SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.19 número77Nueva fase migratoriaRetorno de migrantes a México: Su reformulación conceptual índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Papeles de población

versão On-line ISSN 2448-7147versão impressa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.19 no.77 Toluca Jul./Set. 2013

 

Migración internacional de retorno: trayectorias y reinserción laboral de emigrantes veracruzanos

 

Return of Mexican immigrants: itineraries and reintegration to homeland in Veracruz

 

María Eugenia Anguiano-Téllez, Rodolfo Cruz-Piñeiro y Rosa María Garbey-Burey

 

El Colegio de la Frontera Norte/Instituto Sonorense de la Mujer.

 

Artículo recibido el 19 de enero de 2013
Aprobado el 16 de julio de 2013.

 

Resumen

Este artículo es resultado de un trabajo de investigación en el que, por una parte, se analizó la evolución del retorno de los emigrantes mexicanos procedentes de los Estados Unidos en tres periodos censales recientes y, por otra parte, fueron exploradas las trayectorias laborales y migratorias de un conjunto de personas que emigraron a Estados Unidos y retornaron a Monte Blanco, Veracruz, localidad ubicada en el centro de ese estado. La hipótesis que guió el trabajo postula que la reinserción laboral exitosa de los migrantes de retorno provenientes de los Estados Unidos dependería tanto del capital humano y recursos monetarios adquiridos en aquel país, como de las oportunidades de empleo e inversión existentes en las comunidades de origen en México y de la imaginación e inventiva de los propios migrantes. Las trayectorias de los entrevistados mostraron que, en su gran mayoría, su situación económica y laboral no mejoró con la emigración internacional ni tampoco a su retorno a México, lo cual indica la necesidad apremiante de la creación de programas de reinserción dirigidos a una población retornada que en años recientes se ha ido incrementando, especialmente en comunidades rurales en donde las perspectivas de empleo e inversión son muy limitadas.

Palabras clave: Migración internacional de retorno, trayectorias de migrantes, reinserción laboral, emigrantes veracruzanos.

 

Abstract

This article is the result of a research project in which, on the one hand, we analyze the evolution of the return of Mexican immigrants coming from the United States in three recent census periods, and on the other hand, we explore the labor and migratory paths of a group of people who migrated to the United States and returned to Monte Blanco, Veracruz. The hypothesis that guided this work states that successful work reintegration of returned immigrants coming from the United States would depend on the human capital and financial resources obtained in that country, the employment and investment opportunities in the Mexican communities of origin and the imagination and inventiveness of the immigrants. Interviews showed that mostly, the immigrants' economic and labor situation did not improve with the international migration nor with their return to Mexico, which makes necessary to the creation of programs aimed at reintegrating for the returned population that has been increasing in recent years, especially in rural communities where the opportunities of employment and investment are very limited.

Key words: return of Mexican immigrants, migratory itineraries, employ reintegration, Veracruz.

 

Introducción

La reinserción laboral de los migrantes mexicanos que retornan de manera voluntaria o forzada de Estados Unidos hacia México no es un tema de indagación nueva (Carreras de Velasco, 1974; Guerin, 1985; Alanís, 2007). En años recientes, tres acontecimientos coyunturales han revitalizado las investigaciones sobre el retorno y sus consecuencias en las comunidades en México: la reciente crisis financiera y económica de Estados Unidos, que afectó negativamente las oportunidades de empleo en los mercados de trabajo en los que tradicionalmente laboran los inmigrantes mexicanos en aquel país; la proliferación de leyes estatales anti-inmigrantes en Estados Unidos, especialmente dirigidas hacia los mexicanos y el incremento sin precedentes de las expulsiones ocurridas desde el interior del territorio estadunidense que han aquejado a residentes y trabajadores mexicanos no autorizados.

En investigaciones desarrolladas en la década anterior en México sobre retorno y reinserción laboral, se analizó la transformación del estatus y la movilidad ocupacional de los migrantes a su regreso a la comunidad de origen, destacando que la experiencia migratoria influía sobre las oportunidades de empleo y las posibilidades de inversión en los mercados locales (Papail, 2002; Papail y Arroyo, 2004; Cobo, 2008). Esos estudios se desarrollaron principalmente en las llamadas entidades tradicionales de emigración internacional.

En contraste, en regiones emergentes los estudios sobre retorno y reinserción laboral aún son exiguos, como es el caso del estado de Veracruz, entidad que durante los años recientes incrementó su participación proporcional tanto en el conjunto de emigrantes que se dirigen hacia Estados Unidos como entre la población mexicana retornada de ese país.

Por ello y con la finalidad de indagar al respecto, fue seleccionada una localidad de emigración y retorno ubicada en el centro del estado de Veracruz y perteneciente al municipio de Teocelo: la comunidad de Monte Blanco.

Este trabajo postula que la reinserción laboral exitosa de los migrantes de retorno provenientes de Estados Unidos, dependerá tanto del capital humano y recursos monetarios adquiridos en aquel país, como de las oportunidades de empleo e inversión existentes en las comunidades de origen en México y de la imaginación e inventiva de los migrantes.1

El documento está estructurado en cuatro secciones. En la primera, se revisa un grupo de trabajos de autores que han examinado la reinserción social y laboral de los emigrantes al retornar a sus comunidades de origen. En la segunda, se analiza la información censal que permite dimensionar la magnitud del retorno a México y a la entidad veracruzana. En la tercera sección se presenta una breve descripción de la localidad de Monte Blanco y de las características socio-demográficas de sus habitantes, para centrar el análisis de las trayectorias laborales del conjunto de migrantes de retorno entrevistados en la comunidad. En la última sección se presentan las reflexiones finales sobre el proceso de reinserción laboral analizado.

 

Reinserción laboral de los emigrantes de retorno

Durante la revisión bibliográfica de un conjunto de trabajos de autores que han analizado el retorno y la reincorporación laboral y social de los migrantes a la comunidad, fue posible advertir en primer término que se utilizan términos diferentes para referirse a un mismo proceso: reintegración, reinstalación, reinserción, reincorporación.

En el presente análisis, será utilizado el término reinserción laboral para referirse al proceso posterior al retorno durante el cual los emigrantes no sólo retornan y se reincorporan a la comunidad de la que salieron, sino que buscan dar continuidad a su trayectoria laboral a través de actividades dirigidas a la búsqueda de empleo o bien a la instalación de pequeños negocios en el lugar de origen.

Una segunda observación en torno a los autores revisados, es que enfatizan aspectos diversos por considerar cuando se analiza el proceso de reinserción. Todos coinciden en que la duración de la estancia en el país de destino es relevante en la acumulación de capital humano, pues la experiencia migratoria, la exposición a un nuevo estilo de vida y las habilidades acumuladas conllevan calificaciones sociales y laborales que pueden ser determinantes al retornar (Arowolo, 2000; Papail, 2002; Cassarino, 2008; Cobo, 2008; Aznar, 2009; Rivera, 2011; Schramm, 2011). Cassarino señala que el tiempo de permanencia en el lugar de destino menor a un año limita la experiencia migratoria y, en consecuencia, las posibilidades de éxito al retornar a la comunidad de origen.

Los autores destacan aspectos específicos para entender el proceso. Un conjunto de ellos pone énfasis en el mantenimiento activo de las redes sociales como mecanismo para lograr una mejor reinserción al retornar a una sociedad ya conocida. Esas redes orientan a los migrantes sobre las posibles ventajas y desventajas que podrían encontrar a su regreso, así como sobre las oportunidades de trabajo e inversión de sus ahorros o del capital financiero acumulado. El mantenimiento activo de las relaciones establecidas entre el migrante y su comunidad durante la ausencia, le permitirá contar con diversos apoyos al retornar, posibilitando reinsertarse a la comunidad y a la vida laboral con mayor facilidad (Aznar, 2009; Rivera, 2011; Schramm, 2011).

Para otros estudiosos, el lugar de origen o de retorno marcará la pauta como espacio social y laboral en el cual los migrantes pondrán en práctica los conocimientos y las experiencias adquiridas en el lugar de destino.

Por una parte, las oportunidades de trabajo en el lugar de retorno pueden limitar las opciones laborales en tanto las habilidades adquiridas no coincidan con las fuentes de empleo existentes; por otra, las limitaciones de las economías locales pueden restringir las posibilidades de inversión o la iniciativa de creación de empleos o de negocios.

Los factores sociales e institucionales del lugar de retorno2 también son considerados por los autores como determinantes para valorar el "éxito" o "fracaso" en la reinserción de los migrantes, puesto que puede existir una discrepancia entre sus expectativas creadas desde el lugar de destino y el posterior retorno (Arowolo, 2000; Papail, 2002; Cobo, 2008; Aznar, 2009; Rivera, 2011).

Arowolo (2000) considera que la incapacidad de asegurar un empleo remunerado al retornar a la comunidad es el mayor obstáculo para la plena reinserción de los emigrantes. Por su parte, Rivera (2011) sugiere poner atención no sólo en los capitales económico y humano, sino también en la imaginación e inventiva de los individuos para reinsertarse en la dinámica local y laboral.

A partir de la revisión bibliográfica anterior, en las entrevistas realizadas en Monte Blanco se hizo énfasis en la duración de las estancias, el capital económico y humano acumulado, el mantenimiento activo o inactivo de las redes, las trayectorias laborales y la imaginación e inventiva de los individuos entrevistados. Previamente, y con la finalidad de dimensionar la magnitud y características generales de los emigrantes internacionales retornados de Estados Unidos a México y hacia el estado de Veracruz, en la siguiente sección se analiza información censal correspondiente a las tres décadas recientes.

 

Migración de retorno a México y Veracruz procedente de Estados Unidos3

De acuerdo con información de los Censos de Población y Vivienda sistematizada en el Cuadro 1, en los años censales 1990, 2000 y 2010 se registró un incremento en el volumen de mexicanos que retornaron de Estados Unidos después de haber emigrado y permanecido en aquel país.

En 1990 retornaron un total de 92 630 emigrantes mexicanos, en el año 2000 la cifra aumentó a 267 150 y en el año 2010 alcanzó un total de 824 414 personas.4 En el caso de la entidad veracruzana, en 1990 retornaron 640 personas, en el año 2000 la cifra ascendió a 4.490 y en el año 2010 se incrementó considerablemente alcanzando un total de 48 628. Comparativamente, mientras que en el país el incremento de personas que retornaron entre los años censales 1990 y 2010 se multiplicó por casi nueve veces, para el estado de Veracruz lo hizo por más de 106. Esta entidad pasó de representar 0.7 por ciento del total de retornos de emigrantes mexicanos en 1990 a 5.9 por ciento para el año 2010.

En el Cuadro 1 se presenta el volumen de los migrantes de retorno por entidad federativa y año censal. Si bien entidades consideradas de larga tradición migratoria hacia Estados Unidos, como Jalisco, Michoacán y Guanajuato han presentado un dinamismo constante en el volumen de emigraciones y retornos, otras entidades con una participación masiva tardía registraron un incremento reciente en el retorno de sus migrantes internacionales. En los años 1990 y 2000, Jalisco, Michoacán, Guanajuato y Baja California fueron los estados que presentaron mayor número de migrantes internacionales retornados. En el año 2010, además de esos cuatro estados, destacaron en su participación Veracruz, Puebla, Oaxaca, Guerrero e Hidalgo, entidades que anteriormente no registraban números considerables de migrantes retornados.

El notorio incremento en la migración de retorno registrado en el año 2010 en la mayoría de los estados del país, incluido Veracruz, en principio puede estar asociado a tres situaciones: i) la reciente crisis económica y financiera que ha limitado las oportunidades laborales en Estados Unidos y ha afectado principalmente a los inmigrantes, más aún si carecen de documentación para residir o laborar en ese país; ii) las expulsiones (remociones o deportaciones) llevadas a cabo desde el interior de Estados Unidos por medio de redadas en centros de trabajo, barrios e incluso viviendas, transportes públicos y controles de tráfico (el denominado interior enforcement), que han afectado tanto a inmigrantes de corta como de larga estancia en aquel país; iii) la proliferación de iniciativas legislativas anti-inmigrantes en distintas entidades de Estados Unidos, como la del estado de Arizona (SB-1070) que es la más emblemática, aunque no la única. Tales iniciativas no solamente han creado un clima de temor entre los migrantes, sino que han influido en las decisiones de los mismos, que han optado por moverse a otras regiones del territorio estadunidense o por retornar a México.

Diferenciando el tamaño de las localidades a las que retornaron los emigrantes internacionales en el país y en la entidad veracruzana, en el Cuadro 2 se registra un sub volumen y distribución porcentual.5 En el primer año censal de referencia, en ambos territorios la mayor proporción de emigrantes retornados se registró hacia localidades urbanas con 100 mil habitantes o más (con 44.3 y 42.5 por ciento, respectivamente). En el caso veracruzano, las localidades con un rango de población entre 2 500 y menos de 15 mil habitantes se ubicaron como segundo destino, concentrando cerca de la tercera parte de los retornos (30 por ciento); mientras que en el país el segundo sitio lo ocuparon las localidades rurales menores a 2 500 habitantes, a las que retornó una cuarta parte del conjunto.

En el año 2010, tanto a nivel nacional como en Veracruz, las localidades rurales con menos de 2 500 habitantes incrementaron su participación como destinos de los emigrantes retornados, ocupando el primer sitio, más de una tercera parte a nivel nacional (34.7 por ciento) y más de la mitad (52.2 por ciento) en el caso de Veracruz. Sin embargo, mientras que en el país el incremento fue de 9.4 puntos porcentuales, en Veracruz pasó de 17.5 por ciento a 52.2 por ciento, con un incremento de 34.7 puntos porcentuales entre los dos periodos.

En la información analizada se observan dos características de la migración de retorno que llaman la atención. La primera es que el volumen de la migración de retorno se incrementó considerablemente a nivel nacional, pero que en algunas entidades de migración emergente, como en Veracruz, el retorno de migrantes fue considerablemente mayor. La segunda característica es que en la última década la migración de retorno fue preponderantemente rural. Es posible afirmar que en el caso de Veracruz la migración fue esencialmente rural, es decir, en localidades de menos de 2 500 habitantes.

Estas dos características deben ser tomadas en cuenta por los gobiernos encargados de diseñar programas o políticas orientadas a la atención de los migrantes de retorno.

Analizando el perfil socio-demográfico de los migrantes que retornaron de Estados Unidos tanto a México como a Veracruz en los tres años censales de referencia, en el Cuadro 3 puede observarse un decrecimiento progresivo en la participación femenina, con una tendencia más pronunciada en el caso veracruzano.

Esta tendencia puede estar relacionada con tres aspectos que han incidido en la dinámica de la emigración mexicana al vecino país del norte: i) la creciente vigilancia fronteriza estadunidense implementada desde 1993, que ha modificado los patrones de circularidad e incrementado los riesgos para los emigrantes que carecen de documentos para internarse o residir en Estados Unidos, y que en el caso de las mujeres se magnifican; ii) los patrones diferenciales de circularidad migratoria que han caracterizado la movilidad femenina y masculina, asociados a los roles de género y a las etapas del ciclo de vida (familias en formación o expansión, nacimiento y crianza de los hijos, etc.), lo que implica que las mujeres tienden más a asentarse o a circular menos entre los dos países, con la finalidad de dar estabilidad al grupo familiar (Espinosa, 1998); iii) la antigüedad y extensión de las redes sociales que en el caso veracruzano pueden ser más recientes y menos amplias en comparación con las entidades de larga tradición migratoria, situación que puede limitar las posibilidades de permanecer en Estados Unidos.

Como es sabido, la emigración mexicana en Estados Unidos es y ha sido predominantemente laboral, por lo que no es extraño que la distribución por grupos de edad de los emigrantes retornados al país y a la entidad veracruzana se concentre en las edades más activas de la vida productiva, entre los 20 y 49 años, según se observa en el Cuadro 4.

Vale la pena destacar que la participación porcentual del grupo de edad de 0 a 19 años se redujo notablemente entre 1990 y 2010, tanto a nivel nacional como en el estado de Veracruz, decayendo respectivamente 8.9 y ocho por ciento. En contraste, el retorno en el grupo de edad de 20 a 49 años se incrementó, como ya fue mencionado, posiblemente como resultado de la crisis económica, las dificultades ocasionadas por el incremento en el control y vigilancia de la frontera y por la proliferación de las legislaciones locales anti- inmigrantes.

Un elemento central por analizar en este trabajo es la reincorporación laboral de los migrantes retornados. La información censal permite observar qué tipo de inserción sectorial y ocupacional presentaban los migrantes de retorno al momento en que fueron entrevistados, pero debe considerarse que esa información no permite saber con precisión cuál fue el primer trabajo que los emigrantes tuvieron al momento de su retorno, es decir, al momento de su llegada de Estados Unidos. Sin embargo, se trata de una información valiosa para conocer las características de la población de retornados.

En el Cuadro 5 se presenta la información correspondiente a la rama de actividad económica de la población migrante retornada de Estados Unidos, tanto a nivel nacional como para el estado de Veracruz. Aparecen los datos para cada uno de los años censales considerados. Son varias las características que es posible señalar y que se desprenden de esta información. Primero, que aunque existen cambios entre los distintos años censales considerados, resalta que el sector primario (agricultura, ganadería, caza y pesca) es la rama de actividad económica que más absorbe a los migrantes retornados. Esta circunstancia se presenta tanto a nivel nacional como en el estado de Veracruz (Cuadro 5). Segundo, que las otras tres ramas de actividad que emplean un alto porcentaje de migrantes retornados son comercio, construcción e industria manufacturera, aunque a distintos niveles según el año censal que se considere. Tercero, que para el año 2010, cuando se registra un mayor número de migrantes retornados, el porcentaje de éstos que se emplea en la rama de agricultura y ganadería se incrementa considerablemente para el estado de Veracruz, hasta alcanzar 39.3 por ciento, lo cual está estrechamente relacionado con el hecho de que los migrantes retornaron en su mayoría a localidades rurales de esa entidad. Cuarto y último, la estructura por rama o sector económico de los emigrantes retornados para 2010 es diferente a la estructura por sector económico de la fuerza de trabajo inmigrante que labora en Estados Unidos. Según la Current Population Survey de marzo de 2010, los mexicanos se emplean principalmente en el comercio, los servicios personales y la construcción. El sector de agricultura y ganadería sólo emplea siete por ciento. Lo anterior se puede atribuir a la diferencia entre las economías mexicana y estadounidense, o a que los migrantes menos calificados y que se emplean en el sector de agricultura y ganadería son quienes más regresaron en los últimos años.

Recapitulando, la información censal indica que el volumen de migrantes de retorno se ha incrementado notoriamente en la última década. Sin embargo, mientras entidades tradicionalmente expulsoras como Jalisco, Michoacán y Zacatecas pierden peso en su participación porcentual, los estados emergentes multiplican su volumen e incrementan su participación proporcional. El primer sitio de este subconjunto lo ocupa el estado de Veracruz. Teniendo en cuenta el tamaño de las localidades, también se observan cambios entre 1990 y 2010, mientras en 1990 las localidades urbanas de 100 mil habitantes o más tanto en el país como en Veracruz recibían poco más de 40 por ciento de retornados, los registros censales del año 2010 muestran que las localidades rurales menores de 2 500 habitantes se ubicaron como las principales receptoras de emigrantes retornados. Considerando estos indicios, se decidió realizar entrevistas con emigrantes retornados en una localidad rural del estado de Veracruz.

 

Reinserción laboral de los emigrantes de retorno en Monte Blanco, Veracruz

Esta sección inicia con una breve referencia a la localización y características poblacionales y de actividad económica de Monte Blanco, para centrar las trayectorias y experiencias laborales de los migrantes retornados entrevistados en este estudio.

Monte Blanco forma parte del municipio de Teocelo. Conformado por 16 localidades, el municipio se localiza en el centro del estado de Veracruz, al sur de Xalapa y colinda con los municipios de Xico y Coatepec. Teocelo es uno de los más prominentes productores de café en la región de Coatepec. En términos de tamaño poblacional y producción económica, Monte Blanco es la segunda localidad del municipio (Pérez et al., 2005).

En el Cuadro 6 se muestra el volumen y la distribución porcentual de la población montinense (habitantes de Monte Blanco), diferenciados por sexo, según el censo de población. En 1990 había en la localidad 1 685 habitantes, cifra que disminuyó a 1 633 en el año 2000, y en 2010 aumentó a 1 708 habitantes. Es decir, durante este periodo la población se mantuvo estable en términos demográficos, aunque con un ligero incremento durante el último periodo que podría ser explicado por la población retornada.

Según información de los censos de población, en 1990, 28.5 de la población de Monte Blanco se encontraba económicamente activa. En los años 2000 y 2010 esa proporción se incrementó notablemente y alcanzó 42.5 y 45.3 por ciento, respectivamente. El notorio aumento de la Población Económicamente Activa entre 1990 y 2000 podría ser consecuencia del retorno y/o llegada de personas económicamente activas, o bien debido a errores de captación en la información censal (véase Cuadro 7).

La población de Monte Blanco se emplea habitualmente en actividades agrícolas vinculadas con los cultivos de café, mango y caña de azúcar, así como en la fabricación y reparación de muebles de bambú, ocupaciones que proporcionan la mayor fuente de empleo e ingresos a las familias en la localidad.

Según Cabrera (2008), la elaboración y restauración de muebles de bambú como una de las principales actividades de la economía montinense fue una estrategia de inversión de las familias para satisfacer la demanda de artesanos fabricantes de muebles, situación que modificó la estructura laboral de la localidad, cuando se crearon talleres familiares en los que se construyen desde sencillas artesanías hasta cabañas habitables.

Esta pequeña industria no ha logrado mantener un nivel significativo de ganancias debido al aumento de los precios del palo de bambú, las variaciones en la demanda y la competencia entre fabricantes dentro de la misma localidad. En la actualidad, entre 10 y 15 por ciento de las familias de la comunidad están directamente relacionadas con esta actividad productiva (Cabrera, 2008: 26).

Monte Blanco posee una tradición migratoria interna e internacional de más de treinta años. Sin embargo, los destinos de los migrantes han estado notoriamente diferenciados por género: las mujeres se han dirigido predominantemente a Monterrey para emplearse en el trabajo doméstico y los hombres hacia California, en Estados Unidos. En el año 2004, un estudio monográfico registró 82 migrantes internos y 222 migrantes internacionales y estimó que 15 por ciento de la población de la localidad se encontraba en Estados Unidos (Pérez et al., 2005)

Otro documento señala como una de las particularidades de la emigración internacional de los montinenses la recurrencia en los planes de permanecer en Estados Unidos por un lapso no superior a cinco años, con variaciones asociadas a la edad, la posición en el grupo familiar y el sentido de pertenencia. En términos de retorno, destacan como decisivos dos elementos: ser padres de familia y tener estatus migratorio autorizado, pues en el caso de quienes cuentan con trabajo estable y documentación en regla, los planes de regresar a México pueden modificarse por la prestación de una pensión (Cabrera, 2008).

Con la finalidad de conocer detalladamente las condiciones en que ocurrieron la reintegración a la comunidad y la reinserción laboral, fueron entrevistados en Monte Blanco 26 emigrantes retornados.6 Del conjunto, solamente dos eran mujeres, pues como ya se mencionó, el destino predominante de ellas para emigrar ha sido la ciudad de Monterrey.

Como se puede observar en el Cuadro 8, la mayoría de los entrevistados eran jefes de hogar, casados o unidos, tenían entre 25 y 39 años de edad y estudios básicos de primaria y secundaria. Una tercera parte declaró haber migrado en busca de trabajo, y en proporciones menores también por razones económicas vinculadas a obtener ingresos para construir una vivienda o pagar deudas. Para la mayoría de estos retornados, la decisión de emigrar se originó después de contraer matrimonio o del nacimiento del primer hijo. Más de la mitad sólo había emigrado en una ocasión, y la mitad había permanecido en el país de destino por más de seis años. Todos los entrevistados, hombres y mujeres, carecían de autorización para ingresar a Estados Unidos, por lo que cruzaron la frontera sin documentos, con ayuda de algún coyote o pollero.

En cuanto al empleo desempeñado en los Estados Unidos, los entrevistados presentaron patrones de inserción laboral similares a los de otros emigrantes mexicanos, desempeñando labores del campo en cosechas y siembras o laborando en la construcción, trabajando como obreros en la industria automotriz, (empresas de fabricación de autopartes) o bien en los servicios (hotelería, principalmente).

Respecto a la ubicación geográfica, la mitad estuvo trabajando y residiendo en California y el resto se distribuyó en Carolina del Norte, Carolina del Sur, Florida, Texas, Luisiana, Georgia, Illinois y Mississippi.

Acerca de los motivos del retorno, los entrevistados mencionaron de manera recurrente la nostalgia por la familia y el deseo de estar presentes en el crecimiento de los hijos, así como dificultades en la adaptación al estilo de vida en Estados Unidos y la mala comunicación con los nativos de ese país.

A continuación se detallan las trayectorias y experiencias laborales de los entrevistados,7 refiriendo la duración de la estancia y la inserción laboral en el lugar de destino, su situación en las redes sociales y las condiciones del retorno y la reinserción laboral en Monte Blanco.

 

"Las deudas me hicieron migrar"

Angélica tenía 50 años, era jefa de hogar, divorciada y tenía tres hijos mayores de edad. Realizó estudios técnicos y antes de emigrar trabajaba como supervisora de Diconsa.8 Migró a Estados Unidos en 2004, motivada por deudas contraídas y retornó en 2005. En aquel país residió en casa de su hermana. Trabajó seis meses en una empacadora de carne, laborando de lunes a sábado más de 12 horas diarias y ganando siete dólares por hora. El resto del año trabajó como empleada de limpieza en un hotel; aunque seguía ganando siete dólares la hora, su jornada se redujo a ocho horas diarias de lunes a sábado. Ambos empleos los consiguió con ayuda de amigos. Sus ingresos fueron destinados a su consumo personal y a enviar remesas a sus hijos en Monte Blanco. Trabajar en el hotel le ayudó a aprender lo básico del idioma inglés, lo que no ocurrió en su primer trabajo. Regresó a Monte Blanco "para encarrilar la vida" de uno de sus hijos. A su retorno, sin saber en qué trabajar, se involucró en un negocio de bisutería con granos de café. Sin embargo, en una localidad pequeña como Monte Blanco, este tipo de negocio tiene limitaciones, por lo que decidió regresar a trabajar a Diconsa. Sus condiciones laborales cambiaron, pues anteriormente laboraba entre 10 y 12 horas diarias ganando dos mil pesos quincenales y a su retorno el horario se redujo a nueve horas diarias y su salario se incrementó a 2 300 pesos quincenales, pero volver a trabajar en la localidad no le resultó fácil. Aunque considera que el dinero que gana es insuficiente, no piensa volver a emigrar a Estados Unidos, pero cree que debió quedarse por más tiempo allá para contar con más ahorros.

 

"Me salí de la universidad para conocer cómo estaba todo allá"

Bertha, de 30 años, vivía en unión libre y tenía dos hijos menores de edad, uno nacido en México y el otro en Estados Unidos. Estudió la Licenciatura en Educación y, al ser entrevistada, era maestra de la primaria en la localidad. Estuvo en Estados Unidos entre 1999 y 2003. Emigró cuando aún estudiaba en la universidad y permaneció en California hasta su regreso a Monte Blanco. Allá vivió con una tía que le consiguió trabajo empacando cajas en una empresa de cosméticos. Trabajaba ocho horas de lunes a viernes, ganando seis dólares la hora. Durante el año y medio que permaneció en ese trabajo, tuvo la oportunidad de un ascenso laboral, pero por falta de conocimiento del idioma inglés no pudo hacerlo. Con ayuda de una amiga consiguió empleo en una tienda de disfraces durante un año, ahí ganaba seis dólares por hora, en jornadas de ocho horas diarias de lunes a viernes. La vida en Estados Unidos no fue fácil para ella porque "no se acostumbró al nuevo modo de vida", no tenía descanso y extrañaba a su familia, por lo que decidió regresar a Monte Blanco. Regresó acompañada de su actual pareja y continuó con sus estudios universitarios. En su trabajo como maestra de primaria gana 3 800 pesos a la quincena por seis horas al día. Volver a Monte Blanco para ella fue un alivio, pues considera que tiene "más libertad, en el otro lado no hay vida" y trabajar como maestra es lo que más le gusta.

Para estas dos mujeres, la experiencia adquirida durante su corta estancia en Estados Unidos no modificó significativamente sus respectivas trayectorias laborales, pues ambas regresaron a Monte Blanco para continuar lo que realizaban antes de emigrar: Angélica volvió a su anterior empleo y Bertha terminó sus estudios para trabajar "en lo que más le gusta". Por su situación familiar ("encarrilar la vida de los hijos") y su percepción de la vida en el vecino país del norte ("en el otro lado no hay vida"), no piensan volver a Estados Unidos para trabajar; por lo que haber emigrado a ese país puede considerarse un evento circunstancial en sus trayectorias de vida y trabajo, más que formar parte de un proyecto migratorio internacional de largo alcance.

Para examinar las trayectorias laborales de los 24 hombres entrevistados, éstos fueron agrupados considerando el trabajo que realizaban antes de migrar: artesanos de bambú, trabajadores del campo u otra ocupación, y se diferenciaron aquellos que continuaron en la misma actividad a su regreso a la comunidad y quienes modificaron su trayectoria laboral al retornar a Monte Blanco.9

 

"Continué siendo artesano a mi regreso"

Joel, de 34 años; Pedro, de 43; Víctor, de 53 y Javier de 58, con niveles de escolaridad que no excedían secundaria, eran casados, tenían hijos nacidos en México y, excepto Joel, eran jefes de hogar. Antes de emigrar, Joel, Víctor y Javier eran trabajadores por cuenta propia en sus talleres de artesanías de bambú, trabajaban de seis a once horas diarias y sus ingresos dependían de las ventas del día. Ganaban alrededor de mil pesos por semana. Pedro no era dueño del taller en que trabajaba cerca de doce horas diarias y ganaba trescientos pesos a la semana.

Joel y Víctor emigraron a Estados Unidos con el fin conseguir recursos para construir su casa; su plan era permanecer entre uno y dos años en aquel país, lo que efectivamente sucedió, pues Joel trabajó en Carolina del Sur de 1999 a 2001 y Víctor en Carolina del Norte, de 2001 a 2003. Javier emigró para pagar deudas contraídas, y permaneció en Florida durante nueve años, entre 2000 y 2009. Pedro declaró haber emigrado "por las ansias de conocer". Residió en California por 13 años, de 1994 a 2007.

En los trabajos que desempeñaron como pulidores de rines, empacadores y estibadores de madera, laborando alrededor de diez horas diarias, ganaban entre cinco y ocho dólares por hora. Aunque consideran no haber obtenido un aprendizaje laboral significativo, Javier y Pedro sí lograron aprender el idioma, por la duración de su estancia en aquel país.

Los cuatro declararon que el regreso a Monte Blanco obedeció a la añoranza familiar, sin embargo Joel y Pedro expresaron que volvieron "por problemas en el otro lado" y Víctor y Javier "por falta de costumbre al ritmo de vida". Al retornar, los cuatro continuaron trabajando como artesanos del bambú, pero Pedro se convirtió en dueño de su propio taller, por lo que considera exitosa su experiencia migratoria y su retorno. Joel, Víctor y Javier consideraron que volver a trabajar en el bambú resultó frustrante porque el precio de los materiales se incrementó y sus ganancias se redujeron, por lo que los tres declararon tener la intención de emigrar nuevamente.

La corta estancia de Joel y Víctor en Estados Unidos —dos años, así planeado desde su partida con la finalidad de obtener recursos para construir su casa— y los empleos no calificados que desempeñaron en ese país, no permiten advertir una significativa acumulación de capital humano ni de recursos suficientes para mejorar su situación ocupacional y, en consecuencia, modificar su trayectoria laboral al retorno. Aunque Javier permaneció por nueve años trabajando en el vecino país del norte, las deudas contraídas, las remesas enviadas para el mantenimiento de su familia y los trabajos que desempeñó, tampoco le permitieron acumular capital humano ni recursos financieros para mejorar significativamente su situación y trayectoria laboral al volver. A diferencia de ellos, Pedro estuvo trabajando durante 13 años en California, lo que le permitió acumular recursos para establecer su propio taller y aprovechar su experiencia previa como artesano de bambú al retornar.

Si bien Joel, Víctor y Javier expresaron su intención de volver a emigrar, los dos primeros emigraron y retornaron aproximadamente 10 años atrás y permanecieron sólo durante dos años en Estados Unidos, por lo que dicha intención podría expresar más un deseo que un plan concreto a futuro. A diferencia de ellos, Javier permaneció durante casi una década en Estados Unidos, y aunque no acumuló significativamente capital humano ni financiero, posiblemente estableció redes en aquel país que posibiliten concretar esa intención.

 

"No quise seguir siendo artesano de bambú"

Mauro, Gerardo y Luis eran jefes de hogar, estaban casados y tenían hijos; Ramón era soltero, no era jefe de hogar ni tenía hijos. Antes de emigrar a Estados Unidos, los cuatro eran artesanos de bambú, pero ninguno era dueño del taller donde laboraba. Mauro y Gerardo ganaban cerca de quinientos pesos a la semana trabajando ocho horas diarias; Luis y Ramón eran trabajadores familiares sin sueldo. Los cuatro cambiaron de ocupación al retornar a Monte Blanco.

Mauro tenía 28 años y estudios de preparatoria, declaró haber emigrado "por aventura", residió en Texas por cinco años, de 2005 a 2010, donde vivió con un amigo y trabajó en la construcción por un año. Ganaba alrededor de nueve dólares la hora, laborando ocho horas de lunes a viernes. A su retorno a Monte Blanco trabajó como repartidor de agua, con una paga de 900 pesos semanales. Ramón tenía 27 años y también estudios de preparatoria, emigró a Estados Unidos en busca de trabajo, se estableció con unos amigos y permaneció en California cuatro años, de 2005 a 2009, donde trabajó como cocinero por tres años, seis días a la semana, ocho horas diarias, ganando nueve dólares la hora. A su retorno trabajaba como vendedor de fierro y ganaba alrededor de 900 pesos por semana. Aunque ambos dejaron de trabajar como artesanos de bambú, consideraron que la experiencia en Estados Unidos no mejoró su situación laboral, pues al retornar se emplearon en ocupaciones informales.

A diferencia de estos dos jóvenes que tenían estudios de preparatoria, Gerardo tenía 37 años y no concluyó la educación primaria, sus hermanos, que radicaban en Estados Unidos le consiguieron empleo y vivió en Mississippi de 2000 a 2004. Trabajó en la construcción durante tres años, laborando ocho horas al día de lunes a viernes y ganando alrededor de nueve dólares la hora. En su tiempo libre aprendió fotografía y técnicas fotográficas poco conocidas en Monte Blanco, pensando en establecerse como fotógrafo de eventos familiares a su regreso, lo que efectivamente sucedió. Expresó que iniciar su negocio no fue fácil, pues debió ganar la confianza de sus vecinos instalándose durante dos meses en la puerta de la iglesia de la localidad para promoverse como fotógrafo de eventos conmemorativos y dar a conocer su trabajo, pero consideró que lo aprendido en Estados Unidos fue muy útil para cambiar de oficio.

Luis tenía 38 años y estudios de secundaria, emigró por deudas contraídas y vivió en Florida, donde no conocía a nadie y permaneció por siete años, de 1999 a 2006; trabajó como empacador y posteriormente como chofer en la misma fábrica donde permaneció cuatro años, ganando cinco dólares la hora. A pesar de que considera que no logró todo lo que esperaba de su estancia en Estados Unidos, piensa que la experiencia le proporcionó conocimientos nuevos que puso en práctica a su retorno y que cambiar de oficio le resultó benéfico, pues estableció una tienda de abarrotes.

Durante su estancia en el norte, los cuatro enviaron remesas a sus familias y el retorno estuvo asociado a causas familiares y crianza de los hijos. A pesar de que todos cambiaron de ocupación al retornar a Monte Blanco, solamente Luis -quien no tenía redes en el lugar de destino pero permaneció durante más tiempo en Estados Unidos- se convirtió en propietario de un pequeño negocio, pues Mauro y Ramón se incorporaron al trabajo informal y Gerardo generó su propio empleo pues su imaginación e inventiva le permitieron desarrollar un oficio inédito en la localidad: fotógrafo de eventos familiares.

 

"Trabajaba en el campo antes de migrar porque era lo que había"

Emilio, de 30 años y Juan, de 36 años, eran casados y no terminaron sus estudios de secundaria; Antonio, de 45 años, era soltero y sí concluyó ese nivel de estudios. Los tres eran jefes de hogar, tenían hijos y antes de migrar trabajaban en el campo ocho horas diariamente, Emilio y Antonio como asalariados y Juan en la parcela familiar. Al retornar a Monte Blanco, los tres dejaron el trabajo en el campo. Emilio y Juan regresaron en una ocasión a visitar a su familia después de haber permanecido más de un año en el norte, y los tres declararon haber retornado a Monte Blanco por razones familiares.

Antonio emigró por falta de dinero, pensaba quedarse solamente un año pero permaneció tres, de 2005 a 2008, desempeñando varios empleos en Carolina del Sur. Con la ayuda de un amigo consiguió trabajó en la construcción, limpiando edificios terminados y laboró en ello durante ocho meses, ocho horas diarias, ganando novecientos dólares a la semana. Desde que retornó a Monte Blanco, no tenía empleo fijo y trabajaba en lo que se le presentara en el día, "esperando ayuda gubernamental para sembrar y cosechar caña de azúcar". Declaró que sólo volvería a Estados Unidos si lo contrataran legalmente, pues "es muy riesgoso el trayecto".

Emilio emigró porque "el trabajo en el campo le daba muy poco y no le alcanzaba". Permaneció en California seis años, de 1999 a 2005. Trabajó como pulidor de rines durante tres años, laborando diez horas al día los siete días de la semana y ganando siete dólares la hora. A su retorno consiguió trabajo como artesano de bambú, laborando de lunes a sábado y ganado ciento veinte pesos al día. Pensaba volver a emigrar a Estados Unidos, aunque no de inmediato pues deseaba estar más tiempo con su familia.

Juan emigró porque debía dinero y deseaba comprar herramientas para poner un taller de carpintería. Aunque planeaba estar solamente dos años, permaneció en California cinco años, de 2000 a 2005. Durante dos años y medio trabajó en un establecimiento donde se elaboraban cocinas integrales de madera y recibió capacitación para el desempeño de su trabajo como carpintero. Laboraba ocho horas diarias de lunes a sábado, ganando cien dólares al día. A su retorno, estableció un taller de carpintería en el patio de su casa. Gana mil pesos a la semana y trabaja ocho horas diariamente. Consideró que su experiencia en Estados Unidos fue útil por el aprendizaje adquirido en el oficio de la carpintería. Sin embargo, hay meses en que no tiene trabajo y en la localidad "no le pagan lo que realmente vale su trabajo", por lo que elabora muebles según lo que pueda pagar el cliente. Tiene pensado ampliar el negocio, por lo que contrató un ayudante. Volvería a emigrar a Estados Unidos "en el momento que su negocio no vaya bien".

Cuando Juan emigró, era trabajador en la parcela familiar; el aprendizaje adquirido en Estados Unidos en la carpintería, le permitió establecerse como trabajador por cuenta propia. En contraste, Emilio y Antonio emigraron siendo trabajadores asalariados del campo y en Estados Unidos desempeñaron trabajos manuales no calificados que les proporcionaron, si acaso, capital humano muy exiguo. Para los tres, volver a emigrar a Estados Unidos es una posibilidad, aunque no está en sus planes inmediatos por los riesgos (Antonio), la situación familiar (Emilio) y la mejora laboral (Juan).

 

"Todo lo que he hecho es trabajar en el campo"

Pepe, de 26 años y Edgar, de 31 años, eran jefes de hogar, vivían en unión libre, no tenían hijos y realizaron estudios de secundaria. Carlos, de 46 años, era casado, jefe de hogar, tenía dos hijos y había concluido estudios de primaria. Ángel, de 39 años, era soltero, no tenía hijos, estudió hasta quinto de primaria y su padre era el jefe de hogar. Todos trabajaban en el campo antes de emigrar, pero no eran poseedores de tierras.

Pepe emigró a California cuando tenía 17 años, con planes de quedarse sólo un año, pero se quedó tres, de 2003 a 2006. Trabajó durante un año de lunes a sábado pintando casas y ganando ocho dólares la hora. Consideró que regresar a Monte Blanco le brindó "un nuevo comienzo y retomar el buen camino", pues durante su estancia en Estados Unidos "se iba todos los días de fiesta con sus amigos y tomaba mucho". Desde que retornó, trabaja en el campo como asalariado ocho horas diarias, ganando ochenta pesos al día. No piensa volver a Estados Unidos pues "no quiere caer de nuevo en vicios".

Edgar emigró en 1999 y retornó en 2009, vivió en California con amigos, trabajó como pulidor de rines, laborando ocho horas de lunes a viernes y ganando siete dólares la hora. Regresó "para ver a su papá". Aunque a su retorno buscó trabajo en distintas actividades, porque "ni el bambú ni el campo le gustaban", trabaja como asalariado en el campo de lunes a viernes ganando cien pesos por día, porque "no tuvo otras opciones". A pesar de haber permanecido diez años en Estados Unidos, no aprendió inglés. Consideró la posibilidad de volver a emigrar a Estados Unidos, "pero no por el momento".

Carlos emigró en 1993 y retornó en 2010, vivió con familiares en California donde laboraba en la construcción de lunes a viernes un promedio de diez horas al día, ganando dieciocho dólares la hora. Durante los 17 años que trabajó en Estados Unidos regresó ocasionalmente a Monte Blanco para ver a sus familiares y retornó porque "extrañaba a la familia". Desde que retornó labora en el campo, gana seiscientos pesos a la semana por ocho horas trabajadas de lunes a sábado. No tiene pensado volver a Estados Unidos, "pero la realidad es muy dura en la localidad, porque no hay suficientes opciones de trabajo". A pesar de su larga estancia en Estados Unidos, "no tuvo oportunidad de aprender bien inglés".

Ángel emigró en 1997 al estado de Georgia, donde residía con su familia. Trabajó puliendo rines un año y medio, once horas diarias de lunes a sábado, ganando siete dólares la hora. Regresó en 2005 para ayudar a su padre en la parcela familiar, que posteriormente heredó. Con apoyo gubernamental otorgado a través del programa procampo10 logró aumentar la producción del café, "se siente bien y le gusta el campo". Aunque durante los ocho años que estuvo en Estados Unidos no aprendió inglés ni adquirió capacitación laboral, considera que su experiencia migratoria le brindó "una visión de querer agrandar su negocio" en Monte Blanco.

A pesar de que Edgar y Carlos trabajaron un tiempo considerable en Estados Unidos (10 y 17 años, respectivamente), no adquirieron capital humano ni acumularon capital monetario que les permitiera mejorar su situación al retorno. Ambos expresaron que en Monte Blanco las opciones laborales son limitadas, por lo que al retornar tuvieron que volver a emplearse como asalariados en el campo. A diferencia de ellos, Ángel consideró que mejoró su situación porque heredó la parcela familiar y recibió ayuda gubernamental.

 

"No fui de artesano de bambú ni trabajador del campo"

Germán tenía 31 años, estudios de preparatoria, era casado, jefe de hogar y tenía hijos. Antes y después de migrar trabajó como repartidor de agua. Estuvo menos de dos años en Estados Unidos (2007-2008), residiendo con su hermano en Illinois quien le ayudó a conseguir trabajo en una fábrica de block y balatas, donde trabajó año y medio, de lunes a viernes ocho horas diarias, ganando trece dólares la hora. En ese trabajo recibió capacitación para utilizar la maquinaria, lo que le facilitó el aprendizaje básico del idioma inglés. Las remesas que envió a su familia se emplearon en el consumo cotidiano y en los gastos escolares de sus hijos. Retornó a Monte Blanco porque "no se acostumbró al duro trabajo que allá tenía". Un año después de retornar y a sugerencia de su familia, inició un negocio de refresco de raíz en la cabecera municipal de Monte Blanco, percibiendo mil pesos a la semana. El negocio no funcionó, por lo que volvió a trabajar como repartidor de agua, ganando el mismo salario que tenía antes de migrar, setecientos pesos a la semana, pero trabajando menos horas. Su trabajo le agrada. Consideró que "valió la pena emigrar a Estados Unidos porque la experiencia me hizo decidir poner un negocio, aunque no haya funcionado".

Matías tenía 34 años, estudios de tercer grado de primaria, era jefe de hogar, estaba casado, tenía hijos y trabajaba como albañil antes y después de migrar. Emigró a Estados Unidos "porque necesitaba dinero para construir su casa". Se estableció en Carolina del Norte con familiares, donde permaneció durante 12 años, de 1994 a 2006. Con la ayuda de un familiar consiguió trabajo en la construcción de casas de madera. Empezó ganando seis dólares la hora trabajando de lunes a sábado. Con el paso del tiempo "aprendió a diseñar casas", se convirtió en "ayudante maestro del patrón" y su salario se incrementó a doce dólares la hora. Fue deportado y retornó a Monte Blanco sin dinero. Sigue trabajando como albañil, aunque gana cien pesos más de lo que obtenía antes de emigrar, laborando siete horas diarias en promedio y como trabajador por cuenta propia. Considera que en Estados Unidos adquirió nuevos conocimientos en albañilería, que le han generado más clientes en la localidad "porque saben que estuvo allá". No piensa volver porque "por ahora su negocio es exitoso".

Germán sólo estuvo dos años en Estados Unidos, mientras que Matías permaneció por 12 años antes de ser deportado. Aunque no cambiaron de actividad laboral antes y después de emigrar, consideraron positiva la experiencia en Estados Unidos por los conocimientos adquiridos, a pesar de que ambos continúan desarrollando empleos muy precarios y percibiendo ingresos sumamente reducidos.

 

"Ahorré para iniciar un negocio"

Max tenía 25 años, era soltero, no era jefe de hogar ni tenía hijos y terminó la preparatoria. No trabajaba cuando emigró "para conocer y buscar un futuro mejor en Estados Unidos". Vivió en Luisiana con unos amigos, donde permaneció cuatro años, de 2007 a 2011. Durante siete meses trabajó lavando platos y posteriormente pintando casas, laborando de lunes a sábado y ganando quince dólares la hora. En ese empleo aprendió sobre materiales de construcción y planeó establecer una ferretería a su retorno a Monte Blanco, objetivo para el que enviaba remesas. Retornó "porque extrañaba a su familia". Durante su estancia en Estados Unidos, su padre "creó las condiciones para el inicio del actual negocio familiar", que ha resultado exitoso porque en la localidad no hay otra ferretería. El negocio le reditúa dos mil pesos semanales trabajando cinco días a la semana. Aunque al negocio va bien, Max piensa volver a emigrar "porque extraña la vida de allá y se gana más dinero", pero quiere hacerlo "con papeles".

Nelson tenía 39 años, era jefe de hogar, estaba casado y tenía hijos. Antes de emigrar era ayudante de albañil. Emigró en busca de trabajo para construir su casa y comprar herramientas para poner un negocio de soldadura, oficio del que tenía conocimientos básicos. En Estados Unidos, residió en California viviendo con familiares durante once años, de 1998 a 2009. Durante ese tiempo, visitó a su familia en cuatro ocasiones, visitas en las que "acondicionaba su espacio de trabajo para cuando regresara definitivamente". Entre los empleos que desempeñó, trabajó por un año y siete meses en una fábrica que elaboraba piezas de aviones y computadoras, "aprendiendo más sobre soldadura y los múltiples trabajos que se podrían hacer". El dinero que reunió trabajando en Estados Unidos le permitió establecer su negocio de soldadura, comprar tres terrenos y una camioneta. Es el segundo soldador más conocido en dos localidades, trabaja de seis a ocho horas diarias y sus ingresos dependen de los trabajos realizados. Consideró positiva su experiencia migratoria porque "logró más lo que quería obtener".

Max inició su vida laboral en ese Estados Unidos, donde aprendió sobre materiales de construcción. Aunque permaneció solamente cuatro años trabajando en ese país, con apoyo familiar y redes de amigos en Luisiana, logró ahorrar para establecer un negocio familiar. Joven, soltero y sin hijos, considera la posibilidad de volver a Estados Unidos, pero contando con documentos para ingresar y/o trabajar. En contraste, Nelson, de mayor edad, con obligaciones familiares como jefe de hogar, casado y con hijos, no piensa volver a emigrar, pues su larga estancia en Estados Unidos y el apoyo de su familia en origen y destino, también le permitieron generar ahorros y abonar a su propósito de establecerse por cuenta propia al retornar.

 

Reflexiones finales

Las cifras agregadas que proporciona la información censal, brindan un acercamiento panorámico sobre la magnitud numérica de conjunto de personas que retornaron de Estados Unidos y su distribución estatal en tres momentos en el tiempo. En este amplio conjunto, dada la pregunta que capta esa información censal, no es posible diferenciar el retorno voluntario de las expulsiones forzadas. Entre los retornados voluntarios tampoco se puede distinguir el retorno circunstancial, temporal o definitivo. De igual forma, no es posible discernir entre quienes tuvieron una larga carrera migratoria y repetidos retornos (migrantes circulares) de aquellos que estuvieron de manera circunstancial en Estados Unidos o emigraron solamente una vez y por corto tiempo (migrantes circunstanciales).

Lo que indicó la información censal fue que en el último año censal (2010) se incrementó considerablemente el número de retornados a nivel nacional y para el estado de Veracruz, además que estos emigrantes retornados se estaban dirigiendo en mayores proporciones hacia comunidades rurales, y en la entidad veracruzana en un porcentaje un poco mayor a la mitad de sus retornados (52.2 por ciento), motivo por el cual fue elegida una localidad rural del estado de Veracruz para realizar entrevistas que permitieran apreciar desde un entorno más cercano y con mayor detalle la reinserción laboral de sus retornados.

Los entrevistados en Monte Blanco fueron en su mayoría emigrantes internacionales circunstanciales, para quienes el evento migratorio constituyó una oportunidad propicia en su trayectoria laboral, si bien delineada con un fin concreto (comprar casa, pagar deudas, conocer), pero no con el propósito expreso de desarrollar una carrera migratoria de largo plazo en Estados Unidos, como ocurre en comunidades de larga tradición migratoria internacional localizadas en el centro occidente de México.

Aún entre quienes estuvieron alrededor de una década o más tiempo trabajando en Estados Unidos, su prolongada estancia no tenía como finalidad expresa cimentar o consolidar una trayectoria laboral en ese país o emigrar definitivamente, pues en todos los casos las familias de origen y descendencia permanecieron en la comunidad de Monte Blanco, y fue precisamente el arraigo familiar uno de los motivos expresados de manera recurrente para el retorno.

A diferencia de las entidades y comunidades mexicanas que tienen una larga tradición migratoria -en algunos casos casi centenaria- hacia Estados Unidos, la inserción masiva más reciente de Veracruz y de Monte Blanco a este flujo migratorio internacional no ha generado aún redes sociales amplias ni consolidadas, ya no que prolonguen generacionalmente la emigración, sino simplemente que forjen un movimiento sostenido a partir de estancias de largo plazo y prolongadas trayectorias migratorias de carácter laboral. Adicionalmente, la masiva emigración internacional veracruzana se incrementó en los años del reforzamiento del control de la frontera sur estadunidense, lo que ha dificultado aún más su continuidad. A pesar de ello, los entrevistados consiguieron trabajo y hospedaje durante su estancia en Estados Unidos con redes de amigos y familiares, pero la mayoría no piensa migrar nuevamente, pues conoce las dificultades que conlleva hacerlo sin autorización.

Como señaló Mestries:

Se podría pensar entonces que esta migración se encuentra en su primera fase, cuando el hecho de migrar es una estrategia de supervivencia de las familias rurales (campesinas y de trabajadores agrícolas) para subsidiar su reproducción social. Sus redes migratorias serían incipientes volviendo azarosa la migración y la búsqueda de empleo (2006: 264).

Entre los retornados montinenses entrevistados, la acumulación de capital humano y financiero fue una situación excepcional. Adicionalmente, las pequeñas comunidades rurales —a las que mayoritariamente retornaron los emigrantes según información censal del año 2010— ofrecen opciones limitadas para la inversión de esos capitales. Para los migrantes retornados entrevistados en Monte Blanco, su reinserción laboral no implicó una mejora sustantiva en sus condiciones laborales y económicas, pues en la mayoría de los casos se observa una continuidad en la trayectoria laboral en condiciones de precariedad en el mismo sector de ocupación, en el sector informal y en el autoempleo.

La información y análisis aquí presentados plantean la necesidad creciente de una política pública dirigida a este grupo de ciudadanos mexicanos que se vieron obligados a emigrar a Estados Unidos buscando mejores oportunidades laborales y salariales, quienes al retornar a sus localidades de origen no encontraron mejores condiciones que cuando emigraron. La implementación de programas de reinserción dirigidos a los emigrantes mexicanos retornados de Estados Unidos resulta apremiante, ante una población que en años recientes se ha ido incrementando, especialmente en comunidades rurales en donde las perspectivas de empleo e inversión son muy limitadas.

 

Bibliografía

AGUILAR, Roberto, 2012, "Por alta migración, gestionan oficina de Veracruz en Reynosa", Periódico El Universal, 27 de agosto de 2009, internet recuperado de: http://www.eluniversal.com.mx/notas/622753.html        [ Links ]

ALANÍS ENCISO, Fernando, 2007, Que se queden allá. El gobierno de México y la repatriación de mexicanos en Estados Unidos (1934-1940), COLEF/COLSAN, Tijuana.         [ Links ]

ANGUIANO TÉLLEZ, María, 2005, "Rumbo al norte: nuevos destinos de la emigración veracruzana", en Migraciones Internacionales, vol. 3, núm. 1.         [ Links ]

AROWOLO, Oladele, 2000, "Return Migration and the Problem of Reintegration", en International Migration, vol. 38.         [ Links ]

AZNAR, Yesica, 2009, "Identidades de retorno: la experiencia migratoria y su integración en el lugar de retorno", Ponencia presentada en el Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, Río de Janeiro, Brasil.         [ Links ]

CABRERA, Jerónimo, 2008, "Redes sociales de la migración en Monte Blanco, Veracruz", en Tesis de licenciatura, Facultad de Antropología, Universidad Veracruzana.         [ Links ]

CARRERAS DE VELASCO, Mercedes, 1974, Los mexicanos que devolvió la crisis, 1929-1932, Secretaría de Relaciones Exteriores, México.         [ Links ]

CASSARINO, Jean-Pierre, 2008, "Entender los vínculos entre migración de retorno y desarrollo", en La dimensión exterior de las políticas de inmigración de la Unión Europea. V Seminario Inmigración y Europa, CIDOB, Barcelona.         [ Links ]

COBO, Salvador, 2008, "¿Cómo entender la movilidad ocupacional de los migrantes de retorno? Una propuesta de marco explicativo para el caso mexicano", en Estudios demográficos y urbanos, vol. 23, núm. 1.         [ Links ]

DURAND, Jorge, 2004. "Ensayo teórico sobre la migración de retorno. El principio del rendimiento decreciente", en Cuadernos Geográficos, núm. 35.         [ Links ]

ESPINOSA, Víctor, 1998, El dilema del retorno: migración, género y pertenencia en un contexto transnacional, El Colegio de Michoacán, Zamora.         [ Links ]

GARRIDO DE LA CALLEJA, Carlos, 2010, "El proceso migratorio veracruzano: aportes teórico-metodológicos para su estudio e intervención, el caso del campo cañero", en Biblioteca digital de Humanidades, Universidad Veracruzana, vol. 6. Internet recuperado de: www.uv.mx/bdh/files/2012/10/proceso-migratorio-veracruz.pdf        [ Links ]

GUERIN-GONZÁLEZ, Camille, 1985, "Repatriación de familias inmigrantes mexicanas durante la Gran Depresión", en Historia Mexicana, vol. XXXV, núm. 2        [ Links ]

GMELCH, George, 1980, "Return Migration", en Annual Review of Anthropology, vol. 9.         [ Links ] INEGI Censos de población y Vivienda 1990, 2000 y 2010, Internet recuperado de: http://www.inegi.org.mx        [ Links ]

MÁRMORA, Lelio, 2009, Aspectos básicos para la gestión migratoria, en Tilde Editores. México.         [ Links ]

MESTRIES, Francis, 2006, "Migración internacional y campesinado cafetalero en México: fases, circuitos y trayectorias migratorias", en Análisis Económico, vol. XXI, núm. 46.         [ Links ]

PAPAIL, Jean, 2002. "De asalariado a empresario: la reinserción laboral de los migrantes internacionales en la región centro-occidente de México", en Migraciones Internacionales, vol.1, núm. 3.         [ Links ]

PAPAIL, Jean y Jesús ARROYO ALEJANDRE, 2004, Los dólares de la migración, Universidad de Guadalajara.         [ Links ]

PAPAIL, Jean y Jesús ARROYO ALEJANDRE, 2009, Migración a Estados Unidos y autoempleo: doce ciudades pequeñas de la región centro-occidente de México, Universidad de Guadalajara.         [ Links ]

PÉREZ, María Eugenia, 2003, Migración internacional, remesas y desarrollo: Estudio de caso de la cabecera municipal de Alto Lucero, Veracruz, 1995-2000, en tesis de Licenciatura, Facultad de Economía, Universidad Veracruzana.         [ Links ]

PÉREZ, Mario, 2001, "Buscando el norte: la nueva migración de veracruzanos a Estados Unidos", en el Cotidiano, vol.18, núm. 108.         [ Links ]

PÉREZ, Mario, 2003, "Las redes sociales en la migración emergente de Veracruz a Estados Unidos", en Migraciones Internacionales, vol. 2, núm. 1.         [ Links ]

PÉREZ, Mario 2005, Monografía transnacional de Monte Blanco: circuito Puebla-Veracruz, Programa Interinstitucional Comunidades Transnacionales de Norteamérica, (CIESAS), manuscrito inédito.         [ Links ]

RIVERA, Liliana, 2011, "¿Quiénes son los retornados? Apuntes sobre el migrante retornado en el México contemporáneo", Bela FELMAN BIANCO et al. (comps.), la construcción social del sujeto migrante en América Latina. Práctica, representaciones y categorías, FLACSO-Ecuador/CLACSO, Quito.         [ Links ]

SCHRAMM, Christian, 2011, "Retorno y reinserción de migrantes ecuatorianos, La importancia de las redes sociales transnacionales", en Revista d'Afers Internacionals, abril, núm. 93-94.         [ Links ]

ZAVALA, Noé, 2012, "Anuncia Fidel programa de retorno de migrantes", en Diario de Xalapa, 24 de febrero de 2010, internet recuperado de: http://www.oem.com.mx/oem/notas/n1531015.htm        [ Links ]

 

Notas

1 Esta última perspectiva sugerida por Liliana Rivera (2011) en su trabajo sobre experiencias de retorno en municipios urbanos de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México.

2 Por factores sociales nos referimos a la familia y las relaciones más amplias con los miembros de la comunidad. Los factores institucionales hacen referencia a la ayuda gubernamental manifiesta en programas de apoyo expresamente destinados a los emigrantes retornados.

3 Para ubicar a los migrantes de retorno en los resultados de los Censos de Población y Vivienda de los años 1990, 2000 y 2010, se consideraron las preguntas relativas a "lugar de nacimiento" (México), seleccionando a quienes declararon que hace cinco años se encontraba radicando en los Estados Unidos. En el caso particular de los veracruzanos, adicionalmente se consideró a quienes declararon haber retornado a esta entidad.

4 De acuerdo con los Censos de Población y Vivienda retornaron a México procedentes de Estados Unidos, nacidos o no en México, un total de 129 030 personas en 1990, 337 061 en el año 2000 y 985 383 en el año 2010. En los datos aquí analizados se consideró solamente a quienes declararon haber nacido en México y retornado a alguna de las 32 entidades federativas del país.

5 De acuerdo con INEGI, una localidad se considera rural con menos de 2 500 habitantes y urbana con más de 2 500 residentes.

6 Las entrevistas se llevaron a cabo del 1° al 10 febrero del 2012.

7 Por razones obvias, los nombres que a continuación se mencionan son ficticios.

8 Empresa de participación estatal mayoritaria perteneciente a la Secretaría de Desarrollo Social, cuya función es "contribuir a la superación de la pobreza alimentaria, mediante el abasto de productos básicos y complementarios a localidades rurales de alta y muy alta marginación, con base en la organización y participación comunitaria". http://www.diconsa.gob.mx/index.php/conoce-diconsa.html

9 Aunque la mayoría de los entrevistados desempeñaron distintos trabajos durante su estancia en Estados Unidos, en las entrevistas nos centramos en el empleo de más larga duración.

10 El Programa de Apoyos Directos al Campo (PROCAMPO) otorga un ingreso económico complementario a los productores del campo mexicano, incentivando la producción de cultivos lícitos a través de apoyos monetarios concedidos por superficie inscrita en el programa. Surgió a finales de 1993 como "un apoyo compensatorio ante la apertura económica derivada del Tratado de Libre Comercio de América del Norte". Como herramienta de política pública sectorial, atiende principalmente a productores rurales de bajos ingresos, en http://www.sagarpa.gob.mx/agricultura/Programas/procampo/Paginas/procampo.aspx (véanse Objetivos y Antecedentes), consultado el 1° de julio de 2013.

 

Información sobre los autores:

María Eugenia Anguiano Téllez. Doctora en Ciencia Social con especialidad en Sociología por El Colegio de México. Es profesora e investigadora titular en El Colegio de la Frontera Norte. Desde 1990 pertenece al Sistema Nacional de Investigadores. Es miembro de los consejos editoriales del Journal of Latino-Latin American Studies de la Universidad de Nebraska y del International Journal of Migration and Border Studies de la Universidad de Montreal, y evaluadora acreditada del Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo de España (CYTED). Su trabajo de investigación se ha desarrollado en las áreas de migración laboral interna e internacional con énfasis en las fronteras norte y sur de México, emigración mexicana a Estados Unidos e inmigración latinoamericana en España. Entre sus publicaciones se cuentan capítulos en libros y artículos en revistas académicas especializadas de México, Argentina, España, Estados Unidos y Venezuela y la coordinación de cuatro libros sobre migración internacional. Fue becaria de The Rockefeller Foundation Bellagio Center en Italia. Ha realizado dos estancias académicas en año sabático en España, colaborando en docencia e investigación sobre migraciones internacionales en la Universidad de la Coruña y la Pontificia Universidad de Comillas Madrid. Dirección electrónica: anguiano@colef.mx

Rodolfo Cruz Piñeiro. Doctor en Sociología con especialidad en Población por la Universidad de Texas en Austin y maestro en Demografía por El Colegio de México. Es profesor investigador del Departamento de Estudios de Población en El Colegio de la Frontera Norte. Desde 1992 pertenece al Sistema Nacional de Investigadores. Ha sido profesor visitante en la Universidad de Texas en Austin y en la Universidad Estatal de San Diego. Fue Presidente de la Sociedad Mexicana de Demografía y actualmente es miembro del Consejo Consultivo Ciudadano del Instituto Nacional de Migración. Es miembro fundador y actualmente Presidente del Instituto de Estudios y Divulgación sobre Migración, A.C. y también preside la Fundación Internacional de la Comunidad (FIC). Desde un enfoque sociológico y demográfico, sus principales áreas de estudio son: población y desarrollo en la frontera norte de México, mercado de trabajo y migraciones internas e internacionales. Entre sus publicaciones se cuentan un libro de autor, la coordinación de otros cuatro volúmenes y más de 50 capítulos y artículos en revistas especializadas. Dirección electrónica: rcruz@colef.mx

Rosa María Garbey Burey. Maestra en Estudios de Población con mención honorífica por El Colegio de la Frontera Norte. Licenciada en Sociología, también con mención honorífica, por la Universidad de Sonora. Ha realizado trabajos de investigación sobre mujeres y menores migrantes repatriados y sobre migración de retorno y reinserción laboral en las comunidades de origen de mexicanos procedentes de Estados Unidos. Colaboró como asistente de investigación en El Colegio de la Frontera Norte. Actualmente se desempeña en el Instituto Sonorense de la Mujer como Coordinadora de la Vertiente C y Contraloría Social del Programa de Apoyo a las Instancias de Mujeres (PAIMEF) del Instituto Nacional de Desarrollo Social. Dirección electrónica: rosa480@gmail.com

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons