SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.73 issue3Dr. Demetrio Sodi PallaresFalleció el Dr. Oscar Medina Mora y Martín del Campo author indexsubject indexsearch form
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Archivos de cardiología de México

On-line version ISSN 1665-1731Print version ISSN 1405-9940

Arch. Cardiol. Méx. vol.73 n.3 Ciudad de México Jul./Sep. 2003

 

In Memoriam

 

Al Dr. Manuel Gil Moreno

 

 

Con la emoción y el dolor que causa la profunda pena de haber perdido al colaborador y al amigo, comparto la congoja de los cardiólogos nacionales y extranjeros que tuvimos el privilegio de conocerle y compartir el trabajo y el esfuerzo de una vida plena dedicada sin descanso al progreso de la Cardiología.

El 31 de julio de 2003 después de una intensa lucha, y con la certidumbre de la derrota, el drama se consumó; la cardiología había perdido uno de sus baluartes, sus discípulos al maestro admirado, los médicos del Instituto Nacional de Cardiología que fue su casa, al compañero de trabajo y la Sociedad Mexicana de Cardiología al dirigente ejemplar. Todos sin excepción y con el corazón lacerado debemos apurar nuestra tristeza en la intimidad, callada y digna, para recordar al amigo entrañable, ejemplo y guía que fue para muchos de nosotros.

Precisamente cuando sus servicios eran más necesarios, su partida absurdamente prematura dejó a la Directiva de la Sociedad Mexicana de Cardiología en clara desventaja. Aunque el vacío que dejó su obra inconclusa no puede ser llenado, sus consejos serán escuchados y su espíritu nos acompañará por el camino hasta completar la tarea.

Argentino por circunstancias del azar, mexicano por elección, fue afortunado para nuestro país que su lealtad a la institución que le formó y el amor a su esposa Teresita le hayan motivado a quedarse para siempre con nosotros.

Fue de los primeros que cultivaron la moderna cardiología, la de la hemodinámica. Conocía como pocos y manejaba con destreza todos los recursos del cateterismo intracardiaco, pero para él la clínica era lo primero; el contacto personal, directo y humano con el enfermo era el propósito de su saber y de su hacer. Médico sabio y humanista, fue un digno heredero de la tradición de la Escuela Mexicana de Cardiología que fundó el Maestro "Ignacio Chávez". Profesor destacado, se obligó a estudiar y a actualizarse para no caer en la mediocridad. Su vocación y su temperamento, le llevaron a convertirse en el consejero y guía de numerosas generaciones de jóvenes cardiólogos intervencionistas, dentro del marco de sencillez y simpatía que formó parte de su personalidad.

Como Jefe y como Dirigente, todos los que tuvimos la fortuna de conocerlo y trabajar con él siempre encontramos invariablemente su indiscutible capacidad de mando y dotes de organización, siempre suave y sonriente en la forma, nunca alteradas por enojos o exabruptos, con una calma y optimismo contagiosos, sin que conveniencias personales o partidismos influyeran en sus acciones. Su personalidad y estas cualidades le granjearon el respeto y el afecto de todos, tanto en su vida particular como profesional.

La alegría de vivir, en armonía con su esposa, fue una característica envidiable. Este rasgo de su personalidad le permitió una vida plena, que sin perder la sencillez y en forma siempre compartida con su compañera, le hizo disfrutar las experiencias adquiridas en los viajes de estudio realizados dentro del país y en el extranjero. Así, fue un hombre con mente ávida, en la búsqueda de ensanchar siempre sus conocimientos, deleitándose con las obras y costumbres de esos rincones, todo ello evidencia de una gran sensibilidad espiritual.

Con su muerte le vamos a extrañar pero no a olvidar, vendrán momentos en los que nos preguntaremos cómo será la vida sin él, la respuesta está en nosotros porque cada memoria es responsable de que siga al lado nuestro.

La Sociedad Mexicana de Cardiología rinde hoy tributo de admiración y gratitud al Dr. Manuel Gil. Este hombre callado y de aire tímido, no era un hombre frío, sino sereno, no era tampoco un maestro distante sino un ser profundamente humano y cordial que con su incansable trabajo y sin esperar nada a cambio, ayudó a su crecimiento y le dio fuerza, lustre y prestigio a nuestra corporación, entregando durante muchos años y en dos secretarías mucho de su talento y de su capacidad creadora. En nombre de todos, con el corazón desgarrado, con amor y devoción filial, doy el último adiós al hombre ejemplar. Con su muerte no sólo pierde la cardiología, también todos perdemos a uno de los nuestros.

 

Dr. J. Antonio González-Hermosillo

Presidente Sociedad Mexicana de Cardiología

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License