Arch Cardiol Méx 2004; Vol. 74(1):7-10
EDITORIAL

 

En torno al sexagésimo aniversario del Instituto Nacional de Cardiología de México  

 

Alfredo de Micheli
Del Instituto Nacional de Cardiología "Ignacio Chávez". México.

Correspondencia:

Dr. Alfredo de Micheli. Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez (INCICH, Juan Badiano No. 1 Col. Sección XVI, Tlalpan 14080 México, D.F.).

Recibido: 8 de septiembre de 2003.
Aceptado: 29 de septiembre de 2003.

Palabras clave : Especializaciones en Medicina. Instituto Nacional de Cardiología de México. Contribuciones bibliográficas del INC de México 1994-2004.

Key words : Medical specializations. Mexican Heart Institute. Bibliographical contributions of the Mexican Heart Institute 1994-2004.

Ingentes tendat ramos et tempora cingat

Valor de la especialización médica

Toda ciencia, en tanto que investigación, se fundamenta en el campo de un sector delimitado de objetividad. ¹ Es, por ende, una ciencia particular. Cada una -en el desenvolvimiento del plan por su método- debe especializarse en dominios bien circunscritos. La especialización no es de ninguna manera un mal necesario, sino que se desprende de la exigencia esencial de la ciencia en cuanto ésta es investigación. Pues la ciencia no es una consecuencia, sino el primer impulso del progreso en toda investigación. En la ciencia moderna interviene un proceso básico, definido por Heidegger ² como el movimiento de un aprovechamiento organizado (der Betrieb). Esto explica el porqué una ciencia de la naturaleza o del espíritu, en nuestros días, no alcanza una verdadera autoridad sino cuando resulta capaz de organizarse en institutos. Es incorrecto decir que la investigación no es un movimiento organizado porque su quehacer se realiza en diferentes instituciones. Son éstas indispensables pues la ciencia, como investigación, tiene el carácter intrínseco de un movimiento de aprovechamiento organizado. Tal carácter permite a la ciencia lograr su cohesión y su unidad propia. Ella se basa y al mismo tiempo se especializa en planes de sectores determinados de objetividad, planes que se desenvuelven en el procedimiento correspondiente, garantizado por el rigor. Y el procedimiento se organiza en movimientos de explotación o, mejor dicho, de utilización metódica en los centros de investigación. Plan y rigor, organización y funcionamiento de los diferentes centros, constituyen en su interacción continua la esencia de la ciencia moderna haciendo de ella una verdadera investigación. Mas la investigación es "el apetito de conocimiento y el fin de la investigación es el descubrimiento...". ³ El despegue decisivo del carácter moderno de la ciencia forja asimismo otro tipo de hombre. Desaparece el sabio y es sustituido por el investigador, comprometido en sus programas. Son estos últimos, y no la búsqueda de erudición, los que dan una atmósfera viva a su trabajo. El investigador está continuamente en camino: discute sus resultados en las sesiones y obtiene información pertinente en los congresos. Además, se siente empujado por necesidad hacia la esfera de lo "técnico". Así pues, su labor se vuelve eficaz o sea -en el espíritu de la época- efectiva y realista. Un historiador de la ciencia en nuestros días, Thomas S. Kuhn, ⁴ opina lo siguiente: "A menudo se considera que una teoría científica es mejor que sus predecesoras, no tan sólo en el sentido en que es un instrumento más adecuado para descubrir y resolver enigmas , sino también porque, de alguna manera, constituye una representación más fidedigna de lo que es realmente la naturaleza. Por eso, se dice que las teorías sucesivas crecen aproximándose siempre más a la verdad". Max Weber, a su vez, formuló este aserto: ⁵ "El hecho de que la ciencia es hoy una vocación -que se realiza a través de la especialización al servicio de la toma de conciencia de nosotros mismos y del conocimiento de determinadas conexiones fácticas- representa un dato de nuestra situación histórica, del que no podemos olvidarnos si queremos ser fieles a nosotros mismos...". Es legítimo concluir, pues, que la teoría de la ciencia como investigación expresa su evolución hacia una actividad lógica y organizada.

La especialización en medicina

 

Tales concepciones de filósofos y científicos se han concretado en la vida y la obra del doctor Ignacio Chávez, hombre de pensamiento y de acción. Parece justo recordar las palabras que él pronunció en 1958: ⁶ "No cabe duda que la especialización trae en su interior una enorme fuerza expansiva de progreso, responsable en buena parte del avance espectacular que estamos presenciando; pero también contiene el germen de una regresión en el orden intelectual y espiritual. Especialización quiere decir fragmentación, visión parcial, limitación de nuestro horizonte. Lo que se gana en hondura, se pierde en extensión. Para dominar un campo del conocimiento, se tiene que abandonar el resto; el hombre se confina así en un punto y sacrifica la visión integral de su ciencia y la visión universal de su mundo... La ventaja de la especialización médica no puede ya discutirse ni en el aspecto pragmático de la profesión ni como factor de avance en el conocimiento. Cada especialidad ha realizado la investigación clínica de su rama y todas pueden ufanarse de haber contribuido con una gran masa de aportaciones. Pero la investigación del especialista se agota pronto si éste la efectúa sólo como clínico y como técnico, sin tener la preparación científica de base... La investigación aplicada a la clínica, aunque habitualmente sea modesta, no por eso es menos noble, con tal de que se realice con método científico... En realidad, las dos formas de investigación (básica y clínica) no son extrañas y deben, al contrario, complementarse... La observación se hermana bien con la experimentación y las aportaciones del análisis no son sino la etapa obligada para llegar a la obra de la síntesis". Acerca de la tendencia de la medicina actual a profundizar el análisis descuidando la síntesis, ⁷ el Maestro así nos amonesta: "... El espíritu humanista imbuido en el hombre de ciencia le obliga a huir del pragmatismo puro como filosofía de la medicina y le fuerza a no contentarse con los hechos sin ahondar en su explicación, a no atascarse en los datos acumulados sin buscar la doctrina que los integre. Esa actitud ayuda a despejar uno de los grandes problemas de nuestra medicina, fragmentada, desarticulada, rica en hechos y pobre en teorías. Antes sobraban las doctrinas y faltaba el aporte de los hechos. Hoy hemos aprendido la lección del saper vedere , hoy tenemos hechos sobrados y pocas doctrinas generales... Las investigaciones analíticas, dice Sarton, si no van seguidas del intento de síntesis, degeneran necesariamente en crudo empirismo, y las construcciones sintéticas sin contacto experimental periódico, degeneran por fuerza en estéril dogmatismo..." A tales aseveraciones hace eco Jean Hamburger en una obra, ⁸ en la que se trata de promover el reencuentro de dos hermanas antaño íntimamente ligadas y hoy desunidas: la ciencia y la filosofía. Según este distinguido científico "lo que llamamos la realidad no es sino una síntesis humana aproximativa, construida a partir de observaciones diversas y de miradas discontinuas".

El Instituto Nacional de Cardiología de México

 

Las ideas renovadoras del doctor Ignacio Chávez hallaron la expresión más fiel y más acabada en el Instituto Nacional de Cardiología de México. Éste abrió sus puertas el 18 de abril de 1944 -en el período más crítico de la Segunda Guerra Mundial- coronando la labor infatigable y provechosa iniciada por el Maestro y sus colaboradores allegados en 1927. Era lema del ilustre fundador: "¡Adelante! La meta es el camino". Con este anhelo, en 1976 el Instituto se trasladó a una nueva sede más amplia y más cómoda y allí se está transformando de manera radical, con apego a los avances impresionantes de la tecnología actual tanto en el campo diagnóstico como en el terapéutico. Baste mencionar las flamantes unidades de cardiología intervencionista, ecocardiografía, medicina nuclear, resonancia magnética, etc, así como las clínicas de cardiovasculopatías congénitas del adulto y de cardiología geriátrica y la avanzada automatización en servicios clínicos y en laboratorios. En lo que concierne a la preparación de recursos humanos, debe tenerse presente que se cuenta con 110 investigadores titulares y 13 investigadores ayudantes, 9 cursantes de Maestría y 14 de Doctorado. Sesenta y tres son Investigadores nacionales, seis de ellos del nivel III. Dieciocho miembros del Instituto ostentan el grado académico de Maestros y treinta y uno el de Doctores en Ciencias. Cabe citar asimismo dos cursos anuales de clínica cardioangiológica para estudiantes de pregrado de la facultad de medicina, y el curso de posgrado para la especialización en Cardiología, de la UNAM. Hay también una subdirección de Enfermería Cardiológica. Por su parte, es justo mencionar la revista especializada "Archivos de Cardiología de México", fundada por el Dr. Ignacio Chávez en 1930, que se ha publicado hasta la fecha de manera continua y con toda puntualidad. La aspiración más viva de los actuales directivos de la Institución es la de hacer realidad la bella imagen del poeta: ⁹ "C'est un phare allumé sur mille citadelles..." (Es un faro encendido sobre mil ciudadelas).

Contribuciones bibliográficas del INCICH

 

Las principales aportaciones bibliográficas al campo de la cardiología y especialidades afines, realizadas en los primeros 50 años de vida del Instituto, ya se han expuesto en una publicación anterior. ¹⁰ Parece conveniente citar ahora las obras elaboradas por sus miembros en los últimos diez años. En el dominio de la clínica cardiovascular, encontramos la quinta y la sexta edición de "Cardiología" (Semiología cardiovascular) del Dr. José Fernando Guadalajara Boo, ¹¹ el ensayo "Hipertensión arterial", ¹² coordinado por el Dr. Gustavo Sánchez Torres, y dos ediciones del manual "Urgencias cardiovasculares", ¹³ redactado por varios médicos de la institución. Se hallan, además, los dos grandes tratados "Urgencias cardiovasculares" ¹⁴ y "Cardiología clínica", ¹⁵ de los que es coautor el Dr. Fause Attie, director general del Instituto. Éste ha publicado aun la obra "Cardiopatías congénitas en el adulto". ¹⁶ Por lo que toca a la cardiopatía isquémica, han salido a la luz: "La circulación colateral coronaria en la cardiopatía isquémica" por el Dr. Sergio Férez Santander, ¹⁷ "Diagnóstico de la cardiopatía isquémica" ¹⁸ por el Dr. Jesús Vargas Barrón y la segunda edición de "Cateterismo cardiaco" ¹⁹ por el Dr. Marco Antonio Martínez Ríos. En lo referente a los trastornos del ritmo cardíaco, figuran la primera y la segunda edición del libro "Arritmias cardíacas" por el Dr. Pedro Iturralde ^.20, ²¹ Hay, además, el breve tratado "Ontogeny and Phylogeny of the functions" ²² de la Dra. Verónica Guarner, titular del Departamento de Fisiología. Por lo que toca a la anestesiología, ameritan ser citados dos textos debidos al Dr. Pastor Luna, jefe de los anestesiólogos del Instituto. ²³, ²⁴ Deben mencionarse asimismo ciertas publicaciones de autores relacionados con nuestra institución o realizadas con la colaboración de miembros de la misma. Así, "Atlas of Transesophageal Ecocardiography", Chap.8 ²⁵ , "Atlas of Three-Dimensional Echocardiography", Chap.7 ²⁶ , "Cardiología Práctica" ²⁷, ²⁸ e "Italia en la Medicina". ²⁹ Hay también "La ruta hacia el hombre cósmico" ³⁰ por el Dr. Ramiro Iglesias Leal, ex residente del Instituto, obra editada en inglés en 2001 con el título "The route toward cosmic man". Y el elegante tratado de electrocardiografía ³¹ por el Dr. Marc Gertsch, del Centro Cardiovascular Universitario de Berna, quien asistió al Departamento de Electrovectocardiografía del Instituto durante los años 1972-1973.

Comentario

 

El denominador común de la amplia y variada actividad docente y asistencial del Instituto de Cardiología de México reside en su enfoque metodológico riguroso. De hecho, tal actividad ha venido desarrollándose con apego al principio básico de la metodología: toda teoría deductiva debe estar de acuerdo con la experiencia. Por cierto, las ciencias siguen el camino del conocimiento a la luz del método. No es éste un puro instrumento al servicio de la ciencia, sino que también se sirve de la ciencia. Ya lo había percibido el propio Kant en su aseveración fundamental: " Methodus antevertit omnem scientiam " (El método es lo primordial en toda ciencia). ³² En efecto, debe tenerse presente que: ³³ "Una comprensión histórica de la ciencia, en cuanto elaboración del pensamiento humano, no puede prescindir de una toma de conciencia ni de un examen de las ideas y de los modos de conceptualización que han determinado la construcción de las teorías científicas en el tiempo". De este modo podemos darnos cuenta de la sucesión y el desarrollo de las investigaciones y de los planteamientos realizados en la larga trayectoria asistencial, científica y docente del Instituto Nacional de Cardiología de México en su sexagésimo aniversario. Se demuestra pues que, como lo afirmara Agazzi, ³⁴ existe una unidad real de la actividad científica, que es "pensamiento activo y acción pensante".

 

Referencias

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