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La ventana. Revista de estudios de género

versión impresa ISSN 1405-9436

La ventana vol.4 no.35 Guadalajara ene./jun. 2012

 

Avances de trabajo

 

Maternidad, trabajo y familia: reflexiones de madres-padres de familias contemporáneas

 

María Antonieta Covarrubias Terán

 

Doctora en antropología de las relaciones de género. Profesora investigadora de la FES Iztacala, UNAM. Correo electrónico: antonic9@gmail.com

 

Recepción: 30 de marzo de 2012
Aceptación: 19 de mayo de 2012

 

Resumen

Son cuantiosos los estudios en torno a la mujer y el trabajo, sin embargo, la relevancia del tema permite continuar indagando y conocer las vivencias actuales de sus protagonistas. Es precisamente el propósito de este trabajo analizar las reflexiones de madre-padres contemporáneos respecto al ejercicio de la maternidad y el trabajo. Desde la perspectiva sociocultural y como parte de una metodología cualitativa, se hicieron entrevistas en profundidad a madres y padres de clase media, residentes de la zona conurbada de la Ciudad de México. Se reportan sus reflexiones y las razones por las cuales renuncian las mujeres al campo laboral. Se hacen reflexiones críticas sobre el tema y se proponen alternativas.

Palabras clave: Maternidad, trabajo, reflexiones, familias, contemporáneas.

 

Abstract

Studies on women and work are substantial; however, the relevance of the subject allows continue investigating and know the current experiences of its protagonists. It is precisely the purpose of this paper analyze contemporary reflections of mothers-fathers with respect to the exercise of motherhood and work. From the socio-cultural perspective, as part of a qualitative methodology, in- depth interviews were made to middle-class parents. Reported their reflections and the reasons why renounce women the labour field. Become critical reflections on the topic and proposed alternatives.

Key words: Maternity, work, reflections, families, contemporary.

 

Los estudios de género han abordado con profusión el papel de la mujer y su relación con la maternidad, investigaciones en las que aún hoy se sigue discutiendo el rol de mujer-madre-ama de casa (calificado de rol tradicional), que ha definido culturalmente la identidad femenina por generaciones. También en estos trabajos se ha abordado la transición al rol de mujer-trabajadora-ama de casa ("la doble jornada"), que ha implicado un cambio cada vez más creciente de su participación en la familia y la esfera laboral. Estos cambios han conducido a una discusión entre las esferas pública y privada, conceptos que denotan representaciones sociales, como señalan varios autores (Barbieri 1991, García y Oliveira 2000, Jelin y Feijoo 1983, Hierro 1985, Wainerman 2002). Sin embargo, aunque existe un acervo amplio sobre el tema, sigue siendo vigente y relevante atender la multiplicidad de eventos y demandas socioculturales actuales que traen consigo implicaciones en el desarrollo personal de las mujeres, y contribuyen al proceso de su construcción afectiva y de identidad.

Como dice González (1997), la identidad es un proceso activo que se construye a lo largo de toda la vida a partir de aspectos biológicos, sociales y culturales, lo cual a su vez, va generando nuevas identidades.

Para las mujeres, dada una identidad relacional, su vida parece definirse en el ámbito de lo familiar, el amor, la formación de pareja y el matrimonio; y como consecuencia: la procreación y con ello el ejercicio de la maternidad (Alarcón, Covarrubias y Herrera 1991). Mientras que la identidad de los hombres se basa en la aspiración de tener dominio, estatus y poder en sus distintas relaciones (Wainerman 2002).

En la construcción de la identidad como proceso de identificación, la atención se centra en la actividad y la práctica en la que aquellá está siendo construida —no en la persona—, en las que los individuos están en proceso de lucha constante por el poder y negociando afiliaciones e identidades (Kevin, Balls y Marin 2002).

De esta manera, los individuos participan en un espacio y un tiempo, en prácticas y contextos donde experimentan interacciones tanto significativas como no significativas donde han tenido participaciones cambiantes en el curso de la vida y de una importancia personal, como lo es el ejercicio de la maternidad-paternidad. Ésta conlleva posiciones sociales que los individuos podrán aceptar integralmente, sólo una parte de ellas, o bien rechazarlas y esa situación aparece como propicia para analizar las relaciones y los límites del proceso de construcción de la identidad y las prácticas cotidianas (Kevin et al. 2002, Holland y Leander 2004).

La práctica personal cotidiana está implicada en la trayectoria de vida de la persona en un punto particular de su curso y varía debido al cambio en la conducción cotidiana (Dreier 2005). La creciente incorporación de las mujeres al ámbito laboral —algunos lo denominan ámbito extradoméstico—, ha inducido a un cambio en los roles y expectativas de género. Estos cambios son constantes y demandan diversas formas de reconsideración y re-aprendizaje, las cuales conllevan a tomar una postura personal, construida reflexivamente.

Una reflexión, señala Dreier, es el resultado de haber participado en muchas prácticas sociales. Es parte de nuestra trayectoria de vida, configura una conducción personal y le da un sentido de dirección.

A partir de lo anterior, cabe preguntarse: ¿Qué reflexiones hacen las mujeres respecto al ejercicio de maternidad y trabajo?, ¿cómo viven actualmente las mujeres y los hombres las expectativas de roles de género en el vínculo familia y trabajo?, y ¿cuáles son los significados al respecto?

Para dar respuesta a estas preguntas, se realizó una investigación con madres y padres de clase media, residentes de la zona conurbada de la ciudad de México, cuyo objetivo fue analizar las reflexiones de madres y padres contemporáneos, respecto al ejercicio de la maternidad y el trabajo.

 

Elementos metodológicos

Las directrices de este trabajo toman como punto de partida la investigación cualitativa, la cual permite descubrir y producir conocimiento sobre la vida de las personas, su historia, sus relaciones interpersonales, acciones, emociones o creencias aprehendidas en y de su realidad social. Entendiendo que la realidad se construye socialmente y los individuos, al estar inmersos en ella, son actores interpretativos que crean un orden social y significados. En consecuencia, el comportamiento de las personas es el resultado de una estructura de relaciones y significaciones que operan en la realidad, en un determinado contexto social, cultural e ideológico. Dicha realidad no es la misma para todas las personas, sino que es estructurada y construida por cada uno de los individuos (Castro 1999, Amuchástegui 1999 y Szasz y Amuchástegui 1999).

 

Población

En este estudio participaron diez familias biparentales de clase media, que habitaban en la zona conurbada de la Ciudad de México, con estudios a nivel técnico o profesional y con hijos de ambos sexos entre 6 y 12 años, pertenecientes a la misma institución educativa de educación básica privada (Colegio Hispanoamericano, plantel Coacalaco, Estado de México).

Se trabajó con padres-madres de clase media, según la propuesta de Szasz y Lerner (1999) de abrir nuevas líneas y vertientes de investigación en relación con la problemática de la familia en diferentes grupos sociales, como es el caso de la clase media (o estratos medios), las cuales desde su punto de vista han recibido poca atención en nuestro país.

 

Estrategias de investigación

Se realizaron entrevistas en profundidad a los padres y madres para indagar acerca de sus vivencias parentales y trayectoria personal, considerando que esta técnica se orienta a conocer y entender las perspectivas y significados de las experiencias, sentimientos, o situaciones personales que la persona entrevistada tiene sobre su vida y expresa en sus propias palabras (Tarrés 2001). Los ejes temáticos sobre los que se inquirió fueron: a) desarrollo personal y profesional, b) formación de pareja, c) constitución de la familia, y d) maternidad, trabajo y familia. Por cuestiones éticas, los nombres de las y los participantes se cambiaron utilizando seudónimos.

 

Análisis de datos

Acorde con lo que plantea Tarrés (2001), las entrevistas se transcribieron con la finalidad de analizar los elementos circunscritos en su realización. Se identificó la información transmitida de manera no verbal: gestos, silencios, reacciones, proximidad, movimiento del cuerpo, tono y volumen de voz, así como la estructuración del discurso. Es decir, se identificaron sus expresiones: lo que expresaban y no expresaban, así como otras situaciones que denotaran algún elemento cognitivo y afectivo (silencios, sarcasmos, ironías, titubeos...).

Se señalaron a través de símbolos aquellos elementos que permitieran dar cuenta de aspectos relevantes como énfasis, silencios, tono, volumen... 1

Posteriormente, se categorizaron los fenómenos por medio del examen de los datos línea por línea, lo cual tuvo como objetivo desarrollar conceptos. Los datos de este código son la configuración de frases y significados interrelacionados (Ratner 1997).

 

Resultados

Los siguientes resultados se presentan en categorías derivadas del análisis y expresadas en frases que aparecen como apartados.

 

Maternidad vs trabajo

Desde el punto de vista de las madres de la presente investigación, ellas asumieron una postura responsable al constituirse en madres, ya que han dejado su actividad laboral en pro de proporcionar una formación y educación de calidad para sus hijo/as, redundando potencialmente en un óptimo desarrollo físico, moral y afectivo.

Los siguientes fragmentos dan cuenta de esto.

Trabajé/ hasta mi periodo de incapacidad. En cuanto yo tuve a Eduardo, yo dije: "yo no quiero hacer otra cosa, yo quiero cuidar a mi bebé". Y cuando nació Mariana, igual: "yo quiero estar con mis hijos, quiero cuidarlos". Ya después también me entró el gusanito de que, quisiera seguir trabajando, quisiera seguir teniendo actividad profesional; a lo mejor cuando crezcan, estando chiquitos, no. No, porque se supone que es cuando más necesitan a la mamá, y / ahorita no, y conforme han ido creciendo, ¡pues menos! (...), a menos que yo encontrara algo, que me ocupara de las ocho a las dos de la tarde. Lo he platicado con ellos, "¿y si me meto a trabajar?", y Eduardo dice —no—, ya después lo piensa y dice: "bueno sí tienes permiso para trabajar, pero cuando yo llegue de la escuela tú ya tienes que estar aquí, porque yo no quiero que me encargues con nadie, no quiero que nadie me dé de comer comida que no me gusta, yo quiero que tú estés aquí cuando yo llegue". —/ Mariana me dice— "No, mamá, tú vete a trabajar, danos la llave, nosotros entramos, nosotros nos damos de comer, tú nada más dejas todo". Y Eduardo —(>) "¡no!"—, él se enoja con ella, (>) "no Mariana, NO, mi mamá que no se vaya" (tono de molestia), y Mariana —"sí, sí, que se vaya, va a ganar dinero y nos va a poder comprar más cosas" (tono tranquilo)—, y el otro —"ah, bueno—, pero solamente que cuando yo llegue tú ya estés". / Mi mamá por cuestión nerviosa y prescripción médica, tenía que dedicarse a otra cosa, / entonces se metió a trabajar, yo estaba en la preparatoria, y, y a mí me molestó mucho que mi mamá trabajara, porque ya no estaba cuando yo llegaba, ya no había quien me sirviera la comida, yo tenía que servirle a mis hermanos (gestos de enfado) porque yo era la grande, mi mamá dejaba las instrucciones (...) y a mí eso me caía muy mal, así como que, ¡ahh que madre! ¿no? (tono de enfado). Ahora entiendo que sí era una necesidad para ella, pero de momento, a mí no me gustó, entonces cuando yo tuve a los niños, igual y a lo mejor era mi recuerdo, "yo tengo que estar con mis hijos"/. Cuando me embaracé de Eduardo, fue así como automático, "yo voy a dejar de trabajar", porque yo sentía, "y ¿cómo voy a dejar a mi hijo allí?". Y luego mi trabajo no tenía horario de salida, a veces a las siete y a veces me daban las diez de la noche, a veces tenía que trabajar sábados o domingos o el primero de enero, y yo tenía que estar a las siete de la mañana levantando inventario; entonces, me puse a pensar," no voy a poder hacer eso, cómo voy yo a dejar a mi hijo, / yo lo tuve, es mi responsabilidad, yo no lo voy a dejar". Mis compañeras de trabajo, que en ese momento tenían hijos, eran un desastre; de repente no podíamos salir temprano, teníamos que sacar equis trabajo a morir, "fulanita, pasas por mi hijo, sácalo de la guardería llévaselo a mi mamá" (tono de angustia), o "espérenme tantito", o "regreso en dos horas, me quedo hasta las tres de la mañana pero voy a sacar a mi hijo" (tono de angustia). Y yo las veía en los predicamentos en los que se metían, ¿cómo iba yo a poder hacer eso con un hijo? / Nació el bebé y yo en ningún momento, ni por aquí (señala la frente), me dediqué al trabajo / Mi vida gira alrededor de los dos, y sin pensar en trabajo. Ya cuando fueron creciendo bueno pues sí, ya na'más un poquito más grandes y me meto, ya na'más que Mariana entre a la primaria y ya voy a tener más tiempo. Pero como va pasando el tiempo, lo voy pensando y digo, ni me voy a poder encontrar un buen trabajo, porque cuánto me van a pagar por cinco, seis horas, y voy a tener que andar a la carrera; porque mi marido me dijo: ""si tú quieres trabajar, trabaja, pero, ¿sabes qué?, que la casa tiene que seguir como ya nos acostumbraste, la casa recogida, la ropa planchada, todo en orden, y aparte vas a trabajar". Dije ¡ah!, no me agrada el tener que llegar, hacer y acabar en la noche medio muerta por lo poquito que me puedan pagar, además, a lo mejor ni de lo que yo sé hacer puedo encontrar algo, no va a haber quien me diga, "te pongo de gerente y tú te puedes ir a las dos". Y dije no, ya no. Entonces igual y a lo mejor tuvo que ver lo que pasó con mi mamá, que tuvo que meterse a trabajar, y de que yo sentía que a la mejor nos abandonó, ¿no? Porque sí nos dejó, cada quien con su llave y entrar, y uno de mis hermanos todavía estaba en primaria, entonces, yo sí tenía que ayudarle a veces a hacer la tarea (tono y gestos de enfado), y a mí me caía gordo eso (tono de enfado), entonces digo "¿mis hijos que tengan que hacer así?, no, si aquí estoy yo (Lucía).

En el relato de Lucía es clara su decisión de ocuparse del cuidado de sus hijos desde su nacimiento, asumiendo su responsabilidad y mediada por la creencia del discurso social de que la madre, sobre todo es indispensable en la primera infancia, la que satisface y cubre las necesidades del infante, lo cual corresponde al planteamiento de Chodorow (2003), quien señala que en los primeros años de vida en la sociedad contemporánea, la influencia de la madre supera a la del padre y de otros cuidadores; pero ello no significa que sea un hecho universal, ya que hay comunidades en otras culturas que tienen otro tipo de relación con sus hijos/as. Tal es el caso de la etnia de la comunidad afrocolombiana, quienes por el contrario no invisten una gran cantidad de cuidado y de afecto al bebé recién nacido, ya que la tasa de mortalidad es alta (Tenorio 2000).

En la cultura mexicana, por el contrario, se anticipa la llegada del bebé con una serie de ritos para su llegada, y se manifiesta en muchos casos afectividad, dándole una ubicación en la familia, así como ensayando su identidad por medio de la asignación de un nombre.

 

La maternidad y sus contradicciones

Cuando la experiencia, expectativas y vivencias actuales de muchas mujeres se contraponen, les generan contradicciones, como en el caso de Lucía, quien al recordar su vida con su madre —que trabajó mientras ella era adolescente—, describe cómo esta situación le provocó sentir abandono, vivir sin atenciones maternas y, además, la enfrentó a responsabilidades tempranas; situación y efectos que no quiere reproducir. Su vivencia y reflexión en torno a la relación con su madre se complementan con lo que ella relata acerca de sus compañeras de trabajo, quienes se enfrentan a resolver de manera estresante la incompatibilidad de horarios para coordinar las exigencias de su trabajo con el cuidado de sus hijos/as, lo que representa en palabras de Jelin y Feijoo (1983) presiones cruzadas entre las demandas del rol de madre y ama de casa con el de trabajadora, las cuales constituyen importantes determinantes de la estrategia de participación de las mujeres en el trabajo extra doméstico y el doméstico.

De manera análoga, en términos de Dreier (2005), la práctica social personal de las otras madres que narra Lucía, es más compleja porque incluye más ámbitos de participación (trabajo, hogar, instituciones educativas...); en consecuencia, existe una necesidad constante de balancear y sopesar su implicación en cada una de estas actividades. Mientras que Lucía decide circunscribir su práctica personal a ser madre-ama de casa, por percibir una serie de conflictos marcados por su historia de vida; antecedentes con los cuales re-significa hechos de su infancia. Pero su postura no responde sólo a una valoración subjetiva, sino también a la estructura de su práctica; ya que considera que en su caso no es necesario, ni estrictamente indispensable un ingreso extra, ni la considera como una necesidad de autorrealización imperativa.

 

Maternidad vs inquietudes laborales

En esta mamá aparece de forma esporádica la inquietud y el deseo de reincorporarse como profesionista al mercado laboral, aunque los argumentos, tanto de su esposo, como de su hijo, parecen ser convincentes para ella, haciéndola desistir de la idea. Brody (2001) dice al respecto que las relaciones familiares tienen más significado para las mujeres que para los hombres. Y el perseguir metas laborales o profesionales tiene más significado para los hombres, esto conduce a expresar distintas emociones, motivaciones y sentimientos de satisfacción en distintas circunstancias.

En mi opinión, el planteamiento de esta autora nos llevaría a tipificar a los hombres y las mujeres2 en lugar de ubicar la práctica de cada agente (persona), sus condiciones, metas, deseos, así como los afectos interrelacionados en la misma. En este caso, Lucía se deja guiar por emociones y sentimientos, pero también su esposo refiere a emociones de gusto y alegría en otro momento de la entrevista, por la dedicación y cuidado que su esposa tiene para con la familia y la organización de la misma.

 

Maternidad vs trabajo remunerado: enseñanza de roles

En el testimonio de la madre antes citada se recupera lo que el niño dice, y llama la atención la posición que él adopta en esta relación, asumiendo un rol tradicional masculino de autoridad al ceñir y delimitar las actividades femeninas. El niño ha aprendido que el lugar de las mujeres es la casa. Su experiencia contrasta (como en otro momento de la entrevista se cita) con lo que otros niños viven cuando sus mamás trabajan (el transporte los lleva y regresa a su casa, son alimentados por otras personas...). Esto lleva a decir que en su trayectoria de vida ha internalizado la experiencia de otros, contrastando la participación de sus iguales en otros contextos de práctica. Por ello, la teoría de la práctica hace énfasis en esta situación, ya que es a través de la cual se aprenden valores y acciones, situaciones que construyen una relación con un vínculo y anclaje afectivos, relación que le da un sentido de pertenencia y reconocimiento.

De manera opuesta, la perspectiva de la hija es flexible y abierta para enfrentar esta posibilidad. Sin embargo, ambos hijos adoptan estas posturas circunscribiéndolas a un beneficio personal: atención y cuidados vs beneficio económico. De la misma manera es importante recalcar que la madre se ha apropiado de valores de un rol social "del deber ser como madre" que implica que para una mujer-madre, un trabajo remunerado es opcional y que no se constituye en una característica de sí misma como persona productiva. El implícito es "yo soy mamá, luego entonces mi 'trabajo' es ser ama de casa, madre y esposa". Por tanto, un trabajo remunerado es posible, pero opcional; con lo que se cierra el círculo de los valores de una familia conservadora tradicional. Los siguientes párrafos dan cuenta de ello.

Mi mujer dejó de trabajar por gusto, en ese aspecto pensamos que como era tanto el deseo de tener hijos, como yo le dije a ella: "yo puedo con la casa, yo puedo con todo", para que tenga la atención al cien por ciento de una mamá y seguimos así. Una época intentó trabajar con su hermana en una clínica, pero no funcionó, empezamos a tener problemas con los niños y tal vez le rogaban que se regresara, que porque en la escuela no hacían las tareas y empezamos a ver problemas, entonces le dije: "mira Paty, por tres mil, cuatro mil pesos más, no vale la pena dejar a los niños así", entonces llegamos al acuerdo y dijimos adelante (Joel).

Delia sí trabajaba, trabajaba en la Cruz Roja, pero realmente dejó de trabajar, pues qué será, al mes de que estábamos viviendo juntos para dedicarse al cuidado del hijo (Rubén).

Yo dejé de trabajar hasta que nació la niña (segundo hijo) porque ya se me complicaba atender a los dos, la casa, el trabajo (Clara).

Lo señalado por Clara corresponde a lo que Jelin y Feijoo (1983) plantean respecto a las demandas de atención de la mujer, señalan que la maternidad significa un cambio radical y el matrimonio para muchas mujeres implica una carga doméstica. Por tal motivo muchas mujeres optan, como es el caso de Clara, por dejar el trabajo extradoméstico.

Mí mamá trabajó toda la vida y nosotros siempre al cuidado de las sirvientas, nunca estaba con nosotros (gestos de enfado), yo veía a mis amiguitas, que la mamá iba por ella a la escuela y yo me iba en el transporte y me recibía la muchacha, y nos daba de comer y así era, incluso nunca me pude llevar bien con ella, ya cuando quiso de grande, pues no, a volar (gestos de enfado). Por eso no trabajo, mi familia es mi única obligación, mi función es tratar de comprenderlos, de ayudarlos, que es a lo que uno viene, ¿no? (Liliana).

Como puede leerse en los párrafos anteriores, algunas madres decidieron dejar de trabajar desde el nacimiento de sus hijos/as (Lucía, Liliana, Delia, Yoselín); otras continuaron laborando hasta la llegada del segundo hijo (Clara, Perla) o tercer hijo (Celia). En algunos extractos anteriores se resalta explícitamente la noción como diría Fernández (s/f) de mujer igual a madre, el mito social de naturalidad de la maternidad, de asumir el cuidado de hijos e hijas como rol tradicional de la maternidad. Bourdieu (2007), en su libro La dominación masculina dice que por siglos se ha promovido como algo natural que el rol de la mujer es el de ser madre-esposa-ama de casa; sin embargo, la participación de la mujer está definida y regulada por los valores imperantes del grupo de pertenencia.

Sólo dos de las madres argumentaron que dejaron el trabajo remunerado por problemas de su salud o postnatales de sus hijos e hijas. Para una de ellas, dejar el trabajo fue temporal —como para muchas mujeres trabajadoras que realizan dicha reincorporación posterior a la maternidad.

 

Maternidad compatible con trabajo

Al analizar sus trayectorias de vida encontré que algunas madres decidieron seguir trabajando y tuvieron que buscar alternativas para coordinar trabajo y familia.

Ya con la última bebecita sí me costó trabajo, en cuestión de organización porque yo trabajaba, entonces sí se me hizo un poco más pesado... (5) / porque estaban los otros dos chiquitos. Siempre había yo trabajado, dejé de trabajar cuando nació (gestos de desánimo) (la tercera hija) (Cintia).

Entrevistadora: ¿Por qué?

(<) Porque ya era mucho trabajo (tono de desánimo)...(3) / Primero, trabajaba en seguros, igual que mi esposo, posteriormente, me salí y me dediqué con mi papá a trabajar en una imprenta. Mi papá tiene una imprenta, entonces nos asociamos y me puse a trabajar con él para no tener un horario y poder yo ir por los niños y todo eso, pero sí, ya cuando nació Cindy fue cuando me costó más trabajo (gestos de desánimo) y, entonces, luego yo me independicé y hago así uno que otro trabajito (gestos de desánimo) pero más bien toda mi atención está enfocada en los niños porque llevarlos, traerlos, hacer las tareas y ahora sí que si me sale un trabajo de vez en cuando, pues lo tomo, lo hago y continúo con los niños (tono y gestos de desaliento). Ahora una de mis hijas me comenta "Ay mami me gusta mucho mi familia, mi papi es muy cariñoso, tú estás con nosotros, nos ayudas a las tareas, comemos todos juntos" (gestos de alegría). O sea que sí se dan cuenta del cambio, porque yo los recogía, me regresaba a la oficina, los tenía ahí, a veces después de recogerlos tenía que ir a ver un cliente o ir a entregar un trabajo de ahí mismo, y donde podíamos comíamos y a veces llegábamos en la noche a la casa, y hasta ellos me decían "Ay: mami, siempre salimos de noche y llegamos de noche a la casa", entonces mi esposo me dijo "no, pues sabes qué, ya vas a tener que salirte y pues tener que integrarse" (Celia).

Se puede apreciar que Celia buscó un cambio de trabajo de una institución privada donde supone un compromiso de un horario laboral fijo, a un trabajo propio en el que hubiera mayor flexibilidad en el horario y hacerlo compatible para mantener la relación con sus hijos/as. En otro momento de la entrevista ella argumenta que cuando sus niños/as eran pequeños casi no convivía con ellos/as, su mamá los atendía, ella sólo lo hacía a la hora de hacer tareas. Reconoce que ahora que ya no trabaja, los disfruta más y siente estar conociéndolos, le platican lo que hicieron en la escuela, aunque su tono de voz, además de reflejar esta nueva experiencia, da la idea de que se está convenciendo a su vez con el argumento, el hecho de buscar hacer trabajos de forma muy esporádica, apoya este planteamiento.

El testimonio de Celia se relaciona con lo que Giddens (2004) refiere respecto a cambios de la vida contemporánea en relación con la maternidad. El autor afirma que el dominio de la madre tiene consecuencias psicológicas profundas para ambos sexos, y está en la raíz de algunos de los aspectos más penetrantes de la diferencia de los papeles sexuales de hoy. Para empezar porque esta mamá trabajaba por convicción y autorrealización, y la maternidad le impuso una disyuntiva, el paradigma tradicional o la doble jornada, que trastocó sus convicciones y el rol que socialmente se le había asignado como mujer.

 

Opciones para hacer compatible la maternidad y el trabajo

En la trayectoria de otras mujeres, la búsqueda de opciones para el cuidado de sus hijos/as fueron las instituciones educativas.

Desde el momento en que dijimos "va a nacer la bebé y ¿qué vamos a hacer?", su primera reacción de él, fue decir "te sales de trabajar", pero pues nunca lo pensamos, ya cuando venía el bebé fue cuando se dio la idea de que yo iba a dejar de trabajar, cosa pues que yo no acepté (frunce el ceño), quería ganar dinero y pues pudimos seguir compartiendo lo que es el trabajo y se fue dando...( 6) Yo me sentía a gusto trabajando.../ Por parte del trabajo tuve opción de meter a la niña en la guardería, trabajaba en el gobierno, bueno una empresa paraestatal y la tuve en la guardería como un año, / me ayudó mi hermana, un tiempo mi suegra. Apenas hace cinco años fue que dejé de trabajar. Las liquidaciones estaban en cualquier momento en el trabajo, le dije a mi esposo "qué va a pasar yo me salgo de trabajar y ¿voy a contar contigo?", "SÍ", bueno, porque además, como ya no era fácil que me coordinara con mi suegra para que ella me pudiera recoger a la niña, así que con esa idea lo hicimos (gestos de desaliento).

Entrevistadora: Entonces, ¿por qué decidiste dejar de trabajar?

Me tocó recorte en la empresa, en la empresa era o irme a San Luis o recorte (Aura).

Para mí, primero estaban los niños que nosotros como pareja, al niño deberían de darle de comer a sus horas, el niño debería estar cambiado a sus horas y creo que eso, para mi modo de ver, fue algo que le faltó a mi pareja (gestos de molestia), más atención...(2) / Tal vez el trabajo la absorbía / como que no se le da mucho el, el estar en su casa...

Entrevistadora: ¿Qué significaba para usted esta situación?

Más que a uno, es lo que uno ve con los niños, porque a mí lo que me educaron, justamente fue que mi madre siempre estaba cerca de uno (Agustín).

La opción del uso de la guardería fue una alternativa para Aura, aunada al apoyo familiar para coordinar la maternidad y el trabajo. No es hasta que por condiciones ajenas a ella, por una re-organización empresarial, tuvo que renunciar. La "opinión" de su esposo, la re-ubica en el rol tradicional, consistente en que retome sus funciones para ser la que cuide y priorice la atención a los hijos/as. Como argumenta Brody (2001), los roles sociales tienen diferentes significados para los hombres y las mujeres y dependen de las situaciones. Desde la teoría sociocultural no depende sólo de las situaciones, sino de los significados divergentes del ser hombre o mujer, que han sido creados culturalmente. Los cuales, además, tienen un significado distinto para cada persona, como lo muestra el siguiente testimonio.

Cuando yo me embaracé tuve problemas en mi trabajo, porque fue un requisito no embarazarse, pero me dieron la oportunidad de seguir trabajando, pero yo me vi / muy grave/, entonces tuve que dejar de trabajar y prácticamente dejar la escuela, —yo comencé a trabajar desde los 17— años. Nace mi hijo, se me ve también muy grave (gestos de preocupación), nada más que él sale a los quince días y yo salgo casi al mes. Entonces para mí fue (>) muy, muy difícil, para mi esposo también porque me encontraba cansada, aun cuando el trabajo es ...(5) bueno, los dos trabajos cansan (se refiere al trabajo del hogar y al laboral), pero es distinto el cansancio / hacer las labores del hogar, eso fue muy difícil. Estuve como un año sin trabajar, hasta que después mi esposo comenzó a ver la crisis tanto económica como mía, y él comenzó a buscar clientes para que yo me dedicara a trabajar sin salir de casa.

Entrevistadora: ¿Cómo vivió él estos cambios?

De más mal genio, de por sí, él un día me dijo "ya me tienes harto, eres una fodonga o te activas o::.", así de plano. / Al momento hizo un drama, pero después recapacita, como que a mí también me cayó el veinte y dije "sí, es cierto, una cosa es que esté en mi casa y otra cosa es que me olvide de que existo" / siempre andaba de pants, / aparte subí de peso, / ya no me interesó / cuidar mi físico, (<) me sentía mal porque para mí sí fue así como crítico haber dejado la escuela y trabajar (gestos de preocupación). Yo admiro a la mujer que es feliz siendo ama de casa, yo no me siento capaz, me aburro, me desespero, me hace falta algo, hay algo en mí que no me satisface (....). Ya después yo trabajaba normalmente en la noche y evitaba meterlos en nuestros horarios/. Actualmente, trabajo mientras los niños van a al escuela, pero en ocasiones tengo que entregar trabajo el fin de semana, y cuando siento como/ que hay algo que me está haciendo mella con alguno de los dos, que está rezongando, "no estás conmigo", "ya no me quieres", o cuando yo me he retirado mucho de ellos, les digo "¿saben qué? ¡vámonos de pinta hijos!, vamos que al cine, a desayunar lo que quieran hacer". ¡Es cuando dices se cierra el changarro!

Entrevistadora: Y ¿cómo te sientes?

Mal, digo porque al final de cuentas ellos son los únicos que te pueden decir si les estas dando, o no, el tiempo necesario ¿no? / Entonces como que ya dices (>) "bueno, ok, el próximo año no voy a trabajar". Uno se va otro, se queda, porque siento que cuando uno comienza a cambiar, en especial cuando entra uno a la etapa de la adolescencia, es muy fácil o muy difícil pasar, ¿no? (3) / ¿Quién te esta guiando para lo que sientes?, porque ni tú mismo te entiendes, ¿no? /Digo yo me veo reflejada cuando pasé la adolescencia, para mí fue muy difícil (gesto de enfado)/ mi mamá tenía que partirse el alma con mis hermanas las mayores / que estaban perdiéndose en el camino. // Antes todo lo tenía aquí, trabajo, casa matrimonio, hijos, mi persona, y todo, y yo creo que llegaba el momento en que me desesperaba y (<) bueno era de regaños de inconformidad, de que "mejor vete para allá, no me estés molestando" (gestos de enfado). A veces tenemos tantos problemas laborales, y cuando llegamos a casa (<) los sacamos con los hijos.../ Procuro no traerme los problemas a casa, digo, no te diré que a lo mejor luego estoy pensando en cómo voy a resolver las cosas, pero evito, lo que procuro es que al momento del problema, resolverlo, si no se puede resolver, entonces se descarga sobre de alguien (Carolina).

 

Vivencias de los roles de género sobre familia y trabajo

El proceso de Carolina respecto a su trayectoria laboral permite decir que ha sido una práctica habitual en ella. Por lo que al suspender temporalmente su trabajo, le confrontó a vivenciarse como ama de casa, actividad que, como ella relata, no estaba internalizada ni es algo que ella disfruta, lo cual le llevó a reconfigurar su práctica. Sin embargo, en la actualidad está dispuesta renunciar a su actividad productiva en aras del bienestar de sus hijos/as (de 6 y 8 años), previniendo una etapa que ella experimentó como difícil: la adolescencia. La suspensión de su actividad laboral la tomó después de haber reflexionado que es necesario mantener un vínculo de comunicación y afectivo estrecho madre-hijo/a.

 

Trabajo y significado de su desarrollo personal

Cabe acotar que en otros momentos de la entrevista, Carolina manifestó que trabajar ha significado para ella una meta de su desarrollo personal, lo que implica que ella se ha apropiado de un valor social, que reconoce a la mujer productiva como una opción real e importante. De manera análoga Celia compartió esta idea. Para algunas madres, el trabajo asalariado fue un motivo de satisfacción; para otras, de ocupación, e incluso para algunas más representa sólo el medio para obtener un ingreso. Las diferentes significaciones que tiene la actividad laboral femenina nos obligan a preguntarnos: ¿Tiene este planteamiento una relación con su grado de escolaridad? Al respecto en el estudio de García y Oliveira (1994, cit. en Alarcón 2007) reportan que a mayor escolaridad corresponde una mayor participación de las mujeres en un trabajo asalariado, aunque los autoras precisan que los grados de compromiso pueden variar. Los datos de la presente investigación no guardan esta proporción, ni sostienen esa premisa. Cabe aclarar que aunque la población entrevistada no es representativa, sí conduce a manifestar algunos datos. La mitad de las mujeres de esta investigación tienen estudios profesionales y la otra mitad, de educación media superior o carrera secretarial. Del grupo de madres con estudios profesionales, sólo dos han expresado su deseo de trabajar como parte de su desarrollo personal: Carolina y Celia. Carolina es la única que laboraba al momento de la entrevista. Celia, como ya mencioné, renunció por la complejidad de la doble jornada. La decisión de la renuncia en ambas madres —cada una en su momento—, ha sido demorada o pospuesta hasta que las circunstancias particulares de cada una de ellas las pusieron en situación, como diría Dreier (2005), de sopesar su función como madre o trabajadora.

 

Discusión

Los datos obtenidos permiten decir que las madres de esta investigación tienen un peso equivalente a ser esposas-madres y trabajadoras, aunque el dilema no se plantea en ser o no trabajadora, sino en cómo administrar los tiempos, la redistribución de actividades domésticas y del cuidado de los y las hijos/as, decidiendo "sacrificarse" en pro de ellos/as.

 

Expectativas de los esposos sobre la maternidad y trabajo de sus parejas

Como parte del análisis sociocultural, es importante considerar también las posturas de sus parejas. Cuando dichos valores son compartidos entre la pareja, se asume como corresponsabilidad la crianza de los hijos/as; cuando no, se convierte en la doble jornada. Los esposos que participaron en esta investigación tienden a valorar que sus esposas, por tradición o "naturaleza", sean las encargadas del cuidado de los niños/as, mientras resuelven ellas al mismo tiempo las tareas domésticas y de crianza, y con ello mantienen los estándares de organización a los que han estado acostumbrados. Las opiniones de estos esposos reflejan un micromachismo, término acuñado por Bonino (2004) para representar aquellos comportamientos que pertenecen a la cotidianidad y que surgen por la necesidad de sostener un patriarcado; es decir, son las maniobras interpersonales que realizan los varones para mantener, reafirmar o recuperar el dominio sobre las mujeres, para resistirse al aumento de poder de ellas, o para aprovecharse de dicho poder, se muestran los efectos que su reiteración ocasiona en las personas.

La reflexión y decisión que llevan a renunciar al trabajo, aunadas a las respuestas a las condiciones particulares y las costumbres sociales, están también ubicadas en un contexto social donde se pregona un discurso exacerbado de reconocimiento a las leyes internacionales relativas a los derechos de la infancia, que señalan que hay que favorecer el desarrollo óptimo de los niños/as, lo que significa apoyarlos y supervisarlos con frecuencia. Es decir, el propósito parental implica la guía y supervisión permanente y comprometida. Desde mi punto de vista, si se asumen los valores de la tradición, es más fácil tomar la solución de renunciar al trabajo asalariado; aunque pudiera ser que para algunas mujeres la decisión pueda enmascarar una aparente satisfacción y equilibrio, al querer cuidar la imagen de mujer-madre para corresponder a principios, valores y creencias tradicionales; pero si se asumen valores que destacan la importancia de la mujer como persona, el dilema persiste o es más complejo tomar una decisión.

La toma de distancia, señala Esteinou (1999), implica una relativización de cada uno de los modelos culturales, con sus respectivos roles, como única fuente de sentido. De ahí que podamos comprender por qué una mujer no se identifica única y exclusivamente con sus roles de madre, esposa y ama de casa, pero tampoco con otros ligados a diversos mundos de la vida social, como puede ser el laboral. No existe una sola feminidad, sino muchas feminidades, cada mujer, como lo vemos en el caso de las que participaron en esta investigación, ha dimensionado su actividad en función de sus metas personales y familiares, así como de las condiciones económicas y los requerimientos de salud de ellas pero también de sus hijos/as. Coincido con Chodorow (2003) en afirmar que la identidad de género es compleja, es una co-construcción de lo cultural y lo personal.

 

Significado de la maternidad y el trabajo

A partir de los datos obtenidos puedo decir que, por una lado, algunas mujeres al ser madres decidieron asumir el rol tradicional del cuidado exclusivo de sus hijos/as, lo cual es acorde con el planteamiento de Fernández (s/f). Esta decisión fue tomada explícita e implícitamente, de manera conjunta con sus parejas, con lo que asumen estos últimos, las funciones de padre proveedor. Las razones esgrimidas por los padres para justificar esta decisión fueron la búsqueda del mejor beneficio y cuidado de sus hijos/as, y se dio a raíz de enfrentarse a problemas de compatibilidad de horarios en la coordinación trabajo-familia, de incumplimiento escolar de sus hijos/as y de falta de supervisión materna.

Las mujeres renunciaron al trabajo remunerado con el argumento de que las mujeres-madres de familia son las que "deben" asumir por "naturalidad" estas actividades; así, retomaron su papel social de responsables del cuidado de sus hijos/as, lo cual es acorde con el planteamiento de Fernández (s/f), añadiendo a los argumentos de los padres antes citados razones como: problemas de salud, dificultad en la administración del tiempo, las experiencias adversas con las madres de origen asalariado, la vivencia extenuante de la doble jornada y descuido en la vigilancia de las actividades escolares de los hijos/as.

Las posturas señaladas, tanto de los padres como de las madres de familias contemporáneas, muestran presiones socioculturales hacia ambos géneros, que les empujan a tomar una decisión racionalizada para determinar quién debe dedicarse al cuidado de los hijos/as. Esta determinación se acrecienta y se enfatiza por prerrogativas del género masculino en detrimento del femenino, al que por "naturalidad" le corresponde esa tarea.

Estos datos muestran semejanzas con los encontrados en una investigación realizada en España, que revelaban que el cambio hacia un mayor igualitarismo consiste en que las mujeres se han incorporado al trabajo extradoméstico, y no que los hombres se hayan hecho mucho más activos en el ámbito doméstico. Tengan o no actividad laboral fuera de casa, las mujeres suman más horas de trabajo que los hombres (Palacios, Hidalgo y Moreno 2000).

Los papeles desempeñados por el padre y por la madre dentro de la dinámica familiar son fundamentales, pero distan mucho de ser semejantes y mucho menos con equidad [...] es cierto que los roles tradicionales (el hombre aporta el sustento y la mujer se encarga del hogar y de los hijos/as) se han ido modificando en dirección a un mayor igualitarismo, pero parece que en gran medida el cambio ha afectado más a las actitudes que a los comportamientos (Palacios, Hidalgo y Moreno 2000: 74).

Las madres de este estudio siguen asumiendo como parte de su rol principal el cuidado de sus hijos/as y la organización familiar, por lo que se vuelve una "presión cruzada" en su doble jornada. Los hombres están dispuestos a convivir con sus hijos/as y algunos apoyan esporádicamente las tareas. En este sentido tienen un cambio de actitud, pero ninguno plantea modificar su práctica laboral o compartir de forma cotidiana el trabajo doméstico y el de cuidar a los hijos/as, en el entendido de que asumen su rol tradicional de proveedores de los recursos económicos.

 

Expectativas maternas

Los datos del presente trabajo demuestran que las implicaciones culturales (ideología, creencias, mitos, tradiciones, costumbres...) siguen siendo determinantes para que las mujeres asuman el rol de amas de casa, cuidadoras del hogar y guías-protectoras de sus hijos/as, y descarten su profesión y trabajo remunerado al menos temporalmente y, en este sentido, su desarrollo personal. Algunas madres lo hicieron explícito, otras no, pero a partir de sus gestos, silencios y entonación en su narración, es posible decir que ha significado una renuncia a sus deseos personales y ha quedado una necesidad latente que en algún momento puede transformarse en frustración y derivar en problemas potenciales y la transformación de sus relaciones.

Es por demás sabido que el ejercicio de la maternidad es una tarea ardua y, particularmente, el cuidado de los niños pequeños debe ser de tiempo completo. "No se trata sólo de las tareas adicionales, o de mayor responsabilidad, sino de que la supervisión de los/as niños/as requiere la presencia constante de un adulto" (Jelin y Feijoo 1983: 189). Decisión que argumentan o justifican diciendo que realizan estos roles con calidad y responsabilidad, para el beneficio físico, moral y afectivo de sus hijos/as y esposos.

Considero que un aspecto favorable de la mejor preparación académica institucional de las mujeres, aun cuando asuman el rol tradicional de "amas de casa", es que cuentan con un capital escolar con mayor calidad y contenidos, los cuales les permitirán guiar y apoyar más y mejor a sus hijos/as en actividades tanto familiares y sociales como académicas, lo cual significa que aun cuando reproducen un rol cercano al tradicional, están trascendiendo la calidad del mismo. Un aspecto positivo de las mujeres que asumen la "doble jornada" (madres-trabajadoras) es que trascienden su condición de dependientes económicas, convirtiéndose en personas productivas, lo cual les brinda la posibilidad de ganar una condición de autonomía y de ser propositivas en las actividades con su pareja y su familia. Además de que se convierten en un modelo de: mujer-madre-esposa-trabajadora; mientras que las madres que no trabajan, como las que integran la muestra del presente estudio, son un modelo de disonancia cognitiva, ya que promueven en el discurso la igualdad de derechos y obligaciones de hombres y mujeres en una posición de dependencia, autolimitando su desarrollo personal e integral.

 

Conclusiones

Sin ninguna pretensión de generalizar los datos, a partir de las reflexiones de las madres de esta investigación, y de las mías propias, puedo concluir que muchas mujeres-madres-trabajadoras de familias contemporáneas, deciden renunciar a sus deseos personales de desarrollo profesional o laboral, optando por "sacrificarse" en beneficio de sus hijo/as. Esta decisión —como cité anteriormente—, puede enmascarar una satisfacción y un equilibrio aparentes al querer cuidar la imagen de mujer-madre para ser congruente con principios, valores y creencias tradicionales. Dicha aceptación en un principio puede ser armónica, pero al quedar cautiva una necesidad personal, puede llegar a convertirse en frustración y derivar en diversos problemas, en la relación marital inclusive. ¿Cuál sería la alternativa ante este tipo de dilemas? Para que las mujeres que han decidido renunciar a su vida profesional o laboral continúen con un desarrollo personal e integral, es necesario que tomen decisiones que favorezcan su propio bienestar y autorrealización. Esto puede darse a partir de la elección del adiestramiento o capacitación en otra área que les guste y pudieran llevar a cabo a la par de la tarea de ser madre; o bien aspirar a actividades personales tan satisfactorias como un logro profesional (música, pintura, computación, deporte, manualidades.), que difieran de una mera actividad recreativa y les proporcionen placer. En mi experiencia en la práctica privada, si una madre se siente a gusto con su vida y disfruta de sus actividades, es más probable que transfiera a los otros (hijos, marido) esta actitud aunada a la enseñanza implícita de la toma de decisiones alternativas ante situaciones dilemáticas, lo cual si bien implica una reestructuración de vida, como lo es renunciar al campo laboral para dedicarse al cuidado de los hijos/as y el hogar, es factible organizar la vida familiar y proporcionarse bienestar a través de actividades satisfactorias.

 

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Notas

1 Los símbolos de transcripción de las entrevistas estuvieron basados en general en el código que emplea Alarcón (2007) para estudiar las interacciones conversacionales en parejas.

/Fragmentación del testimonio. Indica que se han eliminado palabras, frases o fragmentos más extensos, que no representan lo que se quiere aludir. (:) Indica que el sonido anterior es prolongado (se fu:::e tarde).

(>) La entonación. El símbolo de una flecha que apunta hacia arriba se utiliza para marcar que sube la entonación. En esta investigación se dejó de lado el símbolo original, a favor del gráfico que significa mayor, tratando de respetar la intención de indicar aumento. Este cambio se realizó para agilizar la señalización en las viñetas.

(<) Por lo contrario, para indicar que la entonación baja se emplea una flecha que apunta hacia abajo. Con el mismo propósito que el punto anterior, aquí se empleó el símbolo matemático que indica menor, para aludir a una entonación baja.

Ambos símbolos se señalan antes de que suba o baje la entonación.

(Subrayado) La palabra subrayada hace referencia al énfasis en el diálogo.

(MAYÚSCULAS) Las letras mayúsculas se usan para indicar aumento en el volumen.

...(Núm.) Los números entre paréntesis informan de los segundos empleados en la longitud de un intervalo, es decir, los silencios en la conversación.

((Descripciones)) Las palabras dentro de doble paréntesis aluden a aquellos fenómenos que no pueden ser fácilmente deletreadas, como toser, el timbre del teléfono, los suspiros, etcétera.

2 Esta tipificación alude a que los hombres son instrumentales y las mujeres emotivas.

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