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La ventana. Revista de estudios de género

versión impresa ISSN 1405-9436

La ventana vol.4 no.34 Guadalajara jul./dic. 2011

 

En la mira

 

Mujeres que sienten, aman y piensan. Mujeres en Veracruz

 

Laura Catalina Díaz Robles

 

Fernanda Núñez Becerra y Rosa María Spinoso Archocha (coords.). Mujeres en Veracruz 2. Fragmentos de una historia. Veracruz, Gobierno del Estado de Veracruz, 2010.

 

Recepción: 4 de julio de 2011
Aceptación: 5 de septiembre de 2011

 

Al tener en mis manos el nuevo ejemplar del texto Mujeres en Veracruz, fragmentos de una historia, Tomo 2, me vino a la memoria una de las presentaciones del primer tomo, en la cual yo estuve presente. Fue en febrero de 2009, dentro de las actividades de la feria del libro que se celebró en el palacio de Minería, de la ciudad de México. En ese momento yo me encontraba trabajando mi tesis de doctorado, también sobre temática femenina. A Rossina y sus trabajos no los conocía, pero sí a Fernanda, pues había sido lectora de mis escritos en el primer semestre, y me había deleitado con la lectura de las aventuras y desventuras de uno de sus objetos de estudio: las prostitutas. Su nombre en la portada era suficiente garantía para animarme a adquirirlo, además de que en el índice vi algunos otros nombres de investigadoras reconocidas y títulos muy sugestivos. Así que haciendo uso de mi pobre beca, desembolsé sin miramientos la cantidad que pedían por él, misma que resultaba insignificante si tomamos en cuenta la calidad de su material, de su edición y la promesa de su contenido. Pero mis profesores me hicieron leer una miríada de textos, y el libro se quedó en mi estante de pendientes. Hasta ahora que, para compararlo con este tomo 2, le tocó su turno. No voy a hablarles del primero, porque es la zaga la que hoy nos ocupa, sólo voy a decirles que ahora que me di tiempo de descubrirlo, se ha convertido en uno de mis referentes obligados, junto con el texto del que sí les voy a hablar.

No soy historiadora, sino socióloga, pero los avatares del destino me han llevado a trabajar historia de las mujeres. En mis primeras incursiones en este campo no podía creer que la historia de hierro se hubiera construido sin la participación femenina como objeto y sujeto de la misma. Con el paso de los años y las nuevas corrientes historiográficas, empezaron a escribirse textos que intentaban recuperar la memoria desde otra perspectiva y con otros sujetos. Y como bien lo dijera Agustín Lara, las noches de Veracruz, Veracruz mismo, no podría ser entendido sin su diluvio de estrellas, palmera y mujer. Por tanto ellas tenían que hacerse presentes, dejar oír sus voces, y fue eso lo que hizo un grupo multidisciplinar (historiadores, antropólogas, una arqueóloga y una literata). Nos permitieron conocer mujeres con nombre y apellido, sacaron a la luz su actuar y vivir, quizá hasta podríamos decir su pensar.

El texto está dividido en tres ejes temáticos: subjetivación, creencia y movimiento. El apartado de "Subjetivación" incluye los siguientes trabajos: El de Sara Ladrón de Guevara, "Dueñas del huso. Las mujeres en la época pre-hispánica". Ladrón de Guevara acentúa las aportaciones que la mirada femenina ha dado a la disciplina arqueológica. Para ella, una revisión de las esculturas cerámicas de las deidades permite el reconocimiento del valor de las mujeres en el plano simbólico, a diferencia de la predominancia de figuras prehispánicas masculinas asociadas al ámbito del poder. Ella reconoce en las sociedades tradicionales indígenas actuales una inequidad de género milenaria, que defiende y reproduce la supremacía de los varones en las sociedades mesoamericanas.

En este mismo eje encontramos también el escrito que Rosa María Spinoso dedica a Salomé Carranza, esa mujer moderna en Tlacotalpan, que en los albores del siglo XX ostentó un nombre o seudónimo polémico e hizo gala de una pluma no menos controvertida. Salomé entendía al feminismo como "una toma de conciencia a partir de la educación y como parte de la tarea de colocar a las mujeres en el lugar que la moderna civilización les señala" (p. 30).

Heather Fowler-Salamini nos permite conocer el alma y la leyenda de La Negra Moya, una desmanchadora de café en el Veracruz posrevolucionario, lideresa sindicalista, mulata carismática que logra empoderarse a pesar de las barreras que en su entorno representaron su género y su raza.

Esther Hernández Palacios nos presenta a Lázara Landriú, otra mujer que tras un seudónimo utiliza su fuerza narrativa para tratar sobre sus congéneres e indígenas, es decir, los sujetos marginados. La misma Lázara o María de la Luz Lafarja fue marginada de algún que otro diccionario de escritores mexicanos o enciclopedias de México.

Los poemas o fragmentos de sus obras que se incluyen son una mezcla de fortaleza y sensibilidad.

Araceli Medina Chávez apoya la tesis de la importancia de la vida de las consortes de los jefes del ejecutivo. Con su investigación sobre la actuación de las esposas de Antonio López de Santa Anna hace una contribución al estudio de las fronteras entre lo público y lo privado, lo colectivo y lo individual, el poder y la familia.

La parte "Creencia" inicia con un interesante artículo de Fernanda Núñez y Guy Rozat, que narra la vida de Bárbara de Echagaray y su santo fracaso, una ilusa y falsa beata a la que la Inquisición condenó a vivir de "recogida" en una especie de arresto domiciliar, caso que para los autores no puede explicarse con:

las dificultades del sexo femenino y las pocas expectativas sociales que se ofrecían al desarrollo personal de ciertas féminas en aquella época (p. 107).

Adriana Naveda y Rosa María Spinoso titulan su trabajo "La magia del chocolate y las hechiceras veracruzanas ante la Inquisición". Incluyen desde el origen del cacao, su etimología, formas de preparación, versos de sones jarochos en que el batido del chocolate forma parte de un concupiscente juego de palabras: "si como lo mueve lo bate, ah, qué rico chocolate". Es interesante la tesis que sostienen las autoras acerca de que las prácticas de hechicería o el recurso de la adivinación no se pueden explicar sólo por la vida más recogida que se atribuye a las mujeres y las limitaciones que se les imponían a sus actividades, sino que añaden como motivaciones la pobreza, la necesidad y la dificultad de adquirir ciertas cosas.

Isabel Lagarriga Attias hace un recorrido explicativo por las nuevas creencias y prácticas terapéuticas, lo cual verdaderamente agradezco, pues en pocas palabras me han quedado claras las diferencias entre neochamanismo, neoindianidad, las nuevas espiritualidades, el new age, la mexicanidad, etc., todas ellas expresiones religiosas alejadas del dogmatismo institucionalizado. Con una metodología antropológica, Lagarriga analiza cinco casos de mujeres que en Jalapa practican estas nuevas religiones, como una forma de superación personal que las empodera.

También, con una mirada antropológica, la participación de Guadalupe Vargas Montero tiene que ver con arduo y sinuoso camino que recorren los apiejanos y apiejanas1 en su peregrinar al santuario de Otatitlán. En el tipo de milagros que piden unos y otras la autora encuentra diferencias de género importantes. Mientras ellas esperan que el Cristo Negro les conceda un novio, que dejen de beber los esposos, hijos o hermanos, que cese la violencia intrafamiliar, entre otras cosas, los varones piden riqueza y buen estatus, trabajo y vírgenes de media noche, de preferencia bellas y que no comprometan.

El eje temático intitulado "Movimiento" se refiere, según las propias coordinadoras,

a los cambios geográficos o al interior de sí mismas, implícito en sus idas y venidas, en sus viajes, con o sin retorno, así como a sus motivaciones (p. 11).

El primer artículo que compone este apartado es el de Víctor M. Macías-González, quien se dio a la tarea de reconstruir la vida y obra de Isabel Pesado de Mier, dama que gracias a su posición social, además de su capital cultural, pudo salirse de los estereotipos y constreñimientos marcados para su época (1832-1913). Se dedicó a obras pías como la mayoría de mujeres bien, pero además realizó obras filantrópicas, literarias, fue coleccionista de arte y mecenas, lo que a decir del autor le permitió ejercer un civismo femenino aristocrático y establecer una contra-narrativa conservadora en la esfera pública que cuestionaba y enriquecía la historia oficial.

Adriana Gil Maroño hace un análisis de las peripecias que la Marquesa de las Amarillas narra en su diario de viaje a la Nueva España a través de Veracruz, memorias escritas en verso, que permiten saber de los malestares que los vaivenes del barco, aunados a su preñez, provocaron en su cuerpo durante la travesía. Por ellas conocemos de sus vicisitudes una vez llegada al puerto, la pérdida de sus hijos y marido, sus sufrimientos económicos después de haber gozado de riquezas exultantes. La Marquesa de las Amarillas no fue la única ni la más arriesgada viajera, pero quedó constancia de su paso hacia el nuevo mundo, ya sea que verdaderamente ella haya escrito su diario o alguien lo escribiera en su nombre.

Las prácticas culturales de las extranjeras en la segunda mitad del siglo XIX es un tema abordado por Ma. Luisa González Maroño, quien nos habla de costumbres, formas de vestir, de educar a los hijos, los trabajos que desempeñaban, las cosmovisiones de francesas, alemanas, cubanas y españolas que vivieron en Veracruz, de lo que esto representó como proceso de aculturación y redistribución del poder dentro de las familias de cada nacionalidad.

Finalmente, Rosío Córdova Plaza y Ana Isabel Fontecilla Carbonell penetran en la dinámica familiar cuando el padre sale del país por motivos mayoritariamente económicos. Las mujeres veracruzanas "se vuelven padre y madre" ante la migración internacional masculina a la vuelta de siglo. Las crisis económicas sufridas en los últimos años han provocado que Veracruz ocupe el cuarto sitio dentro de los estados migrantes del país, lo que ha dejado como secuela que las madres de familias, en algunos casos, regresen a la casa paterna y dependan de los propios padres o que tengan que sujetarse a las reglas de los suegros, si es que a éstos se les solicita albergue y ayuda económica. Otras veces el resultado es un empoderamiento femenino, debido al hecho de estar sin marido y con la independencia que dan las divisas recibidas. Se sufren cambios en la estructura familiar, desapego hacia padre y marido ausente, y modificaciones en las relaciones de género por el tipo de tareas que las mujeres tienen que desempeñar cuando el cónyuge emigra.

El ejemplar del que hablamos aquí, cuenta con hermosas ilustraciones y un diseño gráfico que permite leer con fluidez. Todos los trabajos son propuesta analíticas y no meras descripciones, con rigor metodológico pero lenguaje ameno. Las mujeres en Veracruz tomo 2 se suma a otros esfuerzos que nos demuestran que las congéneres siempre han estado ahí, que han escrito, han sentido, han pensado y han actuado, como lo seguimos haciendo hoy y que no necesitan, ni necesitamos ser audaces, preeminentes, superdotadas o marisabidillas, para ser consideradas parte de la historia; sólo tienen y tenemos que ser mujeres.

 

Notas

1 Es decir, las personas que peregrinan a pie.

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