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La ventana. Revista de estudios de género

versión impresa ISSN 1405-9436

La ventana vol.5 no.40 Guadalajara jul./dic. 2014

 

La teoría

 

La unión nacional de mujeres mexicanas entre el comunismo y el feminismo: una difícil relación

 

Ana Lau Jaiven

 

Recepción: 29 de marzo de 2013.
Aceptación: 14 de julio de 2014.

 

Resumen

Este trabajo analiza a la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas, su creación y su trayectoria a través de una entrevista con una de sus fundadoras y se revisa el único texto que hay sobre su historia. Se parte de la premisa de que su accionar ha sido problemático por su compleja relación entre la izquierda y el feminismo. La Unión es una organización activa hasta la fecha y hay muy poco escrito sobre ella, por lo tanto apenas se le conoce.

Palabras clave: Feminismo, comunismo, mujeres, reuniones.

 

Abstract

This paper analyzes a group of women who created the Union Nacional de Mujeres Mexicanas, its formation and historical development, by interviewing one of its founders and the book written about it. The aim of this article is to reveal the interactions between feminism and socialism. There is little information about this organization and it is mostly unknown.

Keywords: Feminism, comunism, organization, women.

 

Las feministas, qué barbaridad!! Es lo que
pensaban las stalinistas de la Unión
(Entrevista, 2012)

 

En 1979 participé en la reunión del Frente Nacional por la Liberación y Derechos de las Mujeres (FNALIDM)1 ahí fui testiga del conflicto suscitado entre la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas (UNMM) y las participantes del movimiento lésbico. La Unión se oponía a la incorporación de lesbianas al Frente y al apoyo que la asamblea les ofreció para la marcha del Orgullo Homosexual que estaba por llevarse a cabo.2 Apenas conocía datos sobre la Unión y me llamó poderosamente la atención su inconformidad y la manera en que se expresó, de ahí que me quedé con la duda de quiénes eran estas mujeres que tan vehementemente se negaban a aceptar a la hoy llamada diversidad sexual, y si se consideraban feministas a qué vertiente (Espinosa, 2009) se adscribían.

Hoy intento analizar a este grupo que ha sido poco estudiado dentro del espectro del movimiento amplio de mujeres mexicano, (Lamas, et al., 1994) de ahí que sea interesante abordar su trayectoria histórica y su compleja relación tanto con la izquierda mexicana, como con el feminismo de la nueva ola. Lo voy a hacer a través de una entrevista de Historia Oral a una de sus integrantes, además de la consulta del único texto que recopila su historia (Jiménez y Reyes, 2000). La entrevista me acercó a conocer detalles y datos de la Unión a través de los recuerdos de una de sus fundadoras, quien recordó las particularidades del accionar de la agrupación y evocó algunos pormenores de lo que sucedió y cómo aconteció. En este sentido, la entrevista me permitió develar acciones, sentimientos e impresiones y permite seguir esas huellas (Entrevista a Delia Selene de Dios, 2012).

Empiezo subrayando que la relación entre feminismo y marxismo/socialismo no siempre ha transitado de manera pacífica y tersa; hay quien habla inclusive de un matrimonio mal avenido y desigual (Heidi Hartmann, 1988). El marxismo/ socialismo en tanto movimiento político social que ha luchado contra el capitalismo, la explotación al proletariado y la necesidad de construir otro orden social, ha enfrentado serias contradicciones con el feminismo porque éste lucha en contra de la opresión de la mujer y por la igualdad de ésta en todos los órdenes y no piensa en la lucha general del proletariado como un primer estadio. A pesar de sus diferencias, ambos movimientos han coincidido en que la emancipación de la mujer comenzaría con la incorporación de ésta al trabajo asalariado; se pone énfasis en que a partir de la emancipación económica se darían las bases para la autonomía social y con ello la condición de las mujeres mejoraría. Resulta preciso desmantelar el sistema capitalista para poder liberar a las mujeres. Es por ello que, en algún momento, el feminismo se subordinó al socialismo, aunque los feminismos de la nueva ola mantuvieron una relación bastante más conflictiva con los partidos de izquierda y sus integrantes varones (Lau, 1987) sobre todo cuando afirmaban la preeminencia del patriarcado como obstáculo para lograr la liberación de las mujeres. Esta postura -que continúa- se conservó durante todo el siglo xx. La complicada relación entre ambos movimientos fue causada por esta prioridad dada a la revolución social, donde las mujeres tendrían que esperar su turno, las jóvenes feministas de los años setenta, por su parte, no estaban dispuestas a hacerlo.

 

NACIMIENTO Y CREACIÓN

La Unión Nacional de Mujeres Mexicanas se constituyó el 11 de octubre de 1964, aunque adquirirá figura legal hasta el 19 de junio de 1990 al establecerse como Asociación Civil (UNMMAC). En los años sesenta, cuando se conformó, dos elementos fueron fundamentales: el auge de los movimientos revolucionarios y de liberación nacional en América Latina y el triunfo de la revolución cubana y, por ende la formación, el 23 de agosto de 1960, de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) de la cual tomaron el ejemplo. Aunque también fue su relación con el Partido Comunista Mexicano lo que empujó a la formación de este grupo.

Varias mujeres fuimos quienes empezamos con la creación de la Unión y llegamos a contar con esposas de sindicalistas, de comunistas, de trabajadores, profesoras normalistas, españolas del exilio, republicanas (Entrevista, 2012).

Como se puede observar, su relación con los hombres del Partido resultó fundamental. Muchas de ellas eran sus esposas, amigas, hermanas o madres y veían como una opción crear una organización que a la larga se convirtiera en la sección femenil del Partido.

La Unión decía provenir de una genealogía que se remonta a décadas anteriores a su fundación: desde la participación de las mexicanas en el Partido Comunista en la segunda y tercera década del siglo veinte. Esas mujeres desde mediados del siglo pasado se afiliaron hacia a la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDMI)3 participaron en los grupos de mujeres organizados para apoyar las huelgas de los maestros, ferrocarrileros y médicos hasta llegar a constituirse arropadas por los movimientos anticolonialistas de los años sesenta en la Unión Nacional de Mujeres.

Otra veta importante que empujó su creación lo constituyó el Movimiento de Liberación Nacional (MLN) que se organizó después de que Fidel Castro declarase el carácter socialista de la revolución cubana. La izquierda mexicana buscaba aminorar la influencia norteamericana sobre México y se aglutinó en torno a la figura de Lázaro Cárdenas, quien luego de su estancia en La Habana en 1959, regresó y organizó una Conferencia Latinoamericana a partir de la cual el 4 de agosto de 1961 surgiría el MLN. El MLN estuvo integrado por políticos, luchadores sociales, académicos y estudiantes; en donde destacaban mujeres, algunas de las cuales conformarían en 1964 la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas. Entre ellas se encontraban Adelina Zendejas, Marta Bórquez, Eulalia Guzmán e incluso quien sería su primera presidenta Clementina Batalla de Bassols.

En la asamblea constitutiva del Movimiento de Liberación Nacional, se afirmaba que era una organización independiente que pugnaba por la soberanía nacional, la emancipación económica, la solidaridad, la democracia y la paz, "para enfrentar al problema más grave y menos artificial de nuestro tiempo, como es el imperialismo". (Castellanos, 2008: 70).

El propósito del MLN era la unidad de la izquierda mexicana: su programa se apoyaba en los principios de la Revolución mexicana y desde luego, de la Constitución de 1917. En las sesiones de trabajo se estudiaron los problemas de las mujeres a quienes convocaban a unirse a las tareas del MLN. Las organizaciones femeninas participaron en los trabajos y elaboración de las resoluciones quedando representadas en el Comité Nacional del MLN.

...para que nunca deje de oírse la voz de las mujeres. El lema que enarbolaron era ¡Compañeras: conozcan al MLN y háganlo conocer. En nuestras manos está la posibilidad de una vida mejor para todos los mexicanos! (Jiménez y Reyes, 2000: 91).

Si bien el MLN tuvo una efímera duración ya que la desunión se hizo evidente entre sus filas por no lanzar a ningún candidato para las elecciones de 1964, sus principios permearon la conciencia de muchas militantes que a partir de sus inicios se unieron para formar la Unión. Para ello tuvieron que reunirse en varias ocasiones hasta lograr su objetivo.

Encaminadas a la formación de una instancia unitaria en 1961 llevaron a cabo el Encuentro de Mujeres de México, Centro América y del Caribe en la Ciudad de México del 14 al 16 de abril, con el objetivo de analizar las tareas de las mujeres en defensa de sus derechos sociales, civiles y políticos; su relación con la reforma agraria y la agricultura, con los derechos de las madres y de los niños, por la paz, la independencia nacional y la soberanía. Múltiples grupos y asociaciones femeniles de izquierda se dieron cita junto con representantes de Guatemala, República Dominicana, El Salvador, Puerto Rico, Honduras, y Cuba; un total de 337 mujeres que hablaron de la paz mundial y del papel de las mujeres en la consecución de ésta. Su propósito consistía en "educar y organizar a las mujeres, despertar su interés por las causas nobles, por la justicia, por el respeto a la Constitución..." (Jiménez y Reyes, 2000: 97). Como se puede observar, su preocupación giraba en torno a intereses políticos y sociales pretendiendo acercar a más mujeres a participar de estas demandas. No se acercaron al feminismo ni estaban de acuerdo con este pensamiento al que consideraban divisionista y burgués del mismo modo que sus compañeros varones.

Durante los trabajos de esta reunión se enteraron de la frustrada invasión norteamericana a Bahía de Cochinos. El día 15 de abril aviones procedentes de bases norteamericanas bombardearon aeropuertos civiles cubanos, lo que provocó airadas declaraciones de las asistentes, así como campañas de ayuda para recolectar fondos, medicinas y creación de comités de voluntarias. Esta sería la tónica de los años por venir: manifiestos por la paz.4

 A partir de esta reunión empezaron a gestarse otras más cuyo objetivo sería lograr la fundación de una organización unitaria que integrara a las mujeres de todas las clases sociales. La primera fue el Comité unificador Nacional de Mujeres en enero de 1964. En marzo del mismo año hicieron un llamamiento a la mujer mexicana donde se asentaba que ya existían las condiciones y el interés para crear dicha organización unitaria. Convocaban a mujeres campesinas, obreras, trabajadoras, jóvenes, estudiantes, profesionistas a "unirse en un sólo esfuerzo colectivo para el reconocimiento de derechos, por una vida mejor, por la paz en un mundo sin armas y sin bombas" (Jiménez y Reyes, 2000: 119). Por último en octubre de 1964 en compañía de mujeres venidas de todo el país más algunas del extranjero se presentó el programa que regiría a la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas, que quedó constituida el 11 de octubre.

La formación de la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas se dio como una organización democrática, cuyo objetivo se centraría en la unión de los más amplios sectores de mujeres y la promoción de sus derechos y reivindicaciones (Jiménez y Reyes, 2000:124). Aparecía como una rama de la FDIM y por un largo período se lamentaría de la falta de activistas, carencia de recursos y mal funcionamiento de sus comisiones de trabajo.

Se forma la Unión con toda esta aglutinación de las fuerzas de las mujeres de izquierda. Se integran las esposas de los candelilleros; por ejemplo, las esposas de los trabajadores, de sindicalizados, las esposas de [...], las compañeras, que quisieron, que habían estado desde el Frente Pro Derechos de la Mujer y muchas de ellas maestras normalistas, muy inteligentes y valiosas, del Partido. (Entrevista, 2012)

Se discutió la pertinencia de que se creara una gran agrupación de mujeres que congregara a las agrupaciones existentes; consideraban que aunque las condiciones del país no eran las más favorables para la participación femenina, ellas demostrarían su utilidad; al mismo tiempo suponían que una organización como la que planteaban podría ayudar a superar los prejuicios sociales y familiares; influir en educar a la mujer en la lucha y enseñarle el valor de la asociación organizada, de la participación activa y unificada que le diera conciencia de su propia fuerza. Bajo esta concepción residía la idea de luchar por una vida mejor para las mujeres y para sus hijos, conjugando esos esfuerzos en la solución de los problemas urgentes tales como la vivienda popular, la protección a la infancia, el mejoramiento del nivel de vida y la capacitación de la mujer para su propia superación" (Chávez, 2004: 38). Todo ello enmarcado en una "solidaridad fraternal tanto entre las mexicanas como entre las mujeres de todo el mundo, a partir de la lucha por la paz y la defensa de los hijos". La organización que se necesitaba debía de plantear los grandes problemas nacionales, entre los que estaban el de la vivienda popular, un Comité de Defensa de los Derechos de la Mujer y del niño y un Comité de lucha por el mejoramiento del nivel de vida familiar. (Jiménez y Reyes, 2000: 124)

En sus primeros años de operación, la Unión impulsó un proyecto de la Ley Federal del Trabajo referido a guarderías, coadyuvó en la construcción del Frente Nacional por la Infancia y convocó a una Asamblea Nacional de Mujeres Campesinas demandando la tenencia de la tierra para las mujeres y el pago justo para los integrantes de la familia campesina trabajadora. (Chávez, 2004: 38)

Entre los fundamentos teóricos sobre el problema de la mujer y su organización se ponía énfasis en el papel que debía jugar la mujer y cómo debería de participar. Se mencionaba cómo se había aislado a la mujer de la vida pública orillándola a refugiarse en el feminismo creando una contradicción al enfrentarla a los hombres, a través de la creación de organizaciones que la segregaron de las luchas generales. Esta interpretación las hacía separarse de las ideas feministas y mantener la postura de que el feminismo era un movimiento burgués separatista y que odiaba a los hombres. Por su parte el programa que proponían iba dirigido a las mujeres por clase social y ocupación dejando en claro el rol de madres de todas estas mujeres. Aquí se puede observar la principal diferencia entre ambos pensamientos, el feminismo al que la Unión consideraba no interesado en el bienestar femenino y la Unión con una visión más cercana al asistencialismo que buscaba unir a las mujeres por el desarme, la prohibición de pruebas atómicas, obras de paz en lugar de presupuesto para la guerra y que la ONU tuviera poder para el mantenimiento de la paz eran los presupuestos que enarbolaban.

Las mujeres de la Unión aparecen criticando al feminismo al que consideraban una lucha contra los hombres, que tenía miras muy estrechas; que creaba organizaciones que en lugar de incorporar a las mujeres a la lucha general del pueblo y de los trabajadores, segregaba a las mujeres y las limitaba a demandas inmediatas y parciales que no contribuían ni a la superación de la mujer, ni a la solución de sus problemas (Jiménez y Reyes, 2000: 121). Se oponían a un movimiento de mujeres autónomo y proponían una postura que no reconocía la lucha entre los géneros al interior de la clase. Al enarbolar que la lucha central debía ser la de clases y no la feminista, acusaban al feminismo por ubicarse en las luchas burguesas.

De las organizaciones femeninas de la derecha y las dependientes del gobierno, opinaban que eran instituciones de beneficencia, organismos desintegrados, separados de la sociedad, con aspiraciones limitadas. Para ellas las Ligas Femeniles Campesinas, por ejemplo, servían para entretener a las mujeres con demandas de la vida diaria, lo que llamaríamos hoy día, intereses prácticos de género asociados a las funciones de madre, esposa y responsable del bienestar familiar y no entrañaban cambios radicales tales como la emancipación de las mujeres o la igualdad entre los géneros y para ellas por supuesto, alejadas de la lucha de los hombres.

No obstante las actividades de la Unión se encaminarán precisamente al apoyo de las necesidades prácticas de la población femenina, como es la defensa de sus hogares cuando se pretendía desalojarlas; lucha por llevar energía eléctrica o agua a las colonias populares; posesión de la tierra, construcción de caminos y carreteras y en todo momento la protección de las madres y sus hijos a través de la creación de guarderías. En ninguna de estas actividades se mostraron críticas como lo habían hecho con las instituciones gubernamentales o con las feministas. Su objetivo de incorporarse a la lucha con los hombres acabó consistiendo en volantear y hacer labor de intermediarias con las organizaciones de izquierda que la mayoría de veces no las reconocían más que como compañeras o esposas de los militantes. Afirmaban, como buenas socialistas, que lo importante era la situación de las mujeres obreras y campesinas y encaminaban sus esfuerzos a mejorar su condición.

A partir de su conformación, sus actividades se concentraron en tratar de invitar a mayor número de mujeres y establecer comités regionales a lo largo del país. El festejo del 8 de marzo fue una actividad que continuó realizándose anualmente (se llevó a cabo por primera vez en 1931). Asimismo, se publicó el boletín Mujeres Mexicanas como órgano de difusión, que, por problemas económicos, aparecía irregularmente.

Las restricciones económicas que padecieron las empujó a buscar formas de financiamiento alternativas como la organización, en locales sindicales, de cine clubes con ciclos de los países comunistas ómuy de moda por estos años. A pesar de trabajar con el Partido no recibían apoyo, por ello se las tenían que arreglar para organizar conferencias sobre problemas de la infancia, y participaban solidariamente con uniones sindicales, campesinas, y sociales como el movimiento médico. "También participaban en todas las actividades de la FDIM porque desde siempre estuvimos adscritas a la FDIM" (Entrevista, 2012).

Lográbamos mucha audiencia ya que mujeres del Taller de la Gráfica Popular como Elvira Gazcón, Adela Gómez, incluso después Fanny Rabel, unas grandes mujeres artistas que alimentaban a la Unión para que hiciéramos el llamamiento al resto de las personas y trabajábamos con campesinas, con mujeres obreras con las gentes de zonas urbanas. Muchas cosas hacíamos. (Entrevista, 2012).

Durante los años sesenta se concentraron en luchar por la paz, por introducir una ley de guarderías que quedase incluida en la Ley Federal del Trabajo para que todas las madres trabajadoras tuvieran acceso a ellas, además pugnaban por hacer válidos los derechos establecidos en la ley para las mexicanas y defender la democracia. Se autodefinían primero por lo que no eran: una organización de damas ociosas que hacen tés y reúnen fondos para dar limosna a los niños pobres y tranquilizar así su conciencia. En cambio ellas afirmaban reunirse, discutir, protestar y denunciar, pero por encima de todo luchaban organizadamente por resolver realmente los problemas de la mujer. (Jiménez y Reyes, 2000: 170). Su relación con el Partido Comunista, a pesar de las burlas de que eran objeto, se mantenía debido a que los militantes las tomaban en cuenta y las aceptaban,5 por la forma de trabajar y porque conseguían llegar a muchas mujeres para desarrollar su nivel político. Eran útiles para armar manifestaciones y conseguir que mujeres de las delegaciones asistieran a plantones y marchas.

Como decía una de las integrantes de la Unión:

El Partido comunista entonces animaba a las mujeres, organizándolas para que tomaran parte en la vida política, que no estuvieran sometidas en la vida cotidiana, que tuvieran una opinión, porque estaban medio esclavizadas... (Jiménez y Reyes, 2000: 166).

Pero al mismo tiempo ironizaban con ellas al calificarlas con el sobrenombre de "uvas": "Unión de Viejas Argüenderas" (Entrevista, 2012). Ello muestra el poco respeto que el Partido y sus militantes tenían por este grupo de mujeres.

El discurso que la Unión manejaba, buscaba lograr la difusión de sus objetivos intensificando las actividades de los comités a lo largo de la República y un mayor acercamiento a más mujeres, sin dejar de estar comprometidas con la lucha internacionalista que llevaban a cabo a través de su relación con la FDIM. La Unión, a pesar de declararse por los derechos de las mujeres, no ponía énfasis en su condición, su trabajo se enfocaba estrictamente en la defensa de los movimientos sociales y, en términos genéricos, no se preocupaba por los movimientos específicos de mujeres ni por sus problemáticas. Para ellas las conquistas femeninas eran producto de la lucha socialista de los pueblos. Será hasta fines del siglo XX cuando inicien el tránsito hacia un tímido feminismo a través de la premisa de que la división sexual habida entre hombres y mujeres es parte de la desigualdad en que viven las mujeres; empezarán a hablar de la especificidad de éstas y a identificarse con los intereses feministas y comenzarán a hablar en términos de "género".

El movimiento de 1968 fue un parteaguas en la vida política y social del país y movió a parte de la población; la Unión de Mujeres participó organizando a las mujeres para que protestaran y condenaran la represión de los estudiantes. Se presentaban a sí mismas "como madres, como mujeres, como ciudadanas mexicanas y como miembros de la Unión" (Jiménez y Reyes, 2000: 208). Es decir, se posicionaban en su papel maternal femenino para ser aceptadas y con ello librar la batalla desde ese lugar.

Sus actividades se intensificaban y también languidecían. No siempre tenían una base de trabajo, y en ocasiones el pleno no estaba de acuerdo con las invitaciones que les hacían para participar con las colonas o las campesinas. Ello llevó a muchas discusiones y enfrentamientos, así como la dificultad de mantener los vínculos logrados y a las participantes de la Unión, por lo que por mucho tiempo el trabajo se detuvo y la organización se debilitó.

A partir de 1976 iniciaron una nueva etapa donde volverían a infundirle vida a la Unión porque la organización se había apagado, querían impulsar el trabajo nacional para formalizar al grupo y por ello otra vez se definieron como una organización independiente y democrática, no subvencionada, que luchaba por los derechos de la mujer, por la felicidad de la infancia y en defensa de la juventud. Afirmaban que no había que dejarle todas las tareas a los hombres quienes ya tenían muchas responsabilidades como luchar por el pan y por mejores condiciones de trabajo. Con ello separaban las esferas de acción entre hombres y mujeres y mantenían el patrón de domesticidad elegido para las mujeres.

 

LAS RELACIONES

En varios momentos de su accionar el grupo tuvo que reestructurarse ya que perdía presencia y sus relaciones con las mujeres del movimiento urbano popular, por ejemplo, se desgastaban. Las únicas actividades que todavía continuaban realizando consistían en reuniones, conferencias, el envío de cartas de apoyo y de protesta en contra de actos del gobierno y el apoyo a mujeres colonas de varios municipios del país y del Distrito Federal. En la arena internacional participaron en varios encuentros tanto en la entonces URSS como en sus países satélites y también asistieron a La Habana en 1988 al Encuentro Continental de Mujeres y a los Congresos organizados por la FDIM.

Recordemos además, que el feminismo de la nueva ola estaba activo y algunas mujeres de la Unión habían colaborado con ellas, aunque la mayoría manifestaba que el feminismo como ideología tenía pocas posibilidades de éxito entre las mexicanas. No obstante, la Unión llegó a participar en marchas feministas e incluso empezó, con reticencias, a aceptar el slogan de que lo "personal era político". En 1988 con las elecciones y el fraude electoral, la Unión se adhirió a varias organizaciones y redes de mujeres donde también participaban feministas que luchaban por la democracia (Jiménez y Reyes, 2000: 287). El 17 de julio de ese año enviaron una carta en la que afirmaban

...a nombre de la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas nos pronunciamos por la verdadera democracia; por el respeto al sufragio libremente emitido; porque a las diferentes agrupaciones políticas se les reconozcan sus triunfos legítimos y demostrables. No hacerlo así puede llevar a nuestro país a una imparable crisis política de consecuencias impredecibles. Nos sumaremos a la lucha por la defensa del voto. (Jiménez y Reyes, 2000: 287).

No obstante las luchas y colaboración con las feministas, la Unión se abocó mucho más específicamente a trabajar por la infancia. Enfocaron sus baterías en la solidaridad con los niños y crearon una estancia infantil a la que nombraron como Centro de Atención a la Mujer y al Niño: La Semillita que hasta la fecha sigue existiendo, ya que consiguieron hacer realidad su sueño y lograron que se les donara un edificio en la calle de Topacio, en la Merced, donde atienden a los hijos de las trabajadoras del rumbo.

Por último, hay que subrayar que la Unión ha sido una formadora de cuadros y muchas de sus integrantes en algún momento fueron parte del Partido Comunista, se incorporaron a la Unión y de ahí muchas salieron para crear otras agrupaciones. No obstante su relación no siempre fue buena ya que el Partido no las incluyó en su seno, ni las apoyó en su funcionamiento, aunque las usó para que juntasen mujeres en los mítines.

De la misma manera, la difícil relación entre la Unión y el feminismo se puede ejemplificar a través de las palabras vertidas por su presidenta Leticia Montes:

esta organización no se declara feminista, aunque haya feministas en ella. Para nosotras, que hemos venido creciendo en nuestra consideración de estos temas, no se trata de confrontarnos con el otro género, más bien se trata, aunque sea muy difícil, de convencerlos de que un aspecto elemental de la democracia es considerar que la especie humana se compone de hombres y mujeres con igualdad de derechos, pero que hasta ahora no existe igualdad de oportunidades para acceder a estos derechos. (Jiménez y Reyes, 2000: 352)

Postura igualitarista que no toma en cuenta la opresión de las mujeres ni la diferencia que hay entre los sexos.

La Unión ha pasado por muchas cosas, porque como participamos siempre con las demandas de los pueblos, porque nuestro lema -es ahora-, que la Unión es la liberación de la mujer unida a la liberación de los pueblos; es decir, es simultánea la liberación de los pueblos. Desde siempre nuestra lucha no ha sido una lucha sólo feminista, sino unida a la liberación de los pueblos, porque consideramos que las mujeres están dentro de toda esta población y de todas esas luchas. (Entrevista, 2012)

 

Bibliografía

CASTELLANOS, Laura. México armado, 1943-1981. México, Ediciones Era, 2008.         [ Links ]

CHÁVEZ CARAPIA, Julia del Carmen. Perspectiva de Género, México. UNAM/Plaza y Valdés, 2004.         [ Links ]

ESPINOSA DAMIÁN, Gisela. Cuatro vertientes del feminismo en México. UAM-X, 2009.         [ Links ]

HARTMANN Heidi. "Un matrimonio mal avenido:Hacia una unión más progresiva entre marxismo y feminismo" en www.fcampalans.cat/archivos//papers/88pdf., 1988.         [ Links ]

JIMÉNEZ ÁLVAREZ, Ana Victoria y Reyes Castellanos, Francisca. Sembradoras de futuros. Memoria de la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas. UNMMAC, 2000.         [ Links ]

LAMAS, Marta, et al. "Encuentros y desencuentros. El movimiento amplio de mujeres en México (1970-1993)" documento de trabajo editado por la Fundación Ford, 1994        [ Links ]

LAU JAIVEN, Ana. La nueva ola del feminismo en México. México, Planeta, 1987.         [ Links ]

 

Entrevista

Entrevista realizada a Delia Selene de Dios en el DF el 20 de abril de 2012.

 

Notas

1 En 1979 se creó el Frente Nacional por la Liberación y los Derechos de las Mujeres (FNALIDM), primera instancia unitaria de grupos feministas, sindicatos, grupos de lesbianas y de partidos de izquierda. Presentaron por segunda vez un proyecto de ley sobre maternidad voluntaria junto con la Coalición de Mujeres Feministas.

2 Entrevista realizada por la autora a Delia Selene de Dios Vallejo en la ciudad de México el 20 de abril de 2012.

3 Comprometidas con la lucha por la paz, por la Independencia Nacional y por el progreso social, al final de la II Gran Guerra las mujeres convocaron, en Paris, el I Congreso Mundial de Mujeres que se realizó del 26 de noviembre al 1° de diciembre de 1945, donde se conformó la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM) http://www.analitica.com/mujeranalitica/organizacionesfemeninas/1075988.asp consultada el 2 de febrero de 2013.

4 Recordemos que es la época de la guerra fría. Los ataques contra Cuba y los países comunistas serán cotidianos así como la respuesta de estas mujeres a través de cartas, manifiestos, piantones y marchas.

5 Muchas de ellas eran las esposas y compañeras de los militantes partidistas.

 

Información sobre la autora

Ana Lau Jaiven. Doctora en Historia. Profesora-investigadora en el Departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Investigadora Nacional y profesora con Perfil PROMEP. Autora de textos sobre Feminismo e Historia de las Mujeres. Correo electrónico: lauanaj15@gmail.com

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