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Papeles de población

versão On-line ISSN 2448-7147versão impressa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.19 no.76 Toluca Abr./Jun. 2013

 

Presentación

 

La migración interna voluntaria es reflejo de una gran diversidad de factores, pero sin lugar a dudas uno de los más relevantes tiene que ver con las limitaciones para acceder a un mínimo de oportunidades que garanticen condiciones de vida dignas en el lugar de origen como de la libertad de las personas para buscar mejores horizontes fuera de su zona de origen.

En todas las migraciones está presente la existencia de desigualdad entre lo que se ofrecen en los puntos de origen y destino, y la decisión autónoma o familiar de los individuos de zanjar o al menos disminuir esta diferencia.

Pese a lo anterior, las motivaciones específicas para migrar pueden determinarse mediante la evidencia estadística demográfica, la cual indica que no son las condiciones de pobreza iniciales las que con mayor fuerza impulsan a migrar, sino fundamentalmente la expectativa de un mejor ingreso, que principalmente persiguen quienes no son pobres. Aun así, la migración de quienes son pobres, es cada vez más común y se encuentra en ascenso, al extenderse y aprovecharse más las redes sociales que facilitan el proceso migratorio.

Estos planteamientos aportan importantes sugerencias para impulsar líneas de investigación y políticas públicas en torno a la migración interna permanente, temporal y circular. Disminuir las brechas en las condiciones de vida entre las zonas expulsoras y las receptoras, una tarea ineludible de política pública, sin lugar a dudas tendería a disminuir la intensidad de la migración. Sin embargo, es una realidad no sólo inviable en el corto y mediano plazo, sino que tampoco garantiza que los flujos migratorios se contengan. En el caso de la migración interna, pese a que ha existido convergencia en los indicadores de desarrollo regional, particularmente entre los del norte y sur del país, aún persisten desigualdades en los ingresos que favorecen la reubicación de la fuerza laboral de urbano-rural, urbana-urbana.

Por otra parte, y pensando en la migración internacional, aun cuando existiera un crecimiento económico en México que elevara el empleo y los niveles salariales internos, se estaría lejos de igualar lo que puede ofrecer el mercado laboral de la economía estadunidense.

Este es uno de los temas que aborda el número 76 de la revista Papeles de Población, junto con el análisis de la regresión demográfica de España, el primer empleo, hogares y reforma fiscal, confianza e innovación tecnológica.

La primera sección de este número incluye el trabajo de Virgilio Partida Bush, investigador de la Facultad Latinoamericana en Ciencias Sociales con sede en México, quien inicia argumentando que la ausencia del municipio de procedencia en la información sobre migración recogida en los censos de población de México, excepto en 2000 y 2010, ha generado una idea distorsionada de las tendencias de la movilidad territorial en el país. Sea porque solo se atiende a la inmigración, sea porque se trata de aproximar mediante la migración interestatal y se dejan de lado los desplazamientos intraestatales, algunos autores concluyen que se produce una disminución de la intensidad de la migración con el cambio de siglo. Con los datos de los censos de población de 1970 a 2010 y el conteo de 2005 y encuestas levantadas en 16 ciudades se realiza una estimación de los flujos hacia y desde esas zonas metropolitanas. El autor concluye que los cambios en la intensidad y dirección de los flujos migratorios no se ubican necesariamente en el nuevo milenio.

Enrique Pérez Campuzano y Clemencia Santos Cerquera, investigadores del Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Nacional Autónoma de México, exponen evidencias de la transición de la migración interna en México. De acuerdo con el análisis de los autores, el patrón tradicional rural-urbano ha evolucionado hacia uno de tipo urbano-urbano, mismo que indica la transformación de otros importantes indicadores: desarrollo urbano-regional, el incremento de las deseconomías de aglomeración en las principales ciudades, entre otros. Utilizando datos de dos muestras censales (2000 y 2010), los autores puntualizan que tanto la dirección como la intensidad de la migración han cambiado en los últimos años. Los resultados indican que los movimientos entre zonas metropolitanas se han convertido en los más importantes, mientras que la migración rural-urbana decrece. Tomando en cuenta la diversidad de movimientos, proponen un modelo sobre los desplazamientos.

En esta misma primera sección se incluye el trabajo de José María Serrano Martínez y Ramón García Marín, ambos de la Universidad de Murcia, cuyos hallazgos les permiten argumentar que la reducción sostenida de la natalidad y el aumento de la esperanza media de vida en España, han conducido, en los últimos lustros, a un rápido envejecimiento de la población, tendencia que se ha estabilizado en parte debido a que durante los últimos años la entrada de numerosos inmigrantes al país ha originado un aumento notable de su población y por tanto un freno del envejecimiento. Ese balance inmigratorio tan intenso se ha detenido y muestra síntomas de modificarse. Numerosos elementos señalan que la economía española sufre no solo una situación de crisis pasajera; al contrario, muestra el agotamiento de un modelo productivo y lo más preocupante según señalan los autores que no es fácil ni rápido crear otro nuevo. Este contexto plantea que las circunstancias económicas graves existentes dificultarán volver a ritmos migratorios favorables. Se confirma una enorme debilidad demográfica española, pues apenas se han modificado sus componentes estructurales cuando la amenaza de la regresión demográfica se anuncia en el horizonte cercano.

En la segunda sección se incluyen los trabajos de Tabaré Fernández, Soledad Bonapelch y Vanessa Anfitti de la Universidad de la República de Uruguay, los cuales sostienen que dentro de los estudios de cursos de vida, el ingreso al mercado de trabajo comprende el conjunto de eventos de transición que marcan el final de un status social de inactividad económica y el comienzo de un status de responsabilidades y posible acceso a una independencia económica. El propósito de este artículo es describir el calendario en que se produce el primer empleo cronológico en Chile, México, Uruguay y Estados Unidos, adaptando y contrastando hipótesis macrosociales e institucionalistas; simultáneamente, con la exploración de los efectos del género y la clase social. Con base en información de micro-datos disponibles en los cuatro países entre los años 2004-2007, concluyen que la transición educación-trabajo está estructurada por el complejo entramado generado por las diferencias de género y las matrices institucionales que protegen a los trabajadores y vinculan los procesos educativos con el mercado de empleo. El análisis realizado permite exponer que las explicaciones generalistas son útiles pero insuficientes. Tampoco parece razonable una explicación por la singularidad nacional; más bien parecería que con base en las regularidades identificadas podrían inferirse distintos regímenes de transición caracterizado por distintas distribuciones de la población en las trayectorias.

En esta misma línea del análisis del empleo, el trabajo de Agustín Salvia y Pablo Gutiérrez Ageitos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires, versa sobre los cambios ocurridos en la estructura social del trabajo urbano argentino entre el punto más alto del crecimiento económico bajo el régimen de políticas neoliberales de la década del novena (1998), la crisis socio económica del período 2001-2002 y el todavía vigente proceso de crecimiento con políticas heterodoxas. En este contexto analizan las variaciones en las composiciones de la fuerza de trabajo en términos de pertenencia sectorial (formal, informal y público) y calidad de los puestos (estables, precarios y marginales), así como el impacto de la crisis del régimen social de acumulación sobre las brechas de ingreso de los ocupados. Los autores discuten sobre la profundidad del proceso y la plausibilidad de la hipótesis del cambio de régimen desde el año 2003.

En la tercera sección de la revista se presentan los resultados de la investigación que llevaron a cabo Carlos Absalón y Carlos M. Urzúa, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y el Tecnológico de Monterrey, respectivamente. Los citados autores analizan los impactos en la distribución del ingreso y la progresividad de la reforma fiscal de 2010 en México, empleando para ello modelos de microsimulación del ISR y del IVA, y comparando los resultados con el estado que guardaban los hogares bajo el esquema fiscal 2008. Se observa que el esquema tributario aprobado para 2010, considerando tanto la estructura de impuestos directos como los indirectos, tiene una relativa tendencia a la progresividad, la cual supera al esquema vigente en 2008. Sin embargo, resulta evidente que la progresividad se basa fundamentalmente en la estructura de los impuestos directos (ISR), ya que los impuestos indirectos (IVA e IEPS) resultaron particularmente regresivos.

Por su parte, Alejandro Valenzuela y Oscar F. Contreras, investigadores de El Colegio de la Frontera Norte y la Universidad de Sonora, analizan la relación entre confianza e innovación tecnológica en pequeñas empresas en Sonora, bajo el supuesto de que la confianza reduce la incertidumbre y los costos de transacción al sustituir la información faltante en las relaciones cliente-proveedor. Los investigadores, clasifican la confianza en tres dimensiones: normativa (basada en la honradez y buena voluntad), técnica (basada en las competencias técnicas) y estratégica (basada en el prestigio y liderazgo). Sus resultados apuntan a que la influencia de la confianza normativa y estratégica es indirecta, porque ambas están mediadas por los procesos de aprendizaje que resultan de las relaciones cliente-proveedor, mientras que la confianza técnica actúa de manera directa en la innovación.

Estos son los trabajos que en este nuevo número se presenta a los lectores de Papeles de POBLACIÓN.

Juan Gabino González Becerril
Director

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