadas y que ahora son madres les dije que abortaran, yo no sé si fue bueno que les dijera eso, pero son chavas de mi edad y tener un hijo ahorita no les va.

Muchas veces, cuando una mujer tiene bastantes parejas, la relacionan con haber tenido un aborto, aunque se puede tener muchas parejas y ser responsable y cuidadosa; pero son sólo prejuicios porque en muchas ocasiones, de las chavas que se piensa que se han hecho más abortos son las que nunca los han tenido.

Yo tuve una amiga que acudió con una enfermera no muy lejos de aquí; yo la acompañé pero fue muy traumático para ella puesto que se sentía muy mal, aunque al parecer lo estaba tratando de solucionar porque el novio se peló y la dejó. Después de esto, yo me fui de vacaciones un mes y cuando regresé me platicó que se había hecho otro aborto, aún no sabía si se lo habían hecho mal pero nunca le bajó la regla y la respuesta más posible era que estaba embarazada, incluso regresó con la misma enfermera y le dijo que lo que le había hecho no había servido para nada, pues más o menos hicieron la cuenta porque tiene su listita de las personas que atiende y coincidía, entonces ya tenía cuatro meses de embarazo, había ido mes y medio atrás; por tanto, se lo volvió hacer y no le cobró nada.

La enfermera le dijo que no se lo había hecho mal, pero que era probable que tuviera otro y fue doble trauma para ella porque apenas estaba saliendo de uno cuando ya estaba en otro. Lo más cagado fue cuando se embarazó como a los seis meses, y pues está chido, cada quien hace lo que sea, pero yo le decía que si ya había tenido una experiencia que no había sido muy agradable, con mayor razón se empezara a cuidar. La regañé, hablé con ella y le dije que eso era dañino para su cuerpo, que salía más barato comprar una caja de condones que pastillas a cada rato; ya lo había agarrado de método anticonceptivo y eso está cabrón.

Hace un tiempo hablé con otra chava de la facultad que se hizo un aborto. Le platiqué de lo que yo había pasado ya que se sentía muy mal, le dije que no se sintiera así, que no era tan grave y que siguiera adelante, que existían otras posibilidades en el mundo y que a lo mejor cuando estuviera segura tendría otro hijo. Hablé con ella para sacarla del bache en que se encontraba, aunque creo que no le sirvió de mucho porque se volvió a embarazar.

No sé si se deba a la experiencia de mi vida, pero he sentido alguna cosa extraña con la maternidad. No me gusta, se me hace muy problemático tener un hijo en este momento del mundo, de la humanidad. Se está acabando el agua y vivimos en un mundo contaminado, ya no hay espacio, hay pobreza, desempleo, muchas carencias, guerras, epidemias, sida, y para qué traer un hijo al mundo si hay muchos niños que están abandonados, huérfanos que se pueden adoptar y creo que el aumento de la población es el origen de todos los problemas que tenemos. De repente siento repulsión; es una palabra muy fea que no sé cómo decirla, pero no me gusta que la gente se embarace, se me hace una decisión muy estúpida.

El problema es que muchas chavas, sean de la misma escuela, compañeras o vecinas, se embarazan por accidente, lo cual llega a ser válido porque en muchas ocasiones falla el método, pero que digan: "Estoy embarazada y ni modo", ese "ya qué" les va a echar a perder la vida al hijo y a ellas mismas. Un hijo se tiene cuando se desea o cuando se tiene la preparación emocional, psicológica y económica para darle una vida feliz, una vida buena; tampoco que esté en la opulencia, pero mínimo que tenga algo que comer. Pero cuando no se reúnen todos esos requisitos es obvio que ese niño tendrá muchas carencias que provoquen una sociedad enferma.

Me choca que la gente sea conformista en ese aspecto, que por cuestiones religiosas, políticas deciden tener un niño del que están conscientes que no lo quieren en realidad. Se me hace muy inmaduro e irresponsable de su parte porque los hijos absorben todo eso que uno trae; por consiguiente, la maternidad debe ser planeada ya que tener un hijo no es como comprarse un perro.

Yo creo que una medida contra la pobreza sería no tener más hijos de los que se pueda mantener y esto debe darse a nivel nacional. Muchas personas me odian cuando digo eso y me ven con cara de espanto, pero creo que es necesario, no sé de qué manera se pueda lograr pero a lo mejor no permitirlo a las personas que tengan más de dos hijos. Es impresionante ver que los más jodidos tienen más hijos, eso es deprimente, yo no le encuentro otra palabra, y creo que debería ser obligatorio sentar muy bien la planificación familiar. El gobierno debería tomar una medida más enérgica, hacer algo más económico para que ya no tengan hijos, o una campaña de publicidad muy buena; aunque también tiene sus riesgos como en países primer mundistas en donde ya no hay niños y se convierten en sociedades muy viejas, pero aquí hay muchos, ¡que se los lleven!

Creo que debería haber cierto control; a lo mejor no se trata de que ya no tengan hijos, pero al menos que no sean tantos. Si no los pueden mantener mejor que no se tengan. Yo creo que se debería hacer primero un estudio para ver qué onda con la gente, con las que están embarazadas y en función de todas esas características prohibirlo. Está muy descabellado el asunto, pero creo que es una medida urgente para que no existan tantos chamacos pobres en el mundo, es muy fuerte verlos en la calle a las doce de la noche vendiendo rosas y sin poder hacer algo, me llevo uno a mi casa pero, ¿y los demás? No es posible que la gente siga teniendo hijos, es un grado de inconciencia muy alto.

No tengo planeado ser madre ni tampoco puedo decir que de esa agua no he de beber, pero no me imagino como mamá de aquí en diez años. En los planes de vida que me he trazado no cabe un hijo, no quiero. Aunque soy responsable para cuidar un hijo porque mi hermana tiene cinco años. Fue muy cagado, cuando yo estaba embarazada, mi mamá también lo estaba, ella me llevaba por dos meses más o menos y ahorita mi hermana es como mi hijita y como que sí tengo sentimientos maternos porque desde que nació se convirtió en mi niña, me dice mamá o hermana y me he hecho responsable de ella, pero en este momento quiero otras cosas en mi vida, quiero viajar, estudiar, relacionarme con personas, muchas cosas y un hijo no entra en mis parámetros de vida. Yo sé que si un día decido tener un hijo. la mayor parte de las mujeres que ya entran en la madurez tienen hijos porque se sienten solas y eso también se me hace muy egoísta, pero si algún día me siento muy sola optaré por la adopción.

También ese rollo del parto me produce muchas cosas. Cuando mi mamá se embarazó, dentro de la emoción se compró videos para ver los partos y cuanta cosa. Yo todavía no estaba embarazada, pero al ver el momento en que nace un niño, me vomité. Le tengo repulsión a ese momento, al rollo de la panza y a todos los dolores, nunca me ha gustado todo lo que implica en lo físico, ¡nunca, nunca! A veces tengo un impulso por tocar la panza a embarazadas, pero cuando ya tengo la mano ahí la retiro; nunca me ha gustado y menos ese rollo de tener cargando nueve meses a un chamaco; y digo: "Qué bruto, mejor lo adopto", no me concibo siendo mamá.

Resulta difícil tener que prepararse para vivir toda la vida, viendo la situación de mi madre, de mis tías, de mi abuela, somos una familia que gira en torno a las mujeres y veo que eso cambia toda la vida, todas las expectativas estarán en función de alguien más y la idea de que mi vida gire en función de otro nunca me ha gustado, quiero que mi vida gire en función mía. Creo que ser madre requiere de sacrificio, de una entrega total y es algo que no quiero hacer, pretendo hacer mi vida en función de mis necesidades, de hacer lo que yo quiera, lo que me guste, lo que me plazca y con un hijo no podría ser así. Aunque no me cuesta quitarme la comida de la boca y dársela a mi hermana, en este caso, o no me costaría nada en un futuro, pero ¿por qué hacerlo si yo no tengo ninguna necesidad, nada que me obligue?

El que se realice uno como mujer cuando se es madre ha sido un rollo que han vendido. Yo quiero realizarme como mujer sin necesidad de ser madre, y romper con ese estigma.

Ser mujer es algo muy complejo, ya que implica una madurez a nivel emocional y eso es lo más difícil, se necesita saber qué es lo que uno quiere y siente. Creo que a la mayoría de las mujeres les cuesta mucho trabajo decir o identificar lo que sienten, muchas veces nos confundimos con un montón de rollos que nos han metido en la televisión, la familia, la religión y hay que tener la suficiente capacidad para identificar esos sentimientos. Es decir, si se quiere coger a alguien, tendrá que cogérselo porque es algo que se siente, decirle a alguien te amo o bien mandarlo a la chingada, habrá que tener capacidad para darse cuenta de lo que se está percibiendo.

Ser mujer también implica un enriquecimiento intelectual, una entrega de amor, querer a alguien. Para mí, también sería encontrar una satisfacción muy grande en mi trabajo, en lo que estoy haciendo. Te decía hace rato que soy adicta al estrés y me gusta trabajar en lo que estoy haciendo para sentirme bien, sentirme valiosa y ser requerida para hacer algo. Yo creo que es una de las cosas que pueden hacerme plena como mujer, que valoren mi cerebro y no sólo mi cuerpo.

Yo creo que también una de las realizaciones como mujer tiene que ver con el aspecto sexual, tener un orgasmo es un paso a tener una realización disfrutada en la cama. Yo creo que es una de las cosas muy ricas que deberíamos hacer todas, está comprobado que las mujeres que no cogen rico están frustradas. No sólo es lo materno sino también las relaciones con los demás, con los amigos, con la misma familia, que llega a ser importante y mientras se esté en la búsqueda de esa realización se va por buen camino.

Para mí la maternidad no es una realización, a veces viene a ser más una frustración. Por ejemplo, tenía una compañera en la preparatoria que era muy inteligente pero se embarazó; era una chava de bajos recursos. Yo le dije que abortara, que la apoyaría con el dinero, pero de repente decidió tener a su hijo y se juntó con un novio que ni siquiera era el papá. Resultó un pleito bien intenso al vivir con la familia del novio y estar de chacha —porque a final de cuentas eso hacía: cuidar a la hija y estar de chacha. Yo la seguía frecuentando porque la quería bastante, pero se empezó a morir el amor por verla tan perdida, ya no había nada de lo que ella me platicaba que quería, ahora era la chava que se la pasaba esperando al marido para darle de comer, y yo decía: "Esto no puede ser". Se me hace frustrante porque yo sabía lo que ella quería y era capaz para lograrlo.

Ese rollo de la maternidad no te realiza, al contrario, es un obstáculo, y así miles de historias. Yo creo que pocas son las mujeres que sí se han realizado por ser madres. Hay quienes lo sienten y es válido que su vida gire en torno a ser madres, y si eso es lo que ellas deciden, pues bien. Cuando alguien decide ser madre porque realmente lo siente tiene toda la validez del mundo para realizarse con eso. Tampoco es bueno criticarlo nada más porque yo no quiera ser mamá, sería caer en la misma postura, pero eso depende de cada quien. Siempre me he preguntado qué pedo con mi vida. En la escuela daban clases de educación sexual pero eran puras fregaderas que no sirven para nada. Yo no sabía nada de eso, recuerdo esa figurita del cuerpo del hombre y de la mujer y de cómo va uno creciendo. La verdad es que no tengo ninguna referencia de que haya platicado con mi mamá. Yo me empecé a desarrollar desde muy chica y a los once años ya estaba reglando. Recuerdo que cuando me empezó a bajar no le dije nada a mi mamá sino a una tía que estaba por ahí, aparte de que yo ya sabía cómo se ponían las toallas porque lo hacía desde antes para experimentar el asunto. Y me ha tocado ver a las hijas de las amigas de mi mamá, que es toda la emoción cuando les baja; lo mío fue tan normal.

A veces pienso que no se dio esa plática o no hubo oportunidad de hacerlo porque yo fui demasiado precoz; me empecé a desarrollar desde muy chiquita y creo que mis padres no se percataron de eso. Mi mamá es muy joven y en ese entonces lo era aún más, nadie le dijo cómo ser mamá y tampoco a ella se lo dijeron. Mi abuela es de rancho, vivía en un pueblito donde no se podía hablar de la menstruación. Cuando ella era novia, se veían en una banca y a metro de distancia, claro que se va pasando eso de generación en generación y cuando mi madre estaba en plena flor de la juventud no se dio cuenta que yo también estaba experimentando otras cosas y por eso nunca le pregunté, yo creo porque me daba pena.

Mi mamá se enteró de que había empezado a tener relaciones sexuales como a los tres meses porque la mamá de mi novio era su amiga y se lo comentó. De eso sí hablamos y me dijo que estaba muy chiquita pero que ya ni modo. Me dijo: "Cuídate, usa pastillas, usa condones y cuídate mucho", pero tampoco me dijo vamos a comprar pastillas o vamos al doctor. Yo sabía que me tenía que cuidar pero tampoco sabía con qué y lo aprendí a los madrazos.

Eso de usar condón fue hasta después del embarazo que mi tía me empezó a decir: "Cuídate". Además fue un desmadre porque todavía sigo en tratamiento, pues tengo un virus que me pegó mi novio. Está medio raro el asunto; según mi tía, dice que existe la posibilidad que lo tenga desde chiquita y que con el embarazo se haya desarrollado, pero todavía sigo en tratamiento desde esa vez.

Ha sido un proceso bien difícil que yo sé que si no uso condón con la pareja que tenga la voy a contagiar y como todo mundo es bien promiscuo, sé que también me tengo que cuidar porque no quiero cargar en mi conciencia con la infección de muchas mujeres. Al hombre no le pasa nada y eso también me caga; el hombre puede tener el virus y no le pasa nada, mientras que la mujer corre el riesgo de tener cáncer, es el papiloma humano. Pero sí ha sido bien duro y apenas como hace dos años me propuse que el condón iba a ser como mi manta porque de repente decía: "Sí uso condón", pero si en el momento no quería, no tenía o se me olvidaba, además de que estaría contagiando a otros y esos me contagiarían de otra cosa.

Después de eso yo me iba a dar pláticas con las chavitas, porque de repente en las escuelas dicen cosas muy puritanas, y si se quiere estar cogiendo pues habrá que coger pero con cuidado; eso de prohibir siempre ha sido malo.

Fíjate que cuando empecé a tener relaciones sexuales yo estaba en la pendeja; sabía que podía embarazarme pero quería mucho a mi novio y pues éste andaba también medio pendejo. La primera vez que no me bajaba, yo dije: "Me tengo que cuidar, ser responsable y usar condones, pastillas", pero el gusto me duró como dos meses porque luego no tenía dinero para comprar un condón y ya no importaba. Pero me entraba mucho remordimiento de conciencia, incluso en el momento en que estábamos teniendo relaciones decía: "No puede ser que esté cogiendo sin condón, ¿por qué?" Yo sabía que estaba mal, que estaba siendo bien sonsa, pero el deseo y el sentimiento eran mucho más fuertes. Te digo que estaba yo muy enamorada y así fue por mucho tiempo; de hecho, me hice como tres análisis antes de que me embarazara y eso ya era grave. Hubo mucha inconciencia de mi parte porque sabía que podía quedar embarazada y muchas cosas más pero no lo hacía.

Yo siempre fui muy irregular, pero la regla se me atrasó una semana más, y yo me voy a lo seguro, si no me baja me voy hacer análisis de laboratorio. Las pruebas de orina se me hacen muy chafas, nunca las he usado porque no me han dado confianza. Entonces me fui hacer los análisis donde ya me conocían y han de haber dicho: "Ay, esta niña" Mi chavo me acompañó a recogerlos y ya cuando me dieron los resultados salimos con el nervio por abrirlos y, ¡oh sorpresa!, el llanto luego, luego. Me decía a mí misma: "Qué pendeja fuiste, ya sabías todo esto, ya lo habías hecho como cuatro veces, era obvio que algún día iba a pasar" Yo misma me recriminaba pensando que había pasado por mi culpa, aunque también fue parte de él. Era muy respetuoso porque cuando yo le decía que no quería, no había problema, pero entonces a mí también me ganaba el deseo y fui muy inconsciente.

Esto se lo comenté a una amiga de la preparatoria porque yo ya no podía. Un día me encontró llorando amargamente y le comenté. Es horrible tener un secreto tan fuerte y no poder decírselo a nadie, yo pensaba a quién decírselo sin que me cagotearan y así fue, ella no me recriminó y como estaba muy chava me dijo: "No te preocupes, que si te corren yo te ayudo y si no es así todo va a estar chido. "Yo sólo quería que me dijeran eso y nada más, nada de "¿por qué lo hiciste?", "ya te lo habíamos dicho". Fue la única persona que tomé como válvula de escape porque después ya no se lo dije a nadie y sólo lo escribía en mi diario, que por momentos sí funciona escribirlo pero a veces es necesario decírselo a alguien más y la más indicada era mi madre, debí habérselo dicho desde antes. Recapitulando todo esto, se lo hubiera dicho desde el principio; me habría evitado mínimo unos tres o cinco meses de sufrimiento. Tampoco hubiera corrido tanto peligro y hubiera sido más fácil.

Yo pedía a gritos quedar estéril aunque todavía no sé si lo sea, pero yo creo que no y que soy bastante fértil. Nunca tuve miedo a morirme y creo que tuvo mucho que ver con el presentimiento, siempre supe que no era el momento de morir pero sí pensé muchas locuras. De hecho, pensé en aventarme de las escaleras de donde vivía y en los momentos de desesperación más cabrona pensé en meterme unas cosas. Me ponía hacer ejercicio como loca, me iba a correr, tanto que un día corrí como cinco horas; ya no podía pero decía: "No quiero, no quiero", y eso fue lo que me aguantó corriendo como desesperada. Me ponía a cargar cosas pesadas, la casa y los muebles los cambié de lugar como diez veces y era el rollo de ya no saber qué hacer; tomaba tés de los cuales yo preguntaba o buscaba. Estuvo muy cagado, ahorita lo veo y me da mucha risa porque cómo cometemos estupideces, pero nunca me dio miedo.

Mi novio me dejó de hablar después de que lo corrí de mi casa y no nos vimos como año y medio. Dos años más tarde, dentro de la terapia observé que tenía sentimiento de culpabilidad por haberlo tratado tan mal después de que él estaba muy preocupado. De hecho, si él acudió para hablar fue porque yo no sabía qué hacer. La psicóloga me recomendó hablar con él, así que lo fui a buscar y le platiqué cómo había estado el rollo. Me entendió pero me dijo que no había comprendido por qué había yo actuado de esa manera, que al final él siempre me habría apoyado en lo que yo quisiera, si yo lo quería tener él hubiera estado ahí aunque me odiara, pero sólo quería que yo estuviera bien, de eso me acuerdo mucho: "Yo quería que estuvieras bien." A lo mejor era puro choro, pero en ese momento se escuchó muy bonito.

La verdad a mí no me cuesta trabajo hablar de esto porque siento que lo debo de hacer para que la gente tome otro referente. Por lo general, cuando hablan de un aborto es para decir: "Me siento mal, qué trauma, me siento culpable", muchos rollos de sentimiento y es cierto que hay muchos tipos de experiencias, pero para mí fue un aliviane, fue muy rico el asunto, y a las personas que se los platico porque están preocupadas o por cualquier otra cosa, es para decirles: "No seas pendeja, no tengas un hijo." Algunos sí se sacan de onda, a lo mejor no es muy directo el asunto, pero se les nota en la expresión de los rostros, como que se quedan serios o me dejan de hablar.

La educación que he recibido me ayudó a no tener ningún sentimiento de culpa, no tenía prejuicios moralitos,3 la verdad es que mis papás me influyeron o me dieron una idea de una sexualidad muy libre y sin tantos complejos, sin tantas preocupaciones ni remordimientos. Por ejemplo, mi madre siempre ha sido defensora de la igualdad de la mujer y de sus derechos e incluso ella misma se ha hecho varios abortos; es algo que ha sido parte del ambiente familiar. Otro punto es que no tengo ninguna religión, ni siquiera de las orientales. Fui bautizada por la religión católica pero no la profeso porque no tengo fe y creo que eso tiene que ver muchísimo.

Mis tías más allegadas son católicas y se sacan de onda, pero la base para no sentir remordimientos fue mi madre, además de que estaba muy segura de no tenerlo.

Desde que yo leí "positivo" dije: "no quiero tenerlo", pero cuando te pones a pensar en sí tenerlo te trae remordimientos.

La edad fue uno de los factores en que pensé: era muy joven y en ese momento me preocupé por muchas cosas más, como la escuela. Yo no quería perder la escuela, no quería que mis compañeros me vieran embarazada y eso me daba un poco más de miedo, siempre preferí que me criticaran por un aborto que por estar embarazada. Yo decía: "No puede ser que caiga en lo mismo", me podía mucho que me criticaran por eso. Además de pensar que no tenía ni con qué mantenerlo, que tenía que trabajar y yo no quería trabajar, de que quería seguir siendo hija y no mamá, no quería tener mayores responsabilidades ni estaba preparada para ligarme emocionalmente con este chico. Sí lo quería mucho, pero también quería andar con otro chavo, la verdad es que pensé mucho a futuro en todo lo que me iba a quitar un hijo y dije no.

 

ANDRÉS: ESTÁBAMOS EMBARAZADOS Y ABORTAMOS***

Puedo decir que los dos abortamos y aunque ella estuvo sola en el momento del aborto fue una decisión conjunta; de hecho, no sólo ella estaba embarazada, estábamos embarazados y abortamos porque fue una decisión de dos y cuando es así se comparte la responsabilidad.

Apenas teníamos dos meses y medio de relación cuando ella se embarazó. Siempre he tenido la sensación que lo hizo a propósito, que era consciente de lo que quería y pienso que tomó esa posición para quedarse conmigo. Cuando me dijo que estaba embarazada sólo era una suposición, no sé cuánto tiempo tenía sin bajarle y apenas tenía que hacerse un examen, pero ella estaba segurísima del embarazo.

Cuando me dijo de esta situación... la primera impresión que tuve fue de sorpresa, la segunda fue de mucha alegría ya que me ilusionó la idea de ser padre, pero creo que fue momentáneo, de uno o dos días, porque tenía que tomar la decisión de tener un hijo junto con ella y esto quería decir que tenía que vivir definitivamente y durante mucho tiempo con ella. Por lo tanto, pensé en las opciones que tenía y una de éstas era abortar, lo discutimos y también platicamos de lo chido que podría resultar ser padres, pero también de lo malo que podría acarrear, sobre todo por la edad y por los planes que teníamos. Yo tenía 20 años y ella 19, al menos para mí no era lo mejor pues no encajaba dentro de mis propósitos de ese momento.

Siempre me ha ilusionado la idea de ser padre, pero creo que no era el momento puesto que yo tenía otros proyectos y no los iba a dejar por más que quisiera mi novia o por el anhelo de ser padre en algún tiempo. Fue muy duro saber que ya tenía un hijo y tuve que decir no.

Se supone que ella ingería pastillas pero no recuerdo verla tomándolas y yo tampoco me protegía porque creí que estaba funcionando el método que ella llevaba. Fue un error suponer que si sólo ella se cuidaba todo iba a estar bien; ahora ya no cometo los mismos errores, ahora esté con quien esté, la conozca o no, siempre hay condón de por medio, ¡siempre!

Confirmé que ella estaba dispuesta a tener al hijo cuando me aseguró que la relación estaba muy bien, que ella me quería, pero que si yo no deseaba ese niño iba a tenerlo por sí sola, estuviera o no conmigo. Ésa es una decisión que muchas mujeres toman, decir: "Si él no quiere, yo sí, y lo tengo", pero hablamos mucho de que se trataba de una decisión tomada por ambos, por más que una de las dos partes no estuviera de acuerdo en tenerlo no sería una decisión conjunta puesto que yo no concebía decir: "Bueno, si ella quiere tenerlo, que lo tenga y yo me desaparezco" Siempre me ha gustado la idea de tener un hijo y no me imaginaba tenerlo quién sabe en dónde, sin saber nada de ella o si se relacionaba con alguien más, quién sabe quién iba a terminar siendo el padre de mi hijo(a). Para mí siempre ha sido una decisión egoísta decir: "Yo lo traigo en el vientre y yo decido"

Discutí mucho en que si lo teníamos íbamos a ser los dos, no ella sola, y que si abortábamos era también decisión conjunta, y que los dos teníamos que estar de acuerdo para cualquier cosa. Le hice ver que quedarse ella sola con el hijo no era lo mejor, porque para mí hubiera sido muy duro andar por el mundo sabiendo que tengo un hijo que ni siquiera lo conozco, al final de cuentas lo iba a tener que conocer o quedarme con ella, aunque la quería, pero hubiera acabado con muchos de mis proyectos, algunos se hubieran solamente aplazado mientras que otros nunca más los hubiera podido realizar.

Es chistoso cuando pasan las cosas, de adolescente siempre pensé que el aborto era algo absurdo por la existencia de tantos métodos para cuidarse, yo decía: "Si alguien se embaraza, que asuma sus responsabilidades." Más tarde mi posición cambió, antes de mi experiencia me puse a favor del aborto pensando sólo para el caso de violaciones, enfermedades, pero después empecé a ampliar mi criterio, obviamente fui creciendo, conociendo más experiencias y también iba teniéndolas, no necesariamente en el asunto, pero sé que un embarazo puede cortar muchos planes. A veces creo... no sé si es egoísmo, pero es anteponer mis planes a los de alguien que tal vez nunca exista.

Algo que yo siempre he manejado es que si algún día tengo hijos voy a darles mínimo lo que mis padres me dieron, no les daría a mis hijos menos de lo que me dieron a mí y en ese momento mi situación era de estudiante, aún no salía de la facultad, no tenía dinero ni tampoco se me hacía lo más correcto. Ella tenía dinero, y por ese lado no hubiera sido un grave problema, pero yo no quería depender de alguien más, aunque mis planes siempre estuvieron antes que cualquier cosa.

En ese momento ya no pensé tanto en lo que opinaba cuando era adolescente o cuando dejé de serlo, tenía enfrente el problema y me preguntaba: "¿Qué hago?" Algo que me ayudó fue simplemente pensar en ella, en mí y en el mismo niño o niña, parece absurdo que diga que pensé en él pero sí lo hice y muchísimo, puedo decir que me favoreció no tener algún tabú moral y mucho menos religioso, culturalmente soy católico pero no profesante, me enseñaron a creer en Dios a la manera católica y algunas veces recurro a esas cosas, pero no me considero un hombre religioso.

Sabía que era mi hijo, pero también sabía que si aceptaba que él naciera tal vez le podía dar una vida cumpliendo las normas que yo siempre me he propuesto, una vida como yo siempre la he deseado para mis hijos, pero al dársela entraría al esquema de muchas familias, de muchos padres que se sacrifican por los hijos y para mí un hijo no es un sacrificio, tener un hijo no debe ser en ningún momento un obstáculo para la propia vida de uno mismo. No creo que llegara a reprochárselo en algún momento, pero sería algo interno, algo que me recriminaría a mí mismo por el descuido, por permitirme ser tan blando, qué se yo.

Si él hubiera nacido, para mí hubiera sido muy difícil reprochárselo porque a final de cuentas fue mi problema, pero con los años, sería yo el que iba a estar mal, él no, y en todo caso el que importa soy yo, yo soy dueño de mi vida y me voy a acompañar toda mi vida, y los hijos vienen y van, si me quedo yo solo, con o sin pareja, las decisiones tienen que venir absolutamente de mí.

Al principio yo estaba más ilusionado que ella con la idea de tener un hijo, ella fue sensata y pensó más con la cabeza mientras que yo lo hice con los sentimientos, pero después fue al revés. Creo que si no hubiéramos tenido esa plática tampoco hubiéramos tomado esa decisión y no me sentí mal por lo que se hizo, ni siquiera traté de pensar en todo lo que dice la gente o lo que tal vez hubiera dicho.

A mi madre le confío muchas cosas y cuando se lo platiqué estuvo en desacuerdo, pero al menos respetó mi decisión y eso me agradó mucho. También los amigos que supieron, de hecho la mayoría prefirió no opinar y me ayudó que no me lo recriminaran. Hasta la fecha no me siento con ningún remordimiento de conciencia, creo que lo puedo platicar abiertamente.

Es difícil, aunque no tanto como yo imaginé, no sé si lo volvería a hacer, aunque no puedo asegurar nada, pero no vivo con el remordimiento que a veces se presenta, el rollo moral del que dicen: "No abortes por la carga de conciencia que viene después por tratarse de una vida, fuiste un asesino", para nada.

Lo que sí me hizo sentir mal fue la forma en cómo sucedió el aborto. Yo quedé en preguntarle a un amigo que es médico sobre un lugar para abortar, pero mi novia me comentó que sabía de otro. Ya habíamos tomado la decisión de que eso era lo mejor para los dos y para cumplir muchos de los sueños y planes que ya habíamos trazado. Quedamos que era la mejor opción. Obviamente, son situaciones que no te llenan de gusto, no es tomar una decisión muy padre, son esas decisiones que no dejan ninguna sensación o se quiere evitar cualquier sentimiento bueno o malo. No quise sentirme mal y por eso no sentí nada malo, ni tampoco me pude sentir bien porque también qué culero sería, es como un estado a la mitad.

Acordamos en lo que se iba a hacer, pero yo estaba por salir de la facultad y había una fiesta con mis amigos fuera de la ciudad a la cual había decido ir, puesto que era un plan que estaba trazado desde antes de que ella estuviera embarazada. Yo quería irme el fin de semana para estar un poco despejado y que al regresar estuviéramos juntos, ese había sido el plan. Muchas veces compartimos la casa de ella, casi yo vivía ahí, pero había ocasiones en que yo regresaba a dormir a la mía, como ese fin de semana que salí de la ciudad. Yo recuerdo que regresé un domingo y no fui a su casa, fue hasta al otro día que nos vimos en la escuela y le pregunté: "¿Cómo sigues?" Me sorprendió muchísimo que me dijera: "Bien, muy bien, ya está solucionado el problema, ya aborté." Me volví a sentir con la sensación de que me había hecho a un lado, había sido una decisión conjunta y quedamos en que yo iba a estar ahí porque era de los dos, ella era mi novia, la quería y siento que teníamos que estar juntos. Me dolió que no me hubiera tomado en cuenta, me hizo sentir mal, ya no porque hubiera abortado, porque en ese momento me sentí un poco aliviado, más relajado, algo menos en qué pensar, pero me molestó mucho que ella me hiciera a un lado como pareja.

Ni siquiera quise preguntarle con quién había ido porque obviamente no fue sola. Lo único que alcancé a preguntar fue cómo había sido, no me dijo en dónde, sólo que la habían inyectado el mismo viernes y que el sábado había abortado, después había ido a que la revisaran y no presentaba ningún problema.

Anímicamente estaba un poco lejana, pero fue cuestión de unos días y seguimos con nuestra propia rutina y todo bien. Nunca más volvimos a tocar el tema y en apariencia seguimos bien, pero yo creo que nos dejó una sensación, que no tuvo nada que ver con el aborto, sino de haber formado parte de esa decisión. Al final no puedo decir que nos alejó el aborto, fue la causa, pero no fue motivo de discusión, sólo sirvió para evidenciar qué tanto ella me tomaba en cuenta, pero fueron otras cosas que complicaron la relación y terminamos por dejarla a un lado.

Nunca he considerado al aborto como un delito, soy el dueño, y en todo caso yo lo voy a criar. No pensé en una complicación o una denuncia, siendo sincero, el problema legal hubiera sido para ella aunque yo fuera el padre, que también es algo absurdo porque fue una decisión de los dos, los dos estuvimos conscientes y el problema era de ambos, pero la bronca sería para ella y en todo caso para el médico que se lo practicó. También se me hace irónico y a la vez muy interesante, yo ante la ley quedaría libre de culpa, a mí ni siquiera me mencionarían, aunque el cincuenta por cierto de la responsabilidad fuera mía, por eso nunca le tomé importancia.

En ese momento no pensé en sus complicaciones legales. A veces uno decide no pensar más, no por ignorar cómo está su legislación, pero estaba más interesado en otras cosas, preguntándome qué iba a pasar con nosotros, quería que ella estuviera bien, no en que la ley regulara mi vida y pensaba en cosas más sentimentales.

Suponiendo que tuviera yo otra experiencia o las experiencias que he tenido en más de un año, he convivido con alumnas que han estado embarazadas y yo no recomiendo el aborto abiertamente, las pocas veces que he dado este consejo nunca hablo sobre el aborto en sí.

Para ser padre tendría primero que estar satisfecho conmigo mismo para poder adquirir un compromiso. La idea de tener un hijo siempre ha sido algo muy importante en mí, de hecho me gustaría disfrutar primero a mi pareja ya que la relación cambia a la llegada de un hijo y en ese sentido llega a ser un estorbo porque se limita uno de ciertas cosas; por eso cuando tomé la decisión tuve que estar consciente de que era mío, pero no por eso lo consideré un asesinato.

Lo que sí me ha preocupado es que uno puede educar bien a sus hijos, pero el medio los puede deseducar, pero ahí es en donde tienen que entrar los padres, lo que yo le brinde y afuera lo que pueda aprender. Planeo tener un hijo en un año. Obviamente, el tiempo vuela, pero es bueno tener un esbozo general de la vida y hay que prepararse tanto económica como mentalmente.

 

Notas

* Agradezco a la doctora Margarita Dalton Palomo, investigadora de CIESAS-Istmo, por invitarme a presentar este trabajo que muestra una forma diferente de tratar el problema del aborto al acercarse a los sentimientos y a la voz de sus protagonistas. Asimismo, a las y los estudiantes que me confesaron parte de sus experiencias.

1 Trabajo recepcional para obtener el grado de licenciatura en antropología dirigido por la Dra. Martha Patricia Ponce Jiménez, investigadora del CIESAS-Golfo y coordinadora del grupo de Estudios sobre Género, Familia y Sexualidades.

2 Por razones éticas prefiero no mencionar la facultad dónde se realizó la investigación; los nombres de las personas han sido modificados para guardar la confidencialidad de los informantes.

** Cristina nació en el Distrito Federal, tiene 20 años, es soltera y estudia dos carreras universitarias simultáneamente.

3 De moral.

*** Andrés es originario de la ciudad de Puebla, tiene 23 años, soltero, es pasante de licenciatura y se ha dedicado a la docencia.

 

Información sobre la autora

Alma Osiris Degante Sánchez: Pasante de licenciatura en antropología social en la Universidad Veracruzana. Actualmente desarrolla la tesis Percepción del aborto inducido en estudiantes universitarios para obtener el grado de licenciatura. Participa en la línea de investigación "Salud y género" del Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad Veracruzana.

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