SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.21 número83Algoritmo para estimar los Saldos Netos Migratorios en entidades federativas mexicanasPersistencias y cambios en la participación laboral en el Estado de México durante el periodo 2000-2012 índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Papeles de población

versión On-line ISSN 2448-7147versión impresa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.21 no.83 Toluca ene./mar. 2015

 

Determinantes del desempleo en las urbes mexicanas. Continuidades y rupturas
en el periodo de crisis*

 

Determinants of unemployment in Mexican cities. Continuities and ruptures in a crisis period

 

Clara Márquez Scotti

 

El Colegio de México, México.

 

Artículo recibido el 31 de enero de 2013.
Aprobado el 9 de mayo de 2014.

 

Resumen

El desempleo no ha sido un tema prioritario en los estudios de corte demográfico y sociológico en México, en parte porque no ha sido el fenómeno más urgente ni generalizado en la región, dada la extensión de otras formas de ajuste del mercado de trabajo. No obstante, la crisis económica actual ha provocado un aumento de la tasa de desempleo y, consecuentemente, ha llamado la atención de analistas. Este artículo está guiado por tres objetivos principales: analizar los determinantes individuales del desempleo abierto y del desempleo desalentado en las urbes mexicanas en dos contextos económicos distintos, uno de estabilidad (2006) y otro recesivo (2009); indagar si hay afectaciones desiguales de acuerdo con la clase ocupacional en la probabilidad de estar desempleado y cuestionar un viejo postulado acerca del desempleo en México, según el cual éste es un fenómeno que afecta a las clases medias y altas.

Palabras clave: Desempleo abierto; desaliento; desempleo encubierto; clase ocupacional; crisis.

 

Abstract

Unemployment has not been a priority in demographic and sociological studies in Mexico because it was not the most urgent and widespread phenomenon in the region. However, the current economic crisis has caused an increase in the unemployment rate and consequently the attention of analysts and researchers to the unemployment phenomenon. This article is guided by three main objectives. The first one is to analyze the individual determinants of unemployment and discouraged unemployment in Mexican cities, both in a stability period (2006) and in a recessive one (2009). The second one is to investigate if there are unequal affectations according to the occupational class on the probability of being unemployed. Finally I want to question the old assumption that, in Mexico, unemployment is a phenomenon that only affects the middle and upper classes.

Key words: Open unemployment; discouragment; hidden unemployment; occupational class; crisis.

 

Introducción

El desempleo no ha sido un tema prioritario en los estudios de corte demográfico y sociológico en México. Esta ausencia en el debate de los estudios sobre mercados laborales desde las ciencias sociales en América Latina, tiene bases bastantes sólidas, ya que el desempleo no ha sido el fenómeno más urgente ni extendido en la región. En cambio, otras formas de ajuste del mercado de trabajo han captado la atención de los investigadores, como el sector informal, la precarización, las diversas formas de trabajo atípico, la migración e incluso la inactividad.

Para identificar las raíces de este justificado desinterés por el estudio del desempleo en la región es preciso remontarse a los análisis acerca del mercado de trabajo de los años setenta. La preocupación central se refería a la heterogeneidad estructural del mercado laboral y a la escasa absorción de fuerza de trabajo. En este contexto, dos perspectivas estaban siendo superadas: la concepción externalista propia del análisis de la modernización y la no funcionalidad de las actividades marginales propia del análisis dependentista. La informalidad se erige como el nuevo constructo para el análisis del trabajo y pasa a dominar la discusión durante toda la década del ochenta. El diagnóstico de la época mostraba que el problema del empleo en la región era fundamentalmente el subempleo, mientras que el desempleo era un fenómeno de importancia menor, que reflejaba la situación de miembros de hogares con ingresos medios y altos, que podían permitirse el "lujo" de permanecer en paro mientras buscaban un empleo adecuado (PREALC, 1976).

Si bien México ha presentado históricamente bajas tasas de desempleo en comparación con los países de la región (Ros, 2005), los datos más recientes muestran que la dimensión del paro urbano ha ido en aumento en el país.1 Más aún, la evolución de la tasa de desempleo muestra para los años ochenta y noventa su aumento en respuesta a las crisis económicas de ambas décadas y su descenso relativamente rápido. No obstante, en los últimos diez años se observa un nuevo aumento en la tasa de desempleo pero no un marcado descenso (García, 2012). Esto debe alertar acerca de un posible cambio en la dinámica y características del desempleo.

Con base en los microdatos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), se estudiarán los determinantes individuales del desempleo en México, con particular interés en la incidencia de la pertenencia de clase en las probabilidades de estar desempleado. Esto se analizará a partir de los microdatos correspondientes a los segundos trimestres de dos años que ofrecen contextos económicos distintos, uno de estabilidad (2006) y otro recesivo (2009), buscando indagar en los posibles efectos de la última crisis (2008-2009) en estos aspectos.

En el artículo se presentan los conceptos de desempleo abierto y desempleo desalentado y se argumenta a favor del análisis de ambas formas de desocupación. Además, se describe la evolución reciente de la desocupación en México, el alza importante de este fenómeno durante la última crisis y su heterogénea incidencia en las urbes mexicanas. Para culminar, se presentan los resultados de investigaciones que analizaron los determinantes individuales del desempleo. También se introducen los datos por utilizar y la especificación del modelo de regresión multinomial y se realiza un análisis de los datos del modelo estimado. Primero, se presentan y examinan los datos del modelo y luego las probabilidades por éste predichas. Finalmente, se exponen algunas consideraciones finales.

 

Desempleo abierto y desempleo desalentado

En este trabajo el fenómeno objeto de estudio es tanto el desempleo abierto como el desempleo desalentado. Este es un punto polémico y debe por tanto ser expuesto con precisión. El alcance y significado del concepto de desempleo abierto en su acepción oficial, así como su operacionalización, siguen los lineamientos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y ya han sido expuestos con claridad (Negrete, 2001; INEGI, 2005). Se señalan tres elementos principales que definen a la noción actual de desempleo abierto: estar sin empleo, estar disponible para trabajar y en búsqueda activa de un empleo. El concepto que está detrás de esta medición considera dos aspectos: una situación y un comportamiento (Freyssinet, 1993; Negrete, 2001; INEGI, 2005). La situación es la falta de empleo y la disponibilidad, mientras que el comportamiento se refiere a la intención explícita de vincularse al mercado de trabajo mediante la búsqueda de empleo. Cabe precisar entonces que las mediciones sobre el desempleo basadas en los criterios de la OIT están tomando en cuenta no a quienes no tienen trabajo, sino a quienes ofertan su trabajo. Por esto, la tasa de desempleo abierto no debe ser tomada per se, como un indicador del déficit de oportunidades laborales.

Pese a la importancia de contar con definiciones normativas y administrativas que habiliten la comparación de datos a nivel internacional, tal es el rol que cumple la tasa de desempleo abierto, lo anterior no debe impedir que se realice un análisis con otros enfoques. Como ya se advirtió, aquí se plantea un estudio que no se remita exclusivamente al desempleo abierto. Se propone una mirada más amplia del desempleo relajando el criterio del comportamiento, esto es, la búsqueda activa de empleo. Esto lleva a incluir en el análisis a las personas sin empleo y dispuestas a trabajar, sin discriminar si están buscando activamente empleo o no. Es decir, esto implica considerar a la población catalogada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) como disponible y contabilizada dentro de la Población no Económicamente Activa (PNEA). La consideración de este contingente dentro del fenómeno de la desocupación no es novedosa (Jusidman, 1971; Standing, 1981) pero sí está injustificadamente en desuso. Cuando se le incluye dentro del fenómeno de la desocupación, se le considera como desempleo desalentado, porque se refiere a quienes tienen deseos de trabajar pero ya no buscan empleo, ya sea porque las acciones de búsqueda resultaron infructuosas en el pasado o porque valoran que sus oportunidades de encontrar un empleo son limitadas, o desempleo encubierto, porque es un fragmento de la desocupación que frecuentemente no es estudiado.

En síntesis, los principales argumentos para la inclusión de la población desalentada son los siguientes.2 En primer lugar, el desempleo abierto contabiliza a quienes ofertan su trabajo y no a quienes tienen carencia de un empleo; el viraje propuesto implica centrar el análisis en la situación de no trabajo del individuo, sin considerar la presión que la persona genera sobre el mercado de trabajo por los mecanismos formales de búsqueda. A su vez, la noción de búsqueda activa asociada a la medición de desempleo abierto, debe ser cuestionada en un contexto como el latinoamericano, donde el trabajo está muy vinculado a la economía informal, lo que reduce la importancia de la búsqueda activa como criterio de corte rígido entre la ocupación y el desempleo (Standing, 1981). En segundo lugar, cabe precisar que el desaliento es una situación provocada por las pocas oportunidades que ofrece el mercado laboral y por lo tanto no es una desocupación voluntaria como se suele argumentar; son las malas condiciones laborales y/o las pocas oportunidades de trabajo las que llevan a los individuos a desesperanzarse. Pero si se dieran ciertas condiciones, este contingente estaría disponible para insertarse activamente en el mercado de trabajo. Un último argumento es de orden empírico. Varias investigaciones muestran que el vínculo de los desalentados con el mercado de trabajo, dista de ser nulo y por lo tanto su asociación con la inactividad debe ser cuestionada.3

En función de los anteriores argumentos, en las páginas siguientes se emplearán tres expresiones distintas del fenómeno de la desocupación y se hará referencia explícita a ellas:

  1. Desempleo abierto: contingente de población que no trabaja, está disponible para hacerlo y ha buscado activamente empleo. La definición empírica coincide con la definición de desempleo abierto utilizada por INEGI.

  2. Desempleo encubierto o desalentado: contingente de población que no trabaja, está disponible para hacerlo, pero no ha buscado activamente empleo por considerar que no tiene oportunidad de encontrarlo. La definición empírica coincide con la definición de población disponible utilizada por INEGI.

  3. Desempleo general: corresponde a la sumatoria del desempleo abierto y el desempleo encubierto o desalentado.

Como antecedentes de este trabajo, en México algunas investigaciones han incluido en el análisis del desempleo a la población desalentada (Garro y Rodríguez Oreggia, 2002; Pacheco y Parker, 2001; Revenga y Riboud, 1993). La motivación de estas investigaciones era también evitar el sesgo provocado por el uso de un concepto sumamente restrictivo acerca de la desocupación, como es el de desempleo abierto. Por otro lado, se cuenta con una reciente investigación cuya población objeto de estudio es el desempleo desalentado (Márquez y Mora Salas, 2014).

 

El desempleo en México

Evolución y dimensión del desempleo

La tasa de desempleo abierto en México ha sido históricamente baja, ya sea en comparación con los países desarrollados como con los países en desarrollo de la región. Para la década del noventa, Ros (2005) y Frenkel y Ros (2006) ofrecieron una explicación macroeconómica acerca de las variaciones regionales en la evolución del desempleo, siendo el tipo de cambio estructural la clave interpretativa.4 Así como para algunos países sudamericanos el aumento del desempleo se vincula a una desaceleración industrial, a un incremento en las actividades intensivas en recursos naturales y a la liberalización comercial, para México, y para los países centroamericanos y del Caribe, la liberalización comercial supuso el desarrollo de una industria intensiva en mano de obra orientada a la exportación, deteniendo así el aumento del desempleo. De acuerdo con Ros, este desarrollo incluso permitió reducir el desempleo pese a los procesos de apreciación real, como el observado en México, que suelen aumentar el desempleo. Además, en estos últimos países son el trabajo no regulado y la emigración, más que el desempleo, los mecanismos que suelen ajustar los movimientos en la fuerza de trabajo (Ros, 2005).

Las tasas de desempleo abierto acompañan a los ciclos económicos; en periodos recesivos el mercado de trabajo se ve afectado en distintas direcciones y puede observarse un aumento de la tasa de desempleo abierto. Si se observa la evolución de la tasa de desempleo y del desarrollo económico del país, se ve cómo ambos procesos se acompañan (García, 2012). En este sentido, la tasa de desempleo abierto se ha pronunciado en las dos crisis más importantes que ha vivido el país (1995 y 2008). Pero una diferencia ya ha sido anotada al respecto. Mientras que luego de la crisis de 1995 el desempleo comenzó a descender rápidamente, después del periodo recesivo de 2008 y 2009 este guarismo no desciende con celeridad (García, 2012). La anterior constatación debe alertar acerca de la posible transformación del fenómeno del desempleo.5 Ahora bien, si además se agrega la evolución del desempleo desalentado, se observa que la dimensión del fenómeno de la desocupación se amplía considerablemente (Gráfica 1). Por su parte, el desempleo desalentado presenta en términos absolutos una evolución aún mayor para el lapso estudiado.

Samaniego (2009) compara el último periodo recesivo y sus impactos más severos en el empleo, con otras etapas recesivas importantes ocurridas desde la década del ochenta. Los impactos más nocivos del último periodo recesivo sobre el mercado de trabajo y los niveles netos de empleo, se deberían a: i) la inexistencia de una demanda externa sólida que vigorice las exportaciones e impulse el desarrollo de la industria manufacturera de exportación, lo que permitió a México recuperarse rápidamente luego de la crisis de 1995; ii) a diferencia de lo ocurrido en la fase recesiva de 2001-2003, no se cuenta tampoco con un mercado interno fuerte para atenuar las pérdidas de empleo; iii) el agotamiento de la válvula de escape migratoria que comienza a ser obstruida por la pérdida de oportunidades laborales en su principal destino, lo que ha implicado una disminución del flujo migratorio hacia Estados Unidos; iv) además, en un contexto de inflación controlada la caída de la actividad económica tiene un impacto directo sobre el empleo, mientras que la caída en la actividad económica en 1982 se tradujo en un importante recorte en los salarios reales.

Además, es preciso tener presente que México ofrece una importante heterogeneidad entre los mercados laborales de su territorio. En las últimas décadas del siglo XX, la urbanización en el país se ha caracterizado por la conformación de un patrón desconcentrado, con una redistribución de la población hacia centros metropolitanos independientes de la metrópoli central, como expresión de la distribución espacial de zonas con distinta funcionalidad productiva, como la industria, los servicios o el turismo (Ariza y Ramírez, 2005). La conformación de la pluralidad de ejes metropolitanos disímiles entre sí, aporta cierta heterogeneidad en los mercados laborales que hace de la variación territorial un interesante aspecto por considerar.

Varias investigaciones han apuntado las diferencias en el riesgo de estar desocupado de acuerdo con la región o zona urbana. La probabilidad de estar en condición de desempleo abierto es más alta para quienes se encuentran en el Distrito Federal6 y en la zona norte7 del país, mientras que habitar en la zona fronteriza8 se asocia a una probabilidad más baja de estar en condición de desempleo abierto, lo que se relaciona con el dinamismo propio de fines de los años noventa de la maquila en esa zona (Rodríguez Oreggia, 2002). Congruentemente, Garro y Rodríguez (2002) encuentran que tanto para hombres como para mujeres hay una menor probabilidad de encontrarse desocupado, al estar fuera del Distrito Federal y el Estado de México. Lo anterior también había sido señalado por Revenga y Riboud (1993).

Partiendo de la heterogeneidad existente a lo largo del territorio nacional, García y Sánchez (2012) impulsadas por el alza en la tasa del desempleo abierto del país ante la reciente agudización de la crisis, plantean una investigación cuyo centro es el estudio de la evolución de estas tasas a nivel de ciudad (32 ciudades) entre los años 2005 y 2010.9 Los resultados apuntan en primer lugar a un aumento de la tasa de desempleo abierto en el periodo 2005-2010, pero también muestran una importante heterogeneidad en la evolución de las distintas ciudades estudiadas. En relación al efecto de las variables de la estructura ocupacional, identifican grupos de ciudades con trayectorias comunes: aquellas con un sector manufacturero importante y mayor formalización, presentan al inicio (2005) los niveles más altos de desempleo, lo que las conduce a trayectorias con desempleo abierto más elevado que otras ciudades, aunque no presenten los incrementos más rápidos en las tasas (García y Sánchez, 2012).

Asimismo, si se observa la tasa de desempleo general en su acepción aquí propuesta, a lo largo de las 32 ciudades más importantes del país, es posible tener un primer acercamiento a la heterogeneidad de escenarios laborales que ofrecen las ciudades (Cuadro 1); para ambos años el rango de variación asciende a poco más de 12 puntos porcentuales. El Cuadro 1 permite, por un lado, comparar las dimensiones del desempleo general por ciudad y por otro, comparar la dimensión del fenómeno en dos años correspondientes a contextos económicos distintos. Cabe resaltar el importante crecimiento de la tasa de desempleo general para el año 2009 y los cambios de posición de las ciudades en el listado, que indica la afectación diferencial que sobre este indicador tuvo el periodo recesivo.

El Cuadro 1 muestra con claridad el aumento del desempleo general en las observaciones correspondientes al contexto recesivo del año 2009, en comparación con las de una fase de estabilidad económica como fue el año 2006. En relación a la dimensión del desempleo general, muy a grandes rasgos, se podría aventurar que aquellas ciudades con una tasa de desempleo general más baja, son aquellas con un importante sector terciario, como el caso de Acapulco, o son centros turísticos de relevancia, como Cancún. Por el contrario, las ciudades con una mayor tasa de desempleo general son ciudades con mayor mixtura entre los sectores terciarios y secundarios, como el caso de la Ciudad de México o Puebla. Estos datos son coincidentes con la tendencia encontrada por García y Sánchez (2012).

Hay algunas ciudades que presentan interesantes cambios o continuidades en ambos años y que muestran además el impacto diferencial de los ciclos económicos de acuerdo con su funcionalidad productiva. Acapulco, por ejemplo, que ha sido señalada como una ciudad con un mercado de trabajo sumamente precarizado (Zenteno, 2002; Rojas, 2004; García, 2009) vinculado especialmente a la amplitud de su sector terciario, se posiciona como la ciudad con menor tasa de desempleo general en 2006. Para el año 2009, Acapulco presenta la segunda menor tasa de desempleo general, pero esta ciudad llega a la segunda posición prácticamente duplicando la tasa. Tijuana también se presenta como un caso sumamente interesante. Para el año 2006 la tasa de desempleo general en esa ciudad fronteriza era de 4.83 por ciento, pero para el año 2009 esta cifra ascendió a 16.27 por ciento y pasa así del lugar 2 al 25. Esta caída estrepitosa sugiere que esa ciudad, con una importante presencia de la industria maquiladora, que tuvo un importante dinamismo económico en los años noventa (Zenteno, 2002) y con condiciones de empleo relativamente más favorables (Zenteno, 2002; Rojas, 2004; García, 2009) se vio también muy afectada por el periodo recesivo de 2009, que tuvo como protagonista al principal destino de la producción local. Otras ciudades no se ven tan afectadas por la fase recesiva y no presentan aumentos importantes en su tasa de desempleo general (por ejemplo, la Ciudad de México).

Otras incluso presentan mejoras relativas (como Tepic) e incluso algunas tienen mejoras en la tasa, siendo Culiacán el caso más notable. Pese a la generalidad de estas afirmaciones, éstas alcanzan a mostrar el crecimiento diferencial de la tasa de desempleo por ciudades de acuerdo con la funcionalidad productiva que ofrece cada contexto.

 

Determinantes individuales del desempleo

De acuerdo con distintos estudios, el desempleo en México presenta variaciones en función de algunas variables sociodemográficas como el sexo, la edad, el nivel de instrucción, la posición en el hogar, el estado conyugal y la cantidad de hijos dependientes que se tengan. La introducción de estas variables obedece a una serie de hipótesis acerca de cómo operan tales variables con el riesgo de estar desempleado. Por su parte, algunas de las tendencias encontradas en México son coincidentes con las encontradas en países en desarrollo, como la edad, mientras que otras han presentado tendencias contrarias, como el nivel de instrucción.

En relación a la asociación entre el desempleo abierto y la edad, tanto para hombres como para mujeres, distintos estudios han observado una mayor incidencia entre los jóvenes (Revenga y Riboud, 1993; Fleck y Sorrentino, 1994; Rodríguez Oreggia, 2002; Garro y Rodríguez, 2002). En términos de algunos modelos logísticos estimados, se constata un efecto positivo sobre la probabilidad de estar desempleado y este efecto va disminuyendo conforme se avanza en edad, llegando incluso a ser negativo para los últimos grupos de edad de los hombres (Rodríguez Oreggia, 2002). La mayor incidencia del desempleo abierto entre los jóvenes es una tendencia generalizada en América Latina (OIT, 2009) y en los países desarrollados (Layard et al., 1991). Ahora bien, si se considera el desempleo de larga duración (mayor a seis meses) tanto para hombres como para mujeres, éste se asocia con población de edad más avanzada (Rodríguez Oreggia, 2002). Es decir, los jóvenes tienen más probabilidad de pasar a ser desempleados pero no de quedarse desempleados por largos periodos de tiempo. La explicación clásica a este respecto para los países desarrollados, indica que cuando las empresas deben reducir personal, no despiden a los trabajadores con más años de empleo, ya que ellos cuentan con un capital humano adquirido en el trabajo que es valorado (Layard et al., 1991).

Para la subpoblación femenina, la escolaridad presenta una relación positiva con el desempleo abierto, es decir, a mayor escolaridad mayor es la probabilidad de quedar desempleada (Garro y Rodríguez, 2002). Por el contrario, para los hombres la relación es inversa, ya que la probabilidad de quedar desempleado disminuye conforme aumenta el nivel de escolaridad (Garro y Rodríguez, 2002). No obstante, en relación al desempleo de larga duración se encuentra una relación positiva con los niveles de escolaridad, tanto para hombres como para mujeres; es decir, a mayor educación, mayor probabilidad de estar desempleado por periodos de tiempo prolongados (Rodríguez Oreggia, 2002; Fleck y Sorrentino, 1994).

Los datos para el tipo de ocupación son consistentes con lo que se encuentra para el nivel educativo y evidencian nuevamente patrones distintos en la interacción entre el desempleo y el sexo. Entre las mujeres, se encuentra mayor probabilidad de quedar desempleadas entre las que tienen ocupaciones más calificadas (Rodríguez Oreggia, 2002). En relación a los varones, a menor calificación requerida, mayor es la probabilidad de encontrarse desempleado (Rodríguez Oreggia, 2002). Para los varones podría sostenerse una explicación al nivel de la firma, es decir, las empresas despiden primero a los trabajadores que tienen menos capital humano y habilidad adquirida en el trabajo, que son a su vez en quienes se ha invertido menos entrenamiento y requieren menos indemnización por despido. Para las mujeres es preciso construir una explicación alternativa, la que podría descansar en la inserción diferencial de las mujeres en sectores de actividad con dinámicas de colocación distintas a las de los hombres.

Las responsabilidades domésticas son otro factor asociado al desempleo abierto y expresa tanto la presión que perciben quienes sustentan económicamente al hogar, como los roles de género socialmente construidos. El desempleo abierto se asocia mayormente a los solteros y a las solteras (Garro y Rodríguez, 2002) quienes parecerían estar menos presionados por la urgencia de sostener económicamente a un hogar con varios integrantes. El desempleo abierto de larga duración presenta un patrón de asociación diferente de acuerdo con el sexo, mientras que se asocia más a los solteros y tiene más incidencia entre las mujeres con pareja (Rodríguez Oreggia, 2002), siendo la pareja de la mujer la encargada de ser el principal sustento del hogar. Para los hombres que tienen de uno a tres hijos, la probabilidad de estar desempleado es menor que para quienes no tienen hijos, pero para quienes tienen más de tres hijos, la probabilidad de estar desempleados no es distinta que para quienes no tienen hijos (Rodríguez Oreggia, 2002). Para las mujeres, en cambio, los resultados no son congruentes entre las investigaciones; Rodríguez Oreggia (2002) no encuentran diferencias significativas entre tener hijos o no tenerlos para el año 1993, en cambio, Garro y Rodríguez (2002) para los años 1995 y 2000, encuentran una mayor probabilidad de desempleo asociada a las mujeres con uno o más hijos.

Un aspecto analíticamente sustantivo para esta indagación y escasamente estudiado en relación al desempleo, es el lugar que ocupa el individuo en la estructura de clases. Este aspecto habilita una mirada del fenómeno que no se circunscribe a las características individuales, sino que permite ubicar al individuo en un contexto —el de su posición en el mercado—. La pertenencia a una clase o a una posición en el mercado se vincula probabilísticamente a experimentar ciertos eventos en el mercado de trabajo, como el desempleo. Lucchini y Schizzerotto (2010) exploran esta idea para algunos países europeos y encuentran que el riesgo de experimentar el desempleo está fuertemente influenciado por la clase a la que los individuos pertenecen.10 Tal como los autores lo observan, esto indica que los cambios acaecidos por el proceso de la globalización, las transformaciones en la forma de regulación del mercado de trabajo o en la participación del Estado, no se traducen en una individualización de los riesgos (Lucchini y Schizzerotto, 2010) como muchos de los teóricos de la modernización sostienen.

Buena parte de los estudios acerca de las clases ocupacionales se ha realizado en el marco de los estudios de movilidad social; en ellos se elaboran clasificaciones de clase, con una impronta neo-weberiana muy marcada (Breen, 2005), en función de la situación de mercado de los individuos (Solís, 2010). Aquí se propone una sencilla clasificación de la clase ocupacional con base en la Clasificación Mexicana de Ocupaciones (CMO) de acuerdo con la clase ocupacional del jefe.11 Esto se inscribe en la tradición que considera a la clase como un atributo familiar y no individual (Erikson y Goldthorpe, 1992; Goldthorpe, 1983).12

En los cuadros 2 y 3 se presenta la distribución del desempleo general urbano, de acuerdo con la definición aquí propuesta y su descomposición en desempleo abierto y desempleo desalentado para los años 2006 y 2009, respectivamente. Los datos muestran bastante estabilidad en los dos años estudiados y en los tres tipos de desempleo. En ambos años, el mayor porcentaje de desempleo abierto y desalentado se observa en las familias cuya clase ocupacional de referencia es la manual, especialmente de baja calificación. Otra permanencia es la menor concentración de desempleo entre quienes provienen de hogares cuya clase de referencia es el comercio o la vinculada a cargos de mayor jerarquía (Gerentes, Profesionales y Jefes intermedios). Estas cifras apoyarían, para el caso mexicano, lo encontrado en Europa (Lucchini y Schizzerotto, 2010) y pone en duda la noción acerca de que el desempleo es un fenómeno que afecta a sectores con ingresos medios y altos (Cuadro 2 y Cuadro 3).

Este análisis bivariado no presenta importantes diferencias de un año a otro, ni entre los distintos tipos de desempleo. Será menester volver a estas cifras mediante un análisis multivariado que permita introducir más variables en el análisis.

 

Datos y especificación del modelo

Con los microdatos del segundo trimestre de la enoe para las 32 ciudades principales,13 se estimará un modelo de regresión logística para modelar la probabilidad de estar ocupado, desempleado abierto o desempleado de-salentado, para hombres y mujeres y en dos años que corresponden a dos periodos, uno de estabilidad (2006) y otro recesivo (2009). El interés principal es analizar la afectación diferencial del desempleo de acuerdo con la clase ocupacional del individuo y si esta afectación cambia en ambos periodos.

Las variables sociodemográficas incluidas en el modelo pueden ser divididas en dos módulos conceptuales. El módulo de características individuales incluye grupo de edad y nivel de instrucción. Un segundo módulo incluye las responsabilidades domésticas del individuo: estado conyugal, parentesco con el jefe de hogar y exclusivamente para las mujeres si tienen hijos. Además se considera la variable sobre la clase ocupacional del hogar.14

Los modelos logísticos multinomiales son los adecuados cuando se cuenta con una variable dependiente politómica no ordinal, como en este caso. Con estos modelos es posible predecir la probabilidad de que una persona se encuentre en una de las categorías de y, dadas ciertas características observables. Siguiendo a Long y Freese (2005), el modelo logístico multinomial, puede ser escrito como,

para m = 1 a J, siendo r la categoría de referencia.

Con el modelo logístico se obtienen coeficientes β que indican el efecto de las variables en la probabilidad de interés. Ahora bien, como se está modelando con una función no lineal la interpretación de los coeficientes no es como en la regresión lineal. Aquí, los coeficientes se interpretan como efectos aditivos asociados al cambio unitario en x sobre el logaritmo natural de la probabilidad de ocurrencia de la categoría de contraste sobre la categoría de referencia. Dada la especificación de la ecuación del modelo de regresión logística, es posible obtener su exponencial, lo que permite a su vez interpretar la exponencial de los coeficientes β como una razón de riesgos relativos, asociada al cambio unitario en X. De este modo, un valor menor (mayor) a la unidad en las razones de riesgo relativo indica que esa variable disminuye (aumenta) la probabilidad de desempleo en comparación con la del grupo base, manteniendo fijas el resto de las variables independientes incluidas en el modelo.15

 

Determinantes del desempleo

En los Cuadros 4a y 4b se presentan los resultados de los cuatro modelos logísticos multinomiales estimados. Allí se muestran los coeficientes β exponenciados, así como algunos datos acerca del ajuste del modelo: pseudo R2 y el criterio de información bayesiano (BIC, por sus siglas en inglés). Es importante considerar que por la especificación del modelo, no es posible comparar los coeficientes que se presentan entre los modelos. Esta comparación se realizará más adelante a partir de las probabilidades estimadas (Long, 2009). Las categorías de la variable dependiente que se presentan son desocupación abierta y desocupación desalentada, siendo la ocupación la categoría de referencia contra la que serán contrastadas.

En relación a la edad, los cuatro modelos indican que el riesgo de que una persona se encuentre en condición de desocupación abierta versus que se encuentre ocupada, se incrementa considerablemente para quienes tienen entre 14 y 29 años, con respecto a quienes tienen de 30 a 39 años. La mayor incidencia del desempleo abierto entre los jóvenes, indica las barreras de entrada para insertarse en el mercado de trabajo y el menor costo que tiene despedir a los jóvenes por su menor tiempo en el trabajo. También se observa un incremento en el riesgo de desocupación para los hombres de 50 a 64 años, en el año 2009, lo que podría indicar la dificultad de las personas de más de 50 años para reinsertarse en el mercado de trabajo, fenómeno especialmente agravado en un periodo recesivo.

Es poco lo que se puede afirmar acerca de la incidencia del nivel educativo en relación a la probabilidad de estar en condición de desocupación abierta para el año 2006, ya que la mayoría de los coeficientes asociados a las variables no son estadísticamente significativos. Para las mujeres en el año de estabilidad, la desocupación se asocia mayormente a quienes tienen nivel educativo alto (medio superior y superior). Sin embargo, esta tendencia se revierte en el periodo recesivo ya que, tanto para hombres como para mujeres, los riesgos se incrementan en más de 30 por ciento para quienes tienen primaria incompleta y en más de 20 por ciento para quienes tienen secundaria completa, ambos en relación a los hombres y mujeres con educación media superior y superior.

Este cambio observado en la fase recesiva es un quiebre importante en la tendencia encontrada en otros estudios.

El sentido de la relación entre las variables del módulo de responsabilidades domésticas es similar entre los modelos y los dos años, con algunas leves diferencias por sexo debidas a los diferentes roles en el hogar asignados a hombres y a mujeres. Como lo muestra el modelo, el riesgo de que una persona se encuentre en condición de desocupación abierta —versus que se encuentre ocupada— se reduce para los hombres que están en unión libre o casados en los dos años. Para las mujeres, los coeficientes asociados a esa diferencia no son estadísticamente significativos. En relación a la posición en el hogar, los datos indican que las posiciones subordinadas en el hogar, como la de cónyuge o hijo, están asociadas a un mayor riesgo de desempleo. Por su parte, para las mujeres el tener un hijo o más no presenta una diferencia estadísticamente significativa a no tener hijos sobre el riesgo de estar en condición de desocupación abierta en relación a estar ocupada.

Finalmente, en relación a la clase ocupacional, el modelo estima riesgos prácticamente contrarios de acuerdo con el sexo. Para los hombres en ambos años, prácticamente todas las clases consideradas representan una disminución de los riesgos en comparación a pertenecer a la clase no manual de rutina. Por el contrario, para ellas en ambos años los datos muestran un aumento del riesgo de estar en condición de desempleo abierto para las que provienen de familias cuya posición en el mercado se vincula al trabajo manual de alta o baja calificación, en relación al trabajo no manual de rutina.

Los desocupados desalentados (aquellos disponibles para trabajar pero que ya no buscan empleo activamente) con respecto a la población ocupada, presentan algunas diferencias con los valores estimados para la población en desocupación abierta. En relación a los grupos de edad, para todos los presentados en el modelo en comparación con el grupo de 30 a 39 años, hay un incremento en el riesgo de estar desalentado versus estar ocupado. Cabe precisar que este incremento es especialmente intenso para los hombres y mujeres de ambos periodos de entre 12 y 19 años y para los hombres mayores a 60 años. Contrariamente a lo observado para el riesgo de desocupación abierta versus ocupación, donde hay un incremento del riesgo en la población joven, el riesgo de estar desalentado versus estar ocupado presenta un patrón de incremento bimodal en las edades bajas y altas, siendo esto especialmente marcado entre los hombres de ambos años. Se estaría observando un proceso de barreras de entrada al mercado laboral para los jóvenes y expulsión del mercado de trabajo para los de mayor edad.

En relación al nivel educativo, para los hombres y mujeres en ambos años se observa un aumento en el riesgo de estar desalentados versus estar ocupados, cuando se tiene un nivel muy bajo de educación (primaria completa e incompleta), tendencia que se agudiza en el contexto recesivo. Para los hombres, en ambos años, contar con un nivel educativo de secundaria completa en comparación con tener un nivel más alto de educación, se traduce en una reducción del riesgo de estar disponible. Para ellas, la tendencia es clara y constante en ambos años y a menor nivel educativo mayores son los riegos de estar desalentadas; la diferencia observada es una agudización de esto en el año del periodo recesivo. Cabe recordar que esta misma tendencia fue observada para los hombres y mujeres desocupados abiertos.

El módulo de variables vinculadas a las responsabilidades domésticas, nuevamente muestra que para los hombres en ambos años estar unidos o casados en relación a no estarlo, se traduce en una reducción del riesgo de estar desalentado versus estar ocupado, de 41 por ciento en 2006 y de 53 por ciento en 2009. Por el contrario, para las mujeres estar en unión libre o casadas, respecto a no estarlo, se asocia a un incremento en este riesgo. Este contraste, que no fue observado para el desempleo abierto, reflejaría la función de proveedor que recae especialmente sobre los hombres. Al igual que lo observado con el riesgo de estar desocupado, estar en una posición subordinada en el hogar, como la de cónyuge o hijo, se traduce en un incremento importante del riesgo de estar desalentado en comparación a estar ocupado; esto es especialmente notorio cuando se es hijo varón. Para las mujeres, el tener uno o más hijos se asocia a una reducción de 12 por ciento en el riesgo de estar desalentada en el año 2009; para 2006 el coeficiente asociado a esta variable no es estadísticamente significativo.

Para los hombres en ambos años los coeficientes asociados a todas las categorías de la variable acerca de la clase muestran un decremento en el riesgo de estar desalentados; esta es una tendencia similar a la observada para el riesgo de desempleo abierto. Para las mujeres, en el año 2006 estar asociado al comercio se traduce en una disminución del riesgo de desaliento, mientras que estar asociado a ocupaciones manuales de baja calificación representa un aumento en el riesgo de desaliento. Para 2009, los datos muestran que quienes provienen de hogares cuya clase de referencia es la de gerentes o profesionales y comercio, tienen menores riesgos de caer en el desaliento que estar ocupados. Entre las mujeres, los riesgos de estar desempleadas abiertas y desempleadas desalentadas se distribuyen de modo muy distinto de acuerdo con la clase, ya que para el desempleo abierto se observó una clara tendencia según la cual aumentaban los riesgos para las clases de menor calificación.

A partir de los datos de los modelos es posible identificar algunas tendencias que indican una serie de obstáculos que dificultan el ingreso a la ocupación a buena parte de quienes pretenden insertarse al mercado laboral. Las variables que más claramente muestran estas tendencias son la edad, el nivel de instrucción y las cargas familiares de ego. En relación a la clase ocupacional del hogar, la tendencia no es muy clara, por lo que en la siguiente sección se analizará con mayor detalle.

La mayor incidencia del desempleo entre los jóvenes es expresión de al menos tres tendencias que los expulsan de la ocupación. Las barreras de entrada que ellos tienen para insertarse en el mercado de trabajo se dan por su baja calificación y/o experiencia laboral, el menor costo que tiene despedir a los jóvenes por su menor tiempo en el trabajo y el mayor acceso que tienen a puestos precarios e inestables (Oliveira, 2006; Mora y Oliveira, 2011). En relación a la población de mayor edad, los datos sugieren que los hombres abandonan más tarde en su vida la búsqueda activa de empleo. Las mujeres abandonarían más tempranamente la búsqueda activa de empleo, engrosando las filas de desaliento y de inactividad. Por otra parte, el dramático aumento de la incidencia del desaliento entre los hombres mayores de 60 años muestra la importante barrera que ellos enfrentan para reinsertarse al mercado laboral; ante las escasísimas oportunidades laborales abandonan la búsqueda de empleo y pasan a estar desalentados.

Un segundo aspecto que incide de manera significativa en la probabilidad de estar desocupado es el nivel educativo alcanzado. La relación positiva entre el mayor nivel educativo y el mayor riesgo de desempleo abierto en México, ha formado parte del conocimiento aceptado acerca del desempleo. El modelo aquí estimado muestra, especialmente para las observaciones del periodo recesivo, un quiebre con la tendencia encontrada en otros estudios para México y obliga a cuestionar las explicaciones usuales acerca del fenómeno. Cabe precisar que las investigaciones que propusieron esta relación positiva datan de los años noventa y principios del 2000, mientras que este quiebre de tendencia ya fue reportado en investigaciones más recientes (Ochoa, 2013). Dado esto, podría existir un cambio importante en la naturaleza del mercado de trabajo y del desempleo y en la distribución de su riesgo. Una explicación plausible y adecuada para contextos urbanos como los estudiados, sería que el mercado actual es más competido y que, por lo tanto, pide más credenciales a los trabajadores. En este contexto la franja mínima de escolaridad requerida habría subido, haciendo así más difícil encontrar un empleo a quienes no cuentan con este nivel.16

Otro aspecto relevante es la presión que el individuo recibe en su hogar. Los modelos sugieren que los hombres que tienen mayores cargas domésticas no permanecen en el desempleo, por lo que sus riesgos de estar en esta condición son menores. Ahora bien, como se vio más arriba, el desaliento afecta especialmente a las mujeres que no ocupan un lugar protagónico en la manutención del hogar. A modo de hipótesis, se podría plantear un escenario de repartición de roles por género al interior de los hogares de acuerdo con el cual el hombre se encarga de las tareas de producción y la mujer lo hace de las tareas de reproducción. Esta hipótesis tiene bases bastante sólidas dadas algunas características del contexto mexicano: un mercado de trabajo que ofrece una estructura diferencial de oportunidades para hombres y mujeres, estando ellas en clara desventaja (Oliveira y Ariza, 2003), donde hay ausencia de instituciones de cuidado que hace que las familias deban resolver todas las tareas de reproducción que necesita el hogar17 y donde los patrones culturales de uso del tiempo hacen que las actividades de reproducción recaigan casi exclusivamente sobre las mujeres (Pedrero, 2005; INMUJERES, 2005). Por su parte, esto sugiere la necesidad de reconfigurar el significado de cargas domésticas y su relación con la participación laboral de hombres y mujeres; mientras ellos tienen la responsabilidad de participar en el trabajo remunerado, ellas tienen la responsabilidad de participar del trabajo no remunerado, por lo tanto, sobre ambos recaen cargas domésticas.

 

Comparación para ambos periodos: probabilidades predichas

En la sección anterior se ajustaron cuatro modelos logísticos multinomiales que permitieron estudiar los determinantes individuales asociados a la probabilidad de estar desocupado abierto o desocupado desalentado, en relación a estar ocupado. Como ya se mencionó, la especificación del modelo no permite comparar los coeficientes entre los modelos para estudiar si hay un cambio estructural entre los dos años,18 uno de estabilidad y otro recesivo. Para llevar adelante esta comparación, en esta sección se analizarán las probabilidades predichas por los modelos.

A diferencia de la realización de un test de cambio estructural, las probabilidades predichas deben ser calculadas para distintos valores de las variables independientes incluidas en el modelo. De esta forma su interpretación se vuelve más complicada. Para simplificar esta tarea de interpretación y exposición, se seleccionaron algunos perfiles considerados importantes. En los cuadros 5 y 6 se presentan las probabilidades predichas por el modelo para la desocupación abierta y para el desaliento, indicando el valor de las variables independientes en cada caso. Cada uno de los cuadros corresponde a la subpoblación de varones (Cuadro 5) y mujeres (Cuadro 6) y ambos presentan la misma estructura: la probabilidad estimada para cada uno de los años, el cambio observado en la probabilidad y el riesgo relativo. Esta última cifra, que se presenta en la última columna de ambos cuadros, recibirá principal atención. Su importancia radica en que las bajas probabilidades del fenómeno estudiado podrían llevar a desestimar la dimensión del cambio, esta cuestión se evita al introducir este valor. Como se indica, se comparan las diferencias en la probabilidad de desempleo para un perfil muy específico: hombres y mujeres de entre 30 a 39 años, casados o en unión libre y jefes de hogar, pero varía el nivel educativo y la clase ocupacional a la que están asociados.

El aumento en el riesgo relativo de las probabilidades observadas no es sorprendente ya que, como se presentó, durante el periodo de crisis se da un aumento en la probabilidad de estar desempleado (en sus dos categorías). Sin embargo, lo que se debe atender son las diferencias en las dimensiones de los riesgos relativos, ya que dan un indicio de la afectación desigual del aumento del desempleo entre la población de acuerdo con su nivel educativo y su clase ocupacional.

Como lo muestra el Cuadro 5, para los varones de menor nivel educativo y de ocupaciones menos calificadas, el aumento en la probabilidad de estar en condición de desempleo abierto es más alta. Resaltan los casos de quienes provienen de hogares cuya clase de referencia es la manual de alta o baja calificación, quienes tienen probabilidades superiores a 55 por ciento mayores. Los menos afectados por el periodo recesivo son quienes tienen mayor nivel educativo y pertenecen a clases ocupacionales más favorecidas. En relación a los riesgos relativos de los desalentados, hay una disminución en las probabilidades a excepción de los dos perfiles extremos, quienes presentan un aumento en el riesgo relativo. Esto es especialmente marcado para quienes tienen menores credenciales para insertarse en el mercado de trabajo; este perfil presenta probabilidades 16 por ciento mayores.

El Cuadro 6 muestra un panorama distinto para las mujeres, que concuerda con las diferencias ya observadas entre los sexos. Entre ellas parece haber mayor afectación en el periodo recesivo, ya que el riesgo relativo de estar desempleada, abierta o desalentada, es mayor. Lo anterior apoyaría los planteamientos de acuerdo con los que en contextos de crisis y como parte de las estrategias de los hogares, las mujeres juegan un papel más activo en el mercado de trabajo (García y Oliveira, 1994). Al igual que para los hombres, la afectación de la fase recesiva es diferencial según el perfil poblacional. Nuevamente las más afectadas por la desocupación abierta en 2009 son quienes ostentan menor nivel educativo y están vinculadas a la clase ocupacional manual de alta o baja calificación. Contrario a lo observado entre los hombres, ellas también han sido más afectadas por el desaliento en el periodo recesivo, aunque algunos valores presentan una diferencia menor. Son nuevamente las más afectadas las que tienen menores activos para insertarse favorablemente en el mercado de trabajo.

 

Consideraciones finales

El mercado de trabajo urbano en México se ha caracterizado por una baja tasa de desempleo abierto, no obstante en el último periodo de crisis ha habido un aumento significativo de dicha cifra. Como ya ha sido apuntado en relación a la cifra absoluta, nunca antes tantos mexicanos habían buscado un empleo sin encontrarlo, a lo que es preciso agregar además que nunca antes como ahora había tantos mexicanos sin trabajo pero dispuestos a trabajar aunque ya no busquen empleo. Distintos estudios ya han explicado por qué ha sido históricamente baja la tasa de desempleo (Ros, 2005) y también los vaivenes propios de una economía sumamente dependiente de Estados Unidos, que provocó que los efectos sobre el nivel de empleo en la última fase recesiva fueran tan severos (Samaniego, 2009; García y Sánchez, 2012). Partiendo de los anteriores hallazgos, aquí se abordaron tres preguntas principales: ¿cuáles son aquellas características que colocan a las personas en mayor riesgo de estar desocupadas? ¿qué peso tiene la clase ocupacional sobre el riesgo de estar desempleado? y si hay cambios significativos a este respecto en el periodo recesivo. Para responder a estas preguntas se analizaron distintos modelos logísticos multinomiales y las probabilidades predichas por éstos.

Algunos de los datos de los modelos estimados siguen claras tendencias internacionales acerca del desempleo abierto. Este es el caso de la importante asociación entre los jóvenes y la mayor incidencia del desempleo abierto, lo que se enmarca en un proceso de deterioro de las condiciones de empleo de los jóvenes especialmente agravada en la última crisis (Mora y Oliveira, 2011). Se vio que el estar disponible presenta un patrón bimodal muy marcado especialmente entre los hombres, con concentración en los grupos de edades extremos. En relación al nivel educativo, en el periodo recesivo tanto para hombres como para mujeres, los riesgos de estar desempleado o desalentado se incrementan para quienes tienen niveles bajos de escolaridad. Esto significa un cambio importante en relación a la tendencia observada del desempleo abierto. Finalmente, el tener mayores responsabilidades en la manutención económica del hogar se asocia a una menor probabilidad de estar sin trabajo, ya sea en búsqueda activa de otro empleo o con ausencia de este comportamiento. Lo anterior está especialmente marcado para los hombres, ya que sobre ellos recae mayormente la función de proveer al hogar. Finalmente, en relación a la clase ocupacional, las mujeres vinculadas a los trabajos manuales son quienes presentan mayores riesgos de desempleo abierto. Para el resto de los casos los modelos han estimado disminución en los riesgos.

Uno de los hallazgos por resaltar es aquel que muestra los cambios en el periodo recesivo mediante los riesgos relativos en los cambios de las probabilidades predichas para los dos años estudiados. Estos datos indican que tanto para hombres como para mujeres, quienes tienen un nivel alto de educación y provienen de hogares asociados a ocupaciones mejor remuneradas, son los menos afectados por el incremento en las probabilidades de estar en condición de desempleo abierto, mientras que entre los hombres y mujeres con bajo nivel educativo y ocupaciones de menor calificación, se encuentran los mayores incrementos en las probabilidades de estar en condición de desempleo abierto. Entre ellos, hay una disminución en los riesgos de estar desalentados pero entre ellas hay un aumento leve de los riesgos de estar en esta condición, especialmente marcado entre las que tienen menor nivel educativo y pertenecen a hogares vinculados a la clase manual.

Los anteriores hallazgos invitan a reflexionar en dos direcciones, por un lado en quiénes son más vulnerables a estar desempleados, en las dos formas aquí consideradas y por otro, en el tipo de crisis que afectó a México en los últimos años. Se mostró la distribución desigual de los riesgos de estar desempleado de acuerdo con la clase ocupacional de referencia y cómo en el periodo recesivo quienes tienen menores credenciales son los más afectados. Considerando que la crisis desatada a fines de 2008 impactó especialmente las exportaciones del país, estos datos apoyarían la hipótesis de que buena parte de los trabajos perdidos sean los vinculados a la manufactura que ocupa trabajo manual. Los datos acerca del crecimiento diferencial de la tasa de desempleo por ciudades de acuerdo con su funcionalidad productiva también apoyan esta interpretación.

Finalmente, lo que hasta aquí ha sido expuesto debe hacernos reconsiderar una afirmación que ha formado parte de los usos y costumbres en el análisis sobre desempleo, a saber, que la desocupación afecta principalmente a los sectores medios y altos ya que es un lujo que solo ellos pueden darse. Los datos aquí presentados sugieren que quienes provienen de hogares con mayor logro educativo y por lo tanto pertenecen a clases ocupacionales que ostentan mayores privilegios, se ven mucho menos afectados por el desempleo y por su aumento en el periodo recesivo que quienes cuentan con menor preparación y pertenecen a clases ocupacionales cuyas condiciones son más deprimidas.

Anexo

 

Bibliografía

ARIZA, Marina y Juan Manuel RAMÍREZ, 2005, "Urbanización, mercados de trabajo y escenarios sociales en el México finisecular", en A. GRIMSON, A. PORTES, y B. R. ROBERTS (eds.), Ciudades latinoamericanas. Un análisis comparativo en el umbral del nuevo siglo, Prometeo, Buenos Aires.         [ Links ]

BREEN, Richard, 2005, "Foundations of a neo-Weberian class analysis" en E. O. WRIGHT (ed.), Approaches to class analysis, Cambridge University Press, Cambridge, UK.         [ Links ]

CÁCERES, Luis René, 2011, "¿Qué variables reducen el desempleo? Evidencia de México y Centroamérica", en Comercio Exterior, Banco Nacional de Comercio Exterior.         [ Links ]

DURÁN SANHUEZA, Gonzalo, 2008, "Trabajadores desalentados y desempleo oculto", en http://www.fundacionsol.cl/wp-content/uploads/2010/08/Trabajadores-Desalentados-en-Chile.pdf, consultado en octubre de 2013.         [ Links ]

ERIKSON, Robert y John GOLDTHORPE, 1992, "Individual or familiy? Results from two approaches to class assignment", en Acta Sociológica, 35.         [ Links ]

FLECK, Susan y Constance SORRENTINO, 1994, "Employment and unemployment in Mexico's labor force", en Monthly Labor Review, noviembre, 3-31.

FREYSSINET, Jacques, 1993, Le chômage, Découverte, Paris.         [ Links ]

FRENKEL, Roberto y Jaime ROS, 2006, "Unemployment and the real exchange rate in Latin America", en World Development, Elsevier, vol. 34, núm. 4.         [ Links ]

GARCÍA, Brígida y Landy SÁNCHEZ, 2012, "Trayectorias del desempleo urbano en México", en Revista Latinoamericana de Población, 6(10).         [ Links ]

GARCÍA, Brígida y Orlandina De OLIVEIRA, 1994, Trabajo femenino y vida familiar en México, El Colegio de México, México.         [ Links ]

GARCÍA, Brígida, 2009, "Los mercados de trabajo urbanos de México a principios del siglo XXI", en Revista Mexicana de Sociología, 71(1).         [ Links ]

GARCÍA, Brígida, 2012, "La precarización laboral y el desempleo en México (2000-2009)" en Enrique DE LA GARZA (editor), La situación del trabajo en México, 2012, el trabajo en la crisis, Plaza y Valdés, México.         [ Links ]

GARRO, Nora y Eduardo RODRÍGUEZ OREGGIA, 2002, "Los determinantes personales y regionales del desempleo en el mercado laboral mexicano: un modelo logístico, 1995 y 2000", en El Trimestre Económico, 69(276(4)).         [ Links ]

GOLDTHORPE, John, 1983, "Women and Class Analysis: In Defence of the Conventional View", en Sociology, 17(4).         [ Links ]

GROISMAN, Fernando y María Eugenia SCONFIENZA, 2013, "Una aproximación al desaliento laboral en Argentina", Ponencia presentada en el Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericano (LASA), 29 de mayo al 1 de junio, Washington DC, Estados Unidos.         [ Links ]

HERNÁNDEZ LAOS, Enrique, 2004, "Panorama del mercado laboral de profesionistas en México," en Economía UNAM, vol. 1, núm. 2, México.         [ Links ]

INEGI, 2005, Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2005: Una nueva encuesta para México, INEGI.         [ Links ]

INMUJERES, 2005, Pobreza, género y uso del tiempo, Instituto Nacional de las Mujeres, México.         [ Links ]

JARDIM, Fabiana, 2005, "Explorando as fronteiras do desemprego: reflexões a partir da categoria 'desemprego por desalento'", en Plural, vol. 12, São Paulo.         [ Links ]

JUSIDMAN, Clara, 1971, "Conceptos y definiciones en relación con el empleo, el desempleo y el subempleo", en Demografía y economía, vol. 5, núm. 3, México.         [ Links ]

LAYARD, Richard, Stephen NICKELL y Richard JACKMAN, 1991, Unemployment: macroeconomic performance and the labour market, International Affairs Royal Institute of International Affairs 1944, vol. 68. Oxford University Press.         [ Links ]

LONG, Scott y Jeremy FREESE, 2005, Regression models for categorical and limited dependent variables with Stata, College Station, TX, Stata Press.         [ Links ]

LONG, Scott, 2009, Group comparisons in logit and probit using predicted probabilities, http://www.indiana.edu/~jslsoc/files_research/groupdif/groupwithprobabilities/groups-with-prob-2009-06-25.pdf        [ Links ]

LUCCHINI, Mario y Antonio SCHIZZEROTTO, 2010, "Unemployment risks in four EU countries: A validation study of the ESeC", en D. ROSE y E. HARRISON (eds.), Social class in Europe: an introduction to the European Socio-economic classification, Routledge, London.         [ Links ]

MÁRQUEZ, Clara y Minor MORA SALAS, 2014, "Inequidades de género y patrones de uso del tiempo. Exploración a partir del desempleo encubierto", en Brígida GARCÍA y Edith PACHECO (coords.), Uso del tiempo y trabajo no remunerado en México, El Colegio de México, en prensa, México.         [ Links ]

MÁRQUEZ, Clara, 2013, "Del monismo al pluralismo en los estudios sobre la desocupación en América Latina. Hacia una conceptuación alternativa", en Luciana GANDINI y Mauricio PADRÓN INNAMORATO (coords.), Población y trabajo en América Latina: abordajes teórico-metodológicos y tendencias empíricas recientes, ALAP Editor, Río de Janeiro.         [ Links ]

MORA, Minor y Orlandina De OLIVEIRA, 2011, "Jóvenes mexicanos en medio de la crisis económica: Los problemas de la integración laboral", en Sociedade e Estado, 26(2).         [ Links ]

NEGRETE, Rodrigo, 2001, "¿Por qué han sido bajas las tasas de desempleo abierto en México?: una guía básica ilustrada", en Notas. Revista de información y análisis, 14/15.         [ Links ]

OCHOA, Sara, 2013, Riesgo y vulnerabilidad laboral durante la crisis financiera y económica de 2008-2009 en México, Tesis de Doctorado, Centro de Estudios Sociológicos, El Colegio de México.         [ Links ]

OIT, 2009, Panorama Laboral 2009, OIT, Oficina Regional para América Latina y el Caribe, Lima.         [ Links ]

OLIVEIRA, Orlandina de y Marina ARIZA, 2003, "Trabajo femenino en América Latina: un recuento de los principales enfoque analíticos", en Enrique DE LA GARZA (editor), Tratado latinoamericano de Sociología del Trabajo, Colegio de México, FCE/ Flacso/UAM, México        [ Links ]

OLIVEIRA, Orlandina de, 2006, "Jóvenes y precariedad laboral en México", en Papeles de Población, núm. 49, Toluca.         [ Links ]

PACHECO, Edith y Susan PARKER, 2001, "Movilidad en el mercado de trabajo urbano: evidencias longitudinales para dos periodos de crisis en México", en Revista Mexicana de Sociología, vol. 63, núm. 2, México.         [ Links ]

PEDRERO, Mercedes, 2005, Trabajo doméstico no remunerado en México. Una estimación de su valor económico a través de la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo 2002, Instituto Nacional de Mujeres, México.         [ Links ]

PREALC, 1976, El problema de empleo en América Latina: situación, perspectivas y políticas, OIT, Santiago de Chile.         [ Links ]

REVENGA, Ana y Michelle RIBOUD, 1993, "Unemployment in Mexico: Its Characteristicas an Determinants", en Policy Research Working Paper, 1230, The World Bank.         [ Links ]

RODRÍGUEZ OREGGIA, Eduardo, 2002, "La probabilidad de estar desempleado en México: factores sociodemográficos y regionales en un modelo Logit", en Denarius, 2(1).         [ Links ]

ROJAS, Georgina, 2004, "Precariedad laboral en el México urbano de fines del siglo XX: comparación de 38 mercados locales de trabajo", en F. LOZANO ASCENCIO (ed.), El amanecer del siglo y la población mexicana, CRIM/UNAM, Sociedad Mexicana de Sociología, Cuernavaca.         [ Links ]

ROS, Jaime, 2005, El desempleo en América Latina desde 1990, Naciones Unidas/CEPAL/Unidad de Desarrollo Económico, México.         [ Links ]

SAMANIEGO, Norma, 2009, "La crisis, el empleo y los salarios en México", en Economía UNAM, 6(16).         [ Links ]

SOLÍS, Patricio, 2010, "Ocupaciones y clases sociales en México", en J. SERRANO ESPINOSA y F. TORCHE (eds.), Movilidad social en México: población, desarrollo y crecimiento, Centro de Estudios Espinosa Yglesias, México.         [ Links ]

STANDING, Guy, 1981, Unemployment and female labour: a study of labour supply in Kingston, Jamaica, Macmillan, London.         [ Links ]

ZENTENO, René, 2002, "Tendencias y perspectivas en los mercados de trabajo local en México: ¿más de lo mismo?", en B. GARCÍA (ed.), Población y sociedad al inicio del siglo XXI, El Colegio de México, México.         [ Links ]

 

Notas

* Agradezco los comentarios de dos árbitros anónimos que contribuyeron a que este análisis ganara en precisión y a Brígida García, Minor Mora, Orlandina de Oliveira, Edith Pacheco y Mauricio Padrón por sus sugerencias a una versión previa de este trabajo.

1 En Panorama Laboral de 2009, la OIT (2009) señala el aumento del desempleo en la región como una de las principales consecuencias de la crisis internacional (la tasa de desempleo urbano promedio regional subió de 7.7 por ciento en los tres primeros trimestres de 2008 a 8.5 por ciento en igual periodo de 2009) enfatizando además que esta situación afecta especialmente a los jóvenes, muchos de ellos, desalentados por la falta de empleo, engrosan las filas de la inactividad conformando así un fenómeno de desempleo encubierto.

2 Para una argumentación más detallada, véase Márquez (2013).

3 Cabe destacar: Jardim (2005) para Brasil, Durán Sanhueza (2008) para Chile, Groisman y Sconfienza (2013) para Argentina y Márquez y Mora Salas (2014)" para México.

4 Un ejercicio similar es propuesto por Cáceres (2011) quien, con nueva evidencia, valida buena parte de lo planteado por Ros (2005) y Frenkel y Ros (2006).

5 Esto también es un indicador de que la crisis iniciada en 2008 fue una crisis distinta a la de 1995. Para un análisis de esto véase Samaniego (2009).

6 Incluye: Distrito Federal y zonas urbanas del Estado de México (Rodríguez Oreggia, 2002).

7 Incluye a las zonas urbanas comprendidas en los estados de Nuevo León, Guanajuato, Chihuahua, Tamaulipas, Coahuila, Durango, Sinaloa y Sonora (Rodríguez Oreggia, 2002).

8 Incluye a las zonas urbanas en la frontera con Estados Unidos de América y que no se incluyeron en la categoría de Zona Norte, correspondiendo a los municipios de Ciudad Juárez, Matamoros, Nuevo Laredo y Tijuana (Rodríguez Oreggia, 2002).

9 Esta investigación de corte longitudinal se basa en el método de curvas de crecimiento que permite dar cuenta de la evolución del desempleo abierto y de la heterogeneidad que al respecto presentan las ciudades estudiadas; analizando el papel que juega la estructura ocupacional (proporción de la población ocupada en el sector manufacturero y en las grandes y medianas empresas) y la composición demográfica (participación económica femenina, características educativas y estructura de edad) en dicha evolución.

10 El estudio se realizó para Austria, Dinamarca, Italia y el Reino Unido, a partir de la European Socio-economic Classification.

11 El Cuadro A2 del Anexo muestra la clasificación realizada con base en la CMO.

12 Cuando no se tuvo la información del jefe se utilizó la del cónyuge como alternativa y como tercera opción, la del hijo.

13 Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, Puebla, León, San Luís Potosí, Mérida, Chihuahua, Tampico, Veracruz, Acapulco, Aguascalientes, Morelia, Toluca, Saltillo, Villahermosa, Tuxtla Gutiérrez, Tijuana, Culiacán, Hermosillo, Durango, Tepic, Campeche, Cuernavaca, Oaxaca, Zacatecas, Colima, Querétaro, Tlaxcala, La Paz, Cancún y Pachuca.

14 En el Cuadro A3 del Anexo, se presentan las variables por utilizar y sus categorías, indicando cuál es la de referencia en el modelo.

15 Esta última precisión es omitida en la exposición de los resultados de los modelos, en el intento de simplificar la interpretación de los modelos multinomiales.

16 Por ejemplo, Hernández Laos (2004) ilustra este proceso a partir del desbalance existente entre la formación de profesionistas y la generación de puestos adecuados para que ellos se inserten. Muestra que en México se ha acelerado el proceso de formación de profesionistas pero la expansión de la demanda de trabajo se da principalmente en establecimientos de baja productividad. Como consecuencia, los profesionistas ocupan puestos para los que están sobre-calificados, desplazando a trabajadores con niveles de calificación relativamente menores.

17 Esto es especialmente problemático para las familias con escasos recursos económicos, ya que no pueden pagar para que terceros se encarguen de estas tareas.

18 Aunque sí permite leer el sentido del coeficiente, esto es, si aumenta o disminuye el riesgo.

 

Información sobre la autora:

Clara Márquez Scotti. Es candidata a Doctora en Ciencia Social con Especialidad en Sociología por El Colegio de México. Se ha dedicado al estudio de los mercados de trabajo, el desempleo y los procesos de desigualdad propios del mercado de trabajo de la región. Entre sus últimas publicaciones se encuentran: "Del monismo al pluralismo en los estudios sobre la desocupación en América Latina. Hacia una conceptuación alternativa" (2013), en Luciana Gandini y Mauricio Padrón (coords.) Población y trabajo en América Latina: abordajes teórico-metodológicos y tendencias empíricas recientes, ALAP e "Inequidades de género y patrones de uso del tiempo. Exploración a partir del desempleo encubierto" (2014) en co-autoría con Minor Mora Salas, en Brígida García y Edith Pacheco (coords.) Uso del tiempo y trabajo no remunerado en México, El Colegio de México (en prensa). Dirección electrónica: mariaclaramarquez@gmail.com

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons