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Desacatos

versión On-line ISSN 2448-5144versión impresa ISSN 1607-050X

Desacatos  no.14 Ciudad de México  2004

 

Reseñas

 

Columbine o la cultura de las armas

 

Patricia Ravelo Blancas* y Héctor Domínguez Ruvalcaba**

 

2002 Bowling for Columbine Documental escrito y dirigido por Michael Moore.

 

*CIESAS.

**Denison University.

 

Bowling for Columbine es sin duda uno de los documentales con mayores reconocimientos en Estados Unidos. Entre sus galardones destacan: el Oscar por diseño documental, 2002; por guión original en Writers Guild of America, en 2003; el premio Cannes Film Festival, 2002; y el 5o Anniversary Prize, entre otros. Trata uno de los temas contemporáneos más complejos: la cultura de la violencia en la vida estadounidense. La calidad del tratamiento de este tema tan urgente de reflexionar se logró gracias a la extraordinaria investigación realizada por Michael Moore, escritor y director de este documental.

El término cultura de la violencia puede parecer inapropiado a los ojos de quienes conciben la cultura como un conjunto de símbolos y normas de conducta producidos con el objetivo de la edificación del ser humano, en concordancia con la tradición occidental del humanismo. Lo insoportable de atribuir a la violencia el carácter de cultura es precisamente el desengaño de la acepción positiva, universalista y progresista de los esfuerzos civilizatorios, implicada tradicionalmente con dicho término. Las críticas del colonialismo, de la violencia racial y de género, de los imperialismos, y de todas las medidas coercitivas implementadas por los Estados para mantener su control, coinciden en afirmar que existe un proceso violento en el establecimiento y sostenimiento del orden. La civilización, que conlleva la instauración de reglas de conducta y sistemas de valores (político, económico, ético y estético), viene aparejada de un proceso violento. Esto quiere decir que la violencia, lejos de ser la emergencia de impulsos oscuros en ciertos momentos de las relaciones humanas, arrebatos catastróficos que obedecen a designios inmemoriales, es un sistema de actos y representaciones perfectamente codificados y decodificables en el campo de las relaciones de poder. Esto equivale a afirmar que la violencia no es solamente instrumental sino además un fin en sí mismo y, por lo tanto, es en sí un valor a alcanzar en ciertos ámbitos de la historia humana.

Es en torno a este conjunto de reflexiones que se produce el documental Bowling for Columbine, en tanto que emerge de una preocupación por definir el uso de las armas como una parte constitutiva de la cultura estadounidense (y su radio civilizatorio de influencia). El interés que nos despierta esta película no tiene que ver directamente con la condena de la cultura de Estados Unidos (lo cual nos llevaría a reproducirla de manera especular) sino con llamar la atención sobre los mecanismos que hacen posible una sociedad homicida. La pregunta un tanto blanda con que empieza el filme: "Are we just nuts?" [¿Somos simplemente tontos?] nos dirige, por otra parte, a descartar cualquier falta de responsabilidad en los actos de matar. Si los estadounidenses no son simplemente tontos, actúan en concordancia con un régimen de conveniencias y con el aprendizaje y ejecución de una serie de habilidades estratégicas, lo cual sistematiza y legitima el acto de matar. Debemos hacer hincapié en el hecho de que Michael Moore no está señalando el asunto de la posesión de armas desde una perspectiva exógena. Él mismo pertenece a la cultura armada; él mismo, desde su temprana edad, está afiliado a National Rifle Association (NFA), la organización más grande de ese país en pro del uso de armas. Antes, ya existía el Ku Klux Klan, organización que nace en 1871 con la consigna de eliminar a los negros. Moore es oriundo de Michigan, el estado que aporta el mayor número de afiliados a la NFA y de donde provienen los actores de dos de las masacres que más han conmovido a los los ciudadanos de Estados Unidos en los últimos años: Timothy McVaigh y Terry Nichols, responsables del bombardeo del edificio del gobierno de la ciudad de Oklahoma el 19 de abril de 1995 donde perecieron 168 personas; y los estudiantes de la escuela preparatoria de Columbine en Littleton, Colorado, Eric Harris y Dylan Klebold, que el 20 de abril de 1999 asesinaron a doce compañeros y un maestro de su escuela antes de suicidarse.

La posición de Moore de hablar desde adentro nos permite comenzar a comprender los basamentos ideológicos del uso civil de las armas. Tales principios pueden resumirse en tres puntos fundamentales que más adelante desarrollaremos:

a) Es una tradición estadounidense portar armas.

b) Es un deber ciudadano.

c) Es una responsabilidad para con la propia familia.

 

a) Es una tradición estadounidense portar armas

La costumbre de armarse forma parte de la educación y cultura de Estados Unidos. El Bank North County, como nos muestra el documental, tenía 500 armas en su bóveda que les regalaban a quienes abrieran una cuenta. Después de llenar una solicitud con preguntas racistas y absurdamente referidas a la condición mental de la persona y su relación con los crímenes, Moore, quien abre una cuenta para corroborar que tal promoción existía, le pregunta a la empleada del banco: ¿no creen que es peligroso entregar armas en un banco?

Los niños aprenden a portar armas y adquieren el gusto por el sonido de los disparos. Un perro vestido de cazador amenaza con un rifle a una persona arrodillada y la hiere en la espinilla. Moore interroga a la policía para saber qué hace en esos casos. No hace nada porque los perros no son seres imputables, pero ¿qué pasa con la responsabilidad de quienes arman a los perros? Este uso desmedido de armas victimiza a las personas desarmadas, les produce miedo y las hace sentirse indefensas. Un miembro de NFA en El Paso, Texas, aficionado a la cacería, nos dijo: "El estado nos deja desprotegidos a los ciudadanos ante los criminales en el momento que nos atacan, por eso tenemos que tener armas, para defendernos". Las balas y municiones se consiguen en muchos lugares, como KMart y otros supermercados, incluso en lugares inhóspitos como la peluquería que aparece en el documental. Si bien se restringen los lugares donde se puede portar armas, su consumo está permitido y no hay suficiente control, de ahí la facilidad para introducirlas a las escuelas, los parques, los cines, etc. Llegar a ser francotirador no es nada difícil.

Una gran parte de la población civil en Michigan, de cualquier ocupación, practica el tiro al blanco y la cacería. Allí se encuentra uno de los campos de entrenamiento más famosos de Estados Unidos, pero, ¿por qué se visten con uniformes militares? Ellos le dicen a Moore: "Estar armado es nuestra responsabilidad", "No somos los monstruos que otros dicen". Hay una aspiración significativa de muchos jóvenes en ser militares. En épocas de guerra el ejército promueve en las escuelas enlistarse. Desde la escuela media superior hasta la universidad se les exacerba el valor de aprender a manejar armas. Muchos aceptan y participan en estas guerras, como en la reciente de Irak. Un veterano de la guerra, en El Paso, Texas, nos decía: "Yo entré al ejército porque me gustaban mucho los entrenamientos, eran muy duros, aprendí a tener una disciplina y a no tenerle miedo a las armas."

 

b) Es un deber ciudadano

En Bowling for Columbine las armas se vinculan a un tipo de masculinidad fundada en la fuerza y el poder. Las mujeres cumplen el papel de educar a los niños como ciudadanos violentos. Algunas imágenes muestran a mujeres, hombres y niños en campamentos armados y vestidos con trajes camuflageados estilo militar: "Ser un ciudadano armado es parte del deber estadounidense". Otras imágenes de mujeres "sexys" exhiben y propagandizan rifles en calendarios. Estas armas adquieren una simbolización fálica y en las mujeres una significación de su sexualidad controlada por este símbolo del poder masculino. Basta escuchar el discurso patriarcal de los entrenamientos militares en la película de Stanley Kubrick, Full Metal Jacket [Cara de guerra, 1987].

James, el hermano de Terry Nichols, uno de los responsables de la matanza en la ciudad de Oklahoma, se graduó de la secundaria el mismo año que Moore en un distrito vecino a donde vivía este cineasta. James fue arrestado junto con su hermano Terry. Duerme con una Magnum 44. Le muestra a Moore su cama con una pistola debajo de la almohada, toma el arma y se apunta a la cabeza. Piensa que cualquier ciudadano debe tener armas pues "hay locos afuera".

Este derecho de portar armas y hacerse justicia con su propia mano, interiorizado en algunos ciudadanos, se le ha revertido al mismo gobierno. Eric Harris, quien posteriormente cometería la masacre en Columbine, pasó la mayor parte de su infancia en Oscoda, Michigan, al lado de la Bahía de la granja de los Nichols, lugar que "tiene el mal hábito de engendrar psicóticos", según Brant, un joven que estudiaba en Columbine y que fue expulsado de la escuela por pelear con un amigo y apuntarle con una pistola. Eric vivió en la base naval desde la cual su padre piloteó aviones durante la Guerra del Golfo. Otro alumno de esta escuela, DJ, era el segundo de la lista de quienes tenían la propensión de atentar con una bomba: "El pueblo acaba por deprimir a cualquiera", dice. Con el libro The Anarquicht Cookbook, de William Powell, aprendió a hacer bombas pequeñas; hizo una con 20 litros de napalm. McVeigh y los Nichols fabricaron bombas de práctica antes de lo de la ciudad de Oklahoma. Terry y James fueron arrestados en relación con el atentado y acusados de conspirar con la fabricación y posesión de armas pequeñas. Terry Nichols fue declarado culpable y condenado a cadena perpetua. Timothy McVeigh fue ejecutado. Pero los federales no hallaron pruebas contra James y fueron retirados los cargos, pese a que poseía detonadores de dinamita en su granja.

Lo que pasó en Columbine no es más que la reproducción del esquema seguido por el mismo gobierno cuando realiza actos espectaculares de violencia como la guerra. La historia de conquista y sangre y el recuento de guerras que hace Moore respecto a las intervenciones violentas de Estados Unidos en otros países desde 1953, así como los honores a los aviones desde donde se ha matado gente y a los soldados que han dado su vida por la patria, son contundentes.

Esto lo muestra Moore cuando señala que el 20 de abril de 1999 fue el día en que Kosovo vivió el mayor bombardeo. Una hora más tarde se produjeron los hechos de Columbine. Los dos jóvenes escenificaron un ataque similar a los que realiza su gobierno para mantener bajo su control a poblaciones y naciones de otros países. Utilizaron bombas en tubo y pistolas automáticas. La escena se llevó a cabo en los pasillos, la biblioteca y en la cafetería, los lugares más concurridos de la escuela. Asesinaron a doce estudiantes, un maestro y dejaron decenas de heridos con las más de 900 balas que dispararon. Durante el tiroteo habló el padre de Eric Harris para decir que creía que su hijo estaba involucrado en ese tiroteo, pues era miembro de la llamada "mafia de la gabardina".

En entrevistas a alumnos de Columbine, Moore registra testimonios en que los estudiantes muestran sentimientos de discriminación y denigración entre ellos: "Le dispararon a un negro sólo porque era negro", "Lo que no deben olvidar los adultos es que ser adolescente es un asco". Las escuelas estadounidenses reprimieron en los jóvenes expresiones tales como su atuendo. "Nuestros hijos ahora eran temibles", decían algunos padres, "se habían convertido en pequeños monstruos", pero, ¿quién era el culpable?"

Por supuesto que no se reconoce como causa este deber ciudadano de armarse, exaltado por el propio gobierno; se prefiere culpar a la subcultura de la ira y el heavy metal, las películas violentas, las drogas, los videojuegos, el entretenimiento, los dibujos animados, las armas de juguete y al "roquero escandaloso Marilyn Manson", quien es el más señalado como culpable de la violencia entre los jóvenes, por ser su grupo "el más depravado." En la entrevista que le hace Moore, este roquero opina que ellos son considerados una especie de símbolo del miedo porque representan todo lo que el mundo teme. Pero su música y su espectáculo no promueven la violencia, es más bien la campaña del miedo, difundida en la comunidad para exacerbar el consumo, la que produce esta violencia: "manténgalos asustados y consumirán".

Littleton, Colorado. La perfecta locación. El lugar donde se llevó a cabo la masacre de Columbine. En los sótanos de las casas se construye la habitación segura contra criminales y violadores. Cuando Moore le pregunta al encargado de la seguridad en una comunidad de la zona sobre la masacre en ese lugar, éste contesta: "Lo de Columbine tuvo ciertas consecuencias. Primero, cambió nuestra manera de hablar, porque si yo digo Columbine todos saben lo que significa." Emocionado, siguió diciendo: "Hay algo avasallador sobre ese tipo de violencia, ese tipo de acción depredadora, ese tipo de matanza indiscriminada."

En esta localidad se encuentra Lockeed Martin, el mayor fabricante de armas en el mundo. Moore entrevista al encargado de relaciones públicas de esta empresa, en la que trabajan 5 000 empleados que viven en Littleton y tienen hijos que estudian en la secundaria Columbine. "Lo sucedido en esta secundaria es un microcosmos de lo que pasa en el mundo", refirió. El eslogan de la empresa es "Somos Columbine", pues según él: "Englobamos ese espíritu de que todos somos miembros de esta comunidad y nos corresponde ayudarnos entre nosotros." Piensa que la causa de lo que pasó en la secundaria es producto de la ira incontrolable, que los misiles que ellos construyen son "para defenderse de los agresores, pues las sociedades, países y gobiernos hacen cosas y acaban irritándose entre sí". Nunca reconoce que la violencia está relacionada con el hecho de tener armas disponibles.

Este documental va más allá de mostrar la violencia como un acto lamentable y trágico. Moore decide reunirse con dos estudiantes heridos en la escuela de Columbine, uno paralítico y el otro con cicatrices de balas y secuelas severas de este ataque, para ir a la tienda KMart a protestar porque las municiones de las armas que atentaron contra su vida fueron compradas ahí. Después de muchos intentos y de enfrentar la indiferencia por parte de los responsables de este supermercado, logran que la tienda suspenda la venta de municiones de armas de mano o de asalto.

 

c) Es una responsabilidad para con la propia familia

"Este hogar está preparado" reza una leyenda de cuando se inició la campaña de pánico en la nación estadounidense en el 2000. Dijeron que llegarían las abejas africanas asesinas que iban a atacar a Estados Unidos, pero nunca llegaron. Que era peligrosa la noche de Halloween porque los niños podrían recibir dulces envenenados o manzanas con hojas de afeitar adentro, pero sólo dos niños en los últimos 40 años murieron por esos dulces y fueron envenenados a propósito por un pariente. Se creó toda una campaña de miedo en los ciudadanos. Todo resultaba peligroso, las escaleras eléctricas, las dietas, bailar con estadounidenses en la calle, el trastorno mental que supuestamente padece uno de cada cinco personas en el país.

Los medios de comunicación, los políticos y las empresas, entre otros, han logrado asustar a la ciudadanía a tal punto que no tienen que darles ningún motivo para mantenerlos en tal estado. El miedo de los blancos es siempre hacia los negros, fenómeno que explica el entretenimiento noticioso que significa mostrarlos involucrados en actos criminales. Esa percepción convierte en criminal a toda una raza, hasta las abejas africanas por ser de África son consideradas las más agresivas.

De toda la investigación que hizo Moore, su estadística favorita descubierta es la que demuestra que el índice de asesinatos había bajado pero que el miedo aumentó. Se sataniza a la gente negra e hispana. La ira funciona. El odio funciona. La violencia funciona. La tolerancia y la comprensión no. Intentar ser diferente es lo que menos funciona. Esto es el principal eje que guía el mensaje de este documental.

Moore investiga a su propia organización, la NFA, por ser la expresión máxima de esta ideología. Charlton Heston, presidente de la NFA y actor de reconocido prestigio, tiene la capacidad de convocar a numerosas familias fanáticas de las armas. Él realizó una concentración de la NFA en Denver, Colorado, diez días después de la masacre en Columbine, a pesar de las súplicas de una comunidad en luto y de la negativa del alcalde para que se realizara ese acto. Heston, con una actitud prepotente, reunió a su gente y retó a la comunidad y al alcalde diciendo: "Esta es nuestra nación. Como estadounidenses, somos libres de ir a donde queramos en nuestra vasta tierra" pues es "nuestra tierra de libertad y hogar de valientes".

A través de los medios de comunicación se siembra el miedo en las familias para justificar la posesión de armas en sus hogares. Argumentos como "¿quien defenderá a nuestros hijos?", "uno tiene el deber de proteger a su familia" son los que plantean algunos de los que simpatizan con esta ideología en el documental.

En Flint, Michigan, en una escuela primaria una pequeña niña llamada Buell fue balaceada por un niño de seis años, alumno de primer grado. Él halló una pistola en casa de su tío, pues vivía allí después de que desalojaran a su madre de su vivienda. Llevó la pistola y le disparó a otra alumna de primer grado. Nadie supo por qué le disparó a la niña y sólo transmitieron la noticia como una espectacular tragedia, pero nunca indagaron más sobre la localidad, lo cual es evidenciado por Moore en su documental. Él encuentra que durante 20 años esta población empobrecida, situada en el corazón de una zona donde se ubican las fábricas más grandes del mundo, ha sido ignorada y destruida completamente. La cifra de 87% de alumnos viviendo en la pobreza y el homicidio como primera causa de muerte lo demuestran.

Moore vuelve a captar imágenes de Charlton Heston, ahora en Flint, donde apareció como el propio Moisés (según señala un entrevistado en el documental), personaje con el que se recuerda su actuación en la película Ben-Hur (1959). Al igual que en Denver, después de la masacre de Columbine, Heston fue a esa localidad para hacer una reunión pro armas. "De mis manos frías y muertas...": con esta frase comenzó su discurso para decir que "la libertad nunca ha estado en mayor peligro ni ha necesitado con más urgencia que vengan en su ayuda". Un millón de padres y madres indignados marcharon para oponerse a esta reunión llena de racismo, odio e ira. Tamarla Owens era la madre del niño de seis años que mató a su compañera de escuela. Ella tenía que dejar a sus hijos para conseguir cupones de comida y cuidados médicos. De esta manera pagaba la ayuda recibida en el programa de subsidios especiales, casualmente financiado por la empresa de armas Lockeed Martin. Ella tenía que invertir tres horas en viajar ida y vuelta para cumplir con dos trabajos que tenía en una zona de ricos, ubicada a varios kilómetros de distancia.

Muchas familias que han estado cercanas a las masacres de las escuelas donde han estudiado sus hijos se oponen a las campañas pro armas. Después del 11 de septiembre de 2001 el pánico creció. Las tiendas han visto subir sus ventas de alarmas en 30% de hogares. El miedo provoca ganancias y engrandece el avance de las carreras de los políticos. "Un mayor beneficio que se consigue con un pueblo aterrado es que los líderes políticos y empresariales puedan obtener casi todo lo que quieren." Pero "un pueblo que está alterado por el miedo no debería tener tantas armas y municiones a mano", refiere el documental.

Moore consigue un mapa de las estrellas de cine en Beverly Hills y localiza a Heston. Lo entrevista, lo incomoda, pero éste no se inmuta ante los cuestionamientos de Moore sobre la difusión bélica de su organización ni sobre los actos a favor de ésta que realiza después de alguna tragedia debida al uso de armas. Él adjudica la violencia a las mezclas étnicas que existen en Estados Unidos y a la historia violenta del país. Moore le muestra la foto de la niña asesinada en Bulls, pero Heston, cínicamente y con indiferencia, se despide, le da la espalda a la cámara y se retira. Moore le deja la foto de la niña como un trofeo de su organización.

Otro trofeo que exhibe Moore en su documental es la abismal diferencia que existe en Estados Unidos en relación con otros países respecto a la cantidad de personas muertas por armas de fuego. En Estados Unidos mueren 11 127 personas, mientras que en Alemania la cantidad de muertos es de 381, Francia 255, Canadá 165, Japón 39, Australia 65, Reino Unido 68.Ante esto, el padre de una víctima de Columbine se pregunta: ¿Acaso somos de naturaleza homicida?

 

Nota final

La ciudadanía, la tradición y la familia apuntalan, de acuerdo con Moore, la cultura de las armas. Se trata de tres elementos cardinales en la constitución de la nación. En este sentido, la cultura de la violencia se legitima desde las mismas fuerzas hegemónicas. Lo prueban su presencia en las transacciones bancarias y en los supermercados populares, al alcance de todo ciudadano. Si existe una educación, una necesidad creada, un mercado, una posición política, la cultura de las armas desempeña un papel central en la cultura estadounidense. La analogía entre el microcosmos de los actos terroristas de Oklahoma y Littleton, y el macrocosmos de las guerras de Estados Unidos abre la puerta hacia una cadena de relaciones entre la invención de las guerras y la confección del miedo en la sociedad de consumo. A menudo, Moore nos plantea la disputa por la nación: Heston, en su discurso de Littleton, alude a la raza de hombres valientes; en una secuencia de dibujos animados, el documental sumariza la historia de Estados Unidos sobre la base del miedo. La identidad nacional se define polarizadamente entre la valentía y el miedo. Es este el binomio que Moore nos propone para tratar de comprender los procesos violentos de los últimos años.

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