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La ventana. Revista de estudios de género

versión impresa ISSN 1405-9436

La ventana vol.4 no.38 Guadalajara jul./dic. 2013

 

Avances de trabajo

 

Los significados de ser hombre asociados al consumo de sustancias psicoactivas

 

Marco Antonio Toquero Hernández* y María Alejandra Salguero Velázquez**

 

* Estudiante del Doctorado en Psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México y maestro en psicología con residencia en terapia familiar. toquer2@yahoo.com.mx

** Profesora titular de la Carrera de Psicología de la FES Iztacala. Perteneciente al Sistema Nacional de Investigadores, nivel l y forma Parte del Padrón de Tutores del Doctorado en Psicología de la UNAM. alevs@servidor.unam.mx

 

Recepción: 23 de septiembre de 2012
Aceptación: 18 de julio de 2013

 

Resumen

El estudio del uso de sustancias psicoactivas (SPA), desde el construccionismo social, implica comprender cómo se articulan los conceptos y las prácticas. El objetivo del presente trabajo fue conocer los significados de ser hombre, en un usuario de SPA. Se empleó una metodología cualitativa, a través de la historia de vida, se realizó un análisis narrativo en cuatro ejes: I) consumo de SPA en la familia y entorno; II) vida emocional; III) contexto de pares y IV) Relación con la figura femenina. Los resultados muestran que el uso de SPA en la familia y entorno es una práctica que se "naturaliza" en la vida cotidiana; en la vida emocional, es un medio para evitar el sentimiento de vulnerabilidad como hombres; en la relación con los pares es un recurso para obtener reconocimiento; y con la figura femenina representa un medio de control. Desde una perspectiva de género, el uso de SPA significa ser hombre, asumir el control y poder.

Palabras clave: masculinidades, significados, sustancias psicoactivas, historia de vida, poder.

 

Abstract

The study of substance abuse (SA), through Social Constructionism Theory, requires an understanding on how concepts and practice articulate. The objective of this research was to investigate the meanings of being a man, through a sa case study. A qualitative methodology was used; a narrative analysis was carried out within four axes of the subject's life history: sa in I) his family and environment, II) his emotional life, III) his peer context, and IV) his relation with the female figure. The results show that sa is 'naturalized' in the subject's family and environment. Inside his emotional life, it is a means to avoid feelings of vulnerability. In a peer context, it leads to acquiring recognition. Finally, it represents a means of control of the female figure. The analysis, from a gender perspective, shows sa as a resource to gain control and take over power.

Key words: masculinities, meanings, substance abuse, life history, power.

 

Introducción

Los estudios sobre los hombres en los últimos años se han multiplicado y responden a una diversidad de intereses y aproximaciones teóricas; de acuerdo con Minello (2002: 11), países como Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá y Australia han sido pioneros en esta producción.

Viveros agrega que las teorías feministas han tenido una importancia muy grande para el surgimiento y desarrollo de los estudios sobre masculinidad, sus desarrollos teóricos han permitido volver visibles a los varones como actores dotados de género (2008: 25). Sin embargo, ciertas investigaciones no han sido ajenas a diversas imprecisiones de tipo teórico y metodológico, por tanto, la elaboración conceptual ha arrastrado ambigüedades e incluso contradicciones. Uno de los temas que se discuten actualmente, es la propia definición del término "masculinidad", debido a que se utiliza con frecuencia para designar una cosa en sí misma, dando por sentado que su contenido es homogéneo y aplicable a diferentes contextos (Amuchástegui y Szasz, 2007: 15), lo cual, tiene implicaciones en la investigación y producción teórica. Por otro lado, la tendencia a reducir la masculinidad al estudio de los hombres, Careaga y Cruz (2006: 9), mencionan que en diferentes foros y debates es frecuente que se hable de masculinidad y hombres indistintamente, lo cual, suele generar confusión, pues deposita la masculinidad en los cuerpos de los hombres.

Guillermo Núñez refiere al respecto, que algunas investigaciones asumen la "identidad hombre" como algo evidente en sí mismo, transparente en su significado, sin considerar la disputa por la condición de la hombría (2008: 54). Para el autor, el significado de ser hombre no es un hecho, una sustancia o una cualidad intrínseca a su ser, es un objeto de disputa cotidiana, a través de los juegos de competencia, de prueba y asignación. Los significados de ser hombre, están en constante tensión, es un asunto relacional que se define por lo que no es, asociado a lo femenino y en reacción a ello (Núñez, 2007: 149).

Ana Amuchástegui e Ivvone Szasz proponen como salida a los diversos problemas conceptuales, trabajar sobre el concepto de género, es decir, pensar que la masculinidad no es sinónimo de hombres, sino de proceso social, estructura, cultura y subjetividad. No se trata de la expresión espontánea de los cuerpos masculinos, sino de cómo tales cuerpos encarnan prácticas de género presentes en el tejido social (2007: 16).

Para los objetivos de esta investigación, se retomó la propuesta de Amuchástegui (2001: 120) sobre utilizar el término "construcción social de la masculinidad" para designar una serie de discursos y prácticas sociales que pretenden definir el término masculino del género dentro de configuraciones histórico particulares, diferenciándolo de las propias experiencias de los hombres, quienes no están reducidos a someterse a tal construcción y que manifiestan innumerables formas de resistencia. Propone que si lo que interesa es la relación entre la construcción social de la masculinidad en contextos específicos (estereotipos, normas e ideales u otros) y la experiencia de los sujetos frente a ella, el análisis de la construcción de significados por parte de las personas es una aproximación pertinente.

Alejandra Salguero menciona que los seres humanos asumen los discursos trasmitidos por su cultura como la verdad, es decir, como su visión del mundo e interpretan sus acciones, pensamientos y sentimientos de acuerdo con esas verdades (2008: 21). Michael Kauffman (1997: 66), afirma que los ideales dominantes varían marcadamente de una sociedad a otra, de una época a otra. Agrega que cada subgrupo, con base en la raza, la clase, la orientación sexual, entre otros, define el ser hombre acorde con las posibilidades económicas y sociales del grupo en cuestión. Cada imagen dominante lleva una relación con las posibilidades reales en la vida de estos hombres y las herramientas que tienen a su disposición para el ejercicio de alguna forma de poder (1997: 66).

Los varones usuarios de sustancias psicoactivas, construyen los significados de ser hombre interactuando con los discursos dominantes acerca de lo que significa ser varón, tomando en cuenta que el consumo de sustancias psicoactivas implica, a su vez, una apropiación y decodificación de signos y significados (Nateras, 1994: 122).

Rocco Capraro señala que el consumo de alcohol puede estar relacionado con la paradoja de poder en los hombres, es decir, llegar a presentar problemas con esta sustancia por dos vías: la primera, el uso de alcohol por una actitud afín al rol de género masculino, tomar sólo porque los hombres toman; y la segunda, como una forma de contrarrestar el estrés que dicho rol genera en ellos. Agrega que la depresión en los varones puede estar relacionada a cuatro aspectos: a) la necesidad de lograr éxito y poder; b) la restricción emocional; c) la prohibición de conductas afectivas; y d) los conflictos entre el trabajo y las relaciones familiares (2000: 307). Así, los hombres pueden ser susceptibles a desarrollar depresión, y el consumo de alcohol es una forma de enmascararla.

En este sentido Anne Maria Möller-Leimkühler sugiere que el modelo de masculinidad tradicional es un factor de riesgo para la vulnerabilidad masculina, promoviendo los afrontamientos desadaptativos, como la inexpresividad emocional, la resistencia a buscar ayuda o abusar del alcohol (2003: 3).

Por su parte, Stanley Brandes refiere que para la gran mayoría de los hombres de la clase trabajadora mexicana, la ingesta de alcohol y la embriaguez están estrechamente relacionadas con la identidad masculina tradicional, los varones toman de manera rutinaria durante los rituales que marcan el ciclo de la vida y en las fiestas comunitarias (2002: 7).

Gilberto Quintero y Antonio Estrada encontraron en un estudio en Baja California Norte, que el uso de heroína provee prestigio y poder en las calles, es un medio para ganar estatus en el grupo de pares, a través de tomar riesgos, excesos y superar a los otros (1998: 155).

Benno de Keijzer (1997: 3) afirma que en México el consumo de sustancias psicoactivas tiene una alta prevalencia en los varones, y forma parte de las conductas de riesgo aceptadas y normalizadas en el modelo de masculinidad hegemónica, entendido este último, como la masculinidad que ocupa la posición hegemónica en un modelo dado de las relaciones de género (Connell, 2003: 116).

De acuerdo con los resultados de la V Encuesta nacional de adicciones (Secretaría de Salud, 2008), la proporción de uso de sustancias psicoactivas es de cinco hombres por una mujer. Carmen Meneses comenta que es evidente que para hombres y mujeres el consumo de sustancias psicoactivas cobra significados particulares y plantea trayectorias distintas, relatos diferentes que van a enmarcar el inicio, mantenimiento y recuperación del consumo adictivo (2006: 31).

Alejandro Tsukame (2002: 30), propone que el sentido que tiene el consumo de SPA para las personas, es el elemento fundamental en la legitimación de su uso, y éste a su vez es rastreable en los discursos de y sobre la droga (2002: 30). Desde el construccionismo social, aproximarse al problema de las drogas, es comprender cómo se articulan los conceptos y las prácticas relacionadas con este fenómeno desde un contexto histórico, incluyendo una serie de condicionamientos, procesos materiales, simbólicos, económicos, culturales, políticos, sociales y familiares (Romaní, 2002: 10).

El objetivo de este trabajo es documentar el proceso de construcción de los significados de ser hombre, en un varón consumidor de sustancias psicoactivas. Tomando distancia de las explicaciones basadas en la patología individual y la drogodependencia.1

 

Abordaje metodológico

Se empleó una metodología de corte cualitativo, con la finalidad de conocer y comprender el objeto de estudio a través de la narrativa del entrevistado (Sandin, 2003: 34). Para este fin se utilizó la técnica de historia de vida, que proporciona la experiencia personal, la ideología y la subjetividad (Connell, 2003: 133), así como los significados de la persona que está contando la historia de su vida (Ramos, 2001: 99).

 

El participante

Al momento de la entrevista Daniel tenía 34 años, vivía en casa de sus padres con su esposa y un hijo de diez años, en una colonia popular al oriente de la ciudad de México. Su principal ocupación era en el área de la construcción.

Se estableció contacto a través de una unidad de hospitalización dedicada al tratamiento de las adicciones, donde estuvo en tratamiento residencial por un periodo de tres meses. Tenía quince meses de no consumir sustancias psicoactivas y doce de haber egresado del programa de hospitalización. Se realizaron, dentro de las instalaciones, siete entrevistas con una duración de 90 minutos en promedio.

De acuerdo con los principios éticos en la investigación, se llevó a cabo el proceso de negociación y consentimiento informado. En el primer encuentro se le explicó el objetivo del estudio, solicitando su participación en forma voluntaria. Se le pidió autorización para audiograbar y transcribir las entrevistas, garantizando la confidencialidad y el uso de la información sólo con fines de investigación y divulgación académica. En este sentido, se cambió su nombre verdadero por uno ficticio, así como los datos que pudieran identificarlo.

En la primera reunión se le solicitó que contara su vida desde la infancia hasta la actualidad, el eje temático fue la trayectoria de consumo de sustancias psicoactivas, se consideraron una serie de preguntas flexibles, limitando en lo posible la intervención del entrevistador. El objetivo fue identificar los momentos más significativos de su historia —epifanías (Denzin, 1989 citado en Mallimaci y Giménez, 2006: 201)—. Posteriormente con la información recabada, se elaboró una lista de temas a desarrollar, considerando los contextos: familiar, pares, emociones y sexualidad, que de acuerdo con algunos autores (Salguero, 2008: 5; Ramírez, 2005: 48) son en éstos donde se construyen y negocian algunos de los significados más relevantes que dan sentido al ser hombre. No obstante, dichos contextos no se abordaron en forma rigurosa, por el contrario, se permitió que el participante diera énfasis a cada uno de ellos de acuerdo con su propia historia.

 

Análisis de resultados

El análisis integró la conceptualización, categorización, organización y estructuración de la información (Mejía y Sandoval, 1998: 159). Para esto, se realizó un índice temático de cada una de las entrevistas, posteriormente se organizó la información con base en los ejes de análisis que definen la historia: I) Consumo de SPA en la familia y el entorno; II) Vida emocional; III) Contexto de pares; y IV) Relación con la figura femenina.

Las citas de las narraciones del participante, van acompañadas de un código entre paréntesis, que señala el número de entrevista y número de página, en que aparecen en las transcripciones.

 

Resultados

1. Consumo de SPA en la familia y el entorno

A mi papá le parecía bien '¡sí!, que vaya por las caguamas, ¡órale!'

En la familia de Daniel, el uso de sustancias psicoactivas en los varones, era una actividad cotidiana, naturalizada, definida como una práctica común. Desde que era niño, convive con el consumo.

Mi papá tomaba mucho [...] verlo desde la calle que venía bien tomado y tambaleándose, ya sentía tristeza, como miedo, coraje, no sé, varias emociones que se me juntaban porque ya sabía lo que iba a pasar en mi casa (E2P3).

De acuerdo con Schmukler (2001: 254), la familia a través de modelos de socialización, es una de las principales instituciones que participa en la conformación de la identidad de género. Durante su infancia y adolescencia intenta distanciarse del modelo que observaba en su padre

Yo recuerdo que de muy chiquillo siempre dije 'nunca voy a ser como él' o sea, nunca voy a tomar una cerveza, nunca voy a ser como mi papá, [...] fue algo que nadie me metió en la cabeza, yo mismo dije y mi madre me decía '¡cállate que es tu padre!' ¿No?, '¡pues sí, pero yo no quiero ser como él!'" (E2p19).

Daniel se propone evitar reproducir el modelo que veía en su padre. No obstante, el entorno social lo involucra desde la niñez en prácticas asociadas al consumo

en el ambiente que yo crecí se daba mucho de mandar a los niños por las cervezas [...] a mi papá le parecía bien '¡sí!, que vaya por las caguamas, ¡órale!' (E2P2).

Va aprendiendo prácticas que establecen diferencias entre los niños y las niñas, donde son ellos, generalmente, los encargados de ir por las bebidas alcohólicas, legitimando el uso de alcohol en las conductas de los varones. Brandes (2002: 5) menciona que ni la bebida ni la embriaguez son características exclusivas de los hombres, sin embargo, desde el punto de vista ideológico y a partir de la conducta observable, se puede inferir que para una gran mayoría de los hombres de la clase trabajadora mexicana, la ingesta de alcohol y la embriaguez suelen estar estrechamente relacionadas con la identidad masculina. Para ellos tomar es algo normal y hasta predecible, a diferencia de las mujeres que podría dar cabida al escándalo.

A los 15 años consume por primera vez alcohol en compañía de unos vecinos, Daniel descubre que consumir alcohol2 favorece su interacción con otros varones y que además le generaba estados placenteros "Fue algo que me gustó [...] pues me sentía así como muy desinhibido, como a la vez contento" (E1p1-2). Núñez plantea que el consumo de alcohol, en algunas comunidades del norte de México, suele ser un ritual de paso para los adolescentes, un medio por el cual pueden socializar con otros varones (2007: 120). Gutmann (1996: 177) agrega al respecto, que en la ciudad de México el consumo de alcohol es intrínseco a la amistad masculina.

Asimismo, el uso de marihuana estuvo presente en su medio desde que era niño

El ex esposo de mi tía, estuvo viviendo acá en la casa, yo veía que fumaba marihuana, lo veía bien contento, agarraba y se ponía a forjar enfrente de su familia, no le importaba, lo veía como algo muy natural (E1 p3).

Su tío tenía mariguana en casa, lo que le brinda a Daniel la posibilidad de acceder a la sustancia, a los 17 años experimenta la combinación de marihuana con alcohol.3

Mi amigo ya me había dicho. 'tu tío tiene mota (marihuana) ahí' y ya empezamos a tomar y en eso. '¿sabes qué? qué se me antojó ¿Qué onda?... vamos a fumarle, ¿no? (E1p4).

Así a pesar de que Daniel había buscado distanciarse del modelo que su padre le mostraba, la influencia del tío, del amigo y el contexto social, contribuyen para que inicie el consumo de sustancias psicoactivas. Figueroa (1998: 89), argumenta que hablar desde una perspectiva de género implica reconocer que existen símbolos culturales que sustentan conceptos y procesos normativos, que hay nociones políticas e institucionales que vigilan los procesos y que dichos símbolos le van dando forma a la identidad subjetiva de los individuos, por ello no son fáciles de reconocer. Este planteamiento permite entender que en las prácticas de consumo de sustancias psicoactivas, existen una serie de conceptos y procesos normativos que validan su uso en los varones y que pueden formar parte de los significados asociados al ser hombre, Daniel a pesar de no querer repetir la historia de su padre, pone en práctica comportamientos similares.

2. Vida emocional

Daniel considera que su madre juega un papel relevante en el aprendizaje de su expresividad emocional

mi madre es como...el centro de la enseñanza de mi vida, [...] el ver [...] todo lo que hace por nosotros (E3p12). Esa nobleza siempre a mí se me compartió y se me enseñó, como el mirar, el ver siempre por los demás, ¿no? el no ser egoísta (E3p11).

Asimismo, su padre tenía muestras de afecto hacia él

Recuerdo que por las mañanas agarraba (su padre) y me daba un beso, yo estaba entre dormido, pero me daba mucho coraje, o mucho asco, porque todavía iba oliendo a cerveza [...] no lo hacía quizá muy seguido, como que... a su modo, él sí me quería (E2p3).

Seidler menciona que el padre y la madre juegan diferentes papeles en la expresividad emocional con las hijas e hijos pequeños (1997: 12), en la familia de Daniel, su madre mostraba su afecto públicamente y su padre de manera velada.

Durante su adolescencia, Daniel asume un papel afectivo hacia su familia, a través de conductas de cuidado y protección, debido a la posición periférica del padre

yo tomé ese lugar de mi padre, porque yo me acuerdo que iba con mi mamá el seis de enero, día de Reyes, en la madrugada, una o dos de la mañana que todavía estaban los juguetes, a traer los reyes, ¿no? para mis hermanitas, para que no se quedaran sin ese gusto, sin esa ilusión de niño" (E3p12).

Sin embargo, cuando se separa de su familia para salir a trabajar a otro país, experimenta nuevas emociones.

Aguanta, no pasa nada

Cuando tenía 17 años, migra a trabajar de manera ilegal a Estados Unidos de Norteamérica, situación que le produce diversos sentimientos, entre ellos temor.

Se reían de mí, porque decían que en la noche yo hablaba y lloraba hablándole a mi mamá [...] nunca me había separado tanto tiempo de mis padres, pienso que sentía miedo [...] a pesar de que iba rodeado de gente, de familiares y amigos (E5p2).

El miedo se hace presente a lo largo del camino, adquiriendo el significado de ser una emoción, a la cual había que vencer y sobreponer.

Para cruzar la frontera lo introducen en la cajuela de un automóvil con más personas, de forma hacinada y en posición inmóvil por varias horas

Yo decía: 'pos ojalá y nos agarren, ya sáquenme, ya estuvo', la verdad nunca había vivido ese tipo de maltrato, de sufrimiento. Me aguantaba porque con los que iba me decían 'aguanta, no pasa nada, esto es así, pero al rato pasa', son experiencias que a final de cuentas, te hacen más duro (E5p2).

La búsqueda de mayor tolerancia al dolor por los varones, en acuerdo con el modelo de masculinidad hegemónica, lleva a considerar como habitual cierto tipo de maltrato, es decir, cierto tipo de dolor se normaliza, como parte de un ritual que los varones tienen que pasar para convertirse en verdaderos hombres. Núñez refiere que el ser hombre se representa, como un asunto de valentía, de control de sí mismo, como una actitud temeraria y, finalmente, como una supresión del dolor (2007: 149).

Ya no quiero ser tan vulnerable, tan buena gente

Cuando llega a Estados Unidos se instala en casa de su tío e intenta construir una relación afectiva y de solidaridad con él.

Yo iba a dejar a mis sobrinos a su escuela, hacía de comer en su casa para cuando ellos llegaran, hacía la limpieza [...] le arreglaba los frenos de su camioneta [...] 'te echo la mano, no hay bronca' (E5p12).

Sin embargo, a raíz de una diferencia, éste le pide que se vaya de su casa, actitud que sorprende a Daniel.

Como que me derrumbé muy gacho, cuando nos corrió mi tío, y me quedé sin donde vivir (E5p12).

Esta experiencia significó experimentar una sensación de soledad y vulnerabilidad.

El distanciamiento con su tío coincide con otro suceso relevante, la separación de Lorena, la primera relación de noviazgo significativa que había establecido en Estados Unidos, ambas experiencias le generan sentimientos de tristeza y soledad.

Cuando nos corrió mi tío y me quedé sin mi novia [...] me da en toda la torre, ¿no? y digo '¡No, ya estuvo!' [...] fue como el morir con ese Daniel que llevaba esas enseñanzas, esas virtudes, como que ahí lo dejé morir, ya no me importó nada de eso, y dije: 'por ser así, me está pasando esto, ahora voy a ser duro, ¿no? ya no quiero ser así [...] tan vulnerable, tan buena gente' (E5p12).

Daniel describe que el uso de SPA le permitía disminuir los periodos de tristeza

Cuando comienzo a tomar y a drogarme, me doy cuenta de que me empiezo a fortalecer, en la forma de que ya no siento dolor, me empiezo a anestesiar [...] para sentirme ese hombre que puede enfrentar el problema, que no va a llorar, el que va a seguir adelante, eso significó durante mucho tiempo el usar la droga (E4p25).

Seidler considera que en el seno de una cultura intelectual racionalista, los hombres tienen que aprender a controlar sus emociones y sentimientos, desde niños aprenden a reprimir el dolor y el miedo (2000: 17). Sin embargo, esto no implica que los varones no tengan una vida emocional, sino que cuando tienen una serie de experiencias dolorosas, la dificultad para aceptar las emociones como fuente de conocimiento los lleva a tomar distancia de ellas. Así, el consumo de SPA adquiere para Daniel un significado asociado a atenuar las emociones que generan dolor; evitar el dolor emocional y la sensación de vulnerabilidad será un objetivo que buscará lograr en los próximos años.

3. Contexto de pares

Me sentía como intocable

Con la separación de su tío, Daniel empieza a vivir independiente a su familia.

Conseguí un departamento. (Un día) un primo me pidió permiso para hacer un convivio [...] pero llevó a muchas chicas, estas chavas empezaron a ir casi a diario, pero ya por su cuenta y me empezó a gustar, pues yo no tenía muchas amigas y se me empezó a pasar la tristeza [...] los vecinos se empezaron a dar cuenta y se empezaron a acercar (DaE1 p11).

El cambio de residencia le brinda la posibilidad de evitar los sentimientos de soledad y de tristeza; y la socialización con nuevos pares, facilita la probabilidad de experimentar con nuevas sustancias.

Empezó a llegar un chavo, una vez, me acuerdo bien, me tenía que ir a trabajar, y (yo) ya estaba medio tomado, y me dijo, era de Sinaloa, '¡Qué pasó pariente!, te veo mal '¡Cómo que así vas a ir a trabajar!', me dice '¡Aquí traigo algo para que te alivianes!' y ahí probé lo que allá le dicen speed3 (E1p11).

Los efectos que le produce son placenteros.

Consumir polvo (speed) y alcohol me cargaba todo el día, así me sentía bien contento, bien alivianado, bien feliz, como que no me importaba nada, andaba cantando, me sentía muy alegre (E5p7).

Así inicia el consumo de un estimulante, que por sus efectos en el sistema nervioso central, le provocaba estados de euforia y placer. Al integrarse con otros pares y usar una nueva sustancia, se inserta en un contexto donde el consumo tomaba distintos significados

donde llegamos eran puros narcos [...] se juntaban como unos 18 o 20 cabrones ahí en el departamento, y toda la noche fumando, contando puras hazañas, todo relacionado a la droga, ¿no? que 'yo llevé tantos kilos y que me pasó esto y que no sé qué', entonces, todo eso yo pienso que pos en un principio a mí me hacía sentir muy bien (E5p7). El estar tomando, el sentirme contento, escuchando canciones, puras para hombres, así que, corridos y de valientes, y todo eso (E1 P18).

El consumo de sustancias psicoactivas representa para Daniel, un recurso a través del cual lograba sentirse integrado entre sus pares. Quintero y Estrada mencionan que existen diversas razones por las cuales los varones pueden iniciarse en el consumo de drogas, incluyendo los sentimientos de curiosidad y depresión, pero a menudo, las ideas del modelo de masculinidad hege-mónica están implicadas; tomar riesgos, excesos y superar a los otros, son prácticas valoradas en el contexto de consumo de SPA (1998: 154).

Con el tiempo se involucra en la venta de speed

me gustaba llegar a cualquier parte y los chavos me rodearan, por irme a pedir droga, como que eso les gustaba a las chavas, decían '¡no es que mira, es el que anda tirando y acá!' todo eso me gustaba, porque me hacía sentir importante (E5p7).

Consideraba que la venta y consumo de sustancias psicoactivas lo colocaban en una posición de mayor prestigio.

Para nosotros era algo así, como de halago, que te vieran ahí drogándote (E5p9). Yo decía, 'a nosotros, no nos pasa nada', así que, me sentía como intocable (E5p10).

Hutton menciona que en el contexto cultural del uso de SPA, la venta y el consumo, son prácticas valoradas en el ideal de mas-culinidad hegemónica, dado que incluye ser duro, agresivo e inteligente (2005: 546).

El que aguanta más es el más rudo

Para Daniel, el grupo de pares es un espacio en el cual afirma los significados de ser hombre, de acuerdo con el modelo de masculinidad hegemónica

en esos círculos lo que trata uno de decir es 'A ver quién aguanta más', el que aguanta más es el más rudo, el que sí se la va rifar, el que tiene el poder, entonces todo el tiempo es como '¡No, yo puedo más, yo puedo más!'" (E5p7).

Contreras refiere que en varones que integran grupos con prácticas delictivas, la construcción de la masculinidad implica demostrar autonomía y autosuficiencia a través de conductas criminales, para distinguirse de los hombres y mujeres con menor jerarquía (2009: 479).

4. Relación con la figura femenina

No quiero dejar de tomar, ni de drogarme y ella tampoco quiere buscar ayuda

La segunda vez que migra a Estados Unidos conoce a María, su esposa, quien era migrante del estado de Guadalajara, México. Tiempo después se embaraza y empiezan a vivir juntos. No obstante, desde el inicio de la relación presentan constantes conflictos entre ellos, por lo que Daniel decide regresar a México en compañía de María y su hijo, instalándose en casa de sus padres.

La vida en pareja hace evidente las diferencias en las expectativas que cada uno tiene del otro, respecto al rol de género que desempeñan en la relación. Ella buscaba mayor autonomía e independencia y él mayor control en la relación.

Empiezan los celos, ¿no? porque ella se arreglaba para ir a trabajar y luego casi no la veía, entonces yo me ponía muy celoso por esto [...] empieza a hacerse de amistades que no me agradan mucho [...] empieza a invitar a amigas, ¿no?, de su trabajo a la casa, y empiezan a tomar [...] me empiezo a molestar mucho por eso y empezamos a tener conflictos así muy fuertes (E7p10).

En este contexto tomar alcohol y fumar mariguana, se convierte en un instrumento a través del cual intenta tener mayor control en la relación.

Nuestra relación ha sido muy dañina, de estire y afloja y con problemas, ninguno de los dos quiere poner de su parte [...] yo no quiero dejar de tomar, ni quiero dejar de drogarme y, por lo mismo, pos ella tampoco quiere buscar ayuda (E7p10).

Ramírez describe que algunos varones cuando consideran que las mujeres no cumplen con aquello, que piensan, son sus "obligaciones" lo experimentan como una pérdida de autoridad, lo cual puede llevarlos a recurrir a la violencia como recurso de control (2005: 32). Menéndez y Di Pardo comentan, al respecto, que para ciertos hombres el consumo de alcohol se convierte en un instrumento de violencia que está normalizada en las relaciones cotidianas, condición que puede extenderse para otro tipo de sustancias psicoactivas (1998: 43).

Empiezas como adquirir más respeto

Los incidentes de violencia van incrementando. Los tipos de violencia se van diversificando: los insultos, la destrucción de objetos y las agresiones físicas.

llegó el momento en que tuve un conflicto muy fuerte con mi esposa y hasta me tuvieron que ir a calmar los policías, porque estaba tomado y drogado; estaba muy alterado, ese día pasaban pensamientos muy fuertes por mi cabeza (E7p9).

Para Daniel, las manifestaciones de violencia asociadas al consumo de SPA tenían un fin instrumental

Parece que no, pero como que empiezas a adquirir más respeto (...) miedo por parte de tu pareja, si no me ven drogado, si no me ven tomado, pues me empiezan a regañar (...) todo lo que hacía, pues, era agarrar e ir por otra caguama (cerveza) o agarrar y fumarme un churro (cigarro de marihuana) para evadir todo eso (E4p27).

El consumo de alcohol y mariguana lo utiliza para evadir la responsabilidad de sus acciones. En este sentido, para Menén-dez y Di Pardo el alcohol es un instrumento y no el causal de las violencias, aclara que es el uso de alcohol en las relaciones sociales lo que establece la violencia y no el alcohol en sí (1998: 47).

A través del consumo de SPA y el uso de la violencia, intenta mantener una posición de poder, evitando la confrontación con su estado de deterioro físico y económico

muchas veces es como para complementar soy hombre, '¡y qué!, lo hice, ¿y ya qué quieres que haga? y no tener esa humildad de pedir perdón (E4p27).

Para Menéndez y Di Pardo (1998: 56), la violencia encuentra legitimación en toda una serie de patrones culturales que afirman la supremacía masculina y, de la cual, la violencia es sólo una de dichas pautas.

No aceptar, ante los otros, los efectos negativos del consumo de SPA, lo envolvía en una espiral de violencia que repetía constantemente enfrentarlo sobrio, te cuesta mucho trabajo; me hacía sentir así muy vulnerable, o sea, el decir te van a volver a hacer daño, te van a pisotear, te van a perder el respeto, yo decía 'es mejor estar drogado para seguir manteniendo este nivel, este respeto por parte de las personas (E4p26).

Kauffman afirma que los hombres hacen muchas cosas para mantener el tipo de poder que se asocia con la masculinidad, como sosntener una coraza dura, conservar el control, al mismo tiempo que se aprende a eliminar los sentimientos, a esconder las emociones y a suprimir las necesidades (1997: 70).

Date esta última oportunidad, si tú quieres, aquí está mi mano

En la decisión de dejar el consumo de drogas, la madre de Daniel juega un papel muy importante, ella lo persuade de ingresar en el proceso de hospitalización para detener el consumo

Me dijo: 'date esta última oportunidad, si tú quieres, aquí está mi mano' me dio su mano y me puse a llorar con ella (E2p13).

El primer paso para interrumpir el uso de SPA, se presenta cuando acepta que hasta ese momento la forma en que había tomado las decisiones no había sido la más favorable, que se había equivocado, un paso difícil de asimilar, dado que está asociado a reconocer la vulnerabilidad.

He reconocido que he estado mal, que todos tenemos derecho a equivocarnos, pero también tenemos esa oportunidad de volver a empezar 'Sabes qué, ¡hasta aquí, ya estuvo! y ¡ya me cansé!, ¡ya no quiero seguir con esto!' debes tener ese valor (E2P22).

Figueroa (2007: 6), subraya que los hombres con mayor identificación al modelo de masculinidad hegemónica, tienen mayor dificultad para asumir la derrota, el dolor, la tristeza y la soledad, junto con una mayor incapacidad para pedir ayuda, ya que esto implica reconocer cierto nivel de debilidad y fragilidad.

 

A modo de conclusión

En la narrativa de Daniel se pudo identificar que, cuando era niño, quiso distanciarse del modelo de varón consumidor de alcohol que observaba en su padre, no obstante, en la edad adulta realizó comportamientos similares. Comprender desde la perspectiva de género cómo reproduce esta serie de prácticas, es hacer evidente que alrededor de Daniel existían una serie de discursos hegemónicos que legitimaban el consumo de sustancias psicoactivas en los hombres —los varones son consumidores frecuentes de alcohol y en grandes cantidades; los niños son los encargados de adquirir las bebidas alcohólicas; y los varones tienen mayor tolerancia por parte de la familia y el entorno para el consumo—. Dichos discursos se concretizan en la vida de Daniel, a través de los diferentes medios de socialización —familia, pares y medio social—, incrementando la probabilidad de que reprodujera las conductas que rechazaba en su padre. Por tanto, es importante cuestionar ciertos modelos de socialización de género a los que están expuestos algunos varones.

Por otro lado, uno de los temas que cruza la historia de Daniel, es la búsqueda de distanciarse del dolor emocional y la vulnerabilidad, sentimientos que, para él, ponían en duda su definición de ser hombre. Kauffman (1997: 70) menciona que la adquisición de la masculinidad hegemónica, exige a los varones suprimir una gama de emociones, las cuales no desaparecen, sólo se limitan o se ocultan. Así, en la historia de Daniel, el primer paso para detener el consumo problemático y sus consecuencias negativas, surge cuando acepta que se había equivocado, una decisión difícil de tomar, pues estaba asociado a reconocer la vulnerabilidad. Según Seidler, se necesita un planteamiento completamente diferente de las masculinidades para darse cuenta de que demostrar vulnerabilidad no tiene que ser una señal de debilidad, sino por el contrario, puede ser una señal de fortaleza (1995: 101).

Asimismo, el análisis de los datos permitió observar cómo los significados de ser hombre asociados al consumo de SPA, se transforman en el tiempo y de acuerdo con los diferentes contextos, por ejemplo, con relación a los pares el uso de alcohol y speed, le otorgaban reconocimiento y prestigio social; posteriormente ante su pareja y familia, tomar alcohol y fumar mariguana, los asociaba a la posibilidad de mantener una posición de "respeto" y evitar los cuestionamientos. En ambos espacios, los significados estaban relacionados a ocupar una posición de poder dentro de las relaciones intra e intergénero, de acuerdo con los discursos dominantes de la masculinidad (Kauffman, 1997: 67).

Así, concebir la construcción de los significados de ser hombre y consumir sustancias psicoactivas como un proceso, aporta el marco para una comprensión integral —a diferencia de quienes proponen una relación lineal entre el rol tradicional masculino y el consumo de sustancias psicoactivas (Capraro, 2000: 307; Móller-Leimkühler, 2003: 3)—, dado que permite examinar la complejidad de significados y relaciones que intervienen en el consumo. Asimismo, contemplar el uso como parte de un proceso, implica, a su vez, pensar en estrategias integrales de intervención, sensibles a una perspectiva de género.

 

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Notas

1 El concepto de drogodependencia, fue definido por la Organización Mundial de la Salud en 1964, como un síndrome caracterizado por un esquema de comportamiento en el que se establece una gran prioridad para el uso de una o varias sustancias psicoactivas determinadas, frente a otros comportamientos considerados habitualmente como más importantes. Clásicamente se han descrito dos tipos de dependencia: física y psicológica (Del Moral y Fernández, 2009: 5).

2 La ingesta de alcohol provoca sensación de euforia, optimismo y aumento de la sociabilidad (Laredo y Lizasoain, 2009: 389).

3 Se ha observado que existen semejanzas entre los efectos de la marihuana y el alcohol, como: euforia, relajación, aumento de energía y labilidad afectiva (Cruz, 2007: 186). Cuando se consumen simultáneamente los efectos tienden a combinarse.

3 El speed es sulfato de anfetamina, un potente estimulante que su consumo produce sensación< de placer, aumento de la motivación, euforia, acentuación del estado de alerta y disminución< del cansancio (Royo-Isach, Magrané, Velilla y Ruiz, 2004: 553).

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