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Desacatos

versión On-line ISSN 2448-5144versión impresa ISSN 1607-050X

Desacatos  no.13 Ciudad de México  2003

 

Presentación

Luces del mundo maya

 

Mario Trujillo Bolio

 

CIESAS.

 

En esta ocasión, la revista Desacatos abre su espacio al quehacer histórico-antropológico de la civilización maya yucateca. En la sección Saberes y Razones se han reunido significativas aportaciones que nos permiten obtener un referente enriquecedor sobre lo que fue el sistema colonial en Yucatán desde diferentes perspectivas y en el que se pueden observar los rasgos sincréticos de la cultura indígena maya, que a partir de las formas de dominación española conformó expresiones religiosas, económicas y sociales peculiares. De esta manera presentamos una interpretación renovada de la revuelta indígena maya dirigida por Jacinto Canek y aspectos poco estudiados de los proyectos oligárquicos de la élite dominante yucateca que deben ser considerados como un componente más para profundizar en el conocimiento de la guerra de castas que se escenificó en diferentes momentos del siglo XIX. También incluimos una propuesta de análisis histórico-antropológico que aporta una visión de conjunto de lo que ha sido, y sigue siendo, la marginación de los indígenas mayas a lo largo de su historia así como un estudio de la pobreza que persiste hasta el día de hoy en la península de Yucatán.

Saberes y Razones inicia con un artículo de Gabriela Solís sobre los aspectos de estratificación, liderazgo, manejo de la vida ritual y la sujeción a las formas laborales sobresalientes en las cofradías de los pueblos mayas asentados en las haciendas yucatecas del siglo XVIII. Después de realizar una interesante revisión historiográfica del sistema colonial en Yucatán y de elaborar un cuidadoso trabajo de investigación de material de archivo sobre las haciendas yucatecas, Solís nos muestra que los pueblos mayas adscritos a las cofradías estuvieron no tan sólo vinculados a la corporación por vínculos religiosos sino también por un control que permitió la organicidad laboral y el usufructo de la tierra en manos de los españoles. Para la autora es importante conocer este sistema colonial pues además de cubrir las funciones propias de la Iglesia católica —a partir de las misas, procesiones, sermones y demás fiestas devotas— constituyó simultáneamente una parte esencial del sistema corporativo que logró la obtención de tributos, limosnas y repartimientos.

Los elocuentes casos estudiados por Solís en estancias de pueblos y haciendas como Tixkochoh, Dzonot de Cacalchén, Santa María y Chocholá dan al lector un panorama enriquecedor de cómo llegaron a funcionar las unidades productivas en las haciendas, de cómo fueron dirigidas por el cabildo, así como los servicios particulares que demandaba la Iglesia, las llamadas faenas gratuitas realizadas los días lunes por los luneros y el trabajo asalariado que empezó a prevalecer en las haciendas ganaderas yucatecas del siglo XVIII.

Paola Peniche nos presenta un análisis histórico sobre la migración indígena yucateca y el significado que tuvo el ch'ibal o linaje patrilineal en la estructura de dominación social de Yucatán en el tiempo de la Colonia del siglo XVIII. Para esta autora, el estudio del patrón migratorio y el conocimiento detallado de la organización social del ch'ibal constituyen dos temas centrales y necesarios para el análisis histórico pues a partir de la diferenciación de ambos aspectos es posible identificar la organización sociopolítica de la población maya asentada en las fincas y haciendas ganaderas así como conocer la utilización de los recursos naturales y las relaciones de poder entre indígenas y españoles.

Peniche plantea, al mismo tiempo, que en la última centuria del periodo colonial perdieron fuerza los sistemas de encomiendas y repartimiento dando paso a un renovado régimen que se diferenció en la extracción de excedentes que provenían de las haciendas ganaderas y de la agricultura comercial. Una de las tesis principales planteadas por la autora es que las acciones, que promovieron varios españoles, encaminadas a crear empresas productivas generó la migración desde las comunidades indígenas a los centros agrícolas y ganaderos. Aunque el proceso migratorio de los pueblos hacia las fincas y haciendas propició la pérdida de los lazos de los mayas con sus comunidades de origen, dicho fenómeno no logró la desarticulación del tejido social indígena ya que el ch'ibal permitió darle vida a las células de organización social y cultural de los mayas yucatecos.

Uno de los estadillos de violencia social más singulares que en 1761 encabezara Jacinto Canek en el pueblo de Cisteil es abordado a partir de una notable reconstrucción histórica por Robert W. Patch. En este trabajo el autor nos muestra, a partir de materiales inéditos, una nueva interpretación histórica de esta sublevación indígena. Para Patch fue indispensable, en su estudio, diferenciar el espacio donde se llevó a efecto el conflicto así como distinguir el origen social y la formación ideológica del rebelde Canek. De manera destacada nos relata las distintas fases del proceso jurídico que terminó con el ajusticiamiento del líder de la revuelta, nos menciona la postura adoptada para sofocar la rebelión por parte del gobierno novohispano y, finalmente, advierte las consecuencias que esta revuelta tuvo para la misma historia social de Yucatán.

El estudio de Patch es puntual al darnos una explicación de lo que fue el escenario de este suceso en Cisteil, pueblo de inmigrantes indígenas, y delimitar las causas del conflicto a partir de los distintos actores participantes. Por un lado tenemos a un Canek teólogo y mesiánico que, después de proclamarse como rey maya, pretendió junto con sus seguidores abolir el tributo y el sistema de repartimiento promovido por la explotación colonial, y por otro, sobresale la postura asumida por las fuerzas militares españolas para con el poder de las armas desarticular lo más pronto posible una revuelta que podía extenderse a los distintos pueblos indígenas yucatecos.

Indagar sobre los diferentes antecedentes sociopolíticos que incitaron las revueltas y rebeliones indígenas en Yucatán en el transcurso de la primera mitad del siglo XIX es uno de los objetivos de Arturo Güémez en su artículo "Los proyectos privatizadores en el agro yucateco, 1812-1847: ¿causas de la guerra de castas?" En este ensayo nos encontramos con un análisis que da seguimiento al proceso de corte liberal que impulsó la privatización de las tierras yucatecas en el transcurso de las primeras tres décadas del siglo XIX. Para Güémez el objeto de estudio no es, necesariamente, el de comprobar la actitud asumida por las comunidades indígenas en el proceso privatizador del campo yucateco, sino el de reflexionar principalmente sobre la postura que asumió históricamente la élite política regional que contaba con grandes intereses en el agro. El autor advierte sobre los fracasos de los sectores dominantes yucatecos en los proyectos que pretendían el despojo de tierras, así como la indefinición de la política de colonización que trató de concretizar la oligarquía de Yucatán. Desde esta interpretación histórica, Güémez se preocupa por identificar los cambios y continuidades que sobresalen en el sistema de tenencia de la tierra en el Yucatán de la primera mitad del siglo XIX, en la dispersión y reducción de los poblados yucatecos y en la situación que guardaban las haciendas ganaderas. Asimismo, pretende definir la trascendencia que tuvieron las pugnas políticas de la oligarquía conservadora y liberal en el agro yucateco.

Un balance de larga duración sobre la marginación ancestral que han padecido los mayas yucatecos nos ofrecen Pedro Bracamonte y Jesús Lizama. Los conceptos de etnicidad y marginación social son utilizados por ambos autores para darnos una retrospectiva social de la subordinación de que ha sido objeto la población indígena de Yucatán a lo largo del periodo novohispano y durante los siglos XIX y XX. Uno de los planteamientos centrales de Bracamonte y Lizama es que si bien los mayas yucatecos han logrado mantener una cultura y una cosmovisión propias en los distintos periodos de su civilización, durante la historia colonial y a lo largo del periodo nacional, al mismo tiempo han estado relegados de los ámbitos territorial, político y económico del entorno social de la península de Yucatán.

Aspectos como el desastre demográfico entre la población indígena yucateca, los sistemas laborales como la tributación, los servicios personales, repartimiento forzoso, la llamada "servidumbre natural", la discriminación racial y actualmente el problema de la pobreza son para los autores aspectos decisivos y cruciales que han propiciado la falta de integración y cohesión social de la cultura maya yucateca. Pese al desastre de la marginación histórica de los indígenas de Yucatán, los autores resaltan en su análisis un componente importante que aún requiere de un análisis y estudio detallados, y que es el que se relaciona con el rescate del acervo cultural, la riqueza lingüística y la propia identidad de los mayas yucatecos que todavía prevalece en estos tiempos de globalización mundial.

La sección de Esquinas inicia con el artículo de Rosalva Aída Hernández Castillo, "Posmodernismos y feminismos: diálogos, coincidencias y resistencias", mismo que recoge la discusión sobre el posmodernismo y la manera en que esta nueva realidad del capitalismo globalizado, con su consecuente enajenación, influye en el entorno cultural y en la historia política y social de las mujeres latinoamericanas. Para Hernández Castillo hoy en día es preciso retomar las propuestas de las feministas posmodernas para fortalecer el discurso sobre las diferencias de clase, género, generación y preferencia sexual que vienen planteando las mujeres de América Latina, dejando a un lado el etnocentrismo del feminismo económico que subsiste en México y demás países latinoamericanos. Un feminismo indígena que combina sus demandas específicas de género con las demandas autonómicas de los pueblos, que denuncia la opresión económica y el racismo, que cuestiona el sexismo y que plantea además una participación política es, para la autora, una realidad que enriquece y abre posibilidades para la construcción de renovadas estrategias epistemológicas y de un nuevo feminismo multicultural que cuestione los discursos totalizadores de la modernidad occidental, el etnocentrismo y el clasismo del movimiento feminista anglosajón.

En el artículo "La batalla de las cruces. Los crímenes contra mujeres en la frontera y sus intérpretes", Héctor Domínguez y Patricia Ravelo abordan la situación de violencia hacia las mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua. Para los autores, el problema de los crímenes de mujeres, que ha tenido trascendencia nacional e internacional, hay que abordarlo desde la comprensión de una cultura cotidiana en donde las desapariciones, torturas, violaciones y muertes de más de 300 mujeres requieren de una explicación de la realidad de la victimización a partir de sistemas cognitivos y marcos de representación determinados por los modelos de la realidad. Así, Domínguez y Ravelo en sus diversas hipótesis de trabajo y líneas de investigación provenientes de la sociedad civil y del estado de Chihuahua han localizado 32 interpretaciones de estos crímenes a partir de los discursos de una red de actores y de una compleja relación de poder que comprende la participación del gobierno estatal y federal, de la misma presencia binacional, de medios de comunicación, de la actividad policiaca en la investigación de los crímenes, así como la diversidad de factores sociales, económicos, políticos y culturales. Para ambos autores los crímenes producen una mezcla de fetichismo, xenofobia, racismo, misoginia y clasismo frente a las víctimas, factores que van más allá de la investigación criminológica, de las acciones del crimen organizado, de las actividades del narcotráfico y del clima de impunidad contra los crímenes seriales de mujeres.

Un tema poco estudiado por la antropología social —el caso de las relaciones familiares en el sistema esclavista que se impuso en América Latina y el Caribe— es abordado por Verena Stolcke en su artículo "La influencia de la esclavitud en la estructura doméstica y la familia en Jamaica, Cuba y Brasil". El estudio comparativo y demográfico de los tres casos seleccionados es sugerente pues, aunque la esclavitud tuvo como común denominador la inestabilidad de las relaciones de parejas y la promiscuidad de las familias afroamericanas, pone de relieve la existencia e importancia de la formación de familias esclavas de tipo nuclear. Uno de los propósitos de Stolcke es identificar las formas en que los esclavos y afroamericanos libres establecieron relaciones de pareja así como los valores y formas familiares derivadas de sociedades estructuradas por criterios de raza y de clase.

La autora subraya que sobresalen diversos tipos de hogar esclavo en los contextos específicos de las tres colonias estudiadas. Mientras que en Jamaica se advierte un inestable hogar matrifocal proverbial y esclavos privilegiados que practicaban la poligamia, en Cuba y Brasil la tradición católica fue un elemento distintivo que llevó a que un significativo porcentaje de familias esclavas adoptaran la práctica del apadrinamiento ritual y establecieran familias nucleares. Por otra parte, Stolcke plantea, como rasgo significativo para el análisis demográfico del esclavismo, que las tasas de sexo equilibradas, los índices de masculinidad y los de fecundidad de la mujer esclava en muchos casos estuvieron relacionados con los ritmos de la producción agrícola y la demanda o carencia de fuerza de trabajo esclava en los campos de caña de azúcar, ingenios, sitios para la cría de ganado y plantaciones de café.

El ensayo advierte que el esclavismo en América Latina y el Caribe fue algo más que un simple sistema de explotación del trabajo, pues también incidieron elementos como la ideología racial y los ámbitos de vida, regidos por sistemas jurídicos que prohibían matrimonios interraciales o por la imposición de ideales genealógico-raciales. El estudio termina con algunas precisiones sobre las familias afroamericanas en el siglo XX, señalando que un buen porcentaje de las familias descendientes de esclavos en circunstancias derivadas del capitalismo moderno adolecen de desorganización familiar y de la existencia de hogares matrifocales y la carencia de una familia nuclear estable, sobre todo entre las familias afroamericanas en sectores populares y con un bajo nivel adquisitivo.

Finalmente, tenemos el ensayo de Víctor M. Franco, quien realiza un análisis para explicar el panorama de violencia que caracteriza al entorno indígena de los amuzgos. Este autor, para circunscribir el problema, se remite a la lógica establecida en el mundo de los naguales, recreada con prácticas mágico-simbólicas derivadas, para el caso de estudio, de hechos de venganza y homicidios acontecidos en la región interétnica de la Costa Chica de Oaxaca. Pese a que Franco advierte que entre los amuzgos no se registran altos índices de homicidios, en su artículo nos revela que procesos vengativos en varias modalidades del nagualismo se evidencian en los conflictos internos de la propia comunidad indígena. Éstos responden a distintos actos que van desde el robo colectivo, conflictos por linderos de tierra, motivos personales, hasta problemas familiares, conocidos en ocasiones por la llamada justicia comunal.

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