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Papeles de población

versión On-line ISSN 2448-7147versión impresa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.22 no.89 Toluca jul./sep. 2016

 

Artículos

Participación de mujeres ch'oles en estrategias de reproducción en Chulúm Juárez, Chiapas

Participation in reproductive strategies of Ch´ol women in Chulum Juarez, Chiapas

Delfino Vázquez-Pérez1  * 

Beatriz Martínez-Corona2  ** 

Alvaro Hernández-Flores3  *** 

Arturo Méndez-Espinoza4  **** 

Engelberto Sandoval5  ***** 

1 Colegio de Postgraduados, Campus Puebla, México. Dirección electrónica: chuch82@hotmail.com

2 Colegio de Postgraduados, Campus Puebla, México. Dirección electrónica: beatrizm@colpos.mx

3 El Colegio de México, México. Dirección electrónica: josealvarohf@gmail.com

4 Colegio de Postgraduados, Campus Puebla, México. Dirección electrónica: jamendez@colpos.mx

5 Colegio de Postgraduados, Campus Puebla, México. Dirección electrónica: engelber@colpos.mx


Resumen:

Se presentan resultados de investigación cuyo objetivo fue la identificación de la posición y condición de mujeres indígenas ch'oles de la comunidad de Chulúm Juárez, Tila, Chiapas, y su participación en el trabajo productivo, reproductivo y comunitario, asociado a las estrategias de reproducción de los grupos domésticos de la localidad. La metodología y técnicas empleadas tuvieron un enfoque cualitativo. Se realizaron entrevistas semi estructuradas, talleres de diagnóstico participativo, observación participante, recorridos de campo y entrevistas a informantes clave. La posición de las mujeres en los grupos domésticos y en la comunidad en el acceso y control de recursos naturales, económicos y en la toma de decisiones es de subordinación y exclusión. Su condición es de desventaja en la vivencia de la pobreza, lo cual está vinculado a la escasa valoración de su participación en las estrategias de reproducción, debido a construcciones de género tradicionales de la localidad.

Palabras clave: Condición y posición; grupo doméstico; asignaciones genéricas

Abstract:

In this work are presented research findings on the position and condition of indigenous women in Ch'ol community, Chulúm Juarez, Tila, Chiapas on their participation in productive, reproductive and community work associated with the reproductive strategies of domestic groups in the locality. The methodology and techniques used had a qualitative approach. Were conducted interviews, participatory assessment workshops, participant observation and key informant interviews. The social position of women in domestic groups and the community in decision-making, and in the use, access and control of natural and economic resources is of subordination and exclusion. The woman condition is disadvantageous in the experience of poverty, which is associated with the lack of appreciation of their contribution and participation in reproductive strategies, due to traditional gender constructions.

Key words: Social position; domestic group; generic assignments

Introducción

México ha sido declarado como país pluriétnico, en el cual se encuentran múltiples grupos culturalmente diferenciados distribuidos en diferentes regiones del país, quienes a lo largo de la historia poscolonial han enfrentado diferentes tipos de adversidades, desde despojos, discriminación y pobreza, entre otros. La situación de pobreza en las comunidades indígenas afecta de forma diferencial a las y los integrantes de los grupos domésticos (GD), en donde las mujeres se encuentran en mayor desventaja, puesto que tienen menores oportunidades de educación, empleo y más bajo acceso a recursos y capacitación. De acuerdo con (García et al., 2006), la población indígena en México es el sector poblacional con mayores rezagos y desventajas sociales.

Se presentan resultados de una investigación más amplia que buscó conocer la condición y posición de las mujeres ch´oles de Chulúm Juárez, del municipio de Tila, Chipas y su participación en las estrategias de reproducción de sus grupos domésticos. El objetivo de dicho trabajo era ubicar prácticas y construcciones sociales en el contexto de las comunidades ch´oles de la región norte del estado, así como la vigencia de las demandas de las mujeres zapatistas militantes, contenidas en La Ley Revolucionaria de Mujeres, en donde se señalan aspectos como el derecho a la participación política, a una vida libre de violencia sexual y doméstica, a decidir cuántos hijos tener y cuidar, a un salario justo, a elegir con quién casarse, a calidad en los servicios de salud y educación, entre otros; los cuales revelan cómo la clase y la etnicidad marcan las identidades de las mujeres indígenas (Hernández, 2001).

En un diagnóstico realizado a través de un cuestionario aplicado a una muestra de 340 hombres y mujeres en comunidades ch´oles del noroeste del estado de Chiapas (INMUJERES, 2012), se encontraron resultados que muestran percepciones de las mujeres en cuanto a la existencia de desigualdades en el ejercicio de sus derechos con respecto a los varones. A partir de la necesidad de profundizar en la indagación de las iniquidades genéricas a través de estudios de caso con metodologías cualitativas que den voz a las y los sujetos de estudio. El presente trabajo buscó contribuir a la conformación de cuerpos de conocimiento útiles para entender su problemática y las características de las estrategias de reproducción que desarrollan los grupos domésticos ante imposiciones socioeconómicas externas y transformaciones agroecológicas. De ahí que se planteó la pregunta ¿cuál es la condición y posición de mujeres ch´oles y su participación en las estrategias de reproducción de sus grupos domésticos en la comunidad de Chulúm Juárez, Tila, Chiapas? Y la hipótesis: la posición y condición de las mujeres de la localidad de estudio en sus grupos domésticos y comunidad son de subordinación y desventaja, están regidas por construcciones sociales de género que no valoran su participación en las estrategias de reproducción con trabajo productivo, reproductivo y comunitario. El estudio constató que las mujeres participan en las estrategias de reproducción que llevan a cabo a través de su trabajo productivo, reproductivo y comunitario, y que existe escasa valoración de éste, lo que las ubica en una posición subordinada ante los hombres. Su condición vulnerable e inequitativa está vinculada a construcciones de género locales que las excluye del acceso a recursos y a la toma de decisiones en los grupos domésticos y en la comunidad.

Posición y condición

La perspectiva de género permite analizar y comprender las relaciones sociales de hombres y mujeres en la toma de decisiones, el acceso a los recursos, así como la asignación de roles y responsabilidades diferenciadas; asimismo, aporta los conceptos de condición y posición. El primero permite entender bajo qué circunstancias se desenvuelven día a día, y da cuenta de condiciones de vida y acceso a recursos, entre otros, y el segundo permite comprender las relaciones sociales de subordinación, exclusión, y las formas de ejercicio de poder entre hombres y mujeres, entre otros, que se establecen en la convivencia de las y los integrantes de los GD y en la comunidad.

Para (Alfaro, 1999), la condición se refiere a la situación de vida de las personas, apunta específicamente a las llamadas necesidades prácticas (condiciones de pobreza, acceso a servicios, recursos productivos, oportunidades de atender su salud, educación, entre otras). La posición remite a la ubicación y al reconocimiento social, el estatus asignado a las mujeres en relación con los hombres, por ejemplo inclusión en los espacios de toma de decisiones a nivel comunitario, iguales salarios por igual trabajo, impedimentos para acceder a la educación y a la capacitación, entre otros.

Género, clase y etnia como factores de desigualdad

Existen múltiples factores sociales que intervienen en la construcción de las desigualdades entre los y las integrantes de los GD que están interrelacionados, destacan entre ellos: la edad, el género, el estatus social, la clase, la etnia. El género es una de las categorías que identifica la convivencia desigual entre los seres humanos, la distribución del trabajo y las responsabilidades asignadas, de acuerdo con los mandatos genéricos construidos en determinadas sociedades o grupos sociales.

El género y la clase pueden estar asociadas a la desigualdad social entre hombres y mujeres de manera distinta, pero al mismo tiempo contribuyen a fortalecer problemas como la distribución desigual de los recursos sociales, económicos y políticos. Ariza y De Oliveira (1999) al abordar las relaciones entre género y clase afirman que se deben tener en cuenta tres aspectos relevantes: i) la vinculación de ambos ejes de inequidad es interdependiente; ii) el género y clase constituyen dimensiones complementarias del proceso de estratificación social; iii) la combinación entre ambos criterios de diferenciación tiene consecuencias importantes en el panorama global de la desigualdad en una colectividad dada.

La etnicidad es un factor de desigualdad, puesto que pertenecer a un grupo étnico diferenciado y minoritario con frecuencia se asocia a desventajas sociales y a la exclusión en el acceso a recursos y oportunidades para acceder a la educación, el trabajo y los servicios, situación que afecta negativamente el desempeño social de las personas, hogares y comunidades étnicas (Rangel, 2004). Ser indígena en México constituye un factor específico de vulnerabilidad que prácticamente condena a la persona a una situación de pobreza. De tal forma que la pertenencia étnica pareciera que limita el ejercicio de derechos. Cuestión que también se manifiesta cuando los miembros de un grupo étnico se ven obligados a salir de sus localidades de origen, en busca de empleo o educación, y es entonces que enfrentan otro tipo de dificultades, como la discriminación, exclusión, maltrato y el acceso desigual a las oportunidades de empleo y servicios. Al considerar el género asociado a la clase y a la etnicidad, se encuentran también desigualdades en las propias normatividades existentes al interior del grupo o comunidad indígena que contienen asignaciones y construcciones de género que afectan negativamente la condición y posición social de las mujeres.

Trabajo productivo, reproductivo y comunitario

En la búsqueda de hacer visible el trabajo y a los portes de las mujeres en las estrategias de reproducción de sus grupos domésticos, una primera tarea fue la definición de los conceptos "producción", "reproducción" y "trabajo" y su importancia en la reproducción social, con énfasis en el trabajo doméstico, productivo y reproductivo que incluye el trabajo que tradicionalmente realizan las mujeres (Benería, 2007). La discusión teórica ubica el trabajo productivo como trabajo remunerado, no obstante en el caso de las mujeres indígenas y rurales, la mayor parte del trabajo que realizan se encuentra en la clasificación de no remunerado, tanto el productivo como el reproductivo y comunitario, a excepción de la venta de fuerza de trabajo jornalero, de servicio doméstico, la producción artesanal, entre otros, del que obtienen cierta remuneración. El trabajo comunitario, tanto el impuesto por políticas asistenciales, como el derivado de los usos y costumbres, en el caso de comunidades rurales e indígenas, es poco valorado.

Las carencias presentes en las comunidades indígenas afectan a sus habitantes de manera diferencial, regularmente las mujeres las viven con mayor desventaja, para ellas el acceso a la educación es menor, a esto se agregan problemas como la desnutrición durante la gestación, mayor número de hijos que en zonas urbanas, discriminación por parte de los hombres de sus GD o de la comunidad, exclusión en cuanto al acceso a la tierra y otros recursos, entre otros. Así mismo se observa que la unión conyugal y la maternidad ocurre a edades tempranas, como señalan Calfio y Velasco (2005), "del matrimonio precoz, derivan aspectos como: abandono temprano de la escuela, alto número de hijos, mayor exposición a la violencia de pareja, pocas posibilidades de trabajo asalariado".

Grupo doméstico y estrategias de reproducción

Los conceptos de grupo doméstico (GD) y familia son considerados por algunos autores como sinónimos, lo que lleva a confusiones en torno a su uso. "Está claro que en muchos contextos los términos familia y unidad o grupo doméstico se utilizan como equivalentes, pero también se refiere a distintos conjuntos de significados" (Harris, 1986: 201). Si bien la discusión sobre este tema está lejos de encontrar una solución unívoca, siempre queda abierta la posibilidad de establecer una cierta diferenciación analítica de los conceptos de grupo doméstico-familia (Salles, 1998).

La familia se asocia fundamentalmente con los niveles de parentesco y relaciones consanguíneas que conforma el núcleo familiar, es una forma de organización de las relaciones sociales (Gazmuri, 2006). Ésta cumple una función importante entre sus integrantes, comparten el mismo techo, conviven, trasmiten conocimientos, valores, creencias, entre otros. Es la instancia primaria de socialización donde se desenvuelven inicialmente los seres humanos desde su nacimiento. Por otro lado, en el concepto de GD, se reconoce la importancia de los lazos de parentesco en su constitución y que al mismo tiempo resalta que los mencionados lazos no agotan sus límites. Así se deja un espacio analítico para la inclusión de miembros ajenos a la familia, no obstante involucrados en la organización y ejecución de la producción y de otros tipos de trabajo, realizados por el grupo doméstico (Salles, 1998).

El grupo doméstico (GD) puede ser visto como un grupo organizado, con base en relaciones de parentesco, o como un conjunto de individuos que pueden no tener estos vínculos, pero que comparten una residencia y realizan una serie de actividades en común.

Las actividades que desarrollan los GD campesinos se les ha enunciado de diversas formas, como estrategias de supervivencia, estrategias de sobrevivencia, estrategias de reproducción, estrategias familiares de vida y estrategias de reproducción. Guerrero identifica el sentido de éstas últimas como: "conjunto de las diversas actividades que llevan a cabo los diferentes miembros de la familia para hacer posible su reproducción cotidiana y generacional, así como lograr su interacción con la estructura social" (Guerrero, 2011: 152-153), acepción considerada para el presente estudio.

El GD campesino desarrolla diferentes tipos de estrategias, que incluyen el despliegue de diversas actividades, en cada una de ellas, el nivel de participación de las y los integrantes varía de acuerdo al tipo de trabajo, al contexto agroecológico y cultural, a las asignaciones genéricas y por edad, y con ello, a la distribución de las actividades reproductivas y productivas. Para Lanza y Rojas, los GD

recurren a la realización de diferentes estrategias, para entrar en el proceso de su reproducción socioeconómica dentro del entorno donde se desenvuelven en la ejecución de actividades agrícolas o ganaderas, como también no agrícolas, en la formación de sus ingresos económicos para hacer frente a las necesidades que se generan como unidad de producción, y como grupo social (Lanza y Rojas, 2010: 173).

Estudios sobre estrategias de reproducción en comunidades campesinas e indígenas, desde la perspectiva de género, dan cuenta de las aportaciones de las mujeres en el trabajo productivo, reproductivo y comunitario que contribuyen a la reproducción de sus grupos domésticos, a través de diversas actividades en diversos contextos sociales y agroecológicos, en la agricultura, la venta de la fuerza de trabajo en campos agrícolas como jornaleras (Martínez y Hernández, 2011) en el servicio doméstico, la elaboración de artesanías (Rojas, et al., 2010: 110; Parra et al., 2007: 57), así como en su interacción con su entorno ambiental como conocedoras y administradoras de recursos naturales (Rodríguez et al., 2012; Rojas et al., 2014). Asimismo, se suman los efectos de la migración masculina en el medio rural, en donde las mujeres asumen el trabajo agrícola y la jefatura familiar, sin que se produzca el reconocimiento ni el derecho a la titularidad de la tenencia de la tierra.

A pesar de los aportes de las mujeres a la reproducción de sus grupos domésticos, continúan presentes brechas de género con respecto al acceso a los recursos, lo cual está asociado al sistema hereditario tradicional que favorece principalmente a los varones. Robichaux (2002) identifica la denominada herencia masculina preferencial igualitaria, en donde se busca heredar partes equitativas a todos los varones, o también la que busca garantizar el cuidado de las personas mayores, al heredar al hijo menor, bajo ese compromiso. La preferencia por los hijos varones como herederos y la exclusión de las mujeres en el reparto de bienes, afecta su posición social al interior de los GD. Esto por la prevalencia en el imaginario colectivo de la asignación como proveedores hacia los hombres y como cuidadoras de otros a las mujeres.

Existen también formas de exclusión de orden estructural, por ejemplo, 72.5 por ciento de la población indígena en México no está cubierta por los sistemas de seguridad social que ofrece el estado; 25.5 por ciento es analfabeta; el porcentaje de la población que habita en viviendas sin agua entubada es de 29.5 por ciento; con piso de tierra 38 por ciento y sin drenaje 44.4 por ciento (Ponce y Flores 2010: 2).

A lo anterior se suma las construcciones y relaciones sociales que ubican a las mujeres en situación de desventaja. Un estudio realizado por Herrera et al., (2006), en la región de los Altos de Chiapas, se estableció cómo en grupos domésticos tzeltales la situación económica y las relaciones de género se relacionan con la incidencia de la muerte materna. Los autores identificaron que las contribuciones de las mujeres en las estrategias productivas y reproductivas de los grupos domésticos es determinante para la reproducción del grupo. Sin embargo, las prácticas y construcciones de género, las ubica en posición subordinada lo que limita el ejercicio de su derecho a la salud.

Con respecto a la etnia ch´ol, existen pocos estudios acerca de las construcciones sociales y las prácticas productivas y reproductivas (Tejeda, 2006; Durand et al., 2012; Rodríguez, 2013), y son escasas las que incorporan la perspectiva de género.

Es importante generar conocimiento sobre la condición y posición genérica de las mujeres en contextos de comunidades indígenas marginadas, y en particular del grupo étnico ch´ol, del que existe escasa información, para identificar cómo el sistema de género incide en la situación y lugar que ocupan las mujeres, hacer visibles sus aportaciones, condiciones de vida y posición social, para proponer alternativas para la superación de las desigualdades.

Contexto de la investigación

La comunidad de estudio fue Chulúm Juárez, en el municipio de Tila, Chiapas, en donde sus habitantes son hablantes de la lengua ch'ol; se ubica en el noroeste del estado, en la región selva. De acuerdo con el INEGI (2010), el grado de marginación de la comunidad es alto y cuenta con un total de 2 137 habitantes: 1 040 hombres y 1 097 mujeres, quienes habitan en 416 viviendas particulares.

Los ch'oles autodenominan su lengua lakt'an (nuestra lengua), se consideran los Winik, que significa hombre, varón, milpero, los hombres creados por el maíz, que viven y explican su existencia en torno al maíz, alimento que consideran divino, otorgado a los ch'oles por el Ch'ujtiat (Dios), en los tiempos míticos, que es principio y fin de la vida, y eje central de su concepción del mundo (Manca, 1996). La tenencia de la tierra es ejidal y propiedad privada en pequeños predios, en donde se practica el sistema de roza, tumba-quema, que actualmente presenta ciertas modificaciones. En cuanto a sus tradiciones y costumbres vigentes, éstas se han trasmitido de generación a generación. Las celebraciones religiosas están ligadas a la vida cotidiana donde agradecen al Ch'ujtiat (Dios), por la vida, al mismo tiempo, que le piden salud y bienestar para las y los integrantes de sus familias, de forma sincrética en la celebración de las fiestas religiosas católicas principalmente.

... el 15 de enero celebramos el señor de Tila, en marzo el día de San José, el 3 de mayo pedimos lluvia, para que crezca nuestro maíz y frijol, hacemos tamales y comida, comemos, hacemos oraciones para que venga la lluvia. El 29 de septiembres igual preparamos comida, porque es el día de San Miguel, pedimos por nuestras cosechas, hacemos fiesta... (María, 53 años).

En diagnóstico realizado por el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES, 2012), a través de una encuesta aplicada a 300 hombres y mujeres de comunidades Ch'oles del noroeste del estado de Chiapas, se encontró que 21 por ciento de las mujeres que respondieron el cuestionario señaló que en sus comunidades se respetan poco los derechos humanos; 29 por ciento que son objeto de discriminación por personas que no pertenecen a su grupo étnico; 38 por ciento por no hablar español; 27 por ciento denunció a su pareja por comportamiento violento en el hogar; 53 por ciento no sabe leer ni escribir, y 46 por ciento desconoce los métodos anticonceptivos, entre otros resultados. Asimismo, 52 por ciento indicó generar ingresos a través de actividades productivas como crianza de aves y venta de huevo, elaboración de pan, servicios de lavado y planchado, y otras actividades. Sin embargo el estudio no muestra la participación de las mujeres en la agricultura, el acceso a la toma de decisiones, ni la valoración de su trabajo por integrantes de su grupo doméstico o en su comunidad, aspectos que podrían revelar de mejor forma las relaciones de género y la posición de las mujeres de este grupo étnico.

Metodología

La investigación se realizó desde un enfoque cualitativo, se empleó el método etnográfico1 y la investigación participativa, se optó por este método para identificar aspectos de orden sociocultural y se efectuó en una comunidad indígena hablante de la lengua ch'ol. Las técnicas usadas en la recolección de datos fueron: entrevistas semiestructuradas, talleres participativos, observación participante, recorridos de campo, colecta e identificación local de plantas de uso medicinal y entrevistas a informantes clave. La mayor parte de la interacción con las y los informantes se realizó en la lengua local. Participaron en las entrevistas semi estructuradas y talleres nueve mujeres y nueve hombres integrantes de grupos domésticos (dos de las entrevistadas son jefas de hogar). El promedio de edad de los hombres fue de 49 años, y el de las mujeres 58; el de integrantes de los GD fue de seis personas para ambos tipos de entrevistados.

La guía de entrevista se integró en cuatro apartados: i) trabajo productivo: prácticas agrícolas, tipo de cultivos, participación de hombres y mujeres, toma de decisiones en la producción y venta; ii) trabajo reproductivo: distribución del trabajo, infraestructura y tecnología empleada, jornada de trabajo, participación femenina y masculina; iii) producción en el huerto o traspatio: tipo de productos, distribución del trabajo y toma de decisiones, iv) participación diferencial de hombres y mujeres en trabajo comunitario, asambleas y fiestas patronales; v) normatividades explícitas e implícitas, acceso a la toma de decisiones de hombres y mujeres vi) conocimiento diferencial por género de plantas medicinales, colecta, identificación local y uso. Asimismo se realizaron entrevistas a informantes clave: al comisariado ejidal, tres directores de escuelas de la comunidad de los niveles primaria, secundaria y preparatoria; a la médica responsable de la Clínica de Salud, y a cinco hombres representantes de las religiones presentes en la localidad: Católica, Séptimo Día, Iglesia de Dios, Presbiteriana y Presbiteriana Nacional.

Al primer taller de diagnóstico participativo asistieron seis mujeres; al segundo, de varones, acudieron cuatro. En éstos se emplearon las siguientes técnicas: i) mapeo de la comunidad; ii) análisis de recursos de la localidad; iii) calendario estacional; iv) reloj de rutina diaria y, v) análisis de beneficios. De acuerdo con Wilde (2011), estas herramientas se orientan a apoyar procesos de diagnóstico participativo en comunidades locales, a las cuales se les integró el análisis de género. Se realizaron visitas de observación participante y recorridos de campo durante actividades productivas, reproductivas y comunitarias de los grupos domésticos, el trabajo de campo se realizó durante un período de dos meses, en el año 2013.

Las entrevistas a informantes clave enriquecieron la información recabada y permitieron la ratificación de la misma. Las entrevistas y talleres se realizaron en ch'ol, lengua predominante en la comunidad, posteriormente, se tradujeron y transcribieron al español para su sistematización y análisis. El tamaño de la muestra se estableció por criterios de saturación teórica, como indica Martínez "en el ámbito de la investigación cualitativa se entiende por saturación el punto en el cual se ha escuchado ya una cierta diversidad de ideas y con cada entrevista u observación adicional no aparecen ya otros elementos" Martínez (2012: 617). El uso de varias técnicas en la recopilación de datos permitió triangular información para la validación de la misma. Para Luengo (2010), la triangulación es la utilización de diferentes técnicas para corroborar el fenómeno de estudio desde diferentes perspectivas.

Descripción y análisis de resultados

Las estrategias de reproducción que desarrollan los GD de la localidad en estudio incluyen las productivas en las que destacan las prácticas agrícolas para garantizar su alimentación, y con ello su reproducción. Los cultivos que desarrollan son: maíz, frijol, calabaza, ñame, yuca, chayote, todos ellos en el sistema milpa, destinados principalmente al autoabasto, además del cultivo de café, dirigido principalmente al mercado; es un espacio en donde también cultivan algunos árboles frutales. La preparación de terreno consiste en roza, tumba, quema (RTQ).2 En ocasiones sólo se hace la roza y tumba, sin quema, o se realiza únicamente la roza (corte de hierbas, arbustos y bejucos), esta última se practica cuando se cultiva en el mismo terreno del ciclo de producción anterior. Para la recuperación de la fertilidad de la tierra recurren al descanso y con ello la recuperación del acahual, esto ocurre siempre y cuando cuenten con varios predios

...tengo terrenos de aquí como a dos horas, otros más cerca, cuando voy a sembrar sé dónde voy a hacer la milpa, Para escoger las semillas, lo hago con mi esposa, yo opino cuál semilla es mejor y ella también opina... (José, 27 años).

La participación de las mujeres en las actividades de preparación del terreno, siembra y de deshierbe, entre otras, están mediadas por el número, edad y género de las y los integrantes del GD y por otros condicionantes como las relaciones de género y la situación de precariedad que enfrentan.

...cuando mi esposo está tomado, no puede ir así, yo me voy a trabajar, preparar el terreno, sembrar, ahora tengo mi milpa, yo hice todo el trabajo. Fui a sembrar, porque sí sé sembrar...frijoles, maíz, yuca, camote, plátano, chayote, siembro de todo, siembro mucho maíz y frijol, también el cilantro, tomate y cebollín. Mis niños, ya están aprendiendo, yo los he enseñado. Escojo mis semillas, las mejores mazorcas, lo desgrano, lo siembro. No echo fertilizante, solo limpiamos, quitamos la yerba con la mano, crecen bonitos... (Pascuala, 40 años).

A pesar de que en la mayor parte de las estrategias productivas participan hombres y mujeres, la de las mujeres no es reconocida, por considerar la milpa como espacio preferentemente masculino. Sólo uno de los hombres más jóvenes entrevistados, afirma que su esposa sí participa:

...cuando es tiempo de limpiar donde está la milpa, ahí si ayuda, si se vuelve a sembrar donde había cultivo anteriormente, también. Desde el principio trabajamos los dos para preparar el terreno, quitar las hierbas, ...a escoger las semillas me ayuda ella, mi esposa, entre los dos escogemos (José, 27 años).

Un espacio productivo que es principalmente femenino es el traspatio o solar, en donde de acuerdo con los testimonios y en el taller participativo, mencionan que crian principalmente aves de corral.

Tenemos pollos, guajolotes, patos, cerdos no tenemos, no criamos puercos. Todos los días cuidamos nuestros pollos y guajolotes con eso no hay descanso, para que crezcan, hay que cuidarlos mucho, sino, no crecen se mueren todos, hay que darles su masa cuando están chiquitos y su maíz los que ya están grandes, este mes de abril crecen bien bonitos, como no llueve por eso, cuando llueve y hace mucho frío no crecen bien a veces se mueren de frío. ...si, todo el año tenemos pollos, los crecemos, no hemos estado sin pollos, dos o tres pollos, patos o guajolotes... (Ana, Taller de diagnóstico participativo, 2013).

Las condiciones del trabajo productivo agrícola destinado al autoconsumo no son favorables, y éste se centra en la producción de milpa, la cual es un policultivo que "...consiste en la asociación de maíz (Zea mays), calabaza (Cucurbitamoschata) y varios tipos de leguminosas, entre otros" (Moya et al., 2003: 7) y, como cultivo comercial, el café, en el que participan hombres y mujeres. De acuerdo con las personas entrevistadas, existen varios factores que les afectan: la presencia de plagas, los terrenos destinados para la producción agrícola se encuentran en grandes pendientes. Emplean el sistema de roza-tumba, que en la zona ha cambiado, el tiempo de descanso que se le da a los terrenos de cultivo de milpa ha disminuido debido al incremento poblacional y al uso de herbicidas, lo que incide en baja fertilidad de los suelos, además de desastres naturales, como fuertes vientos y tormentas que destruyen los cultivos.

Los apoyos gubernamentales en el proceso de producción o en caso de siniestros, es insuficiente. La suma de los factores que afectan la producción de milpa hace cada vez difícil las condiciones de vida de las y los integrantes de los GD de la localidad. El único apoyo que reciben para la producción en este sistema es el Programa de Apoyo Directo al Campo (PROCAMPO), que les otorga mil pesos por hectárea, que, de acuerdo a la información obtenida en los talleres del diagnóstico, generalmente llega a destiempo, más aún que realizan dos ciclos de cultivo de milpa al año.

...se empieza a sembrar maíz desde mediados de abril y mayo, se termina entre 5 o 10 de junio. En estos meses, mayo y junio se siembra la milpa grande el "ño cholel", yo ya estoy preparando mi terreno y vuelvo a sembrar en el mes de noviembre, eso ya es el torna milpa "sijomil" (Jesús, 52años).

Lo que produce cada GD en cada ciclo de producción no es suficiente para su autoconsumo, regularmente, recurren a la compra de maíz para su alimentación, el rendimiento de maíz por hectárea según las y los entrevistados es de 280 kilos. Los meses de escasez de maíz son de enero a abril, y de agosto a septiembre, meses difíciles ya que los GD no cuentan con suficientes recursos económicos para adquirirlo, lo que incide de forma negativa en el bienestar de la población local.

Cada año cultivo milpa, lo que cosecho no alcanza, a veces llueve mucho, el viento tira la milpa, entran los animales como el tejón, o se enferma, por eso ya no cosechamos mucho. Aquí consumimos mucho maíz, para la tortilla, para el pozol, para los pollos, no rinde... (Catalina, 70 años, 2013).

En la producción de café, los GD de la localidad no reciben apoyos, ni capacitación para mejorar el rendimiento del aromático, las y los productores entrevistados indican que el rendimiento de la producción se ve afectada por plagas, y en cuanto al precio, éste varía y en ocasiones es mínimo, por ejemplo en el último ciclo (2013), a las y los informantes se les pagó a 20 pesos el kilo.

Antes producía mucho café, ahora ya no, cada producción a lo mucho cosecho como 200 kilos, ya no alcanza para nada, se están muriendo todas las matas, se les están cayendo las hojas por las plagas (roya), los granos también están enfermos, tienen animalitos adentro (broca), por todo eso, ya no estamos produciendo mucho café. Hasta ahora no hemos hecho nada para combatir las plagas, se necesita dinero... (Arturo, 36 años, 2013).

Las herramientas empleadas en el deshierbe del cafetal son el machete y la lima, no emplean herbicidas, ni fertilizantes en el proceso de producción. En la recolección ocupan una canasta al momento del corte de los granos; en el despulpe ocupan una maquina manual; para el secado del grano, lo extienden en el piso durante cuatro o cinco días, y, por último, proceden a la venta.

La condición y posición de las mujeres ch'oles de Chulúm Juárez, Tila, en el trabajo productivo es de subordinación, acuden y participan en la mayor parte del trabajo que implica la producción agrícola, al que se suma el trabajo doméstico comunitario, lo que las lleva a realizar largas jornadas diarias de trabajo.

Todos los días trabajo, casi no descanso, en la mañana preparo el desayuno, me voy a la milpa, de regreso preparo la comida, luego hay reuniones, limpiar calles, todo el día trabajo en la noche termino cansada, es difícil, pero tengo que trabajar para comer, sino ¿quién me va dar? (Alicia, 40 años).

Las actividades productivas que desarrollan las mujeres en la milpa y en la producción de café, les implica mayor esfuerzo físico, además deben recorrer grandes distancias para acudir a los predios, asumiendo riesgos, ya que además del cansancio, pueden producirse accidentes.

Trabajar en la milpa no es fácil es muy cansado y riesgoso, una vez me caí, golpeé mis pies y mis manos, ya no podía caminar bien, lo bueno que esa vez, estaba con mi hija, ella me levantó, si no, ahí me hubiera quedado... (Marcela, 60 años).

A pesar de los esfuerzos en la agricultura, los efectos de la baja productividad se hacen presentes en escasez de alimentos con los que cuentan los GD para satisfacer sus necesidades alimentarias. De acuerdo con las personas entrevistadas las actividades que realizan en la producción del café, además de la limpieza de los terrenos y otras labores, en la cosecha son las siguientes:

Cuando llega el momento del corte de café todos participamos. En esas fechas me levanto temprano para hacer los trabajos de mi casa, de ahí voy al cafetal, en la tarde ayudo mi esposo a despulpar y mis hijos también ayudan. En el siguiente día temprano lavo mi café, lo seco, en la tarde lo recojo con mis hijos e hijas, mi esposo ya no se ocupa mucho de este trabajo (Eugenia, 39 años).

Los testimonios de las mujeres entrevistadas revelaron que consideran ser las más afectadas por la insuficiencia alimentaria, porque tienen la responsabilidad de realizar el trabajo doméstico que implica la preparación y provisión de alimentos, rol que les es asignado por cuestiones culturales y de género. Se observó durante la realización de una de las entrevistas, cómo una mujer recibió el reclamo de su hijo de ocho años de tener hambre por no haber comido, dijo que durante el día solo había tomado pozol, bebida elaborada con maíz fermentado, típica de la región, y al anochecer, el niño ya no quería seguir tomando pozol, quería otro tipo de alimentos, la mamá le contestó, "...no he preparado comida porque no tengo nada, toma tu pozol y vete a dormir...". Se observó la angustia con la que la entrevistada vivió esta situación. Los problemas sociales y económicos afectan a las mujeres, a los niños y niñas y se recrudecen por la tendencia al consumo de bebidas etílicas. En el caso anterior, el esposo se encontraba ingiriendo bebidas alcohólicas, situación que de acuerdo con la entrevistada, ocurre con frecuencia.

Respecto al acceso y a la titularidad de la tierra se observa que hay desigualdad de género entre hombres y mujeres, regularmente, las mujeres son excluidas en el sistema de herencia en la localidad, al igual que en otras regiones de país, como señala Culebro (2006), el acceso y control de la tierra. Inclusive el derecho a trabajar pequeñas parcelas y huertos de traspatio debe, a menudo, ser otorgado por el marido. Las mujeres resultan principalmente perjudicadas, por las prácticas consuetudinarias y las leyes que limitan su derecho a los recursos, por lo cual persisten disparidades sistemáticas entre hombres y mujeres en cuanto los derechos sobre la tierra y su control.

En Chulúm Juárez las mujeres quedan excluidas del acceso a la tierra; en la lista proporcionada por las autoridades ejidales de la localidad, aparecen 312 ejidatarios y avecindados, sólo aparecen cuatro mujeres, según las autoridades ejidales, las mujeres que accedieron a la tenencia de tierras son viudas, cuando fallecieron sus esposos quedaron como sucesoras. En cuanto a la propiedad privada, existe el predio llamado: "propiedad violín", donde son 123 propietarios y en la lista aparecen sólo tres mujeres como dueñas de terrenos. En la comunidad, a todos los hijos varones les tocan ciertos bienes, donde el hijo último se queda en el solar a vivir con los papás, mientras las mujeres se van con los esposos sin el goce de ningún bien por parte de los papás. Las mujeres de la localidad son excluidas y discriminadas del disfrute y titularidad de la tierra, en esta realidad influyen de manera importante la cultura y las construcciones de género fundadas y permitidas en los GD, puesto que los hombres son vistos como los proveedores que deben contar con tierras para cumplir con esa función.

Aquí en la comunidad solo le damos tierra a los hijos, a las hijas no, cuando se casan se van con el esposo, el marido debe tener terreno para mantener a su mujer. Así es la costumbre de nosotros, si llegara a darle tierra a mis hijas, sus hermanos se van enojar, porque la hijas no hay que darle terrenos sólo a los hijos (Jesús, 62 años).

Lo que concierne a la toma de decisiones en el trabajo productivo, en la producción de milpa los hombres deciden donde y como producir, la producción se destina principalmente para el autoconsumo. En la producción de café, actividad que genera ingresos económicos para los GD de la comunidad, en información obtenida en los talleres del diagnóstico se encontró que las mujeres participan en la limpieza de los cafetales, en el secado y preparación del aromático para su venta y los hombres son los que deciden sobre la venta del café, el dinero que obtienen se destina a la compra de alimentos y otros fines que ellos disponen.

...no tenemos mucho café, poquito, como a 40 minutos de aquí, ayudo a mi esposo, yo me encargo de secarlo, lo dejo en el sol, mi esposo no me ayuda porque sale a trabajar a veces. Cuando no estoy, mis hijos me ayudan. Yo lo vendo a veces o mi esposo, a él se le queda un poco el dinero y a mí también, compro mi arroz, mi sal, jabón, ropa... Mi esposo dice cuándo lo vendemos, si lo lleva él, se lo queda para su trago (alcohol), cuando sucede eso ya no me toca nada a mí del dinero, qué le vamos hacer... (Pascuala, 40 años, 2013).

Estas prácticas ponen de manifiesto el sistema de valores que excluye a las mujeres, y se asocian a determinadas tradiciones culturales que ubican a las mujeres en el ámbito doméstico, dependientes de la proveeduría que supuestamente proporcionaría el esposo o compañero.

Condición y Posición de las mujeres ch'oles de Chulúm Juárez en el trabajo reproductivo, productivo y comunitario

Condicionamientos de orden cultural y estructural ubican a las mujeres en situación de mayor vulnerabilidad asociadas a la vivencia de la pobreza y las construcciones y los condicionamientos de género. La pobreza, la marginación y la exclusión de la población se manifiesta entre otros aspectos en las condiciones de las viviendas de los GD (Fernández et al., 2006). Los datos obtenidos en la Clínica de Salud de la localidad indican que de las 462 viviendas registradas 372 tienen techos de lámina o asbesto, 411 tienen piso de tierra, 230 tienen una habitación y todas las casas cuentan con cocina con fogón de leña, la mayoría al piso, se han promovido fogones ecológicos que están establecidos en 100 viviendas. Estas carencias se observaron en las viviendas de las y los entrevistados que tienen escaso acceso a servicios esenciales para la realización del trabajo doméstico y para favorecer el bienestar de los y las integrantes de los GD, además de insuficiencia en el servicio de agua potable domiciliario y electricidad, y con ello la ausencia de aparatos eléctricos que pueden facilitar el trabajo, como licuadoras, lavadoras, ente otros. El principal combustible empleado en la preparación de alimentos es leña, lo que implica estar en contacto con humo durante la preparación de los mismos, además del acarreo de la misma, entre otras labores.

La carencia de servicios para garantizar el mantenimiento y cuidado de las y los integrantes del grupo doméstico, influye directamente en el bienestar de las mujeres, ya que a ellas con su trabajo suplen en la medida que pueden, tales carencias, debido a las asignaciones genéricas que las erige en las principales responsables del trabajo doméstico y del cuidado de las y los integrantes del GD.

Todos los días muelo mi nixtamal, para pozol y tortilla, ocupo mi molino que está ahí en la mesa [mecánico]. No tengo lavadora, siempre lavo la ropa a mano, para cocinar siempre ocupo leña, porque cilindro (de gas) y estufa no tengo, tampoco tengo refrigerador. Todas las noches recaliento mi comida para que no se eche a perder... (Ana, 65 años, 2013).

La preparación de tortillas y pozol principal alimento de los y las integrantes de los grupos domésticos, forma parte de la rutina diaria de las mujeres, quienes le destinan de dos a tres horas al día en su preparación, el molido lo realizan manualmente (molino mecánico), además de la preparación de otros alimentos. Respecto al combustible utilizado, de acuerdo con la información obtenida en los talleres y entrevistas, son muy pocos los GD que utilizan gas como combustible, la mayoría usa la leña que recolecta e indicaron que el humo que emana les lastima los ojos y les afecta también el sistema respiratorio.

...siempre he cocinado con leña, me gustaría cocinar con gas, pero no tengo dinero para comprarlo, sufro cuando cocino, cuando no tengo buena leña, no se coce rápido la comida y se produce mucho humo, a veces se acaba la leña, es ahí donde sufro más, tengo que acarrear, no dura, se acaba porque todos los días la ocupamos en la cocina... (Pascuala, 40 años, 2013).

El mantenimiento del hogar, el aseo personal y lavado de ropa de las y los integrantes del GD forman parte del trabajo doméstico, bajo la responsabilidad exclusiva de las mujeres, lo realizan manualmente dos o tres veces a la semana, además del cuidado de hijos menores y aún de adultos mayores.

... a los hijos cuando están pequeños la mamá se encarga de cuidarlos, así como me pasó a mí. A mis hijos los bañaba, les lavaba la ropa, les daba de comer, un niño no puede hacer nada todavía. Cuando preparaba la comida, cuando barría, cuando lavaba la ropa, lo traía en mi espalda, cuando iba a la milpa también lo llevaba en la espalda. Aquí no tenemos a alguien que cuide a los hijos, todo lo hace la mamá, sólo a veces ayuda el papá o los hermanos. (María, 53 años, 2013).

Durante el taller realizado con hombres, con el uso de la técnica reloj de rutina diaria, los asistentes señalaron que el día anterior se levantaron y tomaron el desayuno a las cuatro y media de la mañana, enseguida se trasladaron a su milpa (cuya distancia puede variar), a las seis empezaron a trabajar en la preparación de terreno para el cultivo del maíz y frijol, a la diez tomaron su pozol, a las 11 continuaron su labor hasta las dos de la tarde, luego regresaron a su casa, a las tres de la tarde comieron y se bañaron, descansaron una hora, salieron de paseo por el centro de la comunidad de las cinco a las siete, a las ocho regresaron a su casa y cenaron; a las nueve se fueron a dormir. Entre los participantes hubo diferencias en actividades realizadas por la tarde, algunos asistieron a reuniones, y otro acudió a una curación sobre espanto.

En el taller participativo con mujeres, se empleó la misma técnica de reloj de rutina diaria, las asistentes, señalaron que su día empieza al levantarse de tres a cuatro de la mañana con la preparación del desayuno y lavado de trastes, posteriormente dedican tres horas a barrer y arreglar la casa, alimentar aves del traspatio (pollos, patos, guajolotes) a las ocho de la mañana acudieron a la milpa para llevar pozol al esposo, limpiar terreno, acarrear y partir leña, colectar plantas medicinales o alimenticias, algunas verduras; regresaron a su casa a las doce a desgranar maíz, preparar nixtamal, moler maíz y preparar tortillas, preparar pozol y comida, comer y alimentar a los niños y servir al esposo, a las cuatro lavar ropa y bañarse, a las cinco asistir a reuniones, a las seis, regresar a su casa, guardar las aves en su corral, lavar nixtamal, moler maiz, cocer tortillas, calentar alimentos, dar de cenar al esposo e hijos, lavar trastes e ir a dormir, a las nueve o diez de la noche.

El aporte de los hombres adultos y niños en los trabajos domésticos es mínimo, según la información obtenida en entrevistas y en talles participativos, las mujeres adultas son las encargadas de realizar este tipo de trabajo, con la ayuda de las niñas, a quienes desde temprana edad les son asignadas estas labores, a los niños no se les incluye en tal desempeño. La jornada laboral de las mujeres inicia desde horas tempranas, para luego distribuir su tiempo en trabajo reproductivo, productivo y comunitario, poco reconocido y visibilizado como parte importante de las estrategias de reproducción de los GD. Los hombres incluyen en su rutina diaria el descanso y ocio, para las mujeres sólo está contemplado el descanso nocturno. Lo anterior, muestra las asignaciones diferenciadas entre hombres y mujeres y su reproducción ideológica y cultural, y con ello de las inequidades de género en la distribución y reconocimiento del trabajo productivo y reproductivo.

Mi vida ha sido difícil, cuando mis hijos estaban pequeños no descansaba, tenía que cuidarlos, ya no me daba tiempo ni de comer, no sólo me dedicaba a cuidar a mis hijos, también lavaba ropa, preparaba tortilla, pozol, me levantaba temprano para hacerlo. A veces iba a traer leña, a limpiar la milpa. En esos tiempos bajé de peso, estaba bien delgada, ahora siento que ya no tengo fuerza, ya no soy la misma persona como antes... (Guadalupe, 39 años).

Las asignaciones genéricas diferenciales de responsabilidades, atributos y deber ser de hombres y mujeres se basan en atributos biológicos y construcciones culturales asociadas a cada sexo; generalmente al varón se le se asocia con la producción, vinculada con la asignación de proveedor y, a las mujeres con la reproducción asociada con la capacidad de ser madres (Acevedo, 2002), por lo que su trabajo es naturalizado, de ahí surge el mandato de dar prioridad al cuidado de los otros, sin que esto tenga impacto en la valoración social y económica de este tipo de trabajo (Abac, 2004: 11). En la comunidad de estudio es patente la división genérica del trabajo; el trabajo reproductivo recae en las mujeres con escasa o nula participación de los varones.

La posición de subordinación de las mujeres es soportada por las construcciones culturales y genéricas y se manifiestan por ejemplo, en su falta de participación en la toma de decisiones en el GD y en la comunidad. Asimismo se observa que difícilmente ejercen sus derechos reproductivos ya que las decisiones que se toman para definir el número de hijos en un GD, según las mujeres entrevistadas, son de los hombres quienes imponen y deciden sobre el número de hijos que desean tener, sin tomar en cuenta la opinión de la esposa.

Tengo ocho hijos que están vivos, fallecieron dos, los últimos que tuve, ya no los quería tener porque sufría mucho cuando nacían. Tomé algunas yerbas para ya no tener hijos, pero no resultó. Luego quería ir a operarme, mi esposo no estaba de acuerdo, decía que no, si llegara irme, ya no me iba dejar entrar en la casa, me iba correr, eso me decía. Por eso no me animé a ir a la operación, pero yo ya no quería tener más hijos, y no me quedó otra opción más que obedecer a mi esposo... (María, 53 años, 2013).

... hace seis años me operé, decidí hacerlo. ¿Para qué tener más hijos?, si no tengo con qué mantener, vi como sufrían mis hijos, no los atendía bien, no me daba tiempo, tuve seis hijos. Cuando me operé, mi esposo no estaba de acuerdo. Se fue a trabajar fuera de la comunidad, y me operé, cuando regresó, me regañó mucho. Por varios meses recibía puros regaños de él por lo que hice... (Guadalupe 39 años, 2013).

Según los testimonios de las entrevistadas, muchas mujeres de la comunidad padecen la misma situación, cuando ellas quieren buscar algunos métodos para regular el número de hijos, generalmente, los esposos no están de acuerdo. Fue señalado por las informantes que ha habido incremento de mujeres que han recurrido a ser operadas para limitar su capacidad reproductiva, asumiendo las consecuencias negativas de su decisión, como violencia emocional y psicológica, tanto de sus esposos como de la comunidad, ya que prevalece la visión de que

...son gente mala las que se operan, no está bien dejar de tener hijos, Dios no está de acuerdo,...se paga algún día, en la iglesia nos dicen que es pecado, si lo llegamos a hacer estaríamos matando, así dicen los catequistas... (Nicolás, 82 años).

Otras mujeres recurren a los conocimientos tradicionales para prevenir el embarazo.

Terminé de tener hijos, tomé unas hierbas, ya no quería tener más porque sufría mucho, empezaba el sufrimiento desde el embarazo, cuando nacían y cuando iban creciendo, después venía otro, así me la pasaba, ya no es bueno, tuve nueve hijos, por eso decidí ya no tener porque me enfermaba mucho, empecé a tomar hierbas, tener hijos no es fácil sufre uno mucho, los hombres no saben cómo es el sufrimiento de estar embarazada, ellos se van a pasear sin dolor por que no les duele nada, sólo quieren más hijos, la vida de la mujeres es difícil... (Ana, 65 años).

La violencia doméstica en los GD de la localidad está presente, las entrevistadas mencionaron la existencia de violencia física hacia las mujeres

...mi vecino golpea su esposa cuando esta borracho, seguido toma, la esposa ya no come bien, no puede estar en su casa a gusto, sus hijos también sufren, salen con la mamá corriendo de la casa cuando llega el señor, me doy cuenta de lo que sucede, así como él, hay varios hombres que golpean a sus esposas... (Guadalupe, 39 años, 2013).

Pocas son las mujeres que denuncian o se separan para iniciar una vida independiente, las mayoría de las mujeres golpeadas permanecen viviendo con sus esposos, soportan el maltrato, son mal vistas si se separan de sus esposos y dependen económicamente de ellos. Hacer las denuncias, según las informantes, les implica gastos, además no obtienen resultados, el acusado no se presenta o las autoridades no le den seguimiento a los casos.

...cuando mi hija recibía golpes de su esposo hice la demanda, fui hasta Tila, (cabecera municipal), el señor nunca se presentó, ya no pude hacer nada, se quedó así. La familia de él lo defendió, la mamá le decía que no fuera a los citatorios porque lo iban a meter en la cárcel..." (Catalina, 70 años, 2013).

He atendido mujeres que llegan golpeadas, no te dicen que fueron maltratadas por sus esposos, se quedan calladas, no dicen nada. ...los golpes se notan, me he dado cuenta, ha habido mucho casos. No hay un código, no hay justicia, no hay nada legal, todos hacen lo que quieren, más que nada los hombres, las que sufren son las mujeres y las niñas, se callan, las víctimas no quieren denunciar... (Médica de la Clínica de Salud, 2013).

Pareciera que existe un sistema de complicidades que favorece que el maltrato esté presente en la vida de las mujeres de la localidad. El sistema de género y la construcción social de la masculinidad, en donde los hombres se atribuyen el derecho a "corregir" o maltratar a las mujeres contribuye a la ocurrencia de este trato, se considera natural que los hombres sometan a las mujeres a su control y dominio, otro factor facilitador es el consumo de alcohol entre los varones, según las entrevistadas. A la violencia física y psicológica que sufren las mujeres en la localidad, se suma la violencia económica, los esposos no destinan sus ingresos plenamente a la satisfacción de las necesidades de su familia y reprochan que el dinero no alcance, esto puede dar origen a desacuerdos, a la violencia física y a limitaciones de las esposas sobre el uso del dinero o recursos que los hombres destinan para consumo de alcohol u otras actividades.

La discriminación y la violencia de género que sufren las mujeres son consecuencia de las construcciones genéricas y culturales, que colocan a las mujeres en una posición social de desventaja y subordinación en las relaciones sociales en las que se encuentran insertas. En la construcción de las asignaciones sociales según el género, lo que predomina son los símbolos que buscan establecer un orden social, instaurando el patriarcado, que busca perpetuar la dominación masculina (Hernández, 2006).

El trabajo comunitario, forma parte de las estrategias de reproducción social y cultural de los GD e implica la realización de actividades donde se requiere la intervención de sus integrantes, "...es aquel tipo de participación de las y los ciudadanos en la atención de los problemas comunales, ejecución de los planes o proyectos de desarrollo, eventos sociales, entre otros, es un trabajo permanente en favor de la comunidad" (Chávez et al., 2009: 13). En la localidad de Chulúm Juárez las principales actividades que forman parte del trabajo comunitario son: las fiestas ceremoniales, reuniones, faenas comunitarias, cooperaciones, las cuales incluyen limpieza de calles, carreteras, escuelas, ríos, entre otros; estos trabajos se asocian al programa "Oportunidades", hoy "Prospera", las madres de familia beneficiarias, deben desempeñarlo como condición para continuar en el programa. Los hombres acuden ocasionalmente al deshierbe y limpia de los patios de escuelas e iglesias, y en el mejor de los casos, participan con faenas en la construcción de algunas obras para el mejoramiento de la infraestructura comunitaria.

La participación en la ritualidad local, es también importante. Durante las fiestas tradicionales de la comunidad, en su organización y ejecución, participan hombres y mujeres, cada fiesta ceremonial implica cooperación monetaria y de trabajo en la preparación de alimentos de quienes siguen la tradición católica, entre otros.

Cada año se organizan varias fiestas, se inicia con la fiesta del 15 de enero, el día del señor de Tila, después, en el mes de marzo se celebra el día de San José, de ahí llega la semana Santa, el tres de mayo se celebra el día de la Santa Cruz, de ahí se espera que llegue el mes de noviembre para celebrar el día de los muertos, el 12 de diciembre se celebra el día de la virgen de Guadalupe y por último, se festeja la Navidad y el Año Nuevo (Inés, 53 años).

Sólo los hombres de mayor edad pueden asumir cargos tradicionales como mayordomos, las mujeres, las y los jóvenes no acceden a estos cargos. En el caso de los hombres jóvenes, pueden acceder después de haber cumplido cargos menores que les generen prestigio, para, en el futuro, poder acceder a ser mayordomos. Para las mujeres está descartada la posibilidad de ser mayordomas, la costumbre no lo permite, el cargo siempre ha sido para los hombres y forma parte de los usos y costumbres de la localidad.

Para mayordomo, siempre han sido hombres, las mujeres no puede ocupar dicho cargo, las fiestas se realizan de día y de noche, uno tiene que estar pendiente sin importar la hora, y como hombre no hay problema, pero las mujeres no pueden andar de noche, tampoco pueden tomar, por eso, no nombramos a las mujeres (Nicolás, 80 años, 2013).

Las normatividades relacionadas con el orden de género limitan a las mujeres de Chulúm Juárez a acceder a cargos de alta jerarquía dentro de las organizaciones religiosas. No obstante durante las fiestas, participan en la preparación de alimentos, limpieza de iglesias, elaborar coronas de flores para adorno de la misma y atienden a los invitados. Se reproduce la división entre lo público y lo privado, las mujeres realizan actividades domésticas, mientras los hombres son los que reciben prestigio y reconocimiento a nivel comunitario por el desempeño de sus cargos ceremoniales y en la ritualidad religiosa.

El desempeño de cargos de representación civil a nivel comunitario como agente rural, comisariado ejidal, representante de barrios, son ocupados también por los hombres. Ninguna mujer ch'ol de Chulúm Juárez ha ocupado algún cargo, tampoco son consideradas en los comités de salud o de educación. En la exclusión de las mujeres en espacios donde se toman decisiones comunitarias, influyen varios factores, los usos y costumbres, su posición de género y su condición, como la falta de acceso a la escolaridad de las mujeres adultas. La justificación de la exclusión de las mujeres es que desempeñarlos implica mucha responsabilidad, salir de viaje, saber hablar español, requisitos que sólo reúnen los hombres. Becerra (2007) menciona que la participación de las mujeres, su eficacia y liderazgo en el trabajo comunitario, no se traducen en oportunidades que faciliten su reconocimiento e incorporación equitativa en elecciones locales y su participación en la estructura política, económica y social de las comunidades.

En la costumbre de nosotros, sólo los hombres pueden ser autoridades, las mujeres no pueden viajar, no pueden ir lejos, ni viajar solas, una autoridad tiene que salir del pueblo a buscar apoyos, aparte, tiene que saber leer, escribir, hablar español, porque nos toca resolver problemas, tenemos que hablar. No hay necesidad de nombrar a las mujeres como autoridades, para eso están los hombres, ellos deben hacer sus cargos y las mujeres se quedan en la casa... (Juan, 62 años, 2013).

La ideología local continúa asociando a las mujeres al trabajo reproductivo, en el hogar, y los hombres en el ámbito público y productivo (Guillé et al., 2009), así, los hombres continúan ocupando posiciones de autoridad que implican toma de decisión, ejercicio de poder y prestigio.

Para las mujeres ser autoridad no es fácil, tenemos que cuidar a los hijos, prepárales sus alimentos, lavarles su ropa, ¿cuándo nos va dar tiempo de organizar reuniones o resolver problemas?, eso les toca los hombres, así ha sido siempre aquí en la comunidad... (Pascuala, 40 años, 2013).

En las asambleas locales, se observó que son los varones los que participan y toman decisiones, las mujeres sólo asisten a escuchar lo que se trata en las asambleas.

Una vez estaba participando una señora en una reunión, un señor empezó a decir que la señora no estaba hablando bien, que por qué participa. Por eso no participan las mujeres, nos da miedo que nos critiquen los hombres, algunos sí quieren escuchar y otros no, mejor ya no participamos... (Guadalupe, 39 años, 2013).

En las reuniones las mujeres casi no participamos, lo que pasa es que no encontramos qué decir, se nos van las palabras, en cambio los hombres, ellos si hablan, participan, tiene más conocimientos, a nosotras se nos escapan las ideas (risa) (Pascuala, 40 años, 2013).

En la localidad no es bien visto que una mujer participe en las asambleas, y ellas no se consideran aptas para hacerlo, Guillé et al. (2009) indica que los hombres ostentan el poder, cargos de autoridad, desarrollan capacidades de interlocución y mayores conocimientos y habilidades útiles en el ámbito público; para ellos es algo normal y reconocido socialmente, en cambio las mujeres son sancionadas si se atreven a romper estereotipos. Las mujeres tienen entonces que continuar en el trabajo cotidiano, el cuidado y preservación de la vida, y la reproducción de la dinámica familiar. En esta concepción, las mujeres deben obedecer, seguir y respetar las decisiones de sus parejas; su universo es el doméstico y, por consiguiente el cuidado de la familia, donde su trabajo reproductivo es naturalizado, sus saberes, trabajo productivo y comunitario invisible y no valorado.

Los roles y funciones de hombres y mujeres en la comunidad están asignados de acuerdo con el género. Castro (2009) indica que las mujeres han sido reducidas al ámbito privado ubicándolas en las actividades domésticas y al cuidado de la familia en general, y a experimentar la realidad de no incursionar en la esfera pública, y particularmente en la política, la del poder y la toma de decisiones.

En cuanto a la atención y la salud, la comunidad de Chulúm, Juárez cuenta con un centro de salud del IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social), dicho centro atiende también a comunidades aledañas. Son dos personas las responsables y atienden a un total de 4 710 habitantes, por lo que la atención es deficiente. Hay escasez de medicamentos para enfermedades comunes y no hay atención adecuada de enfermedades en las que se requiere el uso de aparatos clínicos avanzados, lo cual tiene consecuencias negativas en el bienestar de la población local.

Ha habido desabasto de medicamentos, una vez estuvimos cinco meses que no nos abastecieran, no nada más aquí, es a nivel estatal, en todo Chiapas no abastecieron ni en Salubridad (Greisy Juan, médica de la comunidad, 2013).

Cuando me enfermo de tos, gripa, calentura, a veces voy a la clínica a pedir pastillas, cuando no, me tomo algunas yerbas, eso también funciona. Nunca he ido con un doctor para que me hagan un estudio, para que me digan qué tengo, ahora, me duele el cuerpo, las piernas, a veces no puedo caminar y me aguanto, como no tengo dinero, no lo puedo ocupar para mi pasaje, para comprar medicinas, tenemos que aguantar la enfermedad... (María, 53 años, 2013).

Los conocimientos y saberes tradicionales se hacen presentes en la atención primaria de la salud. Durante la fase de campo se pudo observar los procedimientos que siguen las y los curanderos para contrarrestar padecimientos como espanto o susto, empacho y mal de ojo, entre otros. Utilizan múltiples plantas de uso medicinal asociadas a la dualidad frío/calor, para restablecer el equilibrio corporal del enfermo, asimismo emplean huevo, pollo, aguardiente y ajo, para hacer limpias.

Cuando nos curamos sobre espanto (buken, kutial) lo hacemos dos veces, primero es el inicio y el otro es el cierre, en total son dos días de curaciones. Lo que hacen las personas que saben curar, van al lugar donde se espantó la persona, ahí dejan sembrado frijoles, maíz, ajo en un espacio pequeño, llevan aguardiente (lembal) y le regalan a la tierra o los dueños del monte para que suelte el espíritu de la persona enferma (Eugenia, 39 años).

Las mujeres en su vida cotidiana y a través de la enseñanza de sus antecesoras, desarrollan y conservan saberes para la atención de enfermedades de las y los integrantes de su familia, se encontró que identifican mayor número de plantas que los varones y conocen mayor número de aplicaciones terapéuticas.

Conozco varias plantas, plantas que sirven para el dolor de corazón, de estómago, para el dolor de estómago se ocupan yerbas amargas, para la diarrea, se usan cascaras del árbol del nanche, cuando lo tomamos se calma el dolor. También sé preparar y juntar yerbas que sirven para el dolor del cuerpo, para las limpias, se ocupan hojas de naranja, huevos, que sirven para tallar todas las partes el cuerpo, y eso ayuda a disminuir el dolor y la enfermedad que ataca el cuerpo... (Catalina, 75 años).

Existen carencias en los servicios educativos, escuelas deficientes en infraestructura y falta de materiales didácticos. En años recientes el acceso a la educación de hombres y mujeres de 6 a 18 años, numéricamente ha sido igualitaria, aunque se presentan problemas como embarazo adolescente, desnutrición entre el alumnado, trabajo doméstico de las niñas y adolescentes (Pedro, Director de Preparatoria, Chulúm Juárez, 2013). Las mujeres enfrentan mayores problemas cuando quieren estudiar alguna carrera por restricciones asociadas al sistema de género que limita la movilidad de las mujeres, y los hombres por falta de recursos económicos, con ello, muy pocos jóvenes de la localidad han logrado terminar una carrera profesional. Entre las personas mayores de edad en la comunidad, se encontró que hay más hombres que saben leer y escribir, mientras las mujeres no estudiaron, en sus testimonios indicaron que no fueron a la escuela porque sus padres no les dieron esa oportunidad.

Mi papá no me dejó ir a la escuela, decía que no tenía caso que fuera, que era mejor que aprendiera hacer tortillas y prepararme para casarme. A mis hermanos no le decía lo mismo, ellos si fueron a la escuela, ahora saben leer y escribir. Creo que sí es bueno saber leer, así podemos ir donde sea, sino, no servimos, creo yo. Ni español se hablar, cuando salgo de aquí no puedo comunicarme con nadie... (Carmela, 60 años, 2013).

Entre las y los entrevistados, todavía persiste la idea que los hombres deben estudiar más que las mujeres, señalaron que una mujer no puede salir de la comunidad para estudiar, en cambio los hombres pueden ir donde sea, sin que les pase algo, no necesitan compañía. El escaso acceso a la educación afecta a los ch'oles de Chulúm, Juárez, pero más aún a las mujeres. Les afecta de manera negativa esta falta de acceso, al no saber leer y escribir, difícilmente pueden acceder a nuevas opciones para tener una vida mejor. Así el ejercicio de derechos se ve limitado en la comunidad de estudio, principalmente para las mujeres.

Consideraciones finales

La posición social de las mujeres de Chulúm Juárez es de subordinación a pesar de su participación en el trabajo asociado a las estrategias productivas, reproductivas y comunitarias que realizan los GD de la comunidad para su reproducción. Esta participación es diferencial e inequitativa y está regida por las construcciones sociales de género que forman parte de la cultura presente en la localidad. Se observó que existe división genérica en las asignaciones normativizadas del trabajo y falta de reconocimiento del aporte de las mujeres en las estrategias de reproducción, particularmente productivas, reproductivas y comunitarias. Las mujeres participan en estas estrategias de forma diferencial y es insuficiente la valoración social de su trabajo. El uso, manejo y acceso a los recursos es inequitativo y favorece a los hombres, las mujeres quedan excluidas en disfrute y titularidad de la tierra.

El trabajo reproductivo que realizan las mujeres con la ayuda de las hijas, con poca o ninguna participación de los varones, se suma al que desarrollan en las estrategias productivas y en el trabajo comunitario. Su posición de subordinación se manifiesta en la falta de acceso a la toma de decisiones en cuanto a su reproducción biológica, puesto que no ejercen derechos reproductivos, existen normatividades implícitas e imposiciones por parte de los hombres de que continúen teniendo hijos, a través de la coerción, intimidación y aún violencia física. A lo anterior se suma a su condición de desventaja en la vivencia de la pobreza, lo cual se observó en su falta de acceso a los servicios de salud, de acceso a recursos, a educación, y en sus prolongadas e intensas jornadas de trabajo, asociadas a las construcciones sociales y a normatividades asociadas al sistema de género vigente en la comunidad, lo cual concuerda con la hipótesis planteada.

Los pobladores de la comunidad de Chulúm, Juárez, viven en condiciones de pobreza que afecta a las y los integrantes delos GD, pero la viven de forma diferenciada las mujeres de la comunidad, ésta se suma a su posición subordinada y a la exclusión de la que son objeto, por tanto se encuentran limitadas en el ejercicio de sus derechos. El mayor acceso a la educación de las niñas y mujeres jóvenes, puede influir en cambios a mediano plazo. La influencia del movimiento zapatista en la zona se interrumpió, algunas familias de la localidad participaron al inicio y posteriormente decidieron no continuar, con ello se observan menos oportunidades para la transformación social de las relaciones de género hacia la igualdad, así como de la superación de la pobreza en la localidad.

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1En una investigación cualitativa el método etnográfico resulta de gran utilidad cuando se trata de estudiar un grupo social atendiendo a factores étnicos, raciales, de género, de edad, entre otros (Martínez, 2006).

2El sistema RTQ, incluye la selección del sitio, el aclareo del bosque mediante el corte de arbustos y bejucos, el derribo de árboles y quema de residuos secos; posteriormente se cultiva la milpa durante uno o dos ciclos, para luego dejar "descansar" la tierra y permitir el crecimiento de acahual (Ochoa et al., 2007).

Recibido: 21 de Noviembre de 2014; Aprobado: 30 de Abril de 2016

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Licenciado en Sociología Rural de la Universidad Autónoma Indígena de México. Maestro en Ciencias por el Colegio de Postgraduados Campus Puebla, en el programa Estrategias para el Desarrollo Agrícola Regional.

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Doctora en Ciencias con por el Colegio de Postgraduados (CP). Profesora Investigadora Titular del CP, Campus Puebla, México. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel II. Publicaciones recientes: Rojas-Serrano, Coral, Beatriz Martínez-Corona, Verónica Vázquez-García, Patricia Castañeda-Salgado, Emma Zapata-Martelo, Miguel A. SámanoRentería. "Estrategias de reproducción campesina, género y valoración del bosque en Lachatao, Oaxaca, México", en Rev. Agricultura, Sociedad y Desarrollo, vol. 11, núm. 1, enero-marzo, 2014. Hernández-Flores, J.A., Martínez-Corona y Méndez-Espinoza, J.A. (2014). "Reconfiguración territorial y estrategias de reproducción social en el periurbano poblano", en Revista Cuadernos de Desarrollo Rural, vol. 11, núm. 74, Bogotá, Colombia. Martínez-Corona, B. y Hernández-Flores, J.A (2011) El reto de la interculturalidad y la equidad de género ante la migración jornalera rarámuri, INDESOL / Colegio de Postgraduados, Campus Puebla.

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Doctor en Ciencias con especialidad en Estrategias para el Desarrollo Agrícola Regional por el Colegio de Postgraduados. Actualmente adscrito como catedrático Conacyt al Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales de El Colegio de México. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Publicaciones recientes: Hernández-Flores, J.A. (2014) "Prácticas migratorias y reproducción social en grupos domésticos periurbanos", en Revista Migraciones Internacionales, vol. 8; MartínezCorona, B. y Hernández-Flores, J.A (2011) El reto de la interculturalidad y la equidad de género ante la migración jornalera rarámuri, INDESOL / Colegio de Postgraduados, Campus Puebla. Hernández-Flores, J.A., Martínez-Corona y Méndez-Espinoza, J.A. (2014) "Reconfiguración territorial y estrategias de reproducción social en el periurbano poblano", en Revista Cuadernos de Desarrollo Rural, vol. 11, núm. 74, Bogotá, Colombia.

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Doctor en Geografía por la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona, España. Profesor Investigador Titular del Colegio de Postgraduados-Campus Puebla, México. Publicaciones recientes: Méndez-Espinoza, J.A. et al. (2013) San Martín Texmelucan: transformaciones territoriales y estrategias de reproducción campesina, Colegio de Postgraduados, México; Hernández-Flores, J.A., Martínez-Corona y Méndez-Espinoza, J.A. (2014) "Reconfiguración territorial y estrategias de reproducción social en el periurbano poblano", en Revista Cuadernos de Desarrollo Rural, vol. 11, núm. 74, Bogotá, Colombia; Tomé-Hernández, G., Méndez-Espinoza, J.A., Pérez-Ramírez, N. y Ramírez-Juárez, J. (2014) "Estrategias de reproducción familiar en Santa María Moyotzingo, San Martín, Texmelucan, Puebla", en Revista Agricultura, Sociedad y Desarrollo, vol. 11, núm. 1, México.

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Doctor en Ciencias. Profesor Investigador Asociado, Colegio de Postgraduados, Campus Puebla, México. Publicaciones recientes: González F., E., Sandoval C., E. y Pérez M., A. (2014), "Biosólidos en la producción de maíz: impacto socioeconómico en zonas rurales del municipio de Puebla", en Estudios Sociales, Vol. XXII, número 43; Ortega Martínez, L. D., Martínez Valenzuela, C., Huerta de la Peña, A., Ocampo Mendoza J., Sandoval Castro, E. & Jaramillo Villanueva, J. L. (2014). "Uso y manejo de plaguicidas en invernaderos de la región norte del estado de Puebla, México", en Acta Universitaria, 24(3), 3-12. doi: 10.15174.au.2014.570. Ortega-Martínez, L.D, Ocampo-Mendoza, J., Sandoval-Castro, E., Martínez-Valenzuela, C., Huerta-De La Peña, A., Jaramillo-Villanueva, J.L. (2014) "Caracterización y funcionalidad de invernaderos en Chignahuapan Puebla, México", en Revista Bio Ciencias 2(4): 261-270.

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