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La ventana. Revista de estudios de género

versión impresa ISSN 1405-9436

La ventana vol.3 no.21 Guadalajara jul. 2005

 

En la mira

La marcha del orgullo masculino: o cómo el rencor y la falta de propuestas siguen sin favorecernos a los hombres

Francisco E. Cervantes Islas1 

1 Coordinador de Paternidad y Relaciones de Pareja del Colectivo de Hombres por Relaciones Igualitarias, A. C. (CORIAC), México. Correo electrónico: pacocerv@coriac.org.mx


Hoy domingo 12 de diciembre, leo un correo de mi amiga Lidia muy indignada. Bueno, me dije, primero me entero por qué está tan indignada con los hombres y luego opino, y en efecto, un grupo de anónimos hombres -porque no vi que firmaran, cosa que no habla bien de ellos- convocan a la Marcha del Orgullo Masculino, manifestación masculina.

Para opinar, qué mejor que ir a las fuentes primarias, lean ustedes la página y el manifiesto al cual me referiré www.lamarchamasculina.com, y así tendrán un sano juicio y de seguro más críticas y opiniones con base en su concienzudo análisis personal de las cosas tal como son. Así que por favor nadie esté de acuerdo conmigo hasta no ver el manifiesto masculino del cual hablaré.

En una página de internet se convoca a una marcha contra las mujeres. Si les asistiese la razón a quienes nos invitan a tal atrocidad, considero que recurrirán lo menos posible a provocaciones, descalificaciones y agresiones; sin embargo, los convocantes a esta marcha no dejan de agredir, desacreditar y menospreciar a las mujeres. Juzgue mi estimado lector o lectora desde dónde está diciendo lo que dice este -de seguro muy reducido- grupo de hombres que desean contagiar de su enojo a muchos más. Se dejan llevar por la ira y su desprecio a las mujeres quizá sólo consiga recibir lo mismo que emite. De antemano desearía que pare una nefasta manifestación de machos resentidos y se profundicen diferencias y resentimientos. Una propuesta de convivencia respetuosa entre hombres y mujeres ponderaría por lo menos este elemento, el respeto, valor indispensable en la convivencia cotidiana.

Estos hombres tienen una página, www.lamarchamasculina.com, un manifiesto y ya inician su desenfrenada e irreflexiva manifestación, por decirlo eufemísticamente. No sólo adolecen de razón y argumentaciones de peso, sino que se suman a una corriente mundial de hombres con inhabilidades de negociación y diálogo respetuoso con las mujeres y en particular con las feministas. Tengo 18 años trabajando en el tema de la violencia de género, soy cofundador del Colectivo de Hombres por Relaciones Igualitarias, A. C. (CORIAC), grupo pionero en la ciudad de México que trabaja desde hace once años por renunciar a nuestra violencia particularmente hacia nuestras parejas, hijas e hijos.

Lamentablemente se están dando con mayor frecuencia en el mundo manifestaciones hostiles de comunidades de hombres hacia mujeres; ya hace años, más en broma que en serio, circuló un manifiesto masculino, no profundo, en el cual pedían, recuerdo, que las mujeres orinaran paradas, cosas de ese tenor; luego, en otros países, se dieron los movimientos de padres por la recuperación de sus hijos, en uno de ellos, explícitamente, hay un pene como símbolo. Estos grupos son cada vez más frecuentes y si no dañaran el tejido social no habría problema que se manifestaran, tienen todo el derecho a decir lo que sienten; sin embargo, dañan la convivencia y la paz social al fomentar la descalificación, la violencia y el enfrentamiento no respetuoso de sus posturas, demandas y propuestas.

Cuando un grupo proclama su causa está bien que lo haga, pero cuando un grupo se dice portavoz de los hombres y la masculinidad y pretende dar voz al sentir de todos los hombres, es muestra de una falta de respeto a la diversidad; pero si además sin consulta amplia mandan un manifiesto, a nombre de los hombres, esto raya en la arrogancia, antidemocracia y ridiculez, basta ver la serie tan endeble de propuestas, la falta de conocimiento y profundidad sobre el tema y la profunda y desmedida ira, que la desean hacer masiva.

Al grano, convocan hombres a una marcha contra las mujeres, reclaman que han sido descalificados, agredidos, pisoteados en sus derechos, maltratados hasta por los medios de comunicación, que se les ha mal entendido y que sí, en efecto, son machos y, ojo, “pero no machistas”, entre otras muchas contradicciones más. Confieso que en un primer momento me enojó tanta soberbia y arrebato, pero leyendo con detenimiento sus planteamientos, me parece muy peligroso e irresponsable hacer esta convocatoria masiva contra las mujeres, con evidente incapacidad de promover el diálogo y la convivencia solidaria.

Precisamente los estudios de la masculinidad se destacan por su cuidado en describir cómo es que se estructuran las creencias y prácticas de vida de los hombres, asociadas a los sistemas sociales de cada época; nadie duda que las identidades masculinas hegemónicas o dominantes son aquellas que tanto en lo público como en lo privado buscan establecer vínculos de poder, privilegio y control sobre las mujeres. Diferentes investigadores: Luis Bonio, Mabel Burín, Joseph V. Márquez, Daniel Cazés, Marcela Lagarde, Juan Guillermo Figueroa, Antonio Ramírez, Juan Carlos Ramírez, Roberto Garda, Eduardo Liendro, Benno de Keisser, Guillermo Núñez, además de muchos más, proponen la construcción de relaciones de equidad, respeto e igualdad en la diferencia entre hombres y mujeres; ningún estudioso formal de la masculinidad apoya una tesis tan aberrante de desprecio y ataque a las mujeres, todo lo contrario, proponen las relaciones de igualdad y respeto, sin minimizarlas.

Por su parte, los grupos serios de reflexión masculina asumen la parte de responsabilidad que les corresponde y ponderan la negociación, el diálogo, la no violencia, la justeza y la equidad para la resolución de los inevitables conflictos humanos y, en todo caso, la mediación. Estas perspectivas de democracia de género, respeto de los derechos humanos y un buen número de corrientes de educación para la paz y educación para el conflicto, no parten de la descalificación de quienes no piensan como ellos; al contrario, postulan que la diversidad es fuente del saber. También existen otras corrientes distantes de estos presupuestos de equidad, paridad, equilibrio, no abuso de poder y corresponsabilidad, centrándose más en los intereses más personales o de grupo, reproduciendo así lo que critican: la discriminación, el abuso de poder y la violencia.

A mí me ha llevado varios años tratar de entender los orígenes de la violencia masculina en el hogar y, sinceramente, cada día descubro con asombro y dolor las profundas consecuencias de los maltratos, violencias y crímenes de odio cometidos contra las mujeres. La ceguera de quien odia, descalifica, desprecia o injuria a un ser humano semejante puede ser terrible, con el agravante de que lo hace desde la creencia de que está en lo correcto; pocos reconocen que el desprecio al final de cuentas es discriminación, quien lo hace se coloca como mejor y superior al otro u otra. Descalificar, como lo hacen estos compañeros en su manifiesto a las mujeres, no es más que arrogancia y falta extrema de autocrítica.

Uno a uno he de comentar todos los incisos del manifiesto que tienen una gran carga machista; por lo pronto cualquiera, hombre o mujer, que desprecie a su semejante no lo verá con dignidad ni como su igual y, por tanto, no podrá tratarle con respeto, ni a esa persona ni a sus ideas, ideales, cuerpo, preferencias y todo lo que ella signifique. Cómo, pues, estos queridos hombres convocantes de esta abominable marcha esperan recibir afecto y respeto de las mujeres, calificándolas y tratándolas de esa manera. Cómo establecer relaciones de paz, democracia e igualdad si no las ejercemos en el día a día.

Admitamos que no es por la vía del desprecio ni la descalificación a las mujeres como podemos establecer relaciones con armonía y equilibrio. No disimulan su enojo y rabia; su experiencia, que es su verdad, no necesariamente la tienen todos los hombres, saber convivir y negociar con alguien que es, piensa y siente diferente a nosotros es incluso un arte, una necesidad y una condición inevitable en las relaciones humanas donde no hay dos personas que piensen, sientan u opinen igual; por ello, la diversidad es fuente de sabiduría para las mentalidades abiertas y una amenaza para quien cree tener siempre la razón.

En verdad es peligroso que un grupo anónimo de hombres pretenda auto proclamarse voz de los hombres y hacer un manifiesto tan hostil, cuando una de las mínimas virtudes de un negociador, líder o conciliador es establecer las condiciones y reglas para diálogos y pactos fructíferos; de entrada, las reglas implícitas de esta marcha son, por un lado, descalificadoras de las mujeres y, por el otro, también de los hombres, ya que su odio y rencor lo han vertido en este proyecto, y ahora quieren a pasivos, dóciles y también resentidos hombres que se sumen contra las mujeres.

Muchos grupos civiles, instituciones, organizaciones, organismos internacionales, la academia y un gran número de personas -no sólo feministas y defensores de los derechos humanos- condenarán en forma y fondo una marcha de promoción de guerra entre géneros.

Paradójicamente he escrito que no se articulaban los movimientos masculinos por una falta de creatividad en el reconocimiento de nuestras virtudes y potencialidades que nos convoquen para la construcción de una sociedad más equilibrada, con justeza y equidad. Ahora surgen compañeros seguramente con historias ciertas y muy dolorosas con sus compañeras, pero que a mi parecer no salen de las lógicas de la violencia, la descalificación y el odio, para dirimir las ineludibles diferencias que existen y existirán entre mujeres y hombres.

En pocas palabras, parece ser que los hombres hemos perdido la brújula y nuestro lugar histórico como compañeros de las mujeres, co-reproductores de la vida y la cultura. Quizás estamos confundidos, resentidos y hemos sido incapaces de convivir en la diversidad y el respeto, confío en que en el fondo entendamos que no somos sus competidores, dueños o enemigos y, por tanto, mejor hagamos una cruzada cotidiana por el buen trato, la equidad, el equilibrio y una gran fiesta de la diversidad y el respeto mutuo, reconozcamos que somos diferentes pero no por ello nadie es más o menos que nadie.

A continuación transcribo el correo mencionado al inicio de este artículo:

Compañeras y compañeros:

Cada vez que alguien me dice que a las mujeres que trabajamos por una cultura de equidad nos toca trabajar para “convencer” a los hombres para que se integren a este movimiento social, yo digo que es a ellos a quienes les toca esa responsabilidad (si lo desean) de entender que este mundo inequitativo y violento nos destruye a todos y todas.

Para que muchos más de los 501 hombres que en el mundo entero se declaran abierta y congruentemente dedicados al trabajo por la equidad y contra la violencia hacia mujeres, menores, y hombres, ejercida por hombres, tomen una postura pública se necesita, antes que nada voluntad.

Además se precisa de inteligencia emocional y empatía ante el sufrimiento de la otra y el otro, y de una visión humanista, para no reducir el largo y agotador camino andado por las y los feministas del mundo a una absurda guerra de sexos por el poder existente.

Hace un par de años le dije a un amigo, refiriéndome a la reacción que vemos en los violentadores cuando sus parejas y sus hijos e hijas se liberan de la opresión “el patriarcado feroz está enojado con la visión feminista y tarde o temprano querrá regresarnos a la era de las cavernas”; el buen amigo me acusó de exagerada.

He aquí la prueba de que miles de hombres mexicanos son incapaces de escuchar a las madres y padres de las asesinadas de Juárez, a los millones de niñas y niños violados por los patrones sexistas que promueven valores cosificadores de seres humanos. He aquí la primera reacción de la intolerancia mexicana al cambio: la marcha de los hombres.

Ahora mis preguntas son ¿cuál va a ser la reacción de los millones de hombres que no están de acuerdo con la misoginia y el machismo?, ¿qué van a escribir, decir y hacer los hombres mexicanos ante esta propuesta?, ¿tiene importancia para ellos?, ¿se sienten incluidos en este neo-movimiento masculino?, ¿se abrirá un debate serio, ya no entre mujeres y hombres, sino entre seres con visiones diferentes del mundo civilizado?

Ver para comprender.

Entren en la página:

www.lamarchamasculina.com

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