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Economía, sociedad y territorio

versão On-line ISSN 2448-6183versão impressa ISSN 1405-8421

Econ. soc. territ vol.23 no.73 Toluca Set./Dez. 2023  Epub 13-Nov-2023

https://doi.org/10.22136/est20231765 

Artículos

Caficultura, conservación y turismo en la Sierra Madre (México): una mirada desde el control cultural

Coffee growing, conservation and tourism in the Sierra Madre (Mexico): a look from cultural control

María Paula González Ávila1  *

Erin I. J. Estrada Lugo2  **

Carla Beatriz Zamora Lomelí3  ***

Antonio Saldívar Moreno4  ****

1El Colegio de la Frontera Sur

2El Colegio de la Frontera Sur

3El Colegio de la Frontera Sur

4El Colegio de la Frontera Sur


Resumen

En este documento se analiza, desde la teoría del control cultural, la capacidad de decisión de un grupo de caficultores para participar en procesos que buscan vincularlos al proyecto de conservación del Área Natural Protegida en la que habitan. Esta capacidad está sujeta a un contexto específico que ha favorecido, más que su aceptación, su integración del proyecto de conservación en la cultura del grupo, lo cual se evidencia en la construcción de una operación turística propia. La investigación fue realizada mediante un estudio de caso situado en la Reserva de la Biósfera “El Triunfo” (México) entre 2019 y 2020.

Palabras clave turismo; cultura; conservación; control cultural

Abstract

The document analyses, from the theory of cultural control, the capacity of decision a group of coffee growers to participate in processes which aim to link them to the conservation project of the Natural Protected Area where they live. This capacity is conditioned by a very specific context which has facilitated rather than its acceptance, its integration into the culture of the group, as shown by the construction of their own touristic operation. The research was conducted through a case study in El Triunfo Biosphere Reserve (Mexico) between 2019 and 2020.

Keywords tourism; culture; conservation; cultural control

Introducción

La posibilidad de que diversas comunidades habiten dentro y en la periferia de algunas Áreas Naturales Protegidas (ANP) de México, como las Reservas de la Biósfera, ha configurado una dinámica en la que la participación de los habitantes resulta fundamental para alcanzar los objetivos de conservación; lo cual difiere de otros países en la región, en donde las decisiones de administración de las ANP recaen en entidades gubernamentales o en organizaciones concesionarias. Esta particularidad ha hecho que los actores con interés en la conservación de las ANP de este tipo implementen estrategias de alianza, mediadas por relaciones asimétricas de poder político, administrativo y económico, con la comunidad local a través de programas y proyectos de desarrollo sustentable ambiental, económica y socialmente, que priorizan el primer componente frente los otros dos (Legorreta Díaz et al., 2014).

Chiapas es uno de los estados con más ANP en la república mexicana y, al mismo tiempo, uno de los que concentra mayor pobreza. Por su condición fronteriza ha sido permeado, entre otros, por los procesos de soberanía nacional y aplicación tardía de la reforma agraria (Legorreta Díaz et al., 2014). Las estructuras políticas, económicas y sociales del territorio moldean el fenómeno de pluriactividad multilocalizada, es decir, los campesinos combinan actividades agrícolas con ocupaciones de otro tipo para generar ingresos. Es común para varios campesinos de Chiapas dedicarse a actividades agrícolas –como siembra de café, cacao y maíz– durante una parte del año y durante la otra migrar a estados del centro y norte del país donde los salarios son más altos (De Grammont y Martínez Valle, 2009).

Desde finales del siglo XIX, la Sierra Madre de Chiapas ha sido un espacio aprovechado para el cultivo de café porque tiene condiciones geográficas propicias para ello. Desde entonces la caficultura ha condicionado dinámicas culturales, geográficas y económicas, como se explica en líneas posteriores. Es por ello que la declaratoria del ANP Reserva de la Biósfera “El Triunfo” (Rebitri) en 1990 –la cual incluye parte de esta cadena montañosa que alberga distintas especies animales y vegetales– impuso una limitación sobre el uso y aprovechamiento de recursos naturales para las comunidades que ahí habitan.1 No obstante, dada la importancia histórica de la caficultura y la compatibilidad del cultivo del grano bajo sombra con los objetivos de conservación, la declaratoria incluyó esta práctica como un uso permitido para la zona de amortiguamiento, de manera que hasta hoy sigue vigente y alberga población caficultora (INE2-Semarnap, 1999).

En este documento se analiza cómo se dan los procesos de interacción y decisión entre el grupo de caficultores de la Cooperativa “Comon Yaj Noptic” (CYNT) y los actores externos que tienen interés en la conservación de la Rebitri y en el desarrollo sostenible, a partir de cuatro procesos organizativos en los que se evidencia cómo el grupo decide suscribirse a las propuestas. Los tres primeros fueron traídos por actores externos y la comunidad los apropio, a su vez, incidieron en la construcción del cuarto proceso: 1) la creación de la Cooperativa CYNT, 2) la transición de caficultura convencional a caficultura orgánica 3) la implementación del Programa de Monitores Comunitarios, y 4) la construcción de la operación turística.

La teoría del control cultural de Guillermo Bonfil (1988) es el marco en el que se articulan los conceptos de grupo étnico, identidad y cultura, desde una perspectiva de procesos de relaciones del grupo con los actores externos, en los que se reconfiguran tanto elementos culturales como identidades dentro del grupo. Así, respondemos a la pregunta ¿Cómo se ha configurado la participación de los caficultores en el proyecto de conservación de la Rebitri desde el control cultural y de qué manera los procesos culturales derivados de ésta han reconfigurado la economía local en términos de caficultura, empleos ambientales y turismo?

El documento se estructura cronológicamente de acuerdo con los cuatro procesos organizativos, todos ellos relacionados con un gran proyecto de conservar de la Rebitri a partir de la vinculación de sus habitantes en dicho propósito, la cual, aunque en términos generales es una decisión propia, está sujeta a un contexto particular. El último de los procesos, relacionado con turismo, muestra cómo la apropiación de esos elementos culturales es puesta en práctica al momento de crear y configurar un modelo de operación turística propia, en el que los productores han decidido apostar por el beneficio colectivo y por la utilización de la actividad turística para la conservación.

1. Antecedentes

Desde su declaración como Rebitri, en 1990, se contemplaron cinco zonas núcleo y una gran zona de amortiguamiento que las rodea (figura 1), esta ANP ha recibido especial atención de distintos actores interesados en realizar proyectos de conservación y desarrollo. Dichos actores han promovido los usos y aprovechamientos permitidos, como cultivo de café de sombra, ecoturismo, entre otros, para vincular a los habitantes al propósito de conservarla y generar ingresos complementarios (INE-Semarnap, 1999). Estas declaratorias de ANP han tenido distintos impactos de acuerdo con los contextos particulares (Legorreta Díaz et al., 2014); en el caso de estudio, éstas han estado vinculadas a la situación fronteriza de Chiapas, al establecimiento de fincas cafetaleras como sistema socioeconómico predominante y a la tardía aplicación de la reforma agraria (Enríquez et al., 2019).

Fuente: Conanp-Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza (2010).

Figura 1 Representación gráfica de la Rebitri 

Entre 1930 y 1970 arribaron varios grupos de campesinos, entre ellos tseltales, tsotsiles, choles y zoques, en busca de trabajo como peones de las fincas cafetaleras de la Sierra Madre, las cuales pertenecían principalmente a finqueros alemanes. Este sistema, en el que los peones pagaban con trabajo parcelas para milpa y vivienda, y que beneficiaba sobre todo a los finqueros, perduró hasta la década de 1970, cuando se logró el reparto agrario en Chiapas. Entonces, los grupos que llegaron a la región como peones de fincas, con el reparto agrario pasaron a ser pequeños productores de subsistencia basados en el cultivo de café (Lerma, 2015).

Actualmente, la mayoría de caficultores pertenecen a la segunda, tercera y cuarta generación de ejidatarios; de modo que el paisaje demográfico es heterogéneo en aspectos étnico, social, cultural y religioso en cada comunidad de la Sierra Madre, en donde la caficultura resulta ser un elemento cultural y económico común (Merlín-Uribe, 2018).

Para la década de los 90, la situación económica para varias familias cafetaleras era desfavorable: los llamados coyotes compraban el café directamente a las familias a precios mínimos, lo acopiaban y lo vendían en volumen a precios con buenos remanentes para ellos. La situación, común en varias zonas rurales del país, llevó a que desde el gobierno nacional se impulsara la creación de cooperativas que cumplieran y suprimieran la figura del coyote. Estas figuras organizativas permitirían una ejecución más eficiente de proyectos del gobierno al agrupar a los productores (RojasHerrera y Olguín-Pérez, 2018).

Así, en 1995 surgió la Comon Yaj Noptic (CYNT) como cooperativa que agrupa a pequeños productores de café de la zona, varios de ellos residen en la zona de amortiguamiento de la Rebitri, entre sus propósitos destacan: 1) participar en proyectos, pues para las organizaciones que promovían proyectos era imprescindible que los participantes estuvieran vinculados con dichas figuras asociativas; y 2) crear un actor colectivo con poder de negociación sobre el precio del café.

Desde su creación, la CYNT ha accedido a diversos proyectos de investigación, desarrollo sustentable y de conservación, tales como la transición a caficultura orgánica de sombra, diversificación de cultivos, educación ambiental, servicio por pagos ambientales, monitoreo biológico comunitario, ecoturismo, entre otros. Su trayectoria le ha permitido posicionarse en la zona como una aliada potencial para participar en proyectos y programas traídos por actores externos con interés de conservación de la ANP y de desarrollo rural de los habitantes (Maschietto, 2015). Varios de los proyectos han permitido encontrar alternativas de ingreso para los caficultores que no implican migrar.

Con respecto al segundo objetivo, a pesar de que ha habido una mejora en los precios, los ingresos generados por café sólo alcanzan para cubrir lo necesario para tres o cuatro meses, así que los caficultores trabajan en la zona durante la temporada de cosecha –de febrero a mayo– pero el resto del año son trabajadores jornaleros migrantes, como los denomina Boltvinik (2007), en estados del centro y norte del país en donde el salario mínimo es más alto, pero implica costos en la vida familiar, social y cultural.

Es en ese marco que el turismo aparece como una oportunidad de ingresos que no les implica migrar como trabajadores jornaleros. Para entender cómo ha sido construida la operación turística por parte del grupo, es necesario acotar que en varias ANP los proyectos de ecoturismo han sido traídos por actores externos y promovidos como alternativas acordes a los objetivos de conservación y desarrollo rural. Sin embargo, la Rebitri ha recibido turistas de manera esporádica, pues las condiciones de acceso, infraestructura y comunicación para llevarlo a cabo constantemente son limitadas. Cabe resaltar que la Rebitri no se encuentra en la ruta de turismo maya como otras ANP de la región (Legorreta Díaz et al., 2014).

Hasta el 2010 Ecobiósfera era la única empresa que tenía permiso de aprovechamiento ecoturístico en una de las cinco zonas núcleo que conforman la Rebitri: la zona núcleo 1 “El Triunfo”. Pero a lo largo de la última década un subgrupo de socios de la CYNT ha liderado la construcción de un modelo turístico propio para operar de manera exclusiva en la zona núcleo 3 “Campamento Quetzal” con la microempresa Puerta a la Montaña. La construcción de la operación turística y del proyecto futuro del mismo es resultado de un gran proceso de apropiación del proyecto de conservación de la Rebitri, y de elementos ajenos al grupo que han llegado en varios procesos organizativos.

2. Abordaje teórico

Con el propósito de profundizar en la comprensión acerca de este fenómeno social, se tomaron en consideración la teoría del control cultural (Bonfil, 1988), que permite explicar, por un lado, el sistema según el cual “un grupo ejerce la capacidad social de decisión sobre elementos culturales” (1988: 171) y, por otro lado, desde la perspectiva procesual, “explica cómo se dan las relaciones interétnicas asimétricas en términos del control cultural” (1988: 187) reconociendo que los procesos resultantes de las interacciones también responden a factores endógenos de la cultura.

Al respecto del primero, Bonfil (1988) expresa que es necesario establecer el grupo étnico a partir de los elementos culturales que comparten las personas que lo conforman y que alimentan una identidad particular: la Cooperativa CYNT, dado que comparte una historia, unos referentes étnicos y proyectos de vida a partir de la caficultura, es

un conjunto relativamente estable de individuos que mantiene continuidad histórica porque […] sus miembros establecen entre sí vínculos de identidad social distintiva a partir de que se asumen como una unidad política […] que tiene derecho exclusivo al control de un universo de elementos culturales que considera propios” (Bonfil, 1988: 178)

Según Bonfil (1988) es necesario reconocer que esos elementos culturales y que ese grupo están inmersos en un grupo social más amplio con una cultura que lo moldea (Zapata, 2005). En el caso de estudio, la caficultura es un componente esencial de la vida social, cultural y económica de la sociedad que habita en la Sierra Madre (Cervantes Trejo, 2016; Merlín-Uribe, 2018), y es a partir de ella que se articulan productores con orígenes diversos, y que la CYNT resulta ser una instancia de decisión importante en temas de elementos culturales. Empero, a pesar del peso cultural y económico del café, el contexto político y económico han llevado a que sea insostenible depender económicamente de éste; la mayoría de los socios practican pluriactividad (De Grammont y Martínez Valle, 2009; Schneider, 2009), es decir, actividades no agrícolas para generar ingresos que permitan cubrir los gastos del hogar, y la opción más común es el trabajo jornalero migrante (Boltvinik, 2007) a estados del centro y norte del país donde el pago por jornal es más alto que en Chiapas.

Los elementos culturales resultan útiles para explicitar una condición común que permite una vinculación orgánica entre ellos, son

los componentes de una cultura que resulta necesario poner en juego para realizar […] acciones sociales [como] mantener la vida cotidiana, satisfacer necesidades, definir y solventar problemas, formular y tratar de cumplir aspiraciones […] para cualquiera de estas acciones es indispensable la concurrencia de elementos culturales de diversas clases, adecuados a la naturaleza y al propósito de cada acción (Bonfil, 1988: 171).

Por su parte, la cultura es

el conjunto de símbolos, valores, actitudes, habilidades, conocimientos, significados, formas de comunicación y de organización sociales, y bienes materiales, que hacen posible la vida de una sociedad determinada y le permiten transformarse y reproducirse como tal, de una generación a las siguientes (Bonfil, 2004).

Según Bonfil (1988), estos elementos culturales pueden ser: 1) materiales, que son los objetos físicos que un grupo pueda aprovechar, 2) de organización, que son las formas a través de las cuales se hace posible la participación de los miembros, 3) de conocimiento, que incluye las experiencias que sirven como marco para generar o incorporar nuevos conocimientos, 4) simbólicos, que se refiere a los códigos de comunicación y sistemas simbólicos compartidos, y 5) emotivos, representaciones colectivas, creencias y valores que motivan a la participación y aceptación de las decisiones.

El análisis sobre el sistema cultural requiere indagar acerca de la capacidad social de decisión que tiene el grupo sobre ellos, para lo cual se debe definir si los elementos son propios, en la medida en que el grupo los produzca o los reproduzca, o ajenos, cuando no; y cotejarlos con la toma de decisiones propia, cuando involucran principalmente elementos propios y se les reconoce legitimidad; o ajena cuando el grupo tiene mínima o nula facultad de decidir. Al respecto, el autor propone estudiar los ámbitos de la cultura: autónoma, apropiada, enajenada o impuesta. En el caso de estudio encontramos que la mayoría transitan por la cultura apropiada y autónoma.

Cuadro 1 Ámbitos de la cultura en función del control cultural 

Decisiones
propias ajenas
Elementos culturales Propios Cultura autónoma Cultura enajenada
Ajenos Cultura apropiada Cultura impuesta

Fuente: Bonfil (1988: 173).

Ahora bien, desde la perspectiva del control cultural (Bonfil, 1988) como proceso de relaciones interétnicas asimétricas en las que participa el grupo, resulta necesario indagar en las “transformaciones que ocurren en la cultura del grupo subalterno como resultado de sus relaciones de subordinación” (1988: 187) que permiten explicar movimientos en la cultura: 1) resistencia, cuando el grupo busca preservar los elementos culturales en el ámbito de cultura autónoma, 2) apropiación, cuando el grupo adquiere la capacidad de decisión y puede producirlos, 3) innovación, cuando el grupo crea nuevos elementos culturales, 4) imposición, cuando el grupo dominante induce elementos ajenos pero quedan sujetos a decisiones propias, 5) supresión, cuando el grupo dominante prohíbe o elimina espacios de cultura autónoma, y 6) enajenación, cuando el grupo dominante aumenta la capacidad de decisión sobre los elementos culturales del grupo étnico. Los tres primeros ubicados en los cuadrantes de decisiones propias y los tres últimos en el cuadrante de decisiones ajenas.

Para el caso resulta fundamental establecer que la práctica caficultora, que actualmente tiene una importancia significativa, es en sí misma el resultado de procesos de apropiación de la caficultura que ocurrieron por las migraciones de grupos a la zona para trabajar como peones de las fincas cafetaleras que se describe en el apartado de antecedentes. La caficultura tiene un papel protagónico en las dinámicas cotidianas de la zona y tiene influencia en varios elementos culturales materiales, de organización,de conocimiento, simbólicos y emotivos, así como en la identidadde los productores.

Entonces el grupo étnico, materializado en la CYNT, interactúa con un conglomerado de actores con interés de conservación de la Rebitri. A pesar de que estos actores no residen en el área tienen un cierto nivel de capacidad de intervención legitimada por el Estado, por la ley y por los mismos productores, que les permite tener una posición de ventaja frente al grupo étnico, el cual, a su vez, mantiene una capacidad de decisión mínima legitimada por su condición de pobladores. Esto genera relaciones asimétricas de poder en la Rebitri, así como procesos de resistencia, apropiación e innovación.

Con base en lo anterior, la capacidad de decisión que ejerce como grupo la CYNT para responder a las situaciones que plantea el contexto se analiza en los cuatro procesos organizativos: la creación de la Cooperativa, la transición a caficultura orgánica, el programa de monitoreo de aves y la construcción de una operación turística propia. Todos éstos relacionados con la conservación del ANP, y que han contribuido a transformar los elementos culturales del grupo, a configurar y reconfigurar identidades étnicas, a moldear la construcción de la operación turística actual, a través de la cual el grupo busca, por un lado, vincular a la población local en los empleos que puede generar la actividad y, por otro lado, sensibilizar a los visitantes con respecto a la conservación. Así, encontramos que el proyecto de conservación de la Rebitri ha estado siendo apropiado e insertado en la cultura del grupo, y en el último proceso vemos una aplicación práctica de esa apropiación.

3. Metodología

La metodología fue cualitativa mediante estudio de caso. Las salidas a campo se llevaron a cabo entre abril del 2019 y febrero del 2020 y se realizaron cuatro talleres participativos con 20 caficultores en promedio cada uno, 10 entrevistas a profundidad a caficultores y funcionarios de ONG involucradas, numerosas conversaciones, observación participante y registro detallado en el diario de campo. Todos los registros contaron con los permisos verbales de los participantes y se comunicó con transparencia el objetivo de la investigación.

También realizamos revisión documental de investigaciones previas en la zona y en la región latinoamericana (De Grammont y Martínez Valle, 2009; Orgaz-Agüera, 2014) y recurrimos a la triangulación de información con fuentes secundarias y distintos actores. Para el análisis de datos utilizamos el software ATLAS.ti. Establecimos categorías empíricas que después fueron contrastadas con categorías de análisis de la teoría del control cultural (Bonfil, 1988), aportes teóricos en materia de pluriactividad (De Grammont y Martínez Valle, 2009; Schneider, 2009), en turismo (Jiménez Guzmán, 1990) y antecedentes de la zona (Ayala-Carrillo et al., 2014; Cervantes Trejo, 2016; Maschietto, 2015; Merlín-Uribe, 2018

4. Resultados

4.1. Creación de la Cooperativa Comon Yaj Noptic

En el marco de la caída de precios del café en México, durante la década de 1990, los ingresos bajaron al punto de generar pérdidas para los productores, de modo que varios caficultores abandonaron la actividad y buscaron otras opciones de ingreso. En el caso de la Sierra Madre de Chiapas, además, se enfrentaron a la imposición de restricciones de aprovechamiento de recursos disponibles en la recién creada Rebitri, donde la actividad se limitó al cultivo de café de sombra (Olmedo Neri, 2017; Rojas-Herrera y Olguín-Pérez, 2018; Merlín-Uribe, 2018). Ante ello, el antiguo Instituto Nacional Indigenista (INI) impulsó estrategias para integrar a los caficultores al nuevo contexto de liberalización de los mercados agrícolas y sustituir la figura del Instituto Mexicano del Café (Inmecafe), que acopiaba café, y fue liquidado en 1993. Una de ellas fue la creación de cooperativas de productores para acopiar café y posicionarse en el mercado, de manera que el modelo de coyotes, explicado en antecedentes, dejara de imperar y los beneficios fueran recibidos directamente por las familias caficultoras. Pertenecer a cooperativas también fue un requisito para acceder a algunos proyectos y programas (Rojas-Herrera y Olguín-Pérez, 2018).

En este contexto, 201 caficultores dispersos en 10 comunidades de la Sierra Madre de Chiapas fundaron la CYNT en 1995 con los propósitos de obtener recursos de proyectos y acopiar café para venderlo por volumen a mejores precios. La personalidad jurídica del colectivo fue fundamental para el devenir de la actividad cafetalera de los socios, pues esto les permitió posicionarse en la zona y acceder a proyectos que promovían actores externos, como se mostrará en los siguientes apartados.

Los caficultores se apropiaron de este elemento cultural ajeno de organización en forma de cooperativa con sede en el ejido Nuevo Paraíso, municipio de la Concordia, Chiapas. El número de socios suele variar cada año, al momento del estudio agrupaba a 150 caficultores orgánicos de 11 comunidades de la Sierra Madre de Chiapas: Berlín, Buenavista, Cerro Bola, Emiliano Zapata, Pacayal, Plan de la Libertad Baja, San Francisco, Las Violetas, San Juan, San Pablo y Santa Rita. La pertenencia a la CYNT también ha servido como fuente de identidad particular para los miembros de la sociedad caficultora de la Sierra Madre, una identidad con importancia simbólica:

Ha sido un tiempo entre fracasos y éxitos, que nos han servido como aprendizaje. Cosas que no he vivido pero que valoro: lo que mi padre ha sembrado. Él sembró la fundación de esta organización cafetalera y ahora estoy replicando lo que él hizo, que será para nuestros hijos. Las ganancias de Comon se tardó como 20 años del proceso de transición para que fuera sustentable, y ahorita Comon es sustentable (Caficultor 1 y guía de turismo, 2020).

La apropiación de la cooperativa ha transformado elementos culturales de conocimiento y emotivos. Además, la cooperativa como un elemento cultural de organización que en un principio fue ajeno ha pasado a ser producido y reproducido por el grupo y le ha permitido cumplir con los objetivos de venta de café por volumen y de participación en proyectos. A nivel nacional, especialmente en el sur del país, la apropiación de la cooperativa, como un modelo global de organización, ha sido común y se habla de un “cooperativismo cafetalero” (Rojas-Herrera y Olguín-Pérez, 2018).

4.2. Transición de caficultura convencional a caficultura orgánica

En los planes económicos de México en la década de 1990 estaba posicionar al país como principal exportador de café orgánico a nivel mundial (Rojas-Herrera y Olguín-Pérez, 2018). Además del potencial de exportación, el cultivo de café orgánico .sin uso de agroquímicos y de sombra. se acoplaba a los objetivos de conservación de la Rebitri (INE-Semarnap, 1999) y, al ofrecer mejores precios, contribuiría al desarrollo rural; lo cual pareció ser una alternativa multifuncional para la sustentabilidad. Diferentes actores externos promovieron la transición de caficultura en Chiapas, Oaxaca y Veracruz a través de proyectos (Rojas-Herrera y Olguín-Pérez, 2018).

La decisión que tomó la CYNT de vincularse al proyecto de transición de caficultura convencional, con uso de agroquímicos, a caficultura orgánica en el 2000 tuvo influencia de Agroindustrias Unidas de México (AMSA), que en ese momento era el único cliente de CYNT y de varias cooperativas de la zona, y de la organización no gubernamental (ONG) Conservación Internacional, que para ese momento llevaba algunos años trabajando en varios proyectos relacionados con conservación de ANP. Las dos organizaciones se unieron para impulsar el proceso de transición de varias cooperativas de caficultores de la zona. Conservación Internacional aportaría las capacitaciones y certificaciones, y AMSA se comprometía a financiar la transición, así como a mejorar el precio de compra del café.

AMSA, como principal cliente de CYNT y de otras cooperativas, tenía un poder económico importante en la zona. Pero varias cooperativas decidieron terminar la relación comercial con AMSA al encontrar otros clientes. La CYNT mantuvo el vínculo hasta el 2010. La transición marcó un nuevo rumbo para CYNT; desde el 2001 sólo aceptarían como socios a productores que cultivaran café orgánico o que estuvieran en transición. No obstante, no todos los socios estuvieron de acuerdo con este enfoque y de 201 socios que se mantuvieron de 1995 al 2000, en 2001 pasaron a ser 85.

En los siguientes años AMSA mejoró el precio del café y la transición atrajo nuevos clientes, algunos de ellos con interés en exportarlo y en incentivar la caficultura orgánica de pequeños productores a través de comercio justo y de proyectos de desarrollo. Este es el caso de Coffee Import y de Equal Exchange, los dos principales compradores de CYNT en el momento del estudio.

Además, los socios expresan que la decisión coincide con el periodo más crítico para la organización –del 2001 al 2003– en el que la inclusión de préstamos dentro del portafolio de servicios de la CYNT llevó a una crisis financiera: los socios que no querían hacer la transición de café convencional a orgánico dejaron de pagar sus créditos. El capital económico de la CYNT y su sostenibilidad se vieron comprometidos por ese periodo; pero en 2003 accedieron a proyectos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y la entonces Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), al tiempo que la producción del café orgánico aumentaba y aparecía la posibilidad de exportar a un mercado dispuesto a pagar mejor precio, y con todo esto fue posible solventar la crisis. Según los socios, tales apoyos, así como la experiencia –elementos culturales de conocimiento– les permitió adaptarse a las condiciones y sobrevivir como grupo, así como nutrir una identidad compartida como miembros de la CYNT.

Aún con la mejora de precio, la necesidad de migrar la mayor parte del año perduró. Existe entre los socios de la CYNT un patrón en el tipo de pluriactividad que corresponde a la multilocalizada de base agraria (De Grammont y Martínez Valle, 2009; Schneider, 2009), específicamente teniendo a la caficultura como parte de la estructura de ingresos:

Depender del café es muy complicado para los socios […] en los datos que tenemos, en promedio da para ¼ de lo que se necesita en un año […] con la Roya se afectó a muchas familias y todavía hay mucha incertidumbre […] normalmente los socios se van por temporadas a trabajar en el centro o norte del país, hacer dinero y regresar, de resto van buscando trabajos que van saliendo (Caficultor 2 y funcionario técnico de CYNT, 2020).

Este testimonio evidencia que, como lo señala Boltvinik (2007), los procesos agrícolas en México, como en otros países del Sur global, están bajo una desprotección económica de la actividad que lleva a que los ingresos no sean suficientes para cubrir los gastos del año y deban buscar ingresos extra parcelarios mediante la figura de trabajo jornalero migrante (Boltvinik, 2007).

Además, las condiciones estructurales del estado de Chiapas con respecto a otros, tales como la precarización laboral y la concentración de la población rural y urbana en situación de pobreza, agudizan las disparidades regionales que presenta tanto a nivel social como económico e incentivan esta dinámica, que está sujeta a la estacionalidad de la cosecha de café, la cual, por decisión de los caficultores, tiene un rol prioritario entre las opciones de ingreso aunque no por motivos económicos: “No, el café no es un negocio para vivir, nosotros cultivamos café porque nuestros papás lo cultivaban pero no es tanto para negocio, a menos que se cuide, como en el caso de algunos socios de Comon” (Caficultor 2 y funcionario técnico de CYNT, 2020).

Asimismo, la caficultura es una práctica heredada –elementos culturales emotivos y de conocimiento– que les posibilita ser parte de cooperativas, acceder a proyectos y trabajar en sus cafetales, así como vivir en sus hogares con sus familias, durante esa parte del año. La priorización que hacen es un factor común entre los productores de la Sierra Madre, y por esto la temporada de cosecha de café, de febrero a mayo, trae varios cambios: las familias trabajan en la cosecha diariamente, se intensifican los viajes a los centros de acopio de la zona, como el de la CYNT, el grano se usa como moneda y aumenta la población porque vienen personas de Guatemala y del Salvador para trabajar en grandes fincas cafeteras que se mantuvieron a pesar del reparto agrario, abordado en antecedentes.

Así, la caficultura genera una cotidianidad específica en ese periodo del año, que influye en los elementos culturales del grupo. Al terminar la temporada de cosecha, los caficultores buscan alternativas de ingresos. Según los socios, apenas 30% de los caficultores de la CYNT consiguen ingresos dentro del estado, como la producción para autoconsumo, trabajos eventuales y trabajos en proyectos del gobierno, como el que se esboza en el siguiente apartado. Es decir que, aunque todos practican la pluriactividad de base agraria para la mayoría es multilocalizada.

4.3. Programa de monitoreo de aves

Desde la creación de la CYNT han ocurrido dos huracanes, Mitch en 1998 y Stan en 2005, ambos afectaron a las familias de la zona y atrajeron la atención de distintos actores externos para mitigar los impactos ambientales y sociales de las emergencias. La ONG Pronatura y Conanp, en el marco del llamado modelo de conservación mexicano (Azuela de la Cueva et al., 2002) buscaron a la CYNT y a otras 14 organizaciones de la zona para proponerles participar en capacitaciones para después contratarlos como monitores biológicos, inicialmente con el fin de dar cuenta del impacto del huracán Stan, pues las aves son un indicador de diversidad biológica (Legorreta Díaz et al., 2014; INE-Semarnap, 1999), pero luego para contratarlos en otros monitoreos.

En 2007 recibieron capacitaciones (elemento cultural ajeno de conocimiento), binoculares especializados (elemento cultural material) que en la actualidad usan en la cotidianidad y, al integrar la observación de aves también como un pasatiempo compartido por ellos y no por la totalidad de socios de la CYNT, encontramos cambios en los elementos culturales emotivos de relación con el entorno. Además, los monitores han sido contratados en diferentes momentos, de manera que este empleo ambiental se ha integrado a la pluriactividad como un ingreso por trabajo que ni es jornalero ni implica migrar, y por lo tanto no acarrea los mismos costos sociales (Boltvinik, 2007). El avistamiento se integró como pasatiempo de los monitores, que tienen los elementos materiales y de conocimiento para realizarlo cuando lo decidan, y estas interacciones continuas entre ellos han creado un subgrupo.

Ahora bien, este proyecto buscaba también impulsar el interés de los monitores en ser guías de ecoturismo, un uso permitido en la Rebitri para aprovechar sustentablemente los recursos naturales, promover visitas de sensibilización ambiental y beneficiar económicamente a los locales. Sin embargo, tanto el acceso a la Rebitri como las facilidades para que el grupo opere han sido limitantes para desarrollar ecoturismo como en otras ANP, por lo que la capacitación abordó superficialmente al ecoturismo como una potencial y remota posibilidad económica.

Dado que el Fondo de Conservación “El Triunfo” (Foncet, s.f.) contaba con Ecobiósfera, una empresa ecoturística creada específicamente para vender y operar viajes dentro de la Rebitri, con permiso de operación en la zona núcleo 1 “El Triunfo”, las capacitaciones en turismo no se dieron en ese momento. Sin embargo, la creación del subgrupo y la capacitación en monitoreo son antecedentes relacionados con la creación de una operación turística propia, como se explicará en el siguiente apartado.

4.4. Construcción de la operación turística propia

El inicio del turismo nos remite al 2003 cuando llegaron los primeros visitantes, clientes directos de AMSA que buscaban conocer los procesos realizados por los pequeños productores. Este tipo de visitas ha sido constante hasta la fecha, pues es una estrategia de fidelización que manejan los intermediarios al llevar a sus compradores a conocer de primera mano dichos procesos. CYNT considera esas visitas como cortesía, es decir, por lo general no recibe ingresos por este servicio. Aun así, dinamizan los elementos culturales de conocimiento vinculados al turismo.

Ahora bien, otro antecedente es la capacitación mencionada en el apartado anterior, luego de la cual los monitores comenzaron la operación empírica viajes de investigadores, ornitólogos y fotógrafos interesados en visitar la Rebitri. Los contactos se dieron por medio de Conanp y Pronatura, organizaciones que los redirigían con los monitores de la CYNT, pues se habían establecido vínculos de confianza porque los monitores ya tenían conocimiento técnico y experiencia con visitantes, lo cual fue creando una legitimación de capacidad de toma de decisiones del subgrupo con respecto al turismo. Además, en el gobierno había un interés en promover el ecoturismo en las ANP, y ésta fue una forma alternativa a las capacitaciones de promoverlo poco a poco.

Los primeros viajes se realizaron de manera empírica con base en los elementos culturales de conocimiento vinculados al monitoreo. En general fueron de un día, pues no existía la infraestructura necesaria para pernoctar. Contemplaban un valor por la guía y los costos más evidentes para que los visitantes los cubrieran, pero con el tiempo, el costo final fue variando de acuerdo con las necesidades que iban surgiendo en las experiencias, como transporte desde la llegada a la sede de la CYNT –desde allí se transportaba en moto o camioneta al visitante–, alojamiento en la casa de alguno de los guías y alimentación –se preparaba la comida en casa y se empacaba para llevar. Esto también les permitió comprobar que la demanda estaba dispuesta a pagar los precios establecidos por ellos.

No obstante, con el tiempo se hizo evidente que las visitas de observación de aves podían ser más fructíferas con pernoctación, pues esto permitía recorrer senderos más adentrados en la zona núcleo 3 y presenciar momentos clave para el avistamiento. Al conversar con los visitantes, surgió la idea de recibirlos en la casa de los guías, esta idea se reflexionó durante varias oportunidades:

Al principio me daba un poco de vergüenza porque pensaba ¿y cómo los voy a recibir aquí en esta casa que de pronto no tiene las comodidades a las que están acostumbrados? hasta que en una ocasión le propuse al ornitólogo que podíamos hacer ese trayecto pero que tendría que quedarse en la casa […] y cuando vino ya no se quería ir… (Caficultor 3 y anfitrión, 2019).

Luego de ese primer proyecto piloto recibieron a más visitantes bajo la misma dinámica, que desde el inicio creó un ambiente de interacción cercano entre visitante y residente, que corresponde a la descripción de turismo elaborada por Jiménez Guzmán (1990: 147, basado en Tyblewski, 1972)

Un encuentro social entre seres producto de un medio social concreto, con una forma particular de entender la vida, de unas características culturales propias […] que requiere el desplazamiento de uno de los sujetos hacia el otro, ocurriendo para el primero un cambio de medio físico-cultural.

Al respecto uno de los entrevistados expuso

Algo que yo he valorado es el conocimiento de muchas formas de vida, de otras culturas. Pasa en los alimentos sino en otras cuestiones, en el modo de hablar, de bailar […] aprende uno bastante a valorar lo que nosotros tenemos. Entonces para mí es un beneficio incalculable porque es como si viajara, como si conociera parte del mundo cuando esa persona viene a contar su historia, vienen de otros países y nos cuentan que cómo viven allá y todo eso (Caficultor 4 y guía de turismo, 2020).

Esta alternativa de ingresos, aunque esporádica, se diferencia de las demás, por factores sociales y culturales: la posibilidad de interactuar con personas que vienen de contextos culturales distintos. Difiere también de la manera en que otras comunidades han incursionado en el turismo: usualmente la comunidad local recibe la propuesta de actores externos, aplica a proyectos para construir un centro ecoturístico y capacitarse, y después llegan los turistas (Legorreta Díaz et al., 2014; Orgaz-Agüera, 2014). En este caso, el turismo ha sido operado empíricamente, y luego han accedido a proyectos de infraestructura y capacitaciones que han articulado bajo decisiones propias.

El establecimiento de los productos turísticos (cuadro 2) ha sido el resultado de decisiones propias en las que han ocurrido varios eventos como las visitas de clientes de las empresas compradoras de café y el monitoreo biológico comunitario, así como otros que se explican desde el contexto regional de impulso al ecoturismo como una estrategia de conservación y desarrollo local, lo cual ha incentivado la llegada de proyectos liderados por organizaciones externas que traen elementos materiales, de organización y de conocimiento ajenos que han sido apropiados y articulados por los productores.

Uno de ellos se da en 2005, cuando el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) propuso el proyecto de cobertura en educación Centro Virtual de Aprendizaje, el cual consistía en la construcción de una escuela con dormitorios y cocina para que los estudiantes pudieran residir temporalmente y estudiar. Con el tiempo, la escuela dejó de funcionar físicamente, los dormitorios se utilizaron para recibir a investigadores y a compradores que traían los clientes de CYNT, y la cocina se adecuó para operar como restaurante para locales y turistas en 2010 con recursos de otro proyecto en el que participaron principalmente mujeres. Entonces los elementos materiales ajenos fueron apropiados y resignificados por el grupo para el turismo.

Cuadro 2 Productos turísticos de Puerta a la Montaña 

Producto turístico Tipo de visitantes Frecuencia de visitas por año Número de turistas por visita
Tour del Quetzal: visita a zona núcleo y senderos bien conservados donde se pueden observar aves. Mínimo tres días Visitantes con interés en observación de aves y en visitar zona núcleo. 12 fines de semana Varía de dos a seis personas
Tour del café: visita a un cafetal e interacción con la familia, incluye cata de cafés. Mínimo un día. Visitantes con interés en conocer sobre la caficultura en la Sierra Madre de Chiapas.
Tours personalizados (visitantes con interés específico: aves específicas, fotografía, investigación, etc.). Varían cada año, destacan investigadores, ornitólogos, creadores audiovisuales y los trayectos se personalizan
Ecoexperiencias: expedición grupal (25 personas por grupo) de cuatro días, visita a zona núcleo 3 incluida Estudiantes del instituto Tecnológico y de Estudios supeirores de Monterrey (ITESM) Dos veces 50 personas

Fuente: elaboración propia con base en información recolectada en campo.

Ahora bien, con la plaga del hongo de la roya en 2011, varios caficultores en toda la zona perdieron la producción, lo que atrajo a actores externos con proyectos para contribuir a apoyar a los afectados. En este contexto, también llegó el proyecto de ecoturismo Rutas del Agua (RDA), con la temática de valorar a la Rebitri como una “fábrica de agua” y, a la vez, generar ingresos para los locales. Dicha iniciativa incluyó capacitaciones en operación turística (Foncet, s.f.), y el acompañamiento en la creación de la microempresa Puerta a la Montaña (PM) en el 2011, pues en el contexto económico nacional se estaba promoviendo la formalización de las micro y medianas empresas. Además, la figura empresarial les permitiría obtener permiso oficial para operar en la zona núcleo 3 “Campamento Quetzal”.

Por otro lado, el plan de factibilidad del proyecto RDA estableció, según criterios de las organizaciones que participaron y conocimientos de los locales, cuáles serían los puntos de prestación de servicios turísticos: alojamiento, alimentación, visita de cafetales y senderos para el recorrido.

Estas decisiones ajenas, legitimadas por el grupo, aún mantienen vigencia para determinar quiénes acceden o no a la actividad económica.

Nosotros [la familia caficultura] fuimos la primera comunidad que recibió el ecoturismo, cuando todo esto empezó pero estaba de por medio la CYNT […] dijeron que el paisaje aquí era muy bonito y que como quedábamos cerca de la zona núcleo, pues ahí nos dijeron para recibir a la gente. Venían donadores, compradores y así, luego empezaron a llegar los del Tec y así, variado […] estamos a pie como a dos horas del Campamento [Quetzal o Zona Núcleo 3] […] al principio nos daba hasta como miedo que viniera la gente, pena, ó sea no nos animábamos como que a platicar, ya como que con el tiempo y todo, ya fuimos agarrando confianza y así (Caficultor 3 y anfitrión, 2019).

En 2014, llegó a la CYNT un proyecto de Banchiapas y el ITESM, dos actores externos que habían trabajado previamente con CYNT, para dotar de infraestructura para un centro ecoturístico, elementos materiales que incluyeron: la remodelación del restaurante, dotación de máquinas y enseres y dos cabañas ecoturísticas (elementos materiales). La apropiación del restaurante estuvo mediada por un elemento cultural de organización de división del trabajo según roles hegemónicos de género (Lagarde, 1996): en el espacio doméstico del sistema familiar mesoamericano, la cocina y lo culinario han sido delegados a la mujer (Robichaux, 2007). Hay tres grupos de mujeres –para quienes el trabajo allí representa 30% del total mensual–, se rotan la operación del restaurante, de lunes a viernes se reciben clientes, principalmente, habitantes de la zona y eventualmente turistas.

Los hombres se han encargado de la toma de decisiones en el resto de la operación de PM, las cuales se ejercen de manera colectiva y con dos –como ellos los denominan– propósitos sociales: generar empleo y sensibilizar a los visitantes con respecto a la conservación. Sin embargo, estos propósitos entran en conflicto con el bajo poder de negociación del precio que tiene el grupo y ante el dilema de la decisión propia que toman, se prioriza lo social sobre lo económico:

sí, a veces pongo el tabulador con las ganancias pero a veces el cliente no quiere pagar lo que le pido. Entonces pienso ‘si, tengo que quitar las ganancias de la empresa, pero al menos voy a emplear a estos cuates, que ellos tienen que ganar su salario’ […] así la hemos hecho. Es un error grande, yo sé, porque la empresa también debería tener sus ganancias, pero la situación ahorita es esa: si dejo ir a estos dos clientes, que son probablemente los únicos que tengo durante el año, dejamos de ganar todos (Caficultor 5 y guía de turismo, 2020).

Así, la construcción de la operación turística ha pasado por relaciones asimétricas con actores externos, es decir, el grupo accede a proyectos que traen elementos culturales materiales como la construcción de cabañas, y de organización, como la empresa PM. Sin embargo, el testimonio evidencia que el grupo opera la microempresa con los elementos culturales de conocimiento asimilados en la cooperativa, y que esto genera tensiones a nivel del grupo.

Discusión

La población que actualmente reside en la zona de amortiguamiento de la Rebitri se ha enfrentado a diferentes procesos que han transformado su cultura: la migración a la zona como peones de fincas, el reparto agrario, la organización en comunidades de diversos orígenes étnicos, la constitución de ejidos, la transformación de trabajadores de fincas a pequeños productores, entre otros. Desde el primero, la caficultura ha ocupado un espacio central en la cotidianidad de las familias y en varios elementos culturales ‒materiales, de organización, de conocimiento, simbólicos y emotivos‒,pues ha sido un eje articulador de historias y proyectos de vida. Así, losprocesos y ámbitos del control cultural no son nuevos, pero se han intensificadodesde la declaración de la Rebitri.

Dicha declaratoria, la cual reconoce la propiedad de los ejidatarios sobre terrenos en la Rebitri, genera una doble dinámica. Por un lado, impuso limitaciones sobre el uso y aprovechamiento de los recursos naturales disponibles, lo cual ubicamos en el ámbito de cultura impuesta; y por el otro, mantiene en los habitantes una capacidad mínima de decisión sobre el territorio en el que habitan. Con todo, vemos que la integración de los elementos ajenos debe someterse a las decisiones propias del grupo y que por ello este proceso tiende a moverse entre los ámbitos de cultura apropiada y cultura autónoma (cuadro 1).

Cuadro 3 Análisis de procesos y elementos del control cultural 

Procesos Elementos culturales transformados Instancias de decisión
1) Creación de la Cooperativa CYNT Apropiación Materiales, de organización, de conocimiento y emotivos CYNT
2) Transición a caficultura orgánica Apropiación Materiales de conocimiento y emotivos CYNT
3) Programa de Monitores Comunitarios Apropiación Materiales de conocimiento, emotivos y simbólicos Subgrupo de monitores
4) Construcción de operación turística propia Apropiación, resistencia e innovación Materiales de organización, emotivos y simbólicos PM

Fuente: elaboración propia con base en Bonfil (1988).

Como se evidencia en el cuadro 3, la apropiación del elemento cultural de organización en forma de cooperativa reconfiguró otros elementos culturales y la identidad del grupo como tal. Existe además una historia común de varios productores con respecto a la fundación de la CYNT, lo cual alimenta el sentido de pertenencia y sirve como motivante para producir y reproducir este elemento cultural. A su vez, la transmisión intergeneracional del elemento como herencia familiar de generaciones anteriores transforma elementos culturales emotivos, y los procesos de aprendizaje para manejar la CYNT transforman elementos culturales de conocimiento. Asimismo, la CYNT establece formas específicas tanto de acopio, como de pago a los caficultores, transforma elementos culturales materiales. Con todo, la CYNT ha sido legitimada como una instancia de decisión en el grupo.

Ahora bien, desde los ámbitos de la cultura analizamos que, si bien la decisión de organizarse en una cooperativa fue propia, el detonante fue un contexto impositivo en el cual acceder a proyectos sin estar constituido legalmente bajo esta figura sería imposible para el grupo. Entonces, inicialmente ubicamos al proceso organizativo en el ámbito de cultura impuesta, pero con el tiempo se mueve a los ámbitos de cultura apropiada y cultura autónoma, pues el grupo mantiene la capacidad de decisión propia y reproduce el elemento cultural de organización. Al respecto, otras investigaciones dan cuenta de que la apropiación de cooperativas en varias comunidades de México ha sido común porque los valores y procesos que se dan dentro de ésta son compatibles con los que históricamente han practicado grupos mesoamericanos (Cano Salgado et al., 2012).

Por otro lado, si bien la caficultura, como práctica apropiada, moldea la vida cultural, social y económica de la zona, la principal motivación que tienen los caficultores para seguir apostando por ella se debe a elementos culturales simbólicos y emotivos; también se ha convertido en un medio imprescindible para que los caficultores puedan ser parte de organizaciones, así como acceder a proyectos y a subsidios. Asimismo, la decisión de incluir elementos culturales ajenos en la práctica fue propia del grupo, por lo cual, ubicamos al proceso en el ámbito de la cultura apropiada.

En ese sentido, aunque la transición implica transformar elementos culturales materiales, emotivos y de conocimiento, su aceptación entusiasta es atribuible a las expectativas sobre mejores precios –elementos culturales materiales– a la posibilidad de continuar con la caficultura como fuente de ingresos por los elementos culturales emotivos y simbólicos que nutren esa expectativa, a mantener este eje de organización y cotidianidad y a la vinculación a proyectos que llegaron directa o indirectamente con motivo de la transición.

Con el tiempo, la caficultura orgánica se ha transformado, pues de ser producida y reproducida por los socios se inserta al ámbito de cultura autónoma. Los socios consideran beneficiosa la decisión de hacer la transición en términos económicos y emotivos –ambientales y culturales–, por lo que continuarán con ella. En este proceso la identidad se ha transformado en lo endógeno y exógeno, pues desde 2001 la CYNT sólo agrupaba a caficultores orgánicos o en transición, y dado que la CYNT empezó a ser identificada como una cooperativa que contribuía a la conservación mediante cultivos más sostenibles, actores externos la identificaron como potencial aliada para proyectos similares.

Este es el caso del Programa de Monitoreo Biológico, con el cual se integran y transforman los elementos culturales materiales vinculados a la práctica; de conocimiento técnico sobre avifauna, comportamiento de aves y diversidad biológica; emotivos en la medida en que resignifica la relación con el territorio habitado y las prácticas cotidianas; y simbólicos en la medida en que los caficultores vinculados a esta actividad empiezan a compartir códigos de comunicación comunes. Además, en el análisis del monitoreo como opción de empleo in situ, que evita el trabajo jornalero migrante a otros estados y todo el costo social que ella trae (Boltvinik, 2007), encontramos que transforma la pluriactividad que practican con una actividad que disfrutan y a la que pueden acceder fácilmente.

Asimismo, con dicho programa se crea un subgrupo de diez caficultores de la CYNT que también son monitores y cuyas opiniones en conservación son consultadas dentro de la CYNT. Es decir, además de que el subgrupo crea una identidad particular como caficultores “pajareros”, se convierte en instancia de decisión legitimada en temas de conservación y turismo. Así se han ido creando ámbitos de cultura apropiada con la conservación, que empieza a tener un peso en las decisiones de todo el grupo. Finalmente, la participación de los 10 caficultores de la CYNT en dicho proceso fue clave para el posicionamiento de CYNT como cooperativa con potencial de alianza para proyectos de conservación y temas relacionados que llegarían después.

Este antecedente es determinante para la construcción de la operación turística actual, pues el conocimiento de avifauna, de senderos más conservados y la identificación de especie –todos estos elementos culturales ajenos apropiados por los socios, quienes reconfiguraron la relación con su territorio y ahora vinculada a la idea de conservación– son actualmente parte de la operación turística que desempeña un papel en la legitimación del subgrupo para la toma decisiones relacionadas con el turismo. Desde el grupo se ha trabajado en crear y mantener alianzas con quienes traen dichos proyectos, en tal proceso el articulador y tomador de decisiones ha sido, en primera instancia, del subgrupo y, en segunda, el grupo al aceptarlas o rechazarlas. Por ello, al tener la capacidad de decisión propia, ubicamos este proceso de construcción de la operación turística entre los ámbitos de cultura autónoma y cultura apropiada del control cultural (Bonfil, 1988). Además, al tener la posibilidad de articular distintas capacitaciones, infraestructura –elementos culturales materiales– y experiencias –elementos culturales de conocimiento– el grupo ha generado un proceso de innovación de la oferta turística.

Por otra parte, el análisis del manejo de la microempresa PM, es decir, las decisiones propias que toma el grupo con respecto a este elemento cultural de organización ajeno, traído por actores externos, nos lleva a dos situaciones encontradas, la primera es que una microempresa existe como persona moral o jurídica para generar utilidades como resultado de una operación de resta de costos y gastos a las ventas, es decir, el remanente de ganancia por una actividad comercial. En principio, PM fue creada para generar utilidades para el grupo, el proyecto por el cual decidieron crearla buscaba que fuera así. La segunda, destaca que la realidad muestra que, aunque los caficultores quisieran generar las utilidades, no es su prioridad. Desde el aspecto social, priorizan generar empleos, pues el contexto turístico actual de escasa demanda lleva a los caficultores a bajar los precios de venta a un punto en el que cubre los costos y gastos de la operación, es decir, salarios e insumos que requiere la operación, pero no deja remanentes de ganancia para la microempresa. Por lo tanto, hay un proceso de resistencia a adoptar la práctica económica empresarial mientras que ésta implique no generar empleo.

En lo concerniente al aspecto ambiental encontramos un proceso de apropiación, los productores buscan sensibilizar a los visitantes con respecto a la conservación y operar de forma responsable el turismo dentro de la Rebitri. De allí que el proyecto futuro colectivo con respecto al turismo sea un crecimiento limitado y acorde a la conservación. El grupo no busca depender de él ni prescindir de la práctica pluriactiva, sino que el turismo la complemente, lo cual resulta favorable ante la incertidumbre intrínseca al turismo,3 como la vivida por la pandemia por covid-19 en 2020.

Resulta interesante analizar cómo se ponen en juego los elementos culturales para tomar estas decisiones propias, pues, como señalamos, los elementos culturales de conocimiento para manejar PM son una reproducción de los elementos asimilados con la experiencia de la cooperativa, es decir, el grupo maneja a la microempresa con la lógica cooperativa y no con la lógica empresarial. Además, la oportunidad que representan esos empleos eventuales vinculados al turismo hace que PM entre a transformar los elementos culturales emotivos, y que a la vez ese manejo cooperativista a costa de las utilidades que hace el subgrupo sea aceptado y legitimado por el grupo. Por todo ello ubicamos a este proceso en los ámbitos de cultura apropiada y cultura autónoma.

No obstante, este proceso no ha estado libre de tensiones dentro del grupo. Para el subgrupo que conforma PM, la actividad turística ha implicado una reconfiguración de la pluriactividad multilocalizada que le ha permitido acceder a fuentes de ingreso dentro de la zona .venta de café, empleos ambientales y turismo.. Pero el turismo y los empleos ambientales son escasos, la mayoría del grupo aún debe migrar para completar los ingresos necesarios del hogar, por lo que exigen participar, o bien, en la contratación de servicios o en la repartición de utilidades de PM. Para los caficultores involucrados en la operación, consume tiempo familiar y de ocio, trastoca su vida privada; es decir, a partir de los empleos derivados del modelo mexicano de conservación, se crean pluriactividades diferenciadas e implicaciones distintas que despiertan tensiones entre el subgrupo que no requiere migrar y el resto del grupo que sí se ve en la necesidad de hacerlo.

Hasta este punto, analizamos que la apropiación del proyecto de conservación que moldea la operación turística es resultado de un proceso de apropiación paulatina del proyecto de conservación de la Rebitri. En dicho proceso han tenido especial importancia los tres procesos organizativos que se han descrito y analizado en líneas anteriores. A pesar de que los conocimientos del manejo de la cooperativa son aplicados en el manejo de PM, la operación del turismo tiene requerimientos específicos, para lo cual, los caficultores han recibido infraestructura y capacitaciones desde distintos proyectos a lo largo de los trece años de operación, y han ido aprendiendo en la operación misma, de forma que los elementos culturales vinculados al turismo han estado en constante transformación, y actualmente son producidos y reproducidos por el grupo. Además, es el grupo el que los ha articulado.

Finalmente, aunque las decisiones con respecto a la operación turística, en general, se han ubicado en los ámbitos de la cultura apropiada y cultura autónoma porque los caficultores toman decisiones propias, se debe reconocer que “existe un marco de limitaciones externas que restringen la gama de opciones posibles para el ejercicio de las decisiones propias” (Bonfil, 1988: 183): el acceso limitado de los visitantes a la zona, el cual lleva a que la demanda sea escasa, PM deba sacrificar las utilidades para ofrecer un mejor precio para los clientes, y genere pocos empleos.

Conclusiones

El contexto particular de la Rebitri favorece y legitima una capacidad mínima de decisión propia del grupo sobre el territorio, sobre sus elementos culturales –materiales, de organización, de conocimiento, simbólicos y emotivos– y sobre su identidad. Cuando los caficultores reciben a actores externos, en el marco del modelo de conservación mexicano (Azuela de la Cueva et al., 2002) que buscan vincularlos en los procesos de conservación mediante proyectos como los analizados, encuentran beneficios en sumarse, deciden hacerlo creando ámbitos de cultura autónoma y cultura apropiada.

Los proyectos también han generado transformaciones a nivel cultural fundamentales para que el grupo decida apropiar al siguiente, de manera que el proceso general de apropiación del gran proyecto de conservación de la Rebitri ha sido gradual y continuo, pasando por la recepción de elementos culturales ajenos, integración dentro de o transformación del repertorio de elementos culturales del grupo, producción y reproducción de los mismos. Aunque también vemos procesos de innovación y resistencia, la apropiación y ejecución de los proyectos ha sido posible porque el grupo las ha llevado a cabo. Además, las transformaciones también se han visto en la identidad colectiva y particular.

Por otro lado, la construcción del turismo, en especial, ha sido un proceso complejo. En primer lugar, encontramos que ha sido posible por las experiencias asimiladas y los elementos apropiados de los procesos colectivos que la preceden. En segundo lugar, la falta de articulación entre proyectos, traídos por diversos actores y vinculados al turismo en la Rebitri, ha favorecido que la capacidad de decisión del grupo sobre el turismo tienda a enmarcarse en la cultura autónoma. Sin embargo, pocos caficultores acceden al empleo por turismo y empleos ambientales, la mayoría deben migrar como trabajadores jornaleros para complementar los ingresos del año. Además, aunque el grupo maneje la microempresa con la lógica asimilada con la experiencia de la cooperativa, la falta de utilidades y de comunicación en cuanto a las decisiones tomadas genera tensiones por esta actividad.

Finalmente, aunque en este estudio de caso encontramos a un grupo de caficultores vinculados en la CYNT que comparten objetivos, cuyo tejido social les permite ser resilientes ante escenarios desfavorables, y que han construido un sistema de toma de decisiones colectivo, es posible que en un futuro los contextos económico, social o político sean distintos y, por lo tanto, sus procesos de respuesta. Por ejemplo, aunque existe un ideal compartido por los socios del subgrupo sobre un turismo sustentable social, económica y sobre todo ambientalmente, cabe la pregunta sobre un escenario en el que la demanda turística aumentara, así como el poder de negociación del precio.

Si actualmente el turismo genera 30% de los ingresos mensuales, para algunos socios, con una frecuencia aproximada de un fin de semana por mes, es decir, de dos de 30 días del mes, lo que nos permite calcular que cuatro fines de semana al mes, o seis días al mes, cubrirían la totalidad de los egresos y dejarían un excedente, y por lo tanto, las demás visitas generarían ingresos extras y más posibilidades económicas para los socios, entonces ¿cómo se reconfigurarían tales propósitos compartidos ante ese escenario moldeado por factores externos que condicionan su capacidad de decisión? ¿Cómo se reconfiguraría la pluriactividad si, como en otras ANP, el turismo se conviritiera en la principal e incluso exclusiva fuente ingresos? ¿Qué transformaciones culturales generaría en este grupo para el cual el café históricamente ha tenido una importancia significativa?

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Caficultor 5 y guía de turismo (2020), “Entrevista 5”, [Presencial, grabada en audio y transcrita], Sede de la Cooperativa Comon Yaj Noptik, Rebitri, 26 de febrero de 2020. [ Links ]

Notas

1De acuerdo con el artículo 48 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA), las reservas de la biósfera contienen superficies de especial protección conocidas como zonas núcleo, en las que sólo están permitidas actividades de conservación y están rodeadas por una superficie llamada zona de amortiguamiento en la que pueden habitar comunidades y hacer aprovechamientos que no alteren significativamente los ecosistemas. La Rebitri tiene cinco zonas núcleo.

2Con la entrada en vigor de la Ley General de Cambio Climático (LGCC) el 6 de junio de 2012, se constituye el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), en este artículo se cita como Instituto Nacional de Ecología, debido a que los documentos citados son de 1999.

3La dependencia exclusiva o principal del turismo como actividad económica, aunque puede ser rentable, deja en estado de vulnerabilidad a los grupos, pues el turismo depende de factores externos políticos, económicos, climáticos, entre otros que pueden impedir su realización

Recibido: 06 de Noviembre de 2020; : 19 de Abril de 2022; Aprobado: 08 de Septiembre de 2022

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Maestra en Ciencias en Manejo de Recursos Naturales y Desarrollo Rural por El Colegio de la Frontera Sur; licenciada en Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras de la Universidad Externado de Colombia. Su línea de investigación es dinámicas culturales, turismo y caficultura.

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Doctora en Antropología Social por la Universidad Iberoamericana, México. Actualmente es profesora-investigadora titular “B” adscrita al Grupo de Estudios Socioambientales y Gestión Territorial en El Colegio de la Frontera Sur, unidad San Cristóbal. Es integrante del Sistema Nacional de Investigadores con nivel II. Sus líneas de investigación son organización social y apropiación del territorio en el uso de los recursos naturales en sociedades rurales e indígenas; familia, grupo doméstico y parentesco. Entre sus más recientes publicaciones se encuentran, como coautora: “Site Quality for Mahogany (Swietenia macrophylla King) in natural forests in Quintana Roo”, Journal of Sustainable Forestry, 41 (1), London, Taylor & Francis, pp. 33-50 (2022); “Unravelling the paradoxical seasonal food scarcity in a peasant microregion of Mexico”, Sustainability, 14 (11), 6751, Basel, Multidisciplinary Digital Publishing Institute, pp. 1-23 (2022), y “El ecoturismo, ¿solución o parte del problema de la economía de cuidados?”, Economía, Sociedad y Territorio, 22 (68), Zinacantepec, El Colegio Mexiquense, pp. 57-85 (2022).

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Doctora en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México. Actualmente es investigadora asociada “C” adscrita al Grupo de Estudios Socioambientales y Gestión Territorial en El Colegio de la Frontera Sur, unidad San Cristóbal. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel I y miembro honoraria del Sistema Estatal de Investigadores de Chiapas. Sus líneas de investigación giran en torno a los temas de acción colectiva, conflicto, organizaciones rurales y estrategias socioterritoriales. Entre sus últimas publicaciones destacan, como coautora: “Mercados agroecológicos: Procesos sociales multidimensionales y experiencias en Colombia, año 2019”, Revista del Colegio de San Luis, 12 (23), San Luis Potosí, El Colegio deSan Luis, pp. 1-40 (2022).

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Doctor en Comunicación, Cultura y Educación por la Universidad de Salamanca; maestro en Desarrollo Rural por la Universidad Autónoma de Chapingo y licenciado en Geografía por la Universidad Nacional Autónoma de México. Es investigador titular y docente del grupo académico Procesos culturales y construcción social de alternativas en el Departamento de Sociedad y Cultura en El Colegio de la Frontera Sur. Forma parte del Sistema Nacional de Investigadores nivel I. Se desempeñó como Director de Posgrado en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología del 2020 al 2022 y es actualmente coordinador general de Posgrado de El Colegio de la Frontera Sur. Sus líneas de investigación son procesos de formación social y con metodologías participativas sobre temas de educación, participación social y desarrollo desde una perspectiva crítica. Algunas de sus últimas publicaciones son, como coautor: “Desafíos de los medios de vida frente a la roya del café en dos comunidades del Soconusco, Chiapas, México”, Estudios Sociales. Revista de Alimentación Contemporánea y Desarrollo Regional, 33 (61), e231264, Hermosillo, Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, pp. 1-27 (2023); “Habilidades socioemocionales en los docentes: educación desde la ética del cuidado de sí”, Praxis & Saber, 13 (34), e13667, Tunja, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, pp. 1-17 (2022); y como cocoordinador en: Enseñanza superior en tiempos de pandemia, Chetumal, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, El Colegio de la Frontera Sur (2022).

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