Introducción
La presente investigación está sustentada en un estudio empírico a favor de construir una base robusta para la formulación de proyectos viables desde su concepción; por ello, se revisó la literatura apropiada y fue organizada en un marco teórico. El área de estudio fue el Valle de San Quintín, Baja California (México), en donde se identificaron los componentes del agroturismo para incluirlos en un proyecto y establecer si el agroturismo es una oportunidad o desafío desde su gestión; por consiguiente, la información teórica y los datos de campo fueron contrastados para analizar los elementos clave que permiten la constitución de un proyecto que integre actividades predominantes y que son fundamentales en el desarrollo del agroturismo como oportunidad y desafío.
El Valle de San Quintín es un poblado costero perteneciente al municipio de Ensenada en el estado de Baja California en México. Se localiza a 30° 33’ 37” latitud norte y a 115° 56’ 33” longitud oeste. Es la localidad pesquera más poblada del extremo sur del estado. Colinda al norte con el poblado de Camalú; al este, con el Piamonte de las cuencas de escurrimiento de los arroyos San Simón, Santo Domingo, Nueva York, La Escopeta y El Socorro; al sur, con el Poblado Valle Tranquilo y al oeste con el Océano Pacífico (Figura 1) (IMIP, 2007).
San Quintín y Vicente Guerrero son los núcleos urbanos más importantes de la región conocida como Valle de San Quintín y junto con otras localidades se establecieron próximos a la Carretera Ensenada-La Paz, mejor conocida como Carretera Transpeninsular. Es una zona semidesértica y el tipo de clima es mediterráneo (Secretaría de Fomento Agropecuario, 2015). El Valle de San Quintín se caracteriza por la diversidad de recursos naturales: sobresalen volcanes, formaciones rocosas, bahías, sierras y paisajes agrícolas, así como recursos culturales como el Molino Viejo, el Antiguo Panteón Inglés, pinturas rupestres, gastronomía, tradiciones y costumbres.
1. Marco teórico: turismo, oportunidad, desafío y componentes del agroturismo
El turismo es una actividad económica y tiende a complementarse con sectores productivos. Es una oportunidad de fomentar y aprovechar actividades recreativas vinculadas con la cultura e historia en los sectores. La oportunidad es una acción positiva generadora de beneficios a mediano o largo plazos, logrando avances de corte social, económico o laboral (Muñoz Canales, 2010). La acción positiva se refiere al beneficio que genera la actividad planeada, en donde existe una correspondencia entre oportunidad y desafío. El desafío consiste en un conjunto de acontecimientos que permiten la posibilidad de lograr un aprendizaje o alcanzar resultados positivos, en donde el individuo establece el control de la relación sujetoentorno (Raimundi et al., 2014). Un ejemplo: los estrategas establecen directrices a fin de alcanzar resultados y modificar tendencias.
Las actividades económicas derivadas del turismo en 2017 generaron 21 mil millones de dólares en México (Hernández, 2018). Esto representa el desafío de diversificar servicios y productos. Los ofertantes analizan los constantes cambios en gustos y preferencias de los viajeros, así como aquellos que surgen a raíz de las innovaciones tecnológicas (Sectur, 2002). En otros términos, el turismo se enfoca en la satisfacción del visitante, considerando la diversidad de prácticas en destinos vacacionales. Como resultado se generan catálogos multifacéticos de servicios, productos y creación de espacios turísticos (Sancho, 1998). Sin embargo, se ha descuidado la convivencia armónica entre el visitante y el residente.
Las preferencias y motivos de viajeros determinan el tipo de turismo. En general, existen dos clasificaciones en función del motivo del viaje (Ibáñez Pérez y Cabrera Villa, 2011). El primero es el turismo masivo, el turista visita principalmente las zonas de playa motivado por la relajación y uso del tiempo libre de forma que pueda salir de la rutina. El segundo es el turismo alternativo, surge como una disyuntiva, se enfoca en la realización de actividades recreativas dentro del medio natural, minimizando impactos negativos de corte social, económico y ecológico. Dentro de éste surge el ecoturismo, turismo de aventura y el turismo rural, con sus distintas ramas (Ibáñez Pérez y Cabrera Villa, 2011; Sectur, 2004). El turismo rural enaltece la cultura de espacios rurales y se complementa con actividades económicas tradicionales y no necesariamente vincula a los visitantes con las actividades agropecuarias (Acereza, 2006; Ibáñez Pérez y Cabrera Villa, 2011). Sin embargo, existen confusiones a la hora de conceptualizar al turismo rural y agroturismo.
El agroturismo ofrece un catálogo multifacético de actividades recreativas en contornos naturales de zonas rurales, generando ingresos adicionales para las personas que complementan el turismo con actividades agrícolas, pecuarias y acuícolas (Gómez et al., 2012). En espacios productivos se aprovechan instalaciones, tradiciones laborales, productos locales, paisajes rurales, costumbres, cultura y la utilización de servicios complementarios como hospedaje, alimentación y recreación contribuyendo a la permanencia de una economía (Blanco Murillo y Riveros Serrato, 2010). Por lo tanto, para promover el agroturismo se deben considerar los espacios productivos, inversiones, participación de la población local, atractivos naturales y culturales, así como servicios adicionales. Dichos componentes son evidenciados en la Tabla 1:
Agroturismo | Autores |
Los agricultores de Las Alpujarras Altas, en el sureste español, vinculan sus actividades con el turismo, con el propósito de impulsar el agroturismo. Resulta ser una oportunidad el aumentar el número de visitantes generando mayores ingresos mediante la recreación y experiencias. | Sayadi y Calatrava (2001) |
El turismo rural y agroturismo ofrecen oportunidades en inducir la economía local y regional a fin de mejorar la calidad de vida en países en desarrollo. | Duque Brito (2008) |
En el “Proyecto de agroturismo en la comarca de Terra de Lemos (Galicia)” se determinó que el agroturismo es una expresión económica y social. Los turistas tienen la oportunidad de participar en actividades agrícolas, interactuando con valores, costumbres y modo de vida de residentes. Además hay acceso a servicios adicionales como alojamiento y alimentación. | Simón et al. (2011) |
En la zona de Yaracal, España, se estudió la viabilidad del agroturismo a partir de la evaluación de atractivos turísticos, sumando labores agrícolas con el objetivo de motivar inversiones públicas y privadas para su realización, así como fomentar interés para las pequeñas y medianas empresas de productores. | Gómez et al. (2012) |
En San Juan Chicomezúchi, Oaxaca, México, se realizó un diagnóstico para analizar la viabilidad del agroturismo basado en el desarrollo local considerando la dimensión económica, comunitaria, social y ambiental. | Gómez-Velázquez et al. (2015) |
Fuente: elaboración propia a partir de los autores citados.
El agroturismo surge con el fin de aprovechar el medio rural ocupado por una sociedad campesina que posee cultura, historia y recursos naturales (Ibáñez Pérez y Cabrera Villa, 2011). El turista tiene la opción de involucrarse en actividades recreativas con una o varias de las fases de la producción agropecuaria, la agroindustria, artesanías y gastronomía (Blanco Murillo y Riveros Serrato, 2010; Duque Brito, 2008; Acereza, 2006). Los resultados son de carácter socioeconómico y es sustentado en investigaciones citadas en la Figura 2.
Por su parte, Constabel et al. (2008) argumentan cinco razones principales en la gestión del agroturismo: valoración por parte de la población sobre el medio ambiente, insatisfacción por el turismo tradicional, aumento de la promoción de áreas rurales, mejoras en accesos a zonas rurales, diversidad de actividades alternativas ante la congestión del mundo urbano. El acceso a zonas rurales es parte de la conformación de la infraestructura turística. Sin embargo, se debe tener cuidado en respetar las vías tradicionales para conservar los paisajes pintorescos y preservar la diferencia entre la selva de concreto. La diversidad de actividades alternativas es una oportunidad de promocionar productos y servicios locales y el desafío de crear nuevos considerando el potencial de la zona.
La palabra componente está formada de raíces latinas y significa “el que junto con otros elementos conforman un todo”. Se recuperó de la Tabla 1, además de Ibáñez Pérez y Cabrera Villa (2011), Blanco Murillo y Riveros Serrato (2010), Duque Brito (2008), Acereza (2006) y Constabel et al. (2008) que el agroturismo (el todo) está conformado por elementos básicos para su funcionamiento y son: espacios productivos, postura de productores, inversionistas, población local, atractivos naturales y culturales, comunicaciones, transporte, infraestructura turística rústica, productos y servicios locales y gestión de nuevos servicios complementarios. La estrategia es identificar los componentes del agroturismo para incluirlos en un proyecto y se propone iniciar a partir de niveles, proporcionados por Phillip et al. (2010). Los niveles inician con la observación, admiración, conocimiento y desarrollo de actividades productivas de forma novedosa y organizada (Figura 3) con el fin de establecer si el agroturismo es una oportunidad o desafío y a su vez conlleva a que sea un éxito desde su gestión.
Investigaciones contemporáneas deben responder a necesidades actuales de la sociedad, es decir, deben proporcionar estrategias ante la incertidumbre de cambios en la dinámica de la economía nacional; por lo tanto, se propone en la presente investigación identificar los componentes del agroturismo para incluirlos en un proyecto y establecer si el agroturismo es una oportunidad o desafío desde su gestión en el Valle de San Quintín, Baja California, México.
2. Metodología
La investigación se desarrolló bajo el enfoque exploratorio (Hernández Sampieri et al., 2014), el cual permite la recolección de datos a partir de preguntas, mediante un método no experimental aplicado a situaciones ya existentes, cuyas variables no pueden ser manipuladas por el investigador. El instrumento de investigación utilizado fue un guion de entrevista, el cual consistió en seis preguntas abiertas, formuladas a partir de las actividades principales de los productores y la opinión sobre el turismo.
El trabajo de campo se desarrolló durante los meses de febrero a junio de 2019 y consistió en cinco pasos. Primer paso: se utilizó un tipo de muestreo no probabilístico por conveniencia, se identificó por referencias a un integrante de la asociación de productores del Valle de San Quintín, conformado aproximadamente por 25 empresarios. Se asistió a una reunión plenaria. Se presentó el objetivo de la investigación. Estuvieron dispuestos a participar en la aplicación del guion de entrevista y aceptaron la visita 11 empresarios de un total de 25 en sus espacios productivos. Segundo paso: se programaron las visitas a los espacios productivos y se aplicó el guion. Tercer paso: se calculó el porcentaje de las respuestas similares, en comparación del 100% representada por los 11 empresarios. Cuarto paso: se desarrolló una prueba piloto para analizar previamente los desafíos y oportunidades hacia el desarrollo del agroturismo; por consiguiente, se visitó la zona urbana y cultivos, en donde se tomaron fotografías, se observó la dinámica laboral y el contexto, como bosquejo se identificó que el proyecto debe considerar las premisas de la Figura 4.
Quinto paso: se retomó la información de la Tabla número 1, porque aborda componentes que conforman el agroturismo, así como los componentes que consignan Blanco Murillo y Riveros Serrato (2010), Ibáñez Pérez y Cabrera Villa (2011), Duque Brito (2008), Acereza (2006) y Constabel et al. (2008) y que son: espacios productivos, postura de los productores, inversiones, población local, comunicaciones, transporte e infraestructura, atractivos naturales y culturales, productos locales y gestión de nuevos servicios complementarios.
Los espacios productivos, los atractivos naturales y culturales, comunicaciones, transporte e infraestructura, productos locales y gestión de nuevos servicios complementarios fueron identificados por medio de documentos oficiales con el propósito de maximizar recursos humanos y tiempo. La postura de los productores se recuperó por medio de la aplicación del guion de entrevista (segundo paso).
3. Resultados
3.1. Componente del agroturismo: espacios productivos del Valle de San Quintín
El Valle de San Quintín se destaca por estar entre los primeros lugares a escala nacional en producción de hortalizas para exportación. Existen aproximadamente 20 ranchos agrícolas medianos y grandes. Cultivan productos agrícolas a campo abierto y en invernaderos, llevan a cabo actividades de empaque de productos hacia la distribución y comercialización. Los principales cultivos son: tomate, pepino, calabaza, coliflor, brócoli y, en los últimos años, producen fresa. Su cercanía con la frontera de Estados Unidos y los costos de mano de obra son dos condiciones que hacen que las empresas agro-exportadoras del Valle de San Quintín sean altamente competitivas en el mercado mundial (Secretaría de Fomento Agropecuario, 2015).
El estado se ha distinguido por su alto nivel de productividad y calidad. La práctica ganadera se concentra en la producción de leche, engorde de ganado en corrales y praderas inducidas. Sobresale la cría de ganados bovino, caprino y ovino. Practican la porcicultura y avicultura, apoyada en la disponibilidad regional de alimentos para el ganado. Gran parte de los productos pecuarios de la región de San Quintín son exportados hacia Estados Unidos, donde son sujetos a cambios inesperados por la oferta y demanda, así como barreras de diversa índole. Esto ha llevado a grandes pérdidas económicas y laborales (Secretaría de Fomento Agropecuario, 2015).
El Valle de San Quintín se distingue también por la extracción y producción de especies de moluscos y crustáceos, como abulón, almeja pismo, ostión, pulpo, jaiba, langosta, dos especies de algas (Gigartina sp. y Gelidium sp.) y siete especies de peces. En el área conocida como Bahía Falsa existen áreas acreditadas por el Programa Mexicano de Sanidad de Moluscos Bivalvos y la F.D.A. (Food and Drugs Administraction E.U.A), garantizando la calidad del producto y facilita la concurrencia comercial en mercados de Estados Unidos (Secretaría de Medio Ambiente, 2007).
3.2. Componente del agroturismo: comunicaciones, transporte, infraestructura turística y atractivos naturales y culturales
En el Valle de San Quintín los servicios de comunicación y transportes son escasos. Se tiene el servicio postal de correo y telégrafo. En cuanto a la vía de comunicación terrestre, cuenta con la carretera Federal número 1, conocida como la Transpeninsular Benito Juárez, que corre desde el extremo norte en Tijuana hasta Los Cabos, en Baja California Sur, y cruza la región de San Quintín (IMIP, 2007).
Las áreas destinadas a las actividades y servicios turísticos ocupan 92.26 hectáreas, conformada por predios del fraccionamiento Costa Brava, donde se han construido residencias para el turismo que proviene de los Estados Unidos. La incipiente actividad turística se ha visto limitada por la escasa o nula infraestructura y por las condiciones de deterioro que presenta la carpeta asfáltica de la Carretera Transpeninsular (IMIP, 2007). Sin embargo, el Valle de San Quintín se caracteriza por tener los siguientes elementos de infraestructura turística y han sido organizados como parte de la gestión de un producto agroturístico (Figura 5).
La infraestructura turística del Valle de San Quintín está conformada por 26 hoteles distribuidos desde Punta Colonet hasta El Rosario. En este mismo segmento se tienen reportados 21 restaurantes, cuatro de ellos con especialidad en mariscos. Existen áreas para realizar actividades acuáticas como surfeo en la Bahía Falsa. Se localizan cuatro balnearios, más de 10 ranchos y áreas acondicionadas para casas rodantes (RV Park).
3.3. Componente del agroturismo: opinión de los productores acuícolas, pecuarios y agricultores
El 25% de los empresarios manifiesta no tener conocimiento del término agroturismo, mientras que el 34% mencionó haber escuchado el concepto. El 33% evidenció tener al menos un conocimiento básico, sin haber establecido ninguna relación con el agroturismo. El 8% restante indicó que desde hace algunos años ya se relacionan con el turismo, ofreciendo de manera indirecta prácticas de agroturismo a nivel de observación y recorridos por la granja (Gráfica 1).
Con respecto al criterio de conservar los recursos naturales del Valle se cuestionó sobre el agroturismo sostenible como una alternativa dentro de las empresas y ranchos. Las respuestas fueron las siguientes: el 92% consideró adecuada su implementación para la preservación de recursos naturales y generación de ingresos. El 8% no considera importante esta alternativa, porque no tiene interés en desarrollar actividades agroturísticas (Gráfica 2).
La vinculación de empresas, productores, instituciones e inversionistas suele ser un factor determinante en el éxito de ciertas actividades agroturísticas y la planeación de un producto agroturístico. El 75% está dispuesto a vincular su rancho con instituciones educativas o inversionistas locales para generar un producto agroturístico a partir de sus insumos (recursos y atractivos), con el propósito de aprovechar el equipamiento e infraestructura, imágenes y valores simbólicos, así como fomentar actividades recreativas e incrementar la eficiencia productiva de sus ranchos y el retorno de tasas de inversión. El 17% mencionó que el desarrollo de este tipo de proyecto requiere inversión y dada la situación social de la región no hay retorno de inversión. Finalmente, el 8% indicó no estar interesado, porque el agroturismo no es su principal fuente de ingresos, lo cual implica tiempo, dedicación y restaría importancia a sus actividades primordiales (Gráfica 3).
Se agrupó el porcentaje de productores y la respuesta con respecto a la limitación de gestionar el agroturismo dentro de los ranchos: el 8% tiene varias actividades productivas y no es una actividad prioritaria. El 17% aseveró que el proceso de producción no sostiene ninguna relación con el turismo. El 42% señaló la adecuación de instalaciones agroturísticas, inversión y tiempo para atender a los turistas. El 33% no cuenta con el personal capacitado para atender a los turistas (Gráfica 4).
En relación con las principales oportunidades complementarias se observó que la actividad agroturística en los ranchos es viable porque el 17% considera que genera más empleo e incrementa los ingresos a partir del desarrollo de actividades recreativas en los espacios productivos. El 25% considera la revalorización de productos locales, mientras que el 25% esperaría que la comunidad se dé a conocer por el tipo de actividades derivadas del agroturismo. El 33% considera la innovación en los procesos y productos locales como una estrategia económica (Gráfica 5).
Finalmente, se cuestionó sobre el interés personal en vincular sus actividades principales con el agroturismo. El 22% no mostró interés por relacionar sus actividades con el turismo, prefiere seguir con la actividad comercial. El 14% manifestó poco interés; sin embargo, está abierto a integrarse al desarrollo del agroturismo en favor de generar nuevos flujos económicos en la región. El 64% restante estaría dispuesto a complementar sus actividades productivas con el agroturismo, porque es una oportunidad de percibir beneficios económicos, sociales y culturales. Considera que es una actividad que genera oportunidades de empleos e ingresos (Gráfica 6).
3.4. Componente del agroturismo: productos locales y gestión de nuevos servicios complementarios
Las actividades productivas del Valle de San Quintín ofrecen productos locales como son los acuícola (moluscos y crustáceos: abulón, almeja pismo, ostión, pulpo, jaiba, langosta, dos especies de algas y siete especies de peces), pecuario (leche, queso, carne) y agrícolas (tomate, pepino, calabaza, coliflor, brócoli, fresa, entre muchos otros). Además, el 33% de los productores ha aceptado la inclusión de actividades agroturísticas dentro de las unidades de producción, para esto considera implementar la innovación dentro de los procesos de producción para el arraigo de productos locales y nuevos servicios. En pro de lo anterior, el 75% de los productores solicitó un vínculo con la academia para organizar actividades turísticas existentes más actividades agroturísticas. En respuesta, se presentó un bosquejo de dichas actividades que considera las predominantes para gestionar nuevos servicios complementarios (Figuras 7 y 8) y fueron retroalimentadas por los productores. A su vez, el 25% de productores sostiene la revalorización de productos locales y el retorno de inversión, porque el 17% considera más empleos e incremento de ingresos a partir del desarrollo de actividades recreativas en los espacios productivos.
4. Discusión
El agroturismo incluye actividades recreativas dentro de granjas, cultivos a cielo abierto y criaderos de ostiones (Figura 8) y brinda oportunidades para complementarse con actividades de índole gastronómico, visitas a talleres artesanales, senderismo, cabalgatas, ciclismo, talleres de productos medicinales orgánicos, actividades ecoturísticas y camping. Dichas actividades se distinguen por ser multifacéticas y complementarias; por consecuencia, los servicios turísticos son diversos y son incluyentes entre sí (Peñalver Torres, 1998; Casillas Bueno et al., 1995).
La postura de los productores evidencia que la gestión del agroturismo en el Valle de San Quintín está vinculado principalmente por el aumento de la promoción de áreas rurales, debido a que el 25% de los productores espera que la comunidad se dé a conocer por el tipo de actividades derivadas del agroturismo, mejoras en los accesos a zonas rurales, a causa de que el IMIP (2007) menciona la escasa infraestructura y deterioro de la carpeta asfáltica de la carretera transpeninsular, y la diversidad de actividades alternativas ante la congestión del mundo urbano, en virtud de que el 33% considera la innovación en los procesos y productos locales como una estrategia económica y por deducción la creación de actividades multifacéticas (Constabel et al., 2008). Además, son una oportunidad, por la cercanía a núcleos urbanos como Tijuana. La diversidad de actividades recreativas debe respetar el medio natural y cultural. Posteriormente, la promoción de zonas rurales del Valle de San Quintín aprovechando los recursos del agro no sólo como materia prima para la industria sino como factor de atracción del agroturismo (Vogel et al., 2004). En consecuencia, el agroturismo es una actividad socioeconómica que articula actividades recreativas con la cultura, historia, recursos naturales y actividades productivas propias de la población residente; luego, el visitante tiene la opción de involucrarse en actividades recreativas dentro de los procesos productivos de establecimientos agropecuarios, agroindustriales, artesanales y gastronómicos (Blanco Murillo y Riveros Serrato, 2010; Duque Brito, 2008; Acereza, 2006).
El agroturismo no es una actividad ajena en el Valle de San Quintín, porque el 8% de los productores ya ha interactuado con el turista, por medio de recorridos en las granjas. Al mismo tiempo, ofrece degustación y venta de productos artesanales como el ‘pajarete’, bebida tradicional. Este fenómeno social involucra al turista en actividades propias del lugar y revalorización del contexto (Duque Brito, 2008; Constabel et al., 2008; Acereza, 2006).
La implementación del agroturismo es considerada como una alternativa generadora de beneficios económicos hacia la población local, porque el 92% de productores mencionó que el agroturismo es una oportunidad para maximizar sus labores principales. De éstos, el 64% evidenció interés en identificar las oportunidades económicas vinculadas con el agroturismo. La disponibilidad de los productores conlleva a fomentar el desarrollo comunitario al integrar las principales actividades agropecuarias y acuícolas en pro del crecimiento agroturístico planificado dentro del Valle de San Quintín (Gómez-Velázquez et al., 2015; Simón et al., 2011; Duque Brito, 2008; Acereza, 2006; Sectur, 2004).
Las asociaciones entre prestadores de servicios, comunidad local, instancias públicas y privadas conforman la base fundamental de la oferta de servicios de calidad y promoción de los procesos artesanales (Gómez et al., 2012; Szmulewicz Espinosa et al., 2012). Como ya se ha mencionado, el 75% de los empresarios afirmó estar interesado en vincularse con instituciones para generar algún producto agroturístico, siempre y cuando haya un retorno de inversión.
El desarrollo del turismo, en cualquier área geográfica, modifica aspectos sociales, ambientales y económicos (Del Valle Pérez, 2017). Por consiguiente, se debe trabajar en prevenir la problemática cultural, socioambiental y la pobreza. Por una parte, es importante consensuar acciones positivas como lineamientos ecológicos (por la norma de sanidad que deben mantener las empresas del Valle de San Quintín) y culturales (protección del proceso de elaboración de productos tradicionales propios, como el pajarete) hacia los turistas en conjunción con los dueños de los ranchos. Por otra parte, hay que trabajar la estrategia de la disponibilidad de infraestructura turística, debido a que el 42% mencionó que la desprovista inversión y la ausencia de adecuadas instalaciones limitan el desarrollo del agroturismo (Constabel et al., 2008).
El agroturismo es una actividad socioeconómica, por la comercialización de servicios y productos. Estos existen a partir del aprovechamiento y conservación de los recursos naturales, culturales y actividades productivas disponibles en áreas rurales (Sancho, 1998). El 25% de los productores está dispuesto a dar a conocer sus actividades relacionadas con el agroturismo, por la relevancia económica entre actividades productivas y recreativas, las cuales generan ingresos y fomentan la identidad de la comunidad (Figura 6). Además, el 38% está interesado en la innovación de quesos frescos típicos de la región para atraer más visitantes a sus ranchos. Sin embargo, se deben preservar las tradiciones y el patrimonio cultural porque son básicas en el desarrollo local y regional (Duque Brito, 2008). Quesos típicos, mariscos, vino y frutos rojos son un legado cultural del Valle de San Quintín, en donde están presentes la salud y el buen comer.
Las actividades agropecuarias del Valle de San Quintín cumplen con el régimen de sanidad en las instalaciones y en los productos para adquirir las certificaciones en inocuidad alimentaria, como requisito de exportación (DOF, 2009). Por lo tanto, se debe trabajar en el diseño de lineamientos ecológicos a visitantes para ejercer normas de sanidad en huertos familiares, donde se puedan mostrar los procesos de producción. Este tipo de empresas puede brindar fácilmente a los turistas servicios guiados, dentro de sus cultivos y granjas, lo cual permitiría la realización de labores ajenas a la producción en áreas pecuarias, agrícolas y acuícolas del Valle de San Quintín (Escobedo Garrido, 2014).
4.1. Oportunidades
Los productores están interesados en aprovechar oportunidades; a la par, deben enfrentar desafíos. La oportunidad se encargaría de realizar acciones positivas con el fin de generar beneficios adicionales y el desafío establece estrategias para asumir situaciones adversas o limitaciones. Un punto a favor es el potencial de los productos locales y la capacidad de crear nuevos servicios de agroturismo. La acuicultura del Valle de San Quintín se distingue por la producción de ostiones, gastronomía y elaboración de artesanías con el material desechado del ostión. Adicionalmente se pueden promocionar productos locales y actividades recreativas relacionadas con la pesca deportiva y observación de especies marinas, atractivos naturales y culturales de la región (Peñalver Torres, 1998; Casillas Bueno et al., 1995).
La acuicultura del Valle de San Quintín es una oportunidad para las personas del sector, ya que es una ventana de desafíos desde la organización a bordo de embarcaciones pesqueras, para la programación en el acompañar a la tripulación durante una jornada completa de pesca, dirigida por profesionales mediante contraprestación económica y lineamientos, a fin de agregar valor y difundir el trabajo en el medio marino para promocionar y conservar los recursos marinos ligados a la vida laboral de los pescadores y promoción del pescado, permitiendo al turista conocer el sistema de pesca, funcionamiento de radares, fases del calado del arte y la clasificación del pescado (Moreno Muñoz, 2018; Herrera-Racionero et al., 2018). Adicionalmente, se está en contacto con el ecosistema marino, lleno de sugerencias y matices, como es la observación del lobo marino, la ballena gris, el resto de fauna marina, así como el desarrollo de pesca deportiva, buceo y otras actividades recreativas ligadas al ecosistema marino. La cultura del mar es fundamental por el contacto con la gente y su vocabulario propio, un conjunto de intensas manifestaciones festivas asociadas con el mar como marco inspirador, rodeado de museos, centros de interpretación, gastronomía, monumentos, artesanía, lonjas de pescado, la localización de sistemas y artes tradicionales de pesca y la práctica de la cría del ostión (Moreno Muñoz, 2018). Es un entorno que atrae al visitante a experimentar la vida junto al mar y sus bondades.
4.2. Desafíos
El desafío consiste en un conjunto de acontecimientos que permiten la posibilidad de lograr un aprendizaje o alcanzar resultados positivos, en donde los productores y estrategas establecen el control de la relación sujeto-entorno (Raimundi et al., 2014). En el Valle de San Quintín las actividades productivas atraen mano de obra de diferentes zonas rurales del país (IMIP, 2007). Esto ha generado la creación de nuevos asentamientos humanos sin servicios públicos, ocasionando contaminación ambiental y una imagen rural no deseada. Algunas empresas han construido cuarterías o conjunto de habitaciones que permiten alojar a familias de jornaleros agrícolas, en un solo cuarto, cuyas carencias se reflejan en el hacinamiento y servicios insuficientes. Por ello, es necesario que los productores oferten viviendas dignas para jornaleros en el Valle de San Quintín con el apoyo del gobierno municipal. En este sentido, la configuración del entorno-sujeto debe estar planificado por los productores que estén interesados en complementar actividades productivas con el agroturismo.
4.3. Propuestas a partir de los componentes del agroturismo, oportunidades y desafíos
En el Valle de San Quintín predominan actividades agrícolas, pecuarias y acuícolas. Estas actividades perfilan el emprendimiento a nuevas actividades complementarias vinculadas al agroturismo, ya que se revalorizan los productos locales, como los derivados de la ganadería, entre los cuales destaca la elaboración de quesos, requesones, yogurt, crema, pajarete y otras bebidas a base de leche (Riveros Serrato y Blanco Murillo, 2003). Además, a partir del potencial que tiene el Valle, abordados en los puntos 3.1., 3.2., 3.3. y 3.4. se proponen las cinco fases del agroturismo retomados de Phillip et al. (2010) en la Figura 7.
No cabe duda de que este tipo de turismo es una ventana de oportunidades/desafíos para consolidar productos y servicios agroturísticos de acuerdo con las actividades predominantes del Valle de San Quintín. Las empresas de gran escala manifestaron falta de interés en participar con el proyecto del agroturismo por las normas de sanidad que deben respetar. Por su parte, las empresas de menor escala, principalmente las de giro ganadero, consideran al agroturismo como una alternativa a sus actividades productivas. Por otro lado, es necesario que la población esté capacitada para prestar el servicio turístico relacionado con sus actividades productivas, así como una adecuada planificación del sistema agroproductivo.
Es importante trabajar en la imagen urbana del Valle de San Quintín, ya que ésta influye de forma directa en la toma de decisiones y, por consiguiente, en el éxito del desarrollo turístico del lugar. Por ejemplo, con la colocación de señalización de los recursos turísticos, con el propósito de orientar a los visitantes y proporcionar un ambiente seguro para los viajeros, así como la coordinación entre los productores para la promoción y prestación de las diferentes actividades potenciales que posee la región (Figura 8).
Estas actividades fueron trabajadas junto con los 11 empresarios, algunas de ellas ya se realizan dentro de las granjas como parte de la acción positiva generadora de beneficios a mediano o largo plazos, para emprender avances de corte social, económico y laboral (Muñoz Canales, 2010).
Conclusiones
Se identificaron los siguientes componentes del agroturismo: espacios productivos del sector primario, la presencia de comunicaciones, transporte, infraestructura turística, la apreciación de los productores del sector primario en torno al desarrollo de las actividades del agroturismo en los espacios laborables, en donde el 25% espera que el agroturismo permita agregar valor a los productos locales, otro 25% anhela que la comunidad se dé a conocer por el tipo de actividades derivadas del agroturismo y el 33% considera trabajar en la innovación en los procesos de producción para el arraigo de productos locales y nuevos servicios. Posteriormente, los componentes del agroturismo fueron la base para realizar una propuesta siguiendo la metodología de niveles presentada por Phillip et al. (2010), iniciando con la observación, admiración, conocimiento y desarrollo de actividades productivas de forma novedosa y organizada. Además, los componentes del agroturismo permitieron, por un lado, establecer que el agroturismo es una oportunidad y su función es plantear acciones positivas, como las que se proponen en las Figuras 7 y 8, a fin de generar beneficios adicionales, dado que el 64% de los productores entrevistados mostró interés en complementar sus actividades productivas con prácticas agroturísticas. Por otro lado, el agroturismo es un desafío y consiste en establecer estrategias a situaciones adversas; como plan “B”, por ejemplo, ante la incertidumbre comercial, en virtud de que gran parte de productos agropecuarios del Valle de San Quintín es exportada hacia Estados Unidos, donde es sujeta a cambios inesperados por la oferta y demanda, así como barreras de diversa índole, esto ha llevado a grandes pérdidas económicas y laborales. Luego el agroturismo funcionaría como estrategia adyacente para promocionar actividades complementarias y amortiguar en un 1% el declive de la producción. Por último, el Valle de San Quintín tiene vocación propia para fomentar el agroturismo a partir de recursos naturales, actividades productivas y la participación de productores de las diferentes ramas de los sectores económicos. Los productores esperan la promoción del Valle de San Quintín a partir de la revalorización de productos locales.