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Archivos de cardiología de México

versión On-line ISSN 1665-1731versión impresa ISSN 1405-9940

Arch. Cardiol. Méx. vol.75  supl.3 Ciudad de México jul./sep. 2005

 

In memoriam

 

Semblanza del Dr. Jaime Herrera Acosta, Jefe del Departamento de Nefrología 1983–2005 del Instituto de Cardiología Ignacio Chávez

 

In memoriam of Dr. Jaime Herrera Acosta

 

 

Deseo agradecer al Dr. Fause Attie Director del Instituto y al Dr. José Guadalajara Boo su invitación para ofrecer esta semblanza de mi gran amigo el Dr. Jaime Herrera Acosta, que en este foro no necesita presentación.

Dr. Fause Attie Director del Instituto, Dr. Guadalajara Jefe de enseñanza, miembros del Presidium, Sra. Rosa María Félix de Herrera, Dr. Juan Pablo Herrera, Arq. Rosa Ma. Herrera, miembros de la familia Herrera y Félix aquí presentes, compañeros, señoras y señores.

La sesión de este 12 de octubre, está dedicada al Jefe del Departamento de Nefrología Dr. Jaime Herrera Acosta (Fig. 1). Mi tarea es construir un retrato hablado del médico, maestro e investigador además del esposo, padre, abuelo, amigo y colega. Sus colaboradores a su vez presentaran algunas de las investigaciones y publicaciones generadas por este grupo en los últimos años.

 

Para mí este acto reviste una gran significación y es para mí un honor hacerlo frente a ustedes y en este recinto de uno de los institutos médicos más prestigiados del país y del extranjero. Espero que estas palabras me permitan hacerles a ustedes una semblanza, justa, equilibrada y objetiva de Jaime Herrera. Les pido de antemano disculpas porque se verá sin duda matizada por el sesgo del afecto.

El Dr. Herrera nació en la ciudad de Chihuahua el 11 de septiembre de 1938; hijo de médico emigró a la capital para estudiar la carrera de medicina y en este lugar se estableció y realizó toda su actividad profesional, como nefrólogo, investigadory maestro. Su esmerada preparación le permitió convertirse en uno de los pilares en el desarrollo de esta gran especialidad en las últimas tres décadas, primero en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y de la Nutrición Salvador Zubirán y después en el Instituto Nacional de Cardiología "Ignacio Chávez".

Conocí a Jaime a finales del año de 1962 a mi regreso de Boston al entonces Hospital de Enfermedades de la Nutrición donde me integré al Servicio de la Unidad Metabólica y el Laboratorio de Agua y Electrolitos del que era Jefe el Dr. Alfonso Rivera Valenzuela, no existía en ese tiempo un servicio formal de nefrología en esta institución.

A finales de 1964 se suscito la muerte de Alfonso Rivera y Luis Domenge con sus esposas en un accidente trágico. A mí me nombraron Jefe del Departamento y Jaime Herrera junto con Juan Abraham Bermúdez se constituyeron en mis residentes y alumnos del Curso de Nefrología. Curso que se había iniciado desde el año de 1962. Su apoyo fue fundamental para sortear esos primeros meses que como jefe bisoño tuve que superar. Mi propósito en esa época fue la de formar un grupo en que a la atención médica de alto nivel se uniera, la investigación y la enseñanza tanto en el campo de la nefrología como del metabolismo mineral, la idea era que el departamento fuese verdaderamente moderno y de vanguardia. Ellos mis residentes, colaboradores, socios y amigos me permitieron lograrlo, el más cercano de todos ellos fue Jaime Herrera y que para mi satisfacción repitió ese mismo modelo en este instituto. Jaime desde esa época se destacó por sus dotes de líder. Por su desempeño como residente en el Hospital, las autoridades lo eligieron Jefe de residentes de Medicina Interna.

En 1987 una vez terminado sus dos años en Nefrología, Federico Dies y yo lo convencimos que el lugar ideal para entrenarse era la Escuela de Medicina en la Universidad Southwestern en Dallas en el Departamento de Nefrología, cuyas cabezas eran el Dr. Donald W Seldin y el Dr. Floyd S. Rector, a la sazón uno de los departamentos más distinguidos y avanzados del mundo en esa especialidad. A esa ciudad viajó con su novia de juventud Rosa María Félix con la que se desposó unos meses antes de su partida (Fig. 2).

 

En este lugar de excelencia permaneció durante 3 años de 1967–1970, dominó la técnica de la micropunción en túbulos renales de la rata y aprendió más sobre metodología de la investigación, el investigador se hace no nace. Después de tres años de arduo trabajo y del nacimiento de Jaime su primer hijo, regresó a México al Departamento de Nefrología del Instituto Nacional de Nutrición, donde sin dilación desarrolló el primer laboratorio de micropunción en Latinoamérica. Eso le permitió trabajar en diversos modelos, ligadura de cava inferior, glomerulonefritis experimental, ablación renal e hipertensión renovascular. Su gran interés en el campo de la hipertensión lo llevó a formar la Clínica de Hipertensión. Uno de sus trabajos galardonados en 1975 con el premio Lakeside de la Academia Nacional de Medicina fue el de "Mecanismos de hipertensión arterial en pacientes con trasplante renal" que en 1981 lo publicó en un Nephrology Forum del Kidney International.

Es importante señalar que la llegada de Jaime coincidió con la de Federico Chávez Peón que formó el equipo de trasplante renal que fue también fundamental en el desarrollo del departamento.

Como se ve en el departamento de Nefrología del Instituto Nacional de Nutrición Jaime tuvo un desempeño notable y su gran capacidad de trabajo le permitió publicar innumerables trabajos, ser maestro de 70 a 80 nefrólogos, algunos con maestría y doctorado, como la Dra. Marta Franco actualmente Jefa de este Departamento. Con el currículo logrado ingresó a la Academia Nacional de Medicina en mayo de 1983 unos meses antes de ingresar al INCICH.

En ese mismo año decidió aceptar el cargo de Jefe de Nefrología en este instituto que le ofreció el Dr. Jorge Soni, y mi departamento se dividió, el laboratorio de micropunción con sus técnicos y colaboradores emigró con Jaime. Esto para mí más que una pérdida fue un gran logro, ya que nuestro grupo creció al doble, el programa de enseñanza se compartió entre las dos instituciones, así como, las sesiones de patología y de investigación. Muchos de los proyectos de investigación se desarrollaron a partir de ese momento en colaboración.

Me parece pertinente mencionar que mi amistad con Jaime se fincó en el trabajo diario, en el amor a la investigación, al terruño nunca olvidado, a la familia y a la cultura humanística. Tuvimos una relación de maestro a alumno, de investigador a investigador, de socio a socio, de amigo entrañable a amigo fraternal. Nada logró empañar nuestra amistad que se prolongó por más de cuatro décadas y que sólo terminó con su partida que siempre pensé sería después de la mía.

Juntos desarrollamos la primera Unidad de Hemodiálisis privada en el País en el Hospital Mocel y después en cuatro lugares más que incluyó Chihuahua, eso permitió un mejor manejo de los enfermos a nivel privado e iniciar con F. Chávez Peón un programa de trasplante renal en los albores de los años 70.

Fue maestro de pre y de postgrado de 20 generaciones de nefrólogos del país y del extranjero, egresados del programa del Instituto Nacional de Cardiología–UNAM; este programa incluye también la maestría y el doctorado en Ciencias Médicas avaladas por nuestra máxima casa de estudios. Motor indiscutible en las últimas tres décadas en el desarrollo de esta naciente especialidad a través del DVIIN, socio fundador y Presidente de la Sociedad de Hipertensión a la que inyectó una fuerza y un dinamismo que persiste hasta la fecha, Presidente de la Sociedad Interamericana de Hipertensión en la que su desempeño fue notable (Tabla I). Miembro distinguido de la Sociedad Americana de Nefrología (ASN), Sociedad Internacional de Nefrología, y de la Sociedad Latinoamericana de Nefrología e Hipertensión en estas dos últimas ocupó puestos sobresalientes. Obtuvo el premio de la National Kidney Foundation por sus contribuciones al progreso de la nefrología mexicana y mundial (Tabla II). El premio de la SS por su contribución al estudio de la hipertensión arterial.

Hablar del Curso Internacional de Actualización en Nefrología que se lleva a cabo anualmente, en esta ciudad, donde Jaime Herrera ha sido su motor por 25 reuniones consecutivas y que se inició en 1980 en el Instituto Nacional de Nutrición y después en años alternos en este Instituto y el Instituto Nacional de Cardiología es sólo mencionar una actividad más de su sobresaliente vida académica (Tabla III). Sólo este año su grave enfermedad le impidió estar ahí para presidirla y llenarla de comentarios inteligentes y estimulantes para todos los ponentes. Lo extrañamos grandemente, tanto los miembros del DVIIN, como los profesores invitados, así como, sus alumnos y los asistentes todos a este exitoso curso. Su trabajo de investigación en este instituto fue tanto clínico como básico; desde que estaba en nutrición inició sus trabajos en la fisiopatología y tratamiento de la progresión del daño renal y la fisiopatología de la hipertensión arterial. Su desempeño en este campo y en estos últimos 22 años fue notable, alcanzó el nivel III como Investigador Nacional, publicó numerosos trabajos de gran trascendencia, las investigaciones en colaboración con los Drs. Richard J Jonson de Florida y Bernardo Rodríguez Iturbe en el campo de la progresión del daño renal y de la hipertensión arterial se han discutido por el Dr. Rodríguez Iturbe. Sin embargo, es para mí importante mencionar que estos dos distinguidos investigadores enviaron un editorial que titularon "The Herrera Hypothesis on Renal Progression", como un homenaje a su intuición científica. Ésta es una hipótesis trascendente que pretende explicar mucho del mecanismo que favorece y perpetúa el daño progresivo del riñon en las diversas enfermedades que afectan este órgano.

Jaime publicó más de 125 trabajos originales más de la mitad de ellos en la literatura particularmente internacional con más de 1,200 citas en la literatura que seguirán en el futuro acumulándose, no se alineó a la regla sajona "publish or perish"; más bien la modificó al investigar sobre una línea constante, con una metodología firme, lo que le permitió producir trabajos originales, algunos de ellos trascendentes. No trató de llenar la literatura de publicaciones vacuas y sin sentido, su regla mejor poco, pero sustancioso y bueno. Esa regla la mantuvo a lo largo de los años y espero que sea una enseñanza que trascienda a sus colaboradores y alumnos.

Hace algunos años recibió un golpe de la vida, la muerte de su hijo Jaime, joven, recién graduado, en un accidente injusto y desgraciado, que lo afectó profundamente y del que tardó varios años en recuperarse. Sin embargo, se sumergió en el trabajo y con el apoyo, el cariño y la cercanía de su esposa Rosa María, sus hijos María Rosa y Juan Pablo, su yerno Daniel y su nuera Adriana logró superar esta triste etapa de su vida.

En estos últimos doce meses enfrentó su enfermedad con un gran valor. Nada lo arredró, trabajó sin descanso doce horas diarias, con gran tesón como era su costumbre. En esta etapa escribió y publicó numerosos trabajos y dejó varios en prensa. Continuó con su hobby favorito, jugar golf y si era posible hasta tres veces por semana, con el mismo deseo de superarse y ser mejor jugador que cuando tenía 30 años.

El año pasado en el Curso Anual de Nefrología y en este mismo recinto al agradecer el homenaje que le hicieron sus ex–alumnos y residentes acuñó la siguiente frase "No temas al desenlace de tu vida. Construye cimientos lo suficientemente fuertes y grandes día con día, para que los que se apoyen en ti, puedan realizar obras valiosas y maravillosas... y te darás cuenta que nunca llegará tu final".

En el mes de abril convocados por el Dr. Juan Abraham Bermúdez nos reunimos sus amigos, colaboradores y familiares en un ambiente cálido y fraternal en la Escuela de Medicina de la Universidad Nicolaita en Morelia para rendirle un sentido homenaje, que él aceptó con gran elegancia y sencillez (Fig. 3). En la comida que clausuró la reunión en un jardín que a esa hora parecía un tanto mágico iluminado con el resplandor de un cielo azul plomizo por efecto de un sol evanescente del final de la tarde, me comentó casi al oído "Creo, José Carlos que ésta es una manera elegante de despedirse". Nada contesté... un silencio envolvió esta frase escueta, rica en significados, que pinta de cuerpo entero la personalidad y la estructura espiritual de Jaime. Nunca asumió una actitud de derrota, de desánimo ante la prueba que la vida le había deparado, su postura en todo momento fue valiente, gallarda y elegante.

Mantuvo hasta el último momento una comunicación permanente y fructífera con sus alumnos, colaboradores y diversos investigadores extranjeros con los que colaboró con gran éxito en numerosos proyectos. Perseveró en esta actividad durante el último año a pesar de los tratamientos a los que estuvo sometido, jamás claudico, jamás se rindió, por el contrario parecía que una llama interior lo fortalecía para mantener viva y activa esta capacidad de trabajo y de comunicación constantes.

 

A raíz de su deceso el Dr. Correa Rotter envió una comunicación por Internet de este suceso a todos los miembros de la Sociedad Internacional de Nefrología y en unos cuantos días se recibieron decenas de cartas de condolencia de distintas partes del Mundo.

Para su familia, sus colaboradores, sus compañeros, sus amigos, la comunidad médica y nefrológica en general, la partida prematura de Jaime en plenitud de producción y de realizaciones, fue un acontecimiento que nos llenó de consternación y por lo menos a mí de un enojo mal disimulado por la pérdida de un amigo entrañable con el que compartí a lo largo de 40 años, aflicciones, alegrías, éxitos, fracasos y mil vicisitudes que juntas todas representan la gran Comedia Humana en la que vivimos inmersos y que a pesar de su fugacidad, hace que el tiempo vivido y disfrutado con amigos como Jaime nos deje un sentimiento de permanencia. Su hermandad desinteresada nos permitió sortear obstáculos y disfrutar inmensamente esos momentos, que ahora, me parecen tan lejanos, tan efímeros y tan frágiles, pero que juntos todos, representan la amistad de toda una vida. Finalmente, un adiós que sólo entraña una despedida breve y temporal de este mundo al que venimos a cumplir una misión (tabla IV).

 

Jaime... puedes estar tranquilo tu la cumpliste con creces, sembraste, abonaste y cosechaste; tu familia, tus alumnos, tus colaboradores, tus amigos y tu trabajo, todos, te agradecemos el haber compartido toda esta plenitud de vida con nosotros. Además extrañaremos, tu bonhomía, tu don de gentes, tu entrega desinteresada, tu inteligencia sutil, tu curiosidad inquebrantable y otra de tus virtudes esa rara capacidad de asombro, que posen algunos elegidos ante todas las cosas que nos rodean y que a veces parecía que las veías con ojos de niño, esto en gran parte te permitió sobresalir primero en la vida y después en la medicina académica. Otra virtud inapreciable fue tu admiración nunca disimulada por la inteligencia y las aptitudes de los demás, sin celos y sin cortapisas. Gracias Jaime por haber sido y por tu legado de amistad, amor, fraternidad y lealtad. Y gracias a todos ustedes por su presencia y su atención a este acto dedicado con respeto, admiración y cariño, a un gran médico, maestro, hombre de familia, amigo y colega al que nunca olvidaremos.

 

Dr. José Carlos Peña
Nefrólogo de la Unidad de Hemodiálisis
del Hospital Ángeles Mocel y
Consultante Nefrólogo del INCICH
Gelati Núm. 29–3er. piso
Col. San Miguel Chapultepec
11850 México, D.F.

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