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La ventana. Revista de estudios de género

versão impressa ISSN 1405-9436

La ventana vol.3 no.21 Guadalajara Jul. 2005

 

En la mira

Mujeres en México. Recordando una historia*

Julia Tuñón1 

1 Investigadora en la Dirección de Estudios Históricos del INAH. México. Correo electrónico: juliatunyon@mx.inter.net


Mujeres en México. Recordando una historia es un libro generoso, un libro que me ha dado un gusto tras otro, al que le tengo mucho cariño. Hoy me da un gusto más, el de presentárselo a ustedes esta tarde. Ha sido un libro que me ha abierto preguntas, que me ha acicateado para responderlas, que me ha permitido conocimientos y el placer de compartirlos, que ha sido pretexto para iniciar amistades y relaciones profesionales. En suma, un libro que ha abierto puertas, también a mí.

Como todo texto, como todo objeto cultural, Mujeres en México tiene una historia. La primera versión es del año 1985, cuando disfrutaba de un año sabático en España y el grupo de colegas de la Universidad Autónoma de Madrid me solicitó un artículo para un libro que coordinaría María Ángeles Durán y habría de llamarse De maíz rojo y maíz amarillo. Este volumen nunca salió a la luz, pero yo realicé un balance de la escasa bibliografía que estaba a mi alcance y sembré una inquietud que dio fruto en 1987, en la primera versión de Mujeres en México, que entonces llevó por subtítulo Una historia olvidada. Este trabajo lo editó Planeta en una colección llamada Mujeres en su Tiempo, que pretendía incorporar el tema de la historia femenina y que desgraciadamente tuvo muy pocos títulos. Diez años pasaron y Mujeres en México seguía dándome gustos: de la Universidad de Texas en Austin (el ILAS) me propusieron traducirlo a la lengua inglesa. Por supuesto acepté encantada, pero puse la condición de actualizarlo; muchos trabajos espléndidos habían salido desde la primera edición y yo quería incluir sus hallazgos en el texto. Así las cosas, éste creció en un cincuenta por ciento y además modifiqué el capitulado: en la nueva versión el porfirismo tuvo una sección aparte. Es por esto que tiene un subtítulo diferente: Recordando una historia. En efecto, entre la primera versión y la segunda, la historia de las mujeres adquirió una importancia notable y ya no podía pensarse en ella como en un territorio “olvidado”. Los problemas empezaban a ser otros. Estaba en prensa en Austin cuando lo propuse a Conaculta reeditarlo en español, lo que se hizo en 1998. Ahora vemos su primera reimpresión, con la pena de que sólo tiene 500 ejemplares.

Y digo que es una pena el tiraje tan corto porque este libro cumple una función precisa, que fue premeditada, la de servir de entrada al tema más que el de concluir sobre algunos de los aspectos que introduce. Mujeres en México quiere ser una puerta de salida más que un puerto de llegada, y ese carácter le ha dado un sentido de divulgación en el que radica su importancia, al menos eso me sugieren los comentarios de personas que han encontrado en él preguntas, y que con curiosidad e interés insaciable han tratado de investigar para profundizar sobre ellas, para concluir sobre ellas. Me han sugerido ampliar el texto, incluir biografías de mujeres célebres, mayores datos sobre algunos episodios, pero esto le daría otra pasta al libro, quizá mejor, pero diferente. Mujeres en México -creo- debe ser así, un mapa general del conocimiento sobre nuestra historia, como mujeres, y sobre las mujeres en la historia de México, esas dos cosas que toca este texto.

Este carácter general sería, a mi modo de ver, su principal mérito, pero he de decir que implica también algunos de sus problemas. Los temas que apunto en el texto son muy diversos: la legislación, el trabajo productivo y el reproductivo, la familia, la vida cotidiana, la educación, la sexualidad, la maternidad, la militancia política feminista o no... es una gran cantidad de aspectos de los que presento un apunte -ya dije con qué intención-, pero que cabría problematizar más de lo que hago. Una de sus carencias es la vida regional, la vivencia de las mujeres en el interior del país en diferentes etapas de la historia nacional. El carácter general del texto no me permitía entrar a las particularidades, pero sí pretendo despertar el interés para que otras personas lo hagan. También hay periodos y problemas que demandan urgentemente mayor investigación.

El énfasis en este texto está puesto en la construcción social y simbólica que se hace de las mujeres en cada periodo tratado, porque me preocupa sobremanera entender las formas en que a partir de características biológicas se asignan lugares sociales en cada cultura, y se escatima a las mujeres su función social. Con el discurso del “eterno femenino” se ha tratado de quitar a las mujeres el papel que como seres humanos les corresponde en la historia. Creo que ha llegado el momento de ver las cosas de otra manera. Así, toco todo el tiempo el concepto de la mujer, en abstracto, como un modelo que se pretende imponer y a las mujeres concretas, las de carne y hueso, las que fatigan el mundo a partir de su propio potencial y logran cosas y -a veces- pierden otras. No me gusta la mirada victimista acerca del pasado, y procuro marcar los triunfos, sean individuales o colectivos, pero siempre fincándolos en el contexto en que se dan. Me preocupa mucho el desfase entre discursos y prácticas, entre lo que se dice que debe de ser y lo que es, y también el proceso de cambios que siempre arrastra continuidades e inercias. Creo que los procesos humanos deben atenderse en estas tensiones, porque en la vida nada es totalmente coherente ni ordenado y ese tono vital permea también nuestro pasado.

Una de mis mayores inquietudes es la búsqueda de un marco de análisis que derive de la propia realidad que se trabaja y desconfío de las teorías universales, que se quieren útiles para cualquier sociedad: creo que la historia nos demanda la atención a los propios conceptos y procesos.

El largo recorrido que realizo en este texto inicia con las mujeres mexicas y su mundo, en el que destaco la consideración diferenciada de lo femenino, pues, cuando refiere a las diosas se considera equiparable al principio masculino y ambos rigen el mundo, pero en las prácticas de vida las mujeres sufrían una situación jerárquica inferior a la de los varones. También presento el problema de las fuentes documentales. El mundo colonial es muy rico y variado y en él se presentan tensiones culturales muy importantes, a lo largo del siglo XIX las crisis políticas y militares son recurrentes. El porfirismo, periodo de orden y estabilidad, produce la revolución de 1910, que inaugura un siglo de cambios fundamentales para las mujeres en México. La segunda parte del siglo XX recibe en este libro un tratamiento diferente que el tiempo anterior, y me limito a dar apuntes, algunos datos significativos que permitan dar cuenta de continuidades y -también- de la necesidad, que todavía es perentoria, de trabajar para lograr un mundo mejor para las mujeres en nuestro país. Creo que la historia tiene en ello un papel al otorgar un espejo que permita ver la dimensión histórica de muchos de los problemas que todavía enfrentamos. Toda historia es una construcción y es necesario una que permita cobrar conciencia de que la situación femenina es histórica, es social y no natural ni es un destino, y que por lo tanto propicie la reflexión, la crítica y también -¿por qué no?- la lucha por mejorar las cosas.

*Palabras de la presentación el 28 de abril de 2002, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Guadalajara.

* Julia Tuñón Pablos. Doctora en historia. Investigadora en la Dirección de Estudios Históricos del INAH. Correo electrónico: juliatunyon@mx.inter.net

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