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Papeles de población

versión On-line ISSN 2448-7147versión impresa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.23 no.93 Toluca jul./sep. 2017

https://doi.org/10.22185/24487147.2017.93.027 

Artículos

La disponibilidad de alimentos en México: un análisis de la producción agrícola de 35 años y su proyección para 2050

The availability of food in Mexico: an analysis of 35 years agricultural production and its projection for 2050

Anacleto Sosa Baldivia* 

Guadalupe Ruíz Ibarra** 

*Nutrilite-Amway, México

** Instituto Tecnológico Superior de Tamazula de Gordiano, México


Resumen:

En los próximos 35 años el mayor reto que enfrentará la agricultura mexicana es asegurar el abasto de alimentos para la población de nuestro país. El objetivo de este trabajo fue analizar la producción agrícola en México en los últimos 35 años y su proyección para 2050. De 1980 a 2015, la población mexicana creció 67 por ciento, para cubrir sus requerimientos alimenticios, la producción agrícola incrementó 117 por ciento a través de aumentar 67 por ciento el rendimiento de los cultivos y 23 por ciento el área cultivada. Entre 1980 y 2015 la tierra disponible per cápita disminuyo 31 por ciento, esto significa que en el futuro para aumentar la producción los agricultores deberán enfocarse a mejorar el rendimiento de los cultivos. La ganancia en rendimiento lograda en cereales, hortalizas, frutales, forrajes y cultivos industriales en el periodo analizado indica que es posible asegurar su abasto por esta vía. No obstante, debido a que en especies leguminosas y oleaginosas, la mejora del rendimiento ha sido escasa, en el corto plazo se necesitará invertir en investigación e infraestructura agrícola que ayude a mejorar su productividad. Los resultados obtenidos sugieren que la agricultura de México será capaz de producir alimentos que a futuro demande la población, sin embargo para asegurar su abasto, también será necesario mejorar su acceso y lo más importante distribuirlos con equidad.

Palabras clave: Población; alimentación; agricultura; cereales; leguminosas

Abstract:

Over the next 35 years, the greatest challenge which will face Mexican agriculture is to ensure the food supply for the population of México. The objective of this work was to analyze the agricultural production in Mexico in the last 35 years and its projection for 2050. From 1980 to 2015, the Mexican population grew by 67 por ciento, to meet their food demand, the agricultural production increased 117 por ciento through to increase 67 por ciento the crop yield and 23 por ciento the cultivated area. Between 1980 and 2015 the land available per capita decreased 31 por ciento, this means that in the future to increase the agricultural production, the farmers must focus in improving the crop yield. The gain yield achieved in cereals, vegetables, fruit, forages and industrial crops during the analyzed period indicates that in a future it is possible to ensure its supply for this way. However, since on legumes and oilseeds species the gain yields on the past has been scarce, on the short term, there will be needed to invest in research and agricultural infrastructure that will help to improve your productivity. These results suggest that farmers in Mexico will be able to produce the food that future demands the population, however to ensure its supply, there will also be necessary to improve their access and most importantly distribute them fairly.

Key words: population; food; agriculture; cereals; legumes

Introducción

A nivel mundial, el mayor reto que la agricultura enfrentara en los próximos 35 años es asegurar el abasto de alimentos para la población, sin embargo su magnitud estará en función de la tasa de crecimiento poblacional, economía, infraestructura agrícola y recursos naturales de cada país. De acuerdo con la FAO (2009), para alimentar una población de 9 100 millones de habitantes, entre 2007 y 2050, el volumen de la producción agrícola mundial debe aumentar 70 por ciento; esto significa que la superficie cultivada debe incrementar 70 millones ha más de las actuales (1 500 millones ha) y el rendimiento de los cultivos tomando como referencia los cereales debe incrementar de 1.2 a 4.3 ton/ha. En el ámbito nacional, la CONAPO (2006) estima que para el año 2050, la población incrementara 17 por ciento con respecto a la actual (119.5 millones de habitantes) (INEGI, 2015a); este aumento demandará servicios de vivienda, salud, energía eléctrica, agua potable y desde luego un suministro continuo de alimentos (Azuz-Adeath y Rivera-Arriaga, 2007; FAO, 2013). El asegurar el abasto de alimentos para los próximos años en México será un gran reto ya que aun cuando el área cultivable actual es 27.8 millones ha (INEGI-SAGARPA, 2015) se estima que esta superficie podría disminuir por el cambio de uso de suelo para construir viviendas. Considerando esta situación, para aumentar la producción agrícola, más que abrir nuevas tierras al cultivo, los productores se deben enfocar a mejorar el rendimiento por unidad de superficie. De acuerdo con Agrios (1998), para lograr esto, se necesita incorporar a la agricultura todas las prácticas agronómicas que ayudan a incrementar el rendimiento dentro de las que se incluye el uso de: (1) cultivares mejorados; (2) fertilizantes; (3) irrigación, (4) pesticidas para controlar malezas, plagas y enfermedades; (5) rotación de cultivos; y (6) sistemas de labranza. Además debe emplearse la hidroponía (Resh, 1992) y la agricultura protegida (Castellanos-Ramos y Borbón-Morales, 2009) como técnicas que permitan intensificar el uso de la tierra cultivable (Turrent-Fernández y Moreno-Dahme, 1998). Al respecto la pregunta que surge es: ¿Cuál es la situación actual de la agricultura nacional? una frase famosa menciona que para entender el presente y predecir el futuro es necesario conocer el pasado. Con base en lo anterior, el objetivo de este trabajo fue determinar que ha ocurrido con la agricultura de México en los últimos 35 años, su estado actual y cuál es su perspectiva para el futuro con relación a la producción de alimentos.

Materiales y métodos

Para realizar esta investigación, se utilizó las bases de datos oficiales del SIAP (2016) y los informes del censo de población y vivienda (INEGI 2015a); el censo agrícola y ganadero (INEGI-SAGARPA, 2015); y la balanza comercial de productos agropecuarios para el 2015 en México (INEGI, 2015b). El primer indicador estimado fue la disponibilidad de tierra per cápita, para esto el área sembrada se dividió entre el número de habitantes. De 1980 a 2015, los cálculos se hicieron por lustro; pero después de esta fecha y hasta 2050 se hicieron cada diez años. Debido a que en México se producen alrededor de 264 especies vegetales (SIAP, 2016), previo al análisis todos estos cultivos se clasificaron dentro de ocho grupos que incluyó cereales (CER), leguminosas (LEG), oleaginosas (OLE), hortalizas (HOR), frutales (FRU), forrajes (FOR) y aromáticas y medicinales (AROyMED). Las especies ornamentales por carecer de importancia alimenticia aunque también se agruparon no se incluyeron en el análisis. A los ocho grupos de cultivos estudiados se les calculó su volumen de producción, área sembrada y rendimiento por unidad de superficie por lustro. Adicionalmente, se realizó un análisis de correlación entre los tres indicadores de la producción antes mencionados, y el crecimiento poblacional ocurrido a través del tiempo. La disponibilidad teórica de alimentos se estimó dividiendo el volumen de la producción de cada grupo entre el número de habitantes para el año 2010. Posteriormente, este parámetro se utilizó para estimar la demanda de alimentos proyectada la cual se obtuvo multiplicando la disponibilidad teórica de alimentos de 2010 por el número de habitantes que la CONAPO (2006) estimó para 2015-2050 para el escenario de crecimiento máximo. Para el cálculo del incremento del rendimiento requerido para asegurar a futuro el abasto de los grupos de cultivos analizados, se consideró que la producción es función exclusiva del rendimiento; bajo este supuesto, este parámetro se calculó dividiendo la demanda de alimentos proyectada para cada grupo entre su superficie sembrada en 2010 (SIAP, 2016). La ganancia de rendimiento exhibida en los ocho grupos de cultivos analizados en los últimos 35 años se obtuvo mediante un análisis de regresión lineal en donde la variable dependiente (y) fue el rendimiento expresado en kg/ha/año y la variable independiente (x) fue el tiempo definido en años. Una vez generada la ecuación, se tomó como ganancia de rendimiento anual para cada grupo de cultivos estudiado al valor de la pendiente estimada (expresada en kg/ha/año). Cabe señalar que en los cálculos realizados se consideró que toda la producción se destina a satisfacer la demanda nacional, en la realidad esto no ocurre ya que México como el resto del mundo exporta e importa de alimentos.

Resultados y discusión

Incremento poblacional y disponibilidad de tierra

En los últimos 35 años la población mexicana incrementó 79 por ciento pasando de 66.8 millones en 1980 a 119.5 millones en 2015 (Tabla 1). En este mismo periodo, la superficie agrícola creció 22 por ciento y las 17.99 millones ha sembradas en 1980 aumentaron hasta ser 22.2 millones ha en 2015. Aun cuando la superficie cultivada incrementó, la tierra disponible per cápita estimada para 1980 (0.27 ha/habitante) sólo se mantuvo sin cambio hasta 1985, y posteriormente decreció hasta ser 0.18 ha/habitante en 2015; esto significa que en un lapso de 35 años, la tierra agrícola disponible per cápita disminuyo en 31 por ciento. El escenario que se proyecta para el futuro es más alarmante ya que considerando que para el 2050 seremos 140 millones de habitantes (CONAPO, 2006), la tierra agrícola disponible podría disminuir a 0.16 ha/habitante/año. Considerando esta proyección la pregunta que surge es: ¿estamos preparados para enfrentar este reto?

Tabla 1: Incremento de la población, superficie sembrada y disponibilidad per cápita de tierra cultivable en México 

Año Población Superficie cultivable Disponibilidad tierra
Millones habitantes Millones ha Ha/habitante
1980 66.8 17.99 0.27
1985 74.0 20.16 0.27
1990 81.2 19.73 0.24
1995 91.2 20.94 0.23
2000 97.5 21.78 0.22
2005 103.2 21.64 0.21
2010 112.3 21.95 0.20
2015 119.5 22.2 0.18
Incremento 52.7 3.96 -0.08
% 78.9 22.2 -31.0
Crecimiento poblacional proyectado (2)
2020 118.2 22.2 0.18
2030 127.5 22.2 0.17
2040 135.0 22.2 0.16
2050 140.0 21.95 0.16

Nota: los valores negativos significan que hubo disminución del parámetro.

Fuente: los cálculos se realizaron con base en la información del INEGI (2015b), SIAP (2017) y la CONAPO (2006).

Estado actual de la agricultura

México a diferencia de otros países cuenta con una gran diversidad de condiciones edafoclimáticas que le permiten cultivar 264 especies vegetales (SIAP, 2016); como resultado de esto, la alimentación del pueblo mexicano se basa en productos de origen vegetal en donde el maíz, frijol y chile conforman la base de la dieta (Román et al., 2013). Además, hoy con 5.8 millones de toneladas de productos agrícolas exportadas a otros países, México es el cuarto exportador mundial de frutas y hortalizas tan solo superado por Holanda, España y China (Financiera Rural, 2008; Macías, 2010). De acuerdo con la información presentada en la Tabla 2, de los ocho grupos vegetales cultivados en México, CER, FOR y LEG cubren 65 por ciento del área agrícola; esto no sorprende ya que desde tiempos ancestrales, CER y LEG son la base de la alimentación en México (Muñoz-Velázquez et al., 2009), y actualmente, aun cuando 202 especies se explotan con fines alimentarios, son maíz y frijol los que cubren 44 por ciento del área cultivada (8.015 y 1.774 millones de hectáreas, respectivamente). Los FOR representan 21 por ciento del área de cultivo y estos aunque no se consumen directamente, su alta demanda se asocia a que se usan como alimento en la producción de leche, carne y huevos. Desde 1980 la demanda de alimentos de origen animal ha incrementado (Martínez-Jasso y Villezca-Becerra, 2005); por ello, no sorprende que los FOR cubran una área mayor a la que se destina para la producción de especies LEG y OLE. El área cultivada de LEG desde 1980 a la fecha ha permanecido sin cambios, e incluso la de OLE ha disminuido. En contraparte, las HOR a pesar de representar una superficie relativamente pequeña (0.67 millones de hectáreas) y que es muy similar a la que se destina a la producción de trigo, son clave en la economía ya que la exportación de varias de las especies de este grupo es parte de una estrategia económica para generar divisas y empleos. Esta estrategia se implementó en la década de los setentas cuando México todavía era autosuficiente en la producción de CER; esto resulto en que hoy exportemos HOR y FRU; pero también importemos CER y OLE (Borlaug et al., 1982). La importación de CER y OLE que realiza México, a muchos hace pensar que tiene un déficit de alimentos; pero ¿qué tan cierto es esto? La respuesta a esta pregunta sin especular se puede obtener estudiando cómo ha crecido la población Mexicana y cuál es su relación con la producción de alimentos de origen vegetal.

Tabla 2: Superficie cosechada, volumen de producción y rendimiento de los ocho grupos de cultivos más importantes en México durante los últimos 35 años 

Grupo 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015 INCR
Producción (millones ton/año)
Cereales 15.713 20.282 19.087 22.225 21.438 22.776 34.250 27.34 74.04
Leguminosas 1.129 1.129 1.490 1.417 1.152 0.992 1.313 1.490 32.0
Oleaginosas 3.261 2.662 1.675 1.308 0.841 1.032 1.085 2.61 -19.9
Hortalizas 4.720 5.529 7.376 7.960 10.681 12.371 12.802 15.565 229.8
Frutales 8.633 10.800 10.427 12.764 15.314 15.308 17.584 18.743 117.1
Forrajes 32.486 37.639 42.934 49.621 71.228 98.941 103.300 70.47 117.0
Industriales 37.002 36.785 43.337 47.483 45.902 55.391 53.977 63.53 71.7
Especias 0.012 0.014 0.021 0.014 0.022 0.016 0.026 0.053 337.1
Total 102.96 114.84 126.35 142.79 166.58 206.83 224.34 199.82 94.1
Área sembrada (millones ha/año)
Cereales 7.689 9.129 8.456 9.049 7.948 7.375 7.936 7.877 2.5
Leguminosas 1.699 1.950 2.249 2.154 1.674 1.389 1.746 1.825 8.0
Oleaginosas 1.471 1.559 1.098 0.870 0.645 0.609 0.702 0.981 -33.3
Hortalizas 0.387 0.426 0.516 0.498 0.623 0.659 0.604 0.667 72.3
Frutales 0.777 1.009 0.878 1.077 1.225 1.112 1.385 1.286 65.5
Forrajes 2.420 2.908 3.147 3.377 4.807 5.348 4.156 1.966 64.57
Industriales 1.540 1.445 1.530 1.662 1.731 1.800 1.778 1.955 26.9
Especias 0.016 0.019 0.023 0.023 0.031 0.024 0.031 0.026 61.1
Total 16.760 19.135 18.774 19.786 19.907 19.429 20.120 18.598 16.9
Rendimiento (ton/ha)
Cereales 2.05 2.22 2.26 2.46 2.70 3.09 3.53 3.50 70.7
Leguminosas 0.67 0.58 0.66 0.66 0.69 0.71 0.75 0.82 22.4
Oleaginosas 2.22 1.88 1.53 1.50 1.30 1.69 1.54 2.66 19.8
Hortalizas 12.20 12.96 14.29 15.99 17.15 18.76 21.20 23.35 91.4
Frutales 11.11 10.70 11.87 11.85 12.51 13.76 12.70 14.58 31.2
Forrajes 13.43 12.94 13.64 14.69 14.82 18.50 24.86 17.70 31.8
Industriales 24.02 25.45 28.33 28.56 26.52 30.77 30.36 32.20 34.1
Esp. y Med. 0.75 0.73 0.95 0.62 0.72 0.66 0.85 2.03 170.7
Promedio 6.44 6.34 7.06 7.63 8.92 11.29 11.16 10.7 66.1

Fuente: los cálculos se realizaron con base en la información del SIAP (2017).

Producción agrícola y crecimiento poblacional

Como se puede apreciar en la Tabla 2, de 1980 a 2015 la producción agrícola en México incrementó 94 por ciento pasando de 102.96 a 199.94 millones de toneladas de alimentos. Debido a que en este periodo, la producción de alimentos vegetales creció a una tasa mayor que la población, la disponibilidad de alimentos vegetales per cápita incrementó en 12 por ciento (Tabla 3). Como resultado de esto, la disponibilidad de alimentos por persona en 2015 fue 177 kilos mayor que la de 1980, siendo en los CER, HOR, FRU y FOR los que registraron mayor contribución.

Tabla 3: Disponibilidad de alimentos per cápita en México (1980-2015) 

Grupo 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015
kg/habitante año
Cereales 228.4 274.1 235.1 243.7 219.9 220.7 316.0 228.8
Leguminosas 16.4 15.3 18.3 15.5 11.8 9.6 12.1 12.5
Oleaginosas 47.4 36.0 20.0 14.3 8.6 10.0 10.0 21.9
Hortalizas 68.6 74.7 90.8 87.3 109.5 119.9 118.1 130.3
Frutales 125.5 145.9 128.4 140.0 157.1 148.3 162.2 156.8
Forrajes 472.2 508.6 528.7 544.1 730.5 958.7 953.0 589.8
Industriales 537.8 497.1 533.7 520.6 470.8 536.7 497.9 531.7
Especias 0.2 0.2 0.3 0.2 0.2 0.2 0.2 0.4
Total 1496 1552 1556 1566 1079 2004 2178 1672

Fuente: los cálculos se realizaron con base en los volúmenes de producción reportados por el SIAP (2017) y el crecimiento poblacional que reporta el INEGI (2015a).

El aumento de disponibilidad de alimentos en el periodo analizado se reflejó en un incremento de la energía per cápita disponible, la cual pasó de 2 750 kcal/persona/día en 1980 a 3 146 kcal/ persona/día en 2009 (Moreno-Altamirano et al., 2014; Urquiza-Fernández, 2014). De forma general, la mejora en la disponibilidad de alimentos vegetales resulto de un incremento el rendimiento por unidad de superficie de 66 por ciento y de incrementar su área de producción en 17 por ciento; por ello, de 1980 a 2015 el área cultivada aumento en 1.84 millones hectáreas y el rendimiento medio de todos los cultivos en 4.3 ton/ha. Esta tendencia es congruente con lo que ha ocurrido en varios países de Latinoamérica en donde el aumento de la producción agrícola es atribuido a la gran mejora realizada en la productividad de los cultivos (FAO, 2014). La alta correlación estimada entre la producción total de alimentos vegetales y el crecimiento poblacional (r = 0.93) sugiere que el aumento de la producción agrícola entre 1980-2015 fue realizado principalmente para satisfacer la demanda de alimentos de la población Mexicana (Tabla 4). Aun cuando en volumen de la producción de alimentos vegetales total se incrementó ampliamente durante el periodo estudiado, este un fue proporcional en los ocho grupos de cultivos analizados y fue en CER, HOR, FRU, FOR, IND y AROyMED en donde el volumen producido aumento significativamente (74, 230, 117, 72, 117 y 337 por ciento, respectivamente).

Tabla 4: Asociación del volumen de producción (r) con el aumento poblacional, área cosechada y el rendimiento de ocho grupos de cultivos producidos en México entre 1980-2015 

Grupo Población Área cosechada Rendimiento
Coeficiente de correlación (r)
Cereales 0.93* -0.14 ns 0.94*
Leguminosas 0.28 ns 0.76* 0.34ns
Oleaginosas -0.47ns 0.91** 0.80 **
Hortalizas 0.99** 0.95** 0.98**
Frutales 0.98** 0.95** 0.86 *
Forrajes 0.80* 0.98 * 0.93**
Industriales 0.95** 0.92** 0.94**
AROyMED 0.48ns 0.77* 0.99*
Todos los grupos 0.93** 0.74* 0.88**

* y ** Significativo al 0.05 y 0.01 probabilidad, respectivamente, ns = no significativo.

Fuente: Los valores se estimaron con base en la información de las Tablas 2 y 3.

La correlación estimada entre el volumen de producción de CER, HOR, FRU, FOR e IND y el aumento poblacional (r = 0.93, 0.99, 0.98, 0.80 y 0.97, respectivamente) indica que el aumento de su producción fue la respuesta del sector agrícola para cubrir la demanda de alimentos. En contraparte, la producción de LEG incrementó a una tasa menor que el crecimiento poblacional (32 por ciento) y en OLE, incluso disminuyo en 20 por ciento, como resultado de esto, ambos grupos no presentaron asociación con el aumento demográfico (r = 0.28 y -0.47 para LEG y OLE respectivamente). La nula asociación entre el volumen de producción de LEG y el crecimiento poblacional se asocia a que en los últimos años, la importancia de las LEG como fuente proteica ha disminuido, un ejemplo de ello, es lo que actualmente sucede con el frijol. En esta especie, en un lapso de 11 años (entre 1994 y 2005) su consumo per cápita se redujo en 3.2 kilos pasando de 15 a 11.8 kg/persona/año (Muñoz-Velázquez et al., 2009). La reducción en el consumo de frijol se asocia con los cambios en la dieta que iniciaron a partir de 1980 cuando la mejora económica favoreció el acceso a la proteína de origen animal (carne, leche y huevos) (Moreno-Altamirano et al., 2014; Soria y Palacios, 2014). La correlación estimada entre la producción de OLE y el aumento poblacional es atípica, ya que aun cuando actualmente se ingiere más grasa animal que vegetal, esta preferencia por sí sola no explica la relación negativa estimada entre la producción de OLE y el crecimiento de la población (-0.47). Por lo tanto, la disminución en la producción de OLE de 1980 a la fecha, también podría estar asociada con el estado que guarda el cultivo de soya en México. En 1994 la producción de soya en el Noroeste de México y particularmente en los estados de Sonora y Sinaloa fue severamente afectada por el ataque de mosquita blanca, esto causó que en los próximos años la producción de esta OLE desaparecida en varias zonas agrícolas del país (Avilés-González et al., 2004; Ortega-Arenas, 2006). A la fecha, La producción de soya no se ha recuperado; en consecuencia, esta OLE representa 16 por ciento del valor de la importación de alimentos que realiza México (INEGI, 2015b). A pesar de que en el periodo estudiado el volumen de producción de AROyMED incremento 337 por ciento, este parámetro no presentó correlación con el crecimiento poblacional (r = 0.48), esto se debe a que aun cuando las especies de este grupo se consumen en México, una gran parte de su producción se exporta a otros países (Pérez, 2009). No existe duda de que en los últimos 35 años, el incremento de la producción alimentos en México ha sido función del crecimiento poblacional; sin embargo desde el punto de vista agronómico la pregunta que surge es: ¿cuáles son las estrategias que ha permitido incrementar la producción agrícola en México?

Estrategias asociadas con el aumento de la producción agrícola

En México al igual que en todo el mundo, el aumento de la producción agrícola ha resultado de mejorar el rendimiento por unidad de superficie, aumentar la superficie cultivada y la combinación de ambas estrategias (Tabla 4). Históricamente tanto a nivel mundial como nacional, el incremento de la producción agrícola vía la mejora del rendimiento por unidad de superficie ha sido clave y en México el caso mejor documentado es el del trigo (Fischer y Edmeades, 2010). Aun cuando la mejora del rendimiento ha ayudado a incrementar la producción de varios cultivos, a la fecha todavía hay algunos en donde su producción es función exclusiva de su área sembrada ya que su rendimiento ha permanecido sin cambios. Por ejemplo, con relación a zanahoria, la ASCA (2000) reporta que su rendimiento no ha cambiado desde 1980 (22.3 ton/ha), por lo tanto, su abasto nacional ha sido cubierto incrementando 500 por ciento su superficie aun cuando su potencial de rendimiento es 64.3 ton/ha (Sosa et al., 2013). Un caso similar ocurre con el frijol en el que su rendimiento en los últimos 14 años ha permanecido sin cambios (FIRA, 2015); aun cuando es posible obtener rendimientos de 1.6 ton/ha, el promedio nacional es 0.8 ton/ha (Lara-Flores, 2015). Considerando esta situación, la pregunta a responder es ¿cuáles son grupos de cultivos en los que el rendimiento poco ha cambiado?

Mejora del rendimiento por unidad de superficie

La asociación estimada entre la producción y el rendimiento de CER (r = 0.94), indica que entre 1980 y 2015, la cantidad de CER producida ha sido función exclusiva de aumentar el rendimiento por unidad de superficie; esto es congruente con lo reportado para trigo en Inglaterra, maíz en EUA y arroz en Japón (Favell, 2010; Fischer y Edmeades, 2010; Jaggard et al., 2010; Phillips, 2010). Para ejemplificar como la mejora del rendimiento ha ayudado a aumentar la producción de CER, en la Figura 1 se presenta los cambios ocurridos en el área cultivada, rendimiento y volumen de producción de trigo durante 55 años en México. Como se puede apreciar, entre 1960 y 2015 la superficie sembrada de trigo se redujo 5.3 por ciento y el rendimiento incremento 320 por ciento pasando de 1.62 a 5.2 ton/ha, esto indica que el aumento de 317 por ciento logrado en la producción de este cereal ha sido función exclusiva de mejorar su rendimiento. La mejora del rendimiento de CER en México y particularmente con relación a trigo y maíz se asocia con la investigación que desde 1950 realiza el CIMMYT en donde fue pionero Norman E. Borlaug y por el cual ganó el premio Nobel en 1970. Esto ha hecho posible que hoy en varias zonas del país se obtengan rendimientos de trigo, maíz y arroz (8.0, 10.2 y 10.0 ton/ha, respectivamente) (Salcedo-Aceves, 2006; Figueroa-Lopez et al., 2010; Montoya-Leobardo y Armenta-Bojórquez, 2010) superiores la media mundial (2.90, 4.2.9 y 5.0, ton/ha, respectivamente) (FAO, 2013).

Fuente: los datos de 1945 a 1980 fueron tomados de Bourlag et al. (1982); y de 1980 a 2015, se utilizó la información del SIAP (2017)

Figura 1: Área cultivada (a), rendimiento (b) y volumen de producción (c) de trigo en México 

Aumento del área sembrada

A diferencia de lo que ha ocurrido en CER, el aumento de la producción en LEG ha estado asociada exclusivamente con incrementar su área cultivada (r = 0.76). Este hecho es preocupante ya que aquí se ubica el frijol el cual desde tiempos ancestrales es pilar de la alimentación Mexicana (Celis-Vázquez et al., 2010) y hoy con 1.77 millones ha representa 92 por ciento del área cultivada de este grupo; 7.6 por ciento de la superficie restante se destina para producir arvejón, haba, garbanzo y lenteja (SIAP, 2016). Este hecho sugiere que de todas las especies LEG que actualmente se cultivan en México, es en el frijol donde en los próximos años se deberá destinar recursos para hacer investigación y establecer infraestructura que ayude a mejorar su potencial productivo.

Incremento del rendimiento y área sembrada

Como se puede apreciar en la Tabla 4, el aumento en el volumen de producción de OLE, HOR, FRU, IND y AROYMED ha resultado de incrementar su rendimiento y área cultivada. En HOR y FOR el incremento de la producción entre 1980 y 2000 se debió al que su superficie cultivada casi se duplico al pasar de 0.387 a 0.623 y de 2.42 a 4.807 millones de hectáreas para HOR y FOR, respectivamente (Tabla 2). Sin embargo, después de 2000, el área de cultivo de ambos grupos poco incrementó y el aumento de la producción se asoció sólo con la mejora del rendimiento el cual pasó de 17.2 a 23.4 ton/ha en HOR y de 14.82 a 17.7 ton/ha en FOR. La información generada para OLE debe tomarse con cautela ya que aunque los cálculos sugieren que el aumento de su producción se asocia con el incremento del rendimiento y área sembrada (r = 0.80 y 0.91, respectivamente), la alta fluctuación de los valores de estos parámetros a través del periodo estudiado indican una baja confiabilidad (Tabla 2).

Escenario de la producción agrícola para los próximos 35 años

Aun cuando está bien definido como crecerá la población Mexicana, a la fecha no existe una proyección de la demanda total de alimentos que el incremento demográfico impondrá y solo existe una estimación parcial para los productos de origen animal (Salazar-Adams et al., 2006). Considerando esta situación, en la Tabla 5 se presenta la demanda de alimentos vegetales proyectada para los siguientes 35 años.

Tabla 5: Proyección del volumen de demanda esperada de ocho grupos de cultivos en México entre 2015-2050 

Grupo Disponibilidad alimentos 2010
(kg/habitante/año)
2014 2015 2020 2030 2040 2050
Millones ton/año
Cereales 317.0 36.59 36.14 37.47 40.42 42.79 44.38
Leguminosas 12.1 1.49 1.38 1.43 1.54 1.63 1.69
Oleaginosas 10.0 2.61 1.14 1.18 1.27 1.35 1.40
Hortalizas 118.1 15.57 13.46 13.96 15.06 15.94 16.53
Frutales 162.2 18.74 18.49 19.17 20.68 21.90 22.71
Forrajes 953.0 62.08 108.64 112.64 121.51 128.66 133.42
Industriales 497.9 62.68 56.76 58.85 63.48 67.22 69.71
AROyMED 0.2 0.05 0.02 0.02 0.03 0.03 0.03
Total 2178 199.82 236.04 244.73 263.99 279.52 289.87

Fuente: Valores estimados a partir de información de la CONAPO (2006) y el SIAP (2016).

De acuerdo con el cálculo realizado, para 2050, en México se necesitarán producir casi 289.87 millones ton/año de productos agrícolas. Considerando que no existe más tierra de cultivo, el rendimiento de los cultivos debe aumentar de 12.6 ton/ha en 2010 hasta 15.4 ton/ha en 2050 (Tabla 6).

Tabla 6: Incremento del rendimiento necesario para satisfacer el volumen de demanda esperada de ocho grupos de cultivos en México entre 2015-2050 

Grupo Superficie
(millones ha)
Rendimiento (kg/ha)
2015 2020 2030 2040 2050 Anual
Cereales 9.705 3.7 3.9 4.2 4.4 4.6 24.3
Leguminosas 1.746 0.8 0.8 0.9 0.9 1.0 5.1
Oleaginosas 0.702 1.6 1.7 1.8 1.9 2.0 10.6
Hortalizas 0.604 22.3 23.1 24.9 26.4 27.4 145.3
Frutales 1.385 13.4 13.8 14.9 15.8 16.4 87.0
Forrajes 4.156 26.1 27.1 29.2 31.0 32.1 170.3
Industriales 1.778 31.9 33.1 35.7 37.8 39.2 208.0
AROyMED 0.031 0.7 0.8 0.8 0.9 0.9 4.8
Total 20.106 12.6 13.0 14.1 14.9 15.4 81.9

Nota: Área agrícola cosechada durante el año 2010.

Fuente: Valores estimados con base en datos del SIAP (2016) y CONAPO (2006).

Ante este panorama, la pregunta que surge: ¿es factible incrementar la producción exclusivamente mediante la mejora del rendimiento? Para responder esta pregunta, en la Figura 2 se presenta la ganancia en rendimiento lograda en seis grupos de cultivos en los últimos 35 años. Los resultados sugieren que en CER, HOR, FRU, FOR, IND y LEG será posible cubrir su demanda incrementando su rendimiento, esta afirmación se basa en que la ganancia en rendimiento lograda entre 1980 y 2014 para los grupos antes mencionados (44, 319, 97, 174, 242 y 32 kg/ha/año, respectivamente) es mayor a la que se estima es suficiente para asegurar su abasto (24, 145, 87, 170, 208 y 5 kg/ha/año, respectivamente) (Tabla 6).

Fuente: Figura realizada con base en datos del SIAP (2016).

Figura 2: Tendencia de la mejora del rendimiento (ton/ha/año) en seis grupos de cultivo durante 35 años en México 

En CER, el rendimiento estimado es 4.6 ton/ha, este valor supera al que la FAO (2009) estima debe aumentar el rendimiento de CER (4.3 ton/ha) en el mundo. Con respecto a LEG, la ganancia en rendimiento lograda en el periodo estudiado fue 4.8 kg/ha/año, este valor es menor al requerido para asegurar su abasto hacia 2050 (5.1 kg/ha/año). La baja productividad de LEG en México se asocia a que aunque hay zonas productoras de frijol en Sinaloa y Durango en donde se obtienen rendimientos (1.7 y 1.9 ton/ha) (López-Salinas, 2011) que superan la media nacional (0.72 ton/ha) (SIAP, 2016), a la fecha todavía hay regiones donde la productividad es menor de 0.5 ton/ha (SIAP, 2016).

El frijol es un cultivo de temporal, de ahí que a futuro para asegurar su abasto será necesario destinar recursos a investigación que permita generar tecnología para la producción de frijol bajo este sistema. Actualmente el INIFAP trabaja en la obtención de cultivares resistentes a sequía y a enfermedades (Anaya-López et al., 2015) y se espera que en el corto plazo se cuente con variedades que permitan mejorar su rendimiento. En OLE, la mejora del rendimiento (0.9 kg/ ha/año) fue inferior al requerido para asegurar su abasto (10.6 kg/ha/año/), esta situación ya está prevista y hoy día se realiza investigación para generar practicas agronómicas que ayuden a mejorar el rendimiento de algunas de las especies de este grupo (algodón, cártamo y girasol); además se evalúa la posibilidad de introducir nuevas OLE, tal es el caso de la canola (Inzunza-Ibarra et al., 2014). De acuerdo con la información presentada, de 1980 a la fecha, la mejora del rendimiento de los cultivos es evidente; particularmente después del año 2000 (Tabla 2) cuando se comenzó a utilizar el riego por goteo y la agricultura protegida. Sin embargo, debido a que todavía existen cultivos en donde la ganancia de rendimiento es baja, hay incertidumbre con relación a si la agricultura de México está preparada para cubrir la demanda futura de alimentos. El incremento poblacional para los 35 años siguientes se ha calculado con base en diferentes escenarios (CONAPO, 2006) y zonas del país (Azuz-Adeath y Rivera-Arriaga, 2007). Sin embargo, con relación a la demanda y producción de alimentos, a la fecha no existen estimaciones; de acuerdo con Camberos-Castro (2000), esto se debe a que es difícil hacer estas proyecciones y siempre tendrán cierto grado de especulación porque se deben hacer algunas suposiciones como las realizadas en este trabajo. Los resultados de este este análisis indican que la agricultura mexicana cuenta con la capacidad y los recursos para cubrir la demanda de alimentos. Esta afirmación contradice a quienes sostienen que México carece de autosuficiencia alimentaria y por ende tiene que recurrir a la importación de alimentos (Flores-Pérez et al., 2012; López, 2015). A este respecto, la importación de alimentos no significa que nuestro país tiene dependencia alimentaria ya que todos los países del mundo en alguna medida recurren a esta para abastecerse de los alimentos que no pueden producir en alguna época del año o bien porque su volumen producido es menor a la demanda de su población. Para medir la autosuficiencia alimentaria de un país, la FAO (2009) recomienda realizar un balance energético entre los alimentos que se producen y consumen internamente, los que se exportan a otros países y los que se importan del extranjero (FAO, 2009). Este método es laborioso, de ahí que una alternativa práctica consiste en analizar la balanza comercial de exportación e importación de alimentos; suponiendo que si el balance es positivo se asume que existe autosuficiencia alimentaria; por el contrario, un saldo negativo significa que existe déficit en la producción de alimentos. En la Tabla 7 se presenta el balance de la importación y exportación de alimentos que el INEGI (2015b) reporta se realizó en México durante 2014 y 2015. Como se puede apreciar en 2014 y 2015 la balanza comercial de alimentos de México presentó saldo positivo (69.9 y 324.9 millones de dólares para 2014 y 2015, respectivamente).

Tabla 7: Balance de la importación y exportación de alimentos realizada en México durante 2014 y 2015 (millones de dólares) 

Concepto Año 2014 Año 2015
EXP IMP Balance EXP IMP Balance
Productos de origen animal 120.8 177.7 -56.9 184.1 167 17.1
Ganado vacuno 46.2 4.5 41.7 69.3 3.1 66.2
Leche y sus derivados 0.0 71.7 -71.7 0.0 62.2 -62.2
Huevo 0.0 11.2 -11.2 0.0 17.4 -17.4
Vísceras de animales 0.0 17.3 -17.3 0.0 20.4 -20.4
Pescados y Mariscos 48.3 73.0 -24.7 69.5 63.9 5.6
Camarón congelado 26.3 0.0 26.3 45.3 0.0 45.3
Cereales 33.6 329.6 -296 15.2 301.1 -285.9
Maíz 3.4 186.4 -183 4.5 165.3 -160.8
Trigo 30.2 90.2 -60 10.7 89.1 -78.4
Arroz 0.0 38.4 -38.4 0.0 30.0 -30.0
Sorgo 0.0 9.6 -9.6 0.0 5.0 -5.0
Otros 0.0 5.0 -5.0 0.0 11.7 -11.7
Leguminosas 19.7 5.0 14.7 11.2 7.0 4.2
Frijol 5.5 5.0 0.5 2.7 7.0 -4.3
Garbanzo 14.2 0.0 14.2 8.5 0.0 8.5
Oleaginosas 0.0 257.3 -257.3 0.0 210.7 -210.7
Soya 0.0 162.1 -162.1 0.0 146.9 -146.9
Colza 0.0 72.3 -72.3 0.0 32.7 -32.7
Otras 0.0 22.9 -22.9 0.0 31.1 -31.1
Industriales 26.9 57.2 -30.3 36.6 41.3 -4.7
Café 22.1 0.0 22.1 30.4 0.0 30.4
Tabaco 0.8 13.1 -12.3 0.9 11.4 -10.5
Algodón 4.0 44.1 -40.1 5.3 29.9 -24.6
Frutas 283.8 70.2 213.6 352 75.7 276.3
Plátano 10.7 0.0 10.7 11.4 0.0 11.4
Mango 2.8 0.0 2.8 2.7 0.0 2.7
Aguacate 134.6 0.0 134.6 156.4 0.0 156.4
Cítricos 24.7 0.0 24.7 29.9 0.0 29.9
Melón, papaya y sandia 15.2 0.0 15.2 18.3 0.0 18.3
Fresas frescas 37.6 0.0 37.6 49.2 0.0 49.2
Frutas frescas y secas 56.6 23.3 33.3 83.9 33.7 50.2
Uvas y pasas 1.6 13.3 -11.7 0.2 9.7 -9.5
Manzanas, peras y membrillos 0.0 33.6 -33.6 0.0 32.3 -32.3
Hortalizas 539.4 2.9 536.5 584.7 7.1 577.6
Jitomate 167.7 0.0 167.7 197.2 0.0 197.2
Chiles y pimientos frescos y secos 137.0 2.9 134.1 141.8 7.1 134.7
Cebollas y ajos 25.4 0.0 25.4 22.7 0.0 22.7
Pepino 62.3 0.0 62.3 54.6 0.0 54.6
Otras 147.0 0.0 147.0 168.4 0.0 168.4
Varios 47.9 102.2 -54.3 48.6 98.3 -49.7
Otros productos agropecuarios 37.8 76.1 -38.3 40.1 77.3 -37.2
Semillas para siembra 26.1 -26.1 0.0 21.0 -21.0
Flores 1.9 0.0 1.9 1.6 0.0 1.6
Miel 8.2 0.0 8.2 6.9 0.0 6.9
Total 1072.1 1002.1 70.0 1232.4 908.2 324.2

EXP = Exportaciones; IMP = Importaciones.

Fuente: los cálculos se realizaron con base en la información reportada por el INEGI, (2015b).

Este resultado es una prueba más que se sustenta la afirmación de que México se produce más alimentos de los que demanda la población y es autosuficiente desde el punto de vista alimentario. Es una realidad que la producción nacional de CER y LEG no es suficiente para cubrir la demanda de la población y hoy el maíz junto con soya y trigo representan 44 por ciento de la importación total de alimentos. Este hecho ha conducido a varios a afirmar que en México existe déficit alimentario lo cual es erróneo ya que de acuerdo con la balanza comercial 2015, tan solo el ingreso de la exportación de HORT (576.3 millones de dólares) fue 87 por ciento mayor que lo que costó importar CER (285.9 millones de dólares). De acuerdo con Borlaug et al. (1982) la exportación de HORT es una estrategia económica que desde 1970 el gobierno mexicano impulsó para generar divisas y empleos; por lo tanto, aun cuando la balanza comercial de alimentos 2015 reporta una ganancia de 324.2 millones de dólares, el costo de ello es la importación de granos básicos para cubrir la demanda de la población. El balance positivo de la balanza comercial del año 2014 y 2015 confirma lo que reporta la FAO (2014) con relación a la disponibilidad de alimentos en México, este organismo internacional afirma que este país produce suficiente alimento, sin embargo su precio elevado como resultado del costo de su traslado a las localidades limita su adquisición aun cuando este se encuentre disponible y aseguran que este problema no es por falta de producción sino de acceso. Para mejorar el acceso a los alimentos en México, la FAO (2013) sostiene que además de incrementar su producción; también se debe trabajar en (1) mejorar la red de distribución y transporte de alimentos: (2) reducir la tasa de desempleo; (3); mejorar el salario; y (4) regular el costo de la canasta básica. Esto significa que en materia de seguridad alimentaria, producir alimentos es solo una parte de la ecuación y la otra que quizás es la más importante es distribuirlos con equidad; esto último es la más grande faya no solo de México sino de muchos otros países el mundo.

Conclusiones

Para el año 2050 en México solo se dispondrá de 0.18 has de tierra cultivable para producir los alimento que demanda una persona al año. Debido a que no existe más tierra cultivable para asegurar el abasto de alimentos nacional rumbo al 2050 el rendimiento medio los ocho grupos cultivos debe de incrementarse en 2.8 toneladas pasando de las 12.6 ton/ha actuales a 15.4 ton/ha. Las mejoras en el rendimiento realizadas en los últimos 30 años en CER, HOR, FRU, FOR e IND indican que aun manteniendo la superficie cultivada del 2010 será posible asegurar el suministro de los cultivos que comprenden este grupo a la población. Es en LEG y OLE en donde se debe de realizar investigación para generar tecnología e invertir en infraestructura agrícola que permita incrementar los rendimientos como medida que asegure su suministro en México.

Epilogo

La antología de las fresas, una explicación simple al problema de alimentación en México

La idea de escribir este artículo fue producto de una discusión que sostuve con un amigo holandés que visitó México en 2012. El debate inició cuando él menciono que nuestro país carece de autosuficiencia alimentaria; yo nunca he estado de acuerdo con ello, así que decidí dar mi opinión. Como no tenía bases para sustentar mi postura, ingeniosamente utilicé lo que más tarde nombré como ¨la antología de las fresas¨ y que improvise en ese momento. Históricamente, Irapuato Guanajuato, se considera la capital de las fresas en México; irónicamente, aun cuando mi lugar de origen (Ticumán Morelos) está más cerca de esta zona agrícola que el de mi amigo (Wageningen Holanda), no fue hasta la edad de 23 años cuando por primera vez comí fresas frescas; en tanto que él las comió desde niño. Considerando este hecho, la pregunta que hice a mi amigo fue: si en México hay mayor disponibilidad de fresas que en Holanda ¿cómo explicas que tú las comes desde niño, mientras que yo solo las puedo comer hasta hoy que trabajo como profesionista? La respuesta es simple y se llama acceso. Este concepto desde el punto de vista alimentario se asocia con la disponibilidad monetaria que tiene un individuo, familia, estado y/o país para adquirir alimentos independientemente del precio. Los plátanos no se producen en Suiza y sin embargo los consumen; los emiratos árabes no producen hortalizas y sin embargo las consumen; derivado de esto, la pregunta que surge es: ¿cómo estos países logran esto? Este hecho es posible porque la población de estos países tienen el poder adquisitivo para acceder a estos alimentos al precio que sea; por lo tanto, es evidente que mi amigo pudo comer fresas porque aun cuando en Holanda su disponibilidad es menor que en México, su padre al ser profesionista ganaba lo suficiente para comprar fresas aunque estas fuesen caras; en tanto mi padre con su salario de jornalero nunca pudo comprarlas aun cuando estaban disponibles en el mercado local y eran relativamente baratas. La charla finalizó y aunque mi amigo me dio la razón; muy en el fondo sabía que mi explicación carecía de bases sólidas; por lo que considerando que la situación alimentaria de México es un tema de debate me propuse buscar la respuesta verdadera basada en datos duros. Como versión preliminar de este trabajo estuvo lista en 2013, la envié a un concurso organizado por la UABC en Mexicali Baja California en donde el premio para los tres primeros lugares era publicar su trabajo. No gane el concurso y al no contar con presupuesto para publicarlo decidí esperar por dos razones; la primera se debió a que como los cálculos los realice por lustro necesitaba el resultado del censo poblacional, agrícolas y ganaderos 2015 para completarlo; y la segunda fue encontrar financiamiento para poder pagar el arbitraje y publicación del trabajo. La versión final la envié a la revista Archivos Latinoamericanos de Nutrición en Junio de 2016 y aunque hubo interés, al final el editor me recomendó publicarlo en una revista científica mexicana para su mejor difusión. De acuerdo con la información presentada en este trabajo, está claro que el problema alimentario en México no es disponibilidad sino de acceso a los alimentos; esto significa que aun cuando el alimento esté disponible, si una persona no cuenta con solvencia económica no tendrá la capacidad para adquirirlos tal como en el pasado me sucedió con las fresas. Es cierto que actualmente nuestro país destina 301.1 y 210.7 millones de dólares para importar CER y OLE, respectivamente; sin embargo, aun con ello nuestra agricultura logra un excedente monetario de 324.2 millones de dólares debido a que tan solo el ingreso derivado de la exportación de frutas (352 millones de dólares) y verduras (584.7 millones de dólares) rebasa ampliamente a la cantidad monetaria que se destina a la importación de granos básicos (511 millones de dólares gastados en importación de granos y oleaginosas vs. 936.7 dólares de ganancia en la exportación de frutas y verduras). Estos cálculos se hicieron con base en la balanza comercial que reporta el INEGI para 2015; así que la única forma de que estos sean erróneos es que la fuente este equivocada.

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Recibido: 17 de Febrero de 2017; Aprobado: 17 de Marzo de 2017

Anacleto Sosa Baldivia Maestro en Ciencias en Fertilidad de Suelos egresado del Colegio de Postgraduados y que actualmente cursa estudios doctorales en el Centro de Biotecnología Aplicada del Instituto Politécnico Nacional. Desde hace tres años es Investigador en Nutrilite-Amway, en GAO, México; en donde conduce investigaciones para descubrir e incrementar la concentración de fitonutrientes en plantas medicinales y cultivos a nivel global. Su trabajo de investigación es multidisciplinario y ha publicado trabajos relacionados con la Nutrición de Cultivos, Entomología, Fitopatología, Mejoramiento Genético de plantas y Nutrición Humana. Tan solo en 2016 publicó seis artículos in extenso como autor principal los cuales fueron: (1) Will be boron essential on human nutrition (Archivos Latinoamericanos de Nutrición); (2) Será Diabrotica una plaga de importancia económica en chia? (Entomología Mexicana); (3) History of chia as a source of fatty acids Omega 3 around the world (Journal: Crop Research and Fertilizer); (4) Five causes why boron essentiality on humans has not been confirmed: A hypothesis (Journal: Integrative Food, Nutrition and Metabolism); (5) Demanda de macro y micronutrientes en espinaca cultivada en El Llano en Llamas de Jalisco (El Jornalero); y (6) Demanda de N, P y K en zanahoria cultivada en el Bajío de México (El Jornalero). Después de un largo trabajo de investigación de cuatro años, para 2017 registrará la primer variedad de chía (Salvia hispanica L.) de semilla blanca de alto potencial de rendimiento y resistente a enfermedades en todo el mundo. Dirección electrónica: anacleto.sosa@amway.com

Guadalupe Ruíz Ibarra Ingeniero Biotecnólogo egresado del Instituto Tecnológico de Sonora ubicado en Obregón Sonora, México. Actualmente es profesor del Instituto Tecnológico de Tamazula de Gordiano Jalisco, México y para Julio de 2017 iniciará con sus estudios de Maestría en el Centro de Biotecnología Aplicada en el Instituto Politécnico Nacional. Este investigador cuenta con amplia experiencia en la conducción de investigación relacionada con el estudio de micorrizas en sistemas de producción agrícola y fisiología de cultivos. La tesis que en el CIMMYT realizo esta investigadora (Investigación sobre la posibilidad de cambiar las características de fotosíntesis en trigo (Triticum sp.)) fue la base para desarrollar la teoría sobre la importancia de la fotosíntesis que realizan las barbas del trigo en el incremento del rendimiento de grano. Es co-autora, editora de estilo y lo más importante compañera de autor principal con quien formó una bonita familia integrada por Carlos, Daniel, Diana, Nadia y Brenda en donde el slogan es que la unión hace la fuerza y por lo tanto la manada jamás se separa. Dirección electrónica: lupytaruiz@gmail.com

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