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Desacatos

versión On-line ISSN 2448-5144versión impresa ISSN 1607-050X

Desacatos  no.8 Ciudad de México  2001

 

Saberes y razones

 

Apuntes sobre la relación entre la cultura virtual y la cultura mexicana en la Internet

 

Notes about the relation between virtual culture and mexican culture in the internet

 

Gabriela Coronado* y Bob Hodge**

 

* CIESAS, México.

** University of Western Sydney, Australia.

 

Resumen

La creciente difusión de significados provenientes de culturas diversas que circulan en los nuevos medios de comunicación global ha generado una transformación de las culturas contemporáneas que ya no pueden entenderse alejadas del efecto del intercambio de significados culturales múltiples. El creciente acceso al nuevo medio de comunicación global, la Internet, y sus potencialidades, está permitiendo nuevas formas de producción e interacción así como respuestas culturales creativas y novedosas. El artículo hace una reflexión inicial sobre las condiciones de la interacción entre la llamada cultura virtual y la cultura mexicana. El intercambio cultural vertiginoso de significados locales y globales está produciendo manifestaciones que rebasan los límites del ciberespacio y que se desarrollan simultáneamente como mexicanas y globales.

 

Abstract

Increased dissemination of meanings stemming from the different cultures which circulate in the new global communication media has brought about a transformation of contemporary cultures, which can no longer be understood isolated from the effect of exchange of multiple cultural meanings. Growing access to global communication media, the Internet, and its possibilities is enabling new forms of production and interaction as well as novel creative cultural responses. The article makes an initial reflection on the state of the interaction between the so called virtual culture and the Mexican one. The vertiginous cultural exchange of local and global meanings is giving rise to manifestations which go beyond the limits of cyberspace and which are developing simultaneously as Mexican and global.

 

Un efecto crucial de la globalización es una forma de intercambio cultural tan radicalmente nueva que demanda una redefinición de lo que concebimos como multiculturalismo y junto con ello de la naturaleza de la cultura misma. No sólo basta con analizar a las culturas nacionales y a sus identidades manteniendo la idea de una cultura fija, homogénea, que se encuentra bajo la supuesta amenaza de fuerzas globales. Es necesario buscar nuevas definiciones que respondan al carácter específico de las formas contemporáneas de relación intercultural.

La cultura contemporánea está caracterizada por una gran diversidad de significados resultado de la interacción entre grupos, países, culturas y lenguas distintas. La presencia de múltiples significados provenientes de diferentes culturas es cada vez mayor considerando el creciente número de personas que se desplazan de sus lugares de origen en busca de nuevas oportunidades laborales, financieras, educativas, políticas y también por la expansión de los medios de comunicación global que, de un modo creciente y a una gran velocidad, permiten el intercambio de productos culturales en todo el mundo. Esta dinámica intercultural, aunque no es nueva, ha aumentado considerablemente en el marco de la globalización generando nuevas formas de producción y control cultural distintas a las anteriormente manejadas por las sociedades nacionales. Las convencionales fronteras entre países, culturas y lenguas se han ido desdibujando generando nuevas formas de organización social que se desarrollan en un marco diferente donde las nacionalidades y las ciudadanías únicas pierden su relevancia y aparecen otras formas de agrupamiento, que rebasan los espacios nacionales, basadas en criterios diferentes y cuyos límites no son fijos.

El creciente reconocimiento de la diversidad cultural en todos los países como consecuencia de esta mayor interacción cultural no ha conducido sin embargo a que se reconozcan y valoren los procesos de desarrollo intercultural en toda su significación. Se habla de multiculturalismo como si se tratara solamente de un "contacto" entre culturas diferentes que conviven en un mismo territorio, como si dicha convivencia no representara un efecto importante sobre los procesos de transformación de las culturas nacionales y como si el intercambio de significados culturales se restringiera sólo a la presencia física de grupos provenientes de otros países, que con el tiempo irán asimilándose sin dejar huella. En el mismo sentido se ignora la importancia del intercambio cultural que está presentándose cada vez más en el uso de los nuevos medios de comunicación electrónica.

Esta visión del multiculturalismo, a nuestro parecer, se desprende de concepciones tradicionales sobre la cultura que la objetivizan suponiendo la existencia de límites rígidos que la protegen de la influencia de otras culturas que supuestamente la contaminan. En esta concepción se desconoce el papel activo de múltiples sectores de la población, ahora portadores de significaciones provenientes de otras culturas, que son también actores en la co-creación y transformación cultural, y no sólo receptores pasivos de la cultura impuesta por los sectores hegemónicos.

San Francisco, Querétaro; Agustín Estrada

En este sentido, las culturas contemporáneas no son sólo plurales, sino inherentemente multiculturales.

Nuestra propuesta en este trabajo es el inicio de una reflexión sobre los procesos de transformación de las culturas contemporáneas, resaltando específicamente la importancia de los medios de comunicación electrónica, la Internet, como uno de los fenómenos clave para la comprensión de la dinámica cultural actual. Este medio ha adquirido un papel central y privilegiado en el contexto de la cultura global y por tanto en los procesos de transformación de las culturas contemporáneas.

 

¿MULTICULTURALISMO GLOBAL O GLOBALIZACIÓN MONOCULTURAL?

La globalización en su actual formulación es tan nueva que no hay un consenso acerca de ella, ni teorías ampliamente aceptadas o modelos para su descripción o para predecir sus efectos. Inicialmente se ha concebido a partir de visiones deterministas del efecto económico creado globalmente como poder determinante de las condiciones de desarrollo de todas las naciones y, por tanto, su efecto se interpreta como una irreversible tendencia a la homogeneización que amenaza la existencia de particularismos culturales. En este sentido, la globalización es concebida como una nueva forma de imperialismo, de occidentalización homogeneizante (véase Robertson y Khonder, 1998), de colonialismo global (Mignolo, 1999: 8) que conducirá inevitablemente a la desaparición de las demás culturas. En contra de estas posiciones extremistas, aunque no por ello totalmente descartables, han surgido otros estudios que reconocen la participación más activa de los grupos sociales y no meramente como receptores pasivos de la nueva cultura hegemónica global.

La globalización en realidad involucra la promoción de la invención de diferencia [...] esto no significa sin embargo negar que existe un grado considerable de isomorfismo con respecto a ciertos acuerdos institucionales entre las sociedades. .. Pero este isomorfismo no constituye en sí mismo una semejanza global dado que aunque muchas instituciones de los estados-naciones contemporáneos han adoptado patrones similares, de todos modos existe una considerable variación (Robertson y Khondker, 1998: 28).

Desde esta perspectiva, la globalización es un proceso que no sólo es complejo sino también ambiguo y multivalente. La existencia de esta tensión entre lo universal y lo particular, lo "tradicional" y lo nuevo, lo global y lo local que caracteriza el proceso de globalización genera contextos diferentes que enmarcan la producción de significados particulares para crear nuevas diversidades a partir de las características específicas de los grupos. En consecuencia, la cultura que se ha estado generando a partir del proceso de intercambio cultural en la era de la globalización es inherentemente una cultura compleja, resultado de procesos continuos en los que se dan sucesivas apropiaciones y actualizaciones de elementos culturales provenientes de otras sociedades, que a su vez tienen su propia complejidad intercultural (véase Hannerz, 1992).

En este marco, la cultura debe verse como un sistema dinámico complejo expuesto a un continuo proceso de intercambio de significados culturales. Este proceso difícilmente podremos comprenderlo si partimos de concepciones tradicionales que conciben a las culturas como entidades homogéneas y monoétnicas. Por el contrario, la cultura subsume lo global con lo local, lo multiétnico, lo multisemiótico, se expresa por medio de muchos lenguajes y por grupos diversos que interactúan intercambiando recíprocamente significados culturales provenientes de diversas fuentes, tanto de sus propias culturas originarias, como de otras culturas a las que han accedido en el diálogo intercultural en su relación cotidiana y por los nuevos medios de comunicación. Si bien este proceso implica una reciprocidad dialógica no es posible ignorar los desniveles culturales, económicos, educativos que existen entre naciones, grupos, lenguas y culturas; ni tampoco que algunas de ellas ejercen un papel dominante en el contexto de la reproducción cultural actual y el uso de los nuevos medios de comunicación.

En este contexto, la Internet aparece como una nueva forma de comunicación y no se sabe con certeza cuáles son sus límites, qué puede y qué no puede hacer, cuáles serán sus consecuencias, y por tanto tampoco tenemos claridad sobre qué conceptos y métodos de análisis son los apropiados para estudiarla. Pero lo que sí es claro es que no puede ser ignorada y que su significación cultural está en constante crecimiento (véase García Canclini, 1996). Dado que la Internet permite la amplia circulación de la diversidad cultural en la cultura global transnacional y al mismo tiempo representa una fuerte influencia en la manifestación de las nuevas formas culturales locales, se convierte en un instrumento privilegiado para la globalización cultural tanto en sus manifestaciones hegemónicas, como en las posibilidades de respuestas contrahegemónicas. Ello es especialmente significativo con respecto a las nuevas generaciones quienes han accedido a este medio de un modo más activo, no sólo como receptores de los nuevos significados globales, sino también como co-creadores culturales que hacen uso de los beneficios (aunque para algunos, éstos no sean tan beneficiosos) de la tecnocultura y la hacen suya para la manifestación de significados propios.

Las concepciones con respecto a la Internet, y su efecto en la cultura, política y economía mundial son muy diversas y en muchas ocasiones poco informadas. A nuestro parecer, muchas de ellas están cargadas de múltiples posiciones ideológicas negativas que surgen de lo novedoso del fenómeno y de resistencias ancladas en concepciones tradicionales de lo nacional y sus fronteras. Éstas ven al nuevo medio como una amenaza a la que hay que oponerse. Nosotros coincidimos más bien con algunos autores que afirman que "es inútil deplorar la influencia de las mediaciones electrónicas en la vida diaria, porque nos guste o no, vivimos ahora en una tecnocultura" (Aronowitz, 1992:121). En este sentido es fundamental analizar este nuevo fenómeno considerando tanto sus efectos en las formas tradicionales de organización social y generación cultural, como entendiendo con apertura las diferencias relacionadas con la particularidad del fenómeno y sus potencialidades en una nueva sociedad.

 

NUEVAS FORMAS CULTURALES, NUEVOS ACERCAMIENTOS

Las características de los procesos culturales contemporáneos y los nuevos medios de comunicación demandan para su comprensión una perspectiva que rescate algunos planteamientos del estudio de la cultura que han sido propuestos considerando su carácter dinámico y complejo. En función de ello, nos interesa destacar algunas propuestas que nos parecen útiles para abordar los fenómenos culturales emergentes ya sea que provengan de formas "tradicionales" del estudio de las culturas o de nuevas formas de acercamiento al fenómeno, pues si bien "los nuevos paradigmas rompen con los viejos presupuestos... la lengua, la tradición y la cultura también afectan la comprensión de lo que es nuevo en ellos" (Hayes, 1990: 45).

Un concepto útil para nuestro fin es el de matriz, propuesto por Guillermo Bonfil (1987a y b), que es también usado como modelo generativo en el ciberespacio. Este concepto, junto con los mecanismos de transformación cultural, tales como la imposición, apropiación, refuncionalización, expropiación, resistencia e innovación (véase Coronado, 2000, sobre estos procesos con respecto a la transformación de las culturas indias), resulta de gran importancia en tanto permite la comprensión de los fenómenos culturales como procesos de continuidad desde el pasado, pero sin que ello implique la negación de la transformación cultural en el presente.

La matriz cultural, como punto de partida generativo de las nuevas formas de manifestación de las culturas permite concebir la dinámica cultural como algo siempre nuevo pero enraizado en las particularidades de la cultura de cada grupo y, por lo tanto, permite relacionar los procesos culturales contemporáneos con las nuevas formas de comunicación electrónica en donde se realiza la comunicación e intercambio intercultural. Es decir, la articulación entre la cultura real concreta (que se manifiesta en la vida social) y la cultura real virtual (que se manifiesta en la Internet) requieren de un acercamiento dinámico que combine las posibilidades del presente con las dinámicas del pasado, así como los fenómenos interculturales que se generan en la articulación entre lo local y lo global. Es decir, la noción de matriz cultural resulta enriquecedora pues permite mantener una visión del dinamismo que se vincula con los procesos de conformación de las culturas nacionales, locales, pero que se enriquece y enriquece a la vez a las nuevas manifestaciones de la cultura global que circula como cultura virtual no sólo en los medios electrónicos sino en diferentes medios de comunicación y producción cultural.

Este concepto permite entender la generación de nuevas diversidades culturales dada la influencia de la cultura global en las culturas glocales,* transformándose en culturas locales que a su vez intercambian significados culturales que producen nuevas manifestaciones de la cultura global. De este modo el sistema cultural mundial, constituido por culturas globales y glocales es multicultural como conjunto y en sus diferentes niveles de configuración y representación cultural.

El campo de los estudios culturales provee también importantes ideas que surgen del estudio de las culturas e ideologías como fenómenos complejos y en constante dinamismo en el marco de la globalización. Entre ellos nos parece muy relevante el trabajo de Hannerz (1992) quien refiere al "ecumenismo global" (global ecumene) como una nueva forma de cultura caracterizada por múltiples redes y por corrientes de intercambio que generan productos culturales creolizados o híbridos que contienen subjetividades e identidades Asuradas, diferenciales. Estas identidades no son vistas como conjuntos cerrados y diferenciados unos de otros, sino como conjuntos abiertos y mutables enmarcados en las dinámicas sociales en el marco de las relaciones de dominación/subordinación, predominio y exclusión de regímenes discursivos y de conocimiento, y sus procesos de resistencia que se presentan en este caso entre estados-naciones, grupos étnicos, razas, géneros, generaciones, etcétera. En el mismo sentido es relevante incluir aquí la referencia a autores que bajo la etiqueta del posmodernismo ofrecen importantes cuestionamientos a los sistemas de conocimiento y análisis social dominantes (véase Foucault, 1980; ► 65 Derrida, 1978; Lyotard, 1985) y que no pueden ser ignorados en el estudio de las nuevas formas de comunicación e interacción social. Ello es especialmente relevante si consideramos que las nuevas formas de creación y difusión cultural en los medios de comunicación electrónica representan ya formas de intercambio de significados que rompen, al menos parcialmente, con los sistemas de control cultural hegemónico.

Interesados en este tipo de polarizaciones entre grupos que generan dinámicas de imposición, manipulación, apropiación y resistencia de significados culturales e ideológicos, es también importante retomar otro campo de estudios, el de los llamados estudios poscoloniales (Said, 1978; Spivac, 1990; Hooks, 1991,1992; Homi Bahba, 1994; Anderson, 1997). Estos proponen conceptos útiles que si bien parten del estudio de procesos colonizadores, pueden extenderse a la comprensión de las nuevas formas culturales globales que no están exentas de nuevos mecanismos de "colonización". Estos enfoques aplicados a las nuevas formas de intercambio de significados culturales e ideológicos permiten una toma de conciencia con respecto a los riesgos que conlleva el peso de los grupos hegemónicos en el control de los nuevos medios de comunicación y creación cultural. En oposición a este control, los sectores "colonizados", aunque no tengan mayor acceso al control de los medios de comunicación, sí pueden encontrar en ellos espacios para responder creativamente a la cultura hegemónica global. Es decir, la opción que ofrecen los nuevos medios electrónicos da acceso directo a la expresión de muchas voces que anteriormente han sido expropiadas por los intereses de grupos dominantes nacionales. Esta opción de todos modos no excluye que grupos hegemónicos puedan nuevamente "orientalizar" sus discursos (véase Said, 1978) y expropiar esta multiplicidad de voces. En este sentido el énfasis en la comprensión de los mecanismos de manipulación y control hegemónico y en la capacidad de respuesta ante dicho dominio representa un importante aspecto a considerar.

Por otra parte, el carácter de la cultura como sistema dinámico complejo requiere abandonar la visión unilineal que ha caracterizado a las ciencias sociales y buscar en los nuevos paradigmas científicos bases analíticas que nos permitan acercarnos a los procesos sociales complejos. Para ello proponemos tomar de las nuevas ciencias posmodernas del caos y la complejidad nuevos principios analíticos que permitan un acercamiento no lineal al estudio de estos nuevos fenómenos sociales (véase Gleick, 1987; Hall, 1992; Morin, 1994). Una propuesta muy sugestiva en este sentido proviene de una teoría matemática denominada Fuzzy Logic (véase Zadeh y Kaprzyk, 1999; Kosko, 1994). En ella se parte de un cambio en la lógica de acercamiento a los fenómenos en donde ya no se trata de analizarlos como entidades cerradas en las que "se es" o "no se es", siguiendo una lógica binaria, sino en conjuntos fuzzy (difusos, fluidos, vagos, borrosos), constituidos por una gama de posibilidades que incluyen sus contradicciones, de modo que se puede ser y no ser simultáneamente, o se puede más o menos ser o más o menos no ser.

Aplicando esta lógica a un análisis de fenómenos culturales dinámicos, como es el caso de la cultura contemporánea, proponemos concebir a las identidades culturales, a las culturas de sociedades multiculturales no como unidades definidas y diferenciadas unas de otras con límites precisos entre sí, sino como procesos en continua transformación en donde la interacción, en lugar de ser una relación entre unidades cerradas plenamente diferenciadas y excluyentes: países, lenguas y culturas, se convierte en una interacción en la que sus fronteras se hacen vagas generándose espacios interactivos en donde fluyen las relaciones multiculturales, multisemióticas, que producen culturas transnacionales, transétnicas, que en conjunto conforman la cultura global. A estos espacios les hemos llamado interzonas y pueden encontrarse alrededor de diferentes puntos de interrelación entre culturas y naciones y la comunicación puede darse por medio de lenguas francas, de significados multilingüísticos o por un código común.

 

LAS INTERZONAS COMO NUEVAS FRONTERAS

En las interzonas que se generan en la interacción entre individuos, grupos y naciones las "fronteras" separan y unen a los grupos que interactúan a partir de criterios de diversa naturaleza: geográfica, étnica, de género, nacionalidad, lengua, religión, ideología, etcétera. Estas distinciones son muchas veces basadas en formas tradicionales de diferenciación cultural pero creando dinámicas nuevas que, gracias a los medios electrónicos y la riqueza de significados que en ellos fluyen, están transformando las agrupaciones previamente definidas. Es en estas interzonas donde se generan nuevas formas de cultura en las que se actualizan tanto significados globales como locales y en donde las identidades se desplazan permitiendo a los grupos que interactúan simultáneamente ser y no ser. De este modo los grupos en estas interzonas articulan lo global con lo local y generan la posibilidad de identidades fuzzy, que en tanto tales son inherentemente incluyentes y posibilitan múltiples membresías culturales.

Una de estas interzonas que a nuestro parecer ocupa hoy un espacio privilegiado es el mismo ciberespacio. Es una interzona privilegiada en el sentido en que las potenciales relaciones entre individuos, grupos, naciones, ideologías, significados culturales son accesibles cada vez más extensamente a todos los países, a muchos sectores diferentes dentro de todos los países y ello a una alta velocidad. La interacción en esta interzona, el ciberespacio, se da por principio solamente de un modo virtual, pero los significados que se generan virtualmente son apropiados y transformados por los usuarios de modo que se convierten en parte de los significados que circulan en otros espacios, en otras interzonas, alcanzando a sectores que están excluidos del uso de esa red.

Ocosocuautla, Chiapas; Agustín Estrada

La existencia de esta interzona genera otros espacios interzonales que permiten la comunicación entre personas y grupos para crear redes de intercambio de significados. Éstas pueden reproducir y reforzar vínculos basados en formas culturales e identitarias comunes, o por otro lado crear formas culturales creolizadas (véase Rodríguez, 1998) a partir del intercambio de significados provenientes de diferentes culturas. En este sentido la Internet está permitiendo la formación de nuevas agrupaciones transnacionales que se constituyen desde espacios separados a partir de principios ideológicos, visiones del mundo, intereses comunes, creando redes por ejemplo de gays y lesbianas, feministas, globafóbicos, globafílicos, posmodernos, prozapatistas, chinos en diáspora, exilados colombianos, migrantes griegos, ecologistas sustentables, vegetarianos, androfóbicos.

Otro elemento importante dentro de las opciones que abre la Internet es la reconstrucción de viejas identidades o más bien de nuevas formas de identidad que reconstituyen los vínculos con viejas identidades que han sido separadas espacialmente. Esto es muy importante en términos de los procesos de migración y multiculturalismo contemporáneo. Por medio de las redes electrónicas, personas y grupos de orígenes comunes pueden establecer una comunicación continua y un acceso cotidiano a significados culturales (por ejemplo, en los periódicos on line) que recrea y actualiza significados de los países de origen y en sus propias lenguas en territorios dispersos en el mundo. Este fenómeno es capaz de generar comunidades desterritorializadas, pero ancladas en las culturas y significados nacionales. Gracias a la Internet podríamos hacer una convocatoria y decir: ¡Mexicanos del mundo, unios!

La posibilidad de comunidades virtuales transnacionales representa una contrapropuesta a las políticas asimilacionistas, que caracterizaron los procesos coloniales, y posibilita crear una presión hacia el reconocimiento y aceptación de la pluralidad como característica central de las sociedades postcoloniales, posmodernas, globales, todas ellas inherentemente complejas.

Es este espacio así una interzona, un conjunto fuzzy que ofrece formas hegemónicas de producción cultural y simultáneamente abre oportunidades para la creatividad cultural y para nuevas formas de organización contrahegemónicas, en un contexto de pluralidad y convergencia que genera nuevas diversidades.

El efecto del acceso a la intercomunicación entre diferentes grupos y culturas en todo el mundo creemos está transformando las antiguas formas de organización de las sociedades. Es posible que se generen nuevas formas de articulación de grupos sociales en donde nuevos criterios de diferenciación están apareciendo en el panorama de las luchas económicas, culturales y políticas. Nuestra predicción es que este proceso de globalización, con sus nuevas formas de comunicación, generará nuevas manifestaciones culturales a partir de nuevas formas de articulación entre grupos de sociedades distintas. El mundo ya no se dividirá en países de primer y tercer mundo, sino en sectores transnacionales de primer y tercer mundo que estarán polarizados dentro de sus fronteras nacionales, pero vinculados en redes en donde el multiculturalismo y el multilingüismo serán la opción para una interacción continua que genere la co-construcción de nuevas multiculturas locales, glocales, que serán conjuntos fuzzy en los que se manifestarán simultáneamente lo local y lo global, lo particular y lo universal, lo propio y lo ajeno, lo individual y lo colectivo.

San Mateo del Mar, Oaxaca; Agustín Estrada

 

LA INTERNET ENTRE LO REAL Y LO VIRTUAL

La Internet consiste en incontables redes que se conectan con un conjunto abierto de textos en varios medios —verbales, visuales y auditivos—, creando el llamado ciberespacio. El ciberespacio "no tiene un centro ni un fin... y frecuentemente contiene textos de autoría múltiple" (Snyder, 1996:18-19) que se conectan entre sí y que están potencialmente disponibles para ser consumidos y transmitidos a cualquier persona o grupo que se introduzca en la red. La intercomunicación en este medio es, por tanto, potencialmente infinita, accesible a todos e ilimitada espacialmente. Todas estas conexiones, reales o potenciales, forman un singular y radical nuevo tipo de texto que ha sido llamado el "hipertexto".

El hipertexto es un conjunto infinito de posibles rutas en el ciberespacio. Es un texto electrónico que está en constante cambio y transformación, "es asociativo, acumulativo, multilineal e inestable" ( ibid., 60) y consiste de unidades textuales (de cualquier tipo de información) que están interconectadas formando una red. Cada unidad o nudo, independientemente de su tamaño, contiene conexiones hacia otros nudos que a su vez se encuentran interconectados. La estructura del hipertexto forma una red de tipo neuronal, de nudos y conexiones potencial-mente infinita. El carácter infinito y multilineal del hipertexto demanda, para su comprensión, de una concepción que rompa con las visiones sobre las culturas como determinadas por nociones de centro, frontera, autoría única, etcétera. En ese sentido el hipertexto se ajusta más a concepciones sobre el lenguaje y el análisis literario desarrolladas por teorías posmodernas, que proponen interpretaciones del texto como inestable, en decreciente delimitación de la autoría y privilegiando los fenómenos de intertextualidad (Bolter, 1992, en Snyder, op. cit.). Es así que en este tipo de texto, el hipertexto en el ciberespacio, se fomenta el desarrollo de la heteroglosia, en la que todo tiene significado y es entendido, como parte de una gran totalidad en la que hay una constante interacción entre significados, todos ellos con la capacidad de condicionarse unos a los otros (véase Bakhtin, 1996).

La red textual que constituye el hipertexto es capaz de activar muchos textos virtuales que son constituidos por los usuarios con textos provenientes de varios autores y con contenidos culturales originados en diferentes sociedades, mediante los varios instrumentos proporcionados por el sistema del hipertexto, tales como "mapas conceptuales", directorios, portales, sitios en la red, listas temáticas, etcétera. De este modo, cualquier usuario puede acceder a una visión de conjunto de la red y entonces dirigir su búsqueda hacia los textos que se asocian directamente con sus intereses particulares y crear en el uso de la red un conjunto textual ad hoc (Snyder, op. cit.: 18). El conjunto de significados generados en el hipertexto electrónico conforman lo que se ha llamado cultura virtual, cultura de la computadora, "rueda de la cultura" (wheel of culture), hipercultura, cibercultura (Davis, 1995), cultura real virtual (Castell, 1998).

En muchas ocasiones la cibercultura ha sido concebida como un sistema cerrado que se mantiene y reproduce sólo dentro del ciberespacio por la Internet. Esta posición extrema supone la existencia de una cultura, la cultura virtual, y una comunidad, los cibernautas, que se encontraría alienada de los procesos sociales en los que se encuentran los usuarios. En contra de esta visión consideramos que la cultura virtual y la comunidad "electrónica" están en constante vinculación con las culturas y las comunidades a las que pertenecen los usuarios como sujetos sociales, generándose una interzona en donde los límites entre una u otra forma de cultura son fuzzy. De hecho, es difícil establecer una distinción tajante entre la cultura virtual que se produce electrónicamente y otras formas culturales, como el cine, el teatro, la literatura, el arte, que también pueden considerarse virtuales. El hipertexto producido en el ciberespacio se extiende creando un hipertexto mayor que contiene al hipertexto electrónico, y que interactúa constantemente en ambas direcciones y por tanto se retroalimenta. Es decir, las redes que aparecen en el ciberespacio nunca permanecen allí.

Los lenguajes de la cultura virtual, tanto como los lenguajes humanos se integran en redes de tipo neuronal que consisten en múltiples conexiones no lineales que generan múltiples significados (Dimitrov y Hodge, 1997; Kosco, 1994). El hipertexto electrónico, sin embargo está formado por textos fragmentados que pueden vincularse en el momento en que un usuario los convoca, pero esta articulación desaparece y no es usada por otros usuarios. Del mismo modo que una biblioteca no constituye la cultura dinámica que se genera en la vida social de los lectores, el hipertexto electrónico no se convierte en la cultura misma. En cambio la cultura creada en el hipertexto del "mundo real" subsume los fragmentos (virtuales o concretos) en nuevas formas que pueden perder —o no— las marcas visibles de su origen en la creación de nuevos significados. Su transmisión a otros ya incluye la síntesis hecha por el productor cultural, sea cual sea la manera en que este producto se transmite a otros receptores, electrónicamente, verbalmente o en textos escritos. Este proceso social de creación cultural es fundamental para entender la dimensión social de la cultura que circula dentro del ciberespacio y para entender el impacto de ésta en la sociedad contemporánea que usa el ciberespacio como medio de transmisión de significados para constituirse en parte de la cultura global.

La cultura virtual está constituida así por múltiples creaciones culturales en las que fluyen significados provenientes de las matrices culturales y de sus múltiples transformaciones en el hipertexto y fuera de él. Esta forma de manifestación cultural que se genera en el ciberespacio no se reproduce sólo en los medios electrónicos, sino que el hipertexto electrónico se extiende y vincula con lo que también podría considerarse un hipertexto más extenso, la cultura. Ambos hipertextos interactúan recíprocamente a partir de las matrices culturales de los grupos sociales que son los productores y usuarios de la cultura virtual, que en este medio es "real" y de la cultura "real" que es en este caso concreta. Los significados de la cibercultura se manifiestan en productos culturales que se articulan con el hipertexto extenso y generan significados que al relacionarse con los significados de las culturas locales constituyen nuevas representaciones que son multiculturales, globales y locales simultáneamente.

De hecho, la vinculación existente y potencialmente productiva entre los significados virtuales, globales y las culturas locales es muy clara por ejemplo para los negociantes de la Internet, cuyo fin es comercializar sus productos, ya sea para consumo interno (como los servidores o softwares) o para la venta de productos y servicios fuera de la red electrónica. No es casual, por ejemplo, que en los últimos meses y ante el aumento en el acceso a la Internet, la ciudad de México se encuentre saturada de espectaculares publicitarios (a lo largo del Periférico) y anuncios televisivos en los que el acceso a lo que se ofrece se obtiene por medio de la comunicación en la Internet. Es así central en la publicidad la dirección electrónica, generalmente en el centro y en la base del anuncio e incluso en algunos casos siendo el icono locativo @ de la dirección electrónica usada como imagen que simboliza el medio. Es el caso de un espectacular que consiste únicamente en el signo @, grande y en el centro, y la dirección electrónica en la base del anuncio.

Es de suponer que los receptores, implícitamente usuarios de la Red, identifican con sólo esos dos elementos el mensaje del anuncio. De este modo, un signo cuyo significado original en inglés es un locativo "at", se resignifica en español con un significado más amplio que indica que se puede obtener sólo si se tiene acceso a los medios de comunicación electrónica. El signo @ establece una relación unívoca con el consumidor que excluye a todo aquel que no forma parte de la comunidad electrónica. Del mismo modo no es casual que en las páginas de la Internet se anuncien productos que no son accesibles electrónicamente, sino en la tienda de la esquina.

Este caso refiere sobre todo al aspecto del consumo que se ha ido transformando y que constituye una importante fuente de intercambio de significados culturales, al acceder más eficientemente a mercados internacionales. Un ejemplo de este impacto se puede apreciar en la industria editorial. Por un lado, las librerías de textos en otras lenguas se encuentran en riesgo ante la opción de adquisición de libros directamente de los países, reduciendo los costos al evadir la intermediación local y facilitando el acceso a publicaciones de otros países, y no sólo aquellas seleccionadas por las librerías. No es casual, suponemos, que en toda búsqueda dentro de la Internet aparezca un anuncio de, por ejemplo, Amazon, que conecta directamente con los textos relacionados con el tema de la búsqueda.

Dentro de la misma línea editorial no es posible ignorar el efecto que el medio está teniendo en las formas de conocimiento y creación cultural. El consumo de libros y revistas publicadas está siendo cada vez más sustituido o complementado por el acceso a textos electrónicos que circulan en la red fuera del control de la industria editorial. Esta falta de control editorial tiene doble filo. Por un lado, permite el acceso a múltiples ideas que de otro modo serían excluidas por el dominio de las editoriales que, con criterios comerciales y recurriendo a los especialistas reconocidos por los sistemas académicos dominantes, controlan la "calidad" de los textos y con ello definen las formas de conocimiento y las posiciones ideológicas "legítimas". Pero por otro lado, esa falta de control permite la saturación de materiales sin un cuidado de calidad y/o "veracidad". Ello representa un fuerte problema para los sistemas educativos, ya que actualmente muchos estudiantes recurren a los textos electrónicos en Internet como fuente de conocimiento, y en ocasiones, éstos proporcionan datos de dudosa validez.

La influencia de los nuevos medios electrónicos en las formas de aprendizaje es claramente representada en un anuncio televisivo de una empresa de computación que ofrece paquetes de computadoras a precio accesible para "el regreso a clases". En este caso, la maestra (representada como una maestra anticuada que parece bruja) pide a los niños una cantidad excesiva de información textual y visual que, sin lugar a dudas, sería imposible obtener por medios didácticos convencionales. El acceso a la Internet al comprar el paquete permite a los alumnos responder fácilmente a la demanda de la maestra, quien aparece al final exhausta y derrotada, teniendo que calificar tan excesiva cantidad de información. El anuncio, por supuesto, no menciona la calidad de los resultados, pero sí significa con claridad una nueva era educativa contenida en el pago de una módica suma semanal.

La importancia comercial de la Internet no significa necesariamente que los usuarios se encuentren atrapados en el mundo comercial electrónico. Los productos están ahí, pero independientemente de que los usuarios accedan a ellos. Su potencialidad comercial, sin embargo, permite que haya un mayor acceso a este medio por parte de sectores que, como potenciales compradores, acceden "gratuitamente" a la red y que estando ahí pueden orientarse a otros espacios informativos, de servicio e interactivos. El acceso gratuito a servidores, correo electrónico, páginas de entrada, es posible gracias a su potencialidad económica, pero permite un uso más extenso en el que los servicios culturales y contenidos informativos de diferente naturaleza se encuentran a disposición de millones de usuarios con sólo tener acceso a una computadora y a una línea telefónica. Obviamente, a mayores recursos técnicos y mayor capacitación, el aprovechamiento de la red se hace mayor, pero mínimos recursos y conocimientos básicos de la lógica del lenguaje de los ordenadores da un acceso significativo (al menos hasta ahora) a la cultura global y para interactuar con personas y grupos que compartan intereses, ideologías.

Costa Chica de Guerrero; Agustín Estrada

De hecho, parte de los contenidos culturales que circulan en la Internet son los mismos que circulan en las sociedades conectadas con los medios electrónicos y pueden ser consultados desde cualquier parte del mundo. Como ya mencionamos, este hecho permite el reforzamiento de vínculos culturales entre sectores nacionales que se encuentran en diferentes lugares, haciendo posible la continuidad de una comunidad nacional desterritoriali-zada. Al mismo tiempo genera vínculos con otras comunidades que comparten, por ejemplo, la misma lengua, creándose quizá de una manera más vaga, una comunidad construida a partir de la lengua y de la continuidad de formas culturales que provienen de procesos históricos comunes. Esto en parte es actualmente favorecido por la creciente introducción de servidores en diferentes lenguas, entre ellas el español.

El ciberespacio es así un objeto multimediático que continuamente sale de los límites del espacio electrónico para conectarse con otras redes en otros medios. En este sentido el ciberespacio contiene innumerables textos culturales que en sí mismos sintetizan historias que transmiten significados no sólo construidos internamente en el hipertexto electrónico, sino que se extienden fuera de este medio, creando redes más extensas que vinculan la cultura virtual con los procesos de conformación de la cultura en el espacio de la vida social, generando otros productos culturales que pueden ser tratados como semejantes dado que están conformados por sistemas análogos.

En tanto creada por sujetos sociales, la cultura virtual manifiesta los mismos procesos sociales e ideológicos que generan los productos culturales que se encuentran fuera de la red. Ambos se interconectan en un constante flujo de significados que actúan dentro de la red, dentro y fuera del ciberespacio, por medio de los usuarios, quienes son integrantes de las comunidades virtuales y también de las comunidades en las sociedades donde viven. De este modo, los fenómenos culturales nuevos incluyen textos culturales de ambos espacios (ciber- y socio-) y se co-construyen recíprocamente. En este sentido, cada sociedad y sus culturas son extensos hipertextos caracterizados por flujos, nudos/sitios y conexiones, y el hipertexto electrónico forma parte de esta red, permitiendo la entrada a una multiplicidad de significados culturales locales y globales que circulan a una velocidad vertiginosa y que están creando innumerables y nuevas identidades culturales y nuevas formas culturales multiétnicas.

Existe entre la cultura virtual y la cultura concreta un continuo diálogo recíproco que forma parte de los procesos de creación y transformación cultural en ambos medios, en ambas formas culturales (virtuales y concretas), pero la manifestación cultural en uno u otro medio puede ser o no diferente. La cultura en el ciberespacio contiene una multiplicidad de textos que pueden ser considerados como portadores de los significados provenientes de las interacciones en el hipertexto electrónico y fuera de él, en la vida social de sus productores, que además vincula infinitas relaciones interculturales.

De una manera no intencional pero sugestiva convergencia de tradiciones, el término "matriz", usado por Bonfil (1987a y b) como un concepto generativo para analizar la dinámica cultural, es también empleado para el mundo del hipertexto electrónico, como la estructura primaria a partir de la cual se generan las infinitas posibilidades de significado. Es decir, el hipertexto como matriz contiene los elementos, estructuras y patrones de interconexión para que cada usuario produzca, a partir de dicha matriz electrónica y de la matriz cultural en la que está inmerso como miembro de su propia cultura, los significados que quedan, circulan y están a la disposición de otros usuarios. Tanto la cultura "concreta" como la cultura virtual son, a fin de cuenta, procesos complejos que comparten el carácter de sistemas dinámicos articulados a los procesos sociales en los que viven sus creadores-usuarios. Esta perspectiva representa un reto a uno de los más peligrosos mitos del ciberespacio, el mito de que el nuevo medio ha creado un mundo completo y autocontenido que no sólo está desconectado de otras realidades sino que incluso las remplaza.

Las redes internas en el ciberespacio y externas a él en conjunto posibilitan la generación de culturas transnacionales que son igualmente hipertextos, conjunto de múltiples conexiones potenciales que existen virtualmente, como un conjunto infinito de posibilidades, y "realmente" en las conexiones hechas por nosotros y cualquier otro usuario. En estos términos, la Internet es la anfitriona de un hipertexto, que es un lugar tanto virtual como concreto para la co-construcción de una dinámica de intercambios de significados culturales internacionales, ínterculturales, ínter-lingüísticos que reflejan a, e interactúan con, las emergentes multiculturas en todos los países conectados a la red electrónica.

Parte de los significados culturales que circulan en el ciberespacio reproducen los productos culturales que circulan fuera de él. La principal prensa escrita, periódicos y revistas, cartelera cultural, está ahora en la red y es accesible mediante la Internet. Recientemente se tiene también acceso a estaciones de radio y a diferentes manifestaciones de la cultura, música, cine y artes plásticas, que están representadas en páginas que contienen imágenes, textos verbales, música, habla y vinculaciones con otros sitios. Por supuesto, la Internet no contiene a toda la cultura contemporánea, pero con algunos movimientos dentro y hacia afuera de la red establece conexiones con casi todo, rebasando en cierto modo los límites que el medio tiene en tanto privilegia a ciertos sectores y países y excluye a otros.

La Internet es entonces un hipertexto interactivo y multimediático, con ricas conexiones a otras redes en otros medios de comunicación, que penetran en cada aspecto de cada sistema cultural que influye o afecta a todos los países y que permite, además, la generación de grupos transnacionales y locales que interactúan a partir de intereses comunes por medio de redes temáticas o de los espacios de conversación (chats), rompiendo en esta interacción los límites espaciales determinados anteriormente por la cercanía física.

La presencia de este medio de comunicación en las sociedades contemporáneas no ha sido aún plenamente aceptada y comprendida por muchos sectores. Existen aún resistencias a incorporarlo como parte de los recursos culturales, económicos y políticos a nuestro alcance. Por ejemplo, en México, nuestra generación de investigadores de la cultura no ha sido plenamente incorporada al uso amplio de este medio, aun cuando se tiene pleno acceso a la red por medio de las instituciones de investigación o universidades. Por lo general, en el mejor de los casos, hacemos un uso instrumental que nos facilita el acceso a información, pero este uso está todavía definido por prácticas de trabajo determinadas por anteriores y tradicionales sistemas de investigación. Es decir, la Internet es vista como un instrumento útil pero, en general, nos mantenemos como receptores pasivos de esta comunicación electrónica.

Los "fans" de la Internet, por el contrario, manifiestan una visión muy positiva sobre las posibles ventajas del uso de este medio como un medio liberador y generador de nuevas formas de interacción social. En tanto hipertexto, la Internet se presenta como un medio inherentemente democrático en el que todas las voces pueden ser ejecutadas y escuchadas (Roy, 1995; Snyder, 1996). Se considera que su uso es capaz de neutralizar los efectos de exclusión existentes en otros medios, en tanto permite un acceso más libre a cualquiera, independientemente de su origen racial, cultural, nacional, ya que al utilizar un medio digitalizado no necesita hacer visible su "verdadera identidad".

Son sobre todo los jóvenes que se encuentran cada vez más plenamente insertos en el dominio de la tecnocultura quienes empiezan a experimentar nuevas formas de aprendizaje, comunicación y creación cultural. Para ellos la Internet ya no es sólo un medio de comunicación como lo fueron los otros medios, a los que se ha tenido acceso como receptores y no como creadores. La Internet les proporciona, y los jóvenes lo están empezando a aprovechar, espacios de intercambio y producción que ya no están totalmente controlados por las culturas hegemónicas (nacionales o globales) y a los que pueden acceder más "libremente". Si bien es cierto que en este medio existen potenciales formas de romper con el control tradicional de acceso a la producción cultural, ello no significa que el control esté totalmente ausente. Incluso el carácter infinito de la red ha generado la demanda de ciertas formas de control, ya que la magnitud de la información a la que se tiene acceso la convierte, en cierto modo, en inútil; como bien dice Umberto Eco: "acceder a 14 millones de sitios en la red (sobre un tema) es lo mismo que no tener ninguno" (en David Lenoir y De Tonanac (eds.), 1999:192). No obstante la existencia de proliferación infinita de significados, consideramos que los usuarios de la red desarrollan estrategias de navegación que les permiten de todos modos seleccionar dentro de lo infinitamente posible espacios específicos en los que sus intereses particulares encuentran eco, sin que sea necesario recurrir a filtros que sean definidos por otros y con otros intereses.

El carácter interactivo del medio electrónico permite a los usuarios la construcción de nuevas formas de relación y organización en función de sus propios intereses y, al mismo tiempo, les proporciona un mundo propio en el que pueden expresarse sin someterse a las restricciones impuestas por los sistemas sociales bajo el control hegemónico (aunque en cierto modo se sometan a las restricciones impuestas por el propio grupo que, de una u otra manera, impone también condiciones para la participación y membresía). Por ejemplo, en los espacios interactivos llamados chats, los usuarios, jóvenes y no tan jóvenes, pueden acceder a un gran número de interacciones en las que ellos construyen la expresión de sí mismos, definiendo a su gusto su identidad, en ocasiones imaginaria y en otras cercana a "la realidad". Esta interacción, que rebasa los espacios nacionales y locales, en muchas ocasiones crea vínculos que se transforman en formas concretas de relación social. Es decir, es este medio un nuevo mecanismo de interacción social que, por el momento, no sabemos cuál será su alcance.

Esta idealización de las posibilidades de la Internet ha sido cuestionada (Mazapa, 1996), resaltando la preeminencia de una visión occidental angloamericanizada en lo que se presenta como un medio neutral, y en tanto ignora las condiciones de acceso de sectores socioeconómicos y países en los que se tienen diferentes condiciones económicas, tecnológicas y de acceso al poder. Efectivamente, hasta el momento, el acceso a Internet está dominado por las sociedades del primer mundo, por el uso del inglés como lengua predominante y por una lógica occidental (Soler, s/f). Pero ello no es nuevo; a nuestro parecer representa una continuidad del predominio en otros medios de comunicación. Es verdad, no obstante, que la Internet no ha podido ser fácilmente controlada por poderes nacionales como sí lo han hecho por medio de la censura en otros medios de comunicación radiofónica, periodística o televisiva. Dadas las características del medio electrónico, es posible suponer que el predominio de unos grupos no es algo fijo ni absoluto y que el medio, con su potencial de acceso ilimitado, es capaz de ofrecer espacios para utilizarlo con fines diferentes y opuestos al ejercicio de poder hegemónico.

Un caso ilustrativo de la potencialidad de respuestas culturales que se presenta como una medida contrahegemónica de los grupos supuestamente excluidos de este medio, es lo que se ha llamado el "efecto zapatista" (Cleaver, 1998). El nombre usado remite a lo que en los estudios sobre sistemas dinámicos complejos como el clima ha sido llamado, por Edward Lorenz, el efecto mariposa (Palmer, 1992). En este fenómeno, al igual que en el caso de los Zapatistas, un factor aparentemente insignificante (en la dimensión mundial) se multiplica alcanzando efectos enormes y a grandes distancias. El uso de la Internet por los Zapatistas muestra escuetamente la ambigüedad de la globalización en México y probablemente en el mundo. El manejo del admirable uso de la Internet por el subcomandante Marcos (vocero del Ejército Zapatista) y los voceros electrónicos de los y las Zapatistas, cual sea la forma de su mediación, representa el uso de los medios electrónicos generados como parte nuclear de la globalización y lo convierte en un mecanismo de lucha en contra de los efectos económicos y políticos que dicha globalización produce. Este uso de la Internet representa una de las cada vez más frecuentes reacciones de grupos que por principio estarían excluidos de la comunicación global.

Del mismo modo pueden encontrarse otros ejemplos en los que se empiezan a generar nuevas formas de resistencia y organización contrahegemónica, empleando este medio que es fundamentalmente un instrumento de las nuevas hegemonías globales. La Internet ha servido como forma de vinculación entre sectores que comparten posiciones ideológicas pero que anteriormente se encontraban separados territorialmente. Mediante el uso de la Internet se empiezan a generar nuevas formas de organización en movimientos globales. En ellos se transforman las anteriores formas de organización tradicional y se crean nuevas redes de lucha en las que fluyen rápidamente mensajes, informaciones, estrategias, alternativas de respuesta. Es decir, la nueva red de comunicación ha permitido movimientos transnacionales que han reemplazado las formas anteriores de reunión y liderazgo por formas reticulares de conexión entre grupos que conservan sus formas particulares de lucha pero las articulan con las de otros grupos en otras partes del mundo o dentro de sus países, constituyendo movimientos nacionales e internacionales. Tal es el caso de las protestas en contra de la globalización durante las reuniones de la Organización Mundial del Comercio en Seattle y en Washington en contra del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. En ambos casos, el uso de la red produjo un movimiento que puso en las calles multigeneraciones, multiclases y multiasuntos (Kirn, 2000).

El aprovechamiento de la Internet para la participación democrática conlleva su contraparte en tanto la libre participación de todos los sectores, grupos étnicos, naciones, es sólo idealmente posible y además, del mismo modo en que los grupos pueden libremente comunicarse para organizar respuestas contrahegemónicas, los sectores hegemónicos pueden libremente acceder a estas agrupaciones para boicotear sus acciones. No es posible ignorar que las capacidades tecnológicas para acceder e intervenir este medio de comunicación (por ejemplo, mediante los hackers) se encuentran en manos tanto de los poderes dominantes como de los ciberpiratas independientes, y que éstos pueden estar al servicio de diferentes intereses, individuales tanto como colectivos, hegemónicos tanto como contrahegemónicos.

Zitlala, Guerrero; Agustín Estrada

Por otra parte, el ciberespacio es también un territorio restringido al que se tiene acceso sólo en la medida en que el individuo, el grupo o el país accede a un nivel económico, a un código lingüístico y a una capacitación técnica. El resultado de la contradicción entre el carácter no restrictivo y a la vez restringido de los medios electrónicos es, a nuestro parecer, un espacio de tensión fructífero para la creación cultural en tanto todos los sectores luchan por acceder y controlar un medio que es potencialmente muy rico y poderoso. De todas maneras, la cultura como hipertexto que incluye en su red de relaciones al hipertexto electrónico, conjunta formas diferentes de manifestación de significados como un sólo producto complejo en el que los grupos sociales crean manifestaciones culturales, resultado de un proceso de interacción que conjuga múltiples tradiciones culturales articuladas recíprocamente y en continuo intercambio. Sus alcances son todavía desconocidos, pero es claro que este fenómeno está produciendo grandes transformaciones en las culturas contemporáneas y en sus formas de organización. Cada cultura es cada vez más inherentemente multicultural.

 

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Notas

* El término "glocal" ha sido propuesto como un neologismo que sintetiza la interacción dinámica entre los significados globales y locales (véase Robertson y Khonder, 1998).

 

Información sobre los autores

Gabriela Coronado

Investigadora del CIESAS, D.F., donde ha realizado investigaciones sobre procesos lingüísticos y sociales en la creatividad y resistencia de los pueblos indios de México. Hizo su doctorado en la Universidad de Western Sydney, Australia, y actualmente trabaja sobre el tema de los procesos culturales transnacionales y los nuevos medios de comunicación electrónica.

Bob Hodge

Profesor de Humanidades en la Universidad de Western Sydney. En su trabajo de investigación ha desarrollado multiples formas de interdisciplinariedad que incluyen estudios de semiótica social, lingüística crítica, estudios culturales y ciencias posmodernas.

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